Capítulo 46. Esperanza

Katherine Weber.

Esperamos por dos días a que llegara algún donador para Lilian pero nadie se había presentado, por supuesto que no debía perder mis esperanzas, seguiríamos luchando para que la ayuda llegara lo más pronto posible. Luke no sabía nada de lo que le pasaba a Lilian, no podía decírselo, incluso traté cuando me llamó esta mañana y respondí tratando de fingir que estaba bien pero al oír su voz tan animada y feliz por estar con toda su familia resistí y no le dije nada de la situación que pasábamos.

—Me da gusto que estés pasándola increíble, ¿Cómo están Abby y Rebecca? —desvíe el tema lo más rápido posible porque en cuanto preguntara por Lilian yo no iba a contenerme.

—Está muy bien, Abby disfruta mucho del clima, hemos ido a varios museos con la familia y también cocinamos todos los días haciendo una rica cena afuera en el jardín, es increíble, ojala pudieran estar aquí.

Su actitud tan jovial me hizo al menos sonreír un poco pero no mucho, ni siquiera escuchar que estaba pasándola bien con su familia podía contrarrestar el sufrimiento que estaba pasando, nada ni nadie iba a poder detenerlo.

—Yo también pero se que mereces estar con la familia —susurré, acomodando lo mejor posible mi voz y que esta sonara lo más natural posible —Debes estar con ellos.

—Ustedes también son mi familia —remarcó, dando énfasis a la palabra "ustedes" —Todo estaría perfecto si hubieran podido venir.

Tenia que decirle algo, no podía quedarme callada porque conociendo a Luke que siempre tenía una forma de detectar alguna mentira o anomalía en mi conducta o voz fácilmente se daría cuenta de que si no me comportaba como lo hacía siempre entonces eso le iba a parecer extraño y claro que iba a alarmarse.

—Lo haremos, el próximo año, es seguro —le prometí, sosteniendo la voz más natural y calmada posible, tenía que hacerlo, no iba a permitir que regresara a Houston, Lilian saldría de esto y lo que le prometí sería verdad. Iríamos los tres —Esta vez nada va impedirlo, disfruta de la semana que te queda y salúdalos a todos de mi parte.

Rió entre dientes, podía imaginármelo sonriendo al otro lado de la línea con sus ojos verdes destellando bajo la ilusión de mis palabras.

—Por supuesto que lo haré, muero por regresar, le traeré a Lilian muchos obsequios, por cierto, ¿Dónde está? ¿Podría hablar con ella?

Me quedé inmóvil, un frío me recorrió la espina dorsal, sude en verdad del miedo que me produjeron sus palabras, yo estaba afuera de la habitación de Lilian, recargada sobre una ventanilla que mostraba el interior del cuarto, en automático me giré para verla, ella estaba con la máscara que le proporcionaba oxígeno y aún estaba inconsciente, lo que me pedía era imposible.

—Oh, perdón pero ella se fue con Nora a comprar un helado —me disculpé, riéndome ligeramente por no tenerla en ese momento en casa, mis ojos pasaron de Lilian a Nora que estaba sentada a lado de mi hija, estudiándola con concentración, esperando al igual que yo a que pasara algo —Y no se a que hora regresen, acaban de irse.

—Está bien, no te preocupes, solo quería saludarla —admitió, con despreocupación —Entiendo que esté con ella, en ese caso llamaré en unos días para ver que todo esté bien. Por favor tengan cuidado y pon la alarma todas las noches antes de que se vayan a dormir.

—Claro que sí —di media sonrisa, no podía evitar sentir algo cuando Luke mostraba ese lado sobreprotector.

—Dale un abrazo a Lily de mi parte, te quiero Kath. Nos vemos en unas semanas.

—Seguro, disfruta mucho del viaje, aquí te esperaremos. Te quiero, adiós.

En cuanto colgué el teléfono rompí a llorar, tenía suerte que el pasillo estuviera vació pero de todos modos di la cara hacia la pared y me cubrí la cara para que de todos modos quien pasara por ahí no me viera. Cuanto lo necesitaba a mi lado, cada día sentía que no podía con esto, estaba a punto de suplicarle que volviera y que estuviera a mi lado porque siempre sabía que decir y que hacer, era positivo y yo necesitaba mucho de eso.

Vi que Nora salía de la habitación, se quedó parada en la puerta que dejó abierta, sus ojos pequeños que ya estaban demasiado tristes no pudieron detener mi llanto.

—¿Cómo te fue?

No necesité decirle a que se refería, lo sabía. Traté de calmarme y decirle las cosas con claridad pero en verdad mi voz estaba muy quebrada, el momento que tuve con Luke me había dejado muy abrumada, con tantos sentimientos a flote.

—Fingí lo mejor que pude, espero que me haya creído —concluí, tragando saliva con dificultad, si no fue entonces todo el esfuerzo había sido en vano, mantener su felicidad era lo único que intentaba conservar.

Nora se me acercó y me abrazo, respondí con fuerza, tenía que conseguir fuerzas de alguna parte y ella me recargaba de energía todo lo que podía para que yo no perdiera la fe en esto, yo era quien más necesitaba creer y permanecer en pie. Me ayudó a limpiarme las lágrimas y  en eso vi a una enfermera entrar al pasillo que pareció vernos, bajé la mirada porque no quería que me viera pero de reojo vi que su camino no iba hacia otra parte más bien iba hacia nosotras.

—Señorita Weber —la mención de mi nombre me hizo levantar la cabeza, se apretó los labios para borrar lo que con seguridad podrí decir que había sido una sonrisa, lo juraba por mi vida. —Tengo buenas noticias para usted, acabamos de conseguir un donador para su hija.

Permanecí con la mirada fija en su expresión amable, pudo mostrar aquella sonrisa que mantuvo escondida en lo que Nora la tomaba del brazo y le suplicaba que le confirmara si era verdad porque justo ahora lo peor que podían hacer era jugar con nuestros sentimientos, no podían quitarnos nuestra esperanza. 

—Acaban de pasarlo al área de donadores, esta en el proceso. —nos explicó con entusiasmo, se veía que disfrutaba darnos la noticia.

Yo todavía no podía creerlo, quería hacerle un montón de preguntas a la enfermera pero estaba estática, Nora era quien hablaba por mí, le agradecí al cielo que ella aquí para hacerlo.

—¿Quién es el donador? ¿Puede darnos la información de la persona? ¿Cuándo llegó?

La enfermera leyó en su expediente, le dio vuelta a una hoja y con los ojos entrecerrados fue leyendo con cuidado la información.

—Llegó hace una hora, su nombre es Damien Westermann, se informó de la donación por televisión, es todo lo que tengo en mi archivo.

Escuchar su nombre fue un electroshock que me revivió de mi trance ausente, Damien, él estaba aquí, por dios, ¿Cómo paso? Nunca dejó Texas, siempre estuvo aquí.

—¿Él....vino solo? —inquirí, mi voz incluso se llegó a escuchar recuperada, alta y firme.

—Sí.

Nora me observó, su expresión me lo decía todo, no hubo necesidad de hablar, esto era una segunda oportunidad, era el destino y tenía que aprovecharlo.

—¿Dónde está el área de donación de sangre ? —pregunté rápidamente.

—En el primer piso, justo alado de cardiología, los señaladores podrán indicárselo más fácil —señalo unos letreros colgados en el techo que mostraban con signos como llegar a ciertas áreas del hospital —Sígalos si llega a perderse.

—Gracias —susurré, aspirando aire para ir corriendo hacia el elevador.

Dejaba a Lilian en buenas manos, podría irme sin preocupaciones por un momento, solo sería eso, un momento que necesitaba aprovechar antes de que se escapara de mis manos. Al llegar al primer piso me guie como me dijo la enfermera mediante los señalamientos, fue fácil, no me perdí y fue un triunfo porque siempre era difícil para mi llegar a un lugar aun teniendo una forma de hacerlo.

Me acerque a la pequeña área cerrada de donación de sangre, había mucho personal y varias personas haciendo fila para tener su turno, otros llenaban formularios sentados y muchas personas entraban y salían. El olor era penetrante, se mezclaba el alcohol con desinfectante y plástico de los tubos y las bolsitas vacías que iban a ser llenadas con sangre.

Me adentré lo más que pude en el lugar, buscando a Damien entre la gente y fue exactamente cuándo lo vi, le estaban sacándole la aguja del antebrazo, colocándole una algodón para detener la pequeña sangre que salía del pinchazo que le dejaron, vi como la enfermera escribía algo sobre la bolsita de sangre y se la entregó a otra persona, esa era la sangre que estaba destinada para Lilian, la que iba a salvarle la vida.

Se levantó de la camilla pero entonces me vio y cuando nuestras miradas conectaron, otra vez el tiempo se encapsulo entre nosotros dos, en una burbuja irrompible. Mi corazón latió acelerado, las fuerzas de mis piernas se debilitaron, se encogió el aire dentro de mis pulmones, sus ojos contemplándome eran un delirio, un eterno goce esplendoroso, todo esto era la misma sensación que tuve la primera vez que lo vi, lo sabía, era la misma, ¿Por qué lo sentía ahora y de nueva cuenta? Porque estaba frente a un Damien diferente, estaba viendo su nuevo yo, su cambio, su transformación delante de mí, era cierto lo que dijo todo este tiempo y no le creí, si quería cambiar.

Me acerque y le hable muy rápido, tenía miedo pero no de él sino de estar sintiendo con más potencia lo que dominó a mi cuerpo hace un rato.

—Tenemos que hablar —farfullé, apenas teniendo contacto con su rostro.

—Claro —respondió con suavidad.

—Te veo en la cafetería.

Salí y di pasos grandes para ir hacia la cafetería, estaba segura de que iría detrás de mí a su propio ritmo, llegue yo primero y escogí una mesa que estuviera alejada de todo el mundo, aproveche para servirme agua fría pero sinceramente no podía ni beber nada. Llegó y me encontró rápido, caminó y tomó lugar delante de mí.

No sabía como empezar así que decidí por hacerle las preguntas básicas.

—Necesito saber, ¿Cómo fue te enterraste? ¿Quién te lo dijo?

Yo lo sabía pero quería oírlo de él mismo.

—Lo vi por la televisión —hizo una pausa para mantener sus ojos sobre mí —No pensé que se tratara de Lilian, se que hay muchas personas con el mismo nombre por eso vine hasta acá y lo confirmé. ¿Qué tan mal esta?

Nuestra conversación dio un giro rápido, no me lo esperé por supuesto que me tomó por sorpresa.

—Ella esta delicada, necesita sangre, le detectaron la enfermedad de Von Willebrand y mientras le practicaban una cirugía gastrointestinal perdió mucha sangre. ¿Tú tienes esa enfermedad? —le pregunté, con ojos acusadores —Porque eso lo ha dicho el médico, es una enfermedad hereditaria, yo no la tengo lo que quiere decir que tu eres el portador.

Bajó solo un poco la vista, aguardó un poco para decírmelo aunque ya lo sabía justo cuando había apartado sus ojos de mí en un principio.

—Sí, la tengo al igual que lo tenía mi madre —musitó con voz baja pero decidida —Yo tengo la etapa uno, no necesito de transfusiones, con medicamento logra estabilizarse.

—Ella tiene la etapa dos —mascullé con voz distante, fría —Es lo que provocó su hemorragia, si hubiera sabido yo y los doctores este padecimiento nunca se hubiera realizado la cirugía.

Me dirigió una mirada cargada de melancolía, las facciones de su rostro estaban débiles, se caía de una inmensa tristeza.

—He venido aquí a ayudar en lo que pueda, estoy dispuesto a hacerlo porque en verdad me siento culpable, al menos si me voy podré hacerlo en paz.

Eso fue otra de las razones por las que necesitaba hablar con él porque estaba en el país cuando nos hizo creer que se iba para siempre, ¿Fue mentira entonces?

—¿Por qué estabas en el país? Dijiste que te irías con Nina, ¿Dónde está ella? ¿Te quedaste a espiarnos?

—No —replicó con delicadeza —No las espiaba. De hecho estábamos listos para irnos, cuando nos fuimos de tu casa pasamos una noche en la ciudad solo para recorrerla un poco, Nina tenía los boletos para hoy mismo en la tarde pero vi la televisión y me di cuenta del anuncio, lo vi cuando hacía mi maleta. Estaba a punto de irme, si no me crees puedes ver el boleto —rebuscó en el bolsillo de su pantalón y sacó el boleto de avión doblado y arrugado, lo deslizó sobre la mesa —Iba a cumplir mi palabra, me iría para no volver.

El boletó lo constataba todo, era cierto, el vuelo era para hoy en la tarde, perdió el vuelo para estar aquí.

—¿Y Nina?

—En el hotel, vine yo solo.

—¿Por qué? ¿No quiso que vinieras? ¿Se ha enojado contigo?

Meneó la cabeza, ocultando una sonrisa.

—Claro que no, ella estaba feliz de que viniera, quiso que ayudará a Lilian, quiere su bienestar, está preocupada por ella. No sabes lo que Nina ha hecho para que yo pudiera conocer a Lilian, cuando estaba en la cárcel ella buscó información, hizo lo imposible y era de esperarse que comprendiera esta situación.

Me esforcé para decir algo pero no pude, estaba anonadada, no podía imaginar a Nina preocupada por Lilian, en verdad no pude imaginarlo.

—Creo que todo este tiempo has tenido una idea errónea de Nina —comentó porque al darse cuenta del shock en el que estaba tuvo que intervenir —Ella también cambió.

Sus palabras solo me dejaron cosas en que pensar, por lo poco que conocía a Nina me di cuenta que era una mujer obstinada, rebelde que conseguía lo que deseaba al instante, era perseverante, Damien y ella eran muy parecidos, por eso encajaron bien y no nos culpaba, diez años eran suficientes para que se hubieran dado cuenta de eso.

El timbre de mi teléfono se hizo escuchar, eso puso un intermedio en la conversación. Vi el número, era Nora, de inmediato contesté, no supe cuánto tiempo la había dejado sola.

Desesperada y asustada fue como respondí.

—¿Qué pasó ¿Todo está bien?

—Tienes que venir ahora Kate, ¡Lilian acaba de despertar! —soltó un gritito de alegría, rió un poco a causa de la regocijo que no pudo contenerse —Pregunta por ti, tienes que ver esto, ella esta bien, ha sonreído en cuanto me vio. ¡Sonrió!

Siguió riéndose incrédula, lo entendía perfecto, de ver a Lilian inconsciente y ahora sonriendo, por dios, necesitaba ver esto, ni yo podía creerlo. Me aceleré y me paré de un movimiento.

—¡Voy para allá! —sonreí en acto reflejo —¡Dile que voy en camino!

Guardé el teléfono, había ignorado que Damien estaba desconcentrado por mi actitud, antes de irme lo miré sumido en confusión, no lo pensé dos veces, esta era una oportunidad única, debía hacerlo, se lo merecía.

—¿Quieres conocer a Lilian? —le propuse con mucha prisa.

Sus facciones se suavizaron y así la confusión y el malestar abandonó su rostro, dio media sonrisa aunque quiso sonreír más fuerte pero se contuvo. Sus ojos se encendieron como dos faros en  plena oscuridad, iluminando todo a su paso.

—Me gustaría mucho —admitió, aumentando el fulgor de sus pupilas. Se podía ver el triunfo asomándose por su rostro que también brillaba ante las pálidas luces de la cafetería.

No creí que podría sonreírle otra vez pero lo hice, fue algo que nació dentro de mí, no fue necesario forzarla y él lo pudo notar. 


Suprise!!!! Sí capítulo triple y saben porque...por el simple hecho de que el final está cerca y porque me tardaré en subir los demás capítulos porque quiero que me extrañen mucho jajaja bueno no, la verdad subiré hasta el jueves así que aprovechen estos tres super capítulos.

El siguiente estará hermosooooooooooooooooo porque Damien verá a Lilian!!!!!!!!!!!! Preparen sus palomitas que la siguiente semana viene lo mejor.

Repito el FINAL ESTÁ CERCA, sonó como Winter is coming pero es parecido jajaja.

Nos leemos mis amores más preciados :)



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