• 2 •

Ayato

Otro estúpido día asistiendo a la escuela, de verdad que me molesta estar en este sitio y si lo hago es por la culpa de mi maldito hermano mayor. Reiji solía ser demasiado pesado cuando se trataba de las responsabilidades y nos obligaba a todos a cumplirlas, incluso al Panquecito.

Lo peor de todo es que ella está sentada junto a mí y es una verdadera tortura percibir su dulce aroma y no poder sentir el sabor de su sangre en mi paladar. Supongo lo mismo pasaba con Kanato quien estaba del otro lado del lugar.

Fruncí el ceño al ver como el chico rubio del clan Mukami entraba a nuestro salón, era completamente una molestia compartir clases con él y sobre todo que se tome la libertad de ser muy amable con Yui, puesto que ella es mía.

—Hola, gatita masoquista —saludó alegre y solo chasqueé la lengua.

Yui levantó levemente su mano hacia él en respuesta, acto que ocasionó que tanto Kanato como yo la miráramos de forma reprobatoria. Pasados unos segundos el profesor había llegado, saludó como siempre y luego hizo pasar a dos personas.

Mis sentidos se pusieron en alerta al percibir el aroma de los que ahora serían nuestros compañeros, y supongo que tanto mi hermano como el Mukami habrán experimentado lo mismo. No sabría definirlo bien, pero sentía ganas de estar cerca de ellos, cosa que de alguna u otra forma lo conseguiría.

La clase fue de lo más aburrida, estaba a punto de dormirme cuando me fijé por el rabillo del ojo como la chica nueva se removía en su asiento. Traté de fijarme mejor, percatándome de que tenía un papel arrugado entre sus manos, del cual hizo una bolita y se la lanzó al chico junto a ella.

¿Así que se conocen? Eso explicaría la combinación de sus aromas. ¿Serán pareja?

Estuve observando cómo se pasaban aquel pedazo de papel de una manera tan infantil, pero prefería estar pendiente de las formas en que se las ingeniaban para que el profesor no los descubriera a que atender la clase. Mis oídos percibieron el dulce sonido de la libertad cuando el profesor lo arruinó anunciando que su estúpida clase seguiría a la vuelta del receso.

Los nuevos se disponían a salir del lugar, noté que la chica le pasó algo al chico quien repentinamente la abrazó. Aquel acto confirmó mi pensamiento de que eran pareja, oí que se dirigían hacia la cafetería por lo que me apresuré a ponerme de pie. Algo en ellos me atraía y quería saber el porqué.

—¿Quieres comer algo, Panquecito? —pregunté de manera desinteresada al tiempo que la esperaba ya en el umbral de la puerta.

—S-si —respondió con cierta timidez antes de acercarse y caminar a mi lado.

—¿Acaso me dejarán atrás? —cuestionó irritado Kanato, sólo me limité a rodar los ojos.

Este se nos unió y apenas llegamos al lugar me percaté de que no fui el único que sintió aquel aroma particular de los nuevos, quienes estaban sentados en una mesa cercana a la puerta que daba al patio de la escuela. No solo mis hermanos sino también los Mukami estaban ahí.

—Es la primera vez que nos reunimos en un lugar así —habló Laito con su tono alegre de siempre.

—Percibí cierto aroma que llamó mi atención, por eso estoy aquí —respondió con seriedad Reiji.

—Son ellos, ¿verdad? —cuestionó Subaru mirándolos sin disimulo alguno.

—¿En la clase de quienes están? —inquirió Shu acomodándose en una de las mesas que estaba cerca de los odiosos Mukami.

—En la nuestra —afirmó Yui recibiendo un silencio algo incómodo.

Todos nos sentamos en la mesa que ocupó Shu y desde ahí tratábamos de observar a los nuevos con discreción, cosa que cierto chico no era capaz de realizar.

—¿Podrías ser menos evidente, Subaru? —reprochó de manera burlona Kou.

—Cállate —respondió con enojo mi hermano.

—¿Sucede algo? —interrogó Yui mientras evitaba una discusión mayor entre esos idiotas.

—Si que eres algo lenta —escupió con desdén Reiji.

—Es cierto, Zorrita no puede sentir el aroma de las personas —dijo Laito antes de observarla detenidamente.

—Esos chicos tienen un olor muy particular —respondió Subaru.

—Entiendo —contestó Panquecito antes de darle un mordisco al sándwich que había comprado.

Repentinamente sentimos como esos dos se acercaban hacia donde nos encontrábamos, fingimos no estar prestándoles atención hasta que la chica se paró frente a Subaru, ocasionando que todos la observáramos.

—¿Qué? —inquirió con cierto fastidio hacia ella.

—Ten —expresó pasándole un papel el cual este dudó un poco en agarrar hasta que finalmente lo hizo—. Buenas noches —dijo hacia todos nosotros antes de seguir su rumbo junto al chico.

Subaru la observó extrañado antes de fijar su vista en el papel, lo desdobló y acto seguido sus mejillas se tiñeron levemente para luego lanzar aquello ahora hecho bolita hacia el centro de la mesa, mientras agachaba la mirada y se cruzaba de brazos. Estuve cerca de tomar el papel, pero Reiji se me adelantó.

—¿Que dice Reiji? —preguntó Kanato con interés.

—Eso te pasa por no ser discreto, Subaru —intervino Laito antes de reír sonoramente junto conmigo, mientras que Reiji, Yui, Kanato y Shu se contenían para no seguirnos.

—Ah... idiotas —chasqueó la lengua antes de levantarse y alejarse de nosotros.

—¿Z? —cuestionó Reiji al ver la firma que dejó en el papel que estaba ahora extendido en medio de la mesa.

—Zaphyr —contestó el rubio Mukami—. Tiene un bonito nombre —agregó antes de retirarse del lugar junto con sus hermanos.

Todos nos dispusimos a abandonar el sitio yregresar a nuestros salones para continuar en mi caso particular con unahorrible y aburrida tortura.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top