Welke

Parte 8 de 10

-No tienes que irte tú, hija- detiene Yûgo, casi suplicante e implorando en su ser que Emma lo mire, así como antes, cuando era pequeña y frágil, esparciendo amor a todo el mundo _incluso si todo el mundo era malo, ella les sonreía y besaba con inocencia_

-Está bien, papá- murmura la menor, con una mueca que fuerza sus labios a curvarse, mientras sus manos se ocupan de doblar sus prendas- Debes quedarte, esta casa es tuya.

-No, Emma, yo ya no puedo seguir aquí, mientras en cada habitación veo a tu madre y a tu hermana, no puedo- lamenta el azabache, ya destrozado por todo y sintiéndose podrir cada segundo que continúa dentro de aquella casa, con olor a tristeza y color melancólico, que daña _destroza, tortura, hiere- cada recuerdo de dulce primavera.

-Ya no puedo más, Emma, creeme que lo intente- admite cansado, mas aún seguirá, incluso si eso oprima de forma bruta su corazón- Pero tu...parece que coloreas cada una de estas paredes, llenas de alegría este pútrido lugar, y no está mal, sabes- continúa Yûgo, ya no le importa si de sus ojos se escurren lágrimas que tardaron años en salir y recorrer sus mejillas; ya ahora, lo único que importa sentir a su hija abrazarlo con cariño y volver a sentir en ella la calidez de Dina.

Claro, se maldice por comparar a Emma con su madre, pero es su consuelo y solo quiere disfrutar de un silencio egoísta. Pero eso no importa ¿verdad?

-Soy cobarde, pero no puedo estar más aquí,no soy tan fuerte como tú-

Emma no sabe que decir, tan solo acaricia los cabellos de su padre, quien le sonríe de forma triste, algo así como rota. Es miserable, incluso cuando él se separa de ella con sus maletas listas.

-Esta casa no es mía- habla la de hebras naranjas con gracia dañada, haciendo que Yûgo ladee su cabeza y vuelva a sonreírle.

-Siempre ha estado a tu nombre- añade su padre, girando y perdiéndose en la noche triste. Emma quiere pedirle que se detenga,pero en esos momentos sabe muy bien que Yûgo yace sumido en sus penas y lamentos, similares al amargo color de esa noche.

-Lo siento, papá- suelta adolorida al cerrar la puerta y mantener sus manos allí, llorando lágrimas que llevan culpa infinita- Pero yo soy el monstruo aquí.

✳✳✳✳✳✳


-Ya veo...Realmente es doloroso y me ofende recibir eso de ti, Ray- comenta Norman con calma, aún con la taza de café en sus manos y dando un corto sorbo de esta- Lo siento, no te puedo negar nada.

El azabache posa su mirada en el contrario, no la cambia o eso quiere hacer, porque la naturalidad de Norman es tan escalofriante que siente una brisa helada recorrer todo su cuerpo sin misericordia.

-Maldita sea- murmura con fastidio Ray- Yo también necesito café- añade y sin más, se adentra al comedor para conseguirlo.

El joven de blanco continúa en su balcón, sin realizar movimiento alguno, aunque sus manos tiemblen ligeramente y trate aún de ahogar sus gritos. Ray está igual _incluso peor_ tratando de no entrar en crisis ni derramar la bebida humeante que ahora tiene en sus manos.

-¿Vas a matarme?- pregunta con sencillez casi inaudita, mientras una pequeña sonrisa se dibuja en el pálido rostro de Norman.

-No, yo no haría eso, Ray- asegura, enfocando sus ojos en los de Ray, quien asiente con suavidad- Pero eso debería preguntarte yo a ti.

-Ya veo...el arma es evidente ¿no?

-Eso es lo que querías, tener el control de esta situación, te lo permito.

Ray queda en silencio, bebiendo de la taza que lleva entre sus manos, el rechinar y temblor que emite la porcelana es audible, mas solo por esa vez, tanto Norman y Ray fingirán no oír nada.

-Nuestros amigos...Gilda, Oliver, la mamá de Emma ¿por qué ellos?- interroga con frialdad, es lo que cree correcto ante un asesino que arrebató vidas sin piedad.

-No lo sé...- susurra con pena, sintiéndose totalmente asqueado por tener que contestarle, pero lo merece, lo sabe en demasía bien.

-Incluso a Carol- pronuncia entre dientes con fuerza, cerrando sus puños y reteniendo el posible golpe que le quiere dar, pero suficiente recibió con Yûgo.

-Sí...incluso a ella, a todos los vi morir, Ray- sincera, haciendo que el azabache lo tome con brusquedad por el cuello de su camisa.

-¡¿Qué es lo que has hecho?!- exclama con desespero, haciendo que su respiración sea dificultosa. Todo en Norman, incluso sus ojos de bello color y sonrisa tierna, en esos momentos agrios, se ven completamente asquerosos.

-No lo sé...- murmura casi quebrado, esperando el puño de Ray en su rostro.

Pero todo en esos momentos es tan confuso, tan lejano a una realidad que nunca pensaron vivir, porque la cabeza de Ray está apoyada en su hombro ahora, sollozando con amargura y negando una y otra vez.

-Eres un maldito mentiroso, Norman, lo eres y espero que te pudras- murmura rencoroso, queriendo dispararle de una vez en el cráneo y ponerle fin a ese maldito caso, acabando con el dolor y ocultandole la verdad a Emma, mas su corazón se oprime al sumergirse en el pasado nuevamente, Ray tan solo no puede disparar al pequeño Norman que le teme a todo, que es frágil a todo- Pero tú...tú eres mi amigo, Norman, eres mi hermano y...solo quiero que estés bien- susurra triste, haciendo que Norman quiera estar así como él, pero...¿Y Emma?

El ruido de la bala alarma a toda persona de aquel edificio.

Todo se pierde en un abrir y cerrar de ojos, y Ray ya simplemente no quiere ver esos ojos oceánicos que hacen temblar sus principios y pensamientos justicieros.

✳✳✳✳✳✳

Escucha pasos por el pasillo, son suaves y casi sombríos para él, quien siempre está solo a esas horas de la noche en su oficina, aunque ese lugar en donde trabaja es mísero y ni ese nombre debe llevar.

-Ray...- alza su mirada cansada y pálida, Yûgo piensa que es preocupante verlo peor de lo que siempre está, mas conoce al chico y no piensa decirle nada al respecto, aún no al menos- Vengo a despedirme- pronuncia con leve vergüenza, haciendo que una sonrisa pequeña se dibuje en el rostro del joven.

-No hables tonterías, viejo- dice confiado, levantándose de su asiento y palmeando la espalda del mayor- Nunca dejarías a Emma sola.

-Ella ya tiene a alguien quien...la valoró más que yo.

-Espera, no puedes irte, el caso ya...

-No quiero saber nada de eso, niño, ya me harté de arruinar mi vida viviendo en el pasado, y tú deberías hacer lo mismo- sincera Yûgo aunque eso suena más fácil de lo verdaderamente doloroso que es.

Ray lo observa casi aterrorizado...realmente se lamenta de haber descubierto todo y simplemente terminar peor de lo que imaginaba, incluso Yûgo había comprendido aquello.

Incluso aquel hombre que perdió a su esposa e hija quería seguir, quería vivir y esta vez, sin rencor.

-No te preocupes por mí, realmente estaré bien, pero tú...niño, te ves terrible- habla con burla el mayor, haciendo que Ray curve sus labios y niegue con la cabeza.

-Entonces este es un adiós, prometo cuidar de Emma.

-Sé que puedo confiar en ti, solo necesito recuperarme, sabes, no estoy tan mal como parezco, en realidad me veo mejor que tú.

-Como digas- Yûgo lo mira con una diminuta sonrisa, palmeando el hombro de Ray y marchándose sin mirar atras.

Y sinceramente, el joven de ojos verdes conoce tan bien esa mueca que aparenta ser una sonrisa, es similar a la de su madre, similar a la que él mismo posee y...

Y similar a la de Norman.

Ahora no puede evitar sentirse sucio al ver sus manos y el arma que está en uno de los cajones ocultos.

-Emma...¿qué haré con todo esto ahora?

✳✳✳✳✳✳

Holi 😻❤ Sip, actualización seguida porque ésta historia me tiene completamente inquieta.

Confusión, solo tendrá 11 partes, no 12 😿

Sin más que decir, los amo 😄❤










Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top