Capítulo 7

Legolas estaba soñando.

Sabía que era solo un sueño porque veía claramente cómo Narasene, su prometida, le sonreía con cariño. Estaba vestida de blanco y su ropa era de la más suave seda. Su cabello negro le caía por la espalda hasta sus caderas y se apartaba de su rostro gracias a la brisa. El anillo real colgaba de una cadena dorada que llevaba al cuello y brillaba bajo la luz de la luna mientras ella lo tocaba con sus elegantes dedos.

"Legolas..."

Escuchó cómo lo llamaba con su melodiosa voz. Qué raro. Sus labios no se habían movido.

¡Te quiero, Nara!, gritó, alargando una mano hacia ella. ¡Te quiero!

Ella parecía alejarse cada vez más.

¡No! ¡No te vayas! ¡¡Nara!!

"¿Legolas?"

Se despertó al instante y la imagen de Narasene se desvaneció por completo. Todo volvió a quedarse a oscuras.

"¿Padre?"

"Sí, hijo. Hablabas dormido. ¿Soñabas?"

"So... soñé con Nara" –le dijo Legolas mientras se sentaba.

Thranduil sonrió al escuchar eso.

"Me pidió que te recordara que te ama."

"¿Está en Rivendel?" –preguntó el príncipe, con la esperanza de que su prometida hubiera ido con su padre a Minas Tirith.

"Quería venir, pero Glorfindel no quería a su sobrina fuera de su vista a pesar de que Sauron ya no existe. Sus vasallos siguen pululando por la Tierra Media. La mayoría viene de Dol Guldur y se han vuelto más peligrosos, pues ahora no tienen líder ni propósito. Asesinan a todo el que encuentran. Nos encontramos con un grupo de ellos viniendo hacia aquí, pero, afortunadamente, su fuerza no era mayor que la nuestra."

Legolas se quedó un momento en silencio antes de responder.

"En realidad me alegro de que no haya venido contigo, padre. No soportaría que me viera así. Se decepcionaría mucho."

Thranduil se extrañó.

"¿Por qué piensas eso?"

"¡Porque he perdido una parte de mí! ¡Estoy ciego! Solo le traeré desgracia y sufrimiento. No puedo hacerle eso."

Suspirando, el rey le sujetó las mejillas.

"Legolas, tú nunca serás una desgracia. Eres un príncipe, un guerrero y uno de los nueve componentes de la comunidad del anillo. ¿Cómo podría eso traernos desgracia?"

"Pues una carga, entonces. ¡No soy más que una carga para ustedes!"

"Eso no es verdad, así que deja de decir cosas sin sentido. Eso no va a ayudar a nadie."

Legolas se separó de las manos de su padre y miró hacia otro lado.

"¡Entonces dime qué me va a ayudar!"

Thranduil sacudió la cabeza ante la desesperación de su hijo. Estaba a punto de responder cuando alguien tocó en la puerta.

"Pase."

La puerta se abrió y entró Éowyn con una bandeja con el desayuno para Legolas. Faramir iba detrás de ella, con una botella en cada mano. Éowyn sonrió y se inclinó ligeramente ante el rey del Bosque Negro.

"Mi señor. Traigo una sopa de tomate caliente para tu hijo."

"¡Su hijo no la quiere, gracias!" –dijo Legolas desde la cama, todavía mirando la pared.

Thranduil arrugó el ceño.

"Legolas. Esa no es forma de hablarle a una dama."

"Oh, ¿entonces cómo debo hacerlo? Perdóname, dama Éowyn, pero no deseo comerme esa terrible sopa que ya he tomado durante los últimos horribles días. ¿No hay nada más en el menú? ¿Debería decirlo así?"

"¡Legolas!" –Thranduil estaba asombrado por el comportamiento de su hijo. Nunca había sido así, pero Éowyn solo sonrió mientras dejaba la bandeja sobre la mesa.

"Debes estar mejorando para hablar tanto, Legolas. Normalmente solo respondes con una palabra de menos de tres sílabas."

Legolas murmuró algo en Sindarin. Faramir y Éowyn se miraron sin comprender, pero Thranduil sí lo hizo.

"¡Para ya, Legolas! ¡Estás siendo muy desconsiderado!"

El príncipe solo gruñó como respuesta y Thranduil alzó las manos, exasperado. Éowyn casi se rio ante el gesto. Ver a un rey tan poderoso comportarse así no era algo muy común. Cogió una de las botellas que llevaba Faramir y vertió el contenido en una copa.

"Lord Aragorn quiere que te tomes esta poción recién hecha. Solo tienes que tomártela con cada comida y la habrás terminado al final del día."

"Aragorn y su maldita poción pueden irse a la..."

"¡¡Legolas!!" –gritó Thranduil como advertencia.

"¡La odio! ¡Sabe horrible y huele peor que heces de cerdo! ¡Maldita la hora en la que Elrond le enseñó a hacerla!"

"¡Para, Legolas! ¿No ves que le haces daño a la gente a la que le importas?"

Legolas gruñó.

"¿Ver? ¿Qué tengo que ver? ESTOY CIEGO, ¡¿RECUERDAS?!"

Entonces se produjo un largo silencio. Thranduil respiró hondo para calmarse, pues podía sentir la desgracia que emanaba de su hijo. El rey deseó poder calmarlo de alguna forma.

"Legolas, no desesperes. Tu vista volverá, pero tienes que dejarnos ayudarte a sanar. Así que bébete la poción que Aragorn te ha hecho."

Éowyn se sentó en la cama y llevó la taza hacia los labios de Legolas.

"Ten."

Y el príncipe explotó.

"¡HE DICHO QUE NO! ¡DÉJAME SOLO, MALDICIÓN!" –movió la mano y por casualidad golpeó a Éowyn en la frente. Ella gritó, sobresaltada, y se cayó al suelo.

"¡Éowyn!" –Faramir la ayudó al instante a ponerse en pie.

Y Thranduil finalmente perdió la paciencia. Alzó el brazo y le dio una bofetada a su hijo. Con fuerza.

"¡¡CÓMO TE ATREVES!! –gritó, dándole otra bofetada-. ¡¿Cómo te atreves a hacerle eso a quien intenta ayudarte?! ¡¿Es que no te he enseñado otra cosa?! ¡¿No respetas a los demás?!"

Legolas gritó cuando la mano de su padre seguía aterrizando sobre sus mejillas. Faramir y Éowyn vieron, con los ojos como platos, cómo Legolas retrocedía hasta la cabecera de la cama, aterrorizado.

"Por favor, para, mi señor" –dijo Faramir, sintiendo pena por Legolas. La escena le recordaba las abusivas manos de su padre. Denethor prefería a Boromir y Faramir siempre había sufrido la ira y decepción de su padre. Había escuchado sobre la cercanía de Legolas con el suyo y Faramir lo había envidiado. Nunca pensó que el rey sería así con su hijo, como Denethor.

"Mi señor, ten piedad de él, por favor" –volvió a decir, rodeando a la temblorosa Éowyn con los brazos. Ella estaba llorando.

Pero Thranduil no había terminado. La desesperación llenaba su voz cuando gritó:

"¡Eres un príncipe! ¡No has fallado! ¿Por qué te comportas así? ¿Por qué te respetas tan poco? ¡¿POR QUÉ?!"

El rey había dejado de golpear a Legolas y ahora solo lo miraba.

"Está bien. Será como quieres. ¿Quieres estar solo? Entonces nos iremos. Y no esperes que volvamos. ¡Puedes pudrirte aquí si es lo que quieres!"

Entonces Thranduil se volvió hacia Faramir y Éowyn, que estaban en estado de shock.

"¡Déjenlo! –rodeó con un brazo a la dama de Rohan y los condujo hacia la puerta. Faramir y Éowyn empezaron a protestar, pero Thranduil los interrumpió-. Le daremos lo que quiere. ¡Si no nos necesita, entonces no lo necesitamos tampoco!"

Legolas escuchó cómo los pasos se alejaban, aterrado. ¿Me están dejando? Entonces, la puerta se cerró. ¡Me dejaron! ¡Vuelvan! Por favor, ¡se lo suplico!

Salió rápidamente de la cama y cayó al suelo. El dolor estalló en su pierna herida por la caída, pero no le importó.

"No. No se vayan –suplicó mientras se deslizaba por el suelo como podía hasta la puerta-. ¡Vuelvan! ¡Lo siento! ¡No me dejen, por favor! ¡Vuelvan! Por favor..."

Legolas estiró los brazos y alcanzó la pared. ¿Pero dónde estaba la puerta?

"¡Éowyn, lo siento! ¡Padre! ¡Padre, perdóname! Por favor, padre, te lo suplico... Vuelve... por favor, vuelve..."

Colapsó en el suelo, sollozando. Lágrimas de desesperación se escapaban por debajo del vendaje que le cubría los ojos y caían por sus mejillas sonrojadas. Estaba tan inmerso en lo mal que se sentía que no se había dado cuenta de que había alguien más en la habitación.

Thranduil también lloraba al ver la angustia de su hijo. Había sacado a Éowyn y Faramir de la habitación, pero él no los había seguido. Lo que acababa de hacer era para devolverle algo de sentido a su hijo, ¡pero qué doloroso le había resultado! El corazón se le rompió en pedazos al ver caer a Legolas, suplicando el perdón. Thranduil no podía soportarlo más.

Legolas jadeó de sorpresa cuando un par de brazos fuertes lo abrazaron.

"¡¡Padre!! –apretó la cara contra el pecho del rey, sujetándose desesperadamente de su túnica-. ¡Perdóname, padre! ¡Por favor, no me dejes!"

Thranduil contuvo las lágrimas otra vez.

"Nunca lo haría, hijo."

"¡Me equivoqué al rendirme! ¡Seré fuerte, padre, lo prometo! ¡Me tomaré la poción cada hora si es lo que quieres! ¡Haré todo lo que me digas! Pero no me dejes... tengo tanto miedo..."

"Lo sé, Legolas. Lo sé" –el rey besó a su hijo en la frente y le susurró palabras relajantes. No podía evitar acordarse de una situación similar hacía tiempo. El príncipe tenía solo 500 años cuando fue rescatado de las mazmorras del Bosque Negro tras una semana perdido en ellas. Legolas odiaba la oscuridad desde entonces. Y pensar que lo único que vería de ahora en adelante era el negro era más de lo que el rey podía soportar.

Thranduil pasó un brazo bajo las rodillas de Legolas, lo alzó del frío suelo con cuidado y lo llevó hasta la cama. Legolas se negó a soltarlo, así que sujetándolo con un brazo, Thranduil cogió la botella que contenía la poción de la mesa de noche. La abrió con una mano y la llevó a los labios de Legolas.

"Ten. Tómatela, hijo."

Legolas obedeció y se la bebió sin prestarle atención al sabor ni al olor. Cuando Thranduil estuvo satisfecho con la cantidad que había tomado, alejó la poción.

"Puedo... terminarla, padre" –dijo Legolas, todavía tembloroso.

"Está bien así por ahora. Te puedes tomar el resto esta noche –Thranduil acomodó mejor a su hijo en sus brazos y lo cubrió con la manta-. Duerme ahora, pequeño. Estoy aquí y no te dejaré –el rey se inclinó y le besó la mejilla-. No estás solo."

Por fuera de la puerta, en el pasillo, Éowyn y Faramir se abrazaban mientras escuchaban las súplicas de Legolas para que volvieran y lo perdonaran. Éowyn fue a abrir la puerta, pero Faramir la detuvo.

"No. Deja que el rey ayude a su hijo."

Ella lo miró, al hombre que hacía que su corazón temblara, y preguntó en voz baja:

"¿Lo conseguirá, Faramir? Parecía tan... perdido."

Faramir asintió y le acarició la mejilla húmeda por las lágrimas.

"Thranduil es un buen padre. No dejará que su hijo siga herido y perdido para siempre. Su amor es lo que hará que Legolas sane, Éowyn. Confía en mí. Lo sé."

Éowyn continuó mirando el atractivo rostro de Faramir, buscando sus verdaderos sentimientos escondidos tras su expresión neutra. Había dolor y anhelo en su mirada. Éowyn sabía de los problemas que había tenido con su padre y comprendió lo que quería decir.

"Confío en ti, Faramir."

Tras un largo silencio, Faramir inclinó la cabeza y la besó en los labios. Ella no se resistió y se apoyó más en él. Es él, pensó. Este es el hombre que Legolas me dijo. Aquel con el que uniré mi alma. A él es al que le pertenece mi corazón.

Al otro lado de la puerta, Thranduil se balanceaba con su hijo para que se durmiera mientras le cantaba una canción. Recuperará la vista, prometió en silencio. ¡Mi hijo volverá a ver y nada podrá impedirlo! ¡Ya ha sufrido muchas veces por los demás! ¡Ahora es su turno para que le ayuden! ¡Mi pequeño Greenleaf se curará y malditos sean los que quieran impedirlo!

Menos mal que llegó Thranduil para darle un escarmiento a Legolas XD aunque perdió un poco los papeles. El famoso temperamento del rey volvió a salir a la luz. Eché de menos a Keldarion porque siempre solía calmarlo cuando se enfadaba demasiado con Legolas jeje pero al menos funcionó su táctica

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