Capítulo 18. Hugo Westermann
Katherine Weber.
*Tres semanas después*
Finalmente dieron de alta a Lliy y pude traerla a casa, bueno a nuestra casa temporal que seguía siendo el departamento de Nora quien nos había alojado en su departamento por casi un mes, decidí que no quería irme hasta que dieran la sentencia de Damien, solo así iba a poder descansar en paz e irme de este lugar. Lo único que me entristeció fue la despedida de Robert quien tuvo que volver a Nueva York por asuntos de trabajo, no tenerlo aquí me lastimaba muchísimo, quería que estuviera conmigo cuando le dieran la sentencia a Damien porque los dos había luchado mucho por esto.
A fin de cuentas logró conocer a Lilian, la mantuvo en sus brazos sobre uno de los cómodos y amplios sofás en el departamento de Nora, la contempló por largos minutos y le sonrió, no dejó de repetir lo pequeña que era pero los médicos decían que había ganado peso suficiente y que sus pulmones estaban en perfecto funcionamiento, eso quería decir que todo estaba bien.
—Espero volver a verla —dijo, levantando sus ojos hacia a mí, esperando que le diera algún permiso por si llegaba a suceder.
Sonreí de oreja a oreja.
—Por supuesto que si —afirmé con voz suave —Ella querrá agradecerte por haberle salvado la vida.
No queríamos que se fuera pero su vuelo era en menos de dos horas y el trayecto era largo, Bruno se ofreció a llevarlo, se despidió de Nora y por último de mí con un largo y afectuoso abrazo, no quería dejarlo ir ya que mis brazos no querían abrirse. Solté algunas lágrimas cuando se fue y se perdió en el ascensor, su apoyo había sido de mucha ayuda pero era tiempo de que aprendiera a vivir sin su apoyo porque no siempre estaría ahí para mí.
Pasaron dos semanas desde la ida de Robert, mientras tanto yo aprendía a ser madre primeriza, tenía que ser sincera, me sentía horrible por Nora que también se despertaba en la madrugada por los llantos de hambre de Lily o cuando se ensuciaba el pañal, en una de esas tuvo que ir a mi ayuda porque no sabía preparar la fórmula ni hacerla eructar.
—Perdóname por hacerte esto —me mordí el labio muy avergonzada, las dos estábamos preparando la comida de Lily en la cocina casi a oscuras por la densa y callada madrugada, ella debería estar durmiendo pero estaba aquí conmigo haciendo esto —Deberías estar dormida y estás aquí conmigo ayudándome, en serio perdóname pero no sé qué hacer.
Ella rió con esa contagiosa melodía, negó con la cabeza y aunque luciera muy cansada no parecía nada molesta.
—No te preocupes, estás aquí porque yo me comprometí a cuidarte y también a ayudarte, además no me molesta, cuando vivía con mi madre, mi hermana mayor tuvo a su hijo y ella vivió con nosotras para que mi madre le pudiera ayudar y yo también fui parte de esa enseñanza, vi muchas cosas que a fin de cuentas si me sirvieron —se giró hacia los biberones que estábamos estelirizando en la estufa, ella lo estaba haciendo mejor que yo —Ahora te enseño todo lo que aprendí.
De todas maneras me estaba sintiendo mal por tenerla así por tres días completos, esto de alguna manera iba a pagárselo.
—Aun así siento que estoy siendo una molestia, no sé como pagarte esto, además de un techo me ayudas con Lily, es demasiado Nora.
Siguió riendo y me ayudó con Lily para que pudiera eructar, gracias a dios ya había dejado de llorar pero ahora olía mal.
—Creo que necesita un cambio —rió entre dientes, manteniendo la molestia del olor apretándose los labios.
—Yo lo hago —me apresuré a tomarla, no iba a dejar que también la cambiara —De eso me encargo yo. Por cierto, enséñame todo lo que necesito saber, esta será la ultima vez que tengas que levantarte en la madrugada para ayudarme.
Rió todavía más fuerte.
—Por dios, Kate, no me molesta ayudar. En serio.
—Pero a mi me molesta ser una molestia.
Después de eso ella me enseñó durante el día todo lo que necesitaba saber de recién nacidos, me ayudó más de lo que pensé, sabía más de bebés de lo que pude imaginar, de verdad la estancia de su hermana con su bebé hizo que Nora aprendiera cosas increíbles.
—¿En serio aprendiste todo esto solo viendo? —quise saber. Me enseñaba a cambiar el pañal, a bañarla y tomar la temperatura del agua para que estuviera tibia y perfecta para Lily.
—No solo lo vi, yo llegue a cuidar a mi sobrino por algunas semanas, en lo que mi hermana se mudaba y conseguía una casa. Es una historia larga —soltó un largo suspiro —Pero me ayudó, como ya vez.
—Sí —acepté entre risitas nerviosas —No podría imaginarme cuidando a un bebé sola, en serio, apenas pude cuidar de mi misma una temporada, no hubiera estado lista para cuidar de alguien que no fuera yo.
Así pasó el tiempo hasta que la fecha del nuevo juicio de Damien pasó de ser en semanas a días, en tres para ser exactos. Pasábamos la mayoría de los ratos en el departamento cocinando o viendo televisión ya que salir significaba ser seguida por la prensa que siempre tenía preguntas incomodas e irrespetuosas, así que decidimos mejor estar dentro. Yo preparaba un poco de chilli ya que Nora nunca lo probó, era una comida muy del occidente.
Oí que tocaron a la puerta, no quise ir a ver quien era porque Nora recibía de vez en cuando a colegas del trabajo hasta que no escuche su tono de voz habitual, la amigable y despreocupada.
—Katherine —me mandó llamar, su tono de voz era inexpresivo, diría que muy tenso —Te buscan.
Salí de la cocina casi corriendo y fui hacia el vestíbulo, yo no esperaba a nadie, a excepción de Bruno pero Nora no sería tan fría para decirlo. Del otro lado de la puerta estaba un hombre de unos setenta años, alto pero un poco encorvado, cabello canoso y lacio, ojos azules muy profundos y unos labios delgados, al principio no lo reconocí pero tuve que estar más al pendiente de sus facciones para darme cuenta que a ese hombre lo había visto antes.
Era el padre de Damien, lo reconocí por una vieja fotografía que él me había mostrado de cuando era niño y sus padres estaban a su lado, en esa foto su padre lucía joven pero de viejo no había perdido mucho de sus rasgos, era fácil identificarlo. ¿Qué rayos estaba haciendo aquí y como me encontró?
—Katherine, perdón la molestia. ¿Puedo hablar contigo un momento?
Helada apenas pude moverme para respirar, nos quedamos en silencio solo viéndonos porque yo no podía hablar, sentí como si una gran masa grande y pesada me hubiera caído encima y no me dejara decir nada ni mover ninguna parte de mi cuerpo.
—¿Sabes quien soy? —me preguntó con cierta esperanza de que respondiera un sí.
Yo suponía que lo sabía porque de no ser así no hubiera reaccionado tan mal.
Comencé a temblar, me sostuve de la puerta para que las rodillas no me traicionaran y me hicieran caer al piso, un nudo en la garganta me sofocó, necesitaba ir a la cocina por agua pero no podía moverme de ahí, estaba atada.
—El padre de Damien —dije al fin, con voz ahogada —¿Qué hace aquí?
El hombre bajó solo un poco la cabeza, no sabía como darme una explicación que de verdad pudiera serle útil, de todas formas fui paciente y lo esperé por varios minutos.
—Quiero hablar contigo, sé que no querrás verme pero necesito decirte algunas cosas.
Todavía inmóvil y enojada por no comprender el motivo de su visita, le eche una mirada expectante de pies a cabeza, no lucía como una persona que viene en busca de venganza por haber metido a su hijo en prisión, de hecho lucía relajado pero me hacia sentir incomoda
—¿Qué cosas? Discúlpeme pero yo no tengo nada que hablar con usted. Así que por favor..
Me detuvo al momento exacto en el que quise cerrar la puerta, interponiendo un pie.
—Si te lo preguntas, no vengo a defender a Damien, yo ya he hablado con él desde hace ya varias semanas y por eso vengo a verte.
—¿Tiene un recado de él? Porque de una vez le advierto que no lo voy a recibir
—No, nada de eso. —me explicó —Para mi, él ya no existe, ni siquiera quiero saber nada de él en cuanto se levante la sentencia, ni siquiera estuve en el juicio cuando dio su declaración, solo escuche la tuya y salí de ahí. Solo necesito decirte unas cuantas cosas, no tendrá nada que ver con Damien.
¿Era en serio lo que me estaba diciendo o solo se estaba inventando todo? No podía confiarme de esta familia, sabía que su padre no tenía la culpa de haber tenido un hijo como Damien ya que por lo que recordaba, Damien siempre lo había admirado, siempre fue un buen ejemplo y lo estimaba mucho.
Solté un suspiro que sonó como un resoplido y lo invité a pasar.
—Bueno, en ese caso, adelante.
—No te quitaré mucho tiempo —me prometió.
Con la mirada le pedí a Nora que se quedara cerca, aunque empezara a tomarle confianza al padre de Damien, no iba a aprovecharme de esa pequeña confianza y quedarme a solas con él.
—Perdona mi mala educación, no me presenté. Hugo Westermann —alzó la mano para que la tomara.
Le di un ligero, casi imperceptible apretón. Tomamos asiento en el sofá, yo en el más grande, él en el más pequeño a mi costado. Se removió un poco, no sabía como empezar la conversación, suerte que no era yo la que tenía que comenzar con esto. Su piel pálida comenzó a enrojecerse totalmente.
—Cómo te dije, no me quedé a escucharlo, no quería oír su versión pero solo te vine a decir que aunque yo en verdad desconocía lo que Damien había hecho, esas horribles e inhumanas cosas, quiero pedirte perdón.
Parpadee varias veces, mis ojos se quedaron muy fijos a los suyos, buscando una respuesta a este repentino cambio.
—¿Perdón, por qué? —pregunté extrañada —Usted no hizo nada.
—Si, lo sé, de lo que soy culpable es de haberlo traído al mundo y de no haber escuchado los signos de su enfermedad mucho antes, cuando su madre murió yo llegue a meterme mucho en el trabajo como una forma de superar el dolor, Damien tenía trece años y aunque para mí ya tenía edad para cuidarse solo porque era ya casi un adolescente, no me di cuenta de que todavía era un niño y necesitaba de mí. Por supuesto que también me culpo porque yo lo crié, son esas cosas las que me hacen creer en mi culpabilidad.
No supe que decir a eso, por lo que cambie de tema en cuanto pude.
—¿Cómo supo donde estoy viviendo?
Su rostro reflejó un poco de sorpresa, no se puso nervioso pero si lo había tomado desprevenido.
—Bueno, pensé que tal vez estarías con tu terapeuta, fue mi primera opción y si no estabas aquí me daría por vencido porque no quería que pensaras que te acosaba. Lo que menos quería era incomodarte.
—Lo entiendo —susurré, bajando un poco la mirada, volví a sentirme incomoda, no quise imaginarme al padre de Damien buscándome por todos lados, no era una escena que favoreciera a mi muy alta ansiedad.
Se dio cuenta que estaba muy tensa y mantuvo su distancia, recargando su espalda en el respaldo del sofá, lo que permitía que estuviéramos más separados.
—Quería decirte que hable con Damien hace unas semanas —prosiguió con voz seca, aquello se debió a la mención de Damien, eso era seguro, incluso sus ojos se fueron opacando mientras lo seguía mencionando —Antes de que se lo llevaran a la cárcel y prepararan el juicio, lo enfrenté, al final quedó claro que yo no quería volver a verlo, que le dijera a la prensa, a todos que yo había muerto, cualquier mentira no importaba que porque de todas maneras no pienso volver a verlo.
Conforme lo contaba podía notar que se le hacía un nudo en la garganta, fui testigo de que deseaba quebrarse pero con mucha voluntad lo controlo todo.
—Él destruyó todo en la familia, el legado de mi padre, la empresa, todo por lo que luchamos —negó con la cabeza con lentitud, ya no me miraba, se perdió por un momento en sus pensamientos —Nunca se lo voy a perdonar.
Tampoco supe que decir a eso, no era algo nuevo pero no tenía palabras para animarlo, yo solo quería escuchar lo que tuviera que decirme, no estaba para darle aliento.
—Antes de que pudiera irme, le deje algo en claro —se dirigió a mi otra vez, volviendo a la amabilidad y cortesía de antes —Que te dejara en paz, que no debía molestarte porque lo que tú merecías era una vida nueva, paz y tranquilidad. Yo no quiero que siga siendo un tormento en tu vida, Katherine.
—¿Él no lo aceptó, verdad? —supuse, con tristeza —No quiso hacerle caso, no es difícil adivinar.
Se apretó los labios.
—No —respondió, arrugando un poco la cara —Lo conoces tan bien como yo que es muy obstinado pero eso no quiere decir que se haga lo que quiere. Pienso irme muy lejos de aquí en cuanto pasé lo de la sentencia, sea cual sea, no quiero estar aquí así que me iré lejos, ni siquiera le dije que estoy enfermo, así que si le dice a la prensa que estoy muerto no será prácticamente una mentira.
Fue una increíble sorpresa lo que me había dicho, me tomó desprevenida, no estaba muy segura de lo que reflejaba mi rostro porque solo se quedó viéndome muy fijamente con mucha seriedad.
—¿Usted está enfermo —le pregunte con voz respetuosa —¿Puedo saber qué es lo que tiene?
—Es mi corazón, está muy débil, no creen que pueda aguantar mucho, para mi edad, es arriesgado una intervención, nadie sabe pero en cualquier momento un paro cardiaco puede aparecer. Ya hice de todo —me informó con un tono de voz muy común, como si para él hablar de esto no le afectara —Muchos tratamientos me ayudaron pero también me perjudicaron, creo que no hay mucho que hacer.
Trague saliva, escuchar que en cualquier momento podía morir me hizo sentir muy mal, con una sensación de pesadez en el pecho, yo no conocía a Hugo Westermann, jamás en mi vida había tenido la oportunidad de hablar con él y aunque fuera esta la primera vez que hablamos parecía que en esos minutos habíamos hecho una conexión de años.
—Lo siento mucho —en verdad lo sentía, escuchar eso había tocado una parte profunda en mi corazón.
Dejó entrever una sonrisa llena de compasión, dándome una mirada agradable, pacifica.
—Justo ahora lo poco que me queda de mi parte en la empresa lo estoy usando, una parte lo di a la caridad, otro tanto a lo necesito para sobrevivir y lo que resta a quien lo necesite. No quiero que te ofendas ni que lo tomes a mal, Katherine, estás en tu derecho de quererlo o no pero considerando que ahora eres madre y que iniciar de cero no es fácil...—dejó la frase a medias y sacó del bolsillo de su camisa un cheque doblado a la mitad —Esto puede ayudarte a irte de aquí y olvidarte del pasado. Sea lo que sea que tenga que pasar con Damien, esto te puede ayudar a iniciar una vida en donde quieras.
Por supuesto que lo miré con mala cara, de inmediato me eché hacia atrás, alejándome del cheque, alejándome de una amenaza, no quería su dinero, no quería nada, no esperaba ninguna compensación, ¿Cómo podía ofrecerme su dinero después de lo que pasó? ¿Cómo podía hacerme esto?
—No lo quiero, no quiero su dinero —le advertí con precipitación, estaba tan asustada que en cualquier momento iba a exigirle que se fuera del departamento —¿Usted no lo entiende, verdad? No quiero el dinero de su familia, no quiero nada de ustedes.
—Esto no es una compensación, Katherine, es de lo que me queda de la empresa , yo ya tengo lo necesario, lo demás lo entregue a quienes lo necesitan y esto es para que puedas vivir lejos de aquí, yo le dije a Damien que nunca iba a tenerte, que te dejará en paz, no mereces vivir aferrada al pasado.
Con el rostro entumecido del coraje que se iba acumulando, me levanté de golpe, iba a hacérselo saber de cualquier manera ya fuese de la manera buena o mala que no quería nada de él ni de nadie.
—No voy a empezar una vida nueva con su dinero, lo haré por mis propios méritos. Si es lo que quería entonces ya sabe que no voy a aceptarlo.
—¿Qué me dices del bebé? —añadió mucho antes de que pudiera correrlo del departamento —Ser madre es difícil cuando no tienes nada, necesitas darle una vida nueva también a ese bebé, piénsalo de esta manera, una vida digna solo se construye si recibes ayuda, no puedes empezar si no tienes un respaldo.
—Puedo hacerlo —mascullé —Puedo empezar desde cero sin su ayuda.
Aunque quisiera mis palabras no sonaron convincentes, porque me puse a pensar que tal vez tenía razón, Lily era una bebé prematura, necesitaría evaluaciones mensuales que nos mostrara que evolucionaba perfectamente, yo no tenía dinero para llevarla al médico ni tampoco iba a pedirle prestado a Nora ni Robert, necesitaba un trabajo y conseguirlo podía tomarme semanas o algunos meses.
Lo único que pensé fue en Lily, ella cubrió mis pensamientos, su futuro necesitaba ser el mejor, tenía que ser el mejor que podía darle.
—Es solo lo necesario —me explicó, lucía muy sincero, no había ninguna clase de trampa o chantaje que se pudiera ver en sus ojos —Sabía que no ibas a aceptar mucho, pensé en las necesidades del bebé, es todo lo que te pido, necesitará de un cambio, una vida y si quieres darle lo mejor empieza por tomar este apoyo.
Seguía pensando en mi hija pero eso también me hacía creer que ella no merecía vivir a cuesta del dinero de las personas que tanto daño nos habían hecho, sea como sea, le daría la vida digna que merecía, costándome el tiempo que me tuviera que costar.
—No puedo aceptarlo —negué una y otra vez, estaba frustrada, pensaba en Lily, sus cuidados, tenía que hacerlo pero no, era mi orgullo maldita sea.
—No le debes nada nadie, Katherine, tampoco es una compensación, no pienso pagarte para que olvides lo que Damien te hizo, quiero que esto quede entre tú y yo, nadie lo sabrá, créeme, soy el que más está ansioso para que huyas de aquí. Damien nos destruyó a ambos y justo ahora estoy haciendo mi vida sin él, mereces lo mismo, esto es de mi parte, él ya no significa nada para mí.
Lily, Lily, piensa en Lily. Fui imaginándola, a ella y a mí en el proceso de una vida nueva, las carencias que tendríamos que pasar, yo tenía solo una temporada asegurada en el departamento de Robert, él nos recibiría después de que dejáramos Grecia pero la estancia no sería por siempre, eso era lo que yo debía considerar. ¿A dónde iríamos después de dejar a Robert?
Observé a Nora que seguía cerca de nosotros, sentada en la mesa del comedor, contemplándonos, sabía que mi decisión sería solo mía, que ella me apoyaría y que si lo hacía lo haría solo por Lily, por nadie más. Ver a Nora, dándome el apoyo más incondicional me hizo darme cuenta que eso haría por Lily, le daría mi apoyo y amor incondicional, aceptando el dinero solo por ella, porque esa vida increíble que imaginaba para ella la merecía.
Con delicadeza agarré el cheque, lo observé con destierro, odio, ¿Me vendí? ¿Volvía a hacerlo? Quise romperlo ya teniéndolo en mis manos, no quería que esto fuera una muestra de debilidad, era lo que menos quería.
—No quiero que vea esto una debilidad —le advertí con firmeza, luciendo todavía muy indispuesta —¿Lo entiende? Esto no le da derecho a nada, ni tampoco está comprando mi perdón. Con esto no pretenda que olvidaré todo lo que pasó.
—No pretendo hacer eso, Katherine, te recuerdo que Damien también me hizo daño, nada podrá hacer que olvides lo que paso, ni pretendo hacerlo con lo que te di, quiero que lo veas como un regalo que te doy para que al igual que yo puedas intentar ser feliz.
Abrí el cheque, la cantidad era de ni más ni menos que de veinte mil dólares, con esto podría darle la vida que soñaba para Lily, empezaríamos seguras de que la vida nos había dado una segunda oportunidad. No me di cuenta que se había levantado y que caminaba hacia la puerta, ni que tampoco Nora estaba yendo tras él para abrirle la puerta.
Tenía razón, ambos habíamos sido víctimas de Damien, nuestro propósito era el mismo, era compartido, por primera vez no me sentí sola, alguien más entendía por lo que pasaba, entendía el dolor y el odio.
—Espere —me volví hacia él y lo detuve.
Nora con media puerta abierta y él con un pie afuera se frenaron para contemplarme.
—¿Quiere conocerla? —le pregunté —¿A su nieta?
El rostro de Hugo abandonó toda pizca de tristeza en cuanto escuchó mis palabras, sus facciones se transformaron ante mí a una velocidad increíble, el brillo de sus ojos se incrementó tanto que el destelló se reflejó a través de la distancia que nos separaba, la felicidad se deslizó por todo su rostro hasta cubrirlo completamente, esa ilusión que cantaba desde lo más hondo de su corazón se hizo escuchar por todos lados.
El brillo intenso y peculiar de sus ojos se encendió más que nunca.
—¿En serio? ¿Puedo conocerla?
Logré que pasara de nuevo al departamento, fui por Lily, ella dormía así que tuve cuidado de no despertarla, regresé con ella entre mis brazos y por supuesto el semblante de Hugo fue memorable, esa emoción que se contenía salió, dio unas risitas al verla y obvio sus ojos y su atención no fueron para nadie más que para Lily.
Con cuidado la deposite en sus brazos, al sostenerla un alivio y una tranquilidad se manifestó en la habitación, notamos que todos estábamos más relajados cuando la tensión de hace un momento se borró y es que Hugo emanaba una vibra muy agradable, Lily lo había cambiado.
—Es hermosa, preciosa —soltó más risitas, la meció con mucho cuidado, nada en el mundo podía sacarlo de la alegría de tener a su nieta en brazos. —Oh, ya está, ya está.
—Lilian —dije cuando intentó calmarla, Lily empezó a moverse y él quería arrullarla —Le decimos Lily de cariño.
Sonrió de oreja a oreja, le dedicó una larga mirada de cariño y ternura a Lily y se inclinó para depositar un delicado y cuidadoso beso en la pequeña cabeza del bebé y en una manera de reconocer el gesto, Lily sacudió un poco la cabeza manteniendo sus ojos todavía cerrados, no sabría decir si se había tenido ese acto reflejo por algún sueño o si de verdad había sentido tan fuerte todo ese amor que Hugo Westermann desbordaba por ella.
Tampoco se esperaban capítulo hoy, ¿Cierto? Últimamente estoy acabando los capítulos muy rápido, eso es buena señal jajaj.
Se me hizo lindo que Lily conociera a su abuelo o más bien que su abuelo al conociera, fue un lindo gesto de Kate ¿O no? Considerando que tal vez ella no lo vuelva a ver jamás en su vida, me dio penita Hugo :( No se merecía lo que le paso.
Chicas!! siguiente capítulo será la sentencia de Damien, ¿Saldrá libre o pagara años en la cárcel? OHMYGOD siguiente capítulo!!!! Vieneeeeeeee en grande.
Nos leemos hermosas y no olviden comentar y dar estrellita.
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