And If the Night Comes

Para Yuri despertarse temprano en ese momento fue casi una tortura. Ver a un Yuya que había querido dormir con él de manera voluntaria había sido realmente agradable, había estado más tranquilo que todas las noches anteriores. Pero ahora que había despertado no podía sino mirarlo con preocupación. Ahora que ese tipo sabía que estaba allí y que tenía algo de conexión con lo ocurrido con Yuya no podía sino pensar en lo que se avecinaba. Estaba seguro que ese tipo no se iba a cansar, estaba casi absolutamente seguro que iba a volver cuantas veces fuera necesario para que le soltara algo de información, que le dijera cualquier cosa mínima sobre el supuesto paradero del de ojos rojos. Estaba muy seguro que lo haría porque el no era idiota y lo había notado tan fácilmente que hasta le asustaba.

Ese niño de cabellos azules estaba enamorado de Yuya.

¿Cómo diablos había ocurrido y en qué momento? No tenía ni la más puñetera idea y tampoco le interesaba. Le hervía la sangre solo de pensarlo, porque ese niño adicto a las golosinas quería quitarles a Yuya de sus manos. Se lo quería quedar y no lo iba a permitir, aceptaba compartir con los otros dos, porque bueno, al fin y al cabo también tenía cierto gusto por ellos, no lo iba a negar, pero ese niño era distinto. Estaba seguro que apenas encontrara a Yuya no iba a preguntarle por sus motivos, iba a querer que volviera y le iba a insistir a toda costa que lo hiciera. Tal y como le había insistido a él que le dijera que le dijera que sabía del de ojos rojos. Lo sabía, iba a ser un testarudo. No lo podía culpar, el amor hace a más de uno un idiota. Él incluido, había vuelto a un lugar al que se prometió nunca mostrarle a nadie más. Y no solo por esa persona, sino también por otras dos que poco a poco se estaban ganando su corazón. No podía explicarse, pero si podía hacerlo con los demás. Y la mirada de Sora le decía que volvería.

Y la actitud de Yuya frente a lo ocurrido tampoco le daba buena espina.

El chico se había mostrado como el primero en hacer algo al respecto, en seguir sus órdenes y hacer lo que más podía por ayudar a la situación. Pero eso no era lo que parecía sentir. Porque Yuya había mantenido una actitud muy forzada, él se forzaba a sí mismo a hacer eso, a pensarlo, a renunciar a su pasado. No podía creer lo fuerte que era en ese aspecto, no había visto mucho de él cuando estuvieron todos juntos, pero si entendió lo mucho que este le afectaba actualmente. Quería cortarlo de manera tajante de sí, no volver a verlo, quería dejarlo en el olvido para siempre. Yuya detestaba o fingía detestar todo lo que había vivido anteriormente. Y lo podía ver, las pocas veces que lo mencionaba era para decir cosas buenas, cosas que le daban nostalgia, cosas como su madre o lo bien que lo pasaba en el la escuela de duelos (de la cual no decía el nombre nunca). Yuri sabía que había algo mal con él, lo podía sentir.

—Yuri—oyó que murmuraban a su lado. Dirigió su mirada hacia el chico y este lo miraba algo adormecido aún. El de ojos fucsias notó el suave sonrojo que había en aquel rostro. Casi se olvidó de manera instantánea de lo que pensaba anteriormente—, es muy temprano... no deberías de estar despierto...

—Yuya—le llamó en un susurro, levantó su mano un poco, con todos los deseos del mundo de quitarle esos rizos de cabello que le caían sobre la cara y pasarlos por detrás de la oreja. Pero temía que quizá no fuese lo mejor para él, que quizá le asuntara eso, así que dejó su mano y sus intensiones justo donde estaban. Miró un poco más a aquella cara adormecida que luchaba por mirarlo y no quedarse dormido—, tú vuelve a dormir, yo tengo que...—y entonces uno de los brazos del de ojos rojos lo rodeó más y lo apretó contra si—No Yuya, no puedo quedarme...—dijo muy a su pesar.

—¿Por qué?—preguntó el otro casi sobre su pecho. Rogándole de manera silenciosa que se quedara. No quería que hiciera más por ellos, no ahora en ese momento. Anoche había sido suficientes, había dicho cosas sobre ellos que creía le habían herido. Yuto no le había ayudado en casi nada, solo había mirado a Yuri poco, como si no se mereciese que lo miraran en ese momento. Yuya no podía decir que estuviese seguro, pero al menos sospechaba que eso le había herido de alguna forma. Sabía que no lo iba a admitir tampoco, así que prefería no decirle nada y simplemente quedarse allí, a su lado. Esperando a que lo del de ojos grises no fuera más que su imaginación y el cansancio de aquella situación. Esperaba que no fuera nada malo.

—No Yuya—negó—, tengo que ir a ver si ese maldito no está aquí todavía. No puedo dejar que eso ocurra, si él de verdad está aquí... cerca.

—¿Al menos comerás algo antes?—supo que era inútil y que Yuri tenía la razón. Tenía que hacer lo que le decía. Pero tampoco quería que se fuera a hacer lo que sea sin comer.

—Sí—dijo un poco como para sacárselo de encima, como si quisiera que el otro se fuera a dormir de una buena vez y que se terminara esto. Porque la tentación de quedarse era demasiado fuerte. Porque el abrazarle nuevamente y que se quedara entre sus brazos era algo que sabía que no se repetiría pronto. Menos cuando Yuto siempre estaba allí y cuando Yuya se iba con él de manera voluntaria. Estas cosas no se repetirían a menudo. Y quería quedarse allí, demonios, lo deseaba demasiado—, será algo que me encuentre y... ¿Yuya?

Se quedó sorprendido cuando el otro se levantó de la nada. Yuri se levantó de medio pecho sorprendido. El de ojos rojos le sonrió suavemente, aun tenía ese aire de estar medianamente dormido, y empezó a caminar hacia el pasillo que lo conectaba todo. El de ojos fucsias arrugó su rostro, se levantó también y se fue a perseguirlo.

—Está bien—dijo el que se había levantado primero cuando estaban a una distancia considerable de los otros por el pasillo central—, puedo hacerte algo de comer...

—En serio me sorprendes a veces—comentó el otro. Claro que no le iba a replicar, demonios, era comida de Yuya, demonios, amaba como cocinaba Yuya. No podría negarse aunque quisiera—. Pero después de eso te vas derechito a los brazos de Yuto, tu si necesitas descansar.

—Lo haré, pero quiero asegurarme que comas algo—llegaron entonces a la cocina. Yuya de inmediato se dirigió a los cajones donde tenía las ollas y sacó una sartén, una espátula y la cajilla de fósforos. Yuri le ayudó con lo demás ahorrándose el que le preguntara que quería comer. Sería rápido, no se tardaría más de un par de minutos. Minutos que el de ojos fucsias aprovecharía.

—Yuya—le llamó después de una pausa larga. El fuego estaba en su punto mientras que el aludido estaba concentrado haciendo las cosas. Pero este le hizo una seña para indicar que si le estaba poniendo atención—, dime, ¿extrañas tu hogar?—el de ojos rojos pareció detenerse por un momento pero fue uno tan pequeño y e imperceptible que no parecía que iba a afectar al plato. Pero el de ojos fucsias tuvo suficiente con esa respuesta.

—Yo...—siguió sin mirarlo en lo absoluto—Yo no podría decirte que no, Yuri. Creo que... es solo que...

—No te pongas nervioso—casi sonó a que lo regañaran—, responde lo que piensas, no es como si fuera a afectarme demasiado—dijo ligeramente distraído o eso aparentaba—. Si de verdad extrañas tu hogar...

—Extraño a mi madre—dijo sin tapujos, sabiendo que a Yuri no podría ocultar nada—, a ella no le dije nada y siempre tuvo la esperanza que volviera después de lo sucedido con Yuzu, que la traería conmigo después de todo esto. Pero no volví—era interesante como Yuya no quietaba su concentración de lo que hacía—o al menos no de la manera que ella se esperaba. Terminé yendo allá solo para dejarle un par de zapatos que venían de otra dimensión de un chico que ella ni conoce y... asustándole con unos fantasmas y plantas... Solo para alejarme sin dejarle ninguna explicación. Dejándola sin hijo y posiblemente sin marido—Yuri se acercó un poco a él—. Solo con unos canes para acompañarla y... y no más... Solo quisiera al menos poder... decirle que lo lamento.

—Si quieres, podemos ir allá y que hables con ella—el de ojos fucsias se había tardado en responder y lo había hecho con lo más soso y fácil que podía haberse ocurrido, no sabía si eso sera lo mejor, es más, creía que eso era lo peor. Pero no quería quedarse allí de brazos cruzados, solo haciendo nada y escuchando. Porque para él el escuchar no era nada más que eso, que escuchar problemas y no hacer absolutamente nada para resolverlos. Eso era lo que le habían enseñado, que hablar podía hacer cualquiera y escuchar las órdenes también, pero el solo hecho de acatarlas era lo que te hacía diferente al resto—. Puedo volver a ese... laboratorio a buscarte alguna carta de transporte o quizá mi propio disco de duelo tenga esa modalidad o el que tiene Yuto.

—No—respondió casi de inmediato. Apagó el fuego y retiró la sartén de la estufa cerrado el tanque de gas que había al lado. Aun faltaba mucho para terminarlo—. Todo esto que hago, que hacemos—se corrigió—, es por ellos y por lo que podemos llegar a hacerles si no nos mantenemos alejados. Destruimos a la bestia una vez, pero ¿crees que lo podamos hacer de nuevo? Zarc es fuerte, lo sé y lo sentí. No lo pude ver en acción pero si vimos lo que fue capaz de hacer. Ahora que el sabe como lo derrotamos una vez—negó ligeramente, nunca había estado muy seguro de lo que lo que había pasado, pero creyó que todos se había puesto de acuerdo para separarse, para irse de ese ser que solo buscaba la destrucción ya que, eso al final, los estaba destruyendo a ellos mismos. Era aterrador solo pensarlo de nuevo—, no creó que nos deje derrotarlo de la misma forma—concluyó. Terminó de poner los huevos que había cocinado para Yuri en el plato—. Y sé que... sé que si me voy a casa y veo a mi madre y a mis amigos, cualquiera que sea yo...

—No vas a querer volver—concluyó por él. Yuya lo miró por primera vez en la conversación. Veía a un chico que estaba lidiando con muchas cosas internamente. Porque era así, Yuri estaba luchando contra su propia soledad—. Porque no tienes el suficiente apego a este sitio como para volver si estuvieras en esa situación—soltó aire y lo miró directamente—. Entiendo a lo que te refieres.

—Yuri, yo...—eso era justo lo que le tenía que decir, lo que había venido a su mente. Pero no quería decirlo de esa manera—Es cierto pero...

—¿No querías decirlo de esa manera?—preguntó—Querías decirlo mejor, ¿verdad?—Yuya asintió y  Yuri suspiró—No guardes tus palabras conmigo, hazlo con cualquiera de los otros dos. No necesito que me compadezcas en esas cosas—casi parecía cansado de eso, casi—. Eso guárdalo para Yugo o Yuto si quieres, no lo hagas conmigo.

—Yo no... Yo no me estoy...—suspiró ligeramente—Yuri, es solo que no sé como decirlo, no puedes pedirme que no...

—Yuya—le interrumpió con un tono que a al aludido no le gustaba mucho por lo que parecía querer dar a entender—, yo jamás he necesitado compasión, no tienes porque darme algo que no necesito—el de ojos rojos se quedó algo mal por aquello. No quería que las cosas fueran así, jamás quiso que las cosas fueran así—. Así que dime de cara que es lo que te ocurre porque yo no voy a...

—No es lo que quiero decir Yuri, esto no es...—el de ojos fucsias suspiró levemente.

—Dímelo de frente Yuya, no te digo que no me dolerá—admitió—, pero dilo de una vez. Di que esto no es suficiente para ti, que esto...

—¡Yuri! Basta—le dijo acercándose al otro—, no puedes pedirme que tenga un apoyo a un hogar tan pronto... no estoy acostumbrado a este tipo de cambios—Yuri paró por un instante—. Solo he tenido un hogar durante toda mi vida y yo...

—He hecho mucho por esto, por ese lugar, por ustedes—negó—, no dejaría que...—«no dejaría que tu te fueras solo porque no te sientes bien aquí», eso es lo que le hubiera dicho a él si no se hubiese detenido. Así que ese era el problema, él era demasiado posesivo.

—Y te lo agradezco, en serio te agradezco que hagas todo esto por nosotros—le dijo sinceramente—. Si no te tuviéramos con nosotros, si no hiciéramos lo que tu nos dices que hagamos estaríamos perdidos, en todo esto—Agarró el plato de comida de Yuri entre manos—. Si no hubieses estado con nosotros anoche y no hubieras enfrentado a Sora...—se acercó más a él en un gesto un poco más afectivo—Quién sabe donde estaríamos ahora mismo. Lamento no ser tan apegado a todo esto, no es porque no los quiera, todo lo contrario, los quiero mucho, es solo que... necesito tiempo.

Se quedaron en silencio durante un rato. Yuri lo miraba directamente y Yuya intentaba descifrar que es lo que estaba pensando. Pero al ver que el otro no se movía en lo absoluto y que no pretendía hacerlo pronto, sacó un tenedor y lo puso sobre el plato. Los ojos fucsias seguían sobre él, examinando lo que sea que estuvieran viendo a través de él. Se acercó tendiéndole el plato de comida.

—Ya no tengo hambre—dijo a secas. Como si desde un principio la hubiese tenido. El de ojos rojos suspiró.

—Lo siento—dijo en voz baja—, no quiero que te sientas mal por esto Yuri. No después de todo lo que has hecho por nosotros—bajó su mirada—. El problema soy yo que no me he acostumbrado a todo esto y que... no soy capaz de ver muchas cosas. Yo soy el problema y lo siento. Lamento ocasionarles todo esto y... y el lastimarte...

—No te disculpes—bufó—, yo me busqué esto al preguntarte algo como esto.

—Yuri, escucha, yo de verdad lamento que esto tenga que ser de esta manera y que...—suspiró—Yo no quería decirles esto, a ninguno, no quería herirles.

—No has mentido.

—Sí—se demoró en contestar. Creía que la franqueza podría de alguna manera ayudar a Yuri a entenderlo—, no puedo negarlo. Pero tampoco sabría como decirlo, ni a ti ni a los otros dos. Después de todo lo que han hecho por mi, después de todo lo que han sacrificado, ¿como les podría decir que no tengo la fuerza para quedarme aquí?—dijo volviendo a mirarlo. El de ojos fucsias solo negó.

—Cómo me lo has dicho a mi.

—Pero yo no te lo he dicho Yuri—repuso Yuya—, yo solo... tu llegaste a esa conclusión.

—¿Y está equivocada?

—No, tu estas creyendo que...

—No, no lo está, serías verdaderamente capas de abandonarnos.

—¡Yuri!—exclamó. El de ojos fucsias se quedó mirándolo un momento—Yuri, no creas que con esto estoy diciendo que no los quiero, porque ni es verdad, de verdad los ami mucho, a todos ustedes—Yuri se quedó mirándole—. En eso nunca mentiría, de verdad los amo a ustedes.  Solo necesito tiempo para todo esto... No puedes—se pausó para tragar saliva—, no puedes esperar que me acostumbre tan rápido a todo esto, cada uno de nosotros tiene sus tiempos para esto, tienes que entenderlo.

El de ojos fucsias negó suavemente, Yuya lo vio entonces, vio como sus ojos parecían estar más brillantes que de costumbre y como de alguna manera iban a llorar en ese momento. El de ojos rojos lo vio claro allí entonces, vio que el otro estaba al borde. Y por ello en uno primer momento, cuando se volvió hacia la salida y dijo algo, se quedó quieto.

—No tengo hambre—declaró. Empezó a caminar hacia la salida, a hacer lo que tenía que hacer, con el estómago vacío. Solo dio un par de pasos más antes de sentir como le agarraban una de las muñecas y se la apretaban suavemente para decirle que estaba allí y que no lo iba a dejar ir tan fácil.

—No está mal que sientas miedo a que me vaya Yuri—este no se volvió hacia él, pero tampoco le retiró la mano—. Yo... Yo no te puedo prometer que ese no sea un miedo real y lamento no poder hacerlo, solo no quería hacerles daño. Solo lo he empeorado y lo sé. Pero al menos, al menos quiero que sepas que si no tengo tanto afecto a este hogar como te gustaría que lo tuviera... si lo tengo hacia ustedes. Y... y que no me iría de su lado, no tan fácilmente. No me separaría de ustedes—dijo mirándolo aún. Esperando aún una respuesta—. Y... que sepas que yo... si me fuera a ir para siempre, cosa que no creo que ocurra... se los diría, a ustedes, a sí sea en una nota. Para que sepan que estoy haciendo una locura y que me detengan... Por que de todas las cosas que tengo ahora... ustedes no son ninguna locura.

Yuri se volvió hacia él.

—No te atreverías—dijo después de unos segundos—, ¿verdad? No te atreverías a decirme todo esto solo para tranquilizarme y después apuñalarme por la espalda—lo miró de manera intensa. Yuya negó casi con incredibilidad—. Tu no nos abandonarías sin más, ¿cierto?

Yuya pareció no dudar.

—No, yo no lo haría.

Yuri relajó un poco su mirar y su cuerpo. Casi como si se dejara caer en un pozo sin fondo con la certeza de ser agarrado y salvado por Yuya en ese momento. Tenía miedo de un error, siempre lo tendría y no podía negarlo. Aun temia que todo lo que esperó que pasara fuera un error y que realmente lo mejor fuera que se quedara solo. Pero al menos en las palabras y en los ojos del otro le decir que eso no era a así. Esperaba que no estuviera equivocado.

—Te creo—dijo en un hilo de voz. Se volvió del todo hacia Yuya que aún tenía el plato en sus manos—. Entonces... ¿aún puedo comer? ¿O crees que debería...?

—¡Sí!—exclamó interrumpiéndolo—Claro, yo lo preparé para ti... Si, este, espero que te guste—Yuya se vio por un segundo sonrojado. Yuri sonrío suavemente en algún momento de manera inconsciente y agarró el plato de las manos de Yuya para llevarlo a la mesa. Se volteó hacia la mesa, unos tantos metros más allá. Y fue cuando sintió a Yuya abrazándole la espalda. Puso su mano libre sobre los brazos del otro, indicando que de alguna manera correspondía ese abrazo.

Casi chasqueó su lengua. Yuya definitivamente podía con él.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

—Bien—empezó cuando tuvo a los seis ojos de todos poniéndole atención. Incluido Yugo—, creo que tenemos que hacer algo respecto a lo que ocurrió ayer—suspiró suavemente sin saber que más hacer. Yuto se removió ligeramente de su asiento mientras que los demás hacían más o menos una cara de estar medianamente mal, el de ojos esmeraldas trataba de mantener la concentración, pero simplemente parecía muy confundido respecto a lo ocurrido. Yuto le había contado todo lo acontecido cuando había despertado hace poco y Yuya le había ayudado, pero ese era el problema. Apenas despertaba y toda la información de golpe no le sentaba bien. Así estaría cualquiera.

—¿Es posible que vuelva? No nos vio a nosotros, a ninguno—dijo Yuya algo más centrado en lo ocurrido—, conociendo a Sora creería que esto es una pérdida de tiempo.

—Eso no cambia que sea un testarudo—dijo Yuri. Yuto miró un poco para todas partes antes de hablar.

—Sora fue muy apegado a ti, Yuya—recordó—, cambió a Academia por tu amistad y la de Yuzu—agregó nada más para no darle todo el crédito al chico y que no se sintiera tan mal—. Y ahora que sabe que Yuri fue, aparentemente, el último en vernos—suspiró suavemente—, no creo que nos deje por ñla paz.

—Eso y que estoy seguro que le va a contar a alguien más—bufó haciendo los ojos un poco en blanco—, pensaba que Dennis no iba a preguntarse por alguien tan malditamente resbaladizo como yo, pero allí tenemos a rizitos de naranja preguntándose por mi y buscándome—suspiró—. Y si le cuenta a él, conociéndole, probablemente también le cuente a alguien más.

—Pero, Dennis no creo que pueda volverse a acercar a cualquiera de nuestros amigos—dijo Yuya negando ligeramente—, no después de la traición que nos hizo—miró a Yuto—, ¿verdad?

—Ciertamente no estoy seguro—dijo cruzando sus manos sobre su pecho mientras lo arrugaba—, la guerra ha terminado después de todo, alguno de ellos debe de estar dispuesto a perdonarlo. Sea cual sea su razón. Sora por ejemplo, está interesado en saber más. Este lugar y Yuri es lo único que le queda de ti, Yuya, y si tiene a Dennis de su parte no es tan sencillo que olvide a Yuri.

—Esperen, esperen un momento—Yugo interrumpió ganándose la atención de todos—, si Sora puede hacer todo eso solo con saber algo sobre Yuri y—giró su muñeca tratando de encontrar las palabras para expresarse correctamente—de una de otra manera estamos en mucha desventaja, ¿verdad? Yo solo quiero saber, Yuri, ¿por qué no lo convertiste en carta si eso es lo que ibas a hacer si todo se te salía de control?

—Oficialmente te puedo dar el premio al más despistado de la clase—dijo Yuri poniendo una de sus manos en sus cienes—, pero te lo perdono solo por estar medio dormido de verdad, no como sueles fingir cuando estás cansado.

—¡Oye!—dijo el otro ofendido de manera exagerada, se lo esperaba del otro, además que le gustaba molestarlo con eso. Aunque no creyó que fuera un buen momento para hacerlo.

—Yuri—le llamó Yuya suavemente. Eso era importante, era de todos, y las cosas no son tan sencillas.

—Bien, lo que pasa, dormilón, es que ese chico no estaba solo—confesó, a lo que Yugo se sorprendió—. Él no llegó a este lugar perdido de la nada solo, le ayudaron, o más bien lo ayudó Reiji Akaba—concretó. El de ojos esmeraldas hizo un arrugamiento de su ceño—. ¿Él de cabello gris?

—Sé quien es—dijo un tanto dudoso—, pero, ¿como diablos lo ayudó?—preguntó y miró a Yuya—Dijiste que lo hizo por un localizador de discos de duelo, que eso lo podía hacer incluso desde... Miami, ¿verdad?

—Correcto—confirmó Yuya—, aparentemente es algo que tenían todos los discos de duelo.

—¿Eso no quiere decir que Reiji también sabe que estamos aquí?—cuestionó—Oh bueno, ¿al menos Yuri?

—Sí...—dijo Yuya algo desanimado.

—Bien, pero eso no nos resuelve el problema principal—dice Yuto—, ¿que podemos hacer frente a esto?

—Francamente no tengo ni la más remota idea—dijo Yugo y suspiró—. Solo podemos esperar a que vuelva y esperar que no traiga nada que no podamos manejar.

—Eso es peor que ir a la deriva—dijo Yuri algo impotente—, sabes que si de verdad quieren encontrarlos, por las razones que sean, lo harán. Es el hijo de Leo Akaba, no creo que él sea diferente de su padre, considerando todo lo que hizo solo por derrotarlo—lo recordaba por todos los reportes que vio en Academia, por las miles de veces que vio lo que ocurría en la dimensión Syncro. Le sorprendía lo poco que el profesor le había importado aquel tema de los Lancers, siendo que ellos habían tomado un enorme control y parecían ser cada vez más fuertes, pero bueno, al profesor solo le interesaba Serena de ese grupo y cuando la consiguió poco o nada le importó. Ahora que lo pensaba, él realmente no pensaba tan bien como parecía—. Cuando venga, no será como un cualquiera.

—Reiji no se rinde tan fácilmente con nada—dijo Yuya y suspiró—, esto es complejo, si nos ven se acabó. No tendrán duda alguna que estamos aquí y tendremos que volver, no creo que mi madre o... Martha o cualquiera de nuestros amigos estén muy contentos al saber que nos quedamos aquí y que no queremos volver a sus lado—Yuri suspiró con la nariz imperceptiblemente. El de ojos rojos le mostró una disculpa con su rostro.

—Entonces... ¿tenemos que jugar a las escondidas básicamente?—preguntó Yugo mirando a Yuri.

—Sí, por ahora creo que lo más adecuado es que ninguno de ustedes salga—les dijo para el asombro de todos—. No podemos arriesgarnos a que ninguno de ustedes sea visto, ni siquiera en el pueblo. Puede que hablen de con los vecinos y nosotros no somos precisamente las personas más adecuadas para pasar desapersibidas.

—Pero, ¿eso no lo haría más sospechoso? El que tus ventanas y puertas siempre estén cerradas es sospechoso—el primero en decir algo fue Yugo—. Además no salir es casi indispensable para todos, ¿no creen que podríamos tener la enfermedad de la cabaña esa? ¿La que daba por estar tanto tiempo encerrado?

—Yugo—le recriminó Yuto, el cual entendía las cosas que tenía que hacer para su propio bien, el de todos—, no tenemos más opciones, esto es lo que tenemos que hacer si queremos... seguir de esta manera.

—Sé que no parece lo mejor, pero... creo que debemos confiar en Yuri—Yuya lo apoyó sin rechistar. Yuri casi sonrió suavemente.

—Bien, bien—dijo al final el de ojos esmeraldas—, pero ¿que nos quedaremos haciendo aquí mientras?—preguntó un poco intrigado. Yuri arrugó la cara tratando de pensar en que demonios pensaba ese tipo al hacer semejante pregunta. Yuto se abstuvo de responder mientras que Yuya le sonrió amablemente.

—Ya encontraremos algo que hacer Yugo, será divertido estar todos juntos—le dijo para darle algo más de confianza. El aludido negó un par de veces sin saber que decir exactamente—, quizá podemos jugar a duelo... quiero decir, a los naipes—sonrió nerviosamente. El de ojos esmeraldas miró al de ojos fucsias suplicante.

—Por favor dime que tienes juegos de mesa al menos... 

—¿Y tú te encargarás de todas las cosas que hacemos afuera?—preguntó Yuto, volviendo a centrar las cosas—Es mucho camino de aquí al pueblo, y traer las cosas es casi un suplicio. 

—Tendré que soportarlo, no es la primera vez que me toca este tipo de cosas—dice algo más relajado que el otro—, lo sabes, ¿no?—preguntó con cierta gracia, tratando de quitarle importancia al tema.

—¿Y por cuanto tiempo, Yuri?—preguntó Yuto nuevamente Yuya lo miraba fijándose en su mirada, esperando encontrar algo en ella algo que quizá no estuviera viendo. Yugo estaba más bien mirando a no esperando una respuesta, sino haciendo lo mismo que el de ojos rojos—No son pocas cosas y lo sabes.

—No será por mucho, espero—dice aún en su actitud de quitarle importancia. 

—Va a ser muy cargante para ti, hay que buscar alguna manera que...—empezó a decir, pero Yuri negó.

—Cualquier otra cosa, créeme, es mala idea—dijo Yuri cambiándole su mirar ligeramente—. Sobre todo si incluye que ustedes salgan, claro, no puedo amarrarlos, pero por nuestro bien—desvió su mirada a Yuya por un momento—, debemos hacerlo.

—Te vas a terminar cansando de esto—dijo Yuto negando suavemente. Yuri esa un testarudo de temer. Y cuando acercó más su rostro al suyo, en señal de desafió, no pudo evitar pensar que era una mala idea.

—¿Quieres apostar?—le dijo desafiante.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

—¡Ja!—dijo Yugo al terminar con su jugada en la partida de Damas que tenían. Parecía muy sonriente de poder lograr algo—¡Dos seguidas! Te quedas sin fichas Yuya...—sonrió algo más confiando. Yuya miraba con atención al tablero algo desgastado que había y sonrió ligeramente. La cara del de ojos esmeraldas dejó de mostrar su sonrisa—Oh no.

—Oh si—respondió con una sonrisa brillante. Yuto, que los miraba desde lejos con un libro abajo en su estómago no pudo evitar sonreír tambien. Yuya era hermoso—. Y entonces hago esto—movió su ficha por los lugares adecuados y comió las 5 fichas que le quedaban a Yugo—. ¡y gané! 

—¡No! ¡Ya van cuatro veces seguidas!

—¡Sí!—celebró el de ojos rojos con emoción—¡Esta ya es la cuarta!

—¡¿Por qué nunca puedo ganar!?—preguntó mientras se rascaba la cabeza—Ya, la quinta es la vencida, ¡Yuya!—exclamó mientras que el otro no podía hacer nada más salvo reírse de las caras que había hecho Yugo—¡Te reto nuevamente!

—¡Claro!—exclamó entusiasta. Sabía que el otro no se iba a negar hasta que le ganara, pero tampoco podía hacer que el de ojos grises se quedara atrás—Solo, dame un momento—se dirigió al otro—. ¡Yuto! ¿Quieres jugar una partida?

—¿Qué?—dijo Yugo casi para sí mismo. 

—Yo te enseño a Jugar—le dice amablemente.

—Oh no—dijo Yugo de nuevo. Yuto se enderezó de su estancia en el sofá y puso el libro a un lado con el marca páginas que tenía. El único de toda la casa de hecho.

—¿No importa que sea muy malo para los juegos de mesa que no tienes que ver con cartas?—preguntó algo reído. Yuya soltó una risita, sabía que no era tan en serio.

—No para nada, tú solo...—empezó, pero Yugo le interrumpió. 

—Ni hablar—dijo más alto que las dos veces anteriores. Además, y para sorpresa para los dos, Yugo se tiró encima de Yuya en una pose posesiva sobre el otro tirando el tablero de juego en el proceso—, no hasta que le gane en al menos una,  ¡además yo estaba jugando primero!—le hizo un puchero a Yuto. Y, de la nada, como si le hubieran vaciado una cubeta de agua fría, reaccionó.

—Y-Yugo—el aludido bajó su cara lentamente hacia un sonrojado chico de ojos rojos. El de arriba también se sonrojó  fuertemente también y se retiró inmediatamente de arriba parándose del suelo a una velocidad alarmante. 

—¡Y-Yo...!—dijo terriblemente sonrojado—¡Yo sigo queriendo ganarle al menos una!—dijo aun sonrojado sin querer mirar a Yuya. Este por su parte se había tapado la cara por la vergüenza y el sonrojo se le veía en las orejas también. Yuto seguía sorprendido y niega ligeramente—Yo sigo queriendo ganar una...

—Está bien—dijo el otro viendo que Yuya no se sentía mal, sino que simplemente estaba avergonzado. Además toda la escena le causaba cierta ternura y gracia. Quizá era buena idea dejarlos allí—. Gana una vez, pero después es mi turno.

Yugo miró al chico de ojos rojos al ver que no se movía en absoluto.

—Eh...  ¿Yuya?—se acercó temeroso aun al chico de respiración suave. El cual aún se tapaba su rostro. Yugo se acercó más a revisarlo ante la mirada atenta de Yuto. Cuando el de ojos esmeraldas estuvo lo suficientemente cerca Yuya se encargó de molestarlo mordiéndole el cuello sabiendo lo sensible que era—¡H-Hey!—el escalofrío había sigo ligeramente fuerte y provocó que Yuya tuviera tiempo de levantarse del suelo y huir hacia otra habitación—¡Yuya!—Yugo estaba sonrojado y se fue a perseguirlo. El de ojos rojos ya corría bien por todas partes, ya se desenvolvía bien con su pie sin problemas. El tiempo había pasado más rápido de lo que les gustaría. Pero allí estaban. 

Yuto puso una sonrisa en su rostro y miró hacia uno de los relojes de la sala común en la que estaban. Se levantó casi de inmediato al ver la hora y se dirigió hacia la puerta de entrada. Yuri iba a llegar en cualquier instante. Y en efecto, apenas llegó al frente de la puerta, esta cedió y se abrió. El de ojos grises se escondió de manera instintiva por si cualquier cosa. El de ojos fucsias lo no vio en un primer momento sino que jadeó de cansancio y dejó las cosas que traía sobre el suelo. El de negros cabellos sabía que el chico no iba a llamar a ninguno, así que esperó pacientemente a el que cerrara la puerta para acercarse a agarrar algunas de las bolsas que tenía. 

—Hola, llamaré a Yuya o a Yugo para que nos ayuden—cargó con la mitad. Yuri pareció sorprenderse, pero a duras penas dijo algo sobre el hecho de que él estuviese allí justo cuando llegó.

—Hola—dijo con una voz en la cual era obvio que le faltaba aire—, bien, dejemos todo esto en la cocina, tengo que volver a salir—dijo cargando las bolsas por su cuenta. Las que Yuto le había dejado. Avanzó un par de pasos con la mirada distraía de en suelo hasta que se chocó con la espalda de Yuto—. Ah, ¿estamos jugando a los congelados? Porque te acabo de descongelar, ya puedes moverte.

—Yuri, tienes que descansar—le dijo volviéndose al otro. Este entrecerró los ojos y suspiró—, esto es demasiado y sé lo que pasa cuando te exiges de más—dijo recordando sus tiempos en la resistencia.

—Oye, ¿por que no te dejas de compasiones y vamos a...?

—Yuri.

—¿Qué?

—Hablo en serio—estaban los dos de frente. Yuri seguía con esa cara de cansancio disfrasada, y Yuto seguía mirándolo. Era una pelea entre líneas—, estos días han sido demasiado cargantes para ti, tienes que parar.

—¿Es que no lo ves?—dijo algo más serio—No puedo descansar ahora mismo, si vuelve...

—Si vuelve te despertaré para que nos ayudes, pero no vas a salir más por ahora—Yuri bufó ligeramente—, te lo digo en serio.

—Sabes que llegas tardes, ¿verdad?—dijo Yuri con un tono ligeramente altanero y burlesco—La época en la que estaba buscando una madre ya pasó hace años.

—No quiero ser tu madre, Yuri—dijo Yuto pasándose de ese tono que usaba—, quiero que no te hagas daño—el de ojos fucsias se quedó un momento quieto mientras su corazón que quedaba allí, luchando por latir menos—. Te estas esforzando demasiado. Ya es suficiente Yuri.

—Estaré bien, he soportado peores cosas en Academia—dijo sin problemas. Yuto tuvo una reacción negativa ante la mención, el recordar a ese chico como un soldado de élite no era algo que le gustara demasiado, pero lo aceptaba de todos modos—. No me voy a romper tan fácilmente—dice quitando importancia al asunto. Avanzó un poco para irse a la cocina y dejar las cosas. Solo iba a hacer eso, y se iba a ir.

Pero entonces, y sin que se lo esperara, Yuto soltó con cuidado sus bolsas y lo acorraló contra la pared. Con la cara muy cerca de sus labios. 

-.-.-.-.-.-.-.-..

¡Hey! ¿Cómo están? awa, solo pasaba por aquí para decirles lo obvio XD (tanto que no lo diré porque está claro que es) y para lo no tan obvio. Verán awa, me voy durante unas dos semanas a un lugar que creo que no tendré internet. Además que también haré un par de tareas del colegio :) *esta maldiciéndolo terriblemente* Pero en fin awa, el caso es que esto es de lo último que subiré por este año y que pues, espero que hayan disfrutado :3 *se ríe malvadamente* 

El caso, feliz 2018, nos vemos allá.

¡¡Se les quiere!!

Y recuerden, All the living are dead and the dead are all living....

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top