iv.
IV
No volverte a ver
Las cosas pasaron de forma tan fugaz que tuvo que cuestionarse varias veces si todo había pasado realmente. Todo ocurrió súbitamente; el suero, Peggy, Howard y, finalmente, el Capitán América. Al principio fue un hecho desconcertante, puesto que él jamás se consideró como un héroe, aún menos cuando perdió contacto con la persona que más amaba.
Aún así, siguió.
Perdió a Bucky, lo que le hizo sangrar por dentro pero también perdió a Toni, llevando a su paso su corazón. Su mente se envolvió en un círculo de desesperación que iba alimentándose del odio a si mismo, creyó que jamás podría salir de ese feedback pero después estaba pilotando un avión que supuso su muerte durante setenta años.
Todo ocurrió demasiado rápido.
Todo se volvió aún peor al despertar setenta años en el futuro.
Siendo sincero él jamas quiso volver a despertar, mucho menos si eso suponía estar setenta años en el futuro, dónde era una leyenda viva y todos sus conocidos habían muerto, ya sea por vejez o por la guerra. Sin embargo, se vio en vuelto en Shield y en el futuro proyecto de los Vengadores que le otorgó un propósito en la vida, no tardó en conocer a las personas que formaban el grupo. Cada una con dotes excepcionales y voluntad para pelear, conoció a cada uno de ellos a excepción de uno, Tony Stark.
La idea de conocerle le enloquecía, aquel hombre portaba el nombre de su amada en antaño y su curiosidad florecía al pensar en clavar su mirada en él. No fue difícil informarse de algunos datos sobre el popular héroe iron man dónde era alabado y homenajeado, no obstante también había datos para aburrir sobre Tony Stark, el multimillonario playboy más conocido de Estados Unidos. Al parecer creó armas al igual que su padre pero algunos años atrás cambió su compañía y usó sus esfuerzos para el traje de iron man y la energía renovable, además de tecnología como teléfonos, tablets... etc. Pensar que cambió su vida para algo mejor hizo que algo en el pecho del rubio se calentara e inevitablemente recordó a aquella mujer con ojos de miel y risa armónica que deseaba cambiar el mundo para bien.
Sacudió su cabeza ligeramente en un intento por despejar su mente de aquellos pensamientos que le ahogaban. Dejó el cuaderno que tenía en sus manos y se levantó de aquella incómoda silla, eventualmente caminó fuera de aquella pequeña habitación que le habían prestado tras su repentina descongelación. Él sabía que no tenía a dónde ir, no obstante sus ganas por marcharse de aquel lugar no disminuían lo más mínimo. Dejó sus pies vagar por el lugar hasta detenerse frente a una habitación con la puerta entre abierta no tardó demasiado en percatarse que aquel sitio era la sala de reuniones en la que se había visto dentro varias veces con Fury. Antes de seguir su paso escucho una voz discutiendo:
-¡Me niego! -exclamó la voz. Mirando en el hueco de la puerta y la pared observó a un hombre agitando sus brazos en el aire-. ¡Es una locura! ¿A caso tu clara falta de un ojo te impide verlo? No pienso estar en vuelto, menos si eso supone verlos en mi propiedad. Iron man está para ellos, Tony Stark no, ¿cierto?
El rubio notó el tono amargo con el que se pronunciaron aquellas palabras, cosa que le confundió, ¿sí Iron man, no Tony Stark?
-No empieces con tus berrinches, Stark -habló otra voz. Steve lo identificó velozmente, Nick Fury-. Se necesita hacer, el plan es crear un equipo para estar preparado para lo que venga.
-Vete a la mierda.
Un escalofrío recorrió la espina dorsal del capitán ante las heladas palabras del moreno. No supo cuanto tiempo estuvo ahí hasta que algo chocó contra él.
-¿Qué diablos...? -la voz del millonario sonó frente suyo bastante molesta.
-Yo... eh... lo siento...
Miró directamente al rostro del moreno y por un momento vio la sorpresa en los ojos miel, no obstante no duró demasiado tiempo antes de cubrir sus ojos con unas gafas de sol. Cabe decir que deseó que su sorpresa no fuese tan evidente para el contrario o su repentina conmoción al ver los destellantes ojos del hombre más bajo.
-Sino me equivoco tú debes ser Steve Rogers, ¿no?
Él asintió sin decir palabras.
-Bien, yo soy Tony Stark y seré uno de tus compañeros Capipaleta.
-¿Quién? -repitió aturdido. No supo si era el suero o la centena año que tiene, pero algo le estaba provocando alucinaciones, porqué aquél hombre le estaba hablando y era tan jodidamente parecido a aquella persona que un día amó que duele.
-¿Te quedaste sordo o qué, Rogers? Me llamo Tony Stark, antiguo CEO de Industries Stark y también conocido como Iron Man. Ahora seremos los Vengadores ¿no es así?, entonces esta es mi presentación oficial.
Setenta años en el hielo no serían suficientes para suprimir la confusión y el dolor fantasma que sentía, mientras que sus latidos del corazón fueron ensordecedores hasta el punto de impedirle concentrarse en lo que tenía frente a él.
-Yo... Es un placer conocerte -soltó un balbuceo mientras observaba atentamente al moreno. Éste se acomodó sus gafas de sol mientras una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.
-El placer es mío, capitán.
El tono socarrón dejó a un rubio demasiado aturdido, sin embargo su estupefacción no duró debido a que el millonario dió un primer paso para dirigirse hacia alguna parte. El ojiazul temió la partida del contrario y en un movimiento involuntario agarró su muñeca.
-Espera yo... -intentó decir algo pero sus palabras fueron tragas por el viento, dejando un silencio un tanto demasiado incómodo. Soltó rápidamente la muñeca del hombre-. Disculpa, no debería haber hecho eso. Perdona de verdad, yo...
-Ey, tranquilo no pasa nada, ¿vale? -habló tranquilamente mientras agitaba sus manos despreocupadamente. El rubio observó la duda en el hombre más pequeño, pareció intentar tocarle pero se retracto y detuvo sus manos dejándolas colgando en sus costado. No entendió muy bien que estaba sucediendo-. Mira... yo tengo que irme ya, así que...
-Oh, claro, por supuesto -dijo con una velocidad excesiva-. Hasta pronto.
El moreno fue a decir algo sin embargo no lo dijo, en cambio dió media vuelta y se fue en dirección opuesta del rubio. Aunque, siendo sincero, él no iba a ningún lado.
Una de sus manos pasó por toda su rostro como una acción en exasperación. Él estaba confundido y no sabía como ahogar esas dudas y preguntas que le perseguían tras ver los ojos miel de aquel hombre y sus acciones inseguras hacia su persona.
-¿Sorprendido, capitán?
Si él no hubiese tenido el suero recorriendo su sangre estaba seguro de que hubiese tenido un ataque cardíaco. Miró sin guardar su sorpresa hacia la puerta dónde minutos antes el moreno había salido.
-Yo... -se se arrepintió de haber abierto su boca en el momento en el que empezó a balbucear sonidos incoherentes.
-Pareces conmocionado.
《 Yo no fui el que apareció como un fantasma para asustar a un pobre supersoldado de Brooklyn 》,bufó en sus pensamiento mientras el agente hablaba.
-¿Qué te dijo Stark para estar así?
-No... No dijo nada señor es más, parece bastante agradable.
El mayor levantó una ceja.
-Eso es bastante bueno oírlo, porqué dentro de poco vivirás con él -informó. El rubio notó su rostro más caliente de lo normal y deseó a los dioses para que no se le notase el maldito sonrojo-. Y con el resto de vengadores.
Antes de poder contestar Nick ya se estaba marchando por la esquina pasillo perdiéndolo de vista totalmente.
De repente, se vio totalmente sólo en aquellos pasillos fríos y apesadumbrados, por lo tanto partió hacia algún lugar con el deseo desesperado por calmar el dolor punzante en su pequeño.
Él sabía que estaba sólo, pero eso no quería decir que el dolor tomase menos importancia. Es más se hacía más vigente que nunca, no obstante hizo todo lo posible por tapar esos dolores haciendo quehaceres o cualquier cosa para poder despistar su mente.
Él solo debía evitar pensar en ello, no sería tan difícil, ¿o sí?
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