27va conversación

Con sus manos tocó el suelo bruscamente después de tropezar con una piedra, trató de levantarse pero al parecer era tarde para tratar de huir de nuevo, sintió el estirón de su largo cabello cuando una mano la agarró para que quedará frente a ella, subió la vista con enojo y observó a Tsugumi sonriendo victoriosa.

-Te atrapé asqueroso monstruo- dijo al entrecerrar los ojos negros hacia ella.

Saiya de inmediato trató de abalanzarse para quitar el agarre pero dos personas más tomaron sus manos por detrás inmobilizandola.

Escuchó a Tsugumi reír mientras se acomodaba su cabello de lado igual de negro que sus ojos, se inclinó hacia ella sonriendo con malicia.

-Nadie me supera en las prácticas, mucho menos un engendro como tú, soy la única que merece los halagos del sensei- sacó de un compartimiento de su falda corta color blanca un kunai y lo apuntó hacía la mejilla de Saiya presionando la punta con su piel- no perteneces a esta aldea monstruo, tan solo mírate no eres normal, con ese cabello gris pareces una anciana, y esos ojos de diferentes colores... no cabe duda porque tus padres te abandonaron con la vieja de las montañas- Tsugumi rio burlándose y los hermanos gemelos Yama también lo hicieron con ella- esa vieja que vive en el templo al que nadie puede llegar es una bruja, ¿Te está educando para ser una Saiya?... dios hasta tu nombre es como una maldición al pronunciarlo- le dijo con asco mientras apretó más la punta de kunai y la chica sintió como la sangre corría por su mejilla, Tsugumi retiró el Kunai y la miró con una mueca de asco de nuevo antes de hablar- ahí está esa asquerosa regeneración, mi padre dice que eres una maldición de los dioses, un alma que vaga en las montañas en busca de almas para comer, no deberías volver a los campos de entrenamiento de la aldea un monstruo como tú nunca podrá ser una persona normal como nosotros, es una advertencia aléjate de la aldea por el bien de todos o yo misma me encargaré de averiguar cuánto es el alcance de tu maldición regenerativa.

Tsugumi clavó el Kunai en el suelo y caminó hacia la aldea retirándose, los gemelos la dejaron ir empujándola contra el suelo haciendo que cayera completamente.

Saiya levantó la vista y se encontró con el Kunai que estaba manchado por su sangre, tocó su mejilla y supo que no había nada nada más que una mancha de la misma sangre, se levantó y vio sus ropas totalmente sucias, suspiró fastidiada al pensar que su abuela la regañaría de nuevo.

Acomodó su cabello desordenado en una coleta alta, este caía como cascada ondulada y luego acomodó su flequillo tapando su ojo izquierdo que mostraba el inusual brillo violeta que la hacía ver extrañamente diferente, sacudió sus ropas, primero las mallas en sus piernas y después sus manos y mangas largas de su traje azul marino con flores rosas que empezaba a la a desde ligeramente arriba de su rodilla hasta terminar en mangas largas que su abuela le había dado.

Caminó del lado contrario al que Tsugumi y los gemelos habían ido, subió la colina y vio la aldea desde lejos, las luces empezaban a encenderse y se veía personas todavía en las calles de ella, el viento sopló y se abrazó a si misma para seguir con su camino después de subir un poco más vio el enorme templo rodeado de diferentes piedras con varios animales labrados en ellas, subió las escaleras y entró en el abriendo la puerta y cerrándola detrás suyo, por dentro hacía menos frío gracias a que su abuela sabía como mantenerlo así.

-Saiya, ¿que te he dicho de ir a la aldea sola para meterte en problemas?- una mujer mayor y delgada con cabello canoso la recibió antes de subir las escaleras a su habitación.

-No fui a la aldea- Saiya desvío la mirada haciendo un puchero con la boca sonrojándose ligeramente.

-Buen intento pero aún hay sangre en tu cabello que no cubre tu mentira- la mujer mayor frunció el ceño al acercarse y señalar la punta de sus cabellos largos- te he dicho que te mantengas aquí, bajaré al pueblo en una semana a bendecir la cosecha si quieres acompañarme te compraré lo que quieras si te portas bien de ahora en adelante.

-¡Es que no lo entiendo abuela Emiko!, ¿Por qué tengo que quedarme aquí?- Saiya bajó la mirada entrecerrando los ojos con frustración- ¿Soy parte de la aldea también no?, así como tú eres su sacerdotisa yo puedo ser una gran ninja que los proteja, con mi habilidad puedo hacerlo... quizás así me acepten como uno de ellos...

-Ya te lo he dicho Saiya tienes que quedarte aquí, hay personas que pueden hacerte daño, ¿comprendes?, si te alejas del templo no podré protegerte- la tomó por los hombros mirándola preocupada- ahora ve a darte un baño y ve a descansar.

-Si abuela Emiko- la chica suspiró rendida y subió las escaleras en silencio.

Hizo exactamente lo que su abuela había sugerido, tomó un baño y limpio la sangre en su cabello largo y gris, luego en su habitación se sentó en un mueble junto a su ventana y observó la aldea con algunas luces apagadas y otras más encendidas.

La última aldea al norte de Iwagakure, rocas y rocas inundaban el paisaje pero aún así alguna vegetación la hacía ver algo rústica.

Pasó su mano por debajo del mueble y sacó los pedazos de papel que guardaba con delicadeza, la carta aunque no estaba llena de palabras eran suficientes, se las sabia de memoria y para tranquilizarse leía sus partes favoritas.

"Saiya recuerda que te amo más que a nada, Jashin te trajo a mi vida y él volverá a unirnos pronto tengo fe en ello"

En todos los libros de divinidad que su abuela poseía sólo uno mencionaba el nombre de Jashin.

Saiya nunca lo había entendido, como era que un dios de la destrucción y desesperación volvería a unirla con su madre, volvió a pasar su mano bajó el mueble y sacó el collar que su abuela le había entregado con las cartas de su madre.

Colocó el collar frente a ella mirándolo con atención como siempre lo hacía, lo pasó a través de su cuello colocándoselo.

Después de mirar hacia la noche volvió a leer una parte de las cartas.

"Tu padre es alguien complicado de entender pero no es imposible tratar ni tampoco lograrlo"

-Supongo que no contabas con que mi padre me abandonara con otra persona, ¿verdad madre?- observó con ironía su collar de nuevo mientras suspiró.

"Tu nombre es único como lo que eres y tu origen, tu padre y yo te amamos de esa manera jamás lo dudes"

-Ser así me ha causado muchos problemas madre- dejó las cartas frente a ella y cruzó los brazos sobre sus rodillas mirando hacía la ventana de nuevo- y ni él ni tú están aquí... tal vez sea por la misma razón de que soy única.

Fijo su vista hacia una sombra que se acercaba al templo, se levantó alarmada, nadie venía hacia el, nadie podía encontrarlo, la abuela Emiko se encargaba de ello poniendo sellos especiales a los alrededores haciendo perder a los curiosos.

La sombra se hizo más clara y si Saiya tenía que averiguarlo parecía la silueta de un hombre más alto que la abuela Emiko, Saiya se inclinó en la ventana con curiosidad pero por más que lo hizo no logró ver el rostro de aquel hombre, se mantenía oculto en la misma capucha de su chaqueta negra, en el momento que escuchó la puerta del templo abrirse y cerrarse bajo con sigilo por las grandes escaleras, antes de que puedieran verla divisó a la abuela Emiko en entrada y al hombre frente a ella.

Saiya observó como el hombre sacaba de su chaqueta una bolsa y la extendía hacía la mujer.

-Esto será suficiente para los meses que vienen- el hombre habló y a Saiya le pareció que él tenía un tono burlón, observó cómo la mujer tomó la bolsa.

-Creo que ya tiene edad para escapar de aquí, el día que lo haga no podré detenerla, se escapa a la aldea muy seguido, más que antes- la mujer suspiró rendida.

-Bueno la tonta de su madre era igual de curiosa y más- Saiya vio al hombre sonreír divertido debajo de su capucha- le ayudará a entender un poco de este mundo por las malas.

"Madre" pensó Saiya de inmediato y sonrió decidida a escuchar más de la conversación.

-He escuchado en la aldea rumores de su... peculiaridad...- a Saiya no le soprendia el tono frío de la abuela Emiko- tu arreglo con mi sobrina Kurotsuchi no incluye protegerla fuera de este templo... esperaba que al fin su madre o tú se hicieran responsables, ella lee esas cartas todos los días después de todo.

-No me molestes de nuevo con esto anciana- el hombre se dio la vuelta y salió por la puerta del templo.

Saiya subió rápida y sigilosamente de nuevo a su cuarto, y observó a través de su ventana pero el hombre que acaba de salir ya no estaba, saltó y buscó a los alrededores y después siguió el camino de dónde había visto salir a aquel hombre.

-¿Por qué no le haces caso a la anciana y te quedas en aquel asqueroso templo?, las personas de esa simple aldea nunca entenderán lo que eres - Saiya volteó detrás suyo viendo al hombre que buscaba sonriendo hacía ella- es de mala educación escuchar conversaciones ajenas, eres tan maleducada como tu madre.

-Conoces a mi madre, ¿verdad?- Saiya frunció ligeramente el ceño-dime ahora, ¿dónde está?

-E igual de insolente.

Cuando el levantó la vista Saiya se sorprendió de inmediato cuando notó en su mirada divertida los ojos violetas con el mismo brillo que su ojo izquierdo.

-Regresa al templo y quédate ahí con la anciana unos meses más- Hidan dejó de sonreirle para dedicarle una mirada con enojo, Saiya le pareció que le estaba dando órdenes.

-¿Ella regresará por mi?, ¿como lo dicen sus cartas?- la chica decidió ignorarlo sabiendo que solo necesitaba respuestas, Hidan no le contestó ni paró de mirarla con seriedad se dio la vuelta con la intención de irse, Saiya le miró con frustración y cuando ya no aguantó más dijo lo que se le había venido a la mente cuando vio aquel brillo violeta en sus ojos- Eres él ¿verdad?... eres... mi padre...

-Regresa- fue lo único que mencionó antes de irse y Saiya estaba decidida a seguirlo para que contestará más de sus preguntas cuando las palabras de las cartas de su madre vinieron a su mente de nuevo.

" ...es alguien complicado de entender pero no es imposible tratar ni tampoco lograrlo..."

Saiya suspiró mientras regresaba al que había sido su hogar los últimos 14 años.





-¿Cómo te sientes hoy?
Tenten parpadeo un par de veces antes de mirar a la doctora frente a ella y responder.

-Bien, lloverá pronto en Konoha, se acerca esa época así que, estoy bien- le sonrió tranquilamente.

-¿Te gusta la lluvía?, ¿Desde cuándo?

Tenten observó cómo la doctora anotaba en su libreta frente a ella, siempre anotaban cosas no importa que dijera a estas alturas ya no le importaba.

-Desde hace ya unos años... eso creo...- le respondió con la misma sonrisa pero esta vez miró hacia la ventana con barrotes en ella, se observaba un cielo despejado en la aldea.

-¿Te recuerda a algo en particular?, ¿alguna experiencia?, ¿a alguien en especial?

-No, simplemente me gusta- Tenten volvió a ver la libreta donde su doctora anotaba- si pudiera salir cuando llueve y quedarme debajo de ella todo el tiempo lo haría.

-Enfermarías Tenten.

-Si, la mayoría de las personas no salen cuando hay lluvia por ese temor- volvió a mirar a la ventana- creo que... perdí ese miedo hace años...

-Entiendo- la doctora se levantó y colocó un vaso de agua junto a ella y unas pastillas color azul que Tenten conocía a la perfección- la época de lluvia en Konoha acaba de pasar Tenten, toma tus pastillas te sentirás mejor.

La castaña se quedó viendo el agua cristalina por unos segundos para después tomarlas de un solo trago.

-Disfruta del día Tenten, hay alguien que vino a verte, llama a cualquiera de nosotros si necesitas algo, si te sientes estresada o amenazada, recuerda que es normal sentirse así con el síndrome post traumático que tienes.

-Entiendo, tu igual ten un buen día.

Tenten se levantó y se dirigió a la estancia de visitas, se sentó en la primera mesa que vio vacía esperando a la suya.

Y alguien ligeramente más alto que ella se sentó en la silla del frente, ella sonrió con tranquilidad hacía un Neji Hyuga con unos rasgos más maduros y una ropa diferente a las que usaba cuando eran compañeros de equipo, unas ropas más finas que sólo vestían los líderes de clanes como él.

-Feliz cumpleaños Tenten- mencionó Neji con algo de neutralidad en su voz, la castaña levantó la vista con ligera curiosidad.

-¿Lo es?... ya veo... gracias Neji- le volvió a sonreír.

-¿Te has sentido bien?, ¿te tratan bien?

-Si, los doctores son amables.

-Tengo un permiso especial- Neji sacó de su pantalón una pequeña caja y la dejó en la mesa- podríamos celebrar si así lo quieres.

-Gracias pero estoy bien aquí- Tenten bajo la mirada.

-Lo entiendo- Neji le miró con seriedad- ábrelo espero que te guste.

-Espero que no sea un anillo de compromiso- Tenten rio un poco al ver la caja- tu imagen como líder del clan Hyuga se afectaría si te dijera que si una chica con poca cordura que está en un hospital mental.

-No estás loca Tenten- cerró los ojos pensativo- esto es mejor a que estuvieras en prisión.

-Entonces quiere decir que si es un anillo- Tenten desvío la mirada sonriendo ligeramente.

-No es un anillo- Neji abrió los ojos viéndola correspondiendo su sonrisa- pero a diferencia de la propuesta esa seguira en pie por más años.

-Lo siento, estoy enamorada de otra persona, intenta de nuevo la próxima vez- tomó la pequeña caja y la abrió viéndo un collar con una kunai pequeño de metal en el, cerró la caja y la regresó en dirección a Neji- lo siento no me permiten tener armas aquí, es una política antisuicidio o algo así, aunque ya sabes yo no pueda hacerlo- Tenten rio mientras se levantó de la banca y se propuso a irse.

-Estas exactamente igual que hace años, no envejeces- Tenten se detuvo con la voz de Neji.

-Si... es una de las desventajas de la inmortalidad, toda mujer quiere envejecer rápidamente- rio con sarcasmo volteando de reojo- al menos alcance a ser como Tsunade-sama en apariencia, la diferencia es que ella si envejece de verdad.

-Siempre me pregunté el porque él nunca te quitó esa inmortalidad, lo hubiera hecho para demostrar que no le importabas en lo más mínimo o amenazarme para que lo liberaramos de prisión, si embargo nunca lo hizo... pareciera que siempre te mantuvo a salvo de cierta manera... - Neji también se levantó y Tenten ahora lo miraba sorprendida- odio admitirlo pero eso tengo en común con él, es parte de amarte Tenten.

-Adiós Neji- Tenten sonrió mientras regresaba a su habitación.

Fue la última vez que Neji la vio, al día siguiente se enteró de que había desaparecido sin dejar rastro, se dio aviso a todas las aldeas pero ninguna dio señales de haberla visto.

Hola gracias por leer, próximo capítulo será el último de esta historia❤️

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