Capítulo 2

Las paredes exteriores construidas de madera, un desagradable olor a sudor y alcohol y un cartel mal puesto con las letras "Bar" escritas.

Caitlin -o la mujer en la que se ha convertido- atraviesa la puerta derribándola con una patada.

Todos los hombres -soldados- allí presentes se giran en seco y sus conversaciones se detienen.
De un disparo, Caitlin destruye el altavoz e inunda el bar de un absoluto silencio.
—¡Alto ahí, monstruo! —Uno de los hombres grita. De su cintura saca su pistola y dispara a la joven.
Pero la bala no le hace nada. Ni siquiera una rozadura leve.
Ella permanece impasible, con su mirada fija en un punto en la pared de en frente.

Entre aquellos hombres, busca con su mirada a un grupo en particular.
Les encuentra en una mesa al fondo del bar, jugando a las cartas.
Otro soldado se le echa encima y la ojiazul pone su mano sobre el hombro de aquel hombre y ejerce presión, congelando parte de éste. Tira al hombre por los aires y prosigue su camino.

Finalmente llega y sus ojos se centran en un hombre en concreto.
El primero en disparar su arma aquel día. El que mató a su esposo. A sus bebés.

Entonces, Caitlin se inclina hacia él y entona una sonrisa torcida y siniestra.
Junto a su oído susurra.
—No vas a querer perderte esto. —Le asegura.

Otros dos hombres se le echan encima. Atraviesa con sus manos a ambos y sus vidas son arrebatadas de sus cuerpos incluso antes de que caigan al suelo.
El camarero se esconde y eso la provoca sonreír de nuevo.
Camina en su dirección y le encuentra allí, bajo la barra.

Entreabre su boca y deja escapar una nube helada que impacta directa en el hombre, helándole en segundos.
El camarero lucha por moverse y pelear. Pero es en vano.

Caitlin nota que algo se clava en su espalda y se gira para observar como otro de esos soldados le ha clavado un cuchillo. Alza su mano y comienza a mover su dedo índice en el aire, negando. Sus lengua hace un ruido para enfatizar su negación.
El soldado traga saliva.
Caitlin se gira sobre sí misma y se saca el cuchillo del cuerpo, dejándolo caer.

El hombre observa atónito como la herida se cierra en cuestión de segundos.
Intenta hablar pero la mano de la joven se posiciona alrededor de su cuello y aprieta, elevándole en el aire hasta dejarlo sin oxígeno.

De uno en uno, acaba con los demás hasta dejar solo a los responsables de la muerte de su familia.
Se gira hasta encararlos.

Con expresión muerta la observan, sin tener ni idea de como reaccionar.
Caitlin eleva su mano y dispara una estalactita de hielo que impacta en la mano del líder del grupo y le clava a la pared. Éste suelta un grito agudo. Hace lo mismo con su otra mano y le deja "crucificado" en la pared.

Así se asegura de hacerle lo mismo que él le hizo a ella. Ver a sus hombres morir sin poder hacer nada.
Sin poder salvarles ni evitar su fatal destino.

Al primero lo mata atravesando su estómago.
El segundo muere con un corte en el cuello que lo desangra.
El tercero es ahogado por las manos de la joven.

Y el último... Caitlin se toma su tiempo con él.

Se acerca al hombre y alza su mano en el aire.
Acaricia sus labios y los pega entre sí, congelándolos.
El soldado intenta hablar pero es en vano.

Entonces baja hasta su camisa y desabrocha uno por uno los botones. El hombre intenta zafarse como puede, mueve las piernas y lanza patadas al aire que sólo hacen que la ojiazul ría.

Cuando su pecho queda por completo al descubierto, Caitlin lo observa con cautela.

—Dime si esto duele. —Le susurra, mirándolo directo a los ojos.
Y clava la uña de su dedo índice en el pecho del soldado. Éste grita desde la garganta según ella va bajando y abriendo un camino mientras la sangre cae.

La joven abre un camino hasta llegar a su estómago y se detiene ahí durante un segundo parar mirar al hombre.
Sonríe ladeado.
De un tirón, le baja los pantalones.

Y su mano se cierra alrededor del pene del hombre.
Lo congela despacio, disfrutando su dolor. Y se lo arranca de cuajo.

El soldado grita tan fuerte que sus labios se despegan junto con su piel y quedan totalmente ensangrentados.

Caitlin sabe que no tardará en desangrarse y congela la zona herida para evitar que muera sin sufrir.
Entonces, el hombre la mira y con un último aliento, le pregunta; —¿Quién eres?

La ojiazul se pone de pie de nuevo y clava sus ojos en él, queriendo asegurarse de que la reconoce.

Y a pesar de su cambio físico, el soldado acaba por reconocer a la mujer a la que arruinó su vida.

—Algunos me conocen como la asesina del hielo... No está mal, de hecho.
Pero tú puedes llamarme Killer Frost.

Y caminando despacio, se marcha de allí.

No puedo decir que no he disfrutado escribiendo esto...
¡Se lo merecían!
Pero prometo que no todos los capítulos van a ser así (sangrientos), habrá de todo 😂💖😍

PREGUNTA: Y bien, ¿Qué os parecen los inicios de la Frost original? ¿Entendéis ahora por qué es TAN malvada?

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