vii.

VII

Perenne

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Al pasar sus manos por el cuaderno se percata que es tan añejo como él mismo contando los años en congelación, además está cubierto por una capa de cuero escarlata que resalta su elegancia. Detiene sus pensamiento por un segundo antes de abrir el cuaderno para situarlo en alguna memoria, sin embargo no sabe de dónde proviene, no es hasta segundos después que identifica la letra que nada entre las páginas gualdo.

—Toni... —murmura perplejo.

Sus dedos acarician las páginas y la letra cursiva de su amada. Pasa páginas para apreciar la escritura y dejarse llevar por esas memorias que le ahogan cada noche. Vuelve a la primera página tiempo después y teme el simple hecho de empezar a leer.

《 No estoy muy segura de que día era, quizás fue jueves aunque también cabe la posibilidad de que fuese lunes. Aquél día fue martes, todo estaba cubierto por el sol radiante del mediodía esto puede significar que fuese primavera, no lo sé. Perdí la noción del tiempo, todo caía y yo seguía allí como un pilar indestructible, tu ausencia era palpable y era una dolencia tan dañina que temía no poder soportarlo. No obstante creía –y creo– en ti, y sabía que debías aún vivir en algún lugar. El suero que recorre tus venas es tan poderoso como una bomba que te mantiene vivo. 》, lee en sus pensamientos Steve.

El rubio se detiene e intenta tomar control sobre su respiración temblorosa, sus intentos son en vanos e intenta a retomar la lectura.

《 Pensándolo varias veces, pocos fueron los momentos que te vi tras tu toma del suero –fueron pequeños vistazos que ni si quiera tú te percataste–, y me arrepiento tanto de ello a día de hoy que haría cualquier cosa para remediarlo. Nunca te expliqué nada, quizás te fuiste enojado conmigo y cabe en mí mi propio desprecio por ello. Me fui por ti, quería lo mejor para ti y al final lo arruiné, por consecuencia de temer tu perdida te dejé atrás e hice lo mejor que sé, cagarla. Espero que algún día me puedas llegar a perdonar, porque a mi misma jamás podré. 》

Cerró sus párpados con fuerza recordando palabra por palabra, todo en su interior ardía. Terminó de leer aquella página y su curiosidad y anhelo aumentó considerablemente, ella le necesitaba en aquél momento y él no estuvo, ¿cómo pudo dejarla atrás?

Jugueteó con sus dedos mientras dudaba una y otra vez en seguir leyendo o no. Varios de segundos de indecisión prosiguieron a que cambiase de página.

《 Siendo sincera no recuerdo el día, normalmente no lo hago. Pero ese día fue tan confuso y ajetreado que hace que mi mente se confunda, aún recuerdo las inyección también las muchas operaciones matemáticas y las muchas indecisiones, muy a pesar no lo recuerdo todo. En algún momento todo se enegrece y pierdo la noción del tiempo, cosas que pasan ¿no?, después de todo ser el conejillo de Indias para crear un supersoldado no es tan fácil como lo pintan. No obstante, mi voluntad grita por continuar lanzando una promesa al viento de no rendirse jamás, y así fue. Fueron meses los que pasaron hasta que al final lo conseguí, el suero estaba preparado y tu vida no estaría en peligro por el mismo, por una vez a lo largo de mi existencia me siento orgullosa de algo que he hecho, este sentimiento va en aumento al verte sonreír de júbilo al poder hacer lo que verdaderamente amas, ayudar.

No estoy segura de si algún día conseguirás perdonarme. A pasado demasiado tiempo y hay heridas que no pueden ser curadas con nada, mi único deseo es poder verte feliz aún sea sin mí siendo parte de tu vida. Tú siempre fuiste mi prioridad, tú siempre fuiste todo. 》,el rubio ahoga un sollozo mientras cierra el cuaderno con brusquedad.

—Oh Dios mío... Toni... —murmuró entre los quejidos.

Sus manos sufren de temblores mientras cubre con ellas su rostro en un intento por ocultar la pena y las lágrimas que recorren cada centímetro de su rostro. Él no puede escuchar, ni hablar, ni siquiera pensar con claridad, solo puede ser conciente de lo mucho que ella lo necesitaba y lo muy lejanos que estaban del uno al otro, cierra los ojos ante el pensamiento.
Cuándo los abre no sabe cuánto tiempo a pasado, solo puede ver como el sol radiante que entraba por una de las esquinas que las cortinas no cubrían se ha desvanecido, él piensa que se a quedado dormido. Aunque quizás estuvo perdido en sus pensamientos demasiaod tiempo, no lo sabe a ciencia cierta.

Mira hacia ambos lados y acaba por encontrar el cuaderno en su regazo, vuelve a alzarlo entre sus manos una vez más. Una nueva convicción se apodera de él y abre el objeto una vez más.

《 Junto a mi hermano menor, Howard, hemos conseguido lo increíble, la aparente "inmortalidad" –tampoco estamos muy seguros de que sea así, no crei sentirme como Drácula– tan codiciada por todos. Nuestro propósito no era aquél, pero viviendo junto a sustancias inestables estoy incluso agradecida de estar viva, o eso pienso a veces. El punto es que tomé un precio por ella, un precio que temo admitir, yo ya no soy aquella que conociste, ella se fue de algún modo y es tan confuso que quiero arrojarme a un río y desparecer en la corriente. Sino fuese por ese deseo interminable que arrastro hasta el día de hoy por encontrarte probablemente ya hubiese intentado desechar mi vida, eres el único pilar que parece mantenerme viva. 》,el rubio frunce el ceño ante la llamada "inmortalidad". Dudas recorren su mente, para su suerte sus dudas se responden en el siguiente párrafo que decide leer.

《 He de admitir que es difícil ocultar todo el tiempo este secreto de tal magnitud, pero realmente no hay otra opción. Deseo vivir; deseo encontrarte, para ello debo coger la única opción que tengo, borrar mi identidad. Es más fácil de lo que se puede llegar a pensar, sobretodo cuándo eres mujer en un mundo sexista y además una multimillonaria con un hermano genio. No fueron muchos los días necesarios para borrar por completo mi rastro, tampoco es que surgiesen muchas preguntas por el suceso, algo que se agradeció y evitó cualquier pregunta incómoda.

De todos modos, el tiempo siguió corriendo sin esperar a nadie, así que mi única posibilidad era seguir adelante en completa tranquilidad como si estuviese muerta, aunque era así ya que Toni Stark estaba muerta para todos, incluso para mí misma. No fue mucho tiempo después hasta que Tony Stark naciera y viese el mundo cuándo definitivamente la ambigua Toni Stark murió.

Después de todo, eso era lo mejor, ¿no? 》

El rubio pasó de página con un movimiento veloz, ansiaba explicaciones.

《 El seguir escribiendo estas pequeñas notas de mi vida no tiene ninguna explicación, la verdad es que no estoy muy segura de porque lo siguo haciendo si sé que jamás podrás leerlas. Y, en el hipotético caso de que así fuese, jamás nos volveríamos a ver. Ya no soy Toni, ya no soy nada. Viviré en el olvido fingiendo ser alguien que no soy con la ilusión desesperada de volverte a ver.

¿Pero sabes qué?

Eso jamás será posible, no existe ni una remota posibilidad de volvernos a encontrar, y si así fuese no me podrías verme aunque quisiese. Ni su quiera yo me reconozco frente al espejo.

Ya estoy senil. 》,el texto se detuvo ahí. Steve pasó página tras página, pero lo único que encontró fueron anotaciones al azar de la castaña. Lanzó el cuaderno hacia un lado con frustración mientras con ambas manos tiraba de sus cabellos.

Apretó su mandíbula mientras intentaba ordenar sus pensamientos. Ese cuaderno despertó muchas cosas en el interior del hombre, cosas que si quiera sabía que eran con exactitud. Su mirada se posó mientras tanto en el pequeño cuaderno escarlata tirado, su mente vagó sin ningún pensamiento fijado, de igual forma se levantó y caminó hacia la puerta con una mirada vordaz impregnada de decisión –cogiendo el cuaderno con un movimiento súbito–. Él quería respuesta, necesitaba respuestas y él las conseguiría de un modo u otro. Cueste lo que cueste.

Con ese pensamiento tomó rumbo hacia el primer lugar que pensó que podría ser de alguna ayuda, Peggy.

♧♧♧

Y aquí estoy de nuevo.

¿Qué os va pareciendo la historia?

Gracias por leer ♡,

Matt.

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