Soldado DE Amor II
Las gotas de lluvia golpeaban la pequeña ventana de la cocina insistentemente, mientras que a través de ella se podía ver aún la oscura noche y algunas ramas de los árboles que decoraban el patio, las cuales a su vez estaban siendo movidas por el viento que las azotaba continuamente; el sonido de la tetera que lanzaba el vapor de manera ruidosa y las manecillas del reloj marcando cada segundo comenzaron a sonar torturadoras en sus oídos, sintiéndose por ende sofocado y sin ningún tipo de salida a la inesperada situación.
El ambiente estaba cargado de una tensión tan terrible, que creía que su cuerpo estaba casi tan tieso como un roble. Los pasos de las mullidas pantuflas de Hyungwon sonaron por toda la habitación una vez se movió de la encimera al refrigerador, lo cierto es que había sido algo ligero como una pluma, pero el absoluto silencio hacía que los sonidos se amplificaran hasta el punto de aturdirlo y no permitirle pensar de manera apropiada; tampoco se atrevió, ni por un momento, a girarse para verle de frente. Porque lo sabía, sabía sin siquiera constatarlo que Hoseok le estaba clavando la mirada desde atrás con esos aterradores y hermosos ojos oscuros.
se encontraba en el refrigerador sacando algo de mantequilla y estaba sudando ¡sudando! Debía controlarse y tratar mantenerse sereno, porque realmente creía que Hoseok en cualquier momento descubriría que estaba en absoluto pánico debido a su presencia luego de tanto tiempo; Pero, con todo y miedo recorriéndole el cuerpo, sabia también que ya no era el mismo Hyungwon de antes quien caía rendido sólo por una mirada, no, ahora era un hombre fuerte y muy resentido; uno que no quería ni tenerlo cerca.
— Y bien ¿te la vas a pasar callado todo el tiempo y no me dirás nada, tesoro? — cuestionó una potente y firme voz que lo trajo de regreso. Su cuerpo se puso más rígido de lo que ya se encontraba; Hyungwon realmente creyó que era su fin. — ¿Hyungwon? Ey, dime de una vez ¿por qué estabas semidesnudo en casa con otro hombre?—la dureza en su voz lo hizo vibrar, y de tener su corbatín, este seguro habría salido volando por si solo.
—¡Hoseok! —se giró alarmado y lo regañó por las palabras que le profesaba de repente. Hyungwon no podía creer que lo primero que el menor le dijera a penas lo viera fuera algo como ello; Dios, no tenía sentido, pues Lo único que había hecho era desabrochar los dos primeros botones de su camisa.
¡En serio era una absoluta tontería!
—¿debería entonces preguntar por la relación que tienes con el idiota con cara de perro abandonado? — Hoseok hizo una pausa mirándolo y luego soltó el aire molesto — Estoy muy enfadado justo ahora, no lo puedo creer...
—se llama Minhyuk.
— ¡Ja, con que tiene nombre el idiota aquél! ¿al menos me extrañaste, Hyungwon? ¿Aunque sea un poco, lo hiciste?
El castaño tenía los ojos cerrados y estaba cruzado de brazos sintiendo como la vena en su cuello se inflamaba hasta cortarle la respiración; aún con el enojo que iba en ascenso, estaba dispuesto a asentir con la cabeza a su pregunta, cuando cayó en cuenta a tiempo de lo que ello significaba.
—¡por supuesto que no, Hoseok. Me insultaste y luego me abandonaste sin decir una palabra! ¿Acaso estás loco? — bufó realmente frustrado y se murmuró a sí mismo — ni siquiera sé por qué lo pregunto, nunca he entendido absolutamente nada de lo que hace. Oh Dios, mi cabeza.
—Y lo siento por eso, mi preciosa belleza; De verdad estoy arrepintiendome de haber hecho eso. No me siento bien al respecto, así que... — se levantó de la mesa viéndolo directamente al rostro, pero Hyungwon había desviado la mirada muy hábilmente; era consciente de que él se negaba rotundamente a verlo a los ojos. Decidido se quitó el blazer dejandolo sobre la silla mostrando así sus fuertes brazos que estaban marcados por extravagantes tatuajes, caminó hasta quedar frente al castaño, y, sin pensarlo dos veces, se arrodilló levantando los brazos por encima de la cabeza. — rompeme la cabeza si quieres, amor, estoy dispuesto a pagar por ello como tu quieras. Pero recuerda que....
Como un golpe seco y estridente una bofetada sonó en todo el lugar; Hoseok por un momento se vio totalmente desorientado debido al impacto, pero luego pensó en que era lo mínimo que había imaginado recibiría y merecía. Su Hyungwon seguía siendo el mismo de siempre, era demasiado blando.
—¿dónde diablos crees que has regresado, Hoseok?
— A casa donde creo que pertenezco, por supuesto. — dijo tratando de que las palabras no se le enredaran debido al dolor — Te extrañé tanto cariño, que perdí toda la cordura que me quedaba y volví. Te amo locamente, Hyungwon, te amo demasiado y no creo que pueda seguir viviendo sin... — El sonido de otra bofetada más fuerte inundó el ambiente mezclándose con el de la tetera, la cual lanzaba el vapor de manera intensa debido al punto máximo de ebullición del agua; Hyungwon se encontraba tan ofuscado, que respiraba de manera irregular por la rabia que había estado conteniendo durante tantos años, de repente era como si no quisiera escuchar absolutamente nada de lo que tuviera por decir, sino sólo acabar con la existencia que tenía justo en frente. Todo el descaro y la charlataneria que podía contener Hoseok era descomunal.
— loco bastardo...
— auch... Hablo en serio, jamás podría seguir sin ti, Hyungwon...Y espero que tu también me hayas extrañado tanto como yo lo hice durante estos años, amor, porque no importa con quien hayas estado ni con cuantos, ahora estoy aquí y eso es lo único que importa; Tesoro, sólo deshechalos a todos y vuelve conmigo, estoy dispuesto a perdonarte cualquier infidelidad.
De manera inevitable Hoseok vio una tercera palmada ir directo a su rostro y cómo eso mismo anunciaba su muerte; resignado cerro los ojos al presentir que no podría nunca aguantar un tercer impacto de tal magnitud, pero al cabo de varios segundos de no sentir nada volvió y los abrió asombrado. Efectivamente se había salvado, la mano abierta del castaño estaba a centímetros de su mejilla y levantó la vista sólo para darse cuenta de que él miraba, aún con el ceño fruncido, hacia un costado; con cautela y midiendo todo bien tomó su mano, besó su palma primero viendo como un bellísimo sonrojo aparecía en sus orejas, y cuando sintió que podía ir más allá, se dedicó a jugar a morder sus dedos tal y como hacia en el pasado cuando era tan feliz y no lo sabía. Sí, debía sellar el trato de paz, aunque no sabía exactamente por cuánto tiempo le iba a durar.
Abrumado de no estar logrando nada con sus acciones buscó por cuenta nueva los ojos de Hyungwon mientras frotaba su mejilla contra su gran mano, pero este simplemente se mantenía firme en la idea de ver hacía otro lado que no fuera el. Por el perfil que logró obtener, pudo ser capaz de admirar que su rostro mostraba el espléndido y perfecto sonrojo que hace tantísimo tiempo había deseado presenciar, por lo que sin ningún esfuerzo sus ojos y cuerpo entero cobraron el acostumbrado modo encantado; Hoseok de la nada lucia como un completo idiota sin remedio.
—¿estás satisfecho, tesoro? Prometo no volver a huir nunca más. Soy tuyo completamente —dio un beso en el dorso de su mano y luego la acarició con sus mismos labios; aunque sonara increíble, sólo eso era suficiente como para mantenerse tranquilo por un buen tiempo.
—no sé de qué hablas...
el castaño soltó su mano del agarre del otro, el cuerpo le ardía en deseo y aún así se contuvo totalmente. Dio vuelta hacia la tetera que se mantenía lanzando el humo con abundancia y rezó en sus adentros para no verle a los ojos en lo que faltaba del tiempo para que se marchara.
Minhyuk había sido un verdadero idiota por haberlo dejado pasar tan fácilmente, claro está, se sentía amenazado por Hoseok quien prácticamente estaba matandolo ya con una dura mirada que no tuvo ni pizca de dudas en lanzar y la verdad es que el tampoco había dicho nada coherente que fuera de ayuda para aclarar las cosas, simplemente porque el millón de sentimientos por haberlo vuelto a ver habían logrado hacer de él sólo un cuerpo inerte, del cual su alma había escapado a quién sabe qué lado. Al final Minhyuk le dijo con toda la paz del mundo que entrará, porque sin duda él tenía más derecho a estar ahí dentro que nadie más.
¡Estúpido cobarde!
¿De qué derecho hablaba?
Prácticamente lo había dejado solo con el peor de los verdugos y debido a eso tenía los nervios de punta, porque tenía que admitir que Hoseok parecía ser incluso más seductor que antes. sin duda alguna se vengaría de Minhyuk
¡lo iba a hacer!
—será mejor que bebas tu café y te marches. No deberías haber vuelto, porque sea lo sea que busques ya no tengo nada para darte. — Las piernas le flaquearon y las manos le temblaban terriblemente; jamás se había imaginado tener que hablarle de esa forma a Hoseok, pero estaba tan enfadado que podría llorar.
¿pensaría él quizá que estaba siendo muy malo? No quiso ni imaginarlo...
Mirándolo desde atrás y conteniendose apenas de correr hacia él para proclamarlo como suyo debido a todos sus encantos, dejó salir de sus labios un suspiro y se levantó del suelo conforme con lo que había obtenido hasta el momento, Hoseok caminó de regreso a la mesa, y cuando se sentó, apoyó un codo sobre ella y se inclinó hacia adelante apoyando luego el mentón en su mano, para al fin responder.
—no me quiero ir, tampoco puedo — dijo de manera obstinada — Cloe está casada y tiene tres pequeños dinosaurios a los que llama hijos; Johanna es ahora jugadora de fútbol profesional, por lo que creo que ni siquiera está en la cuidad. Y bebé, tu y yo sabemos muy bien que en casa de mi hermano hasta mi nombre es tabú. Hyunwoo me odia.
—pues entonces ve a tu hotel, aquí no te quedarás. Espero que ni por las vueltas lo estés considerando.
Hoseok suspiró profundamente.
—no deberías ser tan cruel con quien tanto te ama, tesoro ¿podemos beber el café en paz? prometo que me iré una vez termine, lo juro.
A Hyungwon esas palabras lo hicieron temblar al instante ¿realmente había sido muy duro al decirle que se fuera? a qué se refería Hoseok realmente con irse. ¿Irse del todo o irse de la casa? No lo entendía, aún con los años seguía sin entender a ese idiota del que se había enamorado hace mucho.
—no te entiendo... — su voz sonó confundida, realmente lo estaba.
—oh, precioso, por supuesto que me iré parcialmente. Buscaré un hotel donde quedarme y volveré mañana, el día siguiente y el día después de ese. Haré esto hasta que decidas que yo soy el único para ti.
—¿Qué? ¿viniste aquí y no aseguraste primero un lugar donde quedarte? ¿¡Qué clase de tontería es esa!? — Hyungwon estaba haciendo el café con algo de torpeza y al escuchar las palabras de Hoseok dejó caer todo al suelo; era como si todo en su sistema se volviese desordenado de la nada.
—cariño, el café...
—¡no entiendo cómo puede alguien ser tan descuidado, entiende que no puedes hacer las cosas simplemente porque sí. ¡estas ciudades últimamente están infestadas de peligro, conejito! — hipó cuando se dió cuenta de su gran error. Se había alterado al punto de no ser consciente y había terminado por cometer un desliz al llamarlo cariñosamente. —lo que quiero decir es que... — Vio a Hoseok levantarse de nuevo de su asiento y rezó tres padres nuestros porque de nuevo se sentía un pecador por desear el cuerpo del pelinegro de una manera tan abrumadora; lo anhelaba demasiado, pero aún con todo y anhelo se mostraba reacio a aceptarlo de vuelta. Ya una vez había sido un suelto quien se había entregado con facilidad a él, ahora quería que el otro se esforzase más en intentarlo, porque a pesar de todo buscaba ver hasta dónde realmente sería Hoseok capaz de llegar por tenerlo de vuelta. —¡no te acerques, no quiero que me beses!
¡Era una locura!
Lo soltó mientras llevaba las manos a su boca y cerraba los ojos para no ver directo a esos ojos oscuros que lo enfocaban; cada vez era más difícil apartar la mirada de él, lo intentaba de manera dura pero estaba prácticamente luchando contra su necesidad. Supo que su advertencia no había sido tomada en cuenta porque los pasos de Hoseok rechinaron en el suelo acercándose cada vez más, más y más; el estómago se le removió, unas mariposas mutantes gigantescas le crecieron de la nada dentro y otro temblor ligero le apareció en el cuerpo. — «¡me besa y seguro me muero!»— se dijo en sus adentros, estaba tan nervioso, que estuvo al borde del colapso cuando lo sintió detenerse en frente.
¡santa madre de Dios! ¿¡Qué haría ahora!?
Hoseok tenía una espléndida sonrisa estampada en el rostro; al principio se había asustado tanto y estaba tan shockeado porque su tesoro lucía muy diferente, que incluso quiso correr como loco en busca del culpable de haber cambiado su sexy antiguo estilo. Amaba mucho los corbatines que usaba Hyungwon y durante el viaje había estado adivinando de qué color podría ser, además de que esperaba ver también los lentes gigantes que extrañaba tanto; sólo que no sucedió así, en su lugar lo que halló fue mucho más asombroso. Hyungwon realmente parecía otro con esa ropa de tela delgada y pantalones ceñidos al cuerpo, demasiado sexy, atrevido y jovial; temió que con ello su dulce e inocente personalidad también se hubiese desvanecido, pero sólo fue un simple susto, porque su tesoro seguía siendo una fuente inagotable de puro encanto.
—«¡Dios, me estás matando de amor!»—lo grito en su mente. No podía creer cómo había logrado sobrevivir todo ese tiempo sin ver esos detalles tiernos, únicos y maravillosos que solía tener el castaño, como por ejemplo, esas respuestas anticipadas que lanzaba de la nada porque siempre dejaba su imaginación volar o ese sonrojo que lo encantaba cada vez que lo veía aparecer en su rostro. Lo amaba tanto, que se creyó un superviviente de una terrible apocalipsis; porque sí, haber logrado sobrevivir seis años sin ese hombre se había vuelto su mayor hazaña en toda la vida.
Al tenerlo tan cerca se llenó de una horrible ansiedad y no pudo evitar repasar con su mirada el cuerpo del castaño. Pasó primero por sus ojos fuertemente cerrados y lamentó no poder ver a través de ellos, lo anhelaba ennserio; siguió por su pulida nariz que adoraba y la cual le aceleró el corazón, bajó más y no pudo ver sus labios, así que de nuevo se lamentó y mucho; pero lo más crítico fue que, el bajar a la parte del cuello y ver un poco de su pecho al descubierto, casi le provocó un ataque al corazón.
¡qué fuerza sobrehumana habría de tener para no lanzarsele encima ahí mismo!
la idea de que estaba en ropa demasiado ligera no lo abandonaba para nada, estaba acostumbrado tanto a verlo en su típica camisa, abrigo y pantalones de lino, que no fue capaz de asimilar la simple camisa juvenil a cuadros que ahora lucía frente a él. Se relamió los labios hambriento y de repentinamente unos celos tremendos lo abrumaron al pensar en quienes hubiesen visto su piel al descubierto; aquel sujeto que salía de la casa era su mayor amenaza hasta ahora y eso que apenas había llegado, así que ¿cuantos más como él habrían? No, no dudaba de Hyungwon, de lo que desconfiaba era de las personas que pudiesen quedar encantadas por su magnética sensualidad.
—¡te lo advierto Hoseok, si me besas te golpearé con un mazo esta vez!
Se controló y evitó soltar una risa que lo hiciera lucir muy malo, así se agachó para recoger todo el desorden del suelo y fingió una naturalidad que lo dejaba aterrado; pero la verdad es que no sabía cuánto tiempo más podría mantener así.
—has hecho un gran desorden en la cocina, amor. No creo que vayamos a ser capaces de tomar café ahora.
Hyungwon, quien esperaba pacientemente porque algo sucediera, abrió los ojos de golpe cuando escuchó esas palabras y los abrió aún más al ver que Hoseok trataba de reunir todo el café que estaba decorando el suelo casi por completo.
¡Que vergüenza!
No se sentía tan tonto desde que le había pedido al mismo Hoseok que "hicieran el coito" en la sala de su casa, ahora se preguntaba ¿¡quién en su sano juicio decía esa palabra en esos tiempos!?
¡vergüenza total!
Se agachó de inmediato también a tratar de ayudar, pero al bajar golpeó su cabeza con la del menor; por el universo, estaba tan nervioso y apurado que no media nada de lo que hacia.
—Lo-lo siento conejito, lo siento. — el pelinegro se llevó una mano a la cabeza quejándose de manera exagerada. Tenía los ojos cerrados y se sentó por completo en el suelo.
—sé que me lo merezco, precioso, pero deberías considerar avisarme primero ¿no crees? Auch.
—¡oh, conejito!
—¿qué, qué, qué?
—¡estás sangrando! —dijo el mayor con horror. Llevó sus manos de nuevo a la boca y miró fijamente a la parte de la cabeza que se sostenía el menor.
—¿qué? Hyungwon, tú...mierda ¿¡De verdad me rompiste la cabeza!? — Una risa nasal retumbó por toda la habitación, y Hoseok, quien estaba desconcertado corroborando sí tenía algún rastro de sangre en su mano, casi instantáneamente levantó la vista para ver a un Hyungwon que lucia muy feliz riendo.
¿Acaso él le había hecho una broma? No se las creía.
—¿estás jugando conmigo? — su voz sonó débil, todo debido a la risa del castaño que volvía y surgía efecto en su cuerpo; ahora su mirada no era de alguien encantado, sino que prácticamente lucía como un borrego completamente enamorado. Amaba muchísimo esa risa de cerdito bebe ¡ULTRA CUTE! —¿desde cuándo mi tesoro hace bromas de este tipo? ¿Debería prepararme para alguna otra sorpresa? Hyungwon, me estás matando lentamente.
Por la ligera seriedad en la pregunta y palabras del otro, Hyungwon dejó de reír gradualmente y abrió los ojos encontrándose momentáneamente con los suyos que eran seductores, y que además lo veían con intensidad. Retiró la vista de nuevo abrumado, no podía creer que aún con los años que habían pasado esa mirada siguiera causándole torbellinos de sentimientos; Hoseok lo hacía ser debil, por que en serio pensó que en cualquier momento caería en sus brazos necesitado, falto de su amor y su calor...
¡No, no, no y no!
Comenzó a recoger todo el desorden del suelo con seriedad, ya que toda risa se había esfumado de manera instantánea y actuó como si la otra persona frente a él no existiera; quería ser fuerte al menos una vez, una sola vez y luego ya todo estaría bien, pero prácticamente estaba perdiendo los estribos por la insistencia de Hoseok.
luego de casí perder la cabeza por un instante de debilidad, terminó por ofrecer al menor algo de vino, pero este con rectitud le dijo que él estaba ahí con buenas intenciones, y que si tomaba aunque fuera un poco de licor, perdería el control y se sobrepasaría; después de eso, Hoseok simplemente le recrimó de manera certera el hecho de que bebiera bebidas alcohólicas y de repente no pudo dejar de sentirse como el ser más irresponsable de la tierra, no sabría qué le diría siquiera si supiera que ya había bebido bastante junto a Minhyuk. De seguro correría a buscarlo donde estuviera y lo mataría.
Oh no, el no quería ver a su amigo muerto.
Al final calló y optó por beber jugo de uva, pues no habían tampoco muchas opciones de bebidas, todo por el café que se había regado por completo. La lluvia se había vuelto débil con el pasar de los minutos y la tensión en la habitación también, Hyungwon lanzaba miradas discretas detallando al menor cuando este estaba distraído mirando a algún otro lado; Hoseok había cambiado, ahora tenía el cabello con un tono negro brillante y mucho más ordenado, eso incluso lo hacía lucir muchísimo más atractivo; pasó por su rostro relamiendose los labios cuando detalló los del otro, y, al caer en cuenta de lo que estaba haciendo, se dio tres palmadas mentales y pasó a ver los tatuajes en sus brazos; de la nada sintió unas devastadoras ganas de pasar sus dedos por su piel.
— oh, Dios mío... — murmuró de manera muy íntima y cerró los ojos porque su cuerpo estaba haciendo todo lo contrario a lo que había planeado hacer.
— dime, Hyungwon...—se sobresaltó todo cuando escuchó la voz del pelinegro y bebió un gran sorbo de juego de uva de un golpe. Muy seguramente tendría que ir a la iglesia y confesarse porque en definitiva se sentía el ser más atrevido de la tierra; los pensamientos perversos no lo dejaban en paz.
—Ajam... —medio respondió cuando recuperó el poco aire que le quedaba por la sorpresa.
—¿La señora Bakker..
al escuchar ese nombre varios sentimientos murieron, se puso serio y respondió con simplicidad. —Oh...ella murió hace cuatro años.
—Yo-yo lo siento, amor. No sabía que...oh, por Dios, lo siento tanto. — Hoseok trató de disculparse a la mayor brevedad posible, porque ciertamente esperaba todo menos ello.
—estoy bien. Fue una gran lastima, pero entiendo ahora que esas cosas pasan ¿y a tí cómo te trata la vida?
Esas palabras hicieron que el corazón de Hoseok se le estrujara un poco; habría dado todo de él para que su tesoro no aprendiera sobre el mundo real de esa manera tan dolorosa, por lo que se lamentó demasiado el haberlo dejado solo con todo ese peso sobre sus hombros. Al final había llegado a ser un verdadero cretino, mucho más de lo que se imaginaba ya era.
—mis días no me han tratado tan bien como a tí, tú estás...—lo detalló con la mirada de nuevo. Esa camisa abierta lo seguía matando, al punto que su sexo le enviaba señales de alerta por tanto aguantar. —estás mucho más hermoso, considerando que siempre fuiste una tremenda belleza.
Ok, se podía permitir derretirse un poco ante sus palabras. Era innegable que Hoseok siempre decía lo que quería escuchar ¿imaginaría acaso que había cambiado, no sólo físicamente, pensando en él? Ahora conocía muy bien los lugares de entretenimiento y comidas rápidas; podía salir sin ningún problema. Sin embargo, se mantuvo fuerte. —Harías lo que sea para quedarte aquí, ni creas que caeré. — sonrió dejando que su coquetería apareciera, porque sin duda alguna le atraía cien por ciento el hombre que tenía en frente.
—precioso, tú brillas y no quiero tener que ilusionarme con tu sonrisa. Siento que me estás abriendo las puertas al pecado, así que mejor dime ¿quién te hizo así? —realmente esperaba que esta vez respondiera.
—Todo fue por un idiota que me engañó y luego me abandonó dejándome solo — comentó y se cruzó de brazos mientras se recostaba en la silla— Debido a que me sentía poca cosa, recurrí por ayuda a Kihyun, quien sabía muy bien sobre estos temas, y fue así como terminé tal y como me ves ahora. Aunque fue difícil al principio, ahora me siento muy bien gracias a ello, mejor que antes.
—«maldito Kiki.»—lo gruñó en su mente enojado. Tras de tonto, resultaba también que cambiaba a su tesoro para dárselo a los lobos; creía muy bien recordar haberle pedido que cuidara a Hyungwon de todo y no que lo cambiara de manera abrupta. No sabía realmente cómo cobraría venganza, por que al fin y al cabo él no podría golpearlo jamás, pero no dudaría en hacerlo pagar de algún modo.
—mmmm ya veo, amor... Lo siento.
ambos se quedaron en silencio por un largo lapso de tiempo. Mientras que Hoseok veía a un gato gris ir hacia la puerta de la cocina, Hyungwon fue sintiendose de nuevo cada vez más abrumado por todo lo que sentía; en definitiva no era bueno para él tenerlo cerca.
—¿por qué volviste? no entiendo. —rompió el silencio sintiendose casi al borde del desespero— Dices lo siento tan fácilmente, pero te fuiste y no escribiste, ni dijiste nada ¿sabes lo que sentí cuando le pregunté a todos por tí y ninguno dijo absolutamente nada de dónde encontrarte? eres un... Eres un maldito, Hoseok. Fuiste muy cruel conmigo...
era claro que Hyungwon debía estar dolido por cómo había sido todo, pero creía que si hubiese dicho sus razones en aquel entonces, a lo mejor ninguno de los dos habría optado por separarse jamás y seguro alguno de ellos estaría lamentandolo en ese preciso momento, incluso peor que ahora, ya fuera porque de haber arreglado las cosas con el mayor el nunca hubiese sido capaz de tomar la firme decisión de viajar de regreso a Corea, estudiar y trabajar por su cuenta o porque en el afán de seguirlo, Hyungwon habría dejado todo atrás y perdido aquello que con tanto esfuerzo había logrado; no importaba, ambas cosas hubiesen sido demasiado tristes e injustas para ambos.
—Ya te lo he dicho varias veces, cariño y no importa cuántas veces quieras comprobarlo dije que regresé por ti, mi tesoro ¿no es eso lo importante ahora? —trató de hacerlo más sencillo— somos sólo tu y yo ahora tratando de comenzar de nuevo.
—¿qué me asegura que no estás jugando conmigo otra vez?—le reprochó Hyungwon con voz profunda y al instante; estaba completamente a la defensiva. Era evidente que su trato de paz había acabado ya.
—Jamás jugué contigo, Hyungwon, lo que sucedió con Changkyun fue un gran malentendido que no quiero ni recordar. Nunca he amado a nadie como te amo a ti.
«oh, con que Changkyun.»— lo dijo en su mente. Pensó en que era la primera vez que escuchaba el nombre de ese sujeto provenir de su boca; Entonces ¿era él la persona especial de la que había hablado alguna vez? de seguro así era, tal vez lo seguia amando y ahora estaba tratando de convercerlo de nuevo de estar en una relación sin sentido, para después de un tiempo irse en cualquier momento y dejarlo esperando por años a que regresara.
No estaba loco, no lo haría.
—No logro creerte. No eres más que un charlatán, Hoseok, lo eras antes y lo eres justo ahora ¿¡qué te hace ser tan persistente!? ¿Por qué yo? —el corazón le dolía mucho; era comprensible el por qué estaba tan confundido, ya que sabía aún tan poco. Era muy difícil asimilar la situación y no podía evitar desconfiar.
Hoseok jamás pensó estar tan serio alguna vez, se quedó en silencio mirando un punto en la mesa, sólo escuchaba la respiración de Hyungwon y la leve lluvia golpear la ventana; los maullidos del par de gatos que rodeaban la casa se escucho por alguna parte y agachó aún más la mirada, mientras que el corazón le latía como nunca.
— Sé que alguna vez dije que no existía nada como el amor ¿sí? Sólo quiero que olvides a ese viejo yo y veas lo que soy ahora. Cariño, en ese entonces era un idiota que no entendía absolutamente nada y sólo hablaba por hablar, porque no sabía lo que era ser amado por alguien como tú, Hyungwon. Ahora he aprendido mi lección y no pienso dejarte, te necesito y te amo, te amo mucho más de lo que imaginas. — hizo una pausa y soltó el aire como si fuera a deshacerse de una gran carga — No voy a mentirte, no a ti. Justo ahora tengo miedo de esto que siento, cada día es como si- como si creciera y se enclara muy fuerte dentro de mi, crece en todo momento y no puedo parar de pensar en ti ni por un instante. Mierda, realmente quiero abrazarte, besarte y mostrarte cómo estoy temblando porque siempre ha sido sobre ti, siempre.
—Tú- sólo quieres convencerme... —se levantó apurado, enojado porque sentía que caería en cualquier momento sólo con sus palabras. Comenzó a caminar desesperado por la cocina, bajo la mirada atenta de Hoseok quien mantenia una calma casi inquebrantable. Era como si todo lo que estaba diciendo fuera cierto
¡no lo entendia!
—Me hieres, tesoro. Yo sólo te he mentido una vez y ya pagué lo sufiente por ello, así que ¿no crees que es justo que volvamos a darnos una oportunidad?— el pelinegro se lavanto y detuvo a Hyungwon quien lucía desorientado, lo tomó de los hombros pero este no quería verlo directamente—te prometo que no habrá nadie que te ame tanto como yo lo hago ahora ¿qué dices? No será por tiempo limitado, yo en serio quiero estar el resto de mi vida junto a ti, Hyungwon. —insistió de nuevo; estaba hablando tan en serio, que no podía creer que Hyungwon no sientiera cuán tensionado se encontraba su cuerpo.
Para el castaño las palabras de Hoseok podían ser ciertas en algún punto, pero aún así se negaba a verlo a los ojos, estaba tan aterrado, que escuchaba su voz llamarlo y aún con eso seguía incapaz de hacerlo; se mantenía aferrado al hecho de que si lo hacía caería, así que de repente se vio forcejeando y tratando de escapar de su creciente necesidad, aún cuando esta trascendía más allá de toda razón.
— Por favor, Hyungwon, no hay nadie más importante para mi que tú, cariño, siempre has sido tú día y noche sin excepción alguna. Creeme, te amo demasiado como para jugar con algo como ello.
Sólo eso bastó. dejó de luchar, sollozó y abrió los ojos, sólo para ver a los suyos que eran profundos y oscuros, de nuevo su cuerpo perdió fuerza y dejó que el otro lo fundiera en un abrazo, que lo llevara de nuevo a otro mundo; apoyando su frente en el hombro del pelinegro sollozó de nuevo. Era un idiota por ser tan débil, pero no podía evitarlo porque su amor era más grande de lo que podía detener, así que lo abrazó de vuelta y su calor le dio una inesperada tranquilidad e incluso las preguntas que en su cabeza rondaban se fueron disipando, dejando a su paso solamente lo positivo que era tenerlo de regreso.
realmente lo había extrañado muchísimo..
con sutiliza Hoseok se separó un poco porque anhelaba demasiado ver el rostro de su tesoro, este se cubrió con sus manos y no pudo evitar sonreír; había pasado mucho tiempo desde que pudo disfrutar tanto de conquistarlo, fue tan largo el tiempo, que había olvidado el sentimiento tan magnifico. Con delicadeza retiró sus manos de su rostro y lo miró de nuevo directo a los ojos, esta vez haciendo que su cuerpo temblara bajo su tacto y obteniendo un nuevo sonrojo en sus mejillas; definitivamente ese era su chico, no cabía duda alguna.
sin poder contenerse más se acercó lo suficiente hasta atrapar sus labios, lo pegó a su cuerpo y lo besó de manera profunda y con pasión; con su lengua exploró toda la cavidad del otro y jugó con su cabello en el proceso, hundiedo sus dedos en el y dejandolo sin aliento. rompió el besó en el momento en que buscó aire y de nuevo lo vio a los ojos, como comprobando que lo que había hecho no había sido tal vez algo malo, pero al ver esos ojos llenos de brillo y sin ninguna duda, le hizo volver a besarlo perdiendo con ello su faceta de chico bueno; ya no podía agunatar lejos de aquel cuerpo que tanto extrañaba.
coló su mano bajo la camisa y tocó la piel del otro sintiendo como se le erizaba la piel debido al contacto, recorrió su suave torso con regocijo y una vez jugó con sus pequeños peones se sorprendió de escuchar un gemido proveniente de Hyungwon, que lo único que provocó fue que su cuerpo se pusiera más caliente de lo que ya se encontraba; sin esperar más lo fue llevando en dirección a la habitación, sin romper el beso y abriendo la camisa del castaño a su paso. Al sentir el apuro del otro, el castaño se separó agitado y con la vista nublada por el deseo.
—espera, Hoseok ¿estás seguro de esto? — la pregunta era tonta, pero claramente estaba aturdido.
—Claro bebé, jamás dudaría. Te deseo tanto que siento que debemos omitir esto.
Lo vio morderse el labio inferior y verle el pecho descubierto con una mirada demasiado obscena; Hyungwon temblaba de la emoción y el deseo también, por lo cual lo tomó de la camisa y lo atrajo hacia él besándolo de nuevo hasta llevarlo a su habitación. Hoseok terminó de quitar la camisa del castaño en el umbral y sin importar la lanzó al suelo, apresurado comenzó a desabrochar sus pantalones, para luego pasar sus manos por su espalda y tomar su trasero con todo el deseo que ello acarreaba; con un par de pasos más lanzó al castaño en la cama y sonrió, no habían límites para todo lo que quería hacerle al mayor en ese momento, sólo porque su rostro inocente laumentaba su deseo y le despertaba el hambre de un lobo.
Con destreza retiró sus pantalones y su ropa interior dejandolo a su merced, pasó su mano por la larga pierna hasta su muslo y se escurrió hasta estar sobre el castaño; lo besó en lo que tomaba su miembro casi erecto para así mover su mano de manera armónica, de arriba a abajo, pasando por toda la extensión y ahogando los gemidos entre besos profundos y fieros que los dejaban sin aire.
Por todas las sensaciones en su cuerpo Hyungwon rompió el beso rodeando con sus largos brazos la espalda del otro, arqueaba la espalda dejando salir sus gemidos y se aferraba con fuerza, ya que su cuerpo abandonaba toda voluntad; había extrañado tanto esos encuentros íntimos, que no sabía que podía sonar tan necesitado y tan desesperado al pedir más de lo que Hoseok ya le ofrecía. Sintió el orgasmo venir pronto, su cuerpo se llenó de éxtasis por los movimientos acelerados en su miembro, pero también por los dientes y lengua del menor que acariciaban su piel, pasando por el cuello y pecho devorandolo. Con un gemido ronco llegó al clímax, así que sumergido en la enorme sensación enterró sus uñas en la espalda del pelinegro por sobre la camisa y jadeó completamente desorientado.
—no hay tiempo que perder, bebé, he esperado demasiado para esto.— La voz de Hoseok era otra, lo hizo reaccionar de manera pecaminosa por lo indiscreta que se oía y sonrío. Mientras tomaba aire lo escuchó desabrochar su pantalón y levantó la vista para ver como Hoseok lo tomaba de la cintura, le abría las piernas y se colaba en medio de ellas; suspiró al sentir las tiernas caricias al interior de uno de sus muslos, explorando pasó una de sus manos por el mismo hasta llegar a su cadera y sin prevenir nada sintió como Hoseok introducía uno de sus dedos en su entrada.
— Oh-Oh por Dios — dio un respingo y gimió en cuanto sintió la primera pequeña embestida en su interior. Se aferró a él que era fuerte y un segundo dedo invasor entró moviéndose al compás, entrando y saliendo, estimulandolo sin ningún tipo de misericordia; todo, mientras trataba de callar los gemidos que se le escapaban sin parar. —Por favor, Hoseok... —la tortura lo estaba matando, su amante lo veía mientras seguía jugando con su cordura, al punto de hacerlo sentir demasiado falto y necesitado de él; escuchó su propia voz y se avergonzó completamente porque no sabía qué podría estar pensando el otro respecto a ello, pero lo cierto era que estaba disfrutando mucho mas de lo que podía razonar. La respuesta de Hoseok fue contundente, sacó los dedos de su interior, tomó su pene y lo penetró sin dudar; por lo inesperado de la acción, echó su cabeza hacia atrás soltando el aire de manera brusca para luego contenerlo, mordió su labio inferior cuando se sintió lleno y gimió apretando su agarre en los brazos del menor.
—estás tan apretado, tesoro. Oh, estás-estás volviendome loco...—sonrió y dio la primera estocada mientras dirigía su mirada a su amante.
—eres un...—su cuerpo reaccionó al primer movimiento de su cadera, gimió y gritó lleno de placer; buscaba la fuerza para no perder aún más el control, pero tener a Hoseok moviéndose lentamente dentro de él no era algo que estuviera siendo mucho de ayuda—eres un sucio, por-por favor cállate.
—oh, bebé, no quieres saber cuán sucio puedo llegar a ser. Quedarías sorprendido... — Dio una profunda embestida que lo hizo gemir incluso a él, cerró los ojos por un instante sintiendo el caliente interior de Hyungwon provocando que las estocadas se hicieron fuertes al punto que el sonido de las pieles chocando y los gemidos de ambos llenaban el ambiente; el pelinegro sostenía con fuerza las caderas del mayor y embestía con mayor frecuencia, cada vez más profundo y certero.
En el momento en que Hyungwon sintió su cuerpo cosquillear de nuevo, gimiendo con más fuerza, terminó. Sintió al otro dar un par de embestidas y lazar un gemido ronco, su pecho subía y bajaba agitado, su corazón latía con una fuerza descomunal y su cuerpo se sentía flotar por el efecto del orgasmo; mantenía los ojos cerrados y jadeaba falto de aire. Sintió a Hoseok tomar su mano que se sentía de papel, sólo para repetir la acción de morder y lamer sus dedos. Hasta el momento no entendía por qué le gustaba tanto hacerlo.
—tesoro, no, no, no — un par de sutiles palmadas impactaron su mejilla y abrió los ojos de nuevo encontrando que estaba cerca a su rostro — tienes que abrir los ojos, cariño — lo besó — esta noche apenas comienza.
—¿qué?
¿Eso no era todo?
* * *
Una tonada se escuchó por toda la casa en conjunto con el acostumbrado 'Bip' de su alarma; sonrió satisfecho y trató de moverse para apagar el aparato que insistía en avisarle que comenzaba tarde su rutina diaria, pero apenas y logró moverse antes de que unos brazos fuertes lo rodearan por la cintura y lo regresaran de nuevo a la cama.
—Conejito... — Llamó al pelinegro que aún se mantenía aferrado a su cuerpo con los ojos cerrados, miró el reloj y se impresionó ya que eran las 7:00 AM — por Cristo, voy demasiado tarde al trabajo, Hoseok.
—vayamos juntos más tarde...
—mis empleados se preocuparan... —le recalcó.
—entonces con más razón iré contigo. —continuó hablando aletargado— sí me ven entenderán.
Poco convencido, Hyungwon se acercó sonriente y comenzó a repartir besos por su barbilla, la mordió un poco y cuando no obtuvo mayor respuesta siguió insistiendo.
—está bien, está bien. Iremos, pero en cuanto llegues les dirás a todos que te tomarás la semana libre y regresaremos a casa. — Hoseok por fin lo soltó y frotó sus ojos somnoliento.
—¿de verdad irás?
—claro que sí, aún no olvido que te encontré con otro hombre aquí. Necesito saber quién es y también ... Por cierto, todavía no me dices nada sobre él, Hyungwon. —el pelinegro se levantó, apoyó su espalda en el respaldo de la cama, se cruzó de brazos y miró serio al castaño esperando por una respuesta clara —¿es tu amante? Dime la verdad.
Hyungwon vio en ello una oportunidad de oro. Cuando Hoseok le reclama sus mejillas se inflaban y sus labios se movían de manera graciosa; era como un bebé, así que malévolo sonrió coqueto y luego cubrió su boca con una mano y guiñó un ojo —claro que sí, amor.
Hoseok no sabía qué sentimiento era el que más predominaba en su cuerpo; si la ira por su respuesta simple, el escalofrío por su sinceridad o el amor por su gesto descomedido. Estaba desconcertado a más no poder.
—¡no lo puedo creer, Chae Hyungwon! —casi era un alarido el que había lanzado, salió de las sábanas completamente desnudo, se levantó de la cama y comenzó a caminar por la habitación en busca de su ropa; parecía muy decidido a ir a buscar y sacar de dónde fuera que estuviera Minhyuk en ese momento para hacerlo pagar por lo que sea que se estuviera imaginando —¿¡dónde está!? ¡Y por favor, Hyungwon, no me vayas a decir esa mierda de que no sabes dónde, porque te juro que me voy a buscarlo yo mismo puerta a puerta hasta encontrarlo y partirle la cara! Así que, habla ya.
Con su típica risa nasal se burlo de la facilidad con la que podía poner celoso a su amante, abrió su brazos aún acostado en su cama y lo llamó— Conejito, no hay manera que haya podido estar con nadie más. Para mí no existe nadie como tú.
¡Flechazo!
Cualquier rastro de enojo salió de su cuerpo y voló lejos al escuchar esas palabras. Poseído por el efecto del encantamiento, caminó hasta alcanzar a Hyungwon y lo besó, con sólo escucharlo reír y decir aquello se había sentido como si jamás, nunca, nunca pudiera conseguir enojarse con él; perdía todo orgullo y voluntad porque lo amaba incluso más allá de cualquier cosa. Estaba ciego.
— Por favor no juegues con mi cordura, cariño. No sabes lo inseguro y tonto que soy cuando se trata de ti... — tenía los ojos cerrados, se apoyó en su frente y parecía haber perdido fuerza. Se sintió un poco culpable por ello.
— Hoseok, pero si tu eres perfecto para mí, yo te amo.
—bien... —habló una vez se separó un poco para hablar—Pero igual no me arriesgaré, así que dile que ya estás comprometido.
El castaño rió ante lo que creyó una broma y a medida que el pelinegro fue sostenido una mirada seria ante la situación, fue mermando su risa.
—¿estás hablando en serio, Hoseok?
—jamás bromearía con ello, precioso, tendremos trabajo que hacer porque serás el novio más hermoso del mes de abril.
—¡Hoseok! Esto... ¡Jamás dijiste nada! ¿Cómo es que ya estoy comprometido y más ilógico aún que me casaré? ¡Es imposible!
—que yo sepa tu ya habías dado el acepto que se necesita, para mi eso fue suficiente, amor. Tengo tu anillo aún.
A Hyungwon aquello hizo que se le encendieran las mejillas, no podía creer cómo alguien podía crear dentro suyo tantos sentimientos inexplicables. Amaba ver directo a su ojos y sentirse absolutamente suyo; desde el primer momento en que lo vio llegar su corazón se había agitado dirigiéndose a él de manera involuntaria y ahora sentía que Hoseok era su principio y su fin.
—oh, conejito, pero deberemos llevar a nuestra Luna de Miel a mis niños. —habló en broma refiriéndose a sus gatos.
—Pero amor, por eso no hay problema, los llevaré en mi hombro de ser necesario. Por tí cruzaría una jungla y el océano Atlántico con tus gatos a cuesta.
—sólo eres un charlatán.—rio y acomodó un mechón de cabello que caía por su rostro, el sentimiento iba más allá de toda lo conocido.
—también, pero nada es más cierto que el amor que siento por tí, tesoro.
El amor jamás podría ser algo que se pueda explicar de manera sencilla; michas veces bueno o simplemente siendo un sentimiento lleno de altibajos y sabores agridulces en otras situaciones. Hyungwon había aprendido que el amor no todas las veces podía ir en línea recta, este se podía estancar, estar desorientado y luego retomar su curso, y aún así, era la mínima expresión de todo lo variado y grande que podía llegar a ser.
Su amante no era perfecto, claro, lo conocía tan bien, que a veces no hacía falta hacer mucho para atraparlo viendo a otros chicos en la calle; había comprado un mazo simplemente para amenazarlo cada vez que lo atrapaba. Con todo y ello no dudaba de su amor, al contrario, sabia que era sincero y que lo amaba muchísimo, sin embargo en venganza, solía inventar historias de amantes ficticios basados en novelas románticas que había leído con anterioridad y se divertía un montón cuando Hoseok comenzaba, histérico, a preguntar sobre ellos para correr a donde fuera que estuviesen y así poder golpearlos con su simple fuerza bruta.
Amaba incluso sus tontas reacciones exageradas.
SÍ, Hoseok seguía siendo un no creyente, amante de las bebidas carbonatadas, devorador de pizza y fan empedernido de The Beatles y de Regreso al Futuro; un hombre lleno de tatuajes extravagantes que ahora parecían más abundantes que antes, aros en las orejas y cabello negro brillante; un vago que había dejado tirada la presidencia de su empresa, sólo para conseguir un trabajo de medio tiempo en su librería y que vivía de lo que producía su propia cafetería, Lulú, la cual le había regalado de cumpleaños y que dejó en manos de su amigo de universidad por el tiempo que fue necesario.
¿qué pensaba Hoseok cuando hizo todo eso? Se lo preguntó muy seriamente y lo único que le respondió fue un:
— «tenía que recuperarte tesoro, no podía vivir sin ti.»
Dios, cada vez que abría esa boca habladora su corazón saltaba de alegría, no podría jamás cambiarlo por nada del mundo. Todo era maravilloso, incluso le había confesado que su nuevo calentador había sido un regalo de su parte, el cual había sido pagado por el "conserje"
¿cuándo lo pagó?
No lo sabía, pero amaba a su MacGyver.
Su madre fue otro cuento. A ella no le bastó con que Hoseok tuviese un título de arquitecto y se negó rotundamente aceptarlo hasta el día de la boda, en la que Hoseok, con la típica escena, se arrodilló frente a ella en medio de la notaria dejándola con la boca abierta de la impresión y la atiborró de palabras como acostumbraba a hacer cada vez que quería convencer a alguien.
—«Señora Chae, prometo que cuidaré a su hijo en las buenas y en las malas, en la enfermedad y en la salud, y que lo haré feliz por sobre todos los seres de esta tierra, sencillamente porque nadie ama a Hyungwon como yo lo amo. Y lo sé, sé que nadie merece a ese ser tan bello y puro, así que si quiere rompame la cabeza por querer llevarme a su tesoro, ¡hágalo!»
Por supuesto la señora Chae no quiso hacer nada, la había convencido totalmente simplemente con repetir sus votos de matrimonio y añadiendo la verdad mientras la exageraba de manera abrumadora. Para la madre de Hyungwon al final lo importante no era con qué tipo de hombre estuviera su hijo, sino que este debía amarlo como el invaluable tesoro que era para ella. Fue así como al fin aceptó a Hoseok como un miembro más de la familia.
Claro, nunca vio sus tatuajes los cuales permanecieron ocultos por su impecable traje negro.
De luna de miel habían ido a muchas ciudades tal y como se lo había prometido alguna vez; tomados de las manos caminaban por las calles y cada vez que Hoseok hablaba inventando cualquier historia del lugar, Hyungwon se le quedaba viendo y escuchando con suma atención, asentía cuando decía algo interesante y se asombraba cuando era algo sorprendente; por cada mínima cosa se encontraba amándolo más y más.
Ahora sentados en la playa de Navagio en Grecia, mientras miraban el cielo, Hoseok admiró el perfil de su tesoro a quien mantenía abrazado y acunado entre sus piernas, besó su hombro y miró el mar, luego el cielo despejado y soleado, hasta que de la nada una brillante idea se le ocurrió.
—¿sabes, precioso?—extendió su brazo y, con su mano bien abierta, pasó toda la extensión del horizonte mostrándole a Hyungwon su maravillosa idea— deberíamos llenar nuestra casa de niños. Deberían ser muchos ¿cuantos quieres adoptar? ¿10? ¿30? ¿100? ¿Te imaginas 100 pequeños dinosaurios corriendo por el jardín de la casa?
Hyungwon se dio vuelta y rió, su conejito debía haber perdido la razón por todo el sol que había recibido.—¿hablas en serio?
—tesoro, ahora si es verdad cuando te digo que jamás había hablado tan en serio en toda la vida.
para Hyungwon no había nada más especial que ese sentimiento de calidez que le traía ver a esos ojos oscuros, sentir a su esposo a su lado cada mañana al despertar o las veces en que lo veía con una sonrisa sincera en su rostro y con sus ojos brillantes que le confirmaban una vez más que había tomado la mejor decisión de su vida; todos esos sentimientos lo abrumaron de manera inexplicable y lo hacían entender que la vida lo había compensado con la respuesta que había una vez anhelado saber, ahora entendía que lo único necesario para recuperar y obtener el corazón de un amoroso era amor verdadero. Sólo eso.
—con dos será suficiente como para ser completamente feliz, Conejito.
—será como tú digas, tesoro. Haré siempre lo que tú quieras.
Fin...
______________________________
Hello I'm a alli alligator 🐊
OK, YA!
Aw, bueno este es el capitulo final. Diré mis palabras de agradecimiento más adelante, así que simplemente diré gracias por tanto 😭💕
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top