IV

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CAPÍTULO CUATRO

TRAICIÓN

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Mi carrera entera está en juego.

Diario de Izzy.

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A veces pienso... en lo distinta que pudo haber sido mi vida si hubiera hecho caso a mis padres pensó Lill para sus adentros. Miró hacia atrás, a la cabaña que parecía a punto de caerse. Necesitaba el dinero, para ella, para el campamento, para sus queridas exploradoras que la despedían con sonrisas inocentes.

Les sonrió débilmente. Cuando se dio vuelta para dirigirse al taxi que la esperaba, esa sonrisa se esfumó más rápido de lo que había aparecido. Su rostro cambió abruptamente. No era la guía amorosa y animada que normalmente demostraba a sus queridas niñas. 

Era... ¿qué? Apenas tenía dinero y apenas lograba sobrevivir. Las sonrisas de esas pequeñas era todo cuanto tenia. Con sus ropas de exploradora, decidida a representar no solo a ella misma sino a todo lo que aquel grupo era en verdad, se embarcó al programa que, esperaba, salvara su labor y su campamento.

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Tom estaba apoyado en el mismo claro que estaba Ellie la última vez que se vieron. Ella se sentó, cruzando sus piernas y apoyando ambas manos en sus rodillas. Observó el rostro cicatrizado de Tom, quien ya no tenía ningún motivo para llevar su mascarilla.

—Así que... ¿solo te la dejabas puesta para este momento?— preguntó finalmente la pelirroja.

—Así es. No tenía ningún motivo real para conservarla—desvió la mirada—. Lamento lo de la otra noche. Es cierto que no conozco tus motivos...

—Déjalo estar. Es una carga que tendré que llevar sobre mis hombros por siempre— suspiró—. El próximo desafío. Centrémonos en eso.

No quiere hablar al respecto pensó Tom con suspicacia. 

—Yo creo que deberían ganar ustedes. Y en el episodio de la doble eliminación me ofreceré para ser el voto único.

—Sacar a Fiore y Alec de un solo golpe. Me gusta— Ellie sonrió, alzando una ceja a la vez.

—Así es. Yo por mi parte, intentaré eliminar a Nick. Es el extraño del grupo y sin Grett, las cosas podrían ponerse interesantes. 

—Estoy de acuerdo. Aunque eliminaría a Miriam si fuera por mi.

Tom no pudo evitar reír.

—Si hablamos de amenazas, dudo que alguien sea peor que yo, Ellie.

—Es cierto. ¿Cómo lo haremos? Con Fiore, cualquier pequeña ventaja se vuelve una desventaja. Seguramente las parejas sean Gabby y yo, Ash y Lill, y Fiore y Alec. Tú solo tienes que asegurarte de ir con alguien débil. ¿Ideas?

Tom se llevó una mano a la barbilla, acariciando las cicatrices de su rostro que formaban ríos pálidos sobre su piel ligeramente bronceada.

—Drew— el nombre surgió con rapidez—. Pero de nada les servirá ganar la ventaja. Y los emparejamientos...

—Ni Fiore ni Miriam compiten. Si usamos los de la última vez... Dan y Drew no deben ser difíciles de vencer. Creo que puedo encargarme de uno de ellos. Competiré primera y tu haz el resto. Lill le ganó a Gabby la última vez, así que trata de igualar ese marcador. Jake derrotó casi sin problemas a Nick y tú a Alec. 

>>Aún así, creo que deberíamos mantener algunas victorias. Que Jake y tú ganen. Tu frente a Alec en segunda ronda y Jake frente a Lill en quinta. 

—Entonces... ¿cómo serán el orden de los combates?—preguntó Tom.

—Drew contra mí, Alec contra ti, Gabby frente a Dan, Jake contra Lill y Ashley contra Nick.

Tom la miró. Había una pregunta que rondaba su cabeza desde que regresaron.

—Te has vuelto... muy inteligente. Más de lo que recuerdo.

Ellie lo miró en silencio. Luego, sus ojos se desviaron hacia las estrellas. Parecía que no iba a decir más, pero entonces bajó la mirada y suspiró.

—Las cosas... son diferentes. No puedo ser igual que antes. Mis estrategias fueron un fracaso en el pasado, Tom. Eliminé a Lill y Ashlley y después fui traicionada por Fiore y Alec... dos veces, por cierto. 

—Pero cuando eliminaron a Alec...

—La estrategia fue de Miriam. Y también fue suerte de que Fiore se pusiera de nuestro lado. Pero si no lo hubiera echo, la eliminada esa noche hubiera sido yo. Tengo que ser mejor que antes, Tom. Si no lo hago cuando no hay un peligro real, ¿qué pasará dentro de dos años?

Tom se lo planteó. Ciertamente, Ellie tenía razón. Había que hacer cambios, no solo en general, sino también a uno mismo. Suspiró. Él también debía cambiar. Recordó el episodio diez. Ese que tantos problemas había causado. En parte fue culpa suya. Y luego... esos dos malditos años hasta volver al programa. 

—Tienes razón— Ellie se vio sorprendida—. No me mires así. Yo no he jugado bien mis cartas hasta ahora. Debo hacer las cosas diferente. Sabemos lo que pasará. Usemos eso a nuestro favor.

A Ellie se le iluminaron los ojos. Asintió con firmeza. Se levantó del suelo.

—Hagámoslo mejor que nunca entonces, Reed.

Tom sonrió, la convicción marcada en su rostro.

—Por un futuro mejor, Parker.

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Ellie admitía que no esperaba encontrarse a Fiore quemando las cosas de su equipo tan temprano. Pero teniendo en cuenta que ella no estaba, probablemente le echaría la culpa. Hasta la propia Ellie reconocía que era una amenaza muy grande en el juego, aunque no por los motivos que cualquiera pudiera creer. 

Se quedó en el bosque, el hombro reposado contra un árbol, esperando a que Fiore terminara su trabajillo. Cuando la niña entró en la carpa, lista para hacer su actuación de niña buena e inocente, Ellie sacó rápidamente unas botellas de agua y las echó a la fogata. Tras insistir  unos minutos, se apagó. 

Suspiró con alivio. En ese momento, Lill salió de la carpa. Miró a Ellie a los ojos y luego al humo ascendente de lo que previamente fue una fogata. Sus ojos se abrieron como platos al ver que había sucedido.

—¿E-Ellie?

—Llegue a tiempo para apagar el fuego. Las cosas quedaron algo chamuscadas, pero de resto está todo bien. 

—Espera, entonces, ¿no fuiste tú?

—Créeme, si hubiera querido hacer daño de una u otra forma, eligiría una más directa. Hacer esto no es mi estilo— bajó la mirada a las cenizas. Luego recogió el sombrero de Ashley, una chaqueta de cuero negra y una libreta. Nunca llegué a usar esa cosa pensó Ellie, recordando que la había cargado en la maleta. La chaqueta sería de Gabby, y el sombrero de Ashley—. Quien hizo esto, probablemente buscaba inculparte, Lill.

—Espera, ¿qué?— se mostró muy sorprendida.

—Verás, hay un objeto de Ashley— señaló el sombrero de la vaquera—, uno de Gabby— ahora la chaqueta. Se agachó y recogió su cuaderno—, y mío. No hay nada tuyo. Alguien buscaba dividir a la alianza. 

—¿Dices que fue Alec?

—Probable, pero a la vez imposible. Yo vi quien hizo esto, Lill. 

—¿Por qué?— cuestionó Lill. Ellie sonrió.

—Dejemos que el culpable se delate solo. Ahora, necesito que entres a la carpa y despiertes a todos y digas exactamente estas palabras.

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—¡Ashley, Gabby, sus cosas se queman!— exclamó Lill, entrando de golpe a la carpa. A ambas les costó reaccionar. La primera en hacerlo fue Ashley, que tanteó por el suelo buscando su sombrero pero, al no encontrarlo, abrió los ojos con sorpresa y salió de la carpa.

A Gabby le costó un poco más espabilarse, pero consiguió levantarse a duras penas y salir, solo para ver su chaqueta chamuscada. Ellie estaba con las manos en el suelo, la cabeza hacia atrás y respirando agitadamente.

Frunció el ceño con sospecha. Ella había notado que Ellie se había ido, por supuesto. Debía ser muy tonta para no hacerlo. Pero tras lo que pasó la otra noche... dudaba. A su pesar, confiaba en Ellie. Algo en su interior le decía que no fue ella la causante de todo esto. 

—¡Por un demonio!— exclamó Ashley—. ¡Mi sombrero y mi mochila!

Por fortuna, nada más grave había pasado. Las cosas estaban algo chamuscadas, pero más allá de eso, nada más grave sucedió. Alec salió al poco rato acompañado por Fiore.

—¿Qué sucede?— preguntó Fiore, restregándose un ojo. 

—Alguien tiró mis cosas al fuego.

—Y las mías— dijeron Gabby y Ellie al unísono, lo que provocó que se miraran entre ellas con incredulidad. 

—Ay, no puede ser... y-yo creo saber quien lo hizo.

Lill miró a Ellie, enarcando una ceja. La pelirroja asintió. 

—¿Quién?— preguntó Gabby.

—En la mañana... vi a Lill salir de la tienda con una mochila y las cosas de Ashley.

Reinó el silencio. Lill recordaba claramente las palabras de Ellie, apenas unos minutos atrás. Dejemos que el culpable se delate solo. Las miradas de Ashley y Gabby pasaron de la niña a Lill y de Lill a la fogata. 

—¿L-Lill...?

—¿Sabes que es lo malo de las mentiras, Fiore?— dijo Ellie, regodeándose—. Que jamás duran para siempre. Alcancé a llegar para ver como tirabas las cosas al fuego.

El rostro de la niña palideció. Alec estaba tenso. Ashley la miró sorprendida, escrutando su rostro, como tratando de hallar algún indicio de culpa en su mirada. 

—¿Dices que fue la niña?— preguntó Gabby, escéptica.

—Así es— respondió Ellie, convencida de sus palabras.

Al igual que Ashley con Fiore, Gabby escrutó el rostro de Ellie, esta vez tratando de hallar algún indicio de mentira. Se terminó encogiendo de hombros. 

—Está bien, está bien. Te otorgo el beneficio de la duda, aunque no me lo termino de creer.

Ellie levantó una ceja. Estaba apunto de replicar cuando el megáfono sonó por toda la isla, anunciando un nuevo desafío. La pelirroja se levantó con cierta pereza. No había dormido anoche por la reunión con Tom. Y si bien es cierto que no fue muy larga, luego había vuelto al estanque a pensar. 

Con un suspiro, se preparó para el desafío del día. El cual sería, dicho sea de paso, uno de los más exigentes físicamente hablando.

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—Bienvenidos campistas a su siguiente desafío. Jugarán por inmunidad, ¡y por una de las mejores recompensas hasta ahora: una noche en una cabaña con camas, comida e incluso un teléfono para  llamar a casa!

Tom podía hablar con Izzy. Pero sería arriesgado. Y esperaba que Ellie pensara igual. No podían hablar en código con ella. Aunque pensándolo mejor, tampoco sabían sus números. Supuso entonces que llamaría a...

Sus ojos se abrieron con sorpresa y miró de reojo a Jake. Mierda, no podía hacerle esto. ¿Perder el desafío? ¿En qué diablos estaba pensando. Ese teléfono sería la única forma de comunicarse con el mundo exterior. Y era, de paso, la única forma que tendría de saber lo de su abuela y de forjar esa relación con Miriam.

Necesitaba esta recompensa. Perdón, Ellie. Pero no puedo perder este desafío pensó con convicción mientras Trevor terminaba de explicar el desafío. 

Ya era el turno de armar parejas. Miró a sus compañeros, acariciándose el mentón. Habían muchas opciones. Le sonrió a Jake.

—Entonces,  ¿vamos juntos o que?

—Con gusto Tom— le dijo el peliazul. 

—Bueno, si no te molesta, me gustaría ir con Drew— dijo Nick. Tom levantó una ceja, pero no dijo nada.

—Supongo que me toca con Miriam—  dijo Dan. 

En el otro equipo, las cosas estaban iguales. Tom observaba desde lejos que no parecían tener muchos problemas de elección. Ellie le dijo que ya sabría de antemano como se armarían las parejas. Bueno, estaba en lo cierto. Ella y Gabby, Ashley y Lill, y Alec y Fiore. Tal como ella lo había dicho hace unas horas. 

Ellie lo miró. Luego a Jake y frunció el cejo, que se relajó en cuanto vio que una de las parejas era Drew y Nick. Supongo que piensa que lo hice por estrategia pensó con una pizca de remordimientos. Pero no le importaba. Cualquier cosa por Jake.

Suspiró y se dirigió a las canoas. Lo más probable era que perdieran la ventaja de todos modos. Entre Nick y Drew no llegarían ni de broma y ahora que en la canoa de Fiore si que hay alguien que remara junto a ella, era improbable, por no decir imposible, que llegaran antes que el  Equipo Cian. 

Se preparó para comenzar a remar, afianzando ambos remos con fuerza, y esperando la indicación de Trevor. El presentador estaba con los brazos en jarra y una sonrisa emocionada. 

—Este desafío inicia, ¡ahora!— hizo sonar la bocina, con lo que todos nos pusimos a remar.

Era más sencillo de lo que parecía, pero mantener el mismo ritmo todo el rato era algo definitivamente complicado. Ni se diga ya remar hasta una plataforma en medio del maldito lago. 

Trató de sacarle charla a Jake.

—Y dime, ¿ya saciaste tu curiosidad?— le dijo con una sonrisa.

Jake pareció confundido.

—¿A qué te refieres?

—La mascarilla.

Se sonrojó un poco y desvió la mirada.

—S-si. No me esperaba que lo hicieras en medio de un desafío.

—Cualquier cosa por el equipo— dijo con orgullo. 

—Eres un buen líder. A mi me costó mucho enfrentar mi miedo— suspiró.

—Ey, no te preocupes. No importa cuanto te cueste, sino que lo hagas. Eres valiente, Jake.

El peliazul rió y luego miró a Tom fijamente.

—Oye... tus ojos... son lindos. No lo había notado hasta que te quitaste la capucha y la mascarilla.

El rostro de Tom estalló en rojo mientras bajaba la mirada para risa de Jake. Suspiró. Había olvidado que él decía algo así en este desafío. 

—Me sorprende que no me hayas preguntado por mis cicatrices— dijo para cambiar de tema.

Jake se quedó unos minutos callado, mientras observaba los ríos blanquecinos que surcaban el rostro de Tom. Luego se encogió de hombros.

—Estoy seguro de que debe haber una razón por la que te ocultaste, ¿no? Si no te incomoda decirme, puedo oír la historia, pero no te forzaré a que me la cuentes.

Suspiró aliviado. Si. Había un motivo que, pese a todo, no estaba del todo listo para revelarle a nadie, ni siquiera al chico de las mil sonrisas. Reprimió una mueca. Odiaba recordar el estado en que Ellie y él encontraron el cuerpo de Jake. Odiaba recordar la masacre, que no fue lo suficientemente fuerte para protegerlos. 

—Gracias por comprender—por toda respuesta, Jake le sonrió con un brillo peculiar en los ojos.

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—No puedo creer que Fiore haya quemado nuestras cosas— dijo Ashley—. Es un alivio que Ellie justo haya llegado.

Esas palabras provocaron que Lill levantara una ceja. 

—¿Por qué estaba fuera del campamento a esa hora?— inquirió la guía de exploradoras.

—Gabby dijo que tenía problemas de insomnio. Me dijo que ella notó que no estaba, salió a buscarla y se la encontró en un estanque.

Lill se llevó una mano a la barbilla. Ellie siempre había tenido actitudes sospechosas. Sus estrategias pensadas en minutos, su actitud en el Hotel, que esté tan abierta siempre a calmar las aguas si habían conflictos... y que aún así ignoraba a Fiore y a Alec cuanto pudiera. 

Mientras sus brazos se movían para impulsarse en la balsa, un pensamiento fugaz, que intentó alejar con una sacudida de cabeza que dejó sorprendida a Ashley, se instaló en su cabeza. Está ocultando algo muy grande.

No quería pensar así de Ellie. Ella, que siempre cuidaba la naturaleza, estaba dispuesta a dar siempre la cara por el equipo y les aseguraba la victoria en la mayoría de desafíos. Pero no podía ignorar esa conducta extraña. 

—Ellie es... algo extraña, ¿no te parece?

Ashley la miró con una ceja enarcada. Se encogió de hombros y siguió remando, dejando que el fresco aire moviera sus cabellos dorados.

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Ellie y Gabby habían sido las primeras en llegar. Secándose el sudor de la frente, la pelirroja vio que, al ritmo que iban las balsas, y con un poco de suerte, su equipo obtendría la ventaja para el próximo desafío. Se estiró y le sonrió a Gabby,

—Bien hecho.

Por toda respuesta, la polaca asintió, reconociendo también el esfuerzo de Ellie. Se paró y se subió al muelle. Haciéndose visera con la mano, miró el resto de balsas, que se acercaban, algunas a mayor velocidad que otras.

—¿Crees que ganemos la recompensa?

—No lo dudo. Es poco probable que la balsa de Nick y Drew lleguen a tiempo— no pudo reprimir su risa.

Gabby sonrió. Le agradaba Ellie. Era muy inteligente y siempre estaba para su equipo. La victoria casi siempre estaba garantizada con ella en su equipo.

—Así que... futura diseñadora de modas, ¿eh?

La pelirroja no pudo evitar que un leve rubor se apoderada de su rostro.

—S-si— dijo, riendo nerviosa—. Ha sido mi sueño desde que era niña— se sentó—. ¿Y tú?

Se encogió de hombros.

—A decir verdad, nunca me lo he planteado— admitió—. Aunque siempre me ha interesado dedicarme a los animales.

—¿Veterinaria?— inquirió Ellie.

—Podría ser. Pero no. Me gustaría algo más... directo.

Ellie no pudo preguntar más, pues la conversación fue interrumpida por dos balsas: la de Tom y Jake y la de Lill y Ashley. Tom se bajó apresuradamente y le dio la espalda a la pelirroja de inmediato, logrando que esta levante una ceja. 

Nadie más habló entonces. La tensión podía cortarse con un cuchillo mal afilado. Logró verse a la lejanía que Nick no estaba remando y que Miriam tiró a Dan de su balsa. Por otra parte, Alec tenía dificultades, ya que tenía que hacer casi toda la fuerza por él mismo. 

Para sorpresa de todos, a excepción de Tom y Ellie quienes lo intentaron disimular, Miriam demostró ser una remadora eficaz y llegó antes que las otras dos balsas. De todas formas, fue en vano. Alec y Fiore llegaron unos instantes después que Dan y Miriam.

 —¡Los Púrpura ganan y obtendrán una ventaja en el próximo desafío!— exclamó Dereck.

—¡Sí!— exclamó Fiore.

Todo el Equipo Turquesa miró a Nick con incredulidad. Todos vieron que Drew remó prácticamente solo. 

—Gran trabajo— dijo Jake, sarcástico. 

—Estos jóvenes de ahora.

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Mientras Dereck explicaba la segunda parte del desafío, Ellie se estaba estirando. La carrera en balsas si que la dejó exhausta. Pero el desafío apenas iba por la mitad. Miró de reojo a Tom. Ese cambio de parejas en la carrera la dejó desconcertada. Le quitó importancia porque aún así obtuvieron la ventaja. 

Una vez que explicaron el desafío, Ellie se dirigió con su equipo a formular la estrategia.

—Bien, me ofrezco para ir primera.

—¿Estás segura, Ellie?— dijo Ashley con una expresión de preocupación.

—Tranquila, lo tengo controlado. Propongo el siguiente orden: saldré yo primera, Alec después, Gabby, Lill y Ashley. Fiore se queda fuera.

—Mejor para mi—la niña se encogió de hombros.

—¿Ustedes qué dicen?

Gabby se llevó una mano al mentón, pensativa. 

—¿Por qué exactamente ese orden?

—No es que importe. Todos estamos en buen estado físico. Y solo tenemos que ganar tres. Aunque dos de nosotros perdamos, que es muy probable viendo a los miembros del otro equipo, podemos ganar.

Lill entrecerró los ojos. Parecía todo tan... planificado. 

—Está bien, iré a dar el orden a Dereck.

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Ellie hizo unos cuantos estiramientos más. Estos se vieron interrumpidos cuando su rival subió a la plataforma. La pelirroja vio con un sentimiento de traición como Tom la miraba con ojos suplicantes. 

Dio un respingo. Sus músculos se tensaron y su agarre alrededor de su maza se afianzó. 

—¡Primer enfrentamiento, Tom contra Ellie! Comiencen...

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Ellie se quedó un rato más en la zona de eliminación. Abrazaba sus rodillas. Se sentía mal consigo misma, traicionada y usada por Tom. Perdieron el desafío, por supuesto. Ellie le había dicho todos sus movimientos. Tom solo alineó las cosas para que surgieran resultado. 

Oyó unos pasos a su lado. Al mirar de reojo, vio que la persona que se acercaba era el mismísimo Tom.

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NOTA DE AUTOR

Odio con todo mi ser escribir los desafíos. Este, en especial, fue una mierda.

Pero acá tienen ya un nuevo capítulo de OU. No tardé tanto, de todas formas. Cuando empiece a cursar van a tener que acostumbrarse a las tardanzas.

Como sea, espero que les haya gustado muuuucho.

Ya nos estamos viendo en el próximo capítulo.

Chaoitooo

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