Capítulo 3: Ojos que ven y resplandecen de noche

 Cuando Kozmotis cayó en un sueño tan profundo como el mar, aquella figura que lo espiaba sentado en un diván y cuyos únicos rasgos visibles eran un par de ojos color esmeralda que brillaban con gran intensidad, una enorme sonrisa que se dibujó en su rostro, soltó una pequeña risa tan ignota que no despertó al joven Kozmotis.

Aquella figura se levantó y camino hasta la piesera de la cama y comenzó a acariciar su cuerpo cubierto por las mantas hasta llegar a sus hombros.

—Mírate tan dulce, caíste fácilmente bajo mi encantamiento, estás cómoda y profundamente dormido, ¡oh! Me hubiese gustado estar ahí en la cena, debió ser igual que siempre, llena de peleas entre papi y tú, no me imagino que causó la disputa esta vez, pero en fin, me alegro de tenerte aquí. — dijo aquella figura en un tono sarcástico y sínico cuando vio algo nuevo en el rostro del joven conde, una lágrima rodando por sus mejillas y posándose en uno de sus dedos, aquella presencia tocó su rostro, atrapado los restos de aquella lágrima y acerco su mano a su nariz para olerla, al momento sintió un suave y delicioso aroma.

Una sola lágrima del conde estaba cargada del dolor concentrado de su tan herido corazón.

—Vaya, ¿qué te parece? Tal parece que esta vez papá tocó un nervio que de verdad te dolió, pero no soltaste ni una lágrima en su presencia, no querías que nadie viera cuanto te afecto. —Dijo aquel espíritu que observaba el cuerpo del joven conde sumido en un sueño profundo.

—Como un árbol muerto, que se mantiene en pie, aunque esté roto por dentro, no sabes cómo lo siento querido Kozy - dijo aquel hombre acariciando su cabello grueso y suave, como el de un indomable y salvaje corcel, bajando por su oreja a su rostro con esas esqueléticas y heladas manos, provocando que Kozmotis se estremeciera.

—Ahora dime, ¿qué pudo haberte dicho papi que te hirió tanto? - dijo aquel espíritu oscuro mientras Kozmotis comenzó a moverse murmurando entre sueños - mamá, madre, por favor vuelve, te necesito, mami - dijo el joven conde con un tono suave y en cierta forma infantil, como si fuera un niño el que buscará el cobijo de su madre.

Aquella presencia fantasmal se regocijó al escuchar sus palabras al conocer la causa de su tristeza - pobrecito conde huerfanito, ¿extrañas a tu madre? Y el insensible y egoísta de tu padre te hizo recordarla, te quebró y, aun así, no se lo demostraste, solo huiste corriendo de ahí, atormentado por el pasado, esa es una carga muy grande para ti solo, créeme que me compadezco de ti, de todo corazón lo hago, pero sabes una cosa, yo puedo aligerar ese carga que llevas sobre tus hombros - dijo ese hombre, que ocultaba su rostro cobardemente en la oscuridad de la noche, sonriendo de una manera siniestra.

Aquel espectro tomó el cuello de del joven conde haciéndolo retorcerse de dolor, mientras más apretaba su cuello más le costaba a Kozmotis respirar y comenzó lentamente dejo de luchar por liberarse de su agarre.

—No te molestes en seguir luchando por zafarte, eres una persona fascinante, me impresiona la forma en la que usas tu dolor a tu favor, te vuelves más fuerte y más listo, que lastima que ahora me estoy alimentando de él haciéndome más fuerte, dándome mucho más poder, mientras tú te vuelves cada vez más débil y vulnerable, ¿no es irónico que una parte tan pequeña e insignificante de tu cuerpo sea tu talón de Alquiles? —dijo aquel ente oscuro mientras soltó una maléfica risa.

—No tienes idea de lo delicioso que es absorber tu dolor, su sabor es inigualable, me fortalezco más que si le absorbiera la miseria a 10000 almas en pena, y tú te recuperas a un ritmo impresionante - dijo riéndose del daño que le causaba.

Dejó de regodearse, sentir la cabeza y el resto de cuerpo del conde colgando en su mano, lo soltó con desdén, mirándolo completamente inmóvil e indefenso.

—Y para acabar con broche de oro, ¿qué te parece caminar como mi marioneta buscando algo o mejor dicho a alguien perdido? - dijo, comenzando a imitar la voz de la difunta madre del conde.

—¿Motis?, cielito, ven conmigo, quiero mostrarte algo pequeño. — Decía aquel ser oscuro, mientras el conde comenzó a caer en el engaño, terminando por seguir hipnotizado aquel espíritu fuera de su alcoba y por los pasillos, hasta toparse con su padre.

—Kozmotis, ¿Qué sucede? ¿Necesitas algo? - decía su padre, pero el hechizo le impedía escucharlo, solo podía escuchar la voz de aquel ente disfrazada de la de su madre.

—Tengo que ayudar a mamá, me necesita - dijo el joven conde, dejando a su padre confundido, pero este decidió seguir a su hijo hasta la habitación de Dorein abriendo y cerrando puertas, como si estuviera buscando algo o a alguien.
Despertó a Dorein, así como a su hermano, su esposa y su hija, que al igual que su padre no sabían qué sucedía con Kozmotis, al final Emily se atrevió a preguntar - ¿Qué le pasa a papá tío Sander? - dijo la pequeña hija del conde mientras Sanderson observaba el extraño comportamiento de su hermano. — No estoy seguro, pero creo que es sonámbulo, camina dormido como si buscará algo entre sueños - dijo Sanderson mientras su padre sorprendido dijo con amargura. —Está... está buscando a Elizabeth —.

Rosetta y Emily se quedaron confundidas-¿quién? - dijeron las dos al unísono mientras Ludwig bajo la mirada tratando de contener las lágrimas - Ella es la madre de Kozmotis, mi primera esposa, supongo que la extraña tanto que ahora sueña con que ella no está muerta, porque yo lo herí al obligarlo a llamar mamá a alguien a quien él nunca fue capaz de ver como tal-dijo Ludwig con una quebrada y desgarrada voz.

Dorein, en un intento por calmar la mente atormentada de su esposo, tomó su rostro con dulzura, dedicándole una sonrisa sincera.-Tu hijo es muy fuerte, mucho más de lo que crees, solo deja de insistirle con el tema de darme mi lugar y llamarme mamá, con eso solo consigues que esa herida se vuelva a abrir, si esto sigue así, jamás sanará, y solo lo alejas de ti—.

Ludwig se quedó viendo a su esposa con tristeza.-Fui un egoísta al querer remplazar a Elizabeth de esa manera, solamente quería llenar ese vacío, y tontamente pensé que Kozmotis también lo haría, pero eso nunca pasó, él siempre tuvo un vínculo especial con ella, a diferencia de mí que nunca pude comprenderla, éramos muy diferentes, como la noche y el día o el agua y el aceite—.

Rosetta se atrevió a preguntarle a su suegro intrigada ante su confesión.-Pero, su alteza, ¿por qué se casó con ella sin tener nada en común con ella?, ah, lo siento, no debí haber hablado excelencia, perdóneme señor no quise ofenderlo —dijo ella cohibida y arrepentida de hablar sin permiso y más conociendo al rígido y extremadamente conservador y crítico conde Pitchiner.

—No tienes que pedirme disculpas Rosetta, tú no me ofendiste con respecto a tu pregunta, la desposé por tradición, era un matrimonio arreglado que beneficiaba a ambas familias con mayor jerarquía, más riqueza, mayor influencia en los territorios, pero, yo nunca fui capaz de comprenderla, ni a ella ni a sus principios y cuando Kozmotis nació Elizabeth jamás se opuso a él llevara el apellido de mi familia, me dijo que algún día nuestro hijo pondría en lo más alto a la dinastía Pitchiner, ellos dos siempre estaban juntos, se entendían a la perfección, como si fueran una sola mente, una sola alma, pero luego ella se enfermó, su salud siempre fue muy frágil y yo nunca tuve la entrega ni el valor para estar con ella cuando más me necesito, el que estuvo a su lado hasta el final fue su hijo, él estuvo ahí, era un niño muy pequeño y se quedó ahí cuidando de ella mientras esa enfermedad acababa lentamente con su vida, hizo lo que debí hacer, un infante de menos de ocho años demostró ser más hombre que yo.-Dijo el padre entre lágrimas arrepentido de los errores que había cometido en el pasado mientras su hijo menor comenzó a perseguir a su hermano mayor.

—¡Papá!, ven rápido, Kozmotis se está alejando-dijo Sanderson sacando a su padre de sus propios pensamientos y haciendo que reaccionará y corriera detrás de su hijo mayor hasta las puertas del salón principal, mientras que Kozmotis aún bajo la influencia de aquel espectro oscuro siguió caminando hasta llegar a la gigantesca puerta de un ventanal que conectaba con un balcón.

—¿Qué está haciendo?-preguntó Sanderson. —¿A dónde quiere ir?-dijo Emily confundida.
—¡Si no lo detenemos pronto caerá al vacío!-exclamó Dorein preocupada por su hijastro.-Hay que despertarlo antes de que sea tarde-dijo Rosetta a punto de gritar el nombre de su marido para tratar de despertarlo cuando su suegro la detuvo.

—No, no intentes despertarlo, si lo haces, él solo va a poner resistencia y se aferrará más a ese sueño que parece estar aprisionándolo, solo hay que detenerlo antes que cometa una locura-dijo Ludwig viendo a su hijo caminar al borde del balcón, creando unas escaleras con la ayuda de su magia y subiendo hasta quedar parado en el balaústre.

Al ver a su hijo a punto de caer a una muerte segura, Ludwig corrió para tratar de bajarlo y ponerlo a salvo, cuando escuchó de pronto a su hijo murmurar con una dulce y casi infantil voz —nada más un paso más, mamá-una vez dijo eso el joven conde dio un paso al frente cuando su padre sin pensarlo dos veces, jaló del brazo a su hijo haciendo que cayera en sus brazos a salvo y aún dormido.

—Kozmotis, hijo, ya estás a salvo, te llevaré a tu cama, todo va a estar bien —dijo Ludwig mientras aquel siniestro espíritu, que había perdido el control sobre el joven conde, vio aquella escena enfurecido.-No puede ser, arruinaste mi hechizo y me quitaste a mi marioneta favorita, pero todavía puedo causar un poco de daño a tu hijito y sembrar tormento y dolor en su corazón con ayuda de una pesadilla.-dijo el oscuro fantasma sonriendo para sí mientras se desvaneció envuelto en una nube de humo.

—¿Estás seguro de que mi papá está bien? No se va a despertar de golpe —pregunto la pequeña Emily creyendo que su padre despertaría asustado y desorientado. —Siempre que él se ha quedado dormido en mis brazos jamás se ha despertado, habitualmente duerme profundamente, yo me encargo de llevarlo a su cama, ustedes vayan a descansar, buenas noches a todos— dijo el conde Pitchiner con su hijo en brazos.

—Buenas noches - dijeron todos al unísono mientras cada uno se retiró a su alcoba, dejando a Ludwig solo mirado a Kozmotis, arrullado por el latir de su corazón, dulce y profundamente dormido, caminando a la habitación de Kozmotis y recostándolo con suavidad en su cama mientras vio un mechón de su cabello caer sobre su rostro delicadamente. Ludwig se acercó a acariciarlo con ternura, moviéndolo para ver el delgado rostro de su hijo mientras una pequeña sonrisa comenzó a dibujarse en el rostro del joven noble e instantáneamente se la contagió de manera involuntaria al padre.

Pasaron unos cuantos segundos hasta que el padre del conde decidiera alejarse lentamente, cuando el oscuro espectro reapareció de entre las tinieblas.

—Vamos a ver si puedes parar esta bola burgués tonto, veamos si eres capaz de salvar a tu hijito de esta pesadilla. "Ánimas oscuras, escuchen mi voz que conjura este malefició, que con estas palabras su pasado que lo atormenta y sus temores que le acosan se unan en una poderosa pesadilla que transforme su paz y descanso en terror puro y el más profundo dolor"-dijo aquel ente oscuro lanzando aquel hechizo mientras una fina capa de un humo verdoso comenzó a ser absorbido por la nariz y boca del joven conde haciendo que el mismo se comenzara a quejarse y moverse intranquilo mientras el miedo comenzó a apoderarse de la mente del joven conde.

—¿Qué sucede? ¿Dónde estoy? No me puedo mover ¿Sanderson, Rosetta, Emily, ¿Qué me sucede, por qué no me responden las piernas? ¡Ah! Me duele mucho el pecho, algo se está tratando de apoderarse de mí... Ar... E, es como si me quemara por dentro, mi cabeza, esa cosa trata de controlarme.-dijo el joven conde aterrado mientras su padre se dio cuenta de lo que le sucedía a su hijo.
— Ay, no, no de nuevo, Kozmotis, ¡escúchame! Estás a salvo, no es real, todo está bien, no te va a pasar nada, te lo juro.-dijo Ludwig sujetando a su hijo de los brazos, tratando de tranquilizarlo.

—Váyanse, si esta cosa toma el control de mí no quiero hacerles ningún daño... No... Puedo respirar... Él... aire... sé... está... volviendo muy... p... Pe... pesado... Sí... cada vez... más... De... débil, no puedo resistir... mucho más tiempo... esa extraña cosa... o... criatura me... está... consumiendo... por... Com... completo, me está robando todo... mi oxígeno y está... a... alentando... mi co... cora... corazón, mi vista, sé... está... nublando...-dijo el conde dormido jadeando con una muy débil mientras se retorcía de dolor tratando instintivamente de liberarse del agarre de su padre, pero gradualmente la intensidad con la que peleaba fue disminuyendo hasta que dejo completamente de pelear, y comenzó a recuperar el aliento.
Justo cuando Ludwig creía que la pesadilla había terminado y que su hijo por fin podía volver a dormir, escucho a Kozmotis soltar una risa malévola mientras Ludwig lo volvió a sujetarlo y tratando de calmarlo.-Kozmotis tranquilízate no es real estás soñando, hijo despierta por favor-dijo Ludwig tratando inútilmente de despertarlo mientras la maniática risa continuaba.

—Debieron hacerme caso cuando les dije que huyeran, bueno ahora que sentí lo que es ser patético, inútil y débil, yo no voy a ser eso, ¡jamás!, quiero ser fuerte y mucho más poderoso, y ustedes van a ayudarme, van a alimentarme con su preciada energía.-Dijo Kozmotis tratando de liberarse del agarre de su padre, mientras reía de una forma siniestra y un tanto psicópata mientras su padre trataba de evitar que su hijo se hiciera daño o que por un error pudiera lastimarlo, al mismo tiempo Ludwig sabia muy bien que su hijo bajo esa conducta salvaje y casi psicótica estaba simplemente asustado de aquella horrible pesadilla.

—Sí, ¡Sí!, puedo sentir cómo me fortalezco cada vez más, siento cómo toda su fuerza de vida corre por todo mi cuerpo, se siente fantástico, este sabor, toda esta energía, todo este poder, el poder ser capaz de arrebatarles hasta el último soplo de sus patéticas vidas— dijo el joven riendo como un loco mientras su padre seguía luchando por despertarlo de aquella pesadilla. —Hijo, Motis, por favor despierta, no es real, es solo un horrible sueño, por favor pequeño aquí esta papá, no te va a pasar nada, te lo prometo-dijo Ludwig con una tierna voz tratando de calmar a su hijo tal como alguna vez lo hizo su difunta esposa para calmar a su pequeño príncipe.

—¿Qué pasó? ¿Mamá? No, ¿Qué he hecho? Me convertí en un verdadero monstruo— dijo dejando de luchar contra el agarre de su padre mientras Ludwig se le quedó viéndolo con tristeza al presenciar todo el dolor que su hijo que cargaba en su interior de manera silenciosa, sin darse cuenta soltó una lágrima al oír a su hijo sollozar entre sueños le dolía el corazón al ver el tormento de su hijo, deseando tomar su lugar, con tal de que ya no sufriera tanto, como todo padre deseaba que nada ni nadie le haga daño a sus hijos, aun cuando ellos mismos llegan a causarlo.

—Hijo, despierta, por favor despiértate, estoy aquí mi amor, no va a pasarte nada malo, aquí esta papá, aquí está papi, todo va a estar bien, despierta, déjame ver esos hermosos ojos de zafiro —dijo Ludwig, acariciando sus brazos.

—Yo los asesiné, soy un asesino, no tenía control sobre mí, estaba tan sediento de poder que les quite la vida con tal de hacerme más poderoso, me convertí en un demonio cruel y sanguinario, tengo las manos llenas de su sangre... ¡Ah! No, no otra vez no, esta cosa está volviendo a tomar el control, no quiero ser ese carnicero sádico, solo hay una manera de librar al mundo del monstruo, acabando con mi propia vida— dijo Kozmotis con una respiración agitada mientras estaba completamente inmóvil mientras su padre lo soltó sabiendo lo que ocurriría en ese horrible sueño del cual trataba de liberar a su hijo.

Kozmotis soltó un grito con todas sus fuerzas mientras despertaba horrorizado, al hacerlo se incorporó hasta quedar sentado, tomando las sabanas entre sus manos, jadeando, tratando de calmar su respiración y hacer que su corazón dejara de latir tan rápido.

Lentamente, soltó las sabanas temblando, rodeando su torso, tratando de transmitirse tranquilidad y consuelo cuando sintió un par de manos tomándolo de los hombros bajando por su espalda, el joven conde levantó la mirada con los ojos vidriosos viendo a su padre asustado. —¿Papá?— dijo con una voz apagada mientras su padre lo abrazaba con dulzura, permitiéndole a su hijo esconder la mirada ente su cuello y su hombro, dándole un cobijo que normalmente no le daba dada su personalidad severa, pero que en ese momento aquel gesto era justo lo que su hijo necesitaba para tranquilizarse.-¿otra vez esas pesadillas?-dijo su padre soltándolo lentamente y sentándose a su lado.

—La misma pesadilla de siempre, exactamente, nada cambia en esa pesadilla, algo se apodera de mí y me obliga a asesinar a Roseta a mi hermano a Emily, reacciono al oír la voz de mi madre llamándome, pero ya es muy tarde, en el suelo yacen los cuerpos de los tres sin vida con una mirada horror y mis manos están empapadas de sangre, y mientras estaba arrepintiéndome por el espantoso acto que había cometido aquella cosa vuelve a tomar control de mí, quería hacerle nada malo a mamá así que tome una daga y en mis últimos segundos de conciencia la clave en mi pecho para quitarme la vida antes de arrancársela a mi mamá - dijo Kozmotis entre sollozos temblando encorvado mientras su padre volvió a recuperar esa postura dura tratando de hacer que él se calmara y tratando de ocultar la tristeza que sentía al ver a su hijo completamente asustado.

—Tranquilízate hijo, ya paso, solo fue un sueño, estás a salvo, eso no fue real, no te va a pasar nada malo, no mientras viva-dijo Ludwig mientras le tomaba las manos a su hijo, que ahora, más que asustado, estaba confundido.— Eso lo sé padre, pero... ¿No te parece extraño que siempre pase exactamente lo mismo? Que nada cambie, ¿Qué pasa si es algo más que una pesadilla? ¿Qué si esto es un presagio o una visión de algo que realmente va a suceder? No me quiero convertirme en ese monstruo hambriento de poder, no quiero que la única forma de protegerlos sea acabando con mi propia vida, tengo miedo padre, tengo...-dijo el conde tratando de aplacar aquellos miedos e inseguridades, y normalizar su respiración cuando su vista comenzó a nublarse y su cuerpo dejo de responderle mientras la voz de su padre llamándolo comenzó a desvanecerse.

—¿Kozmotis? ¡Kozmotis!, hijo— dijo Ludwig atrapando a su hijo ates de que cayera al suelo o se golpeara la cabeza con algo, lo recostó y trato de despertarlo sin éxito-aguanta pequeño, voy a buscar ayuda.-
Lo cubrió con la manta y salió corriendo tomando una capa y buscando un caballo para bajar al pueblo en búsqueda de un médico. 

—Más rápido amigo corre más, mi hijo necesita ayuda, ¡arre!-dijo Ludwig haciendo que el caballo corriera más rápido hasta llegar a la casa del médico, bajando del caballo y tocando la puerta desesperadamente hasta que un hombre mayor de ojos marrones vestido de negro con un sombrero —¿si, qué puedo hacer por usted?— pregunto aquel hombre - Ayúdeme es mi hijo camina dormido tiene pesadillas ahora se desmayó por favor venga a verlo le pagaré lo que sea, solo venga a ayudar a mi hijo— dijo Ludwig asustado, mientras el doctor intentaba calmarlo.

—Tranquilícese, iré a ver a su hijo, por cuarenta monedas de plata, normalmente cobro únicamente veinte a los aldeanos, pero usted se ve desesperado y con posibilidades de pagarme más-dijo el doctor mientras Ludwig saco una bolsa con monedas de plata y se la entrego.

—Son cincuenta monedas de plata, ahora suba rápido al caballo— dijo el conde con un tono imperativo mientras el médico subía al lomo del animal.

En cuestión de tiempo el caballo los había llevado hasta las puertas del castillo, dejando al doctor desconcertado.

—Un momento, yo recuerdo este lugar, estuve aquí, tal vez hace unos dieciséis años, ¿quién es usted? ¿Nos conocemos? - dijo el doctor sorprendido al recordar aquellos días de hace más de una década.

—Mi nombre es Ludovico Pitchiner, ¿usted es el doctor Bonatempo? El médico que atendió a mi difunta esposa— dijo Ludwig, asombrado de ver al mismo médico que diagnostico a su esposa. 

—¿Entonces es usted el viudo de la señora Elizabeth? Mis condolencias, mi señor no lo sabía, no le habría cobrado de saber quién era usted, perdóneme por favor— dijo el doctor penado devolviendo el saco con dinero.

— Habría pagado una fortuna para que alguien viniera a ver a mi hijo, temo mucho que la salud tan frágil de mi difunta esposa la tenga mi hijo. no soportaría perderlo a él también, él es el único recuerdo con vida que tengo de mi pobre esposa, el dolor y la pena me llevaron a desechar todo lo que me recordaba a ella, y ahora, si mi hijo muere, me moriría de la tristeza, yo no soy tan fuerte como lo es él, mi corazón jamás lo resistiría.— 

En esos momentos donde el futuro era un misterio para aquel conde tan frío y severo como era Ludwig lo dejaban vulnerable a todos sus miedos, entre ellos el de no tener el control de la situación, el miedo de no saber cómo debía de actuar, en ese momento en que no sabía qué ocurría con su hijo el conde era prácticamente como un ajedrecista al que le habían vendado los ojos dejándolo en la más profunda oscuridad, todo eso causo que aquella máscara del conde rígido y seco comenzara a caer y dejara ver al hombre que era por dentro, sensible y temeroso por la vida de otros, carcomido por la culpa de los errores del pasado.

Mientras el conde ocultaba su rostro entre sus manos, sintió cómo otra mano lo tomo por la espalda dándole una palmada llamando su atención. —¿Por qué no vamos con su hijo y lo reviso y vemos qué ocurre con él, excelencia? — dijo el médico tratando de calmar aquellas inquietudes del conde, haciendo que el conde volviera a bajar sus manos tratando de guardar la calma y callar a los demonios que lo torturaban.

— Sí, doctor, por aquí lo guiaré hasta la habitación de mi hijo— dijo el conde con suavidad.

Al llegar a la habitación del mayor de los hijos, el conde y el médico entraron, el silencio era tal que el único sonido que se podía oír era el caminar del doctor, el conde daba pasos tan suaves y livianos como una pluma, prácticamente era como si sus pies no tocaran el suelo. 

El doctor acercó una linterna de aceite al cuerpo inmóvil del joven conde, observando unos segundos su complexión, se acercó a su rostro y dejo la linterna en la mesita de noche, se quitó los guantes y comenzó a examinar al joven aún inerte en su cama, toco su rostro para medir su temperatura-no tiene fiebre eso es bueno, excelencia, no es un parásito— dijo el doctor mientras tomaba uno de sus brazos para encontrar su pulso— umm, su pulso es fuerte, su corazón es saludable—.

El doctor sacó de una bolsa de un cuerno y lo acerco a su pecho para tratar de escuchar sus pulmones— ¿podría levantarlo un momento para poder escuchar por su espalda?—dijo el doctor Bonatempo.

— Sí doctor— dijo Ludwig tomando con suavidad el cuerpo de su hijo, levantándolo con cuidado de no lastimarlo o despertarlo para mantenerlo sentado en la cama, Ludwig se sentó en la orilla, abrazándolo con dulzura, dejando que la cabeza de su hijo se apoyara en su hombro para que el doctor pudiese escuchar los pulmones más claramente.

—Ya lo puede volver a recostar, terminé de revisarlo mi señor— dijo el médico guardando su cuerno y volviendo a ponerse sus guantes de piel de cabra.— Señor, esto es muy curioso, hijo no está, enfermo, goza de una buena salud, en mi opinión como médico su hijo no tiene ningún problema en su cuerpo, me parece que el problema está en su mente—.

Ludwig quedo perplejo ante la inusual afirmación de médico cuando la puerta se abrió, dejando entrar a Rosetta, Sanderson, y Dorein entrar. — ¿Qué sucede? ¿Kozmotis está enfermo? — preguntó Sanderson preocupado por su hermano.

—Mi hijo no está loco, ¿Por qué dice que el problema está en su mente?— dijo Ludwig consternado, temiendo que el doctor le dijera que su hijo estaba perdiendo el juicio, asustando a los demás presentes.

Rosetta comenzó a acercarse al cuerpo dormido de su esposo, mirando cómo yacía su cuerpo en cierta manera frágil e indefenso.

—¿está tratando de decirnos que mi marido está perdiendo la cordura? Es imposible, no puede estar perdiendo la razón— Dijo ella alarmada ante la posibilidad de que su amado comenzara a caer ante la demencia.—No, mis señores, no me di a entender bien, su excelencia no está loco, es un nuevo hallazgo en la medicina, que aplica en su, cuando no hay daño en el cuerpo de un paciente y goza de una buena salud física, la fuente está en la mente o comúnmente llamado su alma.— Dijo el médico sereno.

  —No logro entenderlo, si dice que su cuerpo está sano¿por qué parece enfermo? ¿Su mente está enfermándolo? — Preguntó su hermano viendo a su hermano mayor pálido y con unas ojeras por debajo de sus ojos, todo lo contrario a lo que siempre veía en él, al hermano fuerte e inquebrantable que jamás estaba enfermo.

—Muchos sabios dicen que el alma o la mente de una persona puede ser muy fuerte y afectar al cuerpo de maneras inesperadas, si hay dolor en el alma la mente intenta canalizarlo por medio del dolor físico, y es la mejor explicación considerando que no hay síntomas físicos, goza de una buena salud— dijo el doctor tranquilizando a todos, o más bien a todos menos a Ludwig.

—¿Qué está enfermando a mi hijo? No es algo físico entonces¿quién o qué lo está dañando?—cuestiono Ludwig al médico tratando comprender lo que le ocurría a su hijo, tratando de recobrar la compostura, a pesar de estar ahogado en miedo por dentro.  

—Si no les molesta responder¿A qué se dedica?—dijo el doctor Bonatempo contemplando con curiosidad el cuerpo dormido del joven conde.—Mi hermano y yo somos espadachines de la corte y también somos aprendices de un mago— dijo Sanderson acercándose  a la cama mirando al doctor—¿no debería estar enfermo también?

—No necesariamente, ¿tu hermano duerme y come  bien?—pregunto el doctor con una voz serena.—No realmente, muchas veces mi hijastro no come, o come muy poco, luego se retira a su habitación alegando que está muy cansado, pero no sé qué tan bien duerma últimamente, la servidumbre lo ha encontrado dormido ante sus libros o en los jardines sosteniendo una espada mi esposo me contó que muchas veces, después de que lo lleva a su cama, él tenía una horrible pesadilla—respondió Dorein preocupada por aquel pequeño  niño atrapado en el cuerpo de un adulto.

—También él ha estado caminando dormido, como si estuviera hipnotizado busca a su madre,  ya van varias veces en las que pasa eso—dijo Ludwig mientras movía un anillo  del meñique de su mano derecha.—Espere, alteza, ¿qué quiere decir con varias veces ha estado caminando dormido?— pregunto Rosetta asustada.

—Por eso ordené cerrar todas las puertas de noche, hace unos meses un ruido me despertó, salí de mi habitación, vi a  Kozmotis tomando una capa, saliendo del castillo camino a los establos y tomando un caballo, lo seguí hasta el bosque donde parecía perdido, bajo del caballo y comenzó a caminar desorientado, antes de que se adentrara más profundo en el bosque negro lo tome del brazo y lo jale, se quedó quieto, su rostro estaba tan sereno, lo tome en mis brazos y lo lleve a casa, lo deje en su cama, tal como esta ahora, profundamente dormido.—dijo  Ludwig acariciando el suave cabello negro de su hijo con una dulzura que muy pocas veces mostraba frente a otros, aquella actitud dulce que se escondía tras esa postura rígida y estoica.

—¿Hay alguna razón por la que el este bajo mucha presión? El caminar dormido suele ser por tener algún evento traumático o estar viviendo bajo constante estrés o al menos es lo que los sabios con lo que estudio dicen.— Dijo el doctor mientras se quitaba la capa el sombrero y la máscara de  piel.

Al escuchar la afirmación del médico Rosetta, Dorein y Sanderson Intercambiaron mirada sabiendo que, o mejor dicho quién era el causante del estrés de Kozmotis, mirando a Ludwig con media sonrisa en sus rostros. Ludwig por su parte se quedó mirando a su hijo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas al mismo tiempo que una muy pequeña sonrisa se dibujó en su rostro, cuando desvío la mirada vio a la familia con los brazos cruzados incomodándolo.

—¿Por qué me miran así? No soy de piedra y aun si no lo demuestro amo a mi hijo—dijo Ludwig mientras se  alejaba de la cama—el doctor acaba de decir que estar bajo constante estrés puede causar sonambulismo querido,  ¿se te ocurre alguna cosa que lo esté provocando?—dijo Dorein con un leve tono sarcástico haciendo sentir culpable  a su esposo—bueno, tal vez mi hijo y yo tengamos algunas peleas— dijo Ludwig tratando de guardar la calma.

—¿Algunas, papá?— pregunto Sanderson mientras veía a su hermano y su padre preocupado, él no lograba recordar la última vez que veía a su hermano enfermo, normalmente eran más heridas por los entrenamientos o combates, pero jamás dejaba que alguien lo viera vulnerable, sin entender por qué.

—Bien, son peleas frecuentes si no fuera un hombre tan liberal y testarudo si tan solo no cuestionara todo lo que le pido—dijo Ludwig perdiendo los nervios mientras Rosetta se le acercó a su marido sentándose en la orilla de la cama tomando su mano.—Y usted debería dejar que él tome sus propias decisiones y cometer sus propios errores, mi esposo es un buen hombre lo educaron bien, pero tiene que aceptar sus decisiones y respetar su postura, aun cuando no este de acuerdo—dijo Rosetta con un tono sereno dejando a Ludwig pasmado cuando iba a responder a su comentario sintió la mano de Dorein sujetándolo de la muñeca.

—Tus peleas con Kozmotis se tienen que detenerse, por el bien de los dos, y por la paz en las cenas familiares intenta ser más tolerante con él, y deja de intentar obligarlo a llamarme mamá, por favor Ludwig, ve esto como la señal de que sus peleas rutinarias deben parar—dijo Dorein acariciando su rostro con dulzura.

—Si hago que las peleas se detengan, ¿mi hijo va a estar  mejor? ¿Ya no a caminar dormido, ni va a tener esas horribles pesadillas?—pregunto Ludwig más sereno reflexionando acerca del daño que le hacía a su hijo y al resto de la familia.

—Sin tanta presión en efecto mejoraría la vida de su hijo, pero también debe mejorar sus hábitos de sueño y de alimentación es otra causa  del sonambulismo— dijo el doctor Bonatempo.

—¿Qué hay de las pesadillas? ¿También dejará de ser atormentado por las noches si cambia sus hábitos?—pregunto Sanderson mientras veía a su hermano  murmurando o más bien balbuceando dormido.

—¿Saben que es lo que ve en sus pesadillas? Normalmente, los sueños esconden cosas atrapadas en el alma de la persona, o son reflejo de sus más grandes anhelos o de sus peores  miedos.—menciono el sabio doctor dejando a la familia  pensativa.

—Mi hijo me dijo que era la misma pesadilla, se encuentra en un espacio vacío, con su hermano, su esposa e hija, de pronto siente un dolor atroz en el pecho que lo doblega y le va quitando lentamente el aliento, me dijo que oía unas voces agudas en su cabeza susurrándole, mientras se sentía cada vez más débil hasta que cayó al suelo sin más fuerzas, cuando se despertó ya no era el mismo, era cruel y despiadado, como si aquello que lo derribo y le arrebato el aliento lo estuviera controlando, esa... cosa o... anima... lo que sea que fuera lo obligo a liquidar a su propia familia arrancándoles la energía de vida de sus cuerpos— dijo Ludwig con un nudo e

Al oír esa historia  la sangre se les heló  al resto de la familia —¿Cómo es que nunca  nos enteramos de cosas, cómo está? ¿Cómo no notamos que estaba tan mal? Me siento mal de jamás  haber notado algo, una vez escuche ruido que venía de uno de los jardines, pero no hice nada pensando que solo estaba entrenando o arreglando los rosales blancos. —Dijo Rosetta cohibida viendo a su esposo inmóvil y en cierto modo indefenso.

—No es todo, en realidad, la pesadilla sigue, lo escucho reírse como un maniático, movía bruscamente, tenía que sujetarlo, por algún momento él se calma y deja de moverse, pero entonces comienza a hablar como si su mama estuviese enfrente de ella, comienza a romper en llanto, lamentando lo que acababa de hacer, cuando se quejaba del mismo dolor en el pecho estaba quejándose aterrado, sabiendo lo que iba a pasar, no quería cometer ese acto atroz con su mama, me dijo que lo último que le paso fue que tomo una daga y la clavo en su pecho para acabar con él antes de convertirse en ese monstruo sediento de sangre—dijo Ludwig con la voz cortante, como si le faltara el aire.

Todo lo que  Ludwig había dicho había causado una profunda tristeza a toda la familia Sanderson se puso pálido, Dorein estaba temblando  de miedo, intentando, comprender todo lo que estaba pasando esa noche, Rosetta se llevó las manos a la boca mientras sus ojos se volvían llorosos.

—Bueno, la buena noticia es que ahora tengo un diagnóstico  más exacto y lo mejor es que la cura es relativamente sencilla, el señor está exhausto. — dijo el doctor Bonatempo dejando a la familia atónita,

—¿Mi hermano está cansado? ¿Está jugando? Solo está cansado... perdón fue una noche muy larga... normalmente no reacciono así, lo siento, continúe. — Dijo Sanderson alterado.

—No se preocupe, el señor llego a su límite, sin la cantidad suficiente de alimento o sueño ya no es saludable para él, el cansancio, el sonambulismo, incluso las pesadillas, todo eso es un grito de auxilio de su cuerpo, mente y alma, asegúrense de que coma y duerma lo necesario y todos sus problemas deberían desaparecer, —dijo el doctor Bonatempo  con una sonrisa sereno tranquilizando a la familia—eso y que las peleas entre ustedes dos terminen, las peleas no le hacen bien a nadie le hace bien estas peleas no solo  enferman a su hijo también pueden enfermarlo a usted.—agrego mientras veía con seriedad a Ludwig.

—No puedo asegurar que vaya a cambiar la relación con mi hijo, no es fácil, pero lo voy a intentar por el bienestar de mi hijo.— Dijo Ludwig sonriendo mientras Sanderson y Dorein  le dieron  la mano en señal de apoyo mientras Rosetta sonrió al ver a su suegro dispuesto a cambiar por el bien de su familia.

—¿Cuándo cree que se despierte?, doctor, va a despertarse pronto, ¿verdad?—pregunto Rosetta aun sujetando la delgada mano de su marido.—Es una cuestión muy difícil de responder, no sé qué tan exhausto está en realidad, debe tener paciencia permanecer cerca aún dormido es capaz de sentir su presencia y eso también lo ayuda a sanar—Dijo el doctor poniéndose su máscara y su sombrero, cuando Kozmotis comenzó a moverse sujetando la mano de su esposa y abrir los ojos lentamente.

—Hola— dijo Kozmotis con una débil voz aún adormilado.

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