CAPITULO 1
Les dejo foto de Ben Johnson.
-Tabatha, ya levántate. -Grita mi madre lastimando mis tímpanos. Todas las mañanas es lo mismo, lo admito soy una floja para madrugar.
-Cinco minutos más. -Apenas soy capaz de articular, mientras que mis traidores ojos se cierran entregándome a los brazos de Morfeo otra vez.
-Tabatha Arlington. -Mamá abre la puerta y con brusquedad innecesaria retira la colcha.
-Má. -La miro con resentimiento.
-Es tu primer día de clases, deberías estar emocionada.
No comprendo el punto de vista de mi madre, después de unas hermosas vacaciones de verano en las cuales me levanté todos los días tarde, pide un milagro que yo reaccionara, más habiéndome acostado de madrugada, por ver el maratón de "La Bella y la Bestia", me encanta esta serie, estoy enamorada de Vincent, el hecho de que sea humano pero a la vez algo más, lo hace sexy y misterioso.
Me fulminó con la mirada, cruzada de brazos, ¿Qué no piensa irse?
-Eso es presión psicológica.
–Señalé, sentándome sobre la cama.
-Al baño ahora. –Me ordena con tono autoritario.
-No puedo creer que aún me trates como a una niña, tengo dieciséis ¿Sabes?
-Entonces deja de actuar como una, y mueve ese trasero. –Puso énfasis en esta última parte.
-Bien. –La miré mal y me levanté con dirección a mi armario, para ver que me pondría. Mamá me observaba.
-¡Por el amor a Dios! –Exclamo indignada. -¿No tienes cosas que hacer?
No me contesta pero me mira con el rabillo del ojo antes de salir. ¡Jesús! Solo esto me faltaba. Con los pies de rastras entro a la ducha, el agua fría sale petrificándome, brincando hacia atrás.
-Mierda. –Grité sin poder evitarlo. _Mamá no hay agua caliente –No recibí respuesta, no me voy a meter a ese cubo de hielo, así mi vida dependiera de eso, pero de repente el agua tibia comenzó a fluir y me relajé, permanecí más de lo necesario bajo su calidez, creo que me quede dormida de pie porque me escuché roncar. Dije roncar, no, yo no ronco, es un problema de alergias que tengo, como sea, me exalté y cerré la llave.
Amaba el verano, otros odiaban el calor pero yo no, lo prefería cien veces más que al frío. Me puse mi vestido de cuadros naranja, combinado con blanco y verde, calzando unas botas de cuero cafés. Me maquillé discreto, recogí mi pelo en un perfecto moño. Otra cosa que adoro es mi cabello, largo, sedoso y agradecido, se acomoda como yo quiero sin necesidad de batallar con éste. Me pasé el brillo por los labios y me miré por última vez en el espejo, algo falta, toqué mi cuello, sí eso es, una cadena dorada con un corazón terminó de decorar el acabado.
Tomé mi mochila y bajé aprisa, es tarde, muy tarde. Llegué a la cocina y papá acababa de llegar, es doctor y esta semana le toca el turno de noche.
-Hola papi. –Lo besé en la mejilla y me sonrió. Las oscuras ojeras se marcaban bajo sus ojos, pobre, lo considero, personalmente turnos así no podría sobrellevarlos. Él quería que yo fuera doctora, pero ni al caso, con solo ver sangre me desmayo, y estamos hablando incluso de mi propia sangre.
Una bocina sonó con insistencia, sonreí porque sabía de quién se trataba. Papá me extendió una tostada con suficiente mermelada de mora, mi favorita, ¡Rayos! ¿Qué haría sin este hombre? la tomé, mordiéndola al acto y me despedí de ambos.
Al salir mi mejor amiga Julissa, se asomaba por la puerta del piloto, sentada en el borde de la ventana.
-Mueve tu trasero, para variar llegaremos tarde el primer día.
Le saco la lengua mientras me acomodo al lado del copiloto y me abrocho el cinturón.
-Día de clases, Yujuuuu. –Alego con falsa alegría levantando mis brazos con sarcasmo.
-No seas pesada, no te bastaron las vacaciones.
-No cuando finalizan y regreso a mi pesadilla.
Hicimos una segunda parada, Julissa volvió a tocar la bocina con demasiada exageración.
-Ya basta, me quedaré sorda. –Le reclamé.
Me ignoró y no dejó de tocar hasta que Brent se asomó y corrió para tomar asiento atrás.
-Hola brujas.
Ambas lo fulminamos con la mirada.
-¿Qué? –Preguntó con tono inocente.
-Anormal. –Le sacó la lengua Julissa mirándolo desde el espejo retrovisor.
-Sí como digan.
Brent y Julissa son mis mejores amigos del alma, nos conocemos desde el Jardín de Niños, ellos son para mí como uña y carne y mugre y microbio, los quiero como los hermanos que nunca tuve, a Dios gracias, porque me encanta ser hija única. Brent tiene una hermanita y Julissa un hermano mayor, ohhhh Sam, es tan apuesto, pero se fue a la universidad, es el futuro padre de mis hijos, aunque él aún no lo sabe.
-¿Qué sabes de Sam? –Pregunté viendo por la ventana.
-Nada interesante, vendrá para navidad.
-¿De verdad? –La miré entusiasmada con la idea.
-Sí, te mando saludos.
-¡Ah sí! –Sonreí como una idiota.
-Cuidado, no quiero que ensucies mi auto con tu baba.
-Ja-ja. –Respondo cruzándome de brazos.
Llegamos pronto al centro educativo, por supuesto ya no había espacio para parquear, así que tuvimos que hacerlo en las afueras. Cuando entramos el timbre de entrada sonó estridente, maldije para mis adentros porque mi primera clase es con el señor Simmons de Historia, y juro que me odia, me daba mucha pereza leer por lo que pasaba su materia "Con los pelos en el alambre" por describirlo de alguna forma.
Entro tratando de ser silenciosa, él está frente al pizarrón explicando no sé qué, pero parece que tiene ojos en la espalda porque antes de poder sentarme se volteó.
-Señorita Arlington, nos alegra que encontrara el camino al salón.
Algunos soltaron la risa pero los fulminé con una de mis miradas asesinas y todos callaron. Sí lo acepto, tengo un carácter del demonio, y me temen, ese mérito lo logré después de romperle la boca al brabucón de Alex Coleman, era del doble de mi tamaño pero no me dejaba en paz, me jalaba el cabello, me robaba la merienda, y el dinero cuando podía, así que cansada de su abuso, un día me le planté, lo pateé con fuerza por sus partes nobles, movimiento que no esperaba, para luego dejar ir mi puño sobre su rostro. Papá me había enseñado a golpear sin fracturarme la mano, así que esa mañana puse en práctica lo aprendido y lo deje tendido sobre el césped. Desde ese momento me convertí en la heroína de muchos, pero a la vez, gané respeto, nadie se mete con Tabatha Arlington y sale ileso, y eso que solo tenía doce años. Fui suspendida un par de días, pero valió la pena la satisfacción obtenida.
Saqué el libro de historia bajo la inquisidora mirada del señor Simmons y le sonreí, recibiendo de su parte una mueca de disgusto y siguió en lo suyo. Para mi mala suerte ni Julissa ni Brent recibían esta clase conmigo, lo que la hacía más fastidiosa de lo que ya era.
Mis ojos se estaban cerrando, no, no, no por favor, no puedo dormirme. Los abrí como platos tratando de mantener mi atención al profesor, pero su voz suena exactamente igual que la maestra de Charlie Brown cuando habla, es decir, no entendía nada. Me enderecé y miré fuera de la ventana, tratando que la claridad me ayudara a desperezarme. Mis ojos viajaron a un chico sentado en la última fila, jamás lo había visto antes. Se me fue el sueño de repente ¿Quién diablos es ese adonis? ¿De dónde salió? Cuando él se dio cuenta que lo miraba embobada, frunció el ceño como un perro Buldog. Si cree que me intimidará se equivoca de persona, así que le sostuve la mirada.
Sus ojos grises se clavaron en mí como puñales, y digo puñales porque juro que si pudiera, me asesinaría ahí mismo. Cualquier otra persona en su sano juicio hubiera quitado la mirada, pero yo no, si éste piensa que puede intimidarme está muy equivocado.
-Señorita Arlington ¿Qué opina sobre lo que acabo de decir?
Mi vista calló en el señor Simmons, que como es obvio no tengo ni la más remota idea de qué carajos hablaba.
-¿Puede repetir la pregunta por favor? Me encontraba distraída.
–Di como excusa.
-No, si eso ya lo noté, parece que usted y el señor Johnson se entretenían con el intercambio de miradas.
La clase entera se fijó en mí y luego en él, que desvió su vista hacia la pared.
-Quizás usted señor Johnson pueda instruirnos.
Al igual que todos lo miré, esperando que diera una respuesta a una pregunta que jamás escuché.
El joven se volteó despacio encarando al profesor, solo artículo: -No.
¿No qué? ¿Qué clase de respuesta es esa? Ahora sí que el señor Simmons se lo comería vivo.
-Es correcto, no. Fue en la década de........
Y hasta ahí llegué, no le presté más atención al profesor. ¿Es en serio? Se lo aprobaba, hubiera sido yo, de seguro me pone a dar una explicación kilométrica y encima dar ejemplos, esto no es justo. La furia me invadió y odié al chico nuevo con todo mi ser por ridiculizarme. Bueno en realidad lo hice por mis propios medios, pero él contestó algo que yo no sabía con un monosílabo "No" y el estúpido profesor se lo tomó por bueno.
El timbre de cambio de clase me alegró sobremanera, necesito salir de ahí tan pronto como me sea posible. Salí disparada ahora a laboratorio, demonios, odio esta clase también, el año pasado le puse a una chica el cabello verde cuando mezcle mal unos ingredientes y la infusión hizo convulsión y explotó encima de ella. Por suerte solo fueron las puntas, pero tuvo que cortarlas, desde entonces no me dirige la palabra.
En esta clase tampoco Brent y Julissa están conmigo. Bufé fastidiada, nadie quería sentarse junto a mí, por obvias razones, así que me encontraba sola en mi zona de desastres. Casi me da un infarto cuando "El señor Johnson" ingresó al salón y se quedó de pie a la par de la señorita Rottenmayer, es de ascendencia alemana y el apellido le cae como anillo al dedo.
El joven le entrega una hoja y ella procede a leerla con sus anticuados lentes de media luna.
-Bien clase, tenemos un estudiante nuevo. Se llama Ben Johnson, por favor démosle la bienvenida.
Algunos lo saludaron con la mano, otros le sonrieron, solo Nancy, la chica popular de la escuela se levantó y dijo: "Bienvenido" en un tono coqueto que me revolvió las entrañas. Sí, sí, de seguro terminarían siendo novios ya que recién terminó una larga relación de dos meses con... ¡Dios! ¿Cómo se llama? Nancy cambia de novio como de ropa, así que ya ni me tomo la molestia de recordar los nombres.
¿En qué iba? Así, ella se abalanza sobre los alumnos recién llegados, más si son guapos como el espécimen que tenemos al frente, carne fresca al matadero, de repente sentí un poco de pena por él. Sus encantos son infalibles, los logra conquistar con sus muy formados y alineados atributos.
Nada que decir, es hermosa, una zorra, pero hermosa, yo en cambio no soy de mal ver debo ser justa conmigo, pero plana como una tabla, llegué tarde a la repartición de traseros y bubis, pero me compensan unas curveadas caderas, abdomen de envidia y piernas parejas. Sí, yo también puedo robar suspiros, o eso me digo para aumentar mi autoestima, tengo un elevado ego que conservar.
-Por favor señor Jonhson tome asiento junto a la señorita Arlington.
No, no, no, ¡Mierda! Aquí no, está reservado para.... Bueno, para alguien más que no seas tú. Él camina despacio y se sienta en el taburete junto a mí. No me vuelve a ver, sacó sus cosas y su vista se clavó en la profesora, ¿Me está ignorando adrede? ¿Quién se cree? Yo puedo jugar el mismo juego también, intenté no prestarle atención, pero no logré mi objetivo a cabalidad ya que es imposible no mirarlo de reojo de tanto en tanto, es demasiado bello para no admirarlo, y más si lo tengo tan cerca.
Sonó de nuevo el timbre y quise desaparecer pero la señorita Rottenmayer nos detuvo.
-Para el final del curso deberán presentar un proyecto de ciencias, se hará en parejas. –Vi como Nancy sonreía, de seguro le diría a Ben que lo hiciera con ella. Levantó la mano.
-Sí señorita Hamilton.
-¿Podemos escoger con quién haremos el proyecto profesora?
-No, se quedarán tal y como están con sus compañeros de laboratorio.
La sonrisa de Nancy desapareció y la mía también ¿Qué? ¿Es broma? ¿Hacer un trabajo con el Sr. Simpatía? Sabía que debía quedarme en cama hoy.
-Pasen recogiendo las hojas con el tema y las indicaciones. –Señala un grupo de papeles.
Ni él me determinó ni yo tampoco, caminamos fuera del aula, la diferencia es que mi persona sí recogió la tarea y él no, pasó de largo. ¡Genial! Vaya suerte la mía.
Gracias a Dios no tuve más encuentros con el Sr. Gruñón, todo marchó genial, ya que el resto de las clases coincidí horarios tanto con Brent como con Julissa, la muy esperada hora del almuerzo al fin llegó, mi hambriento estómago gruñía pidiendo alimento. Una enorme tajada de pizza y una gaseosa fueron mi elección, nos sentamos en una mesa con otros chicos, que no son nuestros amigos pero sí compartimos una relación cercana.
El Sr. Gruñón (Nombre oficial que le había dado) se sentó solo en una mesa aparte, lo vi pasar y como "Todos" en el comedor lo seguían con la mirada.
-¿Ya conocen al chico nuevo?
–Hace la observación Yenuen en voz baja como si él fuera a escuchar entre la multitud de gritos y ruido que inunda la estancia.
-No, pero está guapísimo. –Añade Juli técnicamente babeando.
-Se llama Ben Johnson y está conmigo en Historia y Laboratorio.
-¡Maldita afortunada! –Julissa golpea mi hombro y chilló como una niña ya que lo ha hecho con demasiada euforia.
-Yo no lo llamaría afortunada.
–Masajeo la parte adolorida.
-¿Por qué? Sólo míralo.
Ella y Yenuen parecen perritos falderos, solo les falta sacar la lengua e ir a lamerle la mano, que deprimente, pongo los ojos en blanco ante su actitud.
-¿Y ya hablaste con él? –Yenuen de verdad demuestra interés
-No, y no me interesa, es un pedante. –Contesto mordiendo la punta de mi pizza.
-Entonces tú y él son la pareja perfecta. –Me recalca Juli, al tiempo que la codeo a la altura de las costillas.
-Oye. –Se queja la aludida, le sonrío.
-Hey, pongan atención. –Nos dice Brent.
-¿Qué? –Contestamos las tres al mismo tiempo.
-Observen a Nancy acechar a su presa. –Agregó.
Captó de inmediato nuestra curiosidad y en silencio presenciamos su técnica de ataque. Ella se acercó a su mesa y se sentó. Como lamentaba no tener un oído súper sónico para saber que conversaban, bueno que hablaba ella porque él siquiera la alzó a ver.
-No sé si estoy mal, pero el tipo la está ignorando. –Hace la observación Josué, a quién ni siquiera había determinado.
-¡Oh por Dios! Esto es digno de ver. –Yenuen acomoda sus gafas.
Continuamos entretenidos en ellos, cuando de pronto, Ben se levantó dejando la bandeja de comida de lado, notablemente disgustado y dejando a Nancy sola con la palabra en la boca. Los presentes abrimos la boca en una O perfecta, sin poder creer lo que veíamos.
Por un segundo, todo el comedor se consumió en el silencio, Nancy se levantó despacio, acomodó su cabello detrás de la oreja, tomó la bandeja y se sentó con el grupito de siempre, disimulando la humillación recibida.
-Métanse en sus asuntos. –Gritó a nadie en particular en voz alta, de inmediato el alboroto siguió su curso y quedé impactada, quizás este joven sea diferente después de todo, le doy méritos por rechazar a la voluptuosa Nancy Hamilton, claro también siento otra vez pena por él, desde este momento estaría en su lista negra y ella puede ser una bruja cuando se lo propone.
El curso lectivo terminó, ¡Gracias a Dios! Y me reuní con mis amigos en las afueras del parqueo. Brent y Julissa seguían comentando lo sucedido en la hora del almuerzo, mientras que yo me entretenía leyendo las indicaciones del proyecto. Es una maldita pesadilla, debo hablar con Ben mañana para coordinar cómo lo haremos.
Una extraña inquietud se clavó en mis entrañas, por alguna razón quiero volverlo a ver pero a la vez pensar en él me causa cierta repulsión, en el sentido que parece encontrar mi contraparte, en algo tiene razón Julissa, Ben y yo somos más parecidos de lo que esperaba.
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