Hambre de Poder

Sus azules ojos se abrieron lentamente, tenía un dolor de cabeza muy fuerte pero era algo que sinceramente no le importaba mucho que digamos. Una sonrisa sarcástico se asomó en su rostro al entender las circunstancias en la que estaba.

Una maldición dejó que escapara de sus labios, se levantó tan rápido como podía y bajo al primer piso de aquel destruido castillo. Vió a su hermanastro allí, tan pacífico y tranquilo. Sereno. Era el príncipe España, ese al que hace tiempo atrás debía proteger.

España: Despertaste --Susurra-- Francia ¿Sabes que es lo que estás haciendo?

Francia: Donde está Perú --Esquiva la pregunta --

España: Si me hizo caso debe estar en su reino --Dijo-- es lo mejor, no debemos mezclar ni involucrarnos con ellos.

Francia: Ja...el no se iría, no creo que lo halla hecho. Es tan curioso y confiado que debe estar merodeando los rincones de este destruido lugar.

España:...Actúas frío pero esto está matandote ¿No es así? --Lo ve-- Él te gusta. Veridicamente tienes sentimientos por él príncipe Perú.

Francia: Estas delirando. Yo no siento nada por ese mimado y estúpido príncipe. --Suspira--

España: Niegalo cuanto quieras, nunca podrás engañarte el corazón.

Decidió ignorar aquello, decidió que quizá aquello no era más que un argumento estúpido para detener el proceso y con ello la guerra. Pero nada lo convenceria.

Francia: Quiza sea verdad y de verdad tengo sentimientos por él...sin embargo... Mi hambre por poder es mucho más grande. Mi hambre por el dominio del mundo es mucho más grande

España: Lo tenías a su lado --Concluye -- lo tenías a tus pies. El era el principe, y aunque tú palabra no valiera nada para el pueblo...tu palabra era ley para el próximo rey y eso es mejor. --Dijo-- Tenías al mejor esclavo a tus pies, al rey de reyes, y preferiste cambiarlo ¿Por qué? Soldados? Ciudadanos? El ejército más poderoso del mundo era silenciosamente tuyo. Y lo dejaste. Renunciaste...yo diría que tú eres el idiota.

Y valla que era cierto, pero aun así Francia queria más. Más... Más...mucho más...quería todo lo que podía y no podía ofrecer el mundo. Lo quería todo. El entero

Francia: No lo entenderías. Alguien tan poco ambicioso como tú no lo entenderia. Pero está bien...no todos apuntamos alto.

Se dirigió a la inmensa puerta siendo recibido por la helada brisa. Sus alas se abrieron de golpe. Y alzó en vuelo. Tendrías que buscar a ese peruano lo más rápido posible y llevarlo de regreso.

La pregunta era como. Ese demonio poderoso no se dejaría capturar... Argentina peor...aunque...si había alguien importante perabel de dos colores que sería relativamente sencillo de capturar.

Francia: Al fin eres útil Chile --Sonrie--

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