𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 19


Tormento...

Minutos más tarde, nuestros protagonistas lograron llegar a la proa, la verdad es que no había sido tan difícil. Las cosas solo se complicaron cuando, al llegar al lugar indicado, miles de hombres volvieron a hacer acto de presencia. Definitivamente alguien ahí debía tener un poder para multiplicarlos o transportarlos. Lamentablemente esta no es una de esas historias en las que cuando derrotas al líder de los malos, estos se detienen o rinden. No, al parecer aquello solo los había hecho enfadar, y sacar una fuerza sobrenatural de algún lado.

Dazai y Kate ahora luchaban al aire libre y tenían mucha más movilidad. Todo pareció mejorar cuando en la distancia la figura de Chuuya se hacía cada vez más visible. Las cosas iban bien a pesar de las adversidades, en un poco más habrían derrotado a todos.

—Puntual como siempre —comentó Dazai, a la par que esquivaba un ataque con las manos en sus bolsillos —. Buen perro.

—No me provoques, escoria —masculló el mencionado, con una vena en la frente hinchada.

—Ustedes dos, dejen de pelear entre sí y ayúdenme con esto —siseó Kate, desde la distancia. A su alrededor se fueron agrupando cada vez más hombres, era físicamente imposible que todos cupieran en el barco, eran muchos pero bastantes débiles, además de que parecían tener un claro objetivo en ella.

Los dos varones obedecieron y se pusieron manos a la obra. Juntos eran imparables, si Ekaterina y Dazai hacían buen equipo, sumando al Nakahara eran imparables, se completaban. Chuuya era la fuerza, Osamu el aplastante, y Kate, bueno, ella evitaba que se mataran mutuamente, se imponía.

No pasaron muchos minutos cuando ya parecían ver la luz. Aunque lamentablemente, los tres estaban cocientes de que el viaje había sido en vano, no habían podido conseguir ni una pizca de información. Todos se negaban a hablar; el capitán, quien por una milésima de segundo, parecía poder ayudarlos con su cometido, ahora estaba muerto. Parecía que estaban destinados a irse con las manos vacías, bueno, destruyendo la embarcación pero con las manos vacías, la seguridad seguía perenne.

Parecía que no tendrían ni una pista hasta que...

Uno de los contrarios se acercó veloz a Ekaterina, con una clara sonrisa de superioridad. La chica intentó golpearlo con un patada alta, con dirección a su cuello, pero el tipo fue más veloz y sostubo su pie con su mano para empujarlo, lo que la hizo tambalearse levemente.

Su largo cabello azul oscuro se extendía hasta la altura de los hombros y lo mantenía recogido en una coleta, parecía el océano en alta mar, brillante bajo los rayos del sol. Sus profundos ojos verdes resplandecían con un toque de asco y picardía, ella no entendió como se vio reflejada en ellos. No aparentaba ser un joven, pero tampoco tener más de cuarenta años. Sus músculos crecían con los enemigos caídos, o tal vez las más de doce horas diarias de entrenamiento.

—Ekaterina Brown —nombró, dando a conocer que sabía quién era.

Ella estaba tan asombrada que permaneció estática. No, no era asombro lo que la azotaba ahí mismo, era miedo, miedo del que te ciega y derrumba.

Cierto castaño, que hasta entonces luchaba, se percató de aquello, aunque se encontraba lejos por lo que no podía escuchar con claridad.

—¿Cómo sabes mi nombre? —cuestinó anonadada, comenzó a temblar ligeramente, negándose a aceptar que había alguien más detrás de ella. Su cabeza valía mil millones en el mercado negro, cualquiera que conociera su nombre no querría jugar a las casitas. Tal vez estuvieran ahí para llevársela y venderla. Por supuesto que era más que justificado su estado de desconcierto.

—"Sean más sinceros" —citó, aquellas palabras que casi diez años atrás lo habían iniciado todo...

El tiempo se detuvo en ese instante, ella rememoró aquel día en su cabeza: los golpes, los gritos, el odio; todo regresó y en tan sólo un segundo la golpearon con fuerza, el peso de la verdad volvía a caer en su espalda. Sus propias palabras fueron un puñal en su corazón, por su propia culpa inició todo, la infelicidad, el maltrato, los días oscuros, la separación de lo que alguna vez llamó "familia". Sólo Kate sabía que detrás de aquella frase nada había sido lo mismo, que detrás de aquello había un oscuro mensaje.

Aquel hombre bien podía haber dicho eso al azar, pero ella no pudo evitar pensar y recordar, era un maldito trauma, un demonio que la perseguía a donde fuera, su pasado era una pesada cadena, que incluso ahora le impedía moverse.

—Tú... yo... cómo —balbuceó, sin llegar a ninguna parte, no sabía que decir, se había apagado por completo, sin fuerzas, sin ganas, entre lágrimas. Ninguno de sus esfuerzos pareció dar frutos.

—Muérete —susurró, contenido una carcajada, a sabiendas que había tocado la tecla indicada. Con rapidez sacó un cuchillo y aplicó un corte certero a lo largo de su cadera.

La castaña retrocedió tanto que chocó contra los bordes del barco, ahogó un grito de dolor y llevó una mano al lugar herido para sentir como la sangre fluía y fluía sin detenerse. Cuando alzó la vista para mandarlo a la mierda, el tipo estaba frente a ella. Aquel hombre sin remordimiento alguno, la lanzó, aplicando una fuerza sobrehumana, a la salada agua.

Él creía haber vencido, pero no contó con la rabia de uno de los hombres más peligrosos de Yokohama. Una mano tocó su hombro, en un llamado, esperando paciente a qué se girara. Dudoso y confundido, el de cabellos azules se dió vuelta en el lugar, encontrando, en el rostro de su contrario, la maldad pura.

Dazai atravesó el estómago del oji verde con un cuchillo, ni se molestó en quitárselo cuando esté hubo caído al suelo entre gritos de agonía.

Osamu tan sólo, y sin pensarlo, se lanzó al agua a por Kate.

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El agua estaba ridículamente fría, estúpido otoño que se aproximaba cada vez más. La luz de la superficie se hacía cada vez más lejana mientras Ekaterina caía, su cuerpo descendía lentamente. Justo en el medio de la nada, sin tener tan siquiera un pez cerca, ella estaba medio inconsciente, secuelas de la herida, se miró el lugar del impacto y la sangre no dejaba de salir, había sido muy cercano a los riñones. Aunque si miramos el lado bueno, primero se ahogaría antes de desangrarse, puesto que ni fuerzas para nadar tenía.

Por si fuera poco, el oxígeno se le estaba acabando. Todo se hacía cada vez más oscuro. Si tan solo pudiera mover su cuerpo, si pudiera llegar a la superficie, si pudiera hacer algo por sí misma, si pudiera dejar de depender de quienes la rodean, si tuviera la determinación o el poder necesario... tal vez todo fuera diferente.

"Es fácil ordenarme que hacer... ¿no, pequeño monstruo?"

"¡Cállate!, ojalá y no pudiera escucharte nunca más en el vida."

Eran las voces de sus padres, atormentándola, ¿por qué los escuchaba ahora?, ¿por qué los recordaba? ¿De verdad era un monstruo? Extendió con mucho trabajo su mano hacia lo poco que quedaba de luz solar ahí abajo.

"Celeste está atrapada y posiblemente muerta por tu culpa."

Casi que pudo ver la figura de su madre sobre ella, sonriéndole con una mirada indiferente, denotando el odio que le tenía en aquella mirada indiferente pero cargada de rencor. Hacía ocho años que Kate no sabía nada de ella, pero estaba segura de que así se vería si la tuviera delante.

"Margaret vive en estas condiciones por tu culpa. Los dos chicos allá arriba están arriesgando la vida por ti. Dime... ¿no eres un monstruo?"

«Cierto, tienen razón, todo es mi culpa», pensó, Kate bajó su mano, cerró sus ojos y sonrió.

Si mueres el juego habrá terminado, ya no habrá reina a la que capturar.

«Si muero... todo habrá acabado... si muero... todo será mejor. Todos estarían mejor», aún aceptando su destino sintió su pecho arder, tal vez era la falta de oxígeno o lo caliente que se encontraba su herida, mas en esos momentos quería llorar

«Pero yo no quiero morir»


Abrió sus ojos de golpe para ver cómo Osamu se acercaba veloz hacia ella. Esperanza, eso fue lo único que se le vino a la cabeza.

Dazai tomó una de sus manos para atraerlo a sí y abrazar su cuerpo moribundo, no era un maldito príncipe azul pero si se esforzaba un poco más podría intentarlo. Se aferró a ese pequeño, débil y lesionado cuerpo, la apretó contra sí como si su vida dependiera de eso... Oh, puede que así fuera.

La observó una milésima de segundo y comenzó a nadar hacia la superficie. Saltó tan rápido que ni siquiera tomó aire, sólo se lanzó al agua sin pensar.

Dos cabezas salieron a la superficie de un momento a otro, Dazai respiró con trabajo para mirar nuevamente a una casi que inconsciente Kate, desde que la había agarrado estaba así.

—Dos sustos en un día —le dijo para quitar algunos mechones mojados de su rostro —, vas a tener que empezar a pegarme menos, Rina-chan.

Después de escuchar aquello, ella cerró sus ojos por completo, sumergiéndose en lo que aparentaba ser un sueño. Instintivamente Dazai la tomó de la cintura apagándolo a él, y colocó dos dedos de su mano libre en el cuello de la chica. Gracias a Dios tenía pulso.

Tras comprobar la salud de la castaña, el chico se dispuso a nadar hasta el muelle, en el cual, con mucho cuidado, logró trepar a Kate. Después de priorizarla, él también subió. Se colocó justo al lado de ella para comenzar a hacer presión en su estómago, debía sacarle el agua o tendrían problemas. Sonrió socarrón al saber que seguía, con cuidado se fue acercando a su rostro, dispuesto a darle respiración boca a boca, pero una mano que lo tomó cuello he hizo presión en él, lo impidió.

—No te atrevas a hacer lo que estás pensando —le dijo ella, para comenzar a tocer, se puso de medio lado y dejó que el agua que había tragado abandonará su sistema.

—¿Así es cómo me pagas salvarte la vida? —él se sentó, con los brazos y pies cruzados, e hizo un puchero —. Rina-chan, no tienes corazón.

—Ni tu tampoco si no te callas — le advirtió, luego se giró hacia él, y observarlo su semblante se relajó y dejó escapar un suspiro.

El castaño se puso en pie para extenderle una mano con una sonrisa sincera, fue la segunda vez que Kate lo vio resplandecer, ser una luz, salvarla. Con resignación, y en el fondo timidez, tomó su mano para ser ayudada a levantarse. Se quedaron así unos segundos, en pie, tomados de las manos, mirándose fijamente a los ojos, perdidos en la mirada café del contrario.

—¡Ustedes dos! —exclamó Chuuya, desde la punta delantera del barco, hizo con su mano un puño mientras que con la otra los apuntaba —¡Regresen aquí!

—Vámonos rápido —la cara de Dazai fue un poema en ese segundo, le salieron unas orejitas de lobo y dos colmillos resaltaban en su sonrisa —, dejemos al perro defender la casa.

Sin previo aviso, y atribuyéndose los derechos que Kate no le había dado, él la cargó, volvió a apresarla entre sus brazos, ¡pero esta vez la sostenía como si de una princesa en apuros se tratara!, pequeños detalles de nada. Ella casi se atraganta con su propia saliva al concienzarse de la vergonzosa situación, sus mejillas se encendieron con fuerza, trató de esconder aquello ocultando su rostro en su pecho, y agachando su cabeza para que el cabello ayudara un poco.

Bajo ningún concepto Osamu Dazai tendría que saber los efectos que le provocaba, ni lo mucho que la apenaba que le diera aquel trato. Para él, ella debía y seguiría siendo una cascarrabias que lo odiaba.

Sin embargo Osamu Dazai seguía siendo Osamu Dazai, y por supuesto que se percató de todas y cada una de las acciones y propósitos de la chica antes de comenzar a correr con ella en sus brazos. Una pequeña risita de le escapó, y ella solo sabría el por qué mucho más adelante.

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Palabras del autor:

Buenas, retomamos el libro. Aquí el capítulo de hoy, gracias a todos los que votaron en los anteriores capítulos aunque ya los hayan leído.

¿Qué les pareció este?

Ya comeinza a hacerse obvio que entre Dazai y Kate pasará algo más y mi querida dibujante y cómplice nos regaló el cielo con esa imágen.

Dibujo por: 000sky-blue000

Si te está gustando está historia vota y comenta para que esto llegue a más personas ~(˘▽˘~)(~˘▽˘)~

Espero poder estar a la altura.

Lean comeindo palomitas ( ̄ω ̄)🍿

~Sora

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