❀Incorrecto❀

Parte 6 de 7

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Sus ojos cielo miran con tristeza aquel firmamento nocturno, mientras una leve sonrisa nostálgica aparece en su rostro; no desea llorar, quiere ser fuerte.

Pero simplemente no se siente listo para dejarla ir.

-Yo...lo siento tanto, Emma- susurra con suavidad, observando lo bella (al igual que triste) puede llegar a ser la luna, y lo comprensivo y frágil que es el cielo, quien llora humedeciendo el rostro del joven de cabellera incolora, que sumido en sus pensamientos azules...está consciente que alejarse es lo mejor.

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-Pensé que nunca me invitarías a tu departamento, Norman ¿pasó algo?- pregunta James, bebiendo de la pequeña tacita con elegante decoración.

-Creí que sería bueno decirte que renuncié a mi trabajo.

James tan solo observa con sorpresa combinada con preocupación a su único hijo, quien sonríe con pena.

-Amas tu trabajo ¿por qué harías ello?

-Verás, al ser profesor de idiomas, pensaba que sería bueno estudiar un poco más, pero fuera del país; así podría tener más prestigio y conocimiento ¿qué piensas?

-Creo que te haz apresurado demasiado en crecer e independizarte- asegura el mayor de cabellera blanquecina, observando con detenimiento a su hijo, quien bebe con tranquilidad del líquido humeante marrón.

-No te preocupes por ello, además, sabes que me agrada conocer nuevos lugares y esta es una oportunidad; deseo tan solo no ser conocido por el simple hecho de ser un Ratri- alega Norman, con una sonrisa pequeña, esforzándose para no romperse ante su padre, quien sonríe comprensivo.

-Supongo que no puedo hacer nada para evitarlo, me alegra que te hayas dignado en llamarme e informarme sobre tus nuevos planes; es bueno verte.

El de ojitos cielos suelta sutiles risas ante lo dicho, y sonríe de forma amable (tan parecida a la de su madre)

-Sería bueno si mañana tú y yo preparamos la cena, así podrías quedarte a dormir y le rezaríamos a mamá ¿qué te parece?

James asiente sin problema alguno mientras continúa bebiendo, de ahora, el tibio café. El celular de Norman vibra, y dando una leve reverencia para levantarse del cómodo sillón, se retira de la sala de estar para atender la llamada en la cocina.

-Tengo todo listo para mañana por la noche ¿tu padre sigue contigo?

-Sí, dentro de poco saldrá para dirigirse a la mansión Ratri.

-¿Lo convenciste de que se quedara en tu casa mañana?

-Todo está hecho, así que no tendrás problema alguno con infiltrarte; Vincent pondrá una marca distintiva en la habitación de Peter para que puedas verla con facilidad.

-¿Vincent? Pero pensé que Peter te había dicho que no podías contactarte con ninguno de ellos.

-Sí, pero él solo tiene enfocados a Vincent, Bárbara y Cislo, piensa que Zazie no es ningún problema pero...eso me dio ventaja; así que me contacté con él y le avisó a Vincent de todo, lo más probable es que los demás ya lo sepan.

-Entiendo, pero ¿qué tal si guardó las fotos en cualquier otro lado? Corremos muchos riesgos si pasa ello.

-Vincent estuvo siguiendo los torpes pasos de Peter, él no salió a ningún lugar y solo se mantuvo encerrado, veremos si mañana cambia eso.

-Y qué pasa si sale mañana.

-Sus horarios son continuos, nunca sale de la casa a no ser por algún llamado de mi padre, y ya que él no hará nada mañana, lo más probable es que se quede.

-Te estás confiando ¿y si sale por alguna excepción?

-Cislo lo golpeará de "casualidad". Solo confía en mí, ya lo arreglé todo.

-Entiendo, espero que no se te olvide que cuando termine de ayudarte en todo esto, tú tendrás que cumplir con la parte final de trato ¿entendido?

-Entendido, adiós Ray.

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El mañana llega con normalidad, y Emma (junto a algunos cabellos desaliñados) se despierta con pesadez, y sus ojitos verdes lucen sutilmente inflamados.

Dina la espera con el desayuno listo, y sin problema ni queja baja las escaleras con el uniforme puesto, luciendo como en cada mañana su sonrisa radiante, como debe ser, pero en realidad está preocupada. La sensación de temor no se va, y es tan amargo ello que le desespera.

Se apura en desayunar, y Dina no hace preguntas, ya sabe las razones y simplemente no la desea incomodar. Tan solo la despide en la puerta, añorando poder entender mejor aquella situación en la que su hija se encuentra.

Y tan solo suplica que todo este bien.

Emma, en cambio, camina con mil pensamientos en la cabeza (y es malo, porque no son nada positivos) Entonces con tranquilidad se adentra a su centro de estudios, y es extraño, lo siente tan distinto por alguna razón que quiere ignorar.

Sus ojos verdes no brillan, no se siente tranquila y tan solo desea verlo bien, como siempre, sentado en su silla blanca, acomodando sus lentes mientras lee algunos papeles que ni ella entiende, con los ojos cielo que tanto ama, mirándole de forma dulce pero...simplemente no hay nadie.

Y admite que eso no la ha puesto nada bien.

Tan solo espera, hasta que comienza a ver a los demás llegar para continuar con sus clases; suspira con pesadez y Gilda aparece con una sonrisa amable sin previo aviso.

-Buen día, Emma.

La nombrada se exalta por el leve susto, pero se reincorpora rápidamente al ver los ojitos de su amiga tan brillantes, y sonríe ante ello, porque de alguna forma la tranquilizan levemente.

-Gilda, hola ¿y Don?

-No tarda en venir, pero mejor vayamos a clases ¿si? Necesito estudiar una última vez para el examen de historia.

-Claro- asiente animada, dirigiéndose hacia el salón de clases, pero no puede evitar girar para ver si él está.

-¿Pasa algo?- pregunta llena de curiosidad Gilda.

-Emmm, no, no es nada; solo mi imaginación.

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-Entonces ayer fuiste a ver a tu hijo, me alegro por ello, James- pronuncia Peter, con una sonrisa falsa, lleno de pensamientos victoriosos en su mente, y está muy seguro de haber ganado. Hasta tal punto que desea arrogar la copa de vino que lleva en su mano hacía una de las blancas paredes.

-Sí, pero bueno, me hizo feliz al menos poder haberlo escuchado.

-Entonces...¿ya sabes lo que desea hacer?

-Oh claro, y es muy extraño para mí que desee ello, siento que me quedaré solo... Y debo admitir que cada generación es tan extraña- responde el albino de ojos cielo, soltando risas pequeñas ante ello, terminando por suspirar con desánimo.

-¿Entonces aceptaste?

-Claro, sería difícil hacerlo cambiar de opinión, ya sabes como es Norman.

-Sí...la juventud de ahora es tan excéntrica- alega Peter, sonriendo por lo bajo mientras termina la copa de vino y se retira hacía su habitación, en donde ríe y se recuesta en su cama, observando el techo con diversión.

-Debí suponerlo, él nunca pierde tiempo. Que tan peligroso y beneficioso resulto ser el amor, tan repugnante...

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-¿Segura que no vienes? La mamá de Gilda nos dará almuerzo gratis- asegura Don, con su sonrisa divertida y maliciosa, mientras Gilda le da un golpecito en el brazo para callarlo con simpleza.

-Disculpa, debo entregar y llenar algunos papeles, no me tomará mucho tiempo pero...también deseo acompañar a mamá en el almuerzo.

-Bueno...si es así, no te preocupes Emma, en otra ocasión será; además, Yuugo no regresa todavía ¿verdad? Seguro Dina se siente algo sola, adiós Emma.

-Sip, adiós Emma- finaliza alegre Don, mientras se va alejando con Gilda de forma serena; dejando a la chica de ojos verdes sola, y ella no pierde el tiempo, se adentra nuevamente buscando pistas de donde él puede estar.

Recorre cada pasillo con preocupación, mira de reojo cada salón que se encuentre dando clases y suspira con pesadez, regresa a la sala de profesores donde incómodamente capta la atención de algunos, y con gracia sonríe y se disculpa por molestar.
Así que lo entiende, Norman no asistió a su trabajo ese día...y teme que algo malo le haya pasado.
Cruza las rejas que antes le daban la bienvenida para retirarse del centro educativo, inhala profundo la brisa veraniega y suspira con tristeza.
Camina hacia su hogar, cruzando una esquina y...

-¡Norman!- casi grita, asustando al joven quien sonríe al reincorporarse y se acerca hacia ella, pero Emma, siempre imprudente, corre directo a él, abrazándolo con fuerza y causando que ambos casi pierdan el equilibrio.

Norman tan solo se ruboriza y es feliz con ello.

-Emma- susurra con cariño, rozando sus pálidos dedos con la tersa y sonrosada piel de ella, que parece temblar y no querer soltarlo por temor- Disculpa, tuve que avisarte que no vendría, perdón por preocuparte.

-¿Estás bien? ¿Pasó algo malo con...ese tipo?- pregunta la joven de cabellera naranja, y Norman no puede evitar forzar su sonrisa, agradeciendo que ella no lo mirara en esos instantes, pues lo descubriría con facilidad.

-Estoy bien, no es nada grave Emma- asegura de forma serena, acariciando sus cabellos mientras ella seca las diminutas lágrimas formadas hace unos momentos.

-Norman- balbucea, acurrucándose cerca de su pecho, y el joven le sonríe dulcemente, depositando sus labios en la coronilla de la fémina.

-Emma...¿Amarías a alguien más?

Ella guarda silencio ante la repentina pregunta, y con su sonrisa de luna, niega con firmeza mientras disfruta de la calidez de su mano al acariciar su rostro.

-¿Pasó algo?

-Lo siento, no es nada importante pero...tan solo me gusta saberlo, hoy tengo un trabajo muy pesado y deseaba verte antes- admite con pena, y la fémina de rostro angelical sonríe comprensiva, juntando sus labios con inocencia sin previo aviso, y él admite que ama tanto probar nuevamente de aquel vicio.

No obstante, debe afrontar con pesadez que esa será la última vez que pueda disfrutar de aquella caricia, y desea romperse ante ella pero...

Pero a él solo le gusta verla feliz, porque esa es su Emma favorita, la de vívida y radiante sonrisa junto a mejillas sonrosadas.

Así que por primera vez, intensifica el beso, no vulgarmente, sino con todo el amor (junto a una despedida amarga sin adiós). Y siente como ella corresponde con torpeza, pero él queda fascinado.
Aleja su rostro con suavidad, acariciando la mejilla ajena, la cual está caliente.

-Emma...- susurra con ternura, sintiendo como con disimulo, ella trata de recobrar la respiración- Te amo, Emma.

Ella sonríe confiada, con sus ojitos en tintineo de genuina ilusión.

-Yo también, Norman- responde con rubor, y el nombrado la abraza, hundiendo su rostro en el cuello de la fémina, quien acaricia suavemente su cabellera albina.

-Realmente te amo, Emma, nunca lo dudes.

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La noche llega con serenidad, y aquel joven de negro pasea con calma, mientras una sonrisa diminuta surca su rostro

Fue pan comido hackear la seguridad Ratri, incluso admite que esperaba más de la familia la cual era imponente en la mayoría de países, pero resultó ser un chiste ante sus ojos.

Bárbara y Cislo ven a Peter bajar con seguridad, junto a aires superiores y mirada triunfante.

Oh! Señor Peter ¿Saldrá a algún lado? Hoy no es un buen día para salir- afirma la muchacha con sonrisa amable.

-Necesito encontrar a James- responde con sencillez.

-El Señor Ratri aviso que en 10 minutos vendría, al parecer su hijo tuvo que hacer algo importante y rechazó su salida.

-Ya veo...Norman siempre fue imprudente.

-Preparamos té por orden del Señor Ratri, todo está servido, por favor, disguste mientras preparamos los bocadillos.

El de cabellera albina se recuesta en el sofá, sonriendo con malicia al imaginarse, después de la "accidental" próxima muerte de su hermano, en la cima de toda la generación Ratri, y bebe del té con confianza, degustando del exquisito sabor hasta que sus ojos se sienten pesados y poco a poco los va cerrando y...

Y escucha los cuerpos caer de todos los sirvientes de la Mansión.

Por otro lado, Ray busca en el patio trasero la marca que debía dejar Vincent y sonríe con fascinación al verla. Una tenue luz de fuego se aprecia desde allí, y piensa que aquella señal fue idea de Norman para motivarlo.


Con agilidad llega hasta la habitación de Peter, sacando toda información del ordenador habida, incluyendo los lugares posibles en donde puedan haber más pruebas, y frunce el ceño al percatarse que el archivo también debía estar en su celular.

-Maldita sea- gruñe por lo bajo, mientras esparce con cálculo la gasolina, para así volver cenizas ese cuarto ~y otros más para no levantar sospechas~

Con sigilo baja las escaleras, hallando los cuerpos de Vincent y Cislo en el suelo, mientras Peter se encuentra dormitando, se acerca hacia él con cuidado y logra extraer de su bolsillo el celular, la última prueba.

Lo mira con desprecio y frialdad, infiltrarse no era un problema pero le había tomado más tiempo de lo que pensaba y las sirenas repentinamente aparecen.

-¡Mierda!- susurra quitando la memoria y el chip del dispositivo para subir las escaleras y tirarlo al fuego.


Baja rápidamente mientras sabe que no tardarían en levantarse, entonces los golpes de la puerta lo alarman.

-Estoy jodido- busca un lugar donde ocultarse pero le resulta estúpido.

-El joven Norman decía que te dabas por vencido fácil, así que me encargó a mí mostrarte la segunda salida- asegura amable Bárbara tras de él y Ray rueda los ojos con molestia, aunque muy en el fondo agradezca a Norman por conocerlo tan bien.

-Como sea, tan solo apúrate.

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-¿Pasó algo, papá?

-Norman, al parecer la Mansión está ardiendo en llamas- afirma James con seriedad.

-¿Cómo dices? Eso es imposible, tenemos un sistema especializado para evitar ello.

-Supongo que no funcionó, Vincent dice que todos están bien así que confiaré en su palabra.

-Claro papá- tranquiliza Norman, con una sonrisa de doble filo.

-Volviendo a nuestra conversación inicial...- alega James con calma- ¿cuando sale tu vuelo?-

-Mañana en la mañana- responde el más joven con amabilidad- ¿Piensas acompañarme?

-No, sé que a ti no te gustan las despedidas, pero me hace feliz que pases tiempo conmigo antes de que te vayas- sincera de la misma forma el albino mayor, suspirando con sutileza.

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Así como la noche llegó, un mañana apareció con suavidad, olvidando los hechos que la oscuridad ocultaba junto a las llamas apagadas del fuego.

-Hoy no irás al colegio, Emma- afirma Dina con ternura, sacando el termómetro de la boca de la menor- Tu temperatura es muy alta, no quiero que empeores cariño- Emma tan solo asiente sin soltar queja alguna, su cabeza duele severamente mientras el calor de su frente es refrescado por un paño húmedo.

Las horas pasan con lentitud, mientras siente como su madre acaricia su cabeza con suavidad, está cansada y ante ello, sus ojitos verdes se van cerrando hasta quedar dormida.

-Emma...lo siento tanto- susurra Dina besando su coronilla.



El atardecer llega y los pequeños golpes a su puerta la despiertan repentinamente.

-Puedes pasar- pronuncia Emma bostezando, mira el paisaje de su ventana y queda sorprendida al deducir la hora por el naranja de la luz del sol.

-Emma ¿cómo estás?- pregunta Gilda con preocupación.

-¡Gilda!- exclama alegre- Me hace feliz que estés aquí, no te preocupes por mí, un resfriado no me matará- afirma la de cabellos naranjas con animo.

-Vine a traerte los apuntes de las clases de hoy- pronuncia con dulzura, mientras posa su manita en la frente de la mayor con ternura- Estaba preocupada, tú no sueles faltar a clases.

-¡Emma!- casi grita con alegría Don- ¿Gilda ya te contó las últimas del día?

-¿Eh? ¿pasó algo interesante hoy?- mira curiosa y con diversión a la par que Don le sonríe malicioso.

-Pues al parecer el profesor Norman renunció y no tuvimos su clase hoy ya que buscan a un sustituto- afirma con chismosería el moreno, mientras Gilda carraspea y niega con su cabecita.

La de cabellos naranjas lo mira con asombro y con rapidez sale de su habitación, baja las escaleras con torpeza, chocándose con las paredes y sale de su casa sin escuchar el llamado de Gilda y su madre.

Corre sin importarle la distancia y las caídas que tuvo en el camino, ya no siente los rayos leves de sol sino una brisa gélida, para con la respiración agitada en el pequeño jardín que poseía la casa de Norman, mientras sus piernas le tiemblan y las palabras no pueden salir de su boca.

Respira, quiere calmarse mas le parece tan difícil, su garganta le duele, la siente congelada y entonces ya nada le interesa.

-¡Norman!- grita su nombre tras la puerta y no escucha nada, mira las ventanas y no hay rastro de luz entre las traslúcidas cortinas- ¡Norman!- vuelve a gritar con dificultad, entonces siente pasos acercándose a ella y con los ojos en lagrimeo gira.

-Él ya no vive aquí- pronuncia Ray con calma.

-¿Qué? Usted es su amigo ¿verdad? ¿Sabe dónde está? ¿Está bien?

-Emma, creo que te advertí a ti que esa relación que ambos mantenían era peligrosa mientras aún seas menor y él sea tu profesor.

-Dónde está- es lo único que responde ante todo, mientras traga con amargura y siente como sus lágrimas se derraman con facilidad en su rostro.

-Te dejó una carta, ten- ella mira con pena aquel blanco sobre, lo coge entre sus manos mientras lo lleva a su pecho con suavidad, y sus ojitos continúan soltando lágrimas cristalinas sin compasión- Él te ama, y porque te ama aceptó que lo mejor para ti era alejarse, Emma, a veces resulta difícil seguir el paso de un adulto, por más que trates, es difícil comprenderlo.

-Yo...lo sé, y también sé que Norman siempre conlleva todo solo, que vivir solo no era lo que más ansiaba junto a una vida apresurada, y ahora también sé que...a Norman no le gustan las despedidas ¿cierto? Por eso estás aquí, para hacerlo por él de alguna forma- Ray la observa con calma, mientras una sonrisa triste surca el rostro de la jovencita.

-Lo siento, Emma- es lo único que dice para finalizar.



Dina la recibe con preocupación, tomando el rostro de su hija con pena, abranzándola con cariño, mientras Emma tan solo corresponde hundiendo su rostro con suavidad.

-Él vino ayer y me lo contó todo, Emma- susurra mientras la menor sonríe compresiva.

-¿Sabías que si iría?- Dina asiente con pena, y los ojos de su hija se llenan de lágrimas ante ello- Está bien mamá, fue lo mejor para ambos- finaliza Emma, antes de subir a su habitación.

Cierra la puerta y con debilidad se recuesta en ella mientras se desliza hasta tocar el suelo, con delicadeza toma el sobre blanco y lo abre, leyendo las palabras que quizás Norman anhelaba tanto decir.


Gracias por sonreír Emma.

Gracias por existir Emma.

Gracias por amarme Emma.

No llores y sonríe, prometo volver a ti nuevamente, quizás cuando lo haga ya tengas a alguien a tu lado, una persona especial a la cual amas y él lo haga por igual, y si pasa ello Emma, no te sientas culpable, está bien mientras seas feliz y tu sonrisa no muera, mientras él mantega esa alegría y brillo tuyo, seré feliz por ello.

Emma, te amo y verte feliz es lo que deseo, más que nada, más que nadie.

Quizás y cuando vuelva no tengas a alguien a tu lado, y si ese es el caso prometo quedarme junto a ti, lo haré aunque me recuerdes o no, aunque me odies con todo tu corazón o no, aunque me ames como yo lo haré o no, estaré allí, junto a ti, para cuidarte.

No lo veas esto como una despedida, sino como un "hasta pronto" que te dice a la vez "Te amo" y "Espérame", acompañado con un profundo anhelo de felicidad y amor por ti, así que...hasta pronto, Emma.


-Te amo Norman...- su voz quebradiza resuena en la soledad de su habitación, mientras los sollozos aparecen junto a las saladas lágrimas- Te amo...te amo mucho- repite con suavidad, y las gotas caen en aquel escrito de papel, una por una.


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Holi amada y amado lector 💛ฅ(•ㅅ•❀)ฅ 💙Lo siento tanto, mi actualización tardó más de lo esperado, hubiese querido subirlo hace mucho pero los trabajos no me dejaron. También me disculpo porque siento que esta parte no fue la mejor de todas, aún así espero que les haya gustado.

¡Muchas gracias por leer, los quiero mucho! 🌜🌻

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