❀Sin donde parar❀

Parte 2 de 6

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«¿Por qué pasó todo esto?»

Quizás por como ella llegó a su habitación a altas horas de la noche, con sus bellos orbes verdes llenos de lágrimas y respiración agitada, tan vulnerable y triste que lo hacía trizas. Y aún así, Emma era siempre, antes sus utópicos ojos cielo, tan hermosa y etérea, que no sabía hacer otra cosa mas que amarla.

-Oliver...- pronuncia aquel nombre una vez (y luego otra y otra) mientras Norman tan solo la rodea entre sus brazos, sintiendo como tiembla y su respiración choca con su cuello que va siendo mojado por sus diminutas lágrimas.

Él no puede ser egoísta y decirle que hay muchos chicos que quisieran estar con ella, y nombrarse a él mismo como primer candidato, no puede, porque Emma no merece tal despreciable consuelo para su beneficio propio.

-¿Tan horrible soy para...para todos?- susurra ella con sus mejillas pintadas de un carmín intenso, y él siente un corte profundo al escuchar aquella  voz que antes solo le daba risas y sonrisas tan encantadoras, llorando por alguien que simplemente tiene tanta suerte al haber llamado la atención de la jovencita de sus sueños.

-Emma yo...- es interrumpido.

Interrumpido por sus cálidos labios que se unen de forma rápida, pero dulce (o al menos eso quiere creer) mientras sus movimientos son intensos y el beso cada vez más profundo, y no por él, sino por ella, quien va quitándose la blusa con sencillez, mientras Norman continúa con los párpados cerrados, sintiendo la tenue luz de su lámpara iluminarlos en esas cuatro paredes.

Entonces toca por primera vez su frágil piel desnuda, la cual es cálida y le hace querer tanto no soltarla, pero él es su amigo, uno el cual amaría tanto ser visto como algo más por la jovencita de ojos verdes, quien lo va recostando a su cama con cautela, depositando suaves y húmedos besos en su cuello.

-Emma, esto no está bien- susurra tiernamente, mientras acaricia su sonrojado rostro, tratando de que ella vuelva a sí misma y pare ya de jugar de alguna forma con sus sentimientos.

Ella se levanta abruptamente, dándole la espalda y abrazándose a si misma, cubriendo su rostro con horror.

-¿Por qué? Dime porque eres tú ahora el que me rechaza, es que tanto asco te da el...¿tocarme?

Norman tan solo la observa con sonrisa triste (tan rota y lejana)

-Emma, yo te amo- revela con pena, mientras trata de sonreír amable como siempre, pero simplemente no puede ahora que siente como todo se desmorona ante él al ser utilizado como un consuelo -Te amo siempre que dices mi nombre y sonríes para todos...aunque casi nunca lo hagas para mí, Emma ¿podrías...

Ella llora de nuevo y él se culpa por ello.

Oh, amando siempre a la hermosa flor, incluso cuando daña tanto aquel cristalino corazón.

-Yo...lo siento tanto, lo siento tanto Norman- solloza sin consuelo, cubriendo sus labios venenosos suavemente con sus manos, tratando de no hacer más fuerte su llanto. 

Norman tan solo queda sentado en el filo de su cama, con la mirada baja mientras siente como sus ojos le arden fuertemente, temblando de forma mísera, tiembla tan similar a la luna en el mar, tan similar como sus ojos al llorar.

Entonces el de cabellera blanca se acerca a Emma lentamente, mientras sus ojos se depositan en los verdes de ella y...

Y sonríe con tristeza para la hermosa flor, la cual no hace más que abrazarlo.

«Oh...ahora lo recuerda tan bien»

Él y sus incontrolables deseos por sentir una vez más aquella suave piel de porcelana, que aunque los sentimientos no sean mutuos, ella...ella está a su lado ahora, y quisiera que sea así siempre.

Sentir sus labios rozando con los suyos y sus manos traviesas acariciando cada parte de él, es tan encantador que le tienta a nunca parar, a seguir con ella aunque sea algo tan dañino al final para él mismo.

Pero Emma ya no llora.

Emma ya no pronuncia el nombre de Oliver, sino el suyo con placer.

Emma está calmada en su pecho, sintiendo como su corazón late únicamente por ella.

Entonces el mañana los espera juntos, ambos entre las mismas sábanas blancas donde conocieron cada milímetro de su cuerpo pero...

Pero Emma no está.

-Emma...- susurra mientras lágrimas se deslizan en su rostro lenta y amargamente- Emma, perdóname.

«La flor naranja ya no es pura ni sacra»

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-¡Ey chicos!- grita ella con emoción, acercándose con saltitos pequeños mientras aquella sonrisa (esa que Norman ama tanto cuidar)  decora su rostro perfectamente, dando un contraste bello con el color de sus ojos verdes.

-Shhh, cállate, dejarás sordos a todos- se queja Ray, quien cierra su libro lentamente y posa su mirada con aburrimiento en ella.

-Ray, Emma seguro nos tiene que decir algo importante, no es bueno que la desanimes- defiende dulcemente Norman, mirándola triste.

-¡Sí, es verdad!- afirma la fémina de hebras naranjas, sentándose al lado del joven de blanco, quien se pregunta con desconsuelo cómo Emma hace para sonreírle y mirarle después de cada palabra hiriente que le dice en las noches las cuales ambos son tan íntimos.

-¿Y qué es?- interroga el joven azabache con leve interés.

-Oliver y yo estamos en una relación- afirma Emma, rebosante de alegría, y aquel brillo en sus ojos es tan único ante el azul de Norman, quien queda maravillado por apreciar tan de cerca aquel hermoso verde luminoso que brilla y brilla (pero no a causa de él).

Rompe aquel corazón de cristal, rómpelo y él siempre te volverá a amar

-¿Eh? ¿en serio? Felicidades...supongo- alega Ray mientras su mirar se enfoca en Norman, quien le sonríe amablemente a la fémina de cabellera naranja, la cual emocionada chilla como si se tratase de una niña pequeña.

-Felicidades, Emma, tú...siempre mereces ser feliz- pronuncia con cariño el de ojos cielo, quien le toma suavemente de la mano -Ahora sí podrás estar con quien realmente amas, ya no necesitas de alguien más.

Ray tan solo calla y vuelve a su lectura.

Emma capta aquella indirecta y asiente, aunque en el fondo la parta en mil pedazos aquello.

Ironía ironía ironía.

-- susurra bajito, mientras una sonrisa tímida surca su fino rostro, y Norman, junto a aquellos ojos de cielo roto, esperan una respuesta definitiva, y piensa que es raro mientras Ray los ve expectante- Oliver y yo estaremos muy bien, es decir...es el chico ideal y lo amo- su sonrisa es tan sincera que...

Que Norman tiene tantas ganas de vomitar y acuchillarse a sí mismo para dejar de oír lo que ella dice. Y sabe muy bien que él es tan culpable de ello. 

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-Quién diría que Norman terminaría siendo alguien tan famoso entre las chicas ¿no crees Emma?- pronuncia Gillian pícaramente, mientras se muerde el labio inferior y da leves empujoncitos a la pelinaranja.

-¿Cómo?- interroga dulcemente la nombrada, observando tras el cristal de la ventana la escena con fastidio.

-Bueno...Norman siempre fue muy lindo y adorable de pequeño- alega Anna con ternura, mientras suspira al ver a ambos jóvenes de forma tan romántica.

-Exacto Ann, tú lo dijiste, cuando era pequeño, pero ahora no es un niño, ahí lo tienes muy bien acompañado.

-Sigue siendo el mismo Norman de siempre, cambie físicamente o no- añade Emma con molestia, y no, no es porque aquella jovencita de gran escote vaya tras del albino siempre y ahora mismo ambos se estén besando sencillamente delante de ella.

«Seguirás siendo el pequeño niño que siempre corría tras de mí y repetía mi nombre una y otra vez»

Una sonrisa dulce surca por su rostro y entonces...

Entonces el pánico se apodera de ella, junto al leve desespero de perderlo.

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Holi (*≧ω≦*) Neko reportándose ♥

 Espero, me disculpen por estas historias algo tóxicas que les estoy dando, juro que no sé lo que le pasa a mi imaginación ahora ('-ω-`) Aún así, espero que puedan disfrutar de este long-shot.

¡Muchas gracias por leer, los quiero mucho! 🌜🌻

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