4

Alexa

Ajuste una ultima vez con fuerza las vendas de Alice, ella se inclino hacia adelante en signo de molestia y algo de dolor, que te apretaran con fuerza los pechos no era muy agradable y eso yo lo sabia. Se colocó con pereza la camisa que le había prestado la noche anterior y procedió a ajustar los botones con lentitud, después se dio la vuelta y saco de su pantalón una pequeña caja.

—Esto es lo que logre alcanzar —dijo mostrándome un poco de polvos, pintalabios y tinta negra para los ojos— No creó necesitar el pinta labios pero con los polvos y la tinta podría hacer algo —se acerco a mi con una sonrisa traviesa— ¿Lista?

—¿Estas segura de esto? —dije, dejando que Alice comenzara a aplicarme polvos en la cara

—Si por supuesto que si —estuve callada dejando que Alice hiciera lo que pudiera, ella era la mas femenina de las dos, siempre le gusto el maquillaje, los vestidos grandes y lindos, nunca antes habíamos usado pantalón pero he de admitir que es mucho mas cómodo que las larga faldas y se tiene mucha mas movilidad.

Alice se hecho hacia atrás para admirar su trabajo, poco a poco vi como su rostro se descomponía y se tapaba la boca para no reír, levante una ceja confundida y metí una mano en mi bolsa sacando un pequeño espejo.

—Alice ¿no se supone que ibas a dejarme mas masculina? —interrogue viéndome en el espejo, en lugar de eso me veía realmente bonita con todo ese maquillaje, parecía que me había maquillado para un baile.

—Lo se, lo siento no pude, creó que tendremos que quedarnos sin maquillaje —comentó guardando sus productos de maquillaje en la bolsa de su pantalón, asentí, agarre un pedazo de venda y comencé a limpiarme la cara— Iré a dejar esto Alexa, imagina que se me caiga en el entrenamiento seria fatal —salio corriendo de mi casa de campar. Solté un suspiro resignada viendo mi rostro ya sin maquillaje por el espejo.

Mis cejas eran delgadas, mi nariz redonda, mis mejillas rosadas y mis labios delgados y curvados, no podía hacer nada por cambiarlo y tendría que mostrarme así hacia los demás, con suerte lo dejarían pasar.

Deje todas mis cosas ordenadas dentro de la casa de campar y me apresure a salir de ella, el entrenamiento estaba por empezar y teníamos que ser puntuales. Al salir deje que la luz del sol calentara mi cuerpo, estire mis brazos y mi espalda, el punto que Alice y yo habíamos elegido para acampar había sido un poco mas lejos que los demás para no estar tan cerca de los hombres y su apestoso olor.

Dirigí mi vista hacia el inicio del bosque, tan espeso como siempre, me pregunto si ese seria un buen lugar para cazar.

—¡Alice ya han comenzado!

—¡¿Qué?!

Alice veía el campo de entrenamiento desde su casa de campar.  Como donde nos encontramos se trataba de una pequeña montañita, casi como un desnivel, esta tenia una buena vista del campo. Ella corrió hacia mi y ambas apresuramos los pasos comenzando a correr, llegar tarde era una falta de respeto que no nos dejarían pasar.

Todos estaban formados en tres filas largas, el comandante Alan estaba de espaldas sin camisa diciendo algunas cosas. Yo trate de hacer el menor ruido posible hasta colocarme de ultimo en la primera fila, Alice me imito y se coloco detrás de mi en la segunda fila. Tranquilice mi respiración y decidí poner atención a lo que Alan decía, pero una mirada fulminante justo a mi costado izquierdo me hizo voltear.

¿Porque a mi? el tal Marcus estaba junto a mi con una sonrisa cínica, era muy alto y al igual que la mayoría de hombres estaba sin camisa. Trate de ignorarlo dirigiendo mi vista al frente, mi rostro sudaba frió, se había quedado analizándome. ¡Por favor! ojala sea tan cabeza hueca como me lo esperaba.

—Los entrenamientos serán duros pero sepan que la guerra lo es aun mas —El capital Alan se dio la vuelta para vernos, Marcus aparto su mirada de mi y la regreso al frente ¡gracias a Dios!— Entraron al ejercito por una razón, no por idioteces como el destino, no, ustedes vinieron aquí para defender su país y a la corona y si mueren, sepan que lo aran con honor —Sus palabras no me tranquilizaban nada ¿morir por la corona? ¡Jamas! si muero sera por el país, no por el rey.

—¡Capitan! —El idiota de Marcus elevo una mano como niño de primaria, el capitán dirigió su vista hacia él directamente— Alex y Bartolome llegaron tarde —exclamo con una sonrisa de victoria. apreté los puños y afile la mirada ¡este idiota parecía niño!. El capitán camino hacia nosotros a paso lento, cada vez se acercaba mas y me veía con cara de pocos amigos. Trague fuerte cerrando los ojos y bajando el rostro, su mirada me ponía los pelos de punta.

¡¡Plaff!!

El ruido de un golpe sonó cerca de mis oídos, eleve la mirada con fuerza admirando el cuerpo de Marcus esparcido por la grama. Todos estaban igual de sorprendidos que yo. El capitán dirigió su vista hacia mi y yo lo vi expectante en espera de algún golpe dirigido hacia mi. Pero él no hizo mas que verme con desdén y darse media vuelta

—Deben entender que ahora todos son un equipo, si delatas a alguien de tu equipo es como delatarte a ti mismo —explico regresando a su posición de antes, justo frente a todos en signo de autoridad. Mi corazón dio un salto de verdadera admiración, ese hombre había logrado captar mi atención— Alex, Bartolome, hoy deberán limpiar trastes hasta desfallecer —mi mirada cambio a una de enojo, pero no hacia Alan, no, si no hacia Marcus. 

Él se levantaba con lentitud sobando su mentón y una sonrisa de victoria en su rostro que encendió mi enojo. Era un desgraciado, era claro que el que había sido humillado aquí era él, pero nosotras nos llevábamos el castigo.

—Ahora, cada uno escogerá a un compañero de equipo para demostrar sus habilidades en combate ¡escojan!

Me di la vuelta para buscar a Alice, obviamente ella y yo seriamos compañeras, pelear contra un hombre no seria buena idea.

—Alto ahí —una voz conocida junto a un fuerte agarre en mi brazo me detuvo. Voltee temerosa chocando mi vista con unos ojos bastante familiares. Me zarandeo y me obligo a caminar un poco lejos de los demás, trate de soltarme pero no me dejo y de reojo pude ver como Max agarraba a Alice en igual condición— ¡Alexa!—

—¿Qué? —Le interrogue cuando finalmente me soltó, había sido muy brusco y me había quedado dolor en el brazo. Dereck llevo sus manos hasta sus enmarañados cabellos y negó justo cuando Max tiro a Alice junto a mi. Ella me vio con temor y ojos de arrepentimientos. Agh, Alice siempre se arrepentía de sus acciones.

—¿Qué hacen aquí? —Max fue el primero en hablar, entendía su confusión y enojo, pero no podía echarme para atrás como Alice lo estaba haciendo.

—¿No es obvio? ¡Hemos venido para la guerra! —exclame dando un paso para el frente con total convicción. Dereck frunció mas el ceño por mi acción y extendió un brazo hasta empujarme hacia atrás, lo vi algo sorprendida por su acto, pero si quería intimidarme le demostraría que no podía hacerlo y mucho menos conmigo.

—De verdad que ustedes han perdido la locura, ¡Alexa! estoy segura que fuiste tu la responsable de esta acción y has arrastrado a Alice contigo —Apreté los puños y lo vi desafiante, Alice poso una de sus manos en mis hombros y se coloco junto a mi con una mirada de seguridad que jamas había visto

—No Dereck, es todo lo contrario. yo se lo he prepuesto a Alexa —El mencionado se hecho hacia atrás con sorpresa, Max bufo vigilando el lugar. Hablábamos lo mas callado que podíamos para no llamar la atención

—Están locas —dijo cruzándose de brazos, zapateaba el suelo dirigiendo su vista al cielo, estaba preocupado por nosotras y lo sabíamos

—No te preocupes Dereck, nosotras lo decidimos y terminaremos con esto, ademas ustedes son los únicos que se han dado cuenta —Alice se acerco a él para calmarlo. 

—Es obvio, hemos vivido con ustedes toda la vida y las reconoceríamos aun si hubiesen venido calvas —Bromeo Max volteando a ver a Alice, ella le sonrió— lo que si me sorprende es en como ocultaron sus, ya saben 

—Si y es un secreto —Exclame tomando el brazo de Alice para regresar al entrenamiento. Ellos se quedaron un tiempo mas compartiendo algunas palabras y regresaron hasta colocarse junto a nosotras.

—Ahora seremos su sombra —Exclamo Max en un susurro. Alice rió y yo solo bufe, por eso mismo no quería que nos reconocieran.

—Ustedes son patéticos —El capitán Alan estaba frente a nosotras. Después de que todos demostraran la falta de capacidad en el entrenamiento de lucha cuerpo a cuerpo él nos puso a correr por todo el campamento hasta la hora de almuerzo. llevábamos corriendo toda la mañana y estaba muy agotada. Ademas el fuerte sol de la tarde me quemaba mi blanca piel.

Alice y yo estábamos jadeando de cansancio, apenas y podíamos mantenernos en pie. Los demás hombres seguían corriendo y nos habían molestado mas de diez veces en las que ya nos habían pasado ¡Dios! ¡¿Qué comían?! me sentía muy débil a comparación, eramos patéticas tal y como Alan lo había dicho.

—¿Acaso no hacían trabajo de campo en sus casas? ¿son niños ricos? —bramo cruzándose de brazos. Alice bajo el rostro escondiendo su vergüenza, yo lo fulmine con la mirada. Si él supiera que no hacíamos nada de eso, exactamente eran los hombres los que se encargaban de esas cosas, nosotras hacíamos tareas del hogar— Patético —nos dijo dando la señal para que todos se detuvieran, varios estaban agitados recostándose sobre sus rodillas y otros simplemente se tiraban al suelo, si hubiesen seguido, estaba segura de que ya no aguantarían— Ahora como castigo, ambos no almorzaran ni cenaran —nos dijo dándonos la espalda, indicándole a los otros que la comida estaba lista.

Dereck y Max nos vieron de reojo y se adentraron a la carpa por ordenes del capitán. Todos se adentraron dirigiéndonos miradas de burla. Me tire al suelo sobre mis rodillas con enojo ¡todos eran idiotas! si tan solo tuviera su misma condición física lo aria mejor que ellos. Suspire echando mis hombros hacia adelante colocando las manos en la grama. Alice se dejo caer dirigiendo su vista al cielo, estaba tan agotada como yo.

—Yo si tengo hambre —desvié mi vista hacia ella, yo también estaba hambrienta, necesitaba reponer fuerzas.

—Yo igual —le sonreí reconfortante, ambas nos quedamos viendo el cielo tratando de ignorar nuestros estómagos. Los minutos pasaron y el sueño comenzaba a apoderarse de mi cuerpo, estábamos bastante relajadas de no ser por los gritos de los demás soldados al salir de la carpa.

—¡Ey ilusos! El general dice que vayan a lavar los trastes —Grito Marcus machucando mi mano, ahogue un grito y me reincorpore lo mas rápido que pude, lo fulmine con la mirada moviendo a Alice para que reaccionara— Ahora —Me hizo una mueca de burla que me encantaría borrar de su rostro. Me puse de pie e ignorándolo, jale de Alice hasta adentrarnos a la carpa. El general nos esperaba con los brazos cruzados y una expresión serena

—Ahí es, lo quiero todo limpio —dijo señalando detrás de un recibidor, nos vio una ultima vez y salio del lugar. Alice caminaba desganada detrás de mi, abrí la puerta dando paso a la cocina y quede muda. ¡eran muchos! Que digo mucho ¡demasiados cacharros! Nos llevaría el resto de la tarde y noche lavar todo eso.

—Hola —Una vocecilla femenina nos hizo voltear con rapidez, se suponía que ahí no habían mujeres, ambas creíamos que las mujeres estaban prohibidas de algún modo— Eh, no me vean así..— se sonrojo la joven y bajo la mirada apenada, voltee a ver a Alice y ella parecía tan confundida como yo.

—¿Eres... una mujer? —sabia que la pregunta era tonta pero la situación me sorprendía

—Es... la pregunta mas rara que he escuchado en mi vida —rió sarcástica— Pero si, soy Ange, un gusto

—Un gusto —repetimos ambas aun extrañadas, ella parecía quizá un año menor, era delgada y su cabello era castaño con un leves toques de amarillo, extraño pero hermoso— creímos que no se aceptaban mujeres aquí

—No pero yo estoy aquí con tres mas —Ange nos extendió un par de trapos que recibimos con rapidez— Dos de enfermería y yo de cocina —comento dándonos la espalda, camino hasta un mueble y de ella saco dos hoyas grandes— Pero el capitán les tiene prohibido a ustedes buscarnos para coquetear o algo por el estilo

—Ya veo y ¿porque sacas mas trastes? —exclamo Alice alarmada, dejando el tema atrás. Ange la vio con una sonrisa— Tengo que hacer la cena, una comida para 50 personas no se hace en dos horas

—Vaya que tienes trabajo —Alice se sentó en el suelo extendiendo su mano para alcanzar los trastes y fregarlos en el bote de agua, yo la imite y ambas comenzamos con el castigo, continuamos el resto de la tarde compartiendo una que otra palabra con Angie.

La luz del sol fue bajando y con ello también la cantidad de trastes. Alice y yo estábamos agotadas, los brazos y las piernas me pesaban, ademas, la falta de alimento me hacia querer vomitar. Angie nos vio con pena cuando la cena estuvo terminada y nos dio dos platos pequeños que no tardamos ni 5 minuto en devorar, había sido un buen gesto de su parte.

—Lo han hecho bien, quizá lo suyo sea ser amas de casa —Se burlo Alan viendo nuestro trabajo, Alice se sonrojo involuntariamente y yo fruncí el ceño— A la próxima, recuerden llegar mas tarde a los entrenamientos así seguirán ayudando a Ange con la cocina —Se mofo de nosotras y se retiro.

—Espera Angie, ¿haces esto tu sola? —Alice la vio con leve signo de pena, tenia razón, no podía creer que ella pudiese con todo eso, era una locura.

—Pues no lo se, es el primer día y ustedes dos me han ayudado, quizá me canse bastante —y no lo dudaba, había sido agotador y estresante fregar esa cantidad.

—¿Quieres que te ayudemos? —exclame, no podía dejarle tal carga a ella sola.

—Pero ¿y si el capitán los encuentra aquí..—Es cierto, ella seguía creyendo que eramos hombres

—No importa, vendremos a escondidas por las noches y te ayudaremos, esto es demasiado para ti —Nos vio por un momento, bajo la cabeza tratando de pensarlo bien y luego volvió a subirla con una sonrisa

—Esta bien

—Bien, vendremos después de las cenas a ayudarte —Le di la espalda y salí del lugar junto a Alice. Ange nos dedico una sonrisa de despedida volviendo a adentrarse a la carpa. En lo que nos alejábamos regrese mi vista sintiendo un presentimiento extraño. Observe como el capitan Alan se adentraba a la carpa después de estar recostado en un árbol. Le reste importancia caminando por el campamento a obscuras hasta llegar a nuestra pequeña montañita, estaba mullida, cansada y lo que mas deseaba era dormir.

—Bien hecho —Eleve el rostro con desgano y vi a Dereck junto a Max, ambos tenían sus casas de campar junto a las nuestras y una pequeña fogata en el lugar

—Chicos..

—Epa, no digan nada, ahora viviremos junto a ustedes, ni crean que las vamos a dejar solas— Dereck se acerco a mi posando sus grandes manos en mi cuello, como olvidar cuando me acariciaba el cabello, ahora ya no podia mas— Seremos su sombra —genial, otro paranoico

—¿gracias? —Ironice

—Admítanlo, les encanta tenernos aquí —Max me sonrió como solía hacerlo antes, el resentimiento por abandonarnos se había ido hace mucho y ahora no lo veía mas que como un simple amigo

—Si claro, me siento honrada con poder olfatear tus olorosos pies por la noche

—Ja, ja muy graciosa

—Pero ya enserio Max, usa calcetines —ahogue una risa cuando Max le pego en el hombro a Dereck. Alice rió divertida y yo también. Tener apoyo en un lugar como este era reconfortante

—A dormir o Alan las dejara sin comida otra vez —Max bostezo— Estoy muy cansado, agradezcan que ustedes no tuvieron entrenamiento mas tarde

—a claro ¿ y te parece mejor fregar trastes?

—Si pero ustedes están acostumbradas —Dereck se encogió de hombros— Es un milagro que nadie las haya reconocido

—Es cierto, aunque Angie parecía sospechar —Alice volteo a verme—Nos veía con desconfianza

—Quizá porque creía que son hombres —Max se encogió de hombros— Es normal, si te les acercas mucho a las mujeres, ya creen que te las quieres robar

—Eso a sucedido mucho y el miedo incrementa —Alice frunció el ceño contraatacando— Ustedes no tienen que temer

—tu crees, la otra ves una mujer no paraba de verme, creí que me iba a violar

—No es un juego Max —le reprendí, para mi y seguramente para todas ese era un tema serio Mejor vamos a dormir— aun estaba demasiado cansada

—Como quieran, mañana traten de seguirnos el ritmo

—Como si fuera tan fácil —susurre antes de adentrarme a mi carpa, tirándome rendida sobre mis mantas, sentí como la luz de la fogata se apagaba y lo siguiente fue silencio y obscuridad.

Debía ponerle mas empeño a todo esto, si me quedaba tan solo un paso atrás fracasaría y Alice lo aria conmigo. Ambas debíamos superarnos

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