Tegami 16


Me encontraba junto a las chicas en el comedor publico de la posada. Todos los alumnos estaban reunidos, vistiendo unos quimonos y junto a sus sonrisas en el rostro disfrutaban la deliciosa cena. Exceptuándome, ya que cada pequeño trozo de pescado que masticaba en mi boca, mi paladar lo repudiara rápidamente. Mi estomago no se encontraba en condiciones. Dí mi décimo suspiro desde hace quince minutos y observando a mi al rededor esperaba encontrar a las chicas. Se habían ido  hace un rato a saber donde dejándome sola. Deje los palillos que estaba usando y los apoye en la mesa dejando un plato con mitad de la porción que me habían dado.

Abriendo y cerrando las puertas que me daban paso a la hermosa vista nocturna que se mostraba a mi al rededor. Comprobé cuan bella era esta noche. Este lugar natural, alejado del mundo mostraba tesoros nunca vistos. Me alejé de la estancia iluminada para adentrarme a una oscuridad la cual emitía cierto brillo lunar permitiendo ver donde pisaba a hacia donde me dirigía. Seguí caminando a lo largo del pasillo hasta que encontré el sitio indicado para meditar los sucesos ocurridos anteriormente. Había una distancia considerable desde el ''balcón'' al suelo de arena y hierba. Una gruesa barandilla de madera clara adornaba esa zona, mire a ambos lados. Tanto como mi derecha y mi izquierda solo se veían un pasillo corto que creaba una esquina creando tres caminos, los cuales uno de ellos, el que estaba en medio era por el cual yo había llegado a este lugar rezagado de las personas.

Mi quimono blanco y con detalles color cielo en los bordes arrastraba ligeramente su tela en el suelo. 

Tendré que pedirle a Azusa que me ayude.

Apoye mis manos en la barandilla y haciendo fuerza impulsé mi cuerpo para finalmente sentarme en la gruesa barandilla.

Espero que no me vea la dueña o algún empleado...

Observé hacia el frente viendo el gran muro de bambú que rodeaba al hostal. 

Hubiera sido lindo ver pandas... — reí ante mi pensamiento. 

Mire de nuevo al frente y dirigí mi vista de un lado al otro, solo se veían árboles y rocas. Suspiré. Y esta vez mis ojos se elevaron hacia el cielo.  Oscuro, brillante y hermoso.  Cielo azul marino, millones de estrellas brillantes y una blanca y luminosa luna.

—Hermoso...— pronuncié en voz alta.

—¿Estas llorando por lo hermoso que es? Admiras mucho la naturaleza, eh Miaka.

Mi rostro se giró para observar a la persona emisora de esa voz. Takako.

—Taka-chan. Ah no, no me había dado cuenta de que estaba llorando. Que raro. — Intentaba tapar mi vergüenza con risas incomodas pero...

—Estábamos preocupadas. Azusa esta histérica, lleva toda la noche regañando a Suwa. Cosas como; ''Te atreves a rechazar a Miaka. ¡¿Estas ciego a caso?!'' ''Ve a pedirle disculpas. ¡¡Ni siquiera la rechazaste apropiadamente!!'' ''Si sabes ponerte en su lugar, harás lo que es correcto.'' —Takako me observo sonriendo. Yo la observe con una expresión neutra. Después sonreí observando al cielo.

—Esa tonta...

—Es tonta pero... Para ella eres realmente importante. Tal vez no este aquí consolándote pero ella te protege y se preocupa por ti a su manera. Después de todo no se le da bien hablar.

Takako dirigía su vista al cielo mostrando su tez blanca y hermoso cabello azabache a la luz de la luna.

—No entiendo porque no eres popular.

—¿Que?— pregunto ella sorprendida.

—Digo... Te preocupas por tus amigos, eres amable, bondadosa, divertida, saber defender tus derechos y de los que te rodean, siempre piensas en el resto y eres inteligente y bonita. No entiendo porque no eres popular. — Takako me miro sorprendida para después comenzar a reírse.

—Gracias. Eres la primera que me dice ese tipo de cosas. Gracias Mia.— ambas sonreímos.

—¿Entonces debo devolverte el cumplido?— yo la mire extrañada.

— Eres todo eso y mucho más, Mia. Siempre estas dando lo mejor de ti, a pesar de que estas hundida en un gran fango negro. Con una vida que a la vista de los demás es dificultosa has llegado hasta aquí. Yo te admiro. 

Tape mi rostro con ambas manos y apoye mis codos en mis rodillas. Takako gentilmente acariciaba lentamente mi espalda. Diciendo; ''Todo ira bien. Yo lo sé.'' Desde mi posición intente apoyar mi cabeza en el pecho de Takako, la cual me acepto con amabilidad.

No recuerdo cuanto tiempo estuvimos allí, no recuerdo cuanto tiempo lloré solo sé que hay me dí cuenta de cuán importante eran ellos para mi. Cuán importante era Suwa Hiroto en mi vida. Y así llegado el día regresamos a casa pero esta vez un acontecimiento ocurrió dejando a todos sorprendidos.

Dirigí mis ojos hacia el, el me observó a través de sus gafas. Haciendo un gesto para que me sentará a su lado. Yo observé hacia atrás no había nadie. Las chicas aún no habían llegado, observé hacia atrás. Dos asientos en la misma fila en la cual se encontraba Hagita, estaba Suwa y Kakeru observando la situación sorprendidos. Me mantuve con expresión neutra y me senté a su lado.

—¿Que suced-?— el me interrumpió.

Olvídate de Suwa.— me sorprendí un pinchazo se creo en mi interior.

—¿Porque estas diciendo-?— me interrumpió de nuevo.

—No puedo decirlo de otra manera. Olvídate de el. ¿No te das cuenta que es un amor tóxico?

¿Tóxico? Esto es increíble.— comenzaba a hervirse la sangre en mi. El seguía con su vista en el que tal vez era su libro favorito. Me acomodé en mi asiento y mire al frente.

—Se que estáis preocupados. Se que estas preocupado. Pero no es tan fácil olvidarse de tu primer amor. — sentí como Hagita se removía incomodo en su asiento.

— ¿A Suwa le pasa lo mismo, no? No puede olvidarse todavía de Naho, por que lleva un largo tiempo enamorado de ella. 

—¿Estas esperando a que el se fije en ti? ¿Cuanto tiempo planeas seguir sufriendo por su culpa? observé a Hagita el cual sorprendentemente había dejado de lado su libro.

—Siento preocuparos a todo no era mi intención. Una vez que regresemos me gustaría que nos centráramos en ayudar a mi hermano a ser posible. Lleváis demasiado tiempo ayudándome. Además yo todavía no voy a morir, pero si no hacemos que Kakeru se centre el- 

¿No eras tu la que decía que quería morir?

—¿Que?

—Te digo. Que te olvides de Suwa y entonces os ayudaré a salvar a Kakeru. Además tu y el sois el centro del problema a resolver. No quiero que digas que quieres morir. No te voy dejar decirlo de nuevo.

Me quede en silencio durante unos segundos. Mi cuerpo se encontraba temblando. ¿Que le sucedía de repente?

—Hagita...

—Quiero decirte algo. Algo importante.

—¿Que?

—Se que Suwa te gusta en el futuro también. Se que tu otro yo te pidió que aprovecharas la oportunidad. Pero también dijo que no tenías que responder a todas sus peticiones.

—E-eso, al contrario dijo que debía aceptar todas-

¡No tienes porque hacerlo!— gritó molesto.

—¿Que?

—Quiero hacerte una petición.

—¿Petición?

—Borra de tu mente a Suwa y enamórate de mi.

—¿Que...? 

Mi mente estaba en blanco. ¿Hagita se me había confesado? ¿Pero... Porqué? Pensaba que estaba enamorado de Azusa en secreto. Esto es raro. Esto no era mostrado en las cartas.

—No necesitas usar la lógica para esto Miaka. No aparece en tus cartas porque ella no lo sabía.

 —Ella no lo sabía...— comencé a reír nerviosamente. Sabía que mi rostro no mostraría una gran expresión pero... ¿Porque? ¿Porque yo?

Me gustas.— Dirigí mi mirada hacia el, y en tan solo un segundo ambos conectamos. Su mirada parecía más... Mas tierna.

—¡Hagita! ¡¿Estas molestando a Mia?!— gritó Azusa acercándose a nosotros. El ni la miro. Volvió a iniciar su lectura. Dejándome millones de incógnitas.

—¡Vamos Mia! ¡Naho te espera!

Era cierto me tocaba estar con Naho a la vuelta. Cuándo me iba levantar la mano de Hagita tocó mi brazo. Me agarró y atrajo hacia el. 

—No tienes porque darme una respuesta ahora. Estaré esperando.—  yo asentí, seguramente sonrojada. Porque notaba como mis mejillas ardían. Me levante lentamente, intentado que en esos segundos mi mente distrajera un poco a mi cuerpo, el cual hacía bombear demasiada sangre hacia mi rostro.

Noté la mirada de mi hermano y Suwa en mi. No levanté mi rostro y me dirigí hacia donde se encentraba Naho dos asiento más adelante de mi hermano al lado contrario. Me senté. Ella se encontraba mirando por la ventana, sostenía una carta en su mano.

—Mia-chan. Debo disculparme contigo.

¿Pero que sucede hoy? ¿Porqué?

— Yo...— ella dirigía su vista hacia el suelo.

—¿Que sucede? ¿Que decía en tu carta?

—Decía que... Quería pedir un deseo egoísta.

—¿Deseo egoísta?— ella asintió.

—Me dijo que si Kakeru era salvado. Quería que yo le mostrara mis sentimientos...— yo asentí dándole pie para que continuara.

—Y... que si el me correspondía. Ella sería realmente feliz. Pero había algo extraño en la carta, algo que supuestamente mi otro yo no debería saber.

—¿Que es lo que te escribió?— ella parecía realmente nerviosa.

—Me dijo que te ayudase a-

Fuimos interrumpidas por Kakeru.

—Hey chicas.— me miro. — ¿Podemos hablar Miaka?

—Si claro.— me levanté de mi asiento y me dirigí junto a Kakeru al asiento donde con anterioridad estaba Suwa. El cual no sabía donde estaba.

—¿Que sucede?— le dije mientras nos sentábamos.

—¿Como estas?

—¿Como estoy? Bien. ¿Y tu hermano?

— Mia por favor no te burles, hablo en serio. ¿Como estas por lo de Suwa?

Se hizo el silencio. Que tanto les costaba parar de hablarme de el. Giré mi rostro. El hizo que lo mirara, y mientras acariciaba mi rostro y apartaba mi cabello me miraba con ojos de tristeza.

—No quiero que sufras más. Pero yo soy, tan, tan inútil. Ojala pudiera conseguirte un final feliz. Ojala yo... Pudiera lograr que estuvieras con el.

Comencé a llorar y lo abracé.

—Gracias Kakeru. Pero la que quiere que se cumple un final feliz, soy yo. Y quiero que esta vez sea para ambos.

Horas después habíamos llegado a casa. El grupo se dividió para regresar a sus hogares y descansar. Después de la confesión de Hagita, el chico se mostraba más cercano a mi, hablábamos más y no me sentía tan incomoda. Pero había algo que echaba en falta. Suwa Hiroto. El no se encontraba con nosotros en cada rato como hacía normalmente, se iba solo por alguna razón junto a sus cosas y regresaba después del descanso, ni siquiera iba al club. Algo debía pasar pero... ¿De que se trataba? 

Un día al abrir mi bolso, encontré una carta. Hacía un tiempo que no recibía ninguna. Al abrir su contenido se me fue revelado lo que sucedería dentro de dos días. 

Carrera de relevo...— pronuncié para mi misma. 

—¡Exacto querida amiga!— exclamó mi mejor amiga como siempre mostrándome su afecto hacia mi, con un abrazo.

—Oye Azu, debería de cargarte en mí de esa manera. Una cosa... ¿Las carreras no se suelen celebrar antes de las excursiones de curso?

—Si bueno... dijeron que el viaje se adelantó pro el mal tiempo y que el festival escolar no fue organizado en su momento. Así que lo haremos ahora. — yo asentí.

—¿Recibiste una carta, cierto? Nosotros también. 

—Si, de eso quería hablarte... 

Le dije a Azusa que quería hablar con todos sobre la carta recibida y poco después con ellas. Ella asintió con una sonrisa. Y al terminar las clases cumplimos lo acordado. Una vez en el café comenzamos a hablar de lo que nuestras cartas decían, a pesar de que el ambiente era pesado debido a los acontecimientos pasado con Suwa y conmigo, pudimos conversar naturalmente ya que en este momento lo más importante era Kakeru. Entonces llegó mi turno de hablar sobre mi carta.

—Ella... Ella dijo que quería que yo le trasmitiese mis sentimientos a Kakeru. Que yo me uniera a vosotros. Y lo hiciésemos juntos. También hizo hincapié sobre la relación de Kakeru y Naho. Cuando tengamos vacaciones de verano debemos juntarnos y fomentar los lazos entre ellos. Siento sonar irrespetuosa ya que tu estas presente, pero creo que debería aceptar por completo tus sentimientos hacia el y lo que quieres hacer. No quiero que ella decida por mi. Hasta ahora he hecho lo que me ha pedido a excepción de aquel día en que te protegí, Naho. Así quiero que tu me digas que es lo que quieres hacer.

Ella me observó. Parecía sorprendida y nerviosa. Observó sus manos y a continuación dirigió su mirada hacia mi, con una mirada firme.

—Lo haré. ¡Quiero salvar a Kakeru! ¡Quiero que Kakeru sonría por siempre! ¡De aquí a diez años y muchos más adelante! ¡No quiero que nadie se arrepienta! ¡No quiero arrepentirme!

Todos la observamos en silencio y nos dimos miradas cómplices. Poco después recogimos nuestras cosas y nos despedimos. Cuando salí ambos chicos, Suwa y Hagita estaban fuera de la tienda. ¿Esperándome?

Me observaron por unos segundos.

—Ganaste tu por hoy. Adiós Miaka. Si te hace llorar pégale en la cara.— dijo Hagita señalando al peli naranja. Yo sonreí.

—¡Hey!— exclamó el molesto. Hagita se fue dejándonos solos. Hubo un silencio por un minuto y después el comenzó a caminar.

—Te acompañó a casa. Vamos. — me dijo mostrando una sonrisa dulce. Como siempre el era el que rompía el hielo, yo sonreí al ver como caminaba lentamente esperando por mi. Le seguí el paso y me coloqué a su lado.

—Gracias, aunque no hacía falta.— dije observando al frente. Sentí su mirada en mi y escuché un suspiro por su parte.

—Si no lo hubiera hecho irías a solas con Hagita. ¿Acaso quieres ir con el cuatro ojos?— dijo haciendo un gesto extraño. Yo reí ligeramente ante su comentario, ya que puso una mueca extraña.

—No te metas con Hagita. El no tiene la culpa de tener una mala visión.

—Claro que no... Eso... Esto... Bueno yo...— me paré y mantuve mi mirada como antes, al frente.

—No tenías porque acompañarme. Como tu mismo dices, me hubiera acompañado Hagita. El es un buen chico, es inteligente, amable y divertido. No habría nada malo en estar a solas con el. 

¿Crees que no te atacaría solo porque es un buen chico? ¿A el le gustas sabes?

Me detuve sorprendida. Y me giré hacia el con una gran interrogación en el rostro.

—¿Crees que el no me advirtió? Me dijo que dejara de dar vueltas al rededor tuya. Que si no sentía nada por ti no me acercase de esta manera.

¿Entonces que haces aquí?— a pesar de que mi voz parecía segura, por dentro sentía un terremoto. Mi corazón latía demasiado rápido.

No lo sé. Pero, incluso si parece egoísta no quiero verte con Hagita. Por eso, antes de nada quiero comprobar algo, es por eso que estoy aquí.

—¿Que es eso que quieres comprobar?— el, el cual su rostro era tapado con su flequillo, por primera vez dirigió su vista hacia mi. Su rostro estaba serio, pero al mirar su ojos sentí una corriente, fluida, como el viento o como el agua al seguir su corriente.

—Dentro de dos semanas, después del festival escolar, nos darán las vacaciones de verano.

—Si, así es.— no había separado mi mirada de su cuerpo. De su rostro, de su cabello de su completo ser. ¿Porque me parecía tan fascinante? Quería ver en el una pequeña esperanza. Tal vez si mi viento de amor no correspondido tendría una nueva oportunidad en el aire veraniego. Quiero que apacigüe todas las dudas que tengo en este instante.

—Quiero que vengas conmigo al festival de fuegos artificiales. Cuando llegue ese momento te diré toda la verdad.

—¿Fuegos artificiales? ¿Al cual queríamos...?— el asintió.

¿Porque incluso sin estar juntos no nos desatamos? Siempre me he preguntado eso. Creo que he encontrado la razón.

—¿Que estas...?

—Estoy aquí. No he dejado que Hagita venga porque... Quiero estar a tu lado.

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¡Nuevo capitulo! Subiré una cantidad mayor a la hora de escribir el capitulo, porque dentro de poco estaré muy entretenida con los exámenes.

Bueno, me gustaría saber que os parece como se esta desenvolviendo la historia. Quiero que sepáis que se acerca el final de Orange [Re:]

¿Que querrá confirmar Suwa en el festival de verano?

¿Qué ocurrirá con los sentimientos de Hagita por Miaka?

¿Y...Que sentimientos surgirán el día del festival escolar?


¡Espero que estéis tan impacientes como yo!





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