❀Welke❀

Parte 3 de 10

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-Norman...- susurra suavemente, bajo la sombra del árbol, mientras abre sus ojitos esmeralda y se gana la total atención del niño que mira expectante- Norman, hice algo malo- afirma con temor, al mismo tiempo que sus manitas tiemblan y siente como sus cuerdas vocales le arden y parecieran romperse vilmente.

El albino la mira entonces, curioso, porque Emma y maldad son dos cosas muy distintas y lejanas (pero bueno, él sabe que ello ya no existe más, en lo recóndito de su ser) mientras siente una corriente fría recorrer su cuerpo sin piedad al oírla, y fuerza su sonrisa, porque muy en el fondo no quiere escuchar la verdad.

Porque Emma debe ser pura y sacra ante su mirar, ante el mundo y los seres celestiales, pero sobretodo para ella misma.

-Emma, no te preocupes por eso, es de humanos equivocarnos y no por cometer aquello nos vuelve malos, es simple humanidad- alega con suavidad, que a veces la hace tambalear, porque es Norman quien siempre parece acoplar la culpa y retirarla de su ser.

-Pero yo...

-Eres demasiado buena, Emma, es por eso que te hace sentir mal- añade con calma, levantándose del pasto fresco mientras los leves rayos del sol se posan en su piel.

-¿Vamos?- pronuncia amablemente, ofreciendo su mano junto a su sonrisa cariñosa- No queremos hacer esperar a Isabella.

Emma traga saliva mientras cree que está tan mal sentirse aliviada, agachando su rostro con timidez, y ello no es muy común de ella, pero el tacto tibio de la manita de Norman en su mentón la desconcierta, porque aquellos ojitos nunca se habían visto tan tristes a pesar de tener una sonrisa.

-No te sientas mal, Emma, puedes confiar en que solucionaré todo problema que te lastime.

La de hebras de cálido color sonríe animada, tomando la mano de su amigo y parándose del pasto con un saltito.

-¡Es una promesa!- determina la niña alegre, haciendo que sutiles risas se liberen de los labios de su amigo.

-Claro que sí.

Caminan entonces con ánimo, y Norman se siente bien al verla sonreír sin falsedad ni preocupación, mientras los girasoles bailan al son de la brisa y siente como Emma es una más de ellos.

La diferencia es que ella no se marchitará ni será arrancada de forma asquerosa, porque él velará por su belleza y alegría, aunque eso le conlleve ocultar sus pecados y ponga su cordura en estado crítico. Mas sabe que es Emma quien lo vale todo, incluso si debe negociar su alma al demonio (que a veces, tan solo a veces, piensa que es él mismo).

-Entonces prometo no alejarme de ti, Norman.

La sonrisa siempre es compartida por ambos, aunque ya sin darse cuenta se encuentren marchitas.

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-Emma, llegaron tus padres- llama Isabella, captando la atención de los tres niños quienes se limpian la carita del marcador negro y bajan entre risas, junto al pajarito azulado cantando en su jaula.

-Supongo que es hora de irme...- menciona apenada la niña de ojos verdes, viendo a su madre con una sonrisa débil- Quisiera quedarme... pero bueno, mis padres y Carol deben estar esperando ¡Hasta mañana, Ray! ¡Hasta mañana Norman!- exclama dulcemente, aunque las expresiones de ambos niños se hayan tornado oscuras al oír el nombre de la pequeña Carol.

Y el pesimismo los inunda en ese momento.

-Hasta mañana, Emma- se despide Ray seriamente, observando como Dina lleva los ojos inflamados y la piel pálida, y admite solo por momentos que le recuerda a su madre cuando Leslie había fallecido, y el coraje le invada solo momentáneamente.

-Nos vemos mañana, Emma- menciona con suavidad y cariño el de ojitos cielo, sonriéndole de forma amable al verla tomar la mano de su madre y ensanchar su sonrisa, mientras efusivamente mueve su manita libre en son de despedida.

Las ven irse y ambos suspiran pesado, sintiendo menos carga encima de sus corazoncitos, mientras  algo nace en cada uno de ellos, es una meta, un sueño que hace latir sus corazones con frenesí.

Porque...

Ray pide justicia, ya que sabe que perder a un ser amado es cruel y ver sufrir a uno es tortuoso.

Pero Norman...Norman sabe tanto de Emma que teme, y luchará para salvar a la niña que ilumina sus azules días y le haga querer vivir tan solo, un poquito más que nadie si es a su lado; porque él ama a Emma y no la quiere ver pagar sus pecados, por ende...él los pagará o los ocultará.

-Ella llorará al saberlo- menciona el azabache con fastidio, mientras los ojos del albino le miran con esperanza lastimada -Aunque es mejor que lo sepa a vivir en una mentira.

-A veces una mentira llega a ser algo tan bonito...

Ray le mira momentáneamente, sintiendo escalofríos recorrer su cuerpo al ver la sonrisa cansada de Norman junto a su mirar opaco y vacío.

Se había perdido de algo...

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-¿Por qué fui a casa de Ray y no me quedé con ustedes?- interroga la niña con mirada ansiosa, mientras Yuugo acaricia sus cabellos naranjas y se agacha a su altura.

-Emma, ha pasado algo malo- comienza el azabache, mientras Dina voltea y cubre sus labios, tratando de no llorar y suprimir sus sollozos.

-¿Mamá?- susurra entristecida, y su padre tan solo acaricia su mejilla mientras traga con pena- Emma, una persona mala se llevó a Carol y...simplemente desapareció en la mañana.

-Eso no es cierto- refuta con el ceño fruncido, alejándose de su progenitor con temor- Carol... Ella estaba durmiendo en la noche, yo la vi- desespera mientras sube corriendo las escaleras, adentrándose a la habitación rosa de la niña.

Observa cada detalle mientras una sonrisita se forma en su rostro, antes, angelical y puro, sintiendo los pasos de su padre tras de ella.

-Emma, lo siento mucho- revela con la voz temblorosa, abrazando su cuerpito y consolando su llanto.

-No...no es tu culpa, papá- susurra ella con ojos cristalinos, sintiendo las lágrimas caer en su blusa celeste.
Dina, quien asoma su cabecita rubia junto a su sonrisa enternecedora, se acerca a ellos, y Emma es feliz al verla mejor.

-Emma...¿deseas pedir un deseo?- la niña abre sus ojitos con genuino brillo (algo extrañada, no lo va a negar) mientras Yuugo le sonríe levemente destrozado, aunque al fin y al cabo es un sueño muy vacío, un anhelo suave, mas consolador.

¿Pedir un deseo por Carol estará bien en esos momentos? ¿Es que algo sabe?

Emma está perdida si encuentran a Carol más rápido de lo normal.

-¿Y si no funciona lo que pido?- murmura con temor la niña, mientras sus manitos tiemblan y siente perder el control.

-Entonces lo habremos intentado, Emma- alega su padre con ternura.

La pelinaranja asiente entonces con suavidad, mientras en su rostro una sonrisa temerosa se dibuja. Salen al jardín con aroma a recuerdos cándidos de antaño, y la noche con su brisa asota sus rostros.

-¿No te acercarás, Emma?- interroga con serenidad Yuugo, como si le provocara. La niña está segura que entrará en una crisis en esos momentos, pero si ya había matado a alguien, es obvio que también podría fingir un desmayo.

-Mamá, papá, si alguna vez cometo algo muy malo ¿me perdonarán?

La pregunta deja a los adultos con dudas, porque en ese momento su hija se ve tan distinta e irreconocible.

-Te perdonaríamos en todo lo que hagas, hija- pronuncia firme y dulce su madre, entonces la pelinaranja comienza a avanzar, recordando cada segundo enfermizo de su delito, mientras el temor abunda su cuerpo al mirar en la profundidad del pozo.

No había nada...

El celular de su padre vibra y entonces todo confunde su corrompida mente al escuchar sus palabras

-Encontraron el cadáver de nuestra hija- afirma Yuugo mientras todo se sume en los mares de la tristeza y desesperación

Emma recupera cordura perdida, es falsa.

Ese pozo realmente le ayudaría en tantas cosas.

Ese pozo la marchitaría desde entonces. Ojalá y Norman no estuviese metido en eso.


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¡Muchas gracias por leer,los quiero mucho! 🌜🌻

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