C39 || REINA

¿Alguna vez has buscado la palabra "Reina" en el diccionario?

¿No? No lo hagas, puede que te duelan los ojos al reconocer el machismo de muchos de los sitios a los que accedas. Según mi búsqueda "Reina" es el femenino de "Rey", según otros sitios: ambas palabras vienen ligadas.

¿Me estás diciendo que la mujer vive a la sombra del hombre?

No sé cuándo fue la última vez que actualizaron esos diccionarios, pero una reina no es una animal indefenso que se esconde en los pantalones de un hombre. Una reina es una monarca, una fémina con suficiente capacidad para ejercer la dirección, la administración y el control de un país, estado o colectividad.

No es el nombre femenino del Rey.

Una mujer inteligente, bella, capaz, decidida, voluntariosa, guerrera y estratega es una reina; tú puedes ser una reina.

Así me siento con mi maquillaje que simula una marioneta y la corona plateada de reina, mientras estoy sentada en el centro de la habitación abarrotada de marionetas.

Yo soy la reina marioneta y voy a acabar con la maldad en mi reino.

—Bienvenido a mi reino —hablo, con frialdad que no poseo, a la marioneta endemoniada de ojos rojos que aparece frente a mí.

Se carcajea cuando me ve. Típico, burlarse de aquellos que crees inferior a ti. Sorpresa: yo también fui controlada por un demonio y, si pude con él, puedo con los demás.

—¿En qué clase de circo he entrado? —se burla.

La presencia de RJ y End a mis espaldas me da la suficiente fuerza para continuar firme. Hago un esfuerzo sobre humano por no mirar a mi lado, la imagen de Ry me descoloca de mi objetivo.

—Ni te imaginas la historia que estás marionetas tienen para ti.

—¿Qué necesitas para entender que estás por debajo de mí? —me pregunta el Maestro Marioneta.

—Falta que yo me lo crea. —refuto, satírica—. Nunca he visto a una reina a los pies de un maestro.

Me llevó mucho tiempo canalizar el dolor y convertirlo en gasolina, tomar el fuego de mi interior y exteriorizarlo hasta quemar a los que me lastiman y no a mí misma. Si lloras, si das la cara y pides clemencia te golpean el doble de fuerte; porque te ven como parte de los débiles.

¿Débil yo? Jamás.

Si me golpean, golpeo. Da igual la magnitud si doy lo mejor de mí, siempre tambaleará la muralla del otro. Un golpe, por pequeño que sea, siempre será mejor que poner la otra mejilla esperando el próximo impacto.

—Las reinas solo son muñecas bonitas, solo sirven para ser compañía del hombre que es quien de verdad lleva la batuta.

Esa asquerosa voz, que incluso siendo un ente del otro mundo logra burlarse de mí, tiene vida, tanta vida que me pone los nervios de punta.

—Siempre puedo ser la primera en cerrarte la boca y no es una hipótesis, será una anécdota.

Abro la caja de madera, que estuvo delante de mis pies todo este tiempo, develando su contenido.

—¿Plantaremos un jardín para mí? —inquiere jocoso entre carcajadas—. ¿Haremos las paces?

End me pasa un mechero, lo destapo y prendo mostrándoselo. Es una gran locura dejar caer el mechero porque siendo todo el lugar de madera podría incendiarse; sin embargo, utilizamos la misma caja donde James llegó a mí en piezas cubriéndola por dentro con estuco.

—¿Qué harás?

—Destruirte.

Dejo caer el mechero en el interior de la caja permitiendo que la combustión haga su trabajo. Rápidamente la combinación de hierbas se prende en fuego para luego apagarse y formar una gran bola de humo que se riega por toda la habitación.

—¿Q-qué...? —comienza a decir y su voz se entrecorta—. ¿Qué está sucediendo?

—Te estoy derrotando —explico—. Ya hemos hablado demasiado, ya me has jodido de más.

Me levanto acercándome a la marioneta que va perdiendo estabilidad, las bombillas en sus ojos comienzan a parpadear y puedo ver cada brecha de la creación como desprende hilos de luz blanca. Blanca como la paz, como la unión y la victoria.

La derrota deja un sabor amargo en la boca y por mucho tiempo sentí ese horrible gusto, pero valió la pena si este sabor es más duradero; porque dicen que la venganza es dulce, pero la victoria sabe a la maldita gloria.

Grabo en mi retina cada segundo en el que su ente se va despidiendo de nuestro mundo, el momento en que el humo sirve de puerta entre los mundos y lo regresa a donde pertenecer.

Hay ocasiones en que personas tan luchadoras y generosas como lo fue Lynn Corbin se convierten en demonios llenos de rencor en busca de venganza. Personas que han sido masivamente golpeados por la vida. Personas que no han tenido la capacidad suficiente para reinventarse, perdonar o defenderse de la vida atacando con buenas acciones. Lo que hace que la mayoría del tiempo empaticemos con los villanos es su justamente lo que los convierte en ello: sus motivos y heridas. Lo que los vuelve villanos son sus acciones, la manera errada en la que enfrentan su dolor.

No le des la mano a lo que te lastimó, defiéndete. Cuando sea mayor que tú, denúncialo. No te cierres dentro de ti, y sobre todo, no castigues a otras personas por errores que no son suyos. Todos somos humanos.

La explosión de luz me ciega momentáneamente. Es tan fuerte que debo cubrir mis ojos debido a la molestia que me causa.

La luz desaparece y con ella todos mis problemas, al menos los que más me preocupan ahora mismo. La presencia del otro mundo ya no está entre nosotros, el aire se respira limpio y sano. Una gran sonrisa crece en mis labios y me giro en busca de los ojos de todos mis conocidos y amigos.

El mundo se me cae a los pies y el corazón casi puedo asegurar que se detiene por milésimas de segundos. Todos lo que antes eran marionetas, ahora lo siguen siendo. Nada ha cambiado y siento que desfallezco.

—No entiendo que ha podido salir mal —dice End intentando arrancar las hebras de su cabello con sus dedos.

La frustración está presente, incluso en el rostro usualmente relajado de KJ. Todo nuestro trabajo de horas acaba de ser malgastado porque ni las fórmulas correctas son suficientes para transformarlos.

—Somos un fracaso —dice KJ atrayendo a mi mente las palabras de Mildred.

—No lo somos. —Alzo la barbilla.

«Las reinas no bajan la cabeza» —decía papá.

En momentos como estos creo que el vio mi futuro y por ello siempre me daba los consejos acertados. Le agradezco tanto por haberme educado como a una reina.

Me acerco a ellos en un intento por reconfortarlos.

—Algo se nos debió escapar. —Acaricio el hombro de mis soldaditos de plomo—. Siempre hay una solución, juntos debemos encontrarla y ponerla en marcha. Juntos podemos lograr lo que sea, porque el amor es el arma más fuerte que existe. Nosotros tenemos mucho amor que dar.

—¿Qué ha sucedido?

La voz de Mildred nos hace voltear en su encuentro. No pasa desapercibida la expresión decepcionada que rápidamente enmascara con determinación. Esta es Mild, siempre siendo el impulso y sostén de todos, esta mujer es tan grande que me hace desear ser como ella.

—Siempre hay una solución, ¿saben eso?

Todos nos reímos.

—Algo de eso nos dijo Livi.

Sus ojos se cruzan con los míos regalándome una sonrisa de orgullo. Mi corazón se derrite en el acto y no puedo estar más agradecida por tenerla en mi vida.

—Esperen, Livi dijo algo sobre el amor. —Nuestras cabezas se giran automáticamente hacia KJ—. Las personas se han olvidado de las pequeñas maravillas del mundo, como un cuento, una conversación, un beso, una caricia. ¿Y si esa es la solución?

Ni siquiera voy a destacar el hecho de que por primera vez KJ ha aportado algo más que sus bromas. No digo que no, estas me alegran el día, pero fue él quien se dio cuenta de algo tan pequeño de lo cual muchos se han olvidado. Algo que incluso a mí me pasó desapercibido.

—Yo...

—Tienes una fábula para contar. —Me interrumpe KJ volteando los ojos—. Sí, empieza ya que tenemos una fiesta de la cual disfrutar. No pasé tres horas preparándola para nada.

Lo fulmino con la mirada antes de alcanzar unas marionetas pequeñas sin hilos que se encuentran tiradas sobre una mesa. Eso me hace pensar en el sufrimiento tan grande que debió sentir Lynn al quedarse sin lo que le daba vida, justo como yo ahora.

—Había una vez un científico, el científico sin nombre. Era la persona menos conocida del planeta, quien tuvo la dicha de encontrarse con la única persona que a partir de ese momento se convertiría en su única compañía. La mujer preguntó el nombre de tan misterioso hombre y este, sin saber qué responder, le dijo lo primero que le vino a la cabeza: "Amor". La chica era realmente demasiado hermosa al ojo humano; sin embargo, el científico quedó fascinado con sus gestos alocados al hablar y su risa escandalosa, creía que eso la hacía diferente del resto de las damas que pretendían ser perfectas aún cuando él tenía la certeza de la perfección eran imposible. —Muevo las marionetas a medida de que narro la historia—. La chica de cabellos dorados estaba realmente atrapada en las sensaciones que le causaba aquel científico con su presencia. Ninguno de los dos supo explicar lo que sucedía entre ellos, o bueno, el científico podía hacerlo de forma química, pero creían que era demasiado simple para todo lo que sus cuerpos sentían cuando estaban juntos, cuando las palabras eran sustituidas por besos, caricias y abrazos. Un día la tormenta sustituyó la calma y lo que era el paraíso para ambos se convirtió en un infierno cuando un asesino llamado "Odio" decidió acabar con la vida de la chica a razón de que esta lo había abandonado alegando que ya no lo amaba. El asesino se fue con su cometido logrado mientras el científico con un dolor profundo en su alma se puso manos a la obra buscando lo que por años habían intentado los humanos: «devolverle la vida a una persona». Tardó quinientos treinta días, pero ese quinientos treinta fue el día más feliz de su vida cuando luego de tanto tiempo logró revivir que su ser amado y juró que la protegería para que nadie más pudiese hacerle daño. Es por ello que el amor siempre será el sentimiento más fuerte; porque mientras el odio es capaz de matar, el amor es capaz de revivir.

Tomo una profunda respiración antes de continuar. Observo a mi alrededor sintiéndome apoyada por mis amigos.

—La moraleja del cuento es que el amor puede por sobre todos los sentimientos, o al menos eso dice al final de la historia. Yo lo veo desde una perspectiva distinta. Un celular no sustituirá jamás lo que una persona nos puede provocar frente a frente, el celular nos está privando de vivir y los estragos que la tecnología ocasionó me están privando de abrazar a la única persona capaz de provocar esas sensaciones en mí.

El cosquilleo en mi garganta me impide continuar hablando. Cualquier otra cosa que pueda decir queda en el aire cuando las lágrimas me inundan el rostro. Sin embargo, eso queda en segundo plano al captar movimientos. Me giro completamente con los ojos explayados y puedo ver que KJ, End y Mildred están de igual forma, todos hemos volcado nuestra atención, única y exclusivamente, hacia las marionetas que comienzan a moverse.

Me acerco rápidamente a Ry, arrodillándome frente a él y observo cada segundo en el que sus facciones recobran movilidad y la madera se suaviza volviéndose piel. Parpadea continuamente antes de enarcar una ceja.

—¿Rojita?

Su voz es mi melodía favorita.

—Chico del paraguas.

La confusión de su rostro es palpable, pero me pueden más las ganas de besarlo y eso hago. Lleno su cara de besos, con el estómago a rebosar de mariposas felices por recobrar la energía que las impulsa a volar.

—Te extrañé tanto, amor. —Continuo besándolo como una cuerda en busca de la locura.

—¿Qué... sucedió? —Pasa saliva mirando a su alrededor y hago lo mismo distinguiendo a cada persona.

Estoy tan feliz de que todos están bien que creo mi corazón quieren salir corriendo del tórax. Rio y sonrío abrazándome a un Ry aún confundido mientras observo a cada persona en la estancia. Veo cómo End abraza a sus padres que continúan perplejos y como KJ reparte besos a todos aunque nunca en su vida hayan mantenido una conversación.

—¡James! —le grito soltando a Ry para tirármele encima.

Lo envuelvo entre mis brazos sintiendo como se queja.

—Oye, loca, yo también estoy emocionado por verte, pero no me aprietes tanto que siento como si hubiesen partido y armado todos mis huesos.

Se ríe y lo secundo siguiéndole el chiste.

—Que gracioso eres, James. —Palmeo su hombro fingiendo que me ha causado mucha gracia.

Me percato de la presencia de KJ cuando este se carcajea más fuerte que el resto y mete la pata como de costumbre.

—Los huesos no sé, pero astilla fuiste por unas cuantas horas.

A James se le descuadra el rostro y yo me golpeo la frente para no matarlo a golpes.

—¿Conoces el tacto, KJ?

—Sí, es uno de los cinco sentidos —responde, encogiéndose de hombros.

James suelta una carcajada y palmea su hombro amistoso.

—Oye, no sé qué sucedió, pero ya me lo explicarás porque tú y yo debemos ser amigos. —le habla el pelinegro a KJ, a este último se le iluminan muchísimo los ojos.

Doy un saltito consiguiendo sus cuellos y me engancho abrazando a ambos.

—Y todos serán míos. ¡Genial!

Percibo un carraspeo desde atrás y deshago el abrazo volviéndome para ver a mi gran, hermoso y talentoso novio. No me importa lo que piensen él sigue siendo mi novio.

—Tienes mucho con lo que ponerme al día y todavía estoy un poco atontado, pero sigo siendo el mismo novio celoso de siempre.

Lo que decía, mi novio es lo más hermoso que existe. Me acerco buscando sus labios, a los que accedo fácilmente recobrando esas sensaciones a las cuales me he vuelto adicta.

—D-disculpen. —Me volteo para encontrar a Alexia a nuestro lado. Parece un poco incómoda por lo que agrego un poco de distancia entre Ry y yo—. Livi, me gustaría hablar contigo.

—Claro —le concedo, sonriente. Me vuelvo hacia mi novio quien no parece muy contento con que lo deje solo—. Te amo.

—Te amo, rojita. —Me suelto y me devuelve besando mis labios—. No demores.

Me alejo siguiendo a Alexia a la expectativa de lo que dirá. No importa lo que sea, por hoy solo disfrutaré de mi novio y las maravillas que una fiesta adolescente me pueda proporcionar.

Hoy elijo ser feliz.

||~𑁍~~𑁍~||~𑁍~♡~𑁍~||~𑁍~~𑁍~||

¡Hola, hola!

El próximo fin de semana publicaré el capítulo final y el epílogo. Sí, amores, ya estamos llegando al final 🥺

¿Qué creen que sucederá?

Los amito.

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