C26 || DE VUELTA AL INFIERNO
Siempre hablo de las probabilidades, los presagios e incluso de cuán invisible soy hasta para las moscas. Pero, ¿alguna vez he pensando en tan siquiera en el significado de enfrentar?, en todo lo que conlleva ello. No me refiero a un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, o sí, pero con la realidad como contrincante. Debería reflexionar sobre esas decisiones que tomamos, que como toda acción tienen una reacción o consecuencia.
Es ilógico pensar que podemos escapar de los ciclos naturales, que las leyes de la física solo se aplican en un cuerpo sólido, que las situaciones o sentimientos son una exclusión para la regla.
A veces, no hay escapatoria y enfrentar la realidad no es una opción, sino una obligación.
Enfrentar a Ryker lo es.
Sentada a su lado mis nervios se visibilizan en el agite de mi pierna, permanecemos en la sala de espera del hospital al que hemos traído al chico.
—Se llama Kameron Johnston —dice de la nada sacándome de mis cavilaciones.
Me volteo a verlo, con el ceño fruncido.
—Tu amigo —esclarece, señalando la puerta de la enfermería por donde ha entrado quien ahora identifico como Kameron.
—¡Oh! —Caigo en cuenta alzando levemente los hombros—. Gracias, supongo.
«Mierda, Dessen, cuando quieres seguir hablando con alguien no puedes cortar las conversaciones de esa forma» —me reprendo.
Tomos aire por la boca expulsándolo por la nariz. Nunca antes había existido un momento incomodo entre ambos, siempre había algo que decir, algo que hacer o incluso los silencios estaban llenos de comodidad y buena energía. Todo lo contrario a ahora. ¿Qué tan dañinos son los engaños?
—¿A qué venía todo eso?
Vuelvo a respirar con tranquilidad cuando lo escucho hablar de nuevo, solo que la pregunta atasca todo mi aire en mis vías respiratorias.
Bien, cerebro, podemos hacer esto. Hemos mentido toda la vida.
—Eh... Mmmh... —Genial comenzar balbuceando—. Quería... saber que se sentía que te persiguieran, ¿sabes? En plan, un loco obsesionado contigo que te siga desde la distancia vigilando tus pasos. Tenía mucha curiosidad.
Me rasco la nariz mientras hablo atrayendo su atención a una zona más baja, entreabro mis labios y él pestañea con agite alejando la vista de mi rostro. Todo en cuestión de segundos, segundos que me dieron una esperanza.
—Ya. —Se queda en silencio durante unos segundos, antes de agregar—: Yo te había seguido ya con anterioridad y no parecías notarlo. Más específicamente porque no es algo que se note y no se denuncie, o mínimamente asuste. Así que parece que tú plan no era muy bueno.
Hace una mueca con la boca.
Una sonrisa que no debería estar se instala en mis labios consecuencia de sus palabras y un escalofrío me recorre la columna vertebral. Hay algo loco de cuando te enamoras y es qué hay ciertos actos que algunos pasamos como lindo cuando realmente está mal, pero, ¿quién puede juzgarnos? Que alce la mano quien sea perfecto.
—Eso es muy acosador de tu parte. —Le rasco la mejilla con el dedo índice mientras sonrío. La sonrisa es tímida, casi con miedo de salir, pero ahí está. Con él siempre habrá una.
—Ya. —Su expresión vuelve que ser fría y distante, esa que me corta con el filo del cuchillo hasta que se desborda toda mi sangre.
Me quedo en silencio escuchando una canción lenta, de esas que te relajan al punto de casi quedarte dormida. También tenemos el hecho de que anoche no descansé bien y ante el sueño soy una perra débil. Lo siento, no podía mentir más. Cabeceo hacia adelante y es su mano quien me vuelve al sitio.
—Tu cabeza partida no sería una buena imagen para mí —dice, la diversión toma sus rasgos y por favor, detengan el tiempo, quiero ver esa expresión por siempre.
—Que exagerado —exclamo, negando con la cabeza en medio de una sonrisa genuina.
Sus ojos se quedan fijos en mi rostro poniéndome la piel de gallina que, pese a ser mi peor enemiga, no quiero que deje de suceder jamás. Las cuencas de sus ojos se mueven de un lado a otro, pensando, estudiándome. ¿Él también me mira hasta grabarse mis rasgos en sus ojos por si algún día falto? No le aparto la vista.
—¿Debo esperar mucho por la verdadera razón? —Habla por fin.
—Que no quieras creerme no es mi culpa.
¿De qué hablamos? He quedado perdida en la valle de sus ojos, en su nariz recta y en esos labios relleno con sabor a gloria.
—Subestimas mi coeficiente, Dessen.
Quedo ahí, ofuscada en el momento en que menciona mi apellido. ¡Ha dicho mi maldito apellido!
—Simplemente no quieres aceptar que no lo hice para llamar tu atención, y que vinieras a cuidar de mí, porque obviamente no lo necesito. —Me quedo sin aire al soltar todo sin contención. La agitación no es tan fuerte, pero hace presencia.
Odio cuando hablo como ametralladora.
—Así que ese era tu objetivo —dictamina, sonriendo.
Maldito destino, deja de exponerme a situaciones bajo presión. ¿No te das cuenta que soy un fiasco?
—Eso es lo que quieres creer, Winston.
—Ya. —Odio esa palabra con toda mi alma—. ¡Qué madura!
—¿La inmadura soy yo o tú? —inquiero, con rabia alzando ambas cejas—. Deja de mirarte en un espejo, perfecto rencoroso. Y sabes que, ya que estamos ni siquiera vuelvas a llamarme por mi nombre o mi apellido, no quiero que vuelvas a llamarme nada.
Estoy a punto de echarme a llorar; sin embargo, una voz dentro de mí me recuerda que soy más que eso, he fingido toda mi vida y puedo seguir con el teatro aunque por dentro esté hecha un lío. Activo mi máscara de hielo y congelo las lágrimas detrás de mis ojos.
Ambos nos quedamos en silencio mirando hacia el frente, no volvemos a hablarnos, pero mis manos pican por tocarlo, mi cabeza fórmula palabras que no salen, es injusto que todo se haya torcido de esta manera. La canción cambia y avanza, creando un surco de dolor en diferentes direcciones por todo mi corazón.
♫Now that it's raining more than ever know that we still have each other♫
Puedo desmoronarme ahora mismo con solo con escuchar esos suaves acordes, esa voz meliflua, puedo desmoronarme porque la música no solo es música, es una avalancha de recuerdos y sensaciones que te transportan a los momentos en los que ella te hacía feliz.
♫You can stand under my umbrella♫
Una lágrima amenaza con desatarse de mis cadenas y arranco el audífono de mi oído abandonando el lugar. Una cosa es huir y otra muy distinta es ponerle fin a algo que te lastima.
—Lo siento, no puedo.
Tomo la salida de la sala yendo a por las escaleras. Las lágrimas nublan mis ojos, los recuerdos me ensordecen y puede que alguien grite mi nombre, pero no estoy lista para enfrentar la realidad, porque ella a veces puede ser una perra fría y desgarradora. Sigo corriendo hasta que la vista pierde poder y mis pies tropiezan cayendo en del escalón e impactando sobre mi tobillo.
Duele mucho, pero el corazón me duele mil veces más. Los dolores del alma son una mierda insuperable, incluso si me hubiese partido el tobillo, gritaría y lloraría porque mi corazón no resiste el dolor. Toda mi existencia he batallado contra ello, contra el vacío, ¿por qué ahora que encontré mi impulso para salir, mis decisiones me lo arrebatan?
Unos brazos fuertes me abrazan desde atrás. La canción sigue sonando en los auriculares suspendidos, mientras sigo sosteniendo las lágrimas que me desgarran de adentro hacia afuera.
—Lo siento, ¿vale? —le digo. No necesito girarme, conozco su olor y las sensaciones que causa su presencia—. Fue mi responsabilidad mentirte, fui una cobarde al no enfrentarte y una estúpida por querer protegerte cuando claramente tú puedes hacerlo solo...
—Todos necesitamos que nos protejan en algún momento, perdóname a mí por no dejarte quererme.
Cuando pinchas un globo de agua, revienta, no hay forma de detenerlo, de la misma manera en que no hay forma de parar mis lágrimas al escuchar sus palabras. Me volteo para abrazarlo con todas las fuerzas y las ganas que estuve conteniendo hasta hoy.
—Nunca más vuelvas a llamarme por mi nombre, ¿entendido? Yo siempre seré tu rojita y tu mi chico del paraguas. —Sorbo por la nariz—. Quiero estar siempre debajo de tu paraguas.
Rompe nuestro abrazo poniendo la distancia justa para llenar mi cara besos, se empapa los labios con mis lágrimas, pero continúa sin importarle. Luego va por mi boca, la besa con deleite devolviendo todas esas sensaciones que vienen con él.
—Ahora, podemos ir a hacerle compañía a Kameron con tu tobillo magullado. —dice y nos reímos.
—Ya que lo dices sí me duele bastante. ¿Me llevas en tus brazos? —Suelta una carcajada besando la punta de mi nariz para luego tomarme en brazos.
—Cualquier excusas es buena.
Subimos de vuelta al piso donde se encuentra la enfermería, y allí, luego de algunas revisiones, dictaminan que solo ha sido una torcedura que puede curarse con fomentos fríos, por lo que los tres ahora vamos de camino a la salida del hospital, y yo, como siempre de aprovechada voy enganchada como un koala en la espalda de Ry.
—Me alegra saber que la paliza valió la pena. —¡Oh! Kameron aún tiene ganas de bromear, que tierno—. Me pido ser el padrino...
—Tú no serás algo de Livi.
Volteo los ojos golpeando su hombro.
—Eso ha sido muy grosero. —Le hago una seña desdeñosa al chico antes de hablar—. Ni le hagas caso, eres mi nuevo amigo, KJ. Por fi, no seas como mis antiguas experiencias.
—Rojita, solo has tenido dos amigos.
—Suficientes decepciones. —Vuelco mi atención en KJ como si estuviera contándole el chisme del año—. ¿Puedes creer que uno desapareció y el otro resultó ser Judas? ¿Mi suerte? Una mierda, amigo.
KJ niega con la cabeza como quien dice que no lo puede creerlo, o eso espero. Como debe tomar un camino diferente al nuestro, nos despedimos de él, yo con la mano porque obvio estoy sobre Ry, en una posición muy incómoda para abrazarlo.
—Hasta mañana, nuevo amigo.
El chico se va, entretanto, nosotros echamos a andar.
—¿Nuevo amigo?
—Y único —le digo desanimada—. Mamá va a matarme si se entera, pero la soledad es jodida, ¿no?
Me estoy poniendo en peligro al máximo por ciento, esa es una de las razones por las que sigo siendo invisible en la escuela, no puedo correr el riesgo de estar expuesta.
—¿Por qué tu mamá es así contigo?
—Es sobreprotectora. En exceso —Le resto importancia y parece que funciona porque no ahonda en el tema.
—Bien, no diré nada esta vez, pero si te hace daño no quedará rastro de él ni para echarle de comer a los perros —sentencia sacándome una sonrisa.
—Estoy bien con ello, solo si me dejas iniciar la golpiza. —Muestro mis músculos flexionando los brazos a pesar de que no puede verme—. Soy fuerte, puedo patear varios traseros.
Se ríe, pero no me quita la razón. Él deja que yo me crea mi propia mentira, lo de los músculos digo, porque sí que puedo patear traseros. Llegamos a mi casa, mamá aún no se encuentra por lo que subimos a la habitación, obviamente los cuadros rotos no están y creo que puedo empezar a pintar, mi ánimo es lo que me mueve a ello.
No diría que soy débil o necesito de un hombre para ser feliz. Él es solo un complemento, uno importante, pero no el centro. Sucede que mi cerebro había probado un tipo de droga con la cual estaba extasiado, y al retirársela, no volvió a su estado anterior, sino que entristeció aún más. Sé qué hay mucho en lo que debo trabajar con el fin de estar bien para mí y ser una mejor persona, pero voy a ir con calma, puedo hacerlo de a poco.
A pesar de las bajas temperaturas me abanico con la mano fingiendo sofoco, sus ojos están en mí con el ceño fruncido. Me acaricio los muslos alzando la falda exhibiendo mi ropa interior con fingida inocencia.
—¡Madre, mía! —hablo mientras me abro de piernas frente a él—. ¡Qué calor hace aquí dentro!
Manda una mano a mi cuello incrustándose contra el colchón tras de mí. Quedó acostada sobre mi cama con una pierna a cada lado de su cuerpo.
—¿Qué estás haciendo, rojita?
—Provocándote. —Paso la punta de mi lengua por su labios. Quiero despertar al demonio y traerlo de vuelta a mi infierno.
—Estás jugando con mi paciencia.
—No es con ella con quien quiero jugar. —Aprovecho su distracción plantándole un beso en los labios que, sin tardar, se convierte en mi perdición cuando nuestras lenguas se encuentran.
Me contoneo bajo su cuerpo como un instinto primitivo. Puedo tener muchas facetas, pero en todas lo elijo a él, sin derecho a dudas y se lo haré saber en las próximas horas.
||~𑁍~♡~𑁍~||~𑁍~♡~𑁍~||~𑁍~♡~||
¡Hola, hola!
Mis bellezas rojitas gracias por los 4k. Prontito hacemos los dos meses de publicación de la historia y casi que no me creo todo el amor que estoy recibiendo.
Gracias a @wattpadxr en instagram, por publicar contenido de la historia y a Joys por los increibles reels que ha hecho (pueden verlos en mi instagram @book.stationn)
Espero que les haya gustado el capítulo. Si tienen algo que decirme sobre él se los agradeceré inmensamete.
Ahora mis bellezas tropicales vayanse a leer su preciado extra +18.
Los amito.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top