Capítulo 30. Mentira Vs Verdad

Katherine Weber.

Miren el cielo. Pregúntense: ¿el cordero se comió o no a la flor? Y verán como cambia todo...

Y ningún adulto comprenderá jamás la importancia que esto tiene

Éste es para mí el más bello y el más triste paisaje del mundo. Es el mismo paisaje de la página anterior, pero lo dibujé una vez más para mostrárselos bien. Es acá que el principito apareció en la tierra, y luego desapareció.

Miren con atención este paisaje para estar seguros de reconocerlo, si viajan algún día por el desierto de África. Y si llegan a pasar por allí, les suplico que no se apuren y que esperen un poco, justo bajo la estrella. Si entonces se les aproxima un niño, si ríe, si tiene cabellos dorados, si no responde cuando se lo interroga, podrán adivinar de quién se trata. ¡Entonces, sean amables! No me dejen tan triste: escríbanme pronto que ha regresado...

Cerré el libro con los ojos de Lily puestos en mí, apreciándome con una sonrisa. Le acaricie su pelo largo en un tono castaño claro casi llegando al rubio, sus ojos verdes iguales a los de su padre, incluso su sonrisa reflejaba una similitud increíble, en estos cinco años que habían pasado ella se había convertido en su viva imagen, eran sus gestos, su cabello, su sonrisa, lo era todo. Me parecía injusto que ninguno de mis rasgos hubiera podido estar en Lily y aunque se pareciera mucho a su padre no se me hacía difícil el hecho de amarla más que nada en el mundo.

Estaba recargada sobre la cabecera de su cama, habíamos leído el principito unas dos veces por completo, le gustaba mucho cuando se iba a dormir y yo la complacía por supuesto, nunca le negaba leérselo, para mí era un placer.

—¿Podemos volverlo a leer mañana? —me insistió cuando guarde el libro en el cajón de su mesita de noche.

—¿Otra vez? —pregunté, con una ceja alzada. —Mm...¿Y si cambiamos un poco? ¿Qué tal la sirenita o la cenicienta?

Ella no pudo evitar hacer un gesto de incomodidad pero al menos lo pensó.

—Bueno...Está bien pero después de terminar la sirenita, volvemos con el principito. ¿Sí? Por favor.

Sonreí, no sabía cómo decirle que no a Lily pero en cuestión de cuentos siempre dejaba que eligiera el que más le gustaba. Me levanté para arroparla, le acomodé su peluche de unicornio que Nora le había enviado en su cumpleaños número cuatro, hace ya un año.

—Mamá. ¿Algún día podemos ir a África?

Sonreí con mucha gracia, seguí acomodándole la sabana y luego me senté sobre el borde de la cama  para mirarla de frente.

—Tal vez, espero que sí.

—¿Y a visitar a la tía, Nora? Ella vive muy lejos, ¿Verdad? igual que el tío Robert.

—Tu tía vive mucho más lejos, ella vive en la otra parte del mundo.

—¿Dónde también queda África? —sus ojos asombrados se abrieron poco a poco.

Sonreí.

—Sí, por donde queda África.

Me quedé un momento por si quería hacerme más preguntas, a su edad era muy obvio que empezara a nacer su curiosidad porque ahora estaba consciente de lo que quería saber y era lista para retener la información.

—Mamá...¿Yo nací en la otra parte del mundo?

Me acerque para acariciarle la cabeza y ella tomó mi mano para jugar con mis dedos.

—Sí, naciste en la otra parte del mundo. ¿Recuerdas donde te dije que vivía tu tía Nora? Ahí es donde naciste.

Me dedicó una sonrisa llena de diversión y sus pequeños ojos brillaron como dos estrellas resplandecientes, detrás de esa curiosidad inocente.

—Grecia, ¿Algún día vamos a ir, verdad? A visitar a la tía Nora. ¿Tú has estado ahí, mamá?

Asentí, no sé porque comencé a sentir una clase de nausea que iba subiendo poco a poco por mi esófago, los recuerdos que tenía de aquel lugar no eran nada agradables, ni menos para contárselos a mi hija.

—Sí, he ido, querida —sonreí, esperando que el malestar bajara pero no se logró. —Un par de veces y tú también, solo que eras una bebé y no lo recuerdas.

Ella sonrió más fuerte y siguió jugando con mis dedos, yo la contemple durante un largo rato, nunca me cansaba de verla, la amaba demasiado, era todo para mí y a veces creía que no era real que por eso mismo me obligaba a contemplarla siempre que podía, creía que desaparecería si mis ojos la perdían de vista.

—Mamá, mamá —comenzó a decir, jugando con mis dedos pero sabía que su cuestionario aun no acababa, al contrario, su curiosidad iba en aumento. — ¿Ahí también al otro lado del mundo vive papá?

Trague de forma atropellada las náuseas que golpeaban mi garganta, no pude actuar delante de Lily y la molestia se hizo evidente cuando delicadamente solté mi mano de la suya, me aleje y desvié mis ojos de ella. El entusiasmo de hace un momento se rompió y Lily se dio cuenta, su sonrisa se fue desvaneciendo y sus pequeños y redondos ojos me observaban muy detenidamente.

El momento tenía que llegar, yo lo sabía, Lily crecía, veía a Abby con Luke y aunque sabía que él era su tío en la escuela se daba cuenta de los padres que cargaban a sus hijos y de como ellos iban acompañados por sus esposas, ella no tenía eso y quería saber porque.

—¿Por qué lo preguntas, querida? —musité con impaciencia, retuve por un momento mi ansiedad pero era inevitable no sentir miedo.

La estudie mientras jugaba ahora con sus dedos, al parecer no era un tema que la tuviera muy concentrada, solo quería despejar sus dudas.

—Porque no está aquí igual que el tío Robert y la tía Nora, él debe vivir al otro lado de mundo, muy lejos de aquí.

Sonreí, apretándome los labios, el pánico que se fue adueñando de mi cuerpo me estaba impidiendo pensar con claridad, el humor divertido de Lily seguía igual, me di cuenta que yo era quien  había cambiado drásticamente la postura.

—Sí, querida —me aclaré la garganta, mi voz se desvanecía —Él vive lejos, muy pero muy lejos.

—¿Por qué? —ladeó su cabeza, dejando de jugar por un momento con sus dedos.

Mi sonrisa desapareció, no pude sostenerla porque fue un acto reflejo que se esfumara, titubee pero ella no se dio cuenta, claro que sabía lo que tenía que hacer, yo no iba a mentirle, desde un principio yo sería sincera con ella, la verdad no iba a hacer un secreto para ella.

Mi expresión debía ser muy seria y reservada porque ella lució un poco preocupada, como si esperara un regaño.

—Porque tu padre hizo algo muy malo, hizo cosas muy malas y por eso está lejos. —le explique, devolviéndole esos ojos inquietos —Pero no te preocupes que él no podrá hacernos nada. No sabe dónde estamos y es mejor así.

—¿Qué hizo?

Se me hizo difícil decírselo, no quería pero mi intención era clara, la verdad absoluta sería la que Lily sabría.

—Él me hizo mucho daño —admití, se me hizo difícil mirarla al rostro —Me lastimó y él esta en un lugar donde las personas malas deben estar.

La expresión de Lilian me decía que no estaba conforme con lo que le decía, su intriga y su deseo de conocer más no parecía irse, sus preguntas tal vez serían más de las que podría responder.

—¿Papá es malo? —me preguntó con ojos dudosos y reflexivos.

Al principio quise responder que si pero no se porque me frené y decidí cambiar la respuesta, algo me decía que era injusto si le decía a Lily que su padre era malo sin darle los detalles. Solté un pesado suspiro, la carga de esta difícil situación no me dejaba en paz.

—Está enfermo, Lily, por eso está en un lugar donde pueden ayudarlo pero aun así hizo cosas malas y por eso está encerrado y no va salir después de mucho tiempo. —le sonreí a medias, tranquilizando la poca inquietud que notaba en su rostro curioso, me incline para darle un beso en la frente y me dispuse a levantarme para dejarla dormir —Pero es hora de dormir, mañana tienes escuela y es tarde.

—Mamá —me frenó con tono apresurado, me mordí los labios, aun no terminaban sus preguntas. —Cuando papá se alivie y pueda salir, ¿Vendrá a visitarme?

Se me escapó el aliento, ¿Por qué querría Lily que su padre viniera a verla? ¿Por qué simplemente no le decía que no quería que su padre nos encontrara? ¿Por qué no le confesaba que no era bueno que se le acercara? Quería decirle todo pero a la edad de cinco años ella era muy inocente y no quería revelarle los detalles de porque no era sano que estuviera con nosotros.

—No lo sé —mentí, endureciendo mi expresión.

Sus ojos empezaron a cristalizarse y claro que mi corazón se rompió en mil pedazos, conocía a mi hija y sabía cuándo algo le dolía y la ponía triste, la opresión en mi pecho era por la tristeza de Lily pues como su madre todo lo que ella sintiera se adueñaba también de mi cuerpo.

—Lily, hija. —susurré, volviéndome a sentar sobre su cama y le acaricie la mejilla para deshacer todo su dolor —Algún día, te contaré porque tu padre no puede venir a verte y porque yo no quiero que venga, aun estás pequeña pero cuando crezcas poco a poco lo vas a entender. Por ahora no te lo puedo contar todo pero cuando sepas la verdad todo va a ser diferente.

Lo entendió, lo vi en sus ojos porque al hablarle de forma muy seria ella de antemano captaba que el asunto era delicado e importante y que hablaba con la verdad, no dijo nada y al fin la curiosidad que estaba presente desde el principio se borró por arte de magia.

Sonrió con dulzura y le di un último beso en la frente.

—Está bien, mamá. Voy a esperar.

Le regresé la sonrisa mucho más fuerte y la contemple con todo mi amor que ella siempre se llevaba a la hora de dormir, la abracé debajo de su sábana y le desee buenas noches. Salí de su habitación echándole un último vistazo, ya estaba con los ojos cerrados y seguramente en pocos minutos caería rendida de sueño.

Me fui a mi habitación, preparada para alistarme e irme a dormir pero antes tuve la necesidad de mandarle un correo a Nora, tenía que hacerlo, necesitaba de sus consejos justo ahora.

Nora:

No quiero molestarte, se que debes tener mucho trabajo pero eres la primera persona que quiero que sepa esto. Lily acaba de preguntar por Damien, lo sé, sabíamos que este momento llegaría, no le dije mentiras pero tampoco le conté toda la verdad, la hice esperar, se que es una buena idea pues a su edad no es bueno que sepa los detalles de porque él no estará jamás con ella.

¿Y sabes que es lo que más me duele? Que a pesar de las heridas que él me causó, la idea de que jamás vuelve a cruzarse conmigo me duele mucho, no se si es lástima porque no conocerá a Lily pero el rencor que siento por él todavía no desaparece ni tampoco el amor.

No se que puedas recomendarme ahora, solo quiero saber si el camino que he tomado es el mejor para ella.

Te mando un beso.

Katherine.


Ay mi pobre Lily, tarde o temprano tiene que saber la verdad, ya es hora de que sepa lo de su padre

Yo solo les puedo decir que se acerca realmente lo que les tengo preparado, a todas las anti Nina, les confieso que la van a terminar queriendo o al menos tomandole un cariño porque no se esperan lo que ella hará, las personas nos sorprenden.

Próximamente tal vez haga maratón, si no es la semana que viene, puede que sea hasta la otra, yo siempre lo hago sin avisar jajajaja es algo que de repente me pasa por lo loca que estoy.

Les mando un beso hermoso a todos y muchas gracias por leerme, abrazos desde el otro lado del computador


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