Capítulo 17
El sol se alzaba resplandeciente y con orgullo entre las suaves y esponjosas nubes, cubriendo con su esplendor las tierras y bañando las escasas hojas que comenzaban a brotar en la copa de los árboles aún con la brisa fría del invierno que decía adiós para dar paso a la primavera. Cómplice de un par de jóvenes que jugueteaban entre los troncos de los árboles que llenaban el bosque.
—¿Dónde estás, Omega travieso? —preguntó a la nada con tono juguetón, olisqueando el aire en busca de su rastro y moviendo las orejas para escuchar con mayor claridad todo lo que lo rodeaba. Una risilla llegó hasta sus oídos y sonrió ladino al ubicar de donde provenía el sonido; se acercó a paso sigiloso, tratando de no pisar las ramas tiradas en el suelo hasta que lo vió, detrás de un robusto roble sobresalía una blanca y esponjosa cola que se podía camuflar con facilidad entre los restos de nieve que aún no se derretía en el lugar —¡Te encontré!
Hoseok dio un respingo en su sitio acompañado de un pequeño chillido ante el sorpresivo grito para empezar a correr al verse descubierto. Taehyung lo seguía de cerca con cierta dificultad al momento en el que su pie se enterraba en algunos cúmulos de nieve, pero que no impedía que una gran sonrisa adorne su rostro, jadeante en aquella mini-carrera que se llevaba a cabo.
—¡Eres un lento, alfa! —respondió burlón, moviéndose en zigzag entre las ramas bajas de los árboles, riendo entretenido al estar pasando una tarde con su pareja destinada. Desde que se conocieron aquel día mientras Taehyung trabajaba llevando sacos de harina y Hoseok paseaba distraído guiado por los rugidos hambrientos de su estómago y su lobo curioso, ambos habían comenzado a verse más seguido. Claro, al principio fue difícil debido al miedo latente en Hoseok de ser atrapado por sus padres o uno de los alfas que se encargaban de su seguridad, pero con la ayuda de Jungwon había podido escabullirse de ellos. Ahora se veían en las tardes de 2 a 3 veces por semana, un tiempo muy corto para ambos amantes que solo querían estar juntos.
Taehyung sonrió y dando dos largas zancadas alcanzó el cuerpo del Omega hasta encarcelarlo entre sus brazos. El más bajo soltó un chillido exaltado y el otro rio. Era indescriptible la forma en la que el Omega lo hacía sentir, la dicha, emoción y gozo que lo inundaban cada vez que se volvían a ver, y, aunque aún se estaban conociendo, él ya quería pedirle permiso para cortejarlo. No podía dar más gracias a la diosa Luna por el alma tan pura, bondadosa y alegre con el que le había emparejado, aunque al principio tanto él como su lobo habían sufrido mucho, incluso llegó a pensar que moriría de tristeza al no encontrar al lindo chico poseedor de una hermosa sonrisa acorazonada, perdió cualquier peso al encontrarlo de nuevo en medio de un campo de flores, se veía tan irreal... Casi como un ángel en medio de los vistosos colores que lo rodeaban y el viento que acariciaba sus cabellos.
En ese momento solo pudo confirmar que el amor a primera vista existía en realidad.
—Te tengo, bonito —jadeo, inhalando fuerte el aroma a canela y manzana, su fragancia favorita.
El Omega se removió por las cosquillas que aquello le causaba y ladeo la cabeza en forma sumisa, dejando libre acceso al alfa a su cuello blanquecino. Era un momento íntimo que se creaba de la nada, todo era tan correcto y cálido, el tiempo se detenía y el resto perdía importancia, el lento derretir de la nieve y los colores cálidos que comenzaban a aflorar pasaban a segundo plano cuando estaban juntos. Todo alrededor se volvía un escenario obsoleto opacado por los jóvenes que irradiaban luz con sus sonrisas sinceras y miradas enamoradas, porque no había nada mejor que ser guiado por su corazón, por aquel amor que los hacía suspirar y esperar con ansias su reencuentro, aquellos amantes que desnudaban sus almas por completo, el complemento perfecto para una larga vida, una donde los colores grises eran reemplazados por primorosos y cálidos colores, porque sin darse cuenta cada uno había sido el flotador del otro en un hundimiento silencioso y desgarrador. Ellos eran más que Alfa y Omega a pesar de no ser nada más que amigos de forma oficial, pero estaban conscientes de lo que sus corazones gritaban a través de sus ojos, era un amor irrefutable y tan palpable en el aire, tan puro e inocente, pero al mismo tiempo tan peligroso y prohibido.
Jungwon, quien observaba a una distancia prudente aquella escena, sintió felicidad y cierta melancolía. Él era consciente de que no podía tener un cuento de hadas como Hoseok y Taehyung, que nunca encontraría aquella persona que sería su otra mitad, su destino era vagar entre alfas y omegas como un solitario caminante que ayudaba a las almas destinadas a estar juntas para unir sus caminos y que se amen sin reparos ni ataduras, de manera loca y descomplicada, pero tierna y sanadora; tal vez esa era su misión en esa vida y las siguientes.
Mientras cada uno viajaba en medio de sus pensamientos a la lejanía se comenzó a escuchar una jauría de lobos correr y voces enojadas que vociferaban cosas que no podía entender; en seguida el beta se levantó del pilo de hojas en donde se encontraba sentado yendo de manera sigilosa de donde provenía el bullicio, dejando a la pareja sola que parecía no ser conscientes de lo que estaba pensando.
Demonios.
Eran 7 lobos con los que se encontró y tembló al reconocer a la enorme loba que dirigía al grupo con velocidad hacia la manada, era la líder, la madre alfa de Hobi. Retuvo un jadeo retrocediendo sus pasos de manera sigilosa para no atraer la atención de la alfa líder, sabía que había sido mala idea alejarse tanto, debían volver cuanto antes para que el Omega tomase una ducha y eliminará todo rastro de evidencia de su escape.
—Pronto se acerca tu cumpleaños, Hobi ¿qué te gustaría de regalo? —preguntó Taehyung, enredando sus dedos en las sedosas hebras del Omega ahora que estaban frente a frente.
Hoseok lo pensó un poco, el alfa no tenía mucho que ofrecer le había quedado claro así que los costosos regalos que solía recibir no eran una opción, pero eso no podía importarle menos pues el mejor regalo era haber conocido al lindo chico que se adueño de sus sueños y cariño. Sonrió cuando al fin se decidió.
—Quiero una mugunghwa.
—¿Una mugunghwa? —repitió confundido, ladeando su rostro con una mueca y una de sus orejitas bajando hacia un lado. Era un regalo muy simple, para él, Hojon merecía mucho más que aquella común flor —¿Seguro que no quieres algo más? Estaba pensando en ir a cazar el animal más grande que encuentre.
El Omega rió entre dientes y negó —No es necesario, Alfa. En serio quiero aquella flor, es especial y más si viene de tí —refutó con cierta timidez, tomando las manos más grandes entre las suyas y acariciarlas, bajando la mirada, una tierna manía que tenía cuando se avergonzaba —Siempre soñé con quien me regale una de esas... La flor eterna que nunca se marchita, aquella tan simple, pero hermosa a la vez...
Los ojos del alfa brillaron al entender el mensaje oculto tras sus palabras, un eternal amor que jamás acabe, sencillo a simple vista, pero tan complejo que solo ellos entiendan que significa cada mirada, sonrisa y detalle.
—Está bien, prometo regalarte una de aquellas flores —aseguró.
Aquel silencioso y tranquilo bosque fue cómplice y testigo de una declaración de amor aún inmaduro, pero sincero, una que se firmaba de forma implícita en el golpetear acelerado de sus corazones y las polillas en el estómago.
Taehyung se acercó lentamente hasta posar sus labios sobre las rositas mejillas de Hoseok que retuvo el aire un momento y reforzó el agarre de sus dedos. Aunque el contacto solo haya sido un par de segundos, sus lobos correteaban emocionados, su destino era estar juntos y no había nada mejor que aquello.
—Hojon, debemos irnos —la voz demandante y alterada del beta rompió la burbuja que se había vuelto a hacer alrededor de la pareja y haciendo molestar al alfa que retuvo un gruñido en su garganta.
—Pero aún es-
—No hay tiempo para excusas, debemos irnos, ahora —enfatizó la última palabra, suplicante a que Hoseok entendiese su indirecta o ambos estarían metidos en un gran problema que los ruegos del Omega no iban a solucionar.
Hoseok asintió y regresó a ver a Taehyung, sonriendo de forma dulce para no crear sospechas.
—Lo siento, me debo ir.
—¿Tan rápido? ¿Por qué?
—De verdad, lo siento... Prometo volver para pasar mi cumpleaños juntos, ¿sí?
El contrario no parecía muy convencido de aquella propuesta, pues era realmente muy temprano y faltaba mucho para que el sol se ponga, horario normal en el que el Omega regresaba a su hogar. Refunfuñando entre dientes se dio por vencido.
—Está bien, que tengas lindo día.
—Gracias, igualmente para ti.
Y con ello se despidieron, Jungwon jalando de la muñeca de Hoseok con algo de fuerza al borde de comenzar a hiperventilar, lidiar con los líderes de la manada nunca fue una tarea fácil, en especial con la madre de Hoseok, una mujer de carácter fuerte y temible, digna de ser alfa.
Pero Hoseok no se sentía bien, algo le decía que se quedará, su lobo correteaba inquieto y un mal presentimiento recorría toda su anatomía. Miro una vez más hacia atrás y agitó su mano al ver que Taehyung hacia lo mismo.
Tan solo esperaba que aquella extraña sensación desapareciera...
Lastima que no fue así.
Removiendose en su lugar, parpadeo varias veces y forzó sus ojos a acostumbrarse a la luz que golpeaba directo a su rostro. Al instante se dio cuenta de que ya no se encontraba en medio de aquel bosque que se había vuelto su hogar durante muchos años o siglos mejor dicho, ahora se encontraba arropado con una cómoda manta calentita que le daban ganas de volverse a dormir, pero los murmullos que se escuchaban lejanos lograron captar su curiosidad.
Moviendo sus orejitas y aún en medio de su somnolencia dirigió su mirada hacia la entrada observando la espalda del Omega rubio quien parecía tenso mientras mantenía sus brazos cruzados y gritaba cosas entre susurros que apenas lograba entender.
"—Irresponsable, eso no me sirve de excusa. Nada te costaba llamar y decir " Jimin, perdón, tardare un poco más y no te preocupes que no me han sacado las tripas para venderlas en el mercado negro ni nada por el estilo, estoy bien" pero supongo que señorito celebridad ya no tiene tiempo ni para eso. Estaba comenzando a pensar que te fuiste por cigarros y ya no volverías."
Tierno... En ese momento no pudo evitar pensar en que Jimin le recordaba mucho a Jungwon ¿acaso el rubio sería su ángel de la guarda en esta vida? Sacudiendo la cabeza dejó de pensar en eso.
Y entonces lo vio, Taehyung estaba parado frente a Jimin con una sonrisa burlona, como si las palabras del más bajo fueran solo un chiste. Quería correr a abrazarlo, pero su sueño y pereza le ganaron esta vez así que se dejó caer sobre el sofá enrollándose entre la manta y dejando al par discutir en paz, aparte de que sus energías no eran lo suficiente como para obtener otro rechazo por parte del alfa.
Cuando ya estaba más dormido que despierto sintió como alguien agitaba su cuerpo de aquí para allá, así que soltaba pequeños gruñidos adormilado junto a cortos "déjame dormir" sin embargo el movimiento seguía ahí. Entre quejidos le dio un manotazo a la otra persona con la poca coordinación de su cuerpo, o al menos eso creía.
—Oye, despierta.
Escucho aquella voz que se le hacía lejana y puchereo.
—No quiero... Vete.
Balbuceó.
Bien, Taehyung se comenzaba a irritar, estaba a nada de irse y dejarlo ahí, pero la clara mirada de advertencia de parte de su mejor amigo se lo impedía.
—¡Oye, pero qué te pasa! —el Omega se sentó de un respingo al sentir la fría agua hacer contacto con su piel, acribillando con la mirada al alfa parado frente a él con un vaso de cristal, ahora vacío, en mano.
—¡Taehyung! —gritó Jimin con reproche.
—No te querías levantar —ignorando el reclamo del Omega rubio dejó el vaso sobre la mesita de centro sin borrar aquella pequeña sonrisa burlona, reprimiendo una carcajada al ver al Omega azabache con una expresión de sorpresa y el rabo erizado, y Hoseok... Hoseok lo quería golpear.
Después de varias disculpas por parte de Hoseok a Jimin y de reproches de este a Taehyung, alfa y Omega caminaban bajo el oscuro manto que cubría la ciudad en aquellas calles ahora tranquilas. La fría corriente de aire nocturna de la madrugada lo hacía temblar en su sitio y entorpecer sus pasos, podía sentir como sus pies se comenzaban a adormecer al igual que sus dientes a chocar entre sí.
No era para menos, Hoseok siempre había sido alguien friolento que prefería estar metido en casa junto a la chimenea con ropa calentita en climas como estos, siendo la humedad que había en el aire debido a la lluvia reciente otra problemática para él.
Recórcholis, ¿acaso Taehyung no pensaba ofrecerle su chaqueta? Chasqueo la lengua por lo bajo poniendo los ojos en blanco y cruzando los brazos sobre su pecho mientras frotaba con sus manos sobre la piel descubierta de sus brazos. Un punto a favor de usar una de las pijamas de Namjoon era que está le quedaba aún más grande que la del alfa, así que el pantalón abrigaba sus piernas, pero un punto en contra era eso, le quedaba lo suficientemente grande como para que la camisa deje al descubierto gran parte de sus clavículas, pecho y hombro.
Enroscando su cola alrededor de su cuerpo y frotando sus manos entre sí para brindarse calor se acercó de forma cautelosa al alfa para indicarle discretamente que ¡se estaba congelando vivo!
—Está haciendo mucho frío esta noche, ¿verdad, Taehyung-ah? —preguntó en un tono bajo, aunque no era necesario.
—Es lógico, acaba de llover —respondió cortante sin voltear a verlo, pues este iba varios pasos más adelante del Omega.
Hoseok tenía ganas de tirarle un zapato en la cabeza para ver si así reaccionaba a sus oraciones entre líneas.
—Ush... Me duelen los pies —se quejó haciendo una mueca y tomando una pausa, había pasado suficiente tiempo sin caminar largas distancias que le era imposible no cansarse ¿dónde estaba la carroza sin caballos cuando la necesitaban?
Y Taehyung al fin se volteó a verlo con aquella mirada de desinterés total, a veces se preguntaba seriamente si acaso el alfa no conocía alguna otra expresión que no sea la sonrisa sarcástica y aquella mirada de quemeimportismo. Existían ocasiones en las que llegaba a pensar que Taehyung era un estereotipado alfa perfecto que no demuestra sus sentimientos y va por el mundo creyéndose mejor que los demás -o al menos así recordaba a la mayoría de alfas desde la última vez que los vio-, pero el verlo siendo feliz mientras jugaba con el pequeño Yeontan lo hacía pensar todo lo contrario. Taehyung parecía ser alguien tan transparente como libro abierto al que puedes adelantarte a lo que va a pasar, pero cuanto más leía más complejo se volvía, era como un acertijo dentro de otro acertijo sin fin que era camuflado con un falso "fácil".
—Tendrás que aguantarte, no te pienso cargar y ya gaste todo el dinero que traía como para tomar un taxi. Así que camina.
Hoseok bufo, ¿estaba de mal humor? Estaba de mal humor. En su cabeza no dejaban de reproducirse miles de escenarios por los cuales Taehyung había tardado en ir a recogerlo, pero no quería aceptar ninguno, a veces prefería vivir encerrado en un engaño para no sufrir más. Amar de manera incondicional durante siglos a una persona para solo repetir la misma historia una y otra vez como en un bucle, era demasiado cansado, tal vez solo estaba siendo muy paranoico, sabía que sería difícil así que debía prepararse para aquello y preparar a su lobo.
Una fuerte corriente de viento golpeó contra su cuerpo haciéndolo erizar completamente, temblando de pies a cabeza y sus dientes chocando con más fuerza, hasta había comenzado a caminar con las piernas apretadas y encorvado en sí mismo en busca de calor.
Era en esos momentos cuando su lado caprichoso y mimado salía a la luz, estaba a un hilito de tirarse al suelo y hacer una súper rabieta que solían funcionar con su madre cuando quería algo, pero aún tenía dignidad como para recurrir a esas cosas. Odiaba ser tan susceptible a los cambios de temperatura, si seguía así lo más probable es que tenga gripe durante al menos una semana.
Hizo una mueca en su rostro junto con aquel peculiar triángulo invertido formado en sus labios al tan solo pensar en los malestares que tendría que soportar y esas feas infusiones con sabor a vómito de perro que debería tomar para bajar su futura fiebre, pero el peso de algo suavecito golpeando contra su rostro.
—Póntelo y camina bien, te va a doler la espalda después —dijo Taehyung, metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón iniciando nueva cuenta su caminata.
El Omega miro de la prenda en sus manos a la espalda del dueño de esta, sonrió. Ni corto ni perezoso se puso la chaqueta subiendo el cierre hasta arriba de forma que el cuello de esta tapase la mitad de su rostro y el aroma de Taehyung más cerca de sus fosas nasales.
Ahh, ahora sí estaba a gustito.
Pero entonces cayó en cuenta de que el alfa había empezado a tiritar, aunque intentase ocultarlo Hoseok tenía ojos agudos que no pasaron desapercibido aquel detalle.
Y tuvo una idea.
—¡Abracito caluroso! —vociferó con los brazos extendidos hacia los costados y sus manos abriendo y cerrándose en puños, acercándose al peliazul con pasitos de pingüino y sus ojos avellana achicandose al hacerse presente un corazón en sus labios.
Peculiar, pensó Taehyung.
—Oye, qué haces. Aléjate —farfulló el más alto con el ceño fruncido, poniendo una mano en la frente del Omega para parar su avance y dejar una prudente distancia.
—TaeTae tiene frío, debo cuidarlo —respondió de forma melosa, sin borrar su enorme sonrisa.
—Si tuviera frío no te habría dado mi abrigo en primer lugar.
—Entonces porqué tiemblas, te va a dar un resfriado después —contraatacó con aires de triunfador. El alfa no contestó, tan solo se limitó a apartar la mirada —¡Abachito!
—¡Oye, no! Quítese, pareces uno de esos pervertidos que se quieren lanzar encima a los jóvenes. Aparte, no soy un niño pequeño para que me hables así —resopló, tirando su cabello hacia atrás y cruzando los brazos sobre su pecho, irguiéndose en su sitio y alzando la barbilla para verse más "grande e imponente" y así el Omega insistente dejase de molestar.
Pero Hoseok parecía hacer oídos sordos a sus palabras y ciego a sus acciones siguiendo en aquella extraña posición que le recordaba a una estrella de mar y aquella boba sonrisa infantil intacta repitiendo cortos y bajos "abachitos, abachitos gratis y calurosos para TaeTae".
Taehyung rodó los ojos y suspiró, ¿acaso alguna vez ganaría?
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Movía su cuerpo con agilidad mientras sus manos trabajaban diligentes en lo que hacía, procurando limpiar todo lo que ensuciara.
El delicioso aroma a comida casera abundaba en lugar haciendo que el estómago de Jimin rugiera y su boca babeara mientras Yoongi iba de un lado a otro preparando el almuerzo.
—¡Hyung! Apurese, tengo hambre —renegó el rubio, haciendo una pequeña rabia en su asiento golpeando con sus puños el mesón de la cocina, pataleando y desacomodando sus cabellos por el movimiento.
—Debes esperar, mocoso. Cocinar es un arte, y al arte nunca se lo apura —contestó, probando lo que había preparado para dar su visto bueno y poder servir.
—No tengo su paciencia, soy alguien impaciente. Impaciente y con mucha hambre, quiero comer —berrea, alargando la última letra y dejando caer su cabeza hacia atrás —Usted me llamó y me invitó a almorzar, así que usted debe hacerse cargo de mí o se tendrá que enfrentar a Nam sí muero.
—No seas tan dramático, Jimin.
—¿Excuseme? —dijo con tono ofendido el otro Omega, llevando una mano a su pecho con falsa indignación —¿Dramático yo? Bueno, sí soy, para qué negar mi talento innato para el teatro ¿se imagina, hyung? Yo como una estrella de teatro interpretando las mejores historias como el protagonista principal y en la cartelera, en letras grandes que diga "Jimin, el más magnífico de los actores teatrales, nos hará el honor de presentarse hoy en nuestro teatro, venga a verlo, no se pierda de esta gran función" —dijo, simulando una gran ovación del público mientras agitaba los brazos como los presentadores de televisión y los Magos con sus trucos de magia.
—Sí, me lo imagino, acompañado de un "El que parece querer más al piso que a su novio" —agregó en tono burlón, imitando la voz de los cirqueros.
Jimin le dio una mala mirada para después reír acompañado del mayor y así empezar a degustar los platillos frente a ellos.
—¡Hmm! ¡Benditas sean tus manos, Yoongi hyung! —gimió el rubio con la boca llena de comida —Cocina de maravilla, en este momento cuanto envidio a Jungkook —refunfuño, poniendo los ojos en blanco mientras masticaba —Es un tipo suertudo. Yo también quiero cocinar así, debería enseñarme. Creo que prefiero diez mil veces comer aquí que en otro lugar, la comida casera hecha por hyung es la mejor —halago —¡Espere! No le vaya a decir que dije eso a Jin hyung porque ese alfa es capaz de no volver a cocinar nada para mí, me dejaría morir de hambre y ustedes no se querrán quedar sin su mochi de la suerte —habló rápidamente, haciendo sonreír al pálido.
—¿Qué me darás a cambio de mí silencio, Park? —preguntó con el brillo de diversión en sus ojos.
—Yah... Yah, ¡hyung! No se atrevería, no sería capaz de traicionar a su único Omega de confianza ¿o sí?
—Quién sabe —se encogió de hombros.
Jimin lo miro incrédulo dando comienzo de un testamento de argumentos acerca de porqué no debía hacer que Jin lo bote de su casa y lo deje morir de hambre, mientras Yoongi solo reía bajo por sus ocurrencias.
—En resumen; sí Jin hyung no me dá de comer usted tendrá que hacerse cargo y cuidarme —afirmó, dando cortos aplausos como sí acabase de dar un discurso en la ONU —En fin, pasando de coles a nabos y ahora que recuerdo ¿Dónde está Jungkook? —inquirió, sus ojos revoloteando de aquí para allá en busca de señales del alfa, suspirando al no hallar rastro alguno de él ni siquiera su aroma, ya se hacía una idea de lo que había pasado, pero igual preguntaría —No está, verdad... ¿Volvieron a discutir?
El mayor se tensó en su sitio con la cabeza gacha, jugando con sus palillos en los labios y pensando bien sus palabras, soltando el aire: —Sí... —habló con cierto tono lastimero, cansado y frustrado. En seguida sintió la suave mano de Jimin sobre la suya para invitarlo a seguir —Ayer estábamos bien, él vino para pasar la noche juntos viendo películas, jugando y esas cosas... Él se estaba bañando mientras lo esperaba en la cama y ponía la peli. Y ya sabes como somos, yo le hacía bromas y él me las devolvía y así, y en un momento entre en el que bromeabamos mis madres llamaron —hizo una pausa, tratando de ordenar todas las cosas que habían pasado tan rápido en tan solo cuestión de segundos para poder relatarlos —Yo contesté la videollamada en el preciso momento en la que él salía del baño y me lanzó una toalla en forma de juego, ya que la había dicho que no podía ser señorito Corea —soltó una corta risa al recordar las extrañas conversaciones que a veces tenía con su pareja o el dramatismo que hacía para lograr sacarle una sonrisa —haciendo que pierda el equilibrio y me asuste por el golpe repentino, cayéndome de la cama. Kook comenzó a reírse y yo le lancé una pantufla que tenía cerca, sin mucha fuerza, obviamente, olvidándome por completo que mi mamá... Ella vio eso, lo sacó de contexto y comenzó a gritar, insultar y maldecir. Kook se comenzó a enojar, le respondió y de un momento a otro todo se salió de las manos... Comenzaron a discutir fuertemente hasta tal punto de que ella usó su voz de mando, poniéndome aún más nervioso de lo que ya estaba e, inconscientemente, empecé a temblar y eso lo enojó aún más —suspiró, tirando su cabello hacia atrás y picando su comida con los palillos, se le había quitado el apetito —Él le dijo un par de cosas en mi defensa sin medir el grosor de sus palabras, ella se ofendió y comenzó a recriminarme cosas tipo "Aún no puedo creer que hayas escogido a un imbécil como ese como tú pareja. Yo no te eduque para ser alguien mediocres ni para estar con alguien así. Me decepcionas", y más cosas por estilo... Y ya, eso es todo, él se puso hecho una furia, se fue del departamento diciendo que tenía que trabajar y no hemos hablado en todo el día, él no me ha llamado ni yo tampoco lo he hecho —terminó de relatar, quitando una lágrima traicionera que había bajado por su mejilla. Ninguno de los dos había dado su brazo a torcer debido a su orgullo o tal vez heridas... Se sentía culpable de cierta forma y se sentía tal como su madre le había dicho: un mediocre.
—Woah... Yoon, no sé que decirte, en verdad... Esto es tan complicado, solo quiero que estés consciente de que los chicos y yo siempre estaremos para ti —balbuceó torpemente, sintiendo pena por su amigo. No era algo que hubiera sabido antes, pero la situación con las señoras Min cada vez se ponía peor.
—Lo sé, Jiminie... Lo sé... No quiero hablar del tema —dijo con cierta incomodidad, apartando su mano y despeinando sus cabellos mientras con la otra se atascaba la boca con comida.
El rubio asintió comprendiendo que no era el momento indicado para hablar acerca de eso, pero ¿cuándo lo sería entonces? Sacudió la cabeza apartando sus pensamientos, no podía obligar a Yoongi o a Jungkook a hacer algo que no querían, aparte de que no tenía derecho para meterse ahí, no era más que un espectador de aquella relación que comenzaba a pender de un hilo.
—Entonces.... ¿Tarde de omegas? —preguntó, cambiando el tema y celebrando al recibir un asentimiento de cabeza como afirmación —¡Tarde de omegas! —repitió con más entusiasmo, aplaudiendo y tirando besos al aire como si estuviera frente a un público —¿Sabes? Creo que es momento de extender nuestro culto del mal —añadió con una sonrisa que no avisaba nada bueno.
—¿A qué quieres llegar, eh? —lo miro de forma acusatoria, entrecerrando los ojos.
El de mejillas regordetas sonrió con falsa inocencia.
—Hyung~ ¿se acuerda del Omega que anda con Taehyung pegado como cliché?
—¿Donghyuk?
—Ash, no. El otro, Hoseok —aclaró, la emoción bailando en su voz.
—¿El rarito?
—Sip, ese mismito. Ayer lo tuve que cuidar por así decirlo, y me cayó muy bien el muchacho. Digo, dio unos cuantos problemas, pero las risas no faltaron, eh.
Yoongi lo miró raro por el acento que había usado en la última frase: —Debes dejar de ver esas telenovelas latinoamericanas con Taehyung, te están lavando el mate, niño.
—¡Hyung! Eso no es lo importante, lo importante es hacer que TaeTae le haga caso a Hoseok y no a Donghyuk —recargándose en la mesada donde se encontraban los platos miró expectante una respuesta del mayor.
—Jimin —dijo en tono de advertencia —¿Acaso no aprendimos a no meternos en la vida amorosa de ninguno de nosotros desde la última vez? Creí que habíamos quedado claro.
—Agh... Sí, pero-
—Nada de peros. No somos la diosa Luna para solucionar los problemas de los demás, y peormente Cupido para forzar un amor ¿entiendes?
—Sí...
—Aparte, lo conocemos hace relativamente poco y no sabemos nada de él, tengo un mal presentimiento, siento que oculta muchas cosas tras esa sonrisa inocente. Recuerda que no todo lo que brilla es oro.
—¡Pero, Hyung! Le juro que esta vez es diferente —apeló, captando de inmediato a quién se refería con aquella frase trillado de no todo lo que brilla oro —Le aseguro que Hoseok es un buen chico. Es que si tan solo hubiera visto la devoción con la que miraba a Taehyung o como una sonrisa inmediata aparecía en su rostro al solo mencionar su nombre... No sé, siento que en serio tiene un cariño profundo hacia Tae, no creo que lo vaya a lastimar. Aparte, ya es momento de que Taehyung deje ese pasado que solo le trae más dolor y sufrimiento al solo vivir encerrado en un pasado que no tenía futuro.
—Jimin.
—Yoongi.
Ambos se miraron fijamente en un duelo de miradas por ver quien se rendía primero, siendo victorioso el rubio cuando Yoongi suspiro rendido.
—Está bien —respondió de mala gana, Jimin dio saltitos en su sitio mientras aplaudía entusiasmado —¡Pero!
—Ya decía yo que era demasiado bueno para ser verdad —farfulló por lo bajo, recibiendo un zape en respuesta.
—No me interrumpas, mocoso. Está bien, te ayudaré con lo que sea que tu cabecita malévola de mochi vengador haya planeado, pero si no funciona no vamos a insistir.
—¿promesa?
—Te lo prometo.
—¿Por la garrita? —preguntó con voz melosa, extendiendo su meñique para cerrar el trato.
Yoongi negó con la cabeza y entrelazo su meñique con el del otro Omega —Por la garrita... Recuérdame no volver a ver tierra de osos contigo.
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Taehyung estaba hirviendo en fiebre, Hoseok ya no sabía qué hacer, había intentado de todo para que la temperatura corporal del alfa bajara, pero no conseguía resultados efectivos. Las mejillas de Taehyung estaban más rojas que cangrejo en olla y no dejaba de tiritar entre las mantas, aún sin despertarse.
De pronto a la mente del Omega llegó el recuerdo de las aguas medicinales que preparaban las betas a su cuidado cada vez que se enfermaba, porque sí, tal y como lo había predicho, el peli azul había pescado un resfriado después de que la noche anterior terminase cargando a Hoseok mientras este iba adherido como garrapata en su espalda en un intento de brindarle calor, pero que claramente no funcionó.
Si tan solo lo hubiera dejado convertirse en lobo no estuviera en esa situación, pensó, pero no era momento para buscar culpables.
Caminando lo más rápido que sus piernas le permitían salió de la habitación de Taehyung y se dirigió a la cocina donde empezó a rebuscar entre todas las cosas que había ahí algo que le pudiera servir, pero entre la mayoría de nombres ninguno se le hacia familiar.
En ese momento odiaba no saber casi nada del mundo actual ¿cómo se suponía que iba a cuidar de su alfa si no podía prepara una simple agua medicinal? Estaba apunto de jalarse del pelo por ser tan inútil cuando sintió unos brazos rodear su anatomía. Dio un brinquito por lo sorpresivo que fue, pero se calmó en seguida al reconocer de quien se trataba, intentó darse la vuelta, pero este se lo impidió.
—¡Kim Taehyung, regresa a la cama en este preciso momento!
—Tengo frío —balbuceó con dificultad, buscando con su nariz la fuente del aroma reconfortante de manzana y canela, suspirando al hallarla y provocando que el vello del cuerpo Hoseok se erice por su cálido aliento.
—P-por eso, de-debes volver a la cama mientras yo te preparo algo para la fiebre.
Taehyung negó y apretó más su agarre, pero sin hacerle daño.
—Tu aroma me reconforta.
El más bajo sintió su corazón acelerarse y sus ojos se abrieron desmesurados ante la confesión, pero en seguida volvió a la realidad.
—Estás muy débil, Taehyung... Ya estás delirando por la fiebre, regresa a tu cama, por favor —aunque su voz haya sonado suave y aterciopelada, había sido tan doloroso como un puñal porque al que intentaba convencer de aquello no era al alfa, era así mismo.
—Delirando o no, no te dejaré solo para que destruyas mi cocina —declaró, caminando con pasos torpes hacia uno de los bancos de la cocina, tomando asiento ahí con su nariz constipada y llena de mocos y sus ojos rojos y cristalinos.
Hoseok negó con una débil sonrisa, ese alfa ni aunque se estuviese muriendo iba a dejar de ser un terco.
Hoseok se movía siguiendo las indicaciones que le daba Taehyung para preparar un té de manzanilla con miel y limón que las madres del peliazul le solían preparar cuando era pequeño. El Omega hizo todo al pie de la letra para después darle tomar aquel líquido caliente al alfa junto a una pastilla que él no sabía que era, pero Taehyung le había pedido, para después ayudarlo y llevarlo a su habitación aprovechando para cambiar las compresas de agua fría.
El día ya había acabado, los últimos rayos del sol se despedían pintado el cielo de hermosas tonalidades naranjas y el reloj ya marcaba 7:30 p.m. cuando Taehyung al fin despertó. Había dormido todo el día, excepto cuando Hoseok lo despertó para darle sopa caliente, ya que no había desayunado, la fiebre había bajado notoriamente y los escalofríos se habían ido.
Se levantó un poco apoyándose con los codos para encontrarse con una imagen que causó muchas sensaciones encontradas en su pecho, el Omega se había quedado dormido a los pies de su cama, usando sus brazos como almohada. La tenue luz proveniente de la calle le permitía observarlo con más detalle.
Se había quedado dormido mientras lo cuidaba.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que alguien había hecho eso por él, desde que era un niño para ser más exactos.
Acomodándose mejor y con cuidado de no despertar al contrario, llevó suavemente su mano a la mata de cabellos azabache acariciando de paso aquellas curiosas orejas blancas peludas.
Sus labios resecos se alzaron en una pequeña curva y en un bajo y delicado susurro dijo:
—Gracias...
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¡Perdón, perdón! Sé que ha pasado más de un mes que no actualizo ninguna de mis historias (en especial esta) pero he vuelto a clases y es como un agujero negro que consume mi tiempo, creatividad de ganas.
Capítulo largo en compensación por haber desaparecido tanto tiempo uwu
Pd: esto lo escribí por partes cuando tenía tiempo libre, así que si hay algunos errores o incoherencias, haganmelo saber que cuando culmine la historia los editare.
En fin, espero les haya gustado
¡Gracias por leer! ^^
Pd2: para todas esas personitas que me leen y están por publicar alguna historia y necesita una portada no duden en pedirla en el book cover de @Olympus_ED o si quieren alguna critica/reseña de su obra pueden seguir a la editorial que está próxima a abrir esa sección
Pd3: ¿les gusta mi nuevo icon? ¡lo hice yo! Aunque sea algo básico me gusta bastante el resultado jkvdjk toy feli c,:
(Aquí para que lo vean mejor, sticker para evitar plagio 🕴)
Cabe recalcar que las brushes que usé no son mías sino de un GA en el que participe y de la cuenta de ig de Golden.
Ahora sí, ¡chao!
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