Capítulo 2
Capítulo 2: Ekaterina Brown
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En el interior del gran edificio —justo en el piso de la Armada de Detectives— se podía sentir el bullicio provocado por sus locos miembros, las oficinas se encontraban tan energéticas y vivaces como siempre. Los miembros daban vueltas de un lado a otro con el vigor que los caracterizaba, conversando amenamente, charlando de trabajo, o incluso discutiendo.
—Ranpo-san, acepta esta misión —rogó Atsushi frente al escritorio del tan aclamado detective. Se encontraba desvanecido en la madera mientras le extendía una carpeta y de sus ojos descendían millones de lágrimas, semejantes a una cascada.
—Estoy degustando el exquisito manjar de las Gomi Gomi —El mencionado le mostró un paquete de gomitas azules. Los orbes verdes del Edogawa resplandecían con un peculiar brillo—. Estaban en oferta y tienen un sabor a chicle.
—Puedes hacerlo mientras resuelves el caso —rebatió esperanzado.
—Pídeselo a Dazai —contestó simple, apartando la vista. Y mientras pasaba de las súplicas del albino abrazó su paquete de gominolas. No había nada en este mundo que pudiera sacarlo de esa silla, no mientras quedaran dulces que desgastar.
—Está ocupado investigando una cosa.. —argumentó, luego hizo una pausa y una gota de sudor surcó su rostro completo. Había recordado lo que pasó esa mañana, haciendo énfasis en la situación actual del castaño—. Y además, aunque quisiera, él no puede hablar.
Rampo no pareció comprender del todo, pero tampoco es como si quisiera hacerlo, dedicaría toda su atención a esas gomitas que le gritaban que se las comiera.
A unos pocos metros de ahí, Dazai y su compañero observaban curiosos como la computadora mostraba posibles resultados de su búsqueda. Habían solicitado ayuda a Naomi, y ella encantada se brindó para resolver su problema; ahora mismo se encontraba entre ambos, con Kunikida a su izquierda y Osamu a su derecha, los jóvenes esperaban pacientes a que finalizara la búsqueda.
Llevaban un buen rato allí, pero habían esperanzas gracias a la personalidad preventiva de Dazai. Empleando la foto que este le había tomado a la muchacha que conoció esa mañana y el reconocimiento facial de la red de la agencia, podrían encontrar sin problemas todos los artículos en internet relacionados con ella, además de que el resultado de la búsqueda daría enlace a sus redes sociales, si es que tenía.
—¡Ella! —dijo rápido Kunikida, apuntando la pantalla del monitor con su dedo índice.
La misma mujer castaña que habían visto en la mañana por las calles de Yokohama se encontraba atrapada en una imagen en el computador de la agencia. La expresión en su rostro era apagada, sus ojos no tenían brillo ninguno, parecía que aquella foto había sido tirada en contra de su voluntad, debía tener al menos tres años menos que ahora, pues se podían notar las diferencias en su rostro, tenía facciones más jóvenes y había cambiado un poco; tal vez porque ese era el último rastro de su existencia habían tardado tanto en dar con ella, desde que esa fotografía fue tomada, la muchacha había desaparecido.
—Es una fujitiva, su nombre es Ekaterina Brown —comenzó Naomi, leyendo sus datos, su vista siguió indagando en la información mostrada delante de ella, sorprendiéndola bastante. El semblante en su rostro se torció, convirtiéndose en uno asustado y preocupado. Tardó un poco, pero cuando hubo procesado lo que decía en esas breves líneas, se giró hacia Dazai para decirle en voz baja:—. Es buscada en 37 países.
El de ojos café intentó formular una pregunta, sin embargo de su boca sólo salían molestos ladridos que no lo dejaban comunicarse como quería. Ekatererina si que le había dado un mal día con la bromita, no se acostumbraba a que alguien ajeno a él se saliera con la suya. Puso los ojos en blanco y con desdén tomó una libreta y un lápiz que habían cerca, no le quedaba más remedio.
Los dos restantes tan sólo esperaban que él terminara de escribir tan velozmente como lo hacía. Cuando el mentalista culminó su tarea, arrancó la hoja para mostrársela a ambos.
"¿Por qué?"
—¿Tanto lío para eso? —protestó Kunikida, para luego acomodarse las gafas—. Hubiéramos respondido esa cuestión sin necesidad de que plantearas la pregunta.
El rubio de verdad estaba disfrutando la condición de Dazai, se sentía superior y por una vez en muchos años trabajando en la agencia, había paz y tranquilidad. Aprovecharía cada segundo que tuviera para hacerlo sentir inferior.
—Es su poder —interrumpió Naomi, impidiendo que se desatara una guerra, conocía a ese par y sabía lo problemáticos que eran—. Llamado: Orden de la Reina. Según los registros puede hacer que cualquiera haga lo que ella le ordene. Su cabeza tiene una recompensa en el mercado negro de 1000 de libras esterlinas y hay varias mafias y cazarecompenzas disputando por ver quien la atrapa primero, supongo que entre ellos está nuestra amada Port Mafia. Esta es toda la información certera que pude sacar, recuerden que los buenos nunca tenemos la historia completa, nos toca ir armando por trozos, así que no puedo decirles quien colocó semejante barbaridad de precio por ella ni para que la quieren.
—Pagar tanto por una simple niña es una locura —se planteó a sí mismo el de lentes, acomodando los mismos. Era consciente de que los demás lo escuchaban—. Pero si lo piensas con la cabeza fría... Con tan sólo una orden los mayores secretos del Gobierno pueden ser desvelados, las cárceles más importantes podrían ser vaciadas, los consejos de estado podrían ser destituidos. Tan sólo una orden, en el lugar correcto, a la hora indicada, podría indicar el inicio de una catástrofe y el fin del mundo como lo conocemos.
—Y eso no es todo. Recientemente se ha reportado una desaparición en los barrios bajos de Kotobuki. —La fémina suspiró, dejando caer el peso de su cuerpo en el espaldar del asiento—. La Policía se encarga del caso a pesar de que se reportó que fue un secuestro llevado a cabo por alguien con poderes. Creo que podría ser importante, porque la mujer desaparecida no es más que Celeste Brown —Hizo una pausa para masajearse el puente de la nariz—. Es la prima de Ekaterina.
—Una trampa para atraerla, esto debe ser cosa de la Port Mafia.
Las vistas volvieron a posarse en Dazai, él sonrió ampliamente en respuesta a la confianza de sus amigos, volvió a tomar el lápiz en su mano y se dispuso a escribir algo en la libreta.
"Encontrémosla antes que ellos"
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Ekaterine se sacó su cazadora negra y suspiró cansada. Miró su rostro en el espejo y luego echó una ojeada a su cuerpo, había crecido, pero seguía siendo una niña; seguía atrapada en el instante en que todo se había torcido de ese modo, cuando tan solo tenía nueve años. Tocó su cara y jaló un poco de piel, luego llevó una mano a sus labios.
—Si tan sólo... —En sus ojos apreció un destello de tristeza, casi se cristalizan, sin embargo no se iba a permitir llorar—. Si tan sólo no tuviera esta voz hubiera podido vivir como una persona normal. Mi familia no correría peligro, no fuera buscada en todo el mundo, podría tener un hogar, tener amigos. Como envidio la cotidianidad que muchos odian.
Un pequeño momento de debilidad la azotó, cuando las cosas la abrumaban dejaba de ser la mujer empoderada que se consideraba y pasaba a ser una insegura y vacilante adolescente.
Lamentarse no tenía sentido.
Se golpeó los cachetes, dándose fuerza a sí misma para afrontar esas adbercidades. Tenía que seguir adelante, ahora mismo Orden de la Reina era su az bajo la manga para traer de vuelta a Celeste, y lo aprovecharía al máximo.
Sus ropajes negros eran un buen camuflaje para infiltrarse donde sea, por eso decidió vestir de ese modo. Recogió sus largos cabellos en una cola de caballo, tomó el paquete de cartas, lo colocó en un cinturón especial que tenía un bolsillo trasero para dicho y volvió a mirar su reflejo en el cristal.
—Te acompaño. —Irrumpió Margaret con una mirada decidida en la habitación.
—Tía, es cierto que me enseñaste todo lo que sé —Kate depósito ambas manos sobre sus hombros y le sonrió de forma reconfortante—. Pero allá adentro solo serás un estorbo, lamento decirlo así, pero de verdad necesito que te quedes aquí, no podré salvar a Celeste si tengo que protegerte a ti.
—Soy tu maestra. —Soltó una pequeña risita. Un tiempo lejos y su alumna olvidaba quien era y todas las cosas que podía hacer. Además, era madre, y una madre está dispuesta a hacer hasta lo imposible por salvar a su hija—. ¿Qué te hace pensar que eres más fuerte que yo?
La castaña llevó una mano a su garganta, haciendo alusión a su poder, Margaret comprendió que ese era un buen punto—. Añadiendo que los años no pasan en vano.
—Si no regresas con Celeste sana y salva te haré pagar por ese comentario —dijo con cierto tono de seriedad.
—No tienes que preocuparte por mí, sabes que nunca fallo. Traeré a Celeste a como de lugar y lo celebraremos con chocolate caliente y una tarde de historias.
—Confió en ti más que nada, pero esto me parece una completa locura, pequeña —Margaret tomó la mano de su sobrina que estaba sobre su hombro derecho para calentarla con las suyas—. Apenas tienes 18 años, colarte en la base de la Mafia de la ciudad, pelear contra los monstruos que hay allí adentro. Quiero recuperar a mi hija, pero no quiero perderte. Kate, de verdad creo que necesitas ayuda, no solo mía.
—¿Quién ayudaría a una fujitiva como yo? Todo aquel que se acerque a mí es por puro interés, solo quieren dinero —Soltó con amargura.
Su tía quiso responderle que aquello no era cierto, que algún día encontraría a alguien distinto porque ella era magnífica, pero antes de poder hacerlo un estruendo la detuvo.
De pronto una oleada de polvo se levantó en el interior de la sucia casa. La puerta principal había sido tumbada y en el exterior las siluetas de tres hombres provocaron una preocupación en el pecho de Ekaterina.
No estaba lista para enfrentarlos, no con Margaret ahí, debía priorizar su seguridad. En un rápido movimiento la escondió detrás de su espalda y esperó a que la nube de suciedad se dispersara para poder ver el rostro a su enemigo.
La Port Mafia había cavado su propia tumba.
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Palabras del autor:
Segundo capítulo editado, se le añadieron 700 palabras y con todo y eso no quedé satisfecha.
De este capítulo no tengo mucho que decir, casi me da cáncer visual arreglándolo, faltas; incoherencias; descripciones vagas. No lo sé, añadí algunas cosillas que consideré me faltaron. Seguramente más adelante edite nuevamente todos los capítulos así que esto por ahora.
Lean comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿
~Sora.
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