🌊 CAPÍTULO 19: Lago azul 🌊
Ori dormía plácidamente en un lugar desconocido. Al girarse para cambiar de posición, algo la inquietó, obligándola a abrir los ojos con un gran bostezo. Se frotó los párpados para aclarar su visión y, con cierta confusión, comenzó a buscar algo o, mejor dicho, a alguien. Se levantó sobre sus dos pezuñas, sacudiéndose la arena de la ropa blanquecina, y miró a su alrededor, desconcertada por el lugar y preocupada por la ausencia de la persona que buscaba.
Mientras exploraba, se dio cuenta de que estaba en lo que parecía un lago subterráneo. Aunque el entorno era extraño, no le resultaba del todo ajeno; en su mundo había visitado ubicaciones similares.
En la orilla, un insecto de cabeza pálida contemplaba el agua en silencio, este solo permanecía sentado y expectante al lago, absorto en sus pensamientos. Reflexionaba sobre su propósito cumplido y el vacío que ahora lo atormentaba. Su creador lo había diseñado como un receptáculo perfecto, pero las emociones y pensamientos que había desarrollado lo hacían sentirse defectuoso.
💭 « Sin menté que pensar, sin voluntad que quebrar, sin voz que grite de sufrimiento, nacido de dios y vacío… » 💭 retumba una voz que repetía las condiciones de ser el Hollow Knight.
Aquellas palabras lo consumían, llenándolo de un dolor indescriptible. La grieta en su máscara, producto de su escape, era un recordatorio constante de su fragilidad. Sentía que su sombra estaba a punto de emerger nuevamente, ansiosa por escapar de esa agonía.
Mientras tanto, Ori encontró un aguijón parecido al de su amigo. Lo tomó con curiosidad y lo examinó. Estaba desgastado, señal de que alguien más lo había usado antes. Decidió guardarlo por precaución.
A medida que avanzaba, notó que, a pesar de lo deshabitado del lugar, el entorno emanaba una paz y serenidad únicas. Sin embargo, su preocupación crecía al no encontrar a su compañero. Exhausta, se sentó en la orilla del lago y, al ver su reflejo en el agua, algo llamó su atención.
🌿—Mmm… ¿Por qué la parte negra de mis ojos es ahora azul? —murmullo, desconcertada.
Apartó la vista de su reflejo al notar que el agua a su derecha era completamente negra. Giró la cabeza hacia esa dirección... y entonces lo vio.
Su corazón se llenó de entusiasmo, y su cola comenzó a moverse. Se levantó de un salto y corrió hacia él. Pero, al acercarse, su alegría se desvaneció.
Lo encontró tirado en el piso, quieto, con un líquido negro goteando de sus cuencas vacías.
🌿— ¡Caballero! ¡Caballero! —gritó con desesperación.
Él no respondía. Estaba ajeno a lo que ocurría a su alrededor. De la grieta en su máscara emergían tentáculos oscuros. Horrorizada, Ori lo levantó con cuidado y lo llevó al agua para limpiar el vacío que emanaba de su cuerpo. A pesar de sus esfuerzos, el flujo no se detenía.
Concentrándose, Ori usó parte de su energía para reparar las grietas de su amigo. Finalmente, el líquido dejó de salir. No lo soltó; lo abrazó con fuerza, hundiendo su rostro en su pecho. No le importaba mancharse. Su única prioridad era él.
Pasaron minutos, tal vez una hora. El Caballero seguía inmóvil, hasta que de repente se apartó del abrazo y comenzó a observar su entorno. Ori, quien se había quedado dormida, abrió sus ojos azules al sentir el movimiento y lo vio mirándola fijamente.
🌿 —Fiu, despertaste. —con voz de alivio lo dijo, mientras su cola golpeaba el suelo suavemente, como la de un gato.
Él no contesto. En lugar de eso, se acurrucó nuevamente en su pecho, frotando su rostro contra ella. Ruborizada, Ori no dijo nada, permitiéndole seguir con su acción, no le incomodaba para nada, ya está bastante acostumbrada a este tipo de contacto.
Un rato después, él se apartó y la observó con curiosidad. Ella desvió la mirada, tratando de ocultar el azul intenso de sus mejillas, pero su cuerpo emitía más luz de lo normal, delatándola.
🗡—No sé cómo lograste llegar aquí… —murmuró él con una voz cansada.
🌿—Yo también podría decir lo mismo —respondió calmada—. ¿Estás bien? Te hallé en el suelo y tu máscara estaba rompiéndose… —Agregó con sincera preocupación.
El Caballero no supo qué decir. Permaneció en silencio, evadiéndola.
🌿—Hey, ¿Me escuchas?—preguntó Ori, con firmeza y una expresión que denotaba preocupación.
Él intentó hablar, pero un nudo en la garganta lo detuvo. Intimidado, se apartó y trató de evitar la conversación escapando. Sin embargo, Ori lo agarra de la capa para detenerlo. Lo atrapó y lo observó con seriedad, esperando una respuesta. El Caballero estaba consumido por la ansiedad. Su cuerpo cayó al suelo, comenzando a temblar.
💭 « ¿Qué le está sucediendo? » 💭. Pensó ella antes de levantarlo de la arena.
🌿 — Estás bien, ¿Verdad, compañero? —tardó en responder. Finalmente, negó con la cabeza. Ella comprendió, suspiró con pesadez y se dirigió a su ubicación, lo cargo y se lo lleva a la orilla.
🌿 — ¡Listo! —comentó antes de colocar la vasija entre sus piernas y sentarse junto a él, mirando el ancho lago.
🌿— ¿Te sientes cómodo? Si quieres, puedo… —Intentó sugerir algo, pero el asentimiento de su amigo la interrumpió.
🗡 —Quédate, no hay problema… no quiero que suceda lo antes… me da miedo —susurró él casi inaudiblemente.
Ella lo miró, sorprendida. 💭 « ¡Jamás lo escuché decir eso! ¿Cómo es posible que tenga miedo? » 💭 El Caballero mostró sentimientos antes, pero el miedo era algo completamente inesperado.
🌿—Bien, si tú lo dices… —le contesto Ori.
Pasaron unos minutos en silencio, aunque para Ori parecieron horas. El ambiente callado no era del todo agradable para ella, quien buscaba algo con que entretenerse junto a su amigo.
💭 « ¡Ya sé!» 💭 Exclama para sí misma. Se puso de pie y, cargando al Caballero en brazos, caminó hacia el agua.
🌿— ¿No quieres nadar un poco? Puede que el agua esté fría, pero eso no significa que no podamos divertirnos. —sugirió con entusiasmo.
Él asintió, aceptando la propuesta.
🌿— ¡Perfecto! Dame un momento para quitarme la ropa. —dijo mientras lo soltaba y rápidamente se desvestía en un lugar alejado.
El Caballero permaneció en su lugar hasta que ella regresó.
🌿— ¿Qué esperas? ¡Vamos! —lo animó. Sin embargo, él no reaccionó. Su luz y figura por extraño que sea, lo atraían. Sacudió la cabeza rápidamente para ordenar bien sus pensamientos. Se sumergieron al agua, está siendo bastante fría. El Caballero nado antes aquí, pero jamás sintió la temperatura. Ori lo jala del brazo, esperando a que la siguiera, con una sonrisa y guiñándole.
Otra idea vino a su mente, pero esta vez acompañado de un ligero dolor. El Caballero no quería molestarle, entonces comienza a nada junto a ella.
El Caballero parecía estar divirtiéndose. Salpicaba a Ori y juega con ella. Hasta que de repente algo llama su atención e intenta sumergirse para llegar al fondo. Sin embargo, no lograba hacerlo, ya que siempre volvía a la superficie debido a su cáscara hueca. Ella le resulta tierno su comportamiento. Siendo sincera, era igual a un niño pequeño.
El receptáculo se concentró tanto en llegar al fondo del lago, que no se percata que su colega había desaparecido, y cuando se entera, se alarmo. Buscó y buscó, aunque lamentablemente no la halló. En ese momento, surgieron burbujas debajo de él y un brillo borroso se dirigió hacia su ubicación. Dio un salto doble, sacando a relucir las alas del monarca. Pero no sirvió de nada porque la figura salió y lo jalo de la pierna. Cayendo en el agua de nuevo.
🌿—“¡Eso… fue… increíble!”—dijo Ori con dificultad debido a la densidad del agua.
El Caballero le quería reclamar, pero antes de eso, ella solo agarró su cara y lo obligó a ver; quedo maravillado con lo que observó. Bajo el amplio lago se distinguía una gran diversidad de seres vivos. Había plantas similares a espadas amazónicas, elodeas, algas, pinos de agua y milhojas, entre otras. También se veían algunos insectos, como escarabajos acuáticos, que se alimentaban de las algas, además de varios caracoles de agua dulce.
Al parecer, las plantas eran las responsables del color celeste del agua.
🌿—“¿Te… gusta… lo… que… miras?” —lanzó la pregunta, recibiendo un asentimiento de su parte.
Entonces, usando su habilidad de impulso, llevó a su amigo para que ambos pudieran apreciar el fondo de cerca. Encontraron varias cosas: aguijones oxidados, anclados en el fondo, algo de geo que el Caballero obviamente recolectó y guardó, y conchas de caracoles y algunas pequeñas grietas.
Pasó un buen rato antes de que los protagonistas estuvieran de vuelta en la orilla.
🌿 — ¡Sí!, por fin volvimos a la superficie —dijo la guardiana, sacudiendo su cuerpo para quitar el exceso de agua, quedando como un diente de león.
La vasija estuvo de acuerdo con su amiga, sacudiéndose también para secar su capa de polilla y mirando la arena, hasta que repentinamente salió una cantidad de agua junto con algas y caracoles de sus cuencas.
🌿 —Bien… emm… ahora no sé qué hacer —mencionó Ori—. ¿Tú qué tienes en…? —Volteó para percatase de que el recipiente se posicionó en el suelo.
Bajó las orejas y lanzó un suspiro.
🌿 —Ok, si quieres sentarte, te acompaño. —dijo, mientras iba por la ropa y el aguijón que había dejado detrás de unas plantas. Tardó solo unos segundos en regresar, y luego se acomodó junto con su amigo.
Ori se calmó y viéndose dócil, y esto fue notado por el Caballero, quien la observó con detalle. De un momento a otro, comenzó a acariciarla, iniciando por el mentón. Al sentir el toque de su mano instintivamente se acercó un a él. Parecía que a Ori le resultaba satisfactorio. Después de un rato, el ser espiritual se tumbó al suelo y giró de espaldas, dejando su barriga al descubierto. La vasija no entendió lo que quería. Ori lo notó y, simplemente, tomó la mano del ser del vacío para guiarla hacia la zona mencionada.
🗡 — ¿Quieres qué…? —preguntó, al parecer comprendiéndola.
🌿—Sí —Afirma el ser de luz.
Después de ese breve intercambio de palabras, él accedió y comenzó a acariciarla en esa zona. Sus ojos se cerraron, sintiendo la manito de su amigo que la acariciaba.
💭 « Luce… adorable » 💭 la analizó mientras continuaba acariciándola.
El receptáculo la acariciaba con delicadeza para no lastimarla, hasta que algo llamó su atención: era un aguijón, pero no cualquiera, sino el del mismísimo Quirrel. Se dio la detuvo un momento y lo agarra. Ori abre uno de sus ojos para ver que sucedía, el Caballero le muestra el artefacto.
🌿— ¿Eso? Es solo un arma que encontré por ahí —le contestó—. ¿Qué acaso sabes a quién le pertenece? —preguntó, mostrando curiosidad por la respuesta de la vasija.
El recipiente no estaba seguro de si decírselo o no. Por eso se tomó un tiempo para pensar en lo relajara dentro de poco.
🗡 —Sí, conozco al propietario del arma; le perteneció a un insecto de suma importancia para completar mi propósito, por poseer la máscara de Monomon, una Soñadora quien servía de sello, el cual requería romper —Se posicionó para asegurarse de que su compañera lo escuchara con claridad—. El insecto se llama Quirrel. —Tras nombrar al dueño del aguijón, continuó relatando la historia de Hallownest.
🗡—Antes de que existiera el reino, apareció una entidad llamada Destello, quien formó su propia tribu usando su poder. Cuando llegaron otros insectos, comenzaron a adorarla como a una diosa, y ella aprovechó para manipularlos, creando una mente colmena con ellos… —Ori se movió ligeramente para escucharlo mejor.
🗡 —Cuando los Wryns, gusanos gigantes con la capacidad de ver el futuro y considerados dioses, estaban al borde de la extinción, el último de ellos usó sus últimas fuerzas para reencarnar en una forma similar a la anterior, pero diminuta, llamándose a sí mismo Rey Pálido —relató el Caballero con calma.
💭 « Desgraciado… » 💭 —pensó el ser espiritual.
🗡 —Él era inmune al control de la diosa por ser también un dios de luz. Por eso, con el poder que poseía, logró expandir la mente de los insectos y liberarlos de su influencia. En agradecimiento, ellos le rindieron homenaje y lo aceptaron como su nuevo gobernante. Junto a su esposa, una raíz, y cinco caballeros cuya labor era protegerlos, lograron con esfuerzo formar un gran reino: el Reino de Hallownest.
🌿 —… Continúa… —pidió Ori, intrigada.
🗡 —El reino alcanzó su esplendor… hasta que llegó la infección. La diosa antigua regresó furiosa, pues sus propios hijos la habían olvidado y reemplazado por ese ser superior. Se manifestó en los sueños de los habitantes de Hallownest, transformándolos en seres descerebrados. El rey, preocupado, buscó una forma de detener a la diosa, y, al parecer, encontró una solución. —En este punto, el recipiente adoptó un tono más serio.
🌿 — ¿Qué solución halló? —preguntó Ori.
🗡 —El vacío, que se encuentra en un sitio nombrado el Abismo. Lo había descubierto tiempo atrás y experimentado con esa fuerza, creando seres artificiales. Con esa experiencia, se le ocurrió algo que ningún insecto podría imaginar: sacrificar a su propia descendencia. —El Caballero bajó la cabeza, sabiendo que él mismo formaba parte de ella.
La luz se horroriza. Eso de sacrificar a sus propios hijos, es llegar a un punto de desesperación alto. Aunque ya se lo contaron.
🗡 —El plan consistía en lo siguiente: tendría varios hijos, y uno de ellos sería el recipiente que contendría la luz cegadora. Este debía estar vacío en todo sentido para no ser controlado. Una vez concebido, lo entrenarían para enfrentarse a la luz. Después, lo encerrarían y sellarían en el Templo del Huevo Negro. Tres insectos se ofrecieron como Soñadores; serían puestos en un sueño eterno para sellar al recipiente junto al Destello. Herrah, la reina de Nido Profundo, solo aceptó convertirse en Soñadora si el rey le concedía una hija. Esa niña es mi hermanastra, Hornet.
🌿—Hasta llego a tener crías con alguien más. Pero… ¿El plan funcionó? —preguntó Ori, recordando los detalles.
🗡—No. Durante el entrenamiento del recipiente, el rey pasaba tiempo con la vasija. Parece que él y la reina comenzaron a criarlo como a un hijo propio. Esto los perjudicó, porque la diosa aprovechó el sentimiento que nació en la vasija y la corrompió. El reino colapsó, y los gobernantes desaparecieron. Los habitantes se transformaron en monstruos, con protuberancias naranjas que brotaban de sus caparazones o con ojos que emitían un brillo enfermizo y anaranjado. Su comportamiento era hostil hacia cualquiera que se atreviera a cruzarse en su camino.
🌿—Eso me recuerda a lo que sucedió en el bosque Niwel...—Ori reflexionó antes de preguntar nuevamente—. ¿Qué les ocurrió a los reyes y a la vasija?
🗡—La reina abandonó a su cónyuge y se refugió en su jardín, ocultándose por todo lo que su pareja la convenció de hacer. En cuanto al rey, quizás se marchó a otro lugar o murió, consumido por el vacío tras exponerse a él durante demasiado tiempo. Y… y la vasija sucumbió por completo a la corrupción, desatando la infección que el rey tanto había intentado contener. —El Caballero se puso tenso al hablar de uno de sus hermanos.
🌿—¿Te encuentras bien? No te ves cómodo —Ella notó su tensión.
Él ser vacío no contesto, pareciera quería evadir la pregunta.
🌿—Sabes que puedes contar conmigo para hablar de lo que te esté pasando, ¿cierto? —Tomó las manos del Caballero y las entrelazó con las suyas.
El Caballero permaneció silencioso. No se siente tan seguro en decirle.
Ori esperaba su respuesta, pero él no decía nada. 💭 «Parece… que no confía tanto en mí» 💭 Ori suspiró con decepción y soltó sus manos. Bajó la cabeza, inhaló y exhaló profundamente. Al levantar la mirada de nuevo, esbozó una sonrisa tranquila.
🌿—Tengo algo que podría gustarte… una canción. —No quería obligar a su mejor amigo a hablar si no lo deseaba, así que intentó distraerlo con algo diferente.
🗡— ¿U–Una canción?… hace bastante que no escucho una. —Respondió, recordando un viejo recuerdo de una pequeña minera apasionada por su trabajo—. Sí, porque no —mostró interés y curiosidad.
Ella no esperaba que acepte la sugerencia, por lo que se pone nerviosa.
🌿—Bueno, pe–pero te–te advierto que solo he practicado con Seir, por lo que no esperes mucho de mi voz —Ori se rascó con timidez —. Y además me da un poco de nervios, jeje.
🗡—Hay vamos. Lo seguro es que cantas muy bien. Digo, de por sí, me gusta tu voz. —El comentario la ruborizó por completo, dejando su rostro como una ciruela azul. Su cola se agitó y su luz brilló más intensamente.
🌿—¡So–solo lo dices para que cante! —tapó su cara con las orejas, intentando ocultar su sonrojo.
🗡—¡Te lo digo enserio! —El Caballero hacia abochornar, hasta que fue levantado.
🌿—¡B–bien!, pero demos un paseo, ¿Sí? No me quiero ponerme nerviosa y darte una mala impresión —propuso Ori con una sonrisa y un rubor notables, deseando hacer algo más que quedarse sentados.
El Caballero se sorprendió un poco, pero aceptó. Así, dieron un paseo, y, en medio de ello, Ori comenzó a prepararse.
----------------------------------------------------------------
⚠️ ALERTA: la siguiente canción no me pertenece créditos a la autora original y a la traductora de la canción y cover. ⚠️
https://youtu.be/4N7Jxbl7OtY?si=4jchHfb9QyXNUhN2
💭 « Solo concéntrate Ori… » 💭.
⭐Suis–Moi⭐
Un, dos, tres y…
Pararari tururetu pariruria~🎶
Pararari tururetu pariruria~🎶
Pararari tururetu pariburirira~🎶
Sígueme~🎵
¿A dónde? No sé~🎵
Sígueme~ 🎵
Y si no me ves~ 🎵
Sígueme~🎵
Verás búhos volar~🎵
Sígueme~🎵
Se acerca el final~🎵
Sígueme~ 🎵
Correr no es vital~🎵
Sígueme~ 🎵
Muy pronto llegarás~🎵
Pararariru~🎶
Hay~🎵 (hay~)
Todo hay que preguntar~🎵 (Hay~)
Y hay que atreverse a~🎵 (ah~)
Los brazos desplegar~🎵 (Desplegar~)
Y~🎵 (Y~)
Hay que perderse sí~🎵 (Sí~)
Sin referencias que~🎵 (que~)
Nos puedan delatar~🎵 (delatar~)
(Ves una sorpresa ves~)
Ves~🎵 Una sorpresa ves~🎵
(Belleza aquí a…)
Belleza aquí abajo~🎵
Pararari tururitu pariraria~🎶
Pararari tururitu pariraria~🎶
Pararari tururitu pariruriarira~🎶
Sígueme~🎵
¿Quién soy? Dímelo~🎵
Sígueme~🎵
Tu doble soy yo~🎵
Sígueme~🎵
Quizás yo sea tú~🎵
Sígueme~🎵
Por si hay un manchón~🎵
Sígueme~🎵
De hollín o sudor~🎵
Sígueme~🎵
Aquí o tal vez allá~🎵
Es~🎵 (Es~)
Todo es posible pues~🎵 (pues~)
Quién puede más también~🎵 (bien~)
Da lo mejor de sí~🎵 (ah de sí~)
Es~🎵 (Es~)
Bueno reírse pues~🎵 (pues~)
La lluvia si tal vez~🎵 (vez~)
Llora de felicidad~🎵 (ah ah ah ah)
(Alto, es mejor hablar alto~)
Alto~🎵
Es mejor hablar alto~🎵
(Desde aquí a…)
Desde aquí abajo~🎵
Pararari tururitu pariruria~🎶(X8)
(Parabaridibidi~)
Pararari~🎶
Pararari~🎶
Parabaridibidi~🎶
(Es genial ver el espacio~)
Es genial ver el espacio~🎵
(Es genial ver el espacio tan bonito)
(Tan bonito desde a…)
Tan bonito desde abajo~🎵
Pararon de caminar.
🌿— ¿Q-Q-qué tal estuve? —preguntó, ansiosa.
🗡 —… — El silencio se alargó, y al no recibir una respuesta rápida, la desilusión se instaló en ella.
💭 « Tal vez no le gustó... Debería haber intentado algo diferente... » 💭
Pero antes de que esas dudas pudieran tomar más fuerza, unos suaves aplausos la interrumpieron.
El Caballero solo aplaudió, un gesto que parecía decir mucho sin palabras. De alguna manera, esa melodía le resultó reconfortante.
🌿— ¡Ay, gracias! No creía que te gustara —respondió, inevitablemente ruborizada.
Aprovechando la ocasión, hizo una reverencia, igual a la que hacen los actores después de una obra.
La vasija notó que su amiga se sonrojaba con frecuencia, y aunque no sabía la razón exacta, algo en ello le despertaba curiosidad.
🗡 — ¿Me permites? — Sin esperar respuesta y de forma inesperada, saltó y sujetó su rostro, acercándose con atención para examinarla. — Mmm... Tienes fiebre. Tu temperatura está un poco elevada, pero no hay que alarmarse.
La pequeña se asustó por la rapidez con la que él la sujetó y, alarmada, se alejó, tomando distancia.
🌿— ¡Hey! ¡Es de mala educación tocar a la gente sin su permiso, y menos de esa forma! —Cruzando los brazos con firmeza —. Y además, si me pasara algo, ya te lo contaría.
Frunció el ceño, intentando disimular su molestia.
🗡 — ¿De veras? —preguntó, bastante curioso.
🌿— ¡Claro que sí! Eres mi amigo más cercano, hasta ahora. No tengo por qué ocultarte mis problemas.
💭 « ¿Entonces... soy su amigo más cercano? Según ella, ¿los amigos no ocultan sus problemas? » 💭
Se conocían desde hacía meses, pero aún sentía que algo no encajaba. Confiaba en ella, claro, pero no podía evitar dudar de si realmente podría ayudarle. Su mente estaba en un dilema que le preocupaba: si no tomaba una decisión, sentiría que se volvería loco. Por eso, con las fuerzas que reunió, hablo:
🗡—¿Has sentido algunas vez que todo lo que te está sucediendo no tendría que pasar? —Su voz sonaba cargada de tensión.
La pregunta atrae la atención de Ori, que alzó las orejas, concentrándose en cada palabra.🗡—Soy el Hollow Knight… o al menos, eso es lo que sigo creyendo —murmuró mientras se dejaba caer lentamente, apoyando sus pequeñas manos sobre su rostro. Aunque careciera de facciones, cada movimiento transmitía su angustia.
🗡—Se supone que soy la Vasija Pura, libre de toda imperfección… —hizo una pausa, como si la confesión le costara admitirla —. Pero ahora, siento que soy todo lo contrario.
Su voz se tornó más frágil, casi inaudible, mientras continuaba:
🗡—Hablar, pensar, decidir... sentir. Estas cosas, estas capacidades, no deberían estar aquí. El antiguo receptáculo también las desarrolló, y mira lo que ocurrió.
Cerró los puños con fuerza, bajando la cabeza aún más.
🗡—Tengo miedo... —susurró, dejando que la palabra flotara en el aire como un lamento—. Cada pensamiento, cada sentimiento... traen consigo un dolor que no puedo ignorar. A veces se vuelve insoportable.
Guardó silencio por un momento, permitiendo que sus emociones afloraran.
🗡— Vengo aquí, a este lugar, para despejar mi mente, para buscar alivio. Pero hay ocasiones en los que ni siquiera eso funciona.
Finalmente, alzó la mirada hacia el arriba, como si esperara respuestas.
🗡—¿Estoy haciendo algo mal? ¿Es este dolor una prueba de que he fallado? —su voz temblaba con la desesperación de alguien que llevaba demasiado tiempo buscando respuestas—. Y si no lo es... entonces, ¿qué me está ocurriendo?
El eco de sus palabras se desvaneció, dejando en el aire una sensación de tristeza y una vulnerabilidad que no imaginaria Ori de parte de él.
Ella guardó silencio. La declaración fue demasiado intensa, y ella se sumió en pensamientos. No sabía que decirle.
Su amigo comenzó a llorar. Sus lágrimas negras caían en la arena, dejándola con el mismo color.
Ori no estaba contenta con la dirección que tomaba la situación. Pero algo se le ocurrió. Si no sabía consolarlo con palabras, lo haría con acciones. Por eso, extendió los brazos hacia él, ofreciéndole un abrazo reconfortante.
Él levantó la vista, desconcertado. Ella cerró los ojos y formó una tierna sonrisa, invitándolo con un gesto suave.
El gesto lo sorprendió. Inseguro, comenzó a caminar hacia ella. El sonido de sus pasos sobre la arena hizo que Ori se emocionara. Su rostro reflejaba una felicidad inocente, algo que él notó, dejándola ver tierna.
Cuando se detuvo frente a ella, Ori lo abrazó rápidamente, levantándolo y atrayéndolo hacia su pecho. Él tardo un tiempo para responder al abrazo, pero cuando lo hizo se aferró con fuerza a la pequeña luz espiritual, sintiendo la suave tela de la ropa.
Un sonido suave interrumpió el silencio: sollozos, apenas audibles. El Caballero se desahogó con Ori, tal cual un niño lo haría con su madre.
La vasija apretó a Ori con más fuerza, llorando intensamente. Las manchas negras del llanto se extendieron por la ropa de su amiga, pero ella no le prestó atención. Se concentró en consolarlo, y sin darse cuenta, él se quedó dormido en su abrazo. La guardiana lo acomodó con cuidado, como si fuera un recién nacido.
La máscara del Caballero estaba empapada por el líquido oscuro que rodeaba sus cuencas. Con su mano derecha, Ori limpió suavemente su rostro para no despertarlo. Sin embargo, él reaccionó a su toque.
La vasija estaba en un estado de somnolencia, y Ori observaba en silencio, alerta. Él se hundió nuevamente en su pecho, buscando consuelo, y susurrando unas palabras:
🗡—Gracias por estar conmigo, amiga... te... quiero...
El sonido de sus palabras hizo que Ori se sonrojara de inmediato. Se alegró al escuchar que él la quería. Sin pensarlo, relajó su cuerpo y miró el lago. La vista la fascinaba. Hasta que una duda apareció:
🌿—Espera… ¿Dónde estamos? —preguntó finalmente, tras varias horas de estar ahí.
De repente, una voz misteriosa respondió y asustó a nuestra protagonista:
🎩—Yo lo sé —Una figura habló con calma—. Estamos en el Lago Azul, en las Tierras de Reposo, en el Reino de Hallownest.
Sobresaltada, la pequeña luz saltó hacia atrás y formó un arma para defenderse, mientras gruñía y sujetaba al Caballero para protegerlo. Que extrañamente no despertó.
🎩—Tranquila, tranquila, solo soy yo —El Hombre de Negocios apareció, haciendo una reverencia cortés—. Lamento interrumpir su momento, pero necesito entregarle algo al contenedor vacío.
Al reconocerlo, Ori se calmó, pero siguiendo a la defensiva.
🌿—Él está... ocupado... descansando, no puede atenderte ahora. Entrégaselo más tarde. —dijo, claramente molesta por la intromisión.
El Hombre de Negocios sonrió maliciosamente y se dio la vuelta para marcharse.
🎩—Entendido. Disculpa mi mala educación, querida. Volveré en otro momento. Quizás el obsequio tenga que esperar…
La pequeña luz al oír esa última frase, lo detuvo, tirándole de la ropa.
🌿—¡Espere! Bueno... tal vez yo pueda atenderlo, por ahora.
El hombre se detuvo, observándola fijamente, y después rebuscó en sus bolsillos. Sacó un pequeño objeto y se lo lanzó.
Ori lo atrapó; era un diminuto cofre, más pequeño que la palma de su mano. Al examinarlo, se dio cuenta de que tenía un diseño similar a los cofres oxidados que había encontrado en las profundidades del lago, aquellos que contenían las "monedas" que el Caballero recogía. Sin embargo, este cofre era mucho más elegante y pequeño.
🎩—Te aconsejo que esperes a que él despierte antes de abrirlo. —dijo el Hombre de Negocios mientras le acariciaba su cabeza —. Bueno, nos veremos pronto. Tengo que atender algunos asuntos.
Antes de siquiera hacer algo, ella lo paro de vuelta.
🌿—¡Aguarde! Solo una pregunta... ¿Es esto algún tipo sueño? Es que no me cuadra mucho este sitio...
El Hombre de Negocios soltó una carcajada antes de responderle:
🎩—Pequeña luz, en tu primera estadía en el mundo de los sueños ni siquiera podías formar un arma. Además, ¿no se sumergieron en el agua hace unas horas?
🌿—¿Qué? ¿Cómo sabes eso?
🎩—Oh, créeme, los estoy observando. ¡Ah!, y ya que estoy aquí, te daré esto también.
Con un chasquido de dedos, apareció otro objeto. Casi cae al suelo, pero Ori lo atrapó con su cola.
🌿—¿Qué es esto? —lo inspeccionó detenidamente—. Me resulta familiar, como si lo hubiera visto antes…
Para asegurarse, dejó al Caballero cerca y se acercó al Hombre de Negocios.
Ori le pidió que permaneciera quieto, necesitaba comprobar algo. Intrigado, el ser aceptó y se quedó inmóvil.
Con cuidado, Ori tomó el extraño objeto en sus manos. De repente, comenzó a brillar intensamente, transformándose en un filo espiritual. Asombrada, observó el arma recién formada y luego miró al ser, quien solo respondió con una sonrisa enigmática.
Con algo de duda, Ori se acercó, dando un corte hacía él. Inmediatamente, escucha una voz que resonó en su mente:
💭 « Intuyes rápido, pequeña. Aunque creo que deberías mirar detrás de ti. » 💭
Confusa, obedeció y giró en la dirección indicada. El Caballero comenzaba a despertar lentamente de su profundo sueño.
Rápidamente, tiró el artefacto al Hombre de Negocios, quien lo atrapó con facilidad, y corrió hacia su compañero.
El ser misterioso observó en silencio mientras sostenía el objeto. Finalmente, el Caballero se reincorporó, su siesta había terminado.
🗡—¿De qué me perdí? —preguntó con calma, mirando a Ori, quien le devolvía una sonrisa. Junto a ella estaba el cofre.
🗡—Vaya, ya recibiste tu regalo antes de lo esperado. —Se dio cuenta de la presencia del Hombre de Negocios. — Usted sí que es rápido con los pedidos. Gracias por su ayuda.
Él se quitó el sombrero e hizo una reverencia.
🎩—No fue problema —en cuanto se agachó para hacer la reverencia dejó caer el objeto.
🗡—Oiga, ¿ese no es mi Aguijón Onírico? —señaló el objeto ya reconocido.
🎩—Oh, no, no, no. Es solo una réplica. Era para Ori. Pensé que le serviría. —Aclaró antes de cualquier confusión—. Aunque veo que ella no lo quiere.
Ori no comprendió por qué decía eso hasta que recordó el motivo.
🌿—Ops, lo siento —Se rasco la nuca, avergonzada.
🎩—No pasa nada. Y entonces, ¿qué opinas? —Extendió su brazo para ofrecérselo.
Ella pensó un momento antes de aceptarlo.
🌿—Gracias por el gesto, pero ahora no lo veo necesario.
🎩—Oh, vale, pero igual lo guardaré, por si cambias de opinión —Guardó el artefacto en sus bolsillos—. Bueno, eso es todo. Ahora sí me lo permiten, debo irme.
Con esas palabras, se abrió un portal multicolor, predominando el verde. El Hombre de Negocios se dirigió hacia él y, sin pensarlo, se introdujo, desapareciendo en el aire.
🗡—Un "adiós" también hubiera estado bien —comentó la vasija.
Ori se acercó al Caballero nuevamente, preguntándole si se sentía mejor. El ser vacío asintió, alegrando a la guardiana y dejándola tranquila.
🌿—Hey... solo por curiosidad… ¿Abrirás el cofre? Sé que es algo para mí y no puedo quitarme las ganas de ver qué hay dentro —Le pasó el cofre al Caballero—. Por supuesto, solo si tú lo deseas.
El Caballero lo pensó unos minutos, mirando hacia ella. Con una sonrisa traviesa y tierna, Ori hizo ojitos grandes para convencerlo, y él no pudo negarse.
🗡 —Bien, bien. Me convenciste —le contestó.
Ori levantó los brazos, emocionada y ansiosa. Pero algo la detuvo. El Caballero tomó su mano izquierda y, con fuerza, la obligó a agacharse.
🗡—Antes de seguir, quiero decir algo. Ori, desde que te conocí, has sido un ser… diferente para mí. No lo digo para ofenderte, pero hasta donde llega mi memoria, nunca he encontrado a alguien con tus características. He interactuado con otros seres, sí, pero… ninguno como tú.
🗡—A pesar de ser alguien frío, serio y reservado, tú siempre me tratas… bien y no tienes miedo de mostrarme tus emociones. Sé que no soy de muchas palabras… pero trato de expresar mis sentimientos a través de acciones. —Un dolor punzante recorrió su cuerpo, pero lo soportó como pudo antes de continuar—. Y… sé que tienes una hermana búho llamada Ku.
🌿—Sí... y sinceramente, la extraño —respondió, triste al recordar los momentos juntas.
🗡—Bien, ¿y si te digo que podrás verla? —El rostro de Ori se iluminó con sorpresa y alegría.
El Caballero abrió el cofre, liberando partículas blancas y negras. Introdujo su mano y sacó una esfera de vidrio, tirando el cofre a un lado. Dentro de la esfera solo se podía ver una densa oscuridad. Le aconsejó a Ori que cerrara los ojos.
Con algo de duda, Ori obedeció. El Caballero apretó la esfera con fuerza, usando su alma para liberar su contenido. Un fuerte "CRASH" resonó, causando que Ori tapara sus oídos.
Pasaron varios minutos de extraños ruidos, hasta que finalmente el Caballero habló, agotado.
🗡—Listo... ya... puedes abrir los ojos.
Ori no perdió tiempo en hacer lo que le pidió. Al hacerlo, se sorprendió al ver que la cabeza de la vasija estaba llena de grietas y partículas saliendo de su cuerpo mientras cojeaba.
Antes de que pudiera preguntar, el Caballero la detuvo, asegurándole que estaba bien. Luego comenzó a regenerarse mediante concentración.
🗡—Listo —dijo el Caballero mientras se acercaba, observando un pequeño resplandor en sus manos—. ¡Dale una cordial bienvenida a... Ku!
Frente a ella, se encontraba un amuleto con la apariencia de un búho. Ori lo tomó con cuidado en su mano derecha, y sus piernas cedieron, cayendo de rodillas al suelo.
Recuerdos del pasado comenzaron a invadir su mente, tan vívidos como si acabaran de suceder: el día en que Ku rompió el cascarón, sus intentos fallidos de enseñarle a volar junto a Gumo, Naru y ella misma. Rememoró con nostalgia el momento en que, con la ayuda de Gumo, le colocaron la pluma de Kuro, permitiéndole al fin elevarse. Pero también llegaron los recuerdos más oscuros: la tormenta que las separó, la angustia de buscarla, y finalmente, la desgarradora escena de su muerte a manos de Shriek.
Ori sollozó en silencio, sus dedos temblorosos acariciando el amuleto mientras sus lágrimas caían una tras otra.
El Caballero observó su reacción, desconcertado y preocupado.
🗡—Emm... ¿O–Ori...? ¿Estás b–bien? —tartamudeó, su voz llena de inseguridad.
La pequeña luz permaneció en silencio, con la mirada fija en el amuleto. Sus hombros temblaban ligeramente, incapaz de contener la intensidad de sus emociones.
Definitivamente no era lo que esperaba.
El Caballero, al no recibir respuesta, no pudo quedarse quieto. Se acercó a ella y, con delicadeza, tomó sus mejillas entre sus pequeñas manos, levantando su rostro para que lo mirara.
Ori alzó la mirada con lentitud. Sus ojos, grandes y blancos, estaban llenos de lágrimas, y su expresión transmitía una tristeza profunda, una melancolía imposible de ignorar.
El Caballero quedó sorprendido al ver algo que no había visto antes: las lágrimas de Ori fluían con intensidad, marcando su rostro con una fragilidad que él no entendía del todo. Con movimientos torpes pero cargados de ternura, comenzó a limpiar sus lágrimas, pasando sus manos suavemente por su rostro.
🗡—No llores... no quería hacerte sentir mal... —dijo en voz baja, sin saber exactamente qué hacer.
Ori lo miró fijamente, tratando de calmarse. Aunque su corazón seguía cargado de tristeza, el gesto del Caballero logró reconfortarla ligeramente. La calidez de su compañía era suficiente para mantenerla firme mientras enfrentaba los recuerdos la abrumaban.
El Caballero no podía soportar verla tan frágil. Su expresión corporal lo decía todo: los hombros caídos, su postura encogida, la mirada perdida, y su cabeza, junto a sus antenas y orejas, inclinada hacia abajo. Incluso la tenue luz que emitía y la forma en que su cola se envolvía alrededor de sí misma reflejaban lo decaída que está.
Ori cambió de posición, abrazando ahora sus rodillas con fuerza. El Caballero, en silencio, se acercó y se sentó junto a ella por última vez. La miró, y con todo el arrepentimiento acumulado en su pequeño ser, murmuró:
🗡—Perdón… nunca quise hacerte sentir mal. Lo siento mucho —desvió la mirada hacia el suelo.
Ori no pudo evitar levantar la vista hacia él. Había algo en su postura que le rompía el corazón. Se veía… culpable.
🌿—¡No–no te disculpes! No has hecho nada malo. Sniff Es solo que… —respiró profundamente, tratando de calmarse—. Extraño mi mundo, Caballero. Sniff Extraño mi hogar, a mis amigos y mi familia. No… puedo dejar de pensar si algún día los volveré a ver o si acaso… es posible… —admitió con una voz baja y quebrada, llena de nostalgia.
Con las manos temblorosas, Ori sostuvo el amuleto que él le había dado. Sus ojos, empañados de lágrimas, seguían cayendo sin control. La textura del amuleto, suave pero firme, le recordaba a Ku: a sus plumas, su esencia. Cada detalle cuidadosamente forjado mostraban el esfuerzo que el Caballero había puesto en él, y eso le hacía sentir aún más el peso de la memoria.
Poco a poco, Ori controló su respiración, encontrando algo de calma. Cuando se sintió más estable, levantó de nuevo la mirada hacia el ser vacío, quien mira el lago.
La criatura luminosa se acomodó junto a su compañero. Sin darse cuenta, sus almohadillas rozaron la mano de la vasija. Ori fue la primera en reaccionar: se quedó inmóvil, bajó la mirada y sus pupilas se contrajeron mientras un leve sonrojo, teñido de nervios, se extendía por su rostro.
El Caballero, al notar el contacto, giró la vista hacia ella. El suave roce de las almohadillas llamó su atención, despertando una sensación inesperada que lo llevó a observarla con detenimiento.
Pudo percibir el nerviosismo de su compañera y, con cuidado, comenzó a retirar su pequeña mano. Sin embargo, antes de apartarla por completo, dejó que el contacto se prolongara unos momentos más. Fue entonces cuando, para sorpresa de Ori, el Caballero sobrepuso su mano sobre la de ella.
Con ese gesto, el Caballero se relajó, apoyando su cuerpo ligeramente sobre el brazo izquierdo de Ori, sin soltar su mano. Su acción, tan inesperada como genuina, solo hizo que la pequeña luz se sintiera aún más nerviosa y avergonzada.
Ori, tentada por la calidez del momento, reaccionó de manera impulsiva. Tomó la mano del Caballero entre las suyas, sorprendiéndolo, mientras sus ojos se clavaban en los de él.
Ambos permanecieron en silencio, entrelazados, mientras contemplaban el reflejo del agua cristalina que danzaba suavemente frente a ellos. La atmósfera se tornándose más cálida.
Todo lo que había ocurrido hasta ese momento se sentía tan... íntimo y peculiar, como si el mundo se hubiera reducido únicamente a ellos dos. Ori, con delicadeza, afirmó su agarre, notando la diferencia: su mano era más grande que la del Caballero, y eso le provocó una leve sonrisa.
Un suave bostezo escapó de Ori. Todo había sido agotador, y su cuerpo ya no podía ocultar el cansancio. Al voltear, vio al Caballero inmóvil, sereno como siempre. Parecía que dormir a su lado se había convertido en su hábito favorito.
🌿—¿Soy yo o a este le encanta dormir a mi lado? Jeje —susurró con una mezcla de ternura y agotamiento—. ¿Cómo puede ser que un ser tan peligroso sea tan adorable?
El Caballero permanecía imperturbable, su quietud irradiaba una paz que a Ori le resultaba reconfortante. Observarlo así provoco que sus párpados se llenaran peso. Poco a poco, el cansancio la venció. Aunque intentó resistir, fue inútil. Sus ojos comenzaron a cerrarse lentamente, hasta que finalmente sucumbió, dejándose envolver por un sueño profundo.
El murmullo del agua y la presencia cálida del Caballero hicieron de ese instante algo... único. Un recuerdo grabado que ninguno de los dos olvidaría.
Muchas gracias por la ayuda del amigo LautaroWasd
Por si arte y darme ideas para esta historia
Muchas gracias también a ustedes por compartir la historia y darle votos
Los quiero mucho ;3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top