8
—es una lástima que tu chico no vino hoy, Hoseok, había preparado todo para darle la bienvenida. Incluso compré sus dichosos sombreros de cumpleaños. — Cloe acomodaba toda la indumentaria de la "arruinada fiesta de cumpleaños improvisada" en el armario donde guardaba los instrumentos de aseo; una vez fue a tomar las cosas de la mesa decorada, miró las fotos del evento y analizó con detenimiento en ellas a un castaño alto sonriente, recordó algo triste como su amigo había llegado tan alegre horas antes mostrándole la imagen y diciendo fuera de sí que aquél sujeto era una "belleza descomunal y tremendamente sexy." Ella no lo veía así, pero consideraba que Hoseok se veía bastante atraído por él, al punto de verlo realmente hermoso.
Luego de dejar a un lado su curiosidad sobre quién era el alto castaño, se dedicó a ver al rubio ir y venir por toda la sala luciendo desesperado; no quiso decir demasiado al respecto, sólo lo observó. La casa hacia una hora había tenido un buen ambiente, pues, además de que el grupo estaba reunido debido al llamado de Hoseok, este también planeaba presentarles al chico con el que había estado saliendo por los últimos meses.
¡últimos meses!
eso era demasiado positivo, sobre todo para Cloe quién no se lo podía creer. Claro, sentía que los había cambiado y abandonado injustamente, puesto que la regla era "no abandones a los amigos por culos" pero resultaba que ese hombre había terminado por ser la luz necesaria para que la vida de Hoseok comenzase a cambiar de manera radical; para bien.
Lo malo y a quien odiaba sobremanera era a Changkyun, ese desgraciado era una persona egoísta que no le importaba nada, salvo él mismo. Bufando evidentemente molesta, quitó y guardó las fotos con cuidado para que no se dañaran y miró sus uñas una vez logró poner todo en orden; increíblemente se había roto una en cuanto se lanzó encima del imbécil quien había aparecido en su casa precisamente hacia una hora atrás. Aún más molesta que antes, chasqueó la lengua cuando recordó que todo había sido en vano, ya que no había podido hacerle mayor daño a Changkyun, todo debido a que su hermana, Johanna, la había apartado de él casi al instante de él; después de eso vio a Hoseok salir iracundo arrastrando al idiota de su ex novio hacia la salida del apartamento, y, aunque tenía mucha curiosidad de saber qué había sucedido entre los dos, no se atrevía a preguntarle nada porque Seguro se sentiría muy decepcionada si llegara a escuchar que lo había aceptado devuelta, otra vez.
Por cuenta de Hoseok, este se sentó en el sillón cansado, agotado por todo lo que estaba pasándole de repente. Por nueva cuenta encendió el teléfono y revisó la bandeja de mensajes dándose cuenta por vigésima vez que no tenía nada, salvo un aviso de pago de su factura, siendo eso así, fue a ver el registro de llamadas y eran más las veces las que le había marcado a él que viceversa, por lo que bufó; no sabía qué pudiera haber sucedido que le hubiese impedido ir a verlo sin haber avisado antes, pero eso ya estaba comenzado a preucuparlo y mucho.
Era cierto, que también se encontraba enojado, cabreado a más no poder, pero se contenía todavía muy bien, ya que la simple imagen de Hyungwon era suficientemente fuerte como para traerle de vuelta la calma que necesitaba. Después de haberse lamentado mucho, aceptó que merecía estar en ese estado porque sabía que Changkyun en cualquier momento aparecería frente a él para joderle la vida como siempre acostumbraba y aún así no hizo nada para impedirlo; sin embargo aquello había sido demasiado.
Esa misma mañana se había levantado con una llamada inesperada, respondió al número desconocido y se encontró con que era su ex novio quien lloraba al otro lado arrepentido por todo lo que había hecho y que ya no tenía caso alguno; le pareció simplemente ridículo y patético su intento por convencerlo. Hoseok no entendía cómo era que se había tragado ese cuento por años, pero la insistencia no paró ahí, porque Changkyun, luego de escuchar un millón de nagativas de su parte para encontrarse, había amenazado totalmente decidido con ir a la librería para buscarlo y hablar como fuera.
¡Maldecía el momento en el que se había fijado en el alguien como él!
Egoísta.
Temía que si Hyungwon llegase a conocer a Changkyun, entonces no podría explicarle a ciencia cierta sobre su vergonzoso pasado; un pasado donde el pelinegro era una mancha que apenas y había logrado quitase de encima con muchísimo esfuerzo. No quería arruinarlo, de verdad no lo quería, pero él había seguído insistiendo incansablemente y se estaba quedando sin opciones de qué debía hacer realmente al respecto.
AL final optó por aceptar una cita a cambio de que no se atreviera jamás en su vida a aparecer en la librería, y fue entonces cuando, por primera vez, faltó a su palabra y mintió a Hyungwon; el sólo hecho le ponía la piel de gallina. No supo cómo las cosas se habían torcido de esa manera, pero definitivamente su tesoro no se merecía nada de ello.
Luego de decirle a Hyungwon que iría a casa de Cloe—lo cual era otra sucia mentira— se dirigió al lugar acordado para encontrase con su ex pareja; al llegar, este le había contado entre lágrimas que su prometido lo había engañado con su secretaría. — Era obvio, lucía como todo un idiota de quinta. — Fue cierto que por un momento su corazón latió fuertemente al verlo arrepentido, pero por primera vez se detuvo a pensar qué era lo hacía ser así cada vez que veía a Changkyun en ese estado, con el rostro lleno de lágrimas, seguido del montón de lo siento que lanzaba por minuto; no obstante, mientras lo veía al rostro y analizaba sus acciones no encontró más que un gran vacío que no le brindaba absolutamente nada. Sus ojos eran de un negro apagado que no tenían nada por dentro...
Se decepcionó por supuesto y sus latidos se volvieron una ola de furia agobiante...
¿cómo antes no se había dado cuenta de ello si era tan evidente?
Sus lágrimas cubrían todo su rostro, pero su cabello lucía perfectamente peinado, sus ropas eran de marca; era pulcro y elegante tal y como amaba siempre vestir, Changkyun de verdad poseía una clase que lo describía bien. Pero claro, era el teatro más barato y más tonto había llegado a ver; había sido un idiota al siempre creer.
—«deberías regresar a Corea y reflexionar sobre todo, Changkyun, trata de comenzar de nuevo lejos de mí.»
Se lo dijo mientras se levantaba de la mesa que ocupaban, el lugar era un calmado café en el centro de la cuidad y las tazas de té estaban a medio beber; Hoseok definitivamente no tenía que escuchar nada más, sólo porque el ya se sabía de memoria todo su número.
—«Kihyun me ha dicho que tienes alguien especial, yo no lo creo. Dime por favor que está mintiendo.»
Le pareció una jugada egoísta, pero suponía que ese era el por qué había escogido a Hyungwon por sobre los demás, porque él no era alguien que pensara en él mismo antes que el resto, no tenía conciencia de qué era jugar bajo y era puro; Changkyun por su parte era superficial y lleno de egocentrismo, le fascinaba ser el centro de atención y el único protagonista.
—«la verdad no sé cómo diste conmigo, pero será mejor que regreses. si te aceptara de nuevo sería mil veces un loco bastardo.»
Con eso salió del café sin mirar a atrás y sintiendo una calma y un peso salir de sus hombros casi de inmediato.
Era lo mejor.
Changkyun alguna vez había significado todo para la vida de Hoseok, lo había amado con una fuerza descomedida y ciega que no dudó en demostrar de mil maneras; sin embargo las múltiples heridas ocasionadas por el pelinegro lo habían vuelto alguien retorcido también, un jugador quien iba de un lado a otro en busca de un espejismo, simplemente por que no encontraba más qué hacer, que salir a buscar lo que había perdido en cuartos de personas que apenas y conocía; Así había sido hasta haber conocido a Hyungwon.
Aunque pareciera una locura Hyungwon era dulce, amable y lo cuidaba como nunca nadie, era consciente de que el mayor no era en extremo cariñoso, pero cuando se lo proponía decía palabras que literal lo dejaban flotando en el aire. por supuesto, por su experiencia vivida junto a Changkyun a veces temía que algo tan especial pudiese dañarse en cualquier momento por culpa de alguien más, así que se veía en la urgencia de complacer al castaño en todo y hacerlo feliz a como de lugar, incluso había desarrollado unos celos que, aunque fueran ilógicos e innecesarios, estos salían cada que escuchaba sobre cualquier otro hombre o mujer rondando a su chico de gran inteligencia.
Se odiaba, habían momentos como estos donde realmente odiaba su gran obsesión hacia el castaño, porque a sabiendas de lo que había vivido antes se había propuesto a no herirlo y sobre protegerlo de todo y todos; de verdad no quería que alguien como Hyungwon pasara por algún tipo de decepción o se sintiera falto de nada, ya que muy seguramente moriría si se llegara a dañar su corazón que era tan valioso y único.
Una vez llegó a casa de su amiga, Cloe, se encontró con que esta misma junto a Johanna y su nueva novia Sophie, habían organizado el evento el cual estuvo planeando desde el día en que Kihyun le dijo la fecha de cumpleaños de su tesoro; deseaba tanto mostrarle al mayor lo mucho que lo amaba, que no hizo más que sonreír complacido y agradecido. Lo cierto es que aún se sentía mal por ser el único que no sabía la fecha de su cumpleaños, se le hacía demasiado injusto el hecho, Así que le pidió ayuda a su amiga para organizar una fiesta de cumpleaños y de paso poder presentarles a su más grande tesoro, Hyungwon.
La sorpresa se la llevó cuando vio que Changkyun le había seguido insistentemente hasta el apartamento de su amiga, a quien apenas y habían podido contener junto a Johanna, pues la rubia se había lanzado sobre él iracunda, a sabiendas de quien se trataba intentó golpearlo por haberse atrevido a aparecer en su casa tan altanero y demandante.
Con la rabia y el miedo dominando todo su cuerpo, lo sacó del edificio a rastras porque sentía que ya había sido suficiente de su tonta insistencia, la cual terminaría seguro con él volviendo a los brazos del idiota aquél o cualquier otro que pudiera darle lo que el no.
Al final no contó con el beso, eso había sido un momento en el que vaciló por completo, pero el hecho le había servido para terminar de comprobar lo que horas antes había decidido tan tajantemente; era cierto, no había nada en Changkyun que le pudiese brindar y que fuera nuevo, simplemente porque no había nada en él que ya no distinguiera.
Se sentía tan gélido, tan diferente.
Se separó lentamente y lo miró a los ojos intentando hallar algo, pero no había brillo alguno en ellos, en su rostro ningún rastro de sonrojo, y apenas y jadeaba, él no temblaba sino que jadeaba... De la nada se vio buscando la imagen de Hyungwon en el cuerpo de alguien más y fue sólo así como por fin pudo encontrar la respuesta definitiva a todo su tonto acertijo.
—«Changkyun, terminamos hace mucho tiempo, ya no hay nada aquí por lo cual debas regresar, así que vuelve a Corea esta misma noche.»
Quizá eso había funcionado o eso quería creer porque dudaba mucho de la capacidad de juicio de alguien tan vicioso y loco como su ex amante, quien odiaba sentirse menos que los demás.
En el momento en que volvió al apartamento todos lo veían con expectación, era obvio que querían saber qué había sucedido y cúal había sido su respuesta definitiva, aún así, no dijo nada y se dedicó a esperar la llegada de Hyungwon porque quizá cuando lo vieran ellos mismos hallarían la respuesta; la cuestión fue que Hyungwon nunca llegó. Realmente abrumado se levantó y tomó su chaqueta, llamó una vez más al número del castaño y no encontró ninguna respuesta.
si era sincero, estaba demasiado preocupado en ese momento.
—Cloe, te veré después, lo siento.—comenzó a salir del apartamento rapidamente sin despedirse de su amiga Johanna, quien se encontraba en la habitación con su novia.
—¿no ayudarás a limpiar, idiota? —le reclamó Cloe entre molesta e impresionada por la prisa que llevaba—
—lo siento, puedes quedarte con el pastel si quieres
—¡me lo comeré sola!
Hoseok salió del apartamento y comenzó a caminar por el pasillo lleno de puertas que eran los varios apartamentos que ocupaban ese piso del edificio, una vez llegó al ascensor se sintió incómodo, ansioso y le hormigueaban los pies por las ganas de arrancar a correr como loco a los brazos de Hyungwon, y así borrar absolutamente todo lo que había sucedido. Quizá le pediría perdón de manera discreta tratando de sepultar todo lo relacionado con Changkyun y así enmendar con sutileza el haberle mentido y engañado ese día.
No, a quién quería engañar. Era demasiado difícil y no podía pensar correctamente. Maldijo por lo bajo a su ex amante por haberlo llevado a ello; sabia que iba a ser un dolor de cabeza, pero jamás pensó que uno tan jodidamente agotador. Al final había terminado por mentirle a Hyungwon y por no saber dónde rayos estaba, ni la razones por las que no había llegado a su reunión especial. Entró al ascensor una vez el mismo se detuvo en su piso y bajó en silencio hasta llegar al primer piso que era donde quedaba el vestíbulo del edificio, y salió casi corriendo de ahí.
El ambiente de la ciudad estaba un poco nublado, se habían pronosticado lluvias fuertes y constantes, pero hasta ahora apenas y había una pequeña brisa molesta; Caminó por la calle hasta la estación del metro siempre pensando en lo que haría una vez estuviera junto a él, estaba yendo a casa de Hyungwon y aunque no sabía si estaría bien ir o no sin avisar, aún así su necesidad de verlo y saber cómo se encontraba lo tenían caminando en su dirección casi como un zombie.
En más o menos una hora y unos cuantos minutos estuvo en la zona en la que se encontraba la casa de Hyungwon, bajo del metro y salió de la estación con la sensación de nerviosismo y anhelo devorandoselo por dentro; caminó unas cuantas calles hasta lograr llegar a un sector tranquilo y rural donde los árboles predominaban en mayor medida, una ancha calle decorada con la húmedad de las noche lo recibieron y el estomago le indico que estaba ansioso, nervioso porque deseaba mucho verlo. Desde donde estaba pudo ver el techo de la casa de Hyungwon y se detuvo por un momento a pensar si lo que estaba haciendo molestaría a su novio.
¿que le diría?
¿le reclamaría por haberlo dejado plantado o simplemente lo pasaría por alto?
si era honesto, de alguna forma se sentía aliviado de que no hubiese ido, porque de haber conocido a Changkyun, no habría sabido que decirle al respecto. Lo que quería Hoseok era mostrar ante Hyungwon una sonrisa satisfecha a diario, servir de apoyo y no ser una carga en su vida, sólo por que sentía y creía que últimamente su tesoro ya estaba teniendo suficiente de ello. Estaba tan fastidiado consigo mismo, que incluso se había llegado a comparar con el idiota de su amigo, Jooheon, quien parecía gozar de un trabajo súper estable como profesor de universidad.
¿Pero qué era él?
Pues un simple joven empleado en la librería de Hyungwon, sin una carrera ni futuro, era alguien que lucía como un vago sin ningún tipo de ambición o meta en la vida y que estaba loco por el chico bueno de la historia; aún más molesto lanzó una maldición para sí mismo y luego alborotó su cabello rubio totalmente frustrado.
Lo que más odiaba de todo ello no era que no tuviese un futuro claro, porque eso seguro lo podría resolver, lo que le fastidiaba sobremanera era el hecho de que su insistente inseguridad estaba afectando su relación con Hyungwon; Hoseok sentía tan real el hecho de que en cualquier momento el mayor se daría cuenta de lo inútil e innecesario que era en su vida, que comenzaría seguro a buscar otra persona más adecuada para compartir, alguien con quien pudiera ir a musicales sin que la gente pensara que llevaban al castaño bajo amenazas. Recordó muy bien la vez que una patrulla frenó de manera dramática frente al teatro y se acercaron a la fila en la taquilla donde se encontraba junto a su tesoro, del auto salieron dos policías que fueron directamente hacia el para requisarlo, dizque porque lo habían denunciado de ser sospechoso de secuestro; claro, cuando miró quien podía haber hecho tal denuncia tan tonta, se dio cuenta de que se trataba de una pareja del otro lado de la fila, quienes lo veían de manera despectiva sólo por su apariencia completamente de villano. O más importante aún, y que incluso le dolía más que nada, era alguien de quien Hyungwon se sentía avergonzado en presentar ante su madre.
Lo presentía.
a parte de lo anterior, no era ignorante a las razones por las cuales Changkyun lo había dejado la última vez; confiado porque creía en él, le había dicho que cambiaría de carrera porque estaba convencido de que la administración era algo por la cual nunca estuvo inclinado o convencido de tomar. En respuesta, Changkyun se había comprometido con un empresario en ascenso, un trabajador incansable que le daba el cielo y la luna en una tarjeta dorada.
para él no era difícil hacer eso tampoco, pero a pesar de que su familia contaba con el dinero necesario, sabía perfectamente que no era un dinero que hubiese hecho por si mismo; no era como Kihyun quien manejaba su propia boutique o sus padres quienes siempre se habían dedicado a hacer crecer sus empresas, él simplemente no encajaba con ninguno de ellos.
Ahora que veía que Hyungwon era alguien tan maduro, independiente y que era igual de trabajador, recto y ordenado, se cuestionó la manera infantil y egolatra en la que se comportaba a veces; era obvio que estaba exigiéndole demasiado al mayor al pedir, de manera insistente, el tener que cuidar de su ego maltrecho. Considerando, claro, que era quien poseía el maldito problema de sentirse inferior.
al concluir que su problema con Jooheon no era era más que un complejo estúpido aludido al pasado que había vivido con Changkyun, resopló y reanudó el pasó hacia la casa del castaño; el no quería regresar sin verlo, simplemente porque Hyungwon le hacía mucha falta, era frustrante el ver cómo todo el día había estado tan distante y tan distraído, que no fue consciente de que lo había descuidado por un largo tiempo. No quería algo como eso.
Hoseok llegó como un rayo a la puerta y tocó, mientras esperaba a que abriera deseó besarlo y borrar todo rastro que pudiese haber quedado de Changkyun, quería sacarlo para siempre y dejarlo en el fondo de su corazón como el recuerdo más amargo de su vida. Al cabo de un rato en el que se debatía entre tocar de nuevo o no, escuchó los pasos acercarse desde el otro lado de la puerta y seguido a eso la vio abrirse...
—Hyung... ¿¡Qué sucede!?
* * *
La madrugada se sentía fría esta vez, Hoseok caminó desde la solitaria y silenciosa cocina a la habitación con una bandeja de agua fría en la mano, la apoyó en la mesa de noche y luego vio la hora; 1:30 de la madrugada. Suponía que su tesoro había estado llorando por un muy buen tiempo como para haber caído completamente enfermo; se preocupó muchísimo, así que sentado a su lado lo detalló y movió sus cabellos castaños de su frente admirando su belleza absoluta.
— por favor... — lo susurro deseando a quién sea que fuese Dios, no dejara sentir a Hyungwon ningún sufrimiento. Se sentía inútil porque apenas y había logrado que se durmiera.
Agobiado hundió el paño en el agua, lo torció para eliminar el exceso de líquido y lo acomodó en la frente descubierta del mayor; este se removió un poco, pero no se despertó. Suspiró, no pensó nunca que Hyungwon hubiese estado enfermo, además la noticia de la muerte de Lulú debía haberle afectado demasiado como para tenerlo así. Se levantó para ir a revisar la calefacción y antes de que pudiera dejar el lado de la cama, sintió como una mano lo tomaba de la muñeca.
—oh cariño, debes dormir más...—volvió acercase al castaño y tomó su mano, la besó y luego lo vio al rostro preocupado. Hyungwon aún presentaba un fuerte sonrojo por la fiebre y respiraba con dificultad; esa sola imagen lo hizo sentir un nudo en la garganta.
—no me gusta sentirme solo...
Hoseok frunció el ceño extrañado, igualmente no lo tomó como algo importante porque, para él, debía ser que Hyungwon sentía de más la pérdida de la gata aprovechada. —no estás solo, me tienes a mí, tesoro. Estoy aquí para ti, Hyungwon.
Con afecto apretó el agarré de su mano, pero Hyungwon simplemente se soltó con suavidad, se acomodó en la cama dándole la espalda y lo escuchó sollozar de nuevo. Todo era totalmente incomprensible y doloroso de repente.
— Hyungwon...
—ve a casa, Kihyun se preocupará si no vas.—le escuchó decir estrangulado—
—me quedaré contigo, Tesoro, no puedo dejarte aquí así..
—por favor... Sólo, por favor vete...
La voz de Hyungwon sonó como un ruego, se quedó mirando su contorno tendido en la cama, que seguía de espalda y no emitía ahora ningún sonido. Se levantó luego de unos cuantos minutos y salió sin decir una palabra tampoco; pasó por la sala y miró hacia la misma dándose cuenta que sobre la mesa de centro había una copa y una botella con jugo de uva.
¿Acaso Hyungwon estaba bebiendo?
No lo entendía, Hyungwon no bebía sólo porque sí; bufó y quiso volver a la habitación, pero se detuvo; no porque no hubiese sido muy cercano a Lulú significaba que no valiera la pena para alguien como Hyungwon, quien seguro habría sido cercano a felina por años. Agachó la mirada rendido y continuó yendo hasta alcanzar la puerta.
Seguro lo vería el día siguiente. Todo estaría mejor.
* * *
Tal y como lo predijo, vio cruzar al castaño a las 9 en punto de la mañana. Sonrió feliz de verlo en mejor estado que el día anterior y corrió hacia él con toda la felicidad que le producía verlo de nuevo recuperado y con buen semblante.
— ¡Wonnie, tesoro, llegaste!
—oh, buenos días Hoseok ¿cómo te trata la mañana?
La sonrisa que al principio había sido una alegre, se hizo una nerviosa al encontrarse de frente con la fría voz de su tesoro; detalló a profundidad sus expresiones y no supo atribuirle aquello a nada más que a la gran pérdida, la cual estaba afrontando. Aquella extraña frialdad se debía muy seguramente a que se sentía todavía afectado por la pérdida de la felina.
—bien, cool.. —respondió con lo que su mente le permitió asimilar y entró después de que Hyungwon abriese la librería.
No podía negar que le desesperaba estar en ese estado de incertidumbre, a veces solía tener muy poca paciencia cuando se sentía demasiado frustrado por algo y en ese momento la actitud de Hyungwon lo tenía con el cuerpo tensionado y la mente dando vueltas y vueltas; el castaño se mantenía con la vista fija en los clientes y el computador, iba y venía por toda la librería, pero ni siquiera le determinaba ¿estaba acaso enfadado por que había ido a su casa?
¡No lo sabía!
Se culpó, suponía de alguna manera que el haber ido iba a ser problemático, pero el simplemente no había logrado deshacerse del sentimiento de necesidad de su parte. Quería acercarse y hablar con él, pero también debía entender que lo que tal vez necesitaba Hyungwon en ese momento era algo de espacio. Y así lo hizo.
Sin embargo los días pasaron y la rutina era casi similar, sólo que Hoseok iba sintiéndose cada día más y más preocupado e inseguro. Hyungwon había cambiado mucho después de la muerte de Lulú y luego de averiguar con la vecina se dio cuenta que la mascota había muerto por culpa de una leucemia felina; por supuesto que debía ser duro para él y lo entendía, pero sinceramente ya no creía que ello fuera lo que lo tuviera tan distante y frío.
Le molestaba cuando intentaba acercarse y Hyungwon huía de el, o algunos momentos en que trataba de besarlo y este lo esquivaba al instante; eso lo hería. Trataba de comprenderlo con todas sus fuerzas por que en sus adentros pensaba que lo conocía muy bien, sin embargo, lentamente el rastro de la persona cálida y linda que había conocido se estaba desvaneciendo por completo.
en un intento desesperado de comprender lo que sea que estuviera pasándole a Hyungwon, terminó relacionando de manera loca su comportamiento con su experiencia pasada; no quería hacerlo y su consciencia le decía que no debía sentirse preocupado, al menos no hasta ese punto, pero la duda crecía en su interior y de alguna forma pensaba también que quizá Jooheon había logrado convencerlo de irse con él y que Hyungwon al final lo dejaría solo. Estaba perdiendo toda razón, al punto de que se creaban grandes discusiones en las que sus reclamos exasperados morían casi con nada, simplemente porque odiaba verlo llorar.
Acudió a preguntar a Kihyun para saber si Hyungwon le había dicho sobre algo o alguien nuevo en su vida, pero este no sabia nada en especial, y respecto a Hyunwoo, este seguro no le diría nada; además no creía que en sí supiese algo. Cuando la última opción que le quedó fue el mismo Hyungwon y cuando quiso, en medio de un mar de incertidumbre, que por favor le dijera las razones de su actitud, este simplemente despegó la vista de la computadora y lo miró como si de nada importante se tratase. Él sólo dijo:
—«nada, estoy bien»
Era como una tumba, Hyungwon se negaba en absoluto a admitir que algo pasaba con su relación y eso lo tenía al borde de algo peor que la locura; El sentimiento de que le ocultaba algo crecía cada vez más en su interior y sin darse cuenta, de la noche a la mañana, ya no confiaba más en Hyungwon. La relación entró en un gran letargo, Hoseok ahora se cuestionaba las razones por las cuales seguía luchando tan fuerte si por parte de Hyungwon no estaba obteniendo más que un próximo gran dolor de cabeza, y por parte de Hyungwon, este ya no estaba seguro de muchas de las cosas que había hecho o hacía, y que concernían al rubio que ahora lo hacía tan infeliz.
Luego de todo, Hyungwon se cuestionó el haber cambiando su estilo de vida por alguien como Hoseok; si lo pensaba bien, él era alguien quien adoraba la tranquilidad y orden, pero su vida parecía haber entrado en un torbellino donde ahora todo era desordenado y desconocido. Su vida había cambiado por completo y sumado a eso la pérdida de Lulú le hizo ver que había descuidado las cosas que de verdad le importaban, por cosas que al final eran innecesarias: se sentía demasiado decepcionado de todo.
Pero aquello no era suficiente para matar su amor por Hoseok.
Todas las noches, después de tener un día extremadamente duro en la librería y de encargarse de los papeleos de la que abriría próximamente, llegaba a casa y se surmergía en un montón de pensamientos que comprendían desde un querer y no querer saber sobre la persona con la que había visto a Hoseok besándose la otra noche y la tristeza que sentía por la pérdida de su amiga Lulú; Ahora odiaba ir a la cocina y estar en su sala era aún más doloroso, todos los recuerdos lo asaltaban, así que prefería permanecer encerrado en su habitación por largas horas hasta el siguiente día en que se levantaba para correr a ver a Hoseok porque, aunque fuese doloroso, simplemente no se sentía capaz de dejarlo ir.
estaba demasiado abrumado por todos los sentimientos que lo llevaban al punto de decepción, era tan fuerte, que le molestaba que Hoseok fingiera interés él, que pretendiera estar dolido o enamorado, cuando en realidad todo ello no era nada más que gran una mentira; además, a veces cuando él se acercaba para intentar besarlo recordaba el instante en el que Hoseok había correspondido a aquel sujeto y cómo si fuese algo aterrador se asustaba y giraba su rostro casi al instante. De verdad intentaba con fuerza ser el mismo de siempre y así mostrar una sonrisa al menor siempre, total, el tiempo para que aquello terminara estaba próximo; pero si era sincero, no sabría cuánto tiempo más podría aguantar así.
* * *
Domingo, tres semanas habían pasado desde que Lulú no estaba. Hyungwon se encontraba en cama acostado, y apenas había ido a la cocina por algo de agua para calmar la sed, porque cuando abrió el grifo y vio hacia la pequeña ventana, su mente reprodujo la imagen de su amiga moviendo su cola abollonada haciendo que corriera de nuevo a llorar desconsolado; era demasiado doloroso de afrontar y no sabía en realidad cómo podría estar la señora Bakker si era así.
Las horas de la mañana fueron pasando cuando de repente sonó su teléfono; lo último que quería era salir ese día e incluso se había negado a ver a Hoseok, aún cuando este había insistido en que lo hicieran, no aceptó. Aunque tuviera mucho por decir, Hyungwon no quiso de ninguna manera arruinar todo con algún reclamo que no tuviera lugar, porque sabía perfectamente que Hoseok no estaba obligado a decirle nada y que, aunque lo intentara, sentía que no le diría la verdad en ningún momento. Casi que obligado tomó el teléfono viendo el nombre de Jooheon dibujado en la pantalla, frunció el ceño y respondió.
—Jooheon ¿cómo te tratan los días?
—oh, es un milagro que hayas tomado la llamada, Hyungwon. Mis días están bien.
—bien, es bueno saberlo...
—Sabes, ammm-me preguntaba si quisieras salir conmigo hoy; sé que te negarás, pero insisto ¿qué dices? Sólo será una taza de té y pastel de fresas con crema.
—yo- no lo sé, Hoseok podría... — Se veía de nuevo presentado una excusa como esa, ahora no entendía con qué derecho Hoseok se comportaba así con su amigo, cuando se veía claramente que él disfrutaba con libertad —y mucha — de los suyos; no era nada justo en ningún sentido. —... está bien ¿dónde debería ir?
—no te preocupes, iré por tí...
Sí, se preparó y salió en espera de su amigo, y aunque lo dudó muchísimo, porque aún con todo lo que había sucedido no quería molestar a Hoseok de ninguna forma, aún así halló la fuerza y continuó siempre pensando en lo que era justo y no hasta cierto punto; perdido en sus pensamientos miró la argolla en su dedo y sintió un vacío en su pecho, ya que extrañaba esos días en los que no era consciente del dolor que ocasionaba amar a alguien como él. Al escuchar la bocina de un auto levantó la mirada, dándose cuenta de cómo, desde dentro del mismo, su amigo lo llamaba; decidido cerró los ojos a la molestia y se dispuso a ir a la cafetería junto a Jooheon.
Cuando llegaron y entraron a la cafetería que había escogido Jooheon, percibió un ambiente agradable que le hizo sentir que el haber salido de casa había sido una muy buena idea; de alguna manera sintió que en un lugar así no tendría que pensar en Hoseok. Diferente fue con Lulú, pues apenas se sentó en la mesa frente a su antiguo compañero de universidad, le contó absolutamente todo sobre lo que había sucedido con su amiga, hasta el día en el dejó el mundo.
Jooheon escuchó hasta el final todo lo que tenía por decir, lo miraba con atención y devoción, sin contar también con que hablaba apenas lo suficiente como para no resultar exagerado o charlatán; era tal y como lo hacía Hyunwoo cada vez que Kihyun estaba hablando.
—está bien, llora todo lo que quieras. Pero ¿sabes? no tienes por qué preocuparte, yo sé que ella debe estar bien donde sea que esté. —lo decía mientras sostenía su mano sobre la mesa. Vio la acción con confusión y después lo miró al rostro, el sonreía y asentía la cabeza mientras le reafirmaba que efectivamente todo estaría bien; a comparación de Hoseok, Jooheon resultaba ser alguien cuidadoso con las palabras, pero que además, entendía. No decía cosas como cool, Bro, viejo o maldecía, simplemente era alguien muy diferente al amoroso del que se había enamorado.
—sabes, pareciera que algo te sucede, Hyungwon ¿sólo lulú te preocupa?
La pregunta lo regresó de su profundo pensamiento. No podía creer que todo ello fuera tan evidente.
—estoy bien, es sólo que, me hace falta mi niña. — comentó de manera aislada, terminando por no ser suficiente para apaciguar la curiosidad del otro hombre.
—claro... Sé que no es mi problema, pero ¿Va todo bien con el chico de la librería? ¿Hoseok?
—o-oh, sí, por supuesto... Estamos bien.
Jooheon se quedó mirándolo al punto que parecía que diría algo sobre su pobre teatro, pero en lugar de eso soltó lo que realmente pensaba. —sí te soy sincero, me impresionó que dijeras que lo amabas, Hyungwon, realmente esperaba llamar tu atención porque me gustas de verdad. —sé detuvo y vio la expresión impresionada del castaño; era tonto porque no sabía qué le sorprendía tanto en sus palabras — Quería decirte también que me quedaré en Ámsterdam. Voy a postularme para un doctorado, así que cuando tu novio te falle yo estaré esperando con los brazos abiertos. — Hyungwon le vio repetir el gesto de darle fuerzas tomado su manos, así que sonrió de manera forzada y luego la retiro sin dudarlo; como fuera, no quería aceptar algo como ello y menos cuando no se sentía de igual manera hacia quien creía su amigo... —por lo menos piénsalo, no sólo me rechaces y ya, Hyungwon. Aunque suene tonto, siento que me gustas igual o más de lo que te gusta a ti ese otro chico... Él, sólo siento que él no te merece.
—creo-creo que deberías detenerte...
— lo sé.. . Lo siento.
— oh, no por favor no quiero que me malinterpretes, es sólo que...
— lo entiendo. Quizá sólo debo pensar mejor en lo que digo.
— yo-lo siento.
Habían pasado, en general, una agradable tarde; a excepción de la incómoda conversación, todo había estado muy bien para Hyungwon. Hablaron sobre los días de la universidad y fueron a visitar a la madre de Jooheon en su nueva cafetería; la señora era muy formal y amable, ya que los recibió con una sonrisa abierta y lo abrazo con cariño aún cuando sólo lo había visto una vez meses atrás. Después de hablar por un tiempo más, de que la madre de su amigo le preguntara sobre lo que hacía para ganarse la vida y que prácticamente lo entrevistara con un montón de preguntas personales más, Jooheon lo llevó de regreso a casa.
AL llegar, Jooheon bajó del auto y rodeó el mismo hasta llegar a la puerta del lado en el que se encontraba, la abrió mirándolo con un profundo afecto y Hyungwon sonrió con amabilidad.
—gracias, lamento haberte aburrido con lo de Lulú, no debí haber dicho tanto.
—todo estará bien. De verdad, Hyungwon. Lamento mucho tu pérdida, pero sé que lograrás sobreponerte a esto, porque eres una persona muy fuerte.
Su amigo se acercó y le dio un abrazo sobrecogedor y lo correspondió; por alguna razón sus palabras lo hicieron sentir vulnerable y se encontró con que estaba anhelando que alguien más le dijera constantemente esas palabras «todo estará bien» eran unas palabras muy alentadoras.
—Hyungwon...
Esa voz le hizo apartarse de inmediato, miró en dirección a su casa y se encontró a Hoseok de pie frente a ellos; debía haber estado estupefacto porque su rostro estaba lleno de asombro y fue muy fácil saber lo que pensaba de la situación. Intranquilo miró a Jooheon encontrándose con qué este veía a Hoseok con una seriedad inquebrantable; como no quería iniciar algo ahí y que todo se pusiera de repente como una guerra, prefirió decirle a su amigo de por favor irse primero.
—debes irte, ahora —le recomendó a Jooheon mientras lo tomaba del brazo y llevaba de vuelta al auto.
—¿estarás bien? Yo, lo lamento. Es decir ¿seguro que estarás bien con ese joven? Parece enojado. —respondió algo confundido por la presencia del rubio y el comportamiento nervioso de Hyungwon al verlo.
— estaré bien, por supuesto; pero soy yo quien lo lamenta mucho.
con eso y un poco más de insistencia Jooheon se fue, no sin antes confirmar con el castaño de si realmente estaría bien, debido a que el chico rubio parecía un personaje salido de alguna película de terror con todos esos tatuajes y argollas congandole de las orejas, además tenía en la mano una chaqueta negra de cuero, jeans y botas negras; sin contar con quw los miraba fijamente sin moverse ni un centímetro de donde estaba. Los miraba como si quisiera prácticamente matarlos a los dos. Así y Con un último "sí, estaré bien" por parte de Hyungwon, se fue dejandolo atrás.
Hoseok aún mantenía la vista fija en el castaño, por varios minutos pensó que su mente le estaba pasandole una mala jugada; una muy amarga. Esa tarde había pasado por alto la negativa de Hyungwon a verlo y simplemente decidió por su cuenta que iría a su casa para tomarlo por sorpresa; Hoseok no quería permitir de ninguna forma que la relación se entorpeciera por sus dudas tontas, y que si su amante estaba comportándose de esa forma, era porque precisamente tenía mucho estrés con todo lo referente a la nueva librería que abriría, añadida a la partida de Lulú. Todo estuvo bien, hasta cuando llegó, vio el auto del castaño y sonrió feliz porque intuía que se encontraba en casa; animado tocó la puerta, más sin embargo no obtuvo respuesta alguna, volvió a insistir, pero de nuevo fue una negativa hasta que la señora Bakker apareció desde el jardín de su casa.
—«Hyungwon salió temprano con su amigo»
Esas solas palabras lo dejaron con una profunda molestia y enojo, su rostro no lo demostró así en ese momento, pero se negó a marcharse a sabiendas de que el castaño se encontraba afuera con alguien que seguro no era nadie de quién supiera; y esperó, lo hizo hasta que vio llegar al castaño en el auto de Jooheon. Era casi enfermo lo que sentía, lo odiaba, no estaba manejando muy bien la forma en que Hyungwon le había sonreído, para después permitir ser abrazado por él quien era un idiota que sólo lo quería apartar de su lado; por supuesto una gran decepción creció en su interior por las acciones de su tesoro, pero también quería partir en dos al tipo que lo retaba con la mirada como si no hubiese ya hecho suficiente con llevarse a una cita a su hombre. Sin lugar a dudas lo habría hecho, de no ser que el shock de haber visto a Hyungwon en brazos de alguien más no le había permitido hacer nada más que quedarse de pie; el menor se vio absolutamente abrumado hasta final.
En completo silencio vio al castaño caminar y pasar por su lado, y aunque fuera casi como una horrible pesadilla la cual deseaba muchísimo jamás haber vivido, lamentaba demasiado reconocer que esa persona que lo ignoraba y trataba como si fuera nada, era su tesoro. Era como si lo hubiesen destruido por dentro, simplemente porque en múltiples ocasiones no quiso aceptarlo; la persona dulce, pura y amable que alguna vez había conocido ya no existía.
—creo que debemos hablar, Hoseok...— el cuerpo del menor se puso rígido ante esas palabras tan terribles, su corazón comenzó a palpitar con una velocidad impresionante y de la nada ya sus pensamientos no estaban ordenados; aturdido despegó la vista del suelo y miró a Hyungwon quien estaba de espaldas abriendo la puerta de la casa, seguido a eso el mayor se dio vuelta para así indicarle con la mano que por favor entrara. Se negaba rotundamente a dar un paso dentro, no quería escuchar absolutamente nada que pudiera estar planeando decir Hyungwon, por la sencilla razón de que no aceptaba que nada de ello pudiera estar sucediendole. —por favor.—lo escuchó insistir y al fin un impulso le hizo decir lo que pensaba al respecto.
—Hyungwon, espera ¿no crees que esto es demasiado? — su voz, aunque no lo hubiese creído jamás, salió totalmente herida y mostraba lo negado que estaba ante su realidad. No estaba sobrellevando nada bien. — Cariño, no importa que haya sucedido entre los dos, sé que podemos arreglarlo; sólo-sólo tienes que decirme qué puedo hacer, haré lo que quieras. Por favor no hagas lo que planeas hacer. No ahora. —
—fui a la casa de tu amiga y te vi con ese otro sujeto, estabas...—no pudo terminar de decir nada que Hoseok, con el rostro lleno de impresión, había saltado para interrumpirlo de inmediato.
—¡puedo explicar eso! no es lo que piensas, Hyungwon, es sólo que... — El castaño se quedó esperando por una explicación cualquiera, pero está nuca llegó. Si tan sólo Hoseok le hubiera dicho un «es mi culpa, rompeme la cabeza si quieres» habría bastado para darle de nuevo toda su vida, pero en lugar de eso un silencio perturbador y doloroso los gobernó. Sus lágrimas brotaron cuando lo vio dudar y dar vueltas confundido; de verdad que no lo reconocía para nada.
—¡Eso igual no te da derecho a encontrarte con él! — vociferó fuerte y alto como si no le importara nada más que mostrar su frustración y enojo —
¿Por qué estabas con ese tipo? ¡sabes lo que pienso de que lo veas!
Hyungwon hipó y secó sus lágrimas ya cansado —quiero parar, no creo poder continuar con esto...—aquellas palabras salieron de su boca, pero nunca de su corazón; aún cuando no era lo que sentía, pensaba en que no podía permitirse seguir con algo tan incierto. Se sentía verdaderamente lastimado.
—no te creo... —Hoseok caminó hasta alcanzar al castaño para así sostenerlo de la mano muy fuerte, era ilógico pero deseaba con intensidad que todo aquello no estuviese sucediendo; y si era así, entonces no importaba nada, porque seguro perdonaría cualquier cosa con tal de borrar esas palabras que le daban tanto miedo — tú-tú-debes estar bromeando, no puede ser cierto — su sorpresa y negación fueron evidentes — ¿acaso él te dijo algo? ¿¡El te convenció de decir eso, Hyungwon!?
—¡no soy una marioneta! —el intento de grito por parte de Hyungwon desconcertó al rubio haciendo que lo mirara a los ojos y así descubrir cómo él temblaba levemente, y también, cómo se mantenía totalmente serio ante las palabras que había dicho con tanta frialdad. Para Hyungwon, prácticamente el que Hoseok se negara a entender sus razones aún después de como había actuado, le pareció una acción absolutamente egoísta y reprochable; el corbatín amarillo se le estiró de la rabia que sentía y se soltó del su agarre indignado porque se sentía de nuevo usado por el menor.
—¿¡entonces qué mierda te hace ser así de repente!? — volvió a gritar fuera de sí, sólo porque no lograba comprender el gran dolor y decepción que albergaba el corazón de Hyungwon — ¿acaso me vas a decir que lo decidiste todo tú solo? ¡Tú no tienes el coraje para hacerlo! — su voz se quebró, más en ningún momento se permitió que el nudo de la garganta le hiciera flaquear más — Hyungwon, confíe en ti, creí que eras diferente.. Yo.. Demonios, no entiendo qué está sucediendo, de verdad creí que sería diferente...
Esas solas palabras provocaron aún más el enojo de Hyungwon, sólo porque el nunca mentía; además, tenía claro de que era una persona que por lo general dudaba mucho de mostrar sus sentimientos o pensamientos, más sin embargo el no sé encontraba jugando en ese momento, el hablaba muy en serio y quería ser tomado como tal también. Hyungwon sólo deseaba ser una persona fuerte por primera vez.
—¡no quiero volver a verte! —zapateó rabioso cuando ya no pudo contener más su profunda decepción y ofensa— ¡me parece una... — su rostro se puso rojo, rojo, rojo e hizo de sus manos puños; además se tensó de pies a cabeza —... ¡me parece una maldita falta de respeto de tu parte que me reclames por salir con Jooheon, cuando tu besas y te acuestas con todo el mundo! ¡Eres un desgraciado!
—Tú... ¿¡acabas de maldecir!?— Hoseok simplemente no podía salir de su asombro. Ese hombre no era su tesoro. —¿¡Desde cuando lo haces!? Yo lo sé, ese idiota te ha estado lavando el cerebro, te ha estado-¡Manipulando y obligando a ser quien no eres, sólo aceptalo!
— ¡no hables así de él. Jooheon es todo un caballero, es educado y jamás haría algo así! —estaba tan enojado que no podía medir bien lo que hacía o decía. Furioso abrió su mano, quitó su argolla del dedo donde lo portaba y se la lanzó en la cabeza a Hoseok, pero este ni siquiera se inmutó, ya que no dejó ni por un instante de clavarle la mirada con esos profundos ojos oscuros que lo tenían en escrutinio.—¡el es un hombre con futuro y me ama de verdad, no como tú!
Con la última frase Hoseok echó la cabeza hacia atrás, puesto que para él las palabras habían sido similar a un poderoso impacto que lo había desmoronado absolutamente; el rubio cambió su panorama por completo y ahora sólo miraba con un profundo abatimiento y silencio a Hyungwon. Lo entendía, había herido a su tesoro y aceptaba que en ese mismo momento estuviera fuera de sí porque su pecho subía y baja, su rostro estaba rojo, rojo y parecía que iba arrancar a llorar con más fuerza en cualquier momento; era cierto, debía estar furioso porque sus palabras nunca vacilaron, al contrario, fueron tan certeras, que no pudo hacer nada más, que simplemente asentir con la cabeza por la impresión y el desconcierto ante sus pensamientos.
Nunca lo esperó.
Llevó su mano a su cabello echándolo hacia atrás y miró hacia a un lado pensando en lo que sería su vida si realmente terminaba con todo de una vez; no, no podía, era tan incierto y tan aterrador imaginarse en un mundo sin Hyungwon, que sus manos y su cuerpo se sintieron como de hielo. Era cierto que en ningún momento su intención había sido dañarlo, al contrario, lo había querido evitar a toda costa, pero el malo de la historia siempre lo será por más que quiera hacer de bueno; su real fracaso había sido el ocultar su pasado y haberse dejado llevar por el mismo.
Se estaba lamentando y mucho.
Su mirada cayó al suelo, vio la argolla que Hyungwon le había lanzado momentos antes, se agachó para recogerla, la tomó sintiendose aislado de todo y la miró por varios minutos, mientras escuchaba a Hyungwon hablando de nuevo; no lo vio al rostro, sólo escuchaba y escuchaba su voz lejana...
—¡nunca debí enamorarme de alguien como tú!
Su corazón, el cual horas antes había estado latiendo de felicidad y regocijo, ahora de nuevo estaba herido; totalmente destrozado. Despegó la vista de la argolla volviendo en sí y paso a ver a Hyungwon de tal forma, que el castaño detuvo su hablar asombrado; puso su chaqueta guardando la argolla en uno de sus bolsillos, tomó aire y habló.
—bien...como quieras, Hyungwon. Me vale una mierda todo esto, porque ahora entiendo que tú y ese idiota hacen buena pareja. Los dos son unos hijos de puta.
Hyungwon abrió los ojos con el horror alojado en el rostro, pues Hoseok fácilmente se había atrevido a insultarlo sin que le temblara la voz; sólo lo vio dar la vuelta con decisión e irse tranquilo mientras llevaba sus manos en los bolsillos de su chaqueta de cuero. Hyungwon contó hasta tres, volvió y contó, pero en ningún momento Hoseok giró para retractarse de lo que había dicho. El corbatín amarillo se le decayó por la tristeza, porque era demasiado doloroso enamorarse y no ser correspondido, pero lo era aún más estar enamorado de un espejismo, el cual no sabes en qué momento podrá desaparecer llevándose todo consigo.
El amor era malvado y cruel, al igual que lo había sido su amoroso con él.
________________________
Holaaaa, I'm here.
Yo sé que algunas habían estado esperando demasiado, pero he estado algo ocupada con actividades de Kpop en mi ciudad. Espero que este capítulo les haya gustado, al menos en lo que respecta jejejje sé que no es muy agradable leer cosas tristes, pero luego las cosas mejorarán... Supongo.
Si hay algún error o problema con la historia, por favor no duden en escribirme o comentar, igual atenderé sus sugerencias, quejas o reclamos 😂
Hasta el siguente cap!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top