Capitulo 75
[Harry]
“¡Estás loca!” Ladré antes de entrar a mi habitación.
“La pobre rata necesitaba salir de su jaula, se veía estresado,” Emily defendió sin voz de carisma.
“¡No te muevas!” Le grité y ella rueda los ojos. “Sherlock podría estar en cualquier parte y no quiero pisarlo.”
Me agacho y miro debajo de mi escritorio.
“¿Sherlock?” Hablé antes de empezar a gatear lentamente.
Agacho mi cabeza pegando mi mejilla contra el frío suelo y mis ojos divisan al pequeño Sherlock dentro de un zapato.
“Ven Sherlock,” estiro mi mano hacia él pero el hámster no se mueve de su lugar. Soy tan estúpido él ni siquiera es consciente de que posee un nombre.
“¿Por qué diablos te está tomando tanto tiempo? Es un animal Harry,” escucho el gruñido de Emily.
Me arrastro con mucho cuidado y en silencio y mis dedos tocan su pelaje. El se estremece asustado pero no me muerde ni tampoco corre. Una vez que está más tranquilo y reconoce mi tacto lo agarro en mi mano y salgo de ahí.
“Lo diré sólo una vez, no vuelvas a sacarlo de la jaula sin mi permiso.”
“¿O qué? ¿El hámster va a morderme?” Ella sonríe y se sienta en mi cama.
“Eres súper graciosa,” digo con la voz llena de sarcasmo.
Me siento en la cama y mi mano aún sostiene a Sherlock. Emily saca un cigarrillo y yo se lo arrebato enseguida.
“¿Qué diablos te pasa?”
“Aquí no.”
“¿Por tú estúpido hámster? Dios Harry ¿Qué va mal contigo?” Me grita y se levanta.
“¿Qué estás haciendo aquí? Pensé que estabas enfadada Emily.”
“Lo estoy pero no tengo nada mejor que hacer.”
“Es porque no tienes amigos.”
“¿Qué acabas de decir?” Echa humo y yo sonrío. Me encanta provocar a la gente.
“Es porque no tienes amigos,” respondo tranquilamente.
En verdad sí tiene amigos pero muy pocos, de todas maneras Emily no confía en nadie.
“Y tú crees que ellos son tus amigos pero tú también estás solo mi amor,” ella sonríe.
“Lo que sea.”
Emily siempre contraataca, no importa si sus palabras son verdaderas o no, si tiene la oportunidad de lastimarte lo hará.
“¿Y vas a quedarte ahí parada o vas a hacer algo?”
Emily no reacciona a mi pregunta, sus ojos se posan sobre la jaula de Sherlock y me maldigo a mí mismo por ser tan estúpido.
“¿Quieres qué haga algo?” Ladró molesta. “Haré algo,” sus manos agarran la jaula de Sherlock y la lanza con toda su fuerza al suelo.
Eso es todo.
“¡Fuera de aquí!” Le grité. Estoy cabreado nadie toca las cosas de Sherlock.
Ríe tontamente satisfecha por lo que hizo y me lanza un beso. “Te amo pero te lo merecías, adiós.”
Le iba a gritar otra vez pero Sherlock empezó a morder mi mano y me duele. Emily se va sin decir ni una sola palabra y yo recojo su jaula. El heno está en el suelo y hay un poco de agua y la comida derramada y es un pequeño desastre.
“Lamento eso Sherlock,” murmuro mientras trato de arreglar un poco las cosas.
Mi celular comenzó a sonar sobre mi cama, lo agarro y es una llamada de un número desconocido. Dejé a Sherlock sobre las sabanas antes de contestar enseguida.
“¿Hola?”
“Harry Styles ¿cómo estás?”
“¿Qué quieres Bob?” Pregunto no muy interesado en esta llamada.
“Tengo algo realmente importante para ti.”
“¿Oh enserio?” No entiendo de que está hablando, quizás está bromeando. Esta llamada no tiene sentido para mí.
Sherlock rueda en la sábana y yo sonrío.
“Sí Harry, ¿cuál era su nombre? Um… Creo que es Lucy ¿verdad?”
La sonrisa de mi rostro se borra enseguida y siento que mi cuerpo pierde todo rastro de calor.
“¿Qué acabas de decir?”
“Me escuchaste,” sisea. “Lucy está conmigo, estamos charlando,” dice calmadamente.
“¡¿Qué mierda?!” Grité. “¡Estás mintiendo!”
“No, no lo estoy…¿Quieres una prueba?”
Estaba a punto de responder pero a través de la línea escucho un grito, el grito de Lucy. Quiero taparme los oídos porque resulta extremadamente abrumador escuchar su grito porque ella nunca grita.
Su voz desaparece y creo que voy a morir. Algo está muy mal y ella no está a salvo cuando supuestamente debería estarlo.
“Te-teníamos un trato y tú—“
“Está es una advertencia, para que no trates de jugar conmigo,” Bob me cortó con voz rígida y fría.
“No estamos jugando contigo.”
“Ven a buscar a la chica, he terminado con ella. Ven solo o habrá consecuencias.”
La línea quedó muerta y me quedé ahí por unos segundos tratando de analizar lo que sucedió. Una vez que mi mente reacciona me levanto con músculos rígidos. Trago saliva pero mi garganta está muy seca. Lucy, mi pobre Lucy está con él. Ese bastardo la secuestró y no hay duda que la ha lastimado.
Debo ir por ella.
Meto a Sherlock en su jaula, agarro una chaqueta y voy a la habitación de Niall.
“Necesito que cuides a Sherlock, debo hacer algo,” dejo la jaula sobre su mesa.
“¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué sucedió?”
“¿Tienes alguna navaja o algo así?” Le pregunto mientras mis dedos buscan a través de su escritorio.
“¿Qué diablos Harry?”
“¡Te pregunté algo! ¡¿Tienes o no?!” Le grito a todo pulmón, estoy desesperado.
“Calma, calma,” el rubio responde asustado por mi reacción.
Niall me entrega una que estaba bajo su almohada y yo guardé la navaja en mi bolsillo trasero. Niall vuelve a hacer preguntas pero yo salgo corriendo de ahí. Enciendo el motor del Jeep y son exactamente las 6 pm.
Mientras conduzco me doy cuenta de la gravedad del problema. La simple imagen tortura mi mente y mi cuerpo empezó a temblar. Mis nudillos se vuelven blancos por lo fuerte que estoy apretando el volante. Lucinda es lo único que pienso mientras la ira se expande a través de mi ser.
“¡Mierda, joder, mierda!” Grito furioso y golpeo el volante una y otra vez.
Conduzco a toda velocidad a mi destino. A la velocidad que voy tardo menos de 10 minutos en llegar. Estaciono el coche como puedo y la ira que se construye en mi cuerpo es cada vez más fuerte.
Bob tiene un club de striptease, siempre ganas dinero cuando se trata de prostitutas. Ellos ya me conocen no tengo que mostrar mi identificación.
Lo increíble es la cantidad de hombres que viene acá, este club no es barato, Bob lentamente se ha ganado respeto por esta mierda. El lugar cambia de color por las luces y la canción pop me enfurece aún más. Todos están disfrutando y no saben que mierda realmente sucede aquí.
Escondo bien la navaja en mi bolsillo trasero mientras mis pies me guían directamente a su oficina. En mi camino diviso algunos guardias de seguridad, mínimo cuatro y hay dos afuera de la oficina de Bob. Ambos me miran con cara de póker y mis puños se aprietan.
Mi corazón late tan fuerte, uno de ellos abre la puerta y no sé qué va a suceder, no sé qué será de nosotros pero lo único que quiero es Lucy.
Entré a su elegante y grande oficina y mis ojos no tardan en encontrar a Lucy. Creo que estoy a punto de perder la cordura, a punto de sacar la maldita navaja y cortarlos a todos en pedacitos.
Está sentada en una silla y Bob está parado al lado de ella. No levanta la cabeza cuando escucha la puerta, está completamente inmóvil y me pregunto si está consciente. Su cabello está desordenado y hay un poco de sangre seca en su frente y en su boca.
Mi corazón duele demasiado y no puedo tolerar esto.
“Lucy,” murmuro y doy un paso hacia adelante pero los guardias de Bob me detienen apoyando sus manos en mí.
¿Qué mierda?
“Estoy aquí por ella, déjala ir desgraciado.”
“Oh vamos, ¿pensaste que iba a ser fácil?” Bob alza una ceja y su mano se apoya en el hombro de Lucy. Ella se sobresalta, sus ojos llorosos y rojos se encuentran con los míos y pierdo mi autocontrol.
Mi codo colisiona directamente con la nariz al hombre a mi izquierda, mi movimiento lo pilla con la guardia baja y retrocede unos pasos. Sé que el hombre de la derecha tratará de empujarme así que me agacho y mi hombro se apoya en su estomago mientras lo empujo hasta que chocamos duramente contra la pared. Una de sus manos me jala del cabello y eso es de cobardes. Aprovecho su posición y mi puño choca contra su diafragma una, dos, tres, cuatro, cinco veces. Él apoya sus manos en su estomago y se cae de rodillas mientras trata de respirar.
Una patada sobre mi espina dorsal y mi cuerpo es empujado contra el hombre frente mío. Olvidé completamente al otro. Me giro hacia él pero su puño se conecta con mi mandíbula y estoy al borde de caerme. Me agarro de una lámpara de piso, el hombre me golpea otra vez y por unos segundos pierdo toda noción del equilibrio y mi cuerpo cae. Escupo el líquido rojo y hay manchas de sangre en mis vaqueros y mi barbilla. El hombre se para frente a mí con una sonrisa arrogante, recuerdo que Lucy está aquí, recuerdo que fue lastimada por estos malditos cobardes y que es mi deber salvarla. De alguna manera ese pensamiento me da la fuerza suficiente para levantarme.
Un sonido gutural se escapa de mi garganta, me lanzo contra el hombre como un animal y ambos caemos al suelo. No pierdo tiempo, sus manos agarran mi cuello pero mis nudillos se conectan con su rostro una y otra vez. Las manos del hombre se desvanecen de mi cuello y yo lo sigo golpeando. Mis nudillos están adormecidos y cubiertos de sangre al igual que el rostro del guardia, quién por cierto ya está inconsciente.
“Niño de mierda,” escucho una voz masculina y una patada se conecta con la parte trasera de mi cabeza.
Caigo a un lado. Veo estrellas mientras la punta del zapato golpea mi espalda y mi estomago y joder sí que duele. Necesitas levantarte, me habló mi mente. Mi cuerpo encuentra la fuerza necesaria para rodar hacia un lado, lanzo patadas hasta que el hombre se ve forzado a retroceder. Aprovecho esos pocos segundos para arrastrarme lejos de él, mi mano se apoya en el escritorio de madera y eso me ayuda a levantarme.
El guardia de seguridad aprieta sus puños antes de lanzarse hacia mí. He estado aquí y sé exactamente que Bob tiene un libro de portada gruesa donde escribe toda la mierda financiera de este lugar. Logro agarrar el libro pero el hombre me intercepta y por supuesto que me golpea. Mareado retrocedo unos pasos, mis dedos se aferran aún más a la dura portada y está vez cuando el hombre se acerca estrello el libro en la parte lateral de su cabeza. Una vez que cae lo pateo una vez más para asegurarme de noquearlo correctamente.
Ahora que finalmente terminé con ambos me giro a Bob y es su turno. Jalo la navaja de mi bolsillo trasero pero mi sed de venganza se detiene cuando veo que Bob ya tiene un cuchillo en el cuello de Lucy. Santa mierda, joder, mierda.
“No puedes matarme porque yo la mataría primero ¿no lo crees? No creo que te gustaría ver a tu novia muerta ¿o estoy equivocado?”
No muevo ni un solo músculo de mi cuerpo y el silencio es mi respuesta.
“Recuerda lo que tienes que hacer. Mi maldito dinero en dos semanas Harry, no estoy bromeando,” Bob siseó con mirada asesina. Lucy llora en silencio y eso destroza mi corazón. “Si Taylor no te paga dile que iré por él y no va a ser bueno.”
“Bien.”
“Saldrás por la parte trasera con la chica. Si tratas de hacer algo mis guardias lo sabrán y no creo que a tu novia le gustaría ser golpeada otra vez ¿no cariño?” Él se inclina hacia ella y observa su perfil. Lucy no contesta, su mirada está en techo y las lágrimas están derramándose por su rostro.
“Aléjate de ella,” hablé con los dientes apretados. Todo mi cuerpo está tensado y necesito que él se aleje de Lucy antes que vuelva perder el control sobre mí mismo.
“Si tratas de lastimarme Harry mis guardias lo sabrán y ya sabes las consecuencias—“
“¡Bob maldito cobarde aléjate de ella!” Esta vez grito y mis manos están temblando.
Bob escribe un rápido mensaje en su celular y en segundos un guardia aparece por la puerta. El maldito cobarde de Bob se aleja de ella y Lucinda es libre pero no se mueve. Debe ser el shock y el miedo.
Guardo la navaja y me apresuro hacia ella. Está usando shorts y diviso manchas de sangre en uno de sus tobillos desnudos y me toma toda mi fuerza y auto control para no matar a Bob aquí mismo. Me agacho frente a ella apoyando una mano sobre su hombro y otra en su mejilla.
“Lucy, Lucy,” susurro para llamar su atención y sus ojos encuentran los míos. Se ve perdida, sus ojos están llorosos y está totalmente asustada. “Lucy estoy aquí, ¿puedes caminar?”
No responde y su silencio me está matando. Tenemos que largarnos de aquí así que decido cargarla, su cuerpo está lejos de ser pesado en mis brazos.
“¿Dónde está su bolsa?” Ladré. “¡¿Dónde está su bolsa?!” Grité y Lucy se estremece contra mi pecho.
Bob camina a su escritorio y de uno de los cajones saca una pequeña bolsa café. Bob lo lanza hacia la mesa y yo lo recojo.
“Vengan conmigo,” dice el guardia de seguridad.
“Fue lindo verlos, tu novia es adorable,” Bob dice con diversión. “Oh y Harry si fallas la próxima vez será tu hermana.”
Estoy a punto de perder la cordura otra vez. Mis músculos están tensos y mis manos arden por la rabia. Lucho contra la ira que se bombea en mis venas y la única razón por la cual ignoro sus palabras es porque tengo Lucy. Necesito enfocarme en ella.
Hacemos nuestro camino a la salida de la oficina y pateo a los dos guardias que están en el suelo mientras paso entre sus cuerpos inconscientes.
La oficina está conectada con un pasillo, la entrada a este lugar es privado. El guardia nos guía por un pasillo y cruzamos dos puertas antes de salir por una salida de emergencia.
Las nubes son una mezcla de diferente colores, casi todos son tonos oscuros. El atardecer ya casi se termina pero es opacado. Culpo al calentamiento global porque está empezando a llover y es raro debido al buen clima que había hoy.
Camino rápidamente por el cemento mojado, evitando unas pocas miradas curiosas busco las llaves en mi bolsillo y apagué la alarma del Jeep. Trato de acomodar a Lucy en el asiento del copiloto pero sus dedos se aferran a mi camisa negra sin dejarme ir.
“Harry,” escucho su temblorosa voz y sube su vista hacia mí.
Su rostro es hermoso pero está pálida, asustada y lastimada. Mi mano está mojada y aprovecho el agua para limpiar la sangre seca de su frente y de la comisura de su labio inferior. Quería preguntar que le hicieron pero eso sólo me enfurecería más de lo que estoy y no creo que ella sea capaz de hablar de eso.
Se muerde el labio inferior y sus ojos amenazan con traicionarla. Luego de todo lo que le pasó yo quiero reconfortarla, quiero servir para algo y ayudarla. Esperen, Quiero, necesito y debo hacerlo, es lo único que se dispara en mi mente. Mis manos ahuecan su mejilla y sus ojos se concentran en mí a través de las gotas de agua.
“Lucy, estás a salvo,” murmuro antes de besar su fría frente. "Sólo no-no llores, todo estará bien," le ruego. Si lo hace eso probablemente rompería mi corazón.
Ahora que está conmigo está a salvo pero jamás vi esto venir, lo que sucedió es completamente mi culpa y me odiaré el resto de mi vida por esto. Ella no se lo merecía, simplemente desearía poder transferir el dolor que ella sintió hacia mí, yo lo toleraría por ella…pero el daño ya está hecho y no estuve ahí y todo es mi maldita culpa.
Sus dedos liberan la tela de mi camisa y con un rápido vistazo a sus manos algo capta mi atención. Las palmas de sus manos están un poco raspadas, probablemente porque se cayó. Tres palabras: Hijos de puta. Trato de respirar porque si no lo hago probablemente volveré a ese maldito lugar y le arrancaré la cabeza a Bob.
Lucy se queda mirándome mientras beso sus nudillos, como si eso pudiera ayudar a olvidar lo que hicieron. Suelto sus manos y luego ella se acomoda en el asiento. Mis dedos abrochan su cinturón de seguridad y le doy una rápida mirada antes de cerrar la puerta. Mi cabeza está mojada al igual que camisa. Me metí al coche con el cabello goteando, lo tiro hacia atrás con mis dedos y enciendo el motor.
Le doy un vistazo rápido a Lucy y sé que no puede irse a su casa ahora. Está asustada y posiblemente a punto de entrar en algún estado de shock o conmoción o algo así. Además tengo que revisarla, quizás está herida y me necesita. Su cuerpo empieza a temblar y yo inmediatamente enciendo la calefacción. Ella me mira a través de sus mechones mojados y me percato de que tiene un pequeño flujo de sangre derramándose a un costado de su frente. Definitivamente no puede ir a casa en este estado.
"Mierda," maldigo y deslizo mi pulgar suavemente por su pequeña herida. Sus ojos jamás dejan los míos mientras realizo la acción. "Estás a salvo," murmuro y mi mano ahueca su mejilla. Lucy no se estremece, sólo baja la vista frente a mi tacto.
No podemos ir a su casa ni tampoco a la mía porque mis amigos empezaran a hablar y quizás Emily esté allí así que definitivamente no. Lo único positivo si es que se podría decir así es que sé a dónde podemos ir.
“Harry,” escucho su débil voz mientras marco un número en mi celular. “Harry no-no puedo ir—“
“Lo sé, no te preocupes,” respondo mientras espero a que contesten mi llamado.
“¿Qué quieres Harry?” Es la amable manera de mi padre de decir ‘hola’.
“Um, hola, necesito pedirte un favor y no, no es lo que tú crees,” ruedo mis ojos y empiezo a conducir. “¿Puedo ir a ese departamento qué tienes? El que me enseñaste una vez.”
“¿Qué? ¿Y para qué?” Pregunta desconfiado. “¡No es para fiestas o chicas ni nada de eso!”
“Como si tú no hubieras llevado a ninguna mujer ahí,” echo humo. “De todas maneras no es eso, en verdad una amiga tuvo un pequeño accidente y no puede regresar a casa ahora.”
“Uggh está bien, ¿vas a recoger las llaves ahora?”
“Ya las tengo, hice una copia para mí hace un tiempo.”
“¿Qué? Nunca me dijiste. Harry espero que lo que digas es cierto porque sino estarás castigado.”
“Lo que sea, gracias chao,” cuelgo la llamada y guardo el celular.
Si fuera el momento apropiado me reiría de lo que mi padre ha dicho. ¿Castigado? Eso es ridículo, no tiene ningún poder sobre mí y la última vez que lo vi fue hace como tres semanas.
“Harry, estás conduciendo muy rápido,” escucho la suave voz de Lucy.
Me percato que mis dedos están firmemente afirmados al volante del auto y que estamos a una velocidad no permitida. Quizás en el exterior no lo estoy demostrando pero ahora mismo soy un desastre. Jamás olvidaré este día, jamás olvidaré lo que Bob hizo. Teníamos un trato, él sabía que yo iba a cumplir pero me traicionó, prometí pagarle y ¿esto es lo que recibo de vuelta? Maldito bastardo. Sé que lo que le hice a él estuvo mal pero yo merecía pagar ese precio, no Lucy. Yo merecía ese dolor pero no ella y no es justo, no es justo porque ella es demasiado buena para ser cierta, demasiado buena para cualquier miserable alma de este planeta incluso yo. Me odio mucho a mí mismo y todo es mi culpa.
“¡Joder!” Grité.
Mi puño colisiona contra el volante y mis pensamientos me están matando. Golpeo otra vez más el volante y mis nudillos duelen pero no podría importarme menos. Lucy no se sobresalta por mi reacción y sólo se queda mirando la ventana completamente ausente.
Nos toma unos 20 minutos llegar al departamento de mi padre. Fueron 20 minutos eternos, de eterno silencio, lo único que hice fue hundirme en mis pensamientos mientras escuchaba mi corazón latir fuerte contra mi pecho y sentía la rabia quemar mis huesos, mis venas, mis nervios y mi piel. Es una ira totalmente indescriptible, es impotencia en su estado puro y la sed de venganza que te come vivo.
Aún llueve una vez que estacioné el auto. Agarro la llave de mi padre que estaba debajo de mi asiento y me bajo del Jeep. Mi cuerpo rodea el coche y abro la puerta para Lucy. No espero por una respuesta, escondo su cabeza con la capucha de su chaqueta y sostengo su pequeño cuerpo entre mis brazos. Activo la alarma del coche y trato de caminar lo más rápido posible hacia la entrada. Está lloviendo torrencialmente y estamos completamente empapados. Lucy debe estar congelándose porque está usando unos malditos shorts.
El guardia de turno nos observa con una mirada de confusión mientras caminamos por la recepción del edificio. Nos metemos en el elevador y presiono el botón número 18.
Está acurrucada contra mi pecho, mi nariz se posa en su cabello y huele a lluvia, humedad y frutilla. Siempre huele bien, puedo recordarlo claramente.
“Puedo caminar,” ella murmura.
No quiero dejarla ir porque temo que si lo hago su pequeño cuerpo desaparecería por el daño que le han hecho.
“Enserio Harry,” afirma con voz calmada. Suspiro y hago lo que me pidió.
Se deshace de la capucha, sus ojos aún están rojos y llorosos y me doy cuenta que ella estaba llorando en el auto mientras yo estaba en un estado de furia y odio. La imagen rompe mi corazón, realmente lo hace. Me pregunto si sería demasiado raro si la abrazo porque eso es exactamente lo que quiero hacer.
La puerta del elevador se abren y Lucinda me sigue hacia el departamento. Abro la puerta, enciendo la luz de la sala y ella entra al lugar.
“Mi papá solía arrendar este departamento pero ya no más,” expliqué aunque no creo que le interese. “Siéntate," digo pero en verdad termino ayudandola, quizás no es necesario pero ella necesita mi atención.
Mis manos abandonan sus hombros y sus grandes ojos me observan fijamente. Mis manos tiemblan y trago saliva.
"Ahm ¿cómo es-estás?" Tartamudeé como un idiota y mi pregunta está completamente fuera de lugar. Sólo quiero darme un puñetazo.
Su expresión asustada es reemplazado por un rápida sonrisa de diversión. Esto es tan extraño pero resulta ser reconfortante al mismo tiempo. No he visto su sonrisa es meses.
"¿Ne-necesitas algo? Oh Dios soy tan estupido, necesitas agua.”
Voy a la cocina y le sirvo un vaso con agua. Reviso el refrigerador y no hay nada, no estoy sorprendido porque papá no viene aquí pero aún así todos los muebles están en el lugar y se ve organizado. Ella necesita comer algo, un poco de glucosa supongo yo y además tengo que buscar un botiquin o cosas para limpiar sus heridas.
Lucy está sentada en el sofá mirando sus zapatos. Está empapada y está mojando todo el sofá pero no importa. Enciendo la calefacción porque mi piel está helada y estoy seguro que ella siente lo mismo. Me agacho frente a Lucinda y le entrego el vaso, sus dedos lo sostienen pero el vidrio tiembla en su mano.
“Bebe,” le ordeno.
He estado mirándola todo este tiempo, Lucy tiene el vaso en su mano hace unos 20 segundos y aún no ha bebido. Ella me da un corto asentimiento y bebe un sorbo diminuto de agua.
“Lucy necesitas beber todo,” digo suavemente.
Mis dedos trazan un camino de su rodilla hacia abajo, me detengo en su tobillo porque está herido. Mi corazón duele ante la imagen y honestamente se vuelve difícil respirar. Además de su tobillo también están sus manos y las dos pequeñas heridas, una en la comisura de su labio inferior y su frente.
“Mi mandíbula también me duele," ella comenta leyendo mis pensamientos.
No la toco porque temo que le duela. Mi mirada vaga por la línea su mandíbula y hay un pequeño hematoma azul. Contengo el aliento, santa mierda esto es demasiado para mí.
“Vol-volveré enseguida,” declaro antes de levantarme.
Creo que mi corazón va a explotar mientras me abro paso a la habitación principal. Cierro la puerta y respiro. El dolor y la rabia nublan mi mente enseguida y juro que odio todo en este mundo a excepción de ella.
Realmente quería que tomáramos caminos distinto, ella es demasiado buena y merece cosas mejores. Todo lo que yo he sido es problemas y dolor innecesario en su vida. Sólo quiero que ella este en paz mientras yo sufro por la culpa. La cosa es que la culpa ha aumentando, ha crecido en niveles indescriptibles y jamás podré perdonarme esto. Jamás.
Me siento inútil, impotente. Quiero su dolor sea el mío, sólo desearía regresar en el tiempo y haber estado ahí. Mi mente me traiciona y el sólo pensar en lo que ellos deben haber hecho con Lucy, mi pequeña Lucy, como yo la apodé, me hace perder el control.
Soy como un animal, un salvaje. Lo destrozo todo, reviento la lámpara contra la pared, lanzo la mesita de noche, rompo la cabecera de la cama, quiebro en dos las pinturas, saco los cajones de los armarios y los arrojo. Cada vez que escucho algo romperse me alivia pero me enfurece aún más porque no importa lo que haga el daño ya está hecho, ellos la golpearon, esa gente cruel lo hizo y fue mi culpa por ser un maldito arrogante, ambicioso e irresponsable.
Pisoteo una y otra vez las partes que sobraron del cajón destrozado, lo pisoteo y pateo como si fuera la cara de Bob, la cara de Taylor, la cara de cada persona que yo detesto. Mi respiración es agitada y mi garganta está seca. Me giro abruptamente y Lucy está en la puerta observándome. No está usando sus lentes, su cabello aún está empapado al igual que su ropa. Su mirada me hace sentir pequeño y creo que me está mirando porque trata de descifrar que está sucediendo conmigo. No se ve asustada por el desastre que hice pero sí preocupada. Sus ojos están llorosos y desde acá puedo ver su marcada clavícula a la perfección.
Me siento jodidamente inútil y todo lo que quiero es que este día no exista. No tolero verla de esta manera. El mundo está en mis hombros y eso hace que me deje caer de rodillas. Mi visión de pronto es borrosa y algo caliente fluye por mi rostro.
“¡Harry, Harry!” Lucy se apresura, se arrodilla frente a mí y me jala en un abrazo. Mis brazos se enrollan alrededor de su cuerpo y escondo mi rostro en su cálido cuello.
"Joder, lo-lo siento," tartamudeo en un susurro. "Lo siento tanto Lucy."
“Harry no-no llores,” escucho su voz débil y mis manos se aferran más a ella.
Pero es demasiado tarde, estoy llorando como un jodido bebé por Lucy.
-Hola???? Esta es mi última semana de vacaciones, estoy triste y estresada con anticipación.
-Este capitulo fue emotivo, intenso o algo así no sé????? El próximo habrá más diálogos y explicaciones.
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