❀Incorrecto❀
Parte 4 de 7
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Camina con primor y sonrisa linda decorando su rostro, y no era para menos, si había dado su primer beso ya, y el segundo, y el tercero...había perdido la cuenta; se atreve a dar saltitos abriendo sus manitas, dando una que otra vuelta mientras su mirar esmeralda observa la glamorosa piedra plateada en el firmamento.
Entonces abre la puerta de su casa con amplia alegría deslumbrante...junto a las miradas preocupadas de sus padres.
-¡Emma!- exclama Dina, con la voz casi al borde del llanto; cubriendo a la bella jovencita en una abrazo con el fuerte palpitar de madre, mientras solloza entre sus naranjas cabellos. Por lo que Emma alza su mirar verde con asombro, pudiendo ver a Yuugo sonriendo y con su cabellera despeinada (y deduce que ello ocurrió por pasar sus manos muchas veces en ella como signo de preocupación)
-Gracias- escucha susurrar la voz de su padre con alivio -Estás bien...gracias por eso.
Entonces Emma no tarda en deducir la razón por la que ambos adultos se encuentran en una delicada situación con sus sentimientos, ella lo sabe, descubrieron su mentira blanca, la cual terminó lastimándolos.
-Perdón yo... no fui a casa de Gilda.
-¿Te pasó algo?- pregunta su madre, tocando su carita sonrosada y bajando aquellas finas y cálidas manos a los hombros de su hija -¿Te hicieron daño? ¿Estás lastimada?
Emma sonríe penosa, sintiendo la culpa corroer su cuerpo, y no puede mirarlos a los ojos porque sabe que les ha fallado (pero no se arrepiente de ello)
-Estoy bien... mamá, papá; lo siento tanto.
-¿A dónde fuiste?
No puede, no puede no puede, no puede...
-Quería ir a un evento...pero no me permiten andar sola por la noche a menos que sea en casa de Gilda, así que...les mentí ~y lo sigo haciendo~
Oh, claro que Emma puede, puede mentir mientras nadie la separe de él, y para ella así está bien por el simple hecho que le ama de una forma que nunca imaginó.
Y las lágrimas recorren sus mejillas con amargura, y tan solo debe calmarse y tragárselas una a una, porque es el precio a pagar por aquel remonto amor insólito. Pero allí está su madre, quien con ternura, le acaricia su cabecita naranja mientras Yuugo se une al cálido abrazo.
Las sensaciones de alivio y alegría combinado con decepción le da un sabor agridulce a su paladar, sabor el cual se retiraría con sencillez en el momento que los labios de él rocen de nuevo los de ella.
Vaya adicción ~
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-Entonces...¿Emma está bien, Dina?- pregunta Gilda, a través de la línea telefónica con preocupación, tratando de calmar aquel corazoncito bondadoso suyo, apretando la suave y esponjosa almohada cerca a su pecho.
-Sí, gracias por preocuparte por mi niña, Gilda, ella ahora mismo está descansando- afirma Dina con ternura.
-¡Que alivio! Me tenía tan preocupada que pensé que podría...No, ella ahora está bien pero...
-Pero...¿Pasa algo, Gilda?
-Yo...Emma nunca me había mentido, y si lo hace es de bromas ¿acaso no me tiene confianza?
-No digas eso Gilda, Emma te aprecia mucho,así que no pienses en ello, podrás hablar mañana con ella.
-Claro, buenas noches Dina.
-Descansa bien Gilda.
Con suavidad, la joven de verdes cabellos coloca a un lado su celular, mientras recuesta su espalda en la cálida cama con sábanas frescas, clavando su mirar al soso techo blanco.
-Emma...¿qué te pasó realmente?
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Los rayos del sol atravesan los cristales de su pulcra habitación, y sus ojos cielo se abren lentamente, sin fastidio aparente por aquella acción de la naturaleza; al contrario, su mirada luce dulce, y una sonrisa boba aparece en sus labios. Definitivamente su mente brillante solo recordaba esa mañana lo ocurrido anoche con su joven enamorada, quien con inocente valentía se atrevió a cruzar esa línea límite imaginaria que él había creado por respeto a los padres de la fémina (sobretodo por Yuugo, aquel hombre no toleraba ni una falta) Pero Emma siempre fue libre cual brisa veraniega...y él tan tímido pero a la vez imponente como la del invierno, así que un beso era completamente inevitable.
Como también lo fue dar el segundo, tercero, cuarto...fue un desastre al querer proteger esa línea imaginaria y sucumbió ante el cautivador elixir de los labios rosas de Emma, pero tampoco se arrepiente de ello.
Oh, pero su rostro cambia a un rojo intenso, y por inercia cubre su cara con ambas manos, mientras piensa mejor en lo de anoche.
Emma le había robado un beso, lo que quiere decir que los roles se intercambiaron y por consecuencia, Norman Ratri, quien posee 21 años fue despojado por aquellos cálidos y suaves labios que posee la chica de cabellos naranjas.
Un suspiro de pena combinado con emoción sale de su boca, tratando de controlar su rebelde palpitar.
-¡Rayos! El desayuno de la familia Ratri- exclama, viendo con desespero la hora que marcaba su reloj- Ahhh pero tengo media hora para alistarme- vuelve a suspirar aliviado, parándose de la cama calentita para dirigirse al armario de madera.
Su celular vibra, y él mira aquel objeto con tranquilidad, viendo el recién mensaje de su amigo azabache (y pirómano, que nunca se le olvida esa palabra cuando se trata de Ray)
¿La salida con tu niña estuvo bien?
¿Por qué diantres no estás yendo para la apoteósica mansión Ratri?
¿La niña te rechazó? ¿Estás depresivo? ¿Quieres clorox? Hay un trafico terrible, si no quieres llegar tarde deberías estar en tu auto ahora mismo.
Con cariño gasolinero, Ray.
Anna me obligó a avisarte
Su mirada amable ahora mismo es digna para un drama de telenovela, no...ni allí consiguen mejores expresiones de las que hace Norman al sentirse amenazado por todo lo que le rodea.
-Razones por las cuales quiero tanto a Ray...pero él no es Emma, no señor, mi naranjita no tiene pensamientos excéntricos.
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-Emma, Gilda vino a casa- llama su madre en tono melodioso, con amabilidad angelical característica. Emma respira profundo, aquella amiga peliverde que tenía no era tonta, está segura que le llenará de preguntas y de alguna forma se siente hastiada de ello.
Porque el estar enamorada de su profesor era problema de ella y solo de ella.
Así que sonríe, quiere mucho a Gilda, sin embargo, ama mucho más a Norman; y hará lo que tenga que hacer para que aún se mantenga en secreto aquella arraigada relación.
Y una sonrisa linda se forma en su inocente rostro.
-¡Genial! Por favor, dile que pase mamá- responde ella, y obediente al llamado la chica de anteojos pasa con timidez, siendo recibida por un abrazo cálido de la pelinaranja.
-¡Gilda, que bueno que viniste!- admite con alegría la cual, no lo puede evitar, es sincera- Lo siento tanto, no quería preocupar a nadie y...te metí en este problema, lo lamento- sincera con pena.
Y sí, aunque ya debería acostumbrarse no puede dejar de sentir su garganta arder al mentir o estar cerca de hacerlo.
-Emma...- habla con voz suavecita, ella estaba preocupada, igual que Dina y Yuugo, pero le sonríe dulcemente- Me preocupaste tanto, pensé que te había pasado algo malo- suelta aliviada, mientras se aferra más al abrazo.
-Está bien, yo estoy bien; lamento que mi imprudencia conllevara a esto pero...olvidémoslo por favor, Gilda.
-¿A dónde fuiste?
-A un evento, mis padres no me dejarían ir tan tarde a menos que me quedara en tu casa, así que...les mentí, perdón.
-Oh, Emma- se queja ella con ternura- Cómo puedes hacer esto, nos tenías con el corazón en la boca ¿sabes qué les pasan en las calles a las chicas que están solas?
Emma tan solo sonríe apenada - Lo sé, lo siento mucho.
Gilda junta sus manos, llevándolas a su pecho mientras sus pira aliviada -¿Dónde era el evento?
-Por Tokyo.
-¿Fuiste sola?
-Sip.
-¿De qué trataba el evento?
-Es-estaba una de mis bandas favoritas.
-¿Cómo se llama?
-¡Gilda!- chilla con algo de molestia la de ojitos esmeralda, y la contraria tapa su boca por la imprudencia.
-Lo...lo siento Emma- admite con extrañeza, puesto a que aquella "hermana" mayor que tenía lucía tan distinta.
-No te preocupes, bueno...me castigaron pero por ser mi primera vez en todo el año y romper mi récord solo será por todo el fin de semana, así que hasta mañana padeceré de no comer galletas.
-Emma- susurra Gilda, ya queriendo por última vez desechar todas sus dudas de su cabecita.
-Dime, Gilda- responde amable, mientras toma su mano pequeña y sonríe con ternura.
-Emma...esta es la primera vez que me mientes y ocultas cosas, será la última ¿verdad?
Emma siente pena, y su corazoncito se estruja con lamento.
-¡Sí...esta será la última, te lo prometo!- afirma animada ante ello, y Gilda sonríe de forma alegre.
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-Bienvenido a casa, joven Norman- saluda Vincent con una leve sonrisa, y con la respiración agitada y tratando de calmarla impacientemente, está el nombrado con una sonrisa amable.
-Vincent...hola, creo que...aún estoy a tiempo- responde el albino de forma entrecortada, y el moreno sonríe ante ello.
-Su padre y el señor Peter lo esperan, el desayuno empezó no hace mucho, es mejor que se apure.
Norman suspira y carraspea un poco antes de dar un paso más, alistando su orgullo y varias respuestas que tendría que dar cada que aparece Peter.
-Gracias Vincent- responde, esta vez de forma seria y profesional.
-La chica llegó sana y a salvo a su casa, no apareció ninguna complicación- dice de repente, y el de ojos cielo, con una sutil curvatura de labios asiente ante su fiel asistente.
Da pasos, haciendo rechinar el suelo de madera, controlando su respiración, siendo cauteloso y calculador en todo lo que suceda tras abrir la puerta de fina decoración.
Y sus ojos se vuelven tan afilados ante aquel pariente tan desagradable, mientras lamenta compartir lazos sanguíneos con él.
-Buen día- saluda cordialmente, regalándole una sonrisa leve a su padre, quien baja su taza de té y asiente para que pueda compartir con ellos el desayuno.
-¡Oh! Norman, cuanto tiempo sin verte- lanza Peter con falsedad chispeante, y Norman no se queda atrás, debe fingir ante el mayor, quien no debería estar allí con ellos -Veo que el ser profesor no te sienta tan mal, después de todo, luchaste hasta conseguir tu libertad del apellido Ratri que aún así sigues utilizando.
-Ya basta Peter- responde James con tranquilidad- Norman está bien siendo profesor, es lo que le gusta, no veo problema alguno el compartir su sabiduría con la juventud, es una excelente labor.
-Me alegra que pienses ello padre- alega el más joven, tomando asiento y dando un sorbo a su taza de café -No tengo porqué seguir obedeciendo una tradición como un perro, si realmente deseo disfrutar mi vida haciendo lo que me agrada- ataca con todas las de ofender, pero no a su padre, él no es culpable de la obligación Ratri, solo se da el gusto de molestar a su tío, quien frunce el ceño levemente.
Y Norman desea reír a carcajadas por ello.
-Es bueno saber que no te estás muriendo de hambre, amado sobrino.
-¡Peter!- alza la voz James, dando un leve puño en la mesa, mas Norman solo mira con comprensión a su padre.
-No te preocupes papá, tío; no carezco de nada con mi trabajo actual.
-Y nunca lo harás, siempre vas a contar con el respaldo de la fortuna Ratri, que hayas declinado a seguir con toda función de nuestra familia no quiere decir que no recibirás tú herencia- afirma James con amabilidad y preocupación.
En esos precisos momentos Peter pasa saliva con amargura, tratando de no demostrar su total indignación ante su hermano; pero lo retiene, y asiente con una sonrisa que causa pavor a todo presente allí, incluidos Bárbara y Cislo quienes sirven cada aperitivo.
Porque aquel hombre sin vergüenza en la cara no permitirá que aquel niño se quede con lo que supone, es suyo, y utilizará sea lo que sea con tal de que desaparezca de la historia Ratri.
Y comenzará simple y llanamente encontrando su punto débil, lo más preciado para Norman; solo era cuestión hallarlo.
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Holiiii :3 ♥ Sí, lo sé, tuve que actualizar la semana pasada pero...ahhh los trabajos me atacaron aunque :'D Al fin entré de vacaciones, lo que quiere decir que habrán más actualizaciones seguidas ☆*:.。.o(≧▽≦)o.。.:*☆.
¡Baile feliz!(*≧ω≦*)
¡Muchas gracias por leer, los quiero mucho! 🌜🌻
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