Capítulo 02 Intervención
Mientras tanto, en un lugar desconocido para la mayoría de los humanos, existe un mundo diferente. Un mundo donde el tiempo y el espacio no tienen sentido, donde las leyes de la física son ignoradas, donde la realidad es una ilusión. Un mundo que solo puede ser accedido por unos pocos elegidos, los guardianes del tiempo.
Dentro de este mundo, específicamente en un observatorio, podemos ver a una chica de hermoso y largo cabello platinado y unos profundos ojos violeta. Su nombre era Bella, ella era una de los dos guardianes.
Bella se interesó por Hitohito al leer su historia en uno de los archivos del observatorio. Hitohito era un chico normal y corriente, que asistía a la preparatoria Itan junto con sus amigos. Sin embargo estaba molesta por la reacción de Shouko y Rumiko. Habían juzgado apresuradamente y sus acciones habían causado un daño que Bella consideraba injusto. Con determinación, decidió intervenir para darles una lección.
Con un pensamiento concentrado, Bella activó una de sus habilidades, así que detuvo el tiempo para aquellas tres chicas que se encontraban confundidas por la situación.
—Hola, chicas —dijo en un tono sereno —mi nombre es Bella, soy una guardiana del tiempo, pero eso no es algo que realmente les interese.
Rumiko, Shouko y Nene se sobresaltaron al escuchar la voz de Bella y se voltearon a verla. Quedaron asombradas al ver a la hermosa chica que tenía frente a ellas
—Voy a cumplir su deseo —dijo Bella —, haré que el se olvide de ustedes, será tal y como desean, como si nunca se hubiesen conocido, pero primero, les mostraré esto.
Bella creó una ventana de tiempo, donde pudieron ver lo que en realidad había sucedido, el modo en que Hitohito había sido acorralado y el falso beso que se habían dado, lo que rompió el corazón de las chicas
—¿Qué? ¿Estás loca? ¿Cómo puedes decir eso? ¿Cómo puedes hacer eso? —preguntó Rumiko, horrorizada.
—Porque puedo y es lo que ustedes dos se merecen —dijo Bella
En ese momento, un reloj antiguo dorado, con números romanos y diferentes capas, se manifestó detrás de Bella
—No, no puedes hacer eso. No debes hacer eso. Eso es una locura. El es nuestro amigo. Lo queremos mucho. No queremos que nos olvide —dijo Rumiko, suplicante.
—Un amigo huh, entonces, ¿Por qué le golpeaste la Hitoconda?, ¿Por qué no dejaste que se explicase?
Esto dejó en silencio a las chicas que estaban arrepentidas de todo lo que habíasucedido.
—Lamento que te veas involucrada en esto, Nene. Mi intervención tendrá efectos, pero haré lo posible por mitigarlos —murmuró Bella, sus ojos violeta reflejando su pesar.
Luego de mostrar la verdad y el deseo cumplido de Shouko y Rumiko, Bella cumplió su deseo de que Hitohito olvidara a las chicas. El brillo del reloj dorado se intensificó, y una energía mágica envolvió a las chicas. Bella activó su habilidad, cumpliendo con los deseos que habían expresado. Rumiko y Shouko sintieron un dolor momentáneo en sus corazones
El brillo del reloj se desvaneció, y las chicas se encontraron en un lugar diferente. Shouko abrió los ojos y se encontró sola en su habitación. La primera luz del día comenzaba a filtrarse a través de las cortinas. Shouko se llevó una mano a la cabeza, sintiéndose aturdida.
—¿Fue todo... solo un sueño? —murmuró Shouko, su voz apenas un susurro.
Miró a su alrededor, buscando confirmación de que los eventos de la noche anterior habían sido solo su imaginación. Sin embargo, la sensación de culpa y pesar persistía en su corazón.
En otra parte de la ciudad, Rumiko también había despertado en su propia habitación. Miró al techo, perdida en sus pensamientos mientras reflexionaba sobre el día anterior. Las emociones tumultuosas que había experimentado, la confusión ante las acciones de Hitohito y la confrontación con Shouko seguían dando vueltas en su cabeza.
Finalmente, Rumiko decidió tomar acción. Alcanzó su teléfono y marcó el número de Shouko. El teléfono sonó varias veces antes de que Shouko respondiera.
—Hola, Shouko, soy yo, Rumiko —dijo Rumiko, su voz aún cargada de emociones.
—Oh, hola, Rumiko —respondió Shouko, su voz sonando un poco apagada.
—Quería hablar contigo sobre lo que pasó ayer... —empezó Rumiko.
—Sí, por favor, necesitamos aclarar las cosas —interrumpió Shouko, ansiosa por abordar el tema.
Ambas chicas comenzaron a hablar, compartiendo sus perspectivas sobre los eventos del día anterior. Hablaron sobre cómo se habían sentido, sus preocupaciones y las razones detrás de sus reacciones. A medida que la conversación avanzaba, la tensión entre ellas comenzó a disiparse lentamente.
—Creo que deberíamos hablar con Hitohito y Nene también, aclarar todo y disculparnos con ellos —sugirió Rumiko.
—Tienes razón, debemos hacerlo. Y... hay algo más que noté esta mañana —dijo Shouko, su voz tomando un tono de sorpresa.
—¿Qué es? —preguntó Rumiko, curiosa.
—Estoy hablando normalmente, como si mi trastorno de comunicación hubiera desaparecido. No sé por qué ni cómo, pero puedo hablar sin problemas —explicó Shouko, asombrada.
Hubo un momento de silencio en la línea mientras Rumiko asimilaba la información.
—Eso es... eso es increíble, Shouko. ¿Cómo ocurrió?
—No tengo ni idea, simplemente me di cuenta cuando respondí tu llamada. Es como si algo hubiera cambiado de la noche a la mañana —dijo Shouko, desconcertada.
Rumiko también estaba sorprendida, pero luego soltó una risa.
—Bueno, al menos algo positivo ha surgido de todo esto. Aunque todavía no entiendo por qué, me alegra que puedas hablar normalmente ahora.
—Sí, definitivamente es extraño pero agradable. En fin, hablemos con Hitohito y Nene y resolvamos todo, ¿de acuerdo?
—De acuerdo, Shouko. Nos vemos en la escuela.
Ya en la escuela, Shouko y Rumiko se encontraron en el pasillo, buscando ansiosamente a Hitohito. A pesar de sus esfuerzos, no lograron avistar al chico en ningún lugar. Rumiko frunció el ceño con preocupación.
—¿Dónde se habrá metido? —murmuró Rumiko, frustrada.
En medio de su búsqueda, Shouko y Rumiko se encontraron con Nene, quien se acercó con una sonrisa amistosa.
—¡Hola, chicas! ¿Cómo están hoy?
Rumiko y Shouko intercambiaron miradas rápidas antes de responder.
—Hola, Nene. Estamos... bien, supongo —respondió Rumiko, con un tono incierto.
—Sí, bien —agregó Shouko, tratando de parecer tranquila.
Nene notó la tensión en el aire y el esfuerzo de sus amigas por aparentar normalidad.
Rumiko y Shouko intercambiaron una mirada significativa antes de asentir.
—Nene, sobre lo que pasó ayer... —comenzó Rumiko, pero Shouko la interrumpió.
—Sí, queríamos decirte que lamentamos mucho cómo reaccionamos. No deberíamos haber juzgado apresuradamente. Fue un malentendido y actuamos impulsivamente.
Nene les dedicó una sonrisa comprensiva.
—Gracias por decir eso, chicas. Aprecio mucho su honestidad. También siento que las cosas se hayan complicado de esa manera.
—Nos gustaría disculparnos también con Hitohito. Deberíamos haberlo escuchado en lugar de saltar a conclusiones —agregó Shouko.
Las clases transcurrieron sin mayores incidentes, pero la ausencia de Hitohito seguía siendo un misterio. A lo largo de la jornada, Rumiko y Shouko intercambiaron miradas preocupadas cada vez que escuchaban el nombre de Hitohito durante el pase de asistencia. Se preguntaban qué podría estar sucediendo y por qué no había estado presente en la escuela ese día.
Finalmente, el día llegó a su fin, y las chicas se encontraron nuevamente en el pasillo, empacando sus cosas y preparándose para irse a casa.
—¿Nene, viste a Hitohito en algún momento del día? —preguntó Rumiko, con un tono de preocupación en su voz.
—No, no lo he visto en todo el día.
—Esto es algo preocupante. No podemos simplemente quedarnos sin hacer nada. Debemos averiguar qué está pasando —añadió Rumiko, compartiendo la misma inquietud. Fue entonces cuando a Nene se le ocurrió una idea.
—¿Y si vamos a su casa? Tal vez pueda haber pasado algo que lo mantuvo fuera de la escuela hoy.
Rumiko y Shouko consideraron la sugerencia de Nene.
—Eso podría tener sentido. Si debemos de arreglar este malentendido —dijo Rumiko.
—Estoy de acuerdo. Vamos a su casa entonces. Si está en casa, podemos preguntarle qué ha estado pasando —agregó Shouko.
Las tres chicas cerraron sus casilleros y se dirigieron hacia la casa de Hitohito. Caminaron juntas por las calles, compartiendo su preocupación en voz baja. Finalmente, llegaron a la dirección de Hitohito.
Las tres chicas se pararon frente a la puerta del departamento y habían llegado decididas a encontrar respuestas sobre la ausencia de Hitohito.
Rumiko fue la primera en levantar la mano y tocar el timbre, sin embargo, no hubo respuesta alguna el silencio persistió. Después de unos momentos de espera, Shouko también tocó el timbre.
—¿Creen que alguien esté en casa? —preguntó Nene, mirando a su alrededor mientras esperaban.
—No lo sé, pero al menos deberíamos intentarlo. Tal vez Hitohito esté adentro y simplemente no nos escucha —dijo Rumiko, con una nota de preocupación en su voz.
Pasaron otro par de minutos de tensa espera, y finalmente, un sonido de pasos se escuchó desde el interior del departamento. Las chicas se sintieron aliviadas al pensar que finalmente tendrían respuestas. La puerta se abrió lentamente, revelando a una joven de alrededor de 21 años que las miraba con sorpresa y curiosidad.
—¡Hola! ¿Puedo ayudarlas en algo? —preguntó la joven, con una sonrisa amable.
Las chicas intercambiaron miradas, todavía algo confundidas por la situación. Shouko decidió hablar.
—Disculpa la molestia. Estábamos buscando a Hitohito Tadano. ¿Está en casa?
La joven parpadeó, procesando la pregunta.
—Oh, entiendo. Lamento decirles que no hay ninguna persona con ese nombre viviendo aquí. Pero ¿Están seguras de que están en el lugar correcto?
—Sí, estamos seguras. Hitohito Tadano vive aquí, en el tercer piso —dijo Rumiko, tratando de mantener la calma a pesar de la confusión.
La joven sacudió la cabeza con una expresión comprensiva.
—Lo siento, pero les aseguro que no conozco a nadie con ese nombre en este edificio. Vivo aquí desde hace un tiempo, y nunca he oído mencionar a alguien así.
Rumiko, Shouko y Nene compartieron miradas perplejas. Algo no cuadraba. Habían estado tan seguras de que este era el lugar correcto.
—¿Estás segura de que no estás equivocada? —preguntó Nene, con un tono de súplica en su voz.
La joven sonrió tranquilamente.
—Entiendo que estén preocupadas, pero desafortunadamente no puedo ayudarlas. Tal vez cometieron un error en la dirección o el nombre.
Las chicas asintieron en silencio, agradeciendo a la joven por su amabilidad antes de retirarse del complejo de departamentos. A medida que se alejaban, compartieron un silencio lleno de pensamientos.
Las chicas asintieron en silencio, agradeciendo a la joven por su amabilidad antes de retirarse del complejo de departamentos. Mientras se alejaban del lugar, un silencio incómodo y cargado de pensamientos pesaba sobre ellas. Cada paso parecía llevarlas más lejos de las respuestas que buscaban y más cerca de enfrentar las consecuencias de sus propias acciones.
Rumiko y Shouko intercambiaron miradas, sus rostros reflejando la preocupación y la tristeza que sentían en su interior. En sus mentes, recordaron los deseos que habían expresado en el momento en que Bella intervino en sus vidas. Ambas habían deseado jamás haber conocido a Hitohito, deseos que ahora parecían haberse cumplido de una manera inesperada y dolorosa.
Un escalofrío recorrió sus espaldas cuando comprendieron el peso de sus palabras, ellas habían actuado impulsivamente, sin considerar las consecuencias de sus deseos. Ahora, esas palabras se volvían en su contra, llevándolas a un camino lleno de arrepentimiento y tristeza.
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