Relato
LA MALETA
El inicio de la semana, los lunes que a muchos le cuestan coger con ganas a mi no me resultó tan difícil. Me levanté con optimismo pensando que la suerte estaba a mi alcance y que muchos desearían tener.
Ese día quería coger el metro. Siempre es la mejor opción porque si eliges coger el coche tienes que estar atento a todas las indicaciones y no perderte.
Preferí actuar con cabeza.
Lo primero que hice fue desayunar algo ligero y no esos dulces que preparan en la panadería de la esquina. No deseaba sentirme mal en el momento de sentarme en mi asiento favorito, Además incomodaria a una posible acompañante que me relatará su vida como si no tuviera a nadie mejor para dar la paliza a esa horas.
Dejando a un lado esa incógnita, prepare todo lo que iba a llevar para mi entrevista de trabajo.
Primero mi portafolios y segundo lo más esencial mi DNI y mi curriculum vitae.
Debía ir preparado por si las moscas.
Era de esas oportunidades que había que cogerlas al Vuelo, era mi segunda entrevista a lo largo del año.
Entonces camine erguido por la zona de entrada y me sitúe en el pasillo que todos ocupaban para esperar ese vehículo alargado donde se dirigía a esa dirección que era mi destino. Las puertas se abrieron de golpe y una vez preparado me abrí paso adentro. Me situe en la segunda fila y frente a la ventana, Por suerte no habían demasiados pasajeros que incordiaran a esas horas de la mañana. Observe mi reloj, daba tiempo hasta ensayar lo que iba a decir a la señorita de recursos humanos. A veces no se entiende porque escogen ciertos perfiles para ese puesto. Siempre suelen escoger a gente joven y dinámica como si los que entramos en la treintena no encajaramos para ese trabajo.
Una vez llegue a mi destino salí o como se dice te apeas Y lo hice de la misma forma que entré. Iba relajado y preparado a conciencia para lo que me esperaba.
Caminaba seguro, siempre fui un hombre con talante, muy divertido en épocas pero también algo solitario cuando lo necesitaba.
Vivía desde hace cuatro años en soledad después de un duro divorcio. Menos mal que no tuve hijos con esa joven tan alocada que conocí en un bar. Demasiado complicado sería todo. Suspire y enseguida me adentre en aquel edificio enorme. Luego se abrió la puerta del ascensor, tenía un color gris y feo. Acabé acompañado por un joven de estatura media que era empleado de esta empresa hasta me imaginé que trabajaba en la Zona donde suelen maqueta o diseñar miles de libros.
Puede que tenga más preparación y me resulte complicado competir con el. ¡Demonios!
Entonces el fue el primero en abandonar el ascensor y luego fui el segundo.
De repente empecé a sentir los típicos nervios. Y en el momento que iba a entrar por esa puerta cuyo letrero era el que buscaba hace dos minutos. Me di cuenta que no llevaba mi maleta. ¿Donde la dejé?..
Ahora iba sin ese material imprescindible, o necesario para afrontar la misma entrevista soñada desde hace tiempo.
Se me olvidó la maleta en ese vehículo y todo por ser tan despreocupado con mis pertenencias. Tanta preparación no me Sirvió de mucho.
Adiós a la posibilidad de conseguir el puesto de diseñador, de conseguir trabajo en una empresa con gran prestigio y tambien Conocida en mi ciudad.
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