Libro 1/2

El peruano miraba en extremo aburrido el gran reloj que adornada el cuarto del argentino, estaba esperándolo, al final, no podía hablar con nadie que no se él, ya saben, "cuestiones de seguridad". No sabía cuando habían cortado sus alas. Literalmente sentía que quedarse en un cuarto era impropio de él y su alma que rogaba en esos instantes de una filosa espada y varios oponentes.

No era él.

Se recostó en la cama, y tantio con sus dedos si abdomen. Ahora que lo pensaba mejor, no había visto a la madre del que antes seria su esposo... No siquiera a dar las condolencias por la desaparición del chileno ¿Que pensaría ella de él? Probablemente nada agradable.

Estaba ancioso, sus días eran horrendamente aburridos desde que estaba encerrado allí. Se sentía casi un rehén.

Miro el balcón tentando, se acercó y asomándose inhaló el aire fresco, era un día tan lindo... Y el allí...

Perú: Arge se va a molestar --Infla las mejillas-- Además por lo que paso la última vez, quizá si me tengan a la mira...

Regreso su mirada al cuarto, vio en un mueble infinidad de espadas y de uniformes de militares... Había un casco... Un uniforme de cuando Argentina aun era bastante joven y menos alto a lo que en ese instante era ¿Le quedaría?

Perú: Hay Arge no te vallas a molestar.

Entonces el peruano tomo aire, lleno esos pulmones de oxígeno y tomando la armadura y la espada se vistió, se puso todo y en especial se puso aquel casco que ayudaria a cubrir su identidad. Cogió la espada y acercándose al balcón vigilo que no halla alguien y de un buen salto bajo desde la altura hasta la superficie llena de pasto. Agradecida estar en forma, de lo contrario ya se hubiera roto alto.

Suspiro y acomodo el casco para emprender rumbo a la casa de la señora mapuche. Le sorprendia lo fácil que había resueltado... Y esque lo era. Argentina confiaba en que Perú no saldría de alli.

Camino y camino, hasta llegar al lugar en el que fue abrazado de tantos recuerdos. Vio a la señora hablando con una doncellas y decidió darse una vuelta hasta que se desocupara.

Logro mezclarse entre otros soldados de la guardia de la señora y adentrarse en la morada, conocía el lugar y tenía un destino... Aquella habitación.

La busco con desespero, entro veloz y se atrevió en tirarse en la cama e inhalar aquel aroma que por poco y olvidaba. Se quitó el casco y se permitió llorar un poco allí...

El tampoco había podido despedirse de chile adecuadamente... Lloro unos 10 minutos, hasta que algo llamo su atención. Los libros que tanto el chileno había atesorado. Una sonrisa nostálgica entonces de asomo.

Se acercó al estante y paseo sus dedos por los lomos, se detuvo en uno muy delgado, le había llamado la atencion el que este libro este tan maltratado.

Lo saco y allí vio con algo de nostalgia un libro desgastado: Un diario.

Algo sumamente cursi para una especie guerrera pero que al final, en ese instante, eran las memorias de su leal amigo. Un recuerdo...


(...)

La suerte parecía de su lado, pues apenas logro subir de regreso al cuarto tras esa pequeña aventura la puerta se abrió dejando ver al argentino. Que suerte.

Argentina: ¿que hacés con eso? --Le quita el casco-- jajaja te queda bien, eres tan pequeño.

Perú: Jajaja perdón , estaba jugando con tu ropa...

Argentina: Te gusta? Si quieres te lo puedo regalar --Besa su frente acostándose en la cama -- Estoy agotado, hubo una reunión con el consejo, estamos restaurando el palacio real, además todos están desesperados por el asunto del pequeño que espero y cargues ahora --Suspira-- además está la boda y la coronación oficial...la guerra... Todo es un caos halla afuera --Lo ve-- Amor ¿Te parece si nos dormimos un rato?

El peruano asintio, se acercó a la cama y beso castamente sus labios. Sabía que era duro para el argentino.

Perú: Me daré un baño antes y me quitaré esto

Argentina: bien ¿Necesitas ayuda? El traje es algo pesado.

Perú: Es-estare bien.

Entro presuroso al baño y cerro tras de si la puerta, se quitó la armadura callendo aquel libro que con ingenio había logrado ocultar en su armadura. Se quitó todo el traje y tomo el libro. Acaricio la portada y sonrió... Tenía que ocultarlo. Pero dónde...

La ducha ... Y para cuando salió con cautela vio al argentino dormido.

Tenía que ser cauteloso, se acercó a la cama e inclinándose coloco el libro bajo esta, era un asco de escondite y lo sabía pero solo era temporal hasta el siguiente día, cuando él argentino se fuera. Allí podría ocultarlo mejor.

Se levanto y vio como al argentino seguí dormido, suspiro y acaricio sus cabellos, realmente sentía lastima por su amigo. Se suponía que el ser sometido a las torturas del consejo era él. Y en cambio, Argentina estaba asumiendo la estresante situación...

A estas alturas no sabía si por él o por el bebé que esperaba que llevase...

Cualquiera de los dos... Era algo noble...

Lo acaricio hasta que despertó. Sus ojos celestes lo vieron con tanto amor...

Argentina: Ya estás aquí... Perdón, me quedé dormido --Susurra--

Perú: Estás agotado, está bien...

Argentina:... estás en bata --Susurra-- que lindo... Querías provocarme?

Perú: Y...Yo --Se avergüenza -

Argentina: ... Estoy algo cansado como para hacerlo... ¿Te parece si solo, te acuestas aquí? --palmea su pecho -- me encanta sentir tu corazón contra el mío.

El peruano asintio, se enderezó y se acercó rápidamente hasta el gran ropero sacando de este una pijama de seda, se la puso rápido y presuroso dispuesto a seguir la orden. Una vez vestido se acercó a la cama y con cuidado se acostó sobre el argentino. Si. Sentía su corazon y viceversa

Argentina: Te amo tanto --Susurra-- de verdad no sabes cuánto

Perú: No digas eso pe...

Argentina: Tu corazón late más rápido... Te gusta eso? Que te diga que te amo te amo te re amo?

Perú: Yaaaaa

Argentina: Jajaja esque te ponés tan lindo todo sonrojado --Lo abraza-- Ahhh al fin eres mío maldita sea --Lo apachurra-- mío mío miooo

Perú: aún no te casaste conmigo así que shh

Argentina: Pues lo haré y allí serás solo mío, y ahhh tendremos muchos bebés... --Besa su mejilla-- Tendremos un arsenal de bebes.

El bicolor no dijo más, en qué idioma tendría que decirlo: No quería bebés. Pero entendia a la ves que no era cuestión de querer sino de deber. El bicolor suspiro y apoyo su cara en el pecho, cerro sus ojos y se quedó dormido siendo el blanco de la mirada del argentino.

Argentina: Pero tu no sientes eso por mi... Pero tendrás toda la vida para sentirlo... Solo déjate llevar --Susurra-- yo te amo... Y tú también me amarás.

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