Capítulo 23
Un meses después.
- ¿Te duele? - Pregunta Jul.
- No, creo que se va a mejorar para la próxima semana - Dije.
- Espero porque en un mes más es tu competencia - Dice Elenor.
- Yo también lo espero - Dije resoplando.
Me levanté sin la necesidad de las muletas como lo había intentado varias veces ya.
Comencé a caminar sola, y mis amigas me alentaban, mi mamá y... Josh también estaban allí. Esta era la primera vez que mis amigas venían a casa y me sentía muy nerviosa e incomoda de que estuvieran aquí... no quería que Josh hiciera algo contra ellas o que soltaran alguna información que lo molestara... por eso estaba alerta a cualquier cosa que hacían o decían...
- Bien cariño, muy bien - Me felicita mi madre abrazándome.
- Creo que ya no las voy a necesitar - Dije mirando mis muletas.
- Bueno ¿Qué esperan? Váyanse a sus casas, mañana hay instituto y deben levantarse temprano - Dice Josh.
Yo tragué grueso.
Mis amigas se van y mi mamá por suerte se lleva a Josh. Yo voy a mi habitación sin usar mis muletas, mi tobillo no dolía casi nada, era solo un pinchazo soportable pero aun así no tengo que forzarlo tanto todavía.
Recuerdo hace unas semanas atrás cuando intenté levantarme, dolió pero fue soportable pero aún necesité de las muletas, pero ahora ya no. Al fin podré dejarlas.
Mateo es otro caso, en todo este tiempo que intenté alejarme de él para olvidar mis sentimientos, él parecia estar más empeñado en acercarse a mi, como si supiera el porqué me alejo de él.
Ahora, cada noche viene aquí y se queda en mi balcón hasta que yo me vaya a me duerma. También sé que viene todas las noches para asegurarse de que no vuelva a... a cometer otra estupidez, me solía revisar las muñecas y aunque fingía que eso me molestaba... en realidad no... en realidad me hacía sentir que mejor ya que sabía que él se preocupaba por mi y que a él le importa mucho el hecho de que me dañe a mi misma o algo... yo no tuve la necesidad de volver a hacer aquello y él dejó de revisarme y solo venía para saber como estaba y hacerme compañía, aquello de mis muñecas había quedado en el olvido luego de unos días.
Solo que... ayer no había venido y aunque estuviera en contra de esto... por un momento... me hizo sentir mal... pero luego recordé que debía ser así, que él no debería de venir en primer lugar y que yo debía apartarme de él...
Así mi padrastro no le hará ningún daño... Porque... aunque quiera negarlo... debía aceptar que... lo quería... bastante de hecho, por eso no quiero que le ocurra algo.
Entré a mi habitación y cerré la puerta, luego me cambié por ropa cómoda que... bueno, era algo corta. Unos mini shorts y una camisa de tiras que se apegaba a mi cuerpo. Como pensaba que Mateo no iba a venir y mi padrastro no podía entrar, no le veía nada de incómodo ni malo usar esto.
Me iba a meter en mi cama cuando escuché los golpes en mi puerta del balcón. Una gran alegría se creó dentro de mi sin yo haberla esperado o aceptado, y olvidándome de todo fui a abrir la puerta, al salir lo vi allí.
Lo vi con su camisa negra pegada al cuerpo con el cuello en "V" y sus Jean azules con sus convers negros.
- Hola - Dije intentando no sonreír como idiota. Creí que diría algo por el hecho de estar caminando sin mis muletas, que se alegraría o haría algún comentario típico de él... pero no.
Él no dice nada, estaba demasiado serio y eso borro mi sonrisa, no entendía que ocurría ahora, pero luego se me acercó y me acorraló contra la puerta del balcón confundiéndome aún más.
Seguía serio y eso me extrañaba, él casi nunca está así, pero en ese mismo instante siento algo húmedo estampar sobre mis labios sorpresivamente.
- ¡Hm! - Abrí los ojos de par en par y no me moví, solo sentí como sus manos agarraban las mías y las junta sobre mi cabeza.
Yo no pude oponerme y cerré los ojos para permitirme disfrutar del contacto de nuestros labios unidos, el beso era intenso, dulce y cargado de sentimiento...
¡Dios! Besa tan bien...
Nuestros labios se mueven en sincronía, sus manos soltaron las mías y las colocó en mi cintura, yo rodeé su cuello con mis brazos y lo acerqué más a mi y ambos profundizamos más el beso hasta que lo dulce fue solo un recuerdo y todo se volvió más acalorado y deseoso.
Sentí como aprieta mis caderas con sus dedos y me apega a su cuerpo apretandome más contra el frío vidrio detrás de mi consiguiendo que soltara un jadeo por sentir el frío tacto de este, pero eso pareció animarlo a más, ya que metió su lengua en mi boca y se acercó más de lo que pensaba que podría.
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