Capítulo 5
Capítulo 5: Orden de la Reina.
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La mirada de Kate era neutral mientras exploraba la curiosa oficina a su alrededor, trataba de analizar la situación. No se veía —a simple vista— que el local perteneciera a la élite de la policía ni mucho menos, es más, aparentaba ser solo el sitio de juegos de un par de locos. Parecía descuidada, sin nada especial; solo varios escritorios con un par de computadoras sobre ellos, contados estantes con libros y carpetas que seguramente guardaban el registro de los casos realizados hasta ahora, alguna que otra maceta con hermosas pero simples plantas decorativas; en fin, un espacio reducido en el que apenas se podía caminar. ¿Esa era la famosa Agencia Armada de Detectives?
Después de volver a encontrarse a Dazai y la diminuta pelea que tuvieron, Ekaterina había terminado allí. Amablemente Atsushi había sugerido seguir con el intento de plática que estaban teniendo en la sede de su organización, quería mostrarle el lugar para hacerle saber que podía confiar en ellos y que querían ayudarla. A regañadientes, la muchacha aceptó esa solicitud, bueno eso y que Osamu la apresó y la obligó a ir.
Bah, Detalles.
Ahora tenía cuatro pares de ojos que la evaluaban desde el frente, sin contar un quinto que se mantenía detrás de ella.
—¿Es necesario que me tengas así? —Miró sobre el hombro a Dazai, quien sonreía, mientras tenía sus manos tomadas en su espalda, empleando su poder y evitando que ella usara el suyo.
—Por supuesto, Rina-chan, tienes un temperamento bastante molesto —siguió, juguetón, ganándose una mirada de odio por encima del hombro de parte de la castaña.
—¿No puedes deducir con tu maravilloso cerebro que no voy a hacer nada? —inquirió con tono cansado y un semblante neutral. Verlo ampliar su estúpida y sexy sonrisa solo la hizo enojar, se revolvió incómoda y trató de zafarce, pero era imposible. Estúpido suicida.
—Es que, Rina-chan, desde que nos conocemos solo has actuado como una gatita enfadada —respondió, fingiendo tristeza y agachado la mirada, mas fue un gesto tan falso que todos lo supieron a simple vista.
—Y tú como un maldito perro callejero —masculló con desdén.
—¡Bingo! —Volvió aquella sonrisa traviesa. Con cuidado se acercó hasta quedar cerca de su oído para susurrar seductoramente, como él sabía hacer a la perfección—. Soy un perro callejero, Rina-chan.
—Si vuelves a llamarme así voy a arrancarte los ojos —Trató de mantener la compostura, pero con aquel hombre cerca era prácticamente imposible. En menos de 24 horas ya lo odiaba más que los que pusieron su cabeza con precio en el mercado negro.
Los demás; Atsushi, Ranpo, Margaret y Kunikida se miraron con la boca abierta, para esos dos su presencia no era importante, habían pasado de ellos descomunalmente, ¿acaso se creían solos en esa habitación?
Un carraspido por parte de Margaret interrumpió las miradas a muerte que se dedicaban los dos protagonistas. La vista de ambos castaños se posó sobre la mujer adulta para verla negar con la cabeza.
—¿Podemos centrarnos en lo importante? —Llevó ambas manos a su cintura. Cuando Ekaterina era pequeña, esa pose solía significar que su tía estaba enfadada, recordaba que detrás de ella venía una reprimenda que parecía infinita—. Rescatar a Celeste es la prioridad, luego podrás matar al chico.
—Gracias tía —dijo con naturalidad —Necesitaba un regaño, dejaré mis problemas para después.
—¿Podrían dejar de hablar como si yo no estuviera aquí? —El tono divertido en la voz de Osamu molestaba demasiado a Kate.
—Estúpido —farfulló, a sabiendas de que la escucharía.
—Aclamó la que quería pelear contra la Port Mafia sola —continuó él, como si fuera un narrador—. Gracias a este idiota ahora no estás muerta, atesórame más, Rina-chan.
—Ya no te aguanto ni un segundo más —bufó, haciendo un movimiento brusco con el único propósito de liberarse, pero Dazai no permitió tal cosa.
—Tendrás que hacerlo si quieres salvar a tu prima y mantenerte viva en esta ciudad —siseó, fingiendo desinterés y forzando un bostezo mientras dejaba caer su cara sobre el hombro de la fémina.
—¿Qué les hace pensar que necesito su ayuda? —inquirió orgullosa, dirigiendo su vista a los demás detectives, no parecían la gran cosa; es más, hasta se veían enclenques y principiantes.
—La Port Mafia es muy peligrosa —comenzó Kunikida, tornándose serio, él no perdía la compostura ante nada—. Tu cabeza tiene mucho valor, así que no se permitirían un error, hay alguien que quiere utilizar tu poder para algo en concreto y está dispuesto a pagar grandes sumas para ello. Seguramente Celeste se encuentre siendo protegida por la élite. Necesitas refuerzos.
—Hubiera podido yo sola contra ellos —le dijo a su interlocutor, restándole importancia, y ya de paso soplando un mechón de cabello que se había escapado de su coleta y caía sobre su cara, tapándole un ojo.
—Que va, Rina-chan, todo lo contrario —Nuevamente tomó la palabra Dazai, ante la testaruda y terca actitud de la muchacha—. Puede que creas que con tu poder tengas ventaja, pero ellos se aprovecharán de eso, hay gente muy lista en esa mafia. Poniéndonos en el escenario de que nosotros no te hayamos detenido, esto es lo que hubiera pasado: Entraste por la puerta principal confiada de tu poder, comienza la batalla, crees que vas ganando porque los enemigos que enviaron son débiles, piensas que tienes alguna posibilidad, llegan los refuerzos, te pones en una situación de vida o muerte, necesitas usar tu poder, lo haces, ellos te hacen creer que cayeron en tu juego, pero tienen tapones en los oídos, y cuando menos te lo esperas, ya eres prisionera, y dos días después estás en un helicóptero de camino a tus compradores —explicó, sin vacilación alguna, consciente de que seguramente aquello es lo que había planeado Mori.
Kate tenía su boca abierta y sus ojos abiertos de par en par mientras lo miraba soltar todo eso, tranquilo y recostado a su hombro. No era la deducción más increíble del mundo, pero ciertamente a ella no se le había ocurrido, su cabeza estaba tan caliente cuando se enteró que Celeste fue secuestrada, que sin tan siquiera pensar o analizar la situación se iba a lanzar a la boca del lobo.
—Bueno, eso fue un resumen bastante corto —agregó Atsushi, con el único objetivo de matar la tensión que se había formado tras las declaraciones de su superior.
La protagonista tragó en seco, ignorando las palabras del albino y concentrándose únicamente en el castaño. Debía responderle a Dazai ahora, pero no encontraba qué decir, sabía que probablemente él tenía razón, sin embargo se negaba a aceptarlo, así que como una niña pequeña soltó una tontería con tal de no perder.
—¿Y tú qué sabes? —Hizo un tosco movimiento con su hombro para apartarlo, cosa que consiguió, y por primera vez tenía las manos libres, cosa que aprovecharía para cruzarse de brazos—. ¿Acaso ves el futuro?
Se giró para encararlo, Dazai levantó ambas manos y sonrió ampliamente, con la seguridad y confianza plasmadas en su mirada y la sorna y burla dibujadas en la curvatura de sus labios; seguido de él, todos los demás de la agencia lo hicieron.
Ekaterina nunca había conocido una persona así, y mira que había conocido hombres. Provocaba algo difícil de explicar en su interior, algo que ella prefería llamar repudio.
La impotencia era gigante, claro que podía tener razón, tres tipos arruinaron sus planes, y en sólo un segundo la desarmaron, ella lo sabía. Además de que estaba el hecho de que por muy grande que fuera su orgullo no podría rescatar a Celeste sola.
Con pesar aceptó que no era la más fuerte, y que si quería salvar a su amada prima tenía que trabajar con el egocéntrico, idiota, creído y maniático suicida que tenía delante, sumando a él la loca Agencia Armada de Detectives que la divisaba hundirse en su propio mundo.
—Tú ganas —Se acercó lentamente hasta quedar a tan sólo un paso de él-, pero antes... —Sin previo aviso, lo tomó de los hombros y con su rodilla golpeó su entrepierna fuertemente—. Esto es por todas las veces que me has llamado "Rina-chan" —Lo último lo dijo tratando de imitar su voz.
Él soltó un quejido y llevó ambas manos al lugar del impacto para dar pequeños saltitos en el lugar. Su semblante había cambiado drásticamente y ahora tenía una expresión de dolor, no era para menos, esa mujer debía que tener hierro en vez de piel.
La Agencia terminó riendo, altas carcajadas se escucharon por parte de cada miembro. Al fin alguien le daba su merecido al egocéntrico chico que nunca perdía; Margaret, por otra parte, miró orgullosa a Kate, había crecido tanto, ya no se dejaba avasallar por nadie.
—Apuesto a que viste venir eso, detective —comentó jocosa, mordiendo su labio inferior con aires de superioridad, la sonrisa en su rostro era triunfadora y tenía una ceja alzada.
—Pues si —admitió, aún con dolores pero tranquilizándose un poco—. Lo que no vi venir es que golpearas tan fuerte...
—¿Qué puedo decir? —Intentó copiar la voz Dazai nuevamente-. Es un talento.
Osamu sonrió al recordar sus propias palabras, se atrevía a usarlas en su contra. Había concluido que aquella chica tenía un carácter de acero y era muy audaz, pero también muy tonta e ingenua.
Ekaterine Brown, como cambiaría aquella mujer la vida de todos en la agencia, sobre todo la de él.
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Palabras del autor:
Bueno, el capítulo 5 ya está, a este se le añadieron casi 600 palabras. Quiero recordar que esta es solo la primera etapa de edición, luego realizaré una más meticulosa, pero por ahora me gusta como va quedando.
Dazai y Kate comienzan con una relación turbia y violenta. Siempre he escuchado que polos opuestos se atraen, así que quizás no sea tan malo :D
Lean comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿
~Sora.
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