Jimin se sentía verdaderamente avergonzado, y más porque supo que había quedado dormido junto a Yoongi después de que esté le había dado sus supresores.

- ¡Soy un tonto! Espero no haya dicho algo que lo haya incomodado.

- No lo hiciste.

Esa voz hizo que se quedará en silencio, sintió como sus mejillas comenzaban a calentarse al instante, ¿cómo era posible que se le haya ocurrido hablar en voz alta? Bueno, ya había arruinado su perfecto escape de Yoongi.

- ¡Lamento mucho h-haberte molestado, la u-ultima vez!

El omega bajo la mirada después de terminar de hablar, pero unas caricias en su cabeza hicieron que volviera a levantar la mirada, allí estaba Yoongi sonriendole, y con esas caricias que sentía en sus cabellos, podía decir que estaban tranquilizándolo.

- No te preocupes, para mi no fue molestia alguna.

- Pero.

- Jiminie -el corazón del omega comenzó a latir fuertemente, adoraba como se escuchaba aquel apodo salir de los labios del alfa-, tranquilo, solo recuerda traer supresores.

- Lo haré...

Sin más Yoongi dejo de darle caricias y se fue dispuesto a regresar a su respectiva aula, Jimin aún sentía sus mejillas calientes, pero estaba feliz, ¿acaso esa alegría era algo más que una increíble euforia que recorría todo su cuerpo? 

- Creo que estoy amando -dijo Jimin en un susurro.

Estaba enamorándose de aquel alfa.