9na Conversación
En cada paso que daba su mente le decía que corriera lo más rápido que podía lejos de aquel monstruo.
Después de ver a Hidan matando a tres personas violentamente había vaciado todo su estómago e incluso le daba aún asco el estar junto al criminal.
Ni el niño de la aldea ni los pobladores salieron después de eso, Tenten se imaginó que era porque sus vidas corrían en riesgo de que aquel psicópata se las quitarse.
Estaba cansada, su cuerpo había hecho un esfuerzo muy grande al vomitar, su mirada estaba perdida mientras seguía de nuevo a Hidan a donde quiera que se dirigiera.
Ya era de pasada media noche cuando Hidan se detuvo sonriendo al ver otro templo abandonado frente a él, volteó de reojo a Tenten con la misma sonrisa.
—Puedes pasar la noche dentro— señaló con su guadaña hacía el interior, Tenten hizo lo posible por no mirarlo directamente a los ojos.
Tembló cuando se dio cuenta lo cerca que Hidan estaba de ella momento a otro.
—¿Aaaah?, ¿estás escuchando?— Hidan le mostró una mueca de disgusto, después bufó y habló mientras ya se encontraba caminando lejos de la chica perdiéndose entre la oscuridad de la noche— qué molestia.
Tenten no pareció darse cuenta de cuánto tiempo había estado parada en plena oscuridad sin moverse hasta que pareció despertar de un ligero trance y observó con dirección hacía dónde Hidan había desaparecido y vio hacía la dirección contraria preguntándose, ¿Qué tan lejos correría antes de que él se diera cuenta y le quebrara todos sus huesos con un solo chasquido de sus dedos?
Sacó el mapa y lo extendió en el suelo, apesar de estar cansada y distraída en aquel trance pudo notar que se dirigieron hacia el este, cálculo algunos kilómetros y sus dedos se deslizaron por el papel del pergamino mostrando el nombre del país de los demonios debajo de ellos.
Volvió a voltear hacía la dirección donde Hidan había ido, fue cuando escuchó con atención algo que reconocía con años de experiencia en armas, el sonido agudo de hilos de ninja tensando y usándose entre los árboles para sostener armas antes de ser lanzadas hacía alguna dirección.
Duró mucho tiempo escuchando aquellos sonidos, uno tras otro volviendo a caer en otro trance donde sus piernas estaban inmóviles y su mente le gritaba que estaba loca para acercarse por voluntad propia hacía aquel monstruo, le gritaba que dejara todo y saliera corriendo hasta donde pudiera hacerlo.
El ruido se detuvo y luego vino enseguida otro que Tenten reconocía, varias armas se clavaban en la madera de los árboles y los hilos ninjas habían dejado de tensaron, fue cuando minutos después sus pies se encontraban avanzando hacía el último lugar donde quería ir.
Los ojos de Tenten se abrieron totalmente y ella llevó sus manos hacia su boca al ver aquello.
Hidan yacía en el suelo dentro del círculo con el que maldecia a los que mataba, todo su cuerpo estaba atravesando por diferentes armas, Tenten reconoció algunas como propias y otras más que no, grandes y pequeñas todas clavadas en el cuerpo de Hidan la sangre se deramaba al rededor deformando el círculo, algunas extremidades parecían estar cortadas, observó cómo el pecho del mayor estaba atravesando por los filos de su propia guadaña, el rostro de Hidan estaba atravesando también, su ojo derecho parecía inservible ya con la aguja en el, observó a Tenten con su ojo izquierdo y aún con una sonrisa aunque mostrando dificultad al mantenerla.
—Ya me lo estaba preguntando...— la voz de Hidan era tan baja como un susurro— ¿Cuánto tardaría un conejo curioso como tú en seguirme y ver lo que hacía?
Tosió sangre por el esfuerzo del habla, aún dejar de sonreír, dejó de ver a Tenten y observó el cielo estrellado cerrando los ojos.
—Estúpido e ingenuo conejo...
Las piernas de la chica temblaron, así como sus labios y manos, se imaginó en esa posición atravesada por varias de sus armas y después sólo se dio cuenta de que estaba corriendo a gran velocidad en el sentido contrario al que Hidan estaba.
Cuando estuvo lo bastante lejos se arrodilló abrazándose a si misma en el proceso, temblando y derramando lágrimas, con más miedo que en toda su vida al ver de lo que era capaz de hacerse a si mismo e imaginando lo que podía hacerle a ella, se acostó en la hierba y cerró los ojos deseando que cuando los abriera de nuevo se encontraba en su departamento en Konoha.
Después de varias horas y casi el amanecer, continuó su camino al darse cuenta de que aún contaba con sus piernas para hacerlo.
Desde una pequeña colina divisó un gran palacio en medio de toda la aldea, había llegado, el país de los demonios.
Cuando se acercó a la entrada vió la seguridad y a varias personas cruzando por ella, miró su uniforme ninja destrozado y sucio, sin su banda de Konoha no podían identificarla para dejarla pasar, entre la multitud de comerciantes que entraban al país Tenten se metió en una carreta de paja y burló la seguridad de entrada.
Una vez adentro buscó de inmediato la entrada del palacio y se dirigió hacia uno de los guardias en ella.
—Me llamo Tenten, soy de Konoha quisiera hablar con Neji Hyuga.
La chica observó cómo el guardia la miró de pies a cabeza y después sonrió en forma de burla.
—Si, claro y yo soy la princesa de este país— rio y el otro guardia lo hizo con él.
Tenten frunció el ceño.
—No estoy bromeando, él sabrá quién soy así que déjeme pasar— la chica se adelantó pero la lanza del guardia apunto a su garganta deteniéndola.
—Alto niña, no veo tu banda ninja por ningún lado— entrecerró los ojos empujándola con la misma lanza— nadie que no esté autorizado puede entrar al palacio.
—Entonces traigalo, me reconocerá de inmediato— respondió Tenten rápidamente.
—No recibo órdenes de nadie que no viva en este palacio— la empujó de nuevo con su lanza— largo de aquí niña o te sacaré del país.
Tenten apretó los dientes y caminó alejándose, debía tener paciencia ya se encontraba cerca de Neji, ahora sólo tenía que hacer que la viera y pronto estaría en Konoha sana y salva.
Mientras caminaba sus ojos divisaron varios carteles en una pizarra en el exterior de una pequeña casa, Tenten lo reconoció de inmediato le había hablado de eso, en diferentes países después de la guerra se habían colocado pequeñas embajadas que asistían a las personas de cualquier aldea correspondiente a la alianza ninja, en Konoha habían colocado una semejante.
Entró a la pequeña casa y se encontró con una señora mayor con lentes que la vio con algo de desinterés.
—Hola— sonrió aliviada, la mujer no correspondió— mi nombre es Tenten Amma y necesito contactar con Konoha, están buscándome.
La mujer la miró por unos momentos antes de tomar una carpeta y abrirla y comenzar a leer, Tenten se dió cuenta que la buscaba entre todos los nombres de personas desaparecidas, al pasar por la segunda hoja la mujer volteó negando con la cabeza.
—Lo siento, Konoha no busca a ninguna Tenten Amma
—¿Qué?, no, se equivoca, me secuestraron después de fallar en una misión, tiene que...
—No está ese nombre en la lista—la mayor se acomodó los lentes mientras volteó la carpeta hacía ella— puedes comprobarlo si quieres.
Tenten arrebató las hojas de la mesa y leyó con rapidez cada uno de los nombres en las dos hojas, abrió los ojos dándose cuenta de que la mujer no mentía.
—Si el nombre no está...
—Significa que la persona que dices ser está muerta o lo estás inventando— le miró con molestia.
—No, no es cierto, debe contactar con Konoha y decirles que soy yo— Tenten bajó las hojas mirando con algo de desesperación tratando de procesar todo— estoy seguro de que hay una equivocación.
—Imposible, estás listas son actualizadas constantemente— suspiró irritada— deberías traer una banda que compruebe lo que dices niña, por la seguridad de la aldea y este país no tengo tiempo que perder en tus inventos, mucha gente lo hace siempre para viajar de un país a otro sin problemas, fuera de aquí.
—¡No es mentira!— le gritó ya desesperada.
Dos ninjas con máscaras aparecieron de cada lado del escritorio de la mujer apuntando hacia Tenten con espadas.
—Fuera de aquí— le volvió a decir la mujer.
Cada músculo de Tenten se tensó con algo de desesperación, salió de la embajada con la única oportunidad de poder entrar al palacio y buscar a Neji para que comprobará quién era en realidad.
De inmediato varios niños pasaron corriendo empujadola y llamando su atención, más gente se dirigía a la misma dirección, hacía una explanada abierta al aire libre que conectaba a al palacio con el país.
Tenten se unió a la multitud observando cómo aplaudían y miraban hacía la apertura dónde se encontraba la princesa Shion y fue en ese momento cuando lo vió, Neji se encontraba junto a ella.
La castaña no escuchó lo que Shion decía sobre la soberanía de su pueblo, era lo que menos le importaba, se arrastró entre la multitud que apenas la dejaba pasar para poder estar lo más cerca para estirar las manos y que Neji pudiera mirarla y notarla.
Estaba a punto de llegar y gritar su nombre cuando todo pasó lentamente para Tenten.
Shion se volteó hacia Neji tomando su mano y entrelazandola con la de él levantandola ligeramente para mostrarla al su pueblo el cual aplaudió y ovaciono la unión.
Tenten se detuvo dejando que la multitud la arrastrará dejándola atrás sin permitirle ya alcanzar su objetivo, ella sólo miraba a Neji quién correspondía el beso en los labios que Shion le había dado inclinándose hacía él.
Tenten sintío el vacío en su interior en ese instante, el nudo en su garganta y la furia dentro de ella.
Después del beso Neji se retiró de la vista de la multitud rápidamente, seguido de Shion.
"Te esperaré" se escuchó a sí misma con las palabras que le había dicho antes de marcharse.
Y entonces entendió lo que la sonrisa triste que Neji le dedicó significaba.
No importaba cuando ella hubiera esperado, él no habría regresado.
Bajó la mirada ensombrecida, apretó los dientes hasta que rechinaron y formó puños con sus manos hasta que se hirió a sí misma, dio la media vuelta y sin importarle a quién empujaba salió de ahí como si quemara quedarse un segundo más.
Salió del país está vez de forma legal por la puerta que había entrado en la carretilla del comerciante.
Después de caminar durante un tiempo se detuvo en medio del bosque dándose cuenta que no tenía a dónde ir.
Caminó durante horas sin importarle a dónde, inconscientemente sólo conoció un camino para no perderse entre rumbos desconocidos.
Encontró el mapa tirado justo donde lo había dejado, lo tomó entre sus manos y lo destrozó de inmediato.
—Así que... el conejo perdido regresó a su dueño después de todo.
Alzó la vista para encontrarse con Hidan recargado en el techo del templo abandonado, le sonreía divertido, en una mano tenía su guadaña y se encontraba sin su camisa ni su chaqueta de cuero, tenía una venda en la parte del torso y se perdía en el inicio de sus pantalones, el viento revoloteaba ligeramente su cabello plateado peinado por detrás.
Tenten no respondió, observó con la mirada perdida hacía el mapa que acaba de destrozar ahora en el suelo.
Hidan bajó del techo para colocarse frente a ella riendo un poco.
—Ahora, mírame directo a los ojos y dime... ¿qué parte de ti debería quebrar?— levantó su mano libre de la guadaña para tomar el mentón de Tenten haciendo que lo viera a los ojos— tengo tanta curiosidad de saber ¿Cuantos huesos quebraré antes de que aprendas a no correr de mi de esa manera?
Pero Tenten no respondió, aunque lo miraba a los ojos estaba con la mirada ida sin importarle lo que ocurría a su alrededor, sólo pensaba en una sola cosa dentro de su cabeza.
En qué estaba sola, y que todos la habían abandonado.
—Me dieron por muerta...— susurro de manera incrédula para si misma.
Hidan paró de sonreír soltandola sin dejar de mirarla de manera seria.
—El mundo es una mierda, no necesitas decirme lo que ya sé.
—Tú... sabías— le miró ligeramente sorprendida.
—No eres nada especial mocosa, el código entre los ninjas incluye que dejan de buscar a personas desaparecidas como tú después de dos días para darla por muerta en acción, eres un ninja más como los otros nadie importante para que se pierda el tiempo buscándote por tanto tiempo— sonrió de manera cruel— ¿no te parece gracioso?, un día más y probablemente te habrian encontrado antes que yo lo hiciera...Ah, pero la voluntad de Jashin no lo quiso así.
Tenten no respondió bajando la mirada aún ida.
—Pero ahora has renacido— Hidan alzó la voz emocionado— no los necesitas para seguir viviendo...no los necesitamos.
—Lo olvidé...
Hidan le miró sin entender.
—Lo olvidé todo...iba a morir y lo olvidé... lo olvidé todo— volteó hacia Hidan con una mirada suplicante— quiero olvidar de nuevo de la misma manera...
Hidan abrió los ojos de par en par completamente sorprendido de las palabras de la chica, momentos después de mostrar una gran sonrisa fuera de la cordura habló.
—Será para mí el mayor de mis placeres ayudarte a lograrlo.
Sintió la primera aguja atravesando su pecho y después unas cuantas más en el resto del cuerpo, el dolor fue intenso pero no lo suficiente, se requería más para olvidar, había olvidado con más que ese.
Cayó de rodillas y alzó la vista al ver a Hidan frente a ella con un reflejo de sus mismas heridas, no la miraba en esos momentos estaba fuera de sí mirando hacia ninguna dirección con el cuerpo temblando, pareció salir del aquel estado y vio a Tenten con los ojos abiertos recargando su mano sobre su frente respirando con dificultad.
—Esto es...— cayó de rodillas igual que ella y soltó una sonrisa algo deformada para su expresión— increíble... oro puro...
Volvió a clavar una aguja más está vez en el abdomen, Tenten se retorció de dolor y él la enterró con más profundidad, la chica vomitó sangre mientras se quejaba del intenso dolor, Hidan volvió a mostrar la misma expresión de éxtasis sonriendo.
Tenten cayó al suelo boca arriba con la misma expresión pérdida, el dolor ayudaba a saber que todavía estaba consciente, sin embargo ya no pensaba en nada, sólo en el dolor que sentía y supo que estaba olvidando como aquella vez al borde de la muerte, escapando de aquella realidad.
Pequeñas lágrimas salieron mezclándose con su propia sangre al rededor de ella deseando tener siempre aquella sensación una y otra vez, segundos después de pensar aquello se desmayó.
Hidan había retirado cada una de las agujas disfrutando el dolor que esto causaba, se puso de pie aún con la misma expresión incrédula y volteó hacia la chica dándose cuenta de que ya no estaba despierta, las heridas de ambos sanaban ahora dejando un pequeño humo como muestra de ello en cada una de las heridas.
Pensó en las posibilidades de haber encontrado a alguien con esa sensación de dolor y supo que tenía mucho que agradecer a su dios.
Caminó para quedar frente a la chica y sólo observó de manera seria por unos segundos, se arrodilló y la cargó llevándosela hacía el templo abandonado.
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