Me sentía perdido, solo, vacío, enfermo.

¿Y qué se suponía que debía hacer ahora? Sabía que no podía rendirme, ¿pero qué sería lo que me inspirara a seguir?

Estaba confundido.

Necesitaba un consejo de tu parte. Solías dármelos todo el tiempo, me escuchabas, me dejabas llorar en tu hombro y al final terminábamos aconsejándonos mutuamente. Aunque mis consejos eran de lo peor y muy seguramente no servían de nada.

No quería aceptar consejos de nadie más, ya que pues, ¿qué les iba a decir? ¿Qué estaba enamorado de mi padre y que como tú estás consciente de eso yo no sabía qué hacer? ¡Claro que no!

Pero las únicas salidas que venían a mí mente, eran algo que me había hecho jurar a mí mismo no hacer.

Pero cuando pierdes todo y no puedes aferrarte a nada, ¿la fármaco dependencia me daría una oportunidad?