7
— Hoseok.
el mencionado levantó la vista de su computadora, navegaba por Internet en busca de un nuevo calentador para su tesoro. No importaba si el invierno pasaba ligeramente y la primavera estuviera próxima, aún así quiso prevenir la llegada de la fría estación.
la razón real de hacer todo ello era que hace días había atrapado al ladronzuelo que decía arreglar el calentador de su amor; un tipejo al cual siguió por varios días hasta que descubrió que el mismo vivía de estafar personas al azar.
Lo atrapó, y después de un par de amenazas, el sujeto que se hacía pasar por conserje prometió devolver el dinero que había pedido a cambio de las supuestas reparaciones del calentador de Hyungwon, además de enviarlo a una cuenta privada que había puesto en nombre del castaño; con eso dio casi por sentado que el supuesto conserje no volvería a estafar a su amante.
— ¿qué sucede? — preguntó el rubio algo ansioso, mientras veía a su hermano mayor mirarlo fijamente como si sospechara algo; no sabía cómo, pero quizá el idiota estafador lo había denunciado a la policía, aunque no lo creía tan idiota.
— ¿dónde has estado yendo estas últimas semanas, Hoseok? Tú... ¿de verdad estás yendo a trabajar fielmente?
Al menor, el cuestionamiento le pareció de lo más tonto e hizo de sus labios un horizonte mirándolo con obviedad — ¿qué más podría estar haciendo a parte de trabajar con mi tesoro? — le respondió con un tono lleno de seriedad el cual el otro no pudo asimilar a la primera.
Kihyun al escuchar su respuesta tan simple y confiada entrecerró los ojos, porque sintió que debía ser algún tipo de error; quizá se habían llevado a su hermano en algún tipo de trata de personas y cambiado por alguien que era similar en apariencia o simplemente había perdido totalmente la razón y ahora deliraba.
— ¿no estás mintiendo? ¿Tú de verdad estás saliendo con Hyungwon, en serio?
Volteó a ver a la pantalla de su laptop divisando de inmediato un nuevo calentador a un precio favorable; sonrió de manera amplia y brillante, dio click en comprar y luego volvió la vista a su hermano mayor quien esperaba impaciente por una respuesta.
— sí ¿por qué?
por la tranquilidad y seriedad con la que hablaba su hermano menor se sintió entre feliz y anonadado; el cambio que había dado Hoseok era abismal. Aunque el rubio aún se negaba a ir a una universidad, ya fuese privada o pública, aún así debía aceptar que se había mantenido lejos de los problemas, al punto que había recibido cero reportes policíacos en los últimos dos meses y medio
¡milagro, Dios!
era como haber recuperado al pequeño hermanito bueno que siempre había tenido y del cual ya poco recordaba.
Entró, se sentó en la cama y notó que su desorden no cambiaba en nada; claro, nadie cambia en su totalidad de la noche a la mañana, pero al menos las ropas que usaba ya no eran en tonalidades de negro, negro y más negro, pues había sabido hacerse de colores más alegres; tenía incluso la leve impresión de que lucia más atractivo que antes, debido a la sincera sonrisa con la que permanecía constantemente. Pensó en que, de haber sabido que Hyungwon era el tipo de hombre que le gustaba a su hermanastro, entonces lo habría hecho viajar a corea hace un año atrás.
¿¡cómo no pensó en presentarselo antes!?
Por otro lado, el amigo de Hyunwoo si que lo tenía más que sorprendido; cuando conoció a Hyungwon supo de inmediato que este tenía la vista fija en el que ahora era su esposo, lucía demasiado enamorado como para no darse cuenta de ello. Obviamente, decía que la batalla no era difícil por su apariencia sosa y su comportamiento rígido y aburrido, pero después de haberlo conocerlo a fondo entendió el por qué Hyunwoo lo admiraba y quería tanto.
Hyungwon de verdad era una persona increíble.
— oh, realmente me preocupe por nada. — musitó y se relajó ante el buen panorama que se le presentaba. Hoseok que lo veía esperando algún regaño o consejo sin sentido, se pasó la mano por la nuca algo inquieto. Se sentía raro no obtener nada más que un comentario suelto.
— estás extraño, Kihyun ¿dónde están los gritos y la histeria típica? me estás dando más escalofríos que antes. — el rubio se abrazo a sí mismo y tembló simulando y burlándose de su hermanastro, todo porque actuaba, a su parecer, como si no fuera él.
— sólo mantente así, Hoseok; Por favor no vuelvas a meterte en problemas nunca más. También... Estoy feliz de que estés encontrando de nuevo el camino y que tengas con quien compartir. De paso, deberías considerar lo de la universidad.
— respecto a eso...— el menor lo pensó antes de decirlo y se separó un poco de su escritorio dirigiendo su mirada a su hermano mayor — ¿hay posibilidad de que vaya a la escuela de artes, en lugar de aplicar a la facultad de economía?
Kihyun lo pensó seriamente, sus padres jamás aceptarían que Hoseok tomara una carrera que no fuese la de administración o cualquier otra que tuviese que ver con el manejo de dineros; pero, si era sincero consigo mismo, debía aceptar entonces que el rubio nunca había tenido el perfil para una carrera tal y que lastimosamente parecía jamás lo tendría.
— ¿quieres que averigue algo para ti? No es precisamente de la escuela de artes, pero he escuchado que arquitectura es una muy buena carrera hoy en día.
— sólo estaba probando cual seria tu reacción, yo lo haré. — con una sonrisa el mayor se levantó de la cama dispuesto a salir de la habitación y luego de casi llegar al umbral fue llamado de nuevo por el mismo Hoseok. — Kiki ¿sabes cuando es el cumpleaños de Wonnie?
— ¿su cumpleaños? ya pasó, fue el 15 de enero. Este año no pudimos celebrarlo porque Hyunwoo tuvo su viaje a Italia. — con aquella respuesta terminó de salir dejando a Hoseok con el rostro constipado
¿por qué su tesoro era tan cruel y no le decía esas minimas cosas?
se sentía la persona más tonta por no saber el día de su cumpleaños, apenas y sabía la fecha en la que debía visitar al doctor Ever, su odontologo; entre más se adentraba en la vida de Hyungwon, se daba cuenta de que eran muchas las cosas había pasado por alto. Era como si de repente todos supieran más de su amante que el, quien era que con quien salia.
se levantó, tomó su teléfono y al ser consciente de que era una apacible mañana de domingo, intuyó que Hyungwon ya debía estar despierto así que marcó y esperó a que respondiera.
— ¿Conejito? Que agradable es recibir tu llamada a esta hora. ¿estás bien?
su voz lo tranquilizó lo suficiente, se dio cuenta de que jamás en la vida podía enojarse con él, sólo porque amaba tanto su voz y saludo, que incluso podría morir escuchándolo. Con el efecto que ello le provocaba en el cuerpo, se relajó a totalidad y sus ojos cobraron un modo encantado; incluso sin tenerlo de frente ya estaba completamente rendido por él — Hola, tesoro ¿estás en casa?— preguntó mientras que con sus pies jugaba con algunas prendas regadas en el suelo, las pateó y sonrió al entender que la pregunta era un tanto estúpida.
— ¿en casa? Por supuesto ¿y tú?
sonrió cuando confirmó que jamás obtendría una palabra melosa de su parte; era muy tierno, de eso no cabía duda, pero Hyungwon no era demasiado dulce cuando se trataba de expresar algún sentimiento de cariño. Él era especial y reservado a comparación de muchos que con tal de obtener lo que buscaban ni siquiera se median y decían un montón de cursiladas que cansaban a veces.
— estoy en mi habitación y te extraño, tesoro — escuchó su risita provenir del otro lado y su pecho se movió de lo contento; Dios, estaba volviendose loco de repente por las ganas inhumanas de verlo mientras reía, se moría de ganas por abrazarlo y hacerlo suyo una y otra vez — ¿te ries de mí? — hizo un gesto de dolor, aunque el otro no le veía, suspiró y continuó — eres cruel a más no poder...
— no, yo te-yo te extraño mucho más.
su corazón se flechó por completo, se tiró de espaldas sobre la cama con el teléfono al oído y sonrió de oreja a oreja mirando el techo de su habitación, tratando de comprender qué hacía que el simple hecho de escuchar esas palabras lo hiciera tan estúpidamente feliz como lo estaba siendo en ese momento. Con el corazón hecho un motor se atrevió a preguntar lo que le pareció más importante — ¿qué tanto me extrañas? Acaso es ¿"mucho, mucho" O "mucho multiplicado por la gravedad universal"?
— ¡oh! — exclamó el castaño — ¿está bien si lo digo? — le había encantado, lo supo por su tono de voz alegre —
— por supuesto, tesoro, quiero escucharlo de ti — mucho más que interesado en saber sobre ello, se dio la vuelta quedando de lado y miró hacia la ventana, y mientras veía hacia afuera se preguntaba qué estaría usando el castaño, de qué color sería su corbatín ese día o su suéter, qué habría desayunado y qué sería de la gata ladrona de Lulú; se preguntaba muchas cosas, a la vez que deseaba tenerlo entre sus brazos porque realmente le extrañaba como un demente que tiene sólo cabeza para pensar en él nada más.
— me haces mucha falta, mucho más que cualquier cosa multiplicada por la gravedad universal — Hyungwon rió de nuevo al otro lado de la linea avergonzado, su risa particular estaba mucho mas ronca porque hace días había tenido una crisis con su rinitis por el polvo que había estado limpiando del ático de su casa; ahora sonaba como un cerdito macho.
al escucharlo a Hoseok se le pausó el corazón, se mordió el puño para no hacer un escándalo debido toda la emoción que albergaba su pecho y una felicidad inexplicable lo invadió del momento. Su chico estaba diciéndole esas palabras como si nada, a el que era un cretino que sólo vivía dándole dolores de cabeza; era casi irreal.
¡Hyungwon quería matarlo de amor!
Hace días había leído uno de los libros que el mayor le había recomendado, este hablaba sobre la historia de la astronomía en general y por ello entendía que debía ser muchísimo lo que lo extrañaba; su corazón se agitó por la extrema felicidad y saltó en la cama hasta lograr sentarse en la orilla de la misma con una nueva sonrisa resplandeciente dibujada en el rostro. — ¿sabes que he estado pensando, cariño?— una seriedad positiva lo tomo de repente, sonrió seguro, y comentó lo que había estado pensando y estaba casi seguro de llevar a cabo — Hyungwon, me gustaría que pudieras conocer a mis padres. Ellos, creo que ellos estarían felices de verte, amor.
—¿es-estás seguro de eso? yo...
— antes que digas que no, quiero decirte que hablo en serio, cariño, jamás había hablado más en serio en toda mi vida. Sabes, odio la maldita idea de pensar que todo podría terminar en cuanto se cumplan los meses que prometimos y estoy seguro de que tu también te sientes igual, así que quiero que viajes conmigo a Corea ¿qué dices? podremos ir en verano, te compraré todo lo que necesites para el viaje y conseguiré un centro odontológico para que no faltes a tus citas; ademas y si quieres, podrás ver a tu madre también y así hablarle de mi...
Hyungwon se quedó completamente mudó. las palabras de Hoseok sonaban muy alentadoras y dulces, considerando claro que quería que conociera a sus padres, eso lo hacía completamente feliz, pero su madre... Bueno, básicamente ella jamás lo aceptaría; temía que todo lo que tenían fuera a ser destruido por su simple mandato.
— Conejito yo, no lo sé. No sé si sea lo mejor.
el silencio prolongado y la respuesta vaga de Hyungwon le hizo fruncir el ceño abrumado ¿acaso él a final de cuentas sí quería que todo terminara pronto o qué lo hacía dudar? Hoseok pensaba en que su apariencia no tuvo ni tendría nunca nada que ver, lo amaba tal cual era. No le cambiaría ni un cabello.
— ¿por qué dudas? ¿piensas acaso que estoy jugando? Hyungwon, yo te amo. — se levantó y caminó al rededor de la habitación sintiendo una terrible inquietud recorrer todo su musculoso cuerpo y miraba el suelo, mientras buscaba en su mente todas las situaciones en que hubiese hecho sentir a Hyungwon falto de algo; si había cometido un error, entonces se dispondría completamente a enmendarlo con tal de no ser abandonado por quien creía tan especial e indispensable para el.
— oh no, conejito, no, conocer a tus padres sería algo de verdad maravilloso y un gran honor para mí — pasó un momento de silencio y el mayor pensó bien lo que diría; la verdad es que no podía ocutarlo más — el problema es que mi madre, ella-creo, temo que ella nunca lo aprobaría. — lo dijo con dificultad y muy temeroso. Era tan difícil después de todo.
Hoseok lo comprendió de inmediato, por un momento realmente pensó y temió de que fuera mucho más serio que eso; que tal vez Hyungwon no estaba feliz junto a el o algo peor. Se sentó de nuevo en la cama y suspiró cuando una paz momentánea y placentera se posó en su pecho, y mucho más tranquilo pensó en las opciones que tendrían a favor y en contra.
Dentro de todo, Algo era cierto ¿que madre querría dejar a su tesoro en manos de un vago sin futuro? nadie, por supuesto; estaba siendo afortunado al tener el cariño de Hyungwon, pero le sería obviamente muy difícil obtener la aprobación de su madre, quien parecía ser una persona muy compleja y estricta.
— Está bien, tienes razón. Te entiendo, perdoname. Creo que... — frotó su frente y miró al suelo algo desorientado porque no creía que en serio sería tan afectado por algo igual — tal vez me estoy apresurando, yo, no quiero que pienses que intento presionarte a tomar decisiones de la nada. Te amo, Hyungwon y mucho. Por favor, sólo recuerda eso.
— lo siento, Hoseok...
— no, tesoro. La falla fue mía, debí pensarlo mejor antes de decir nada...
* * *
los días en la cuidad de Amsterdam pasaban tranquilas, Hyungwon disfrutaba cada mañana de ir a la librería y trabajar codo a codo junto a Hoseok, quien todos los días era más atento y cuidadoso; se preocupaba porque tuviese siempre sus pañitos húmedos y su jabón antibacterial al día, compraba su almuerzo, lo llevaba a citas y le preguntaba siempre por si se sentía bien. En conclusión, era maravilloso estar con él.
no podía negar que a veces se sentía un poco sofocado con su forma de ser; el haber vivido por sí sólo por tantos años lo habían hecho un hombre que era muy independiente y organizado con sus cosas, jamás había pensado en dejar, por ejemplo, que alguien le recordara que tenía que ir todos los 5 de cada mes al odontologo o que debía hacer las compras para así llevar de comer a Lulú; esas eran cosas que sabía perfectamente debía hacer sin ninguna falta. No obstante, Hoseok disfrutaba de ayudarlo con un aire de real sinceridad, así que estaba bien si él era feliz haciéndolo.
habían también momentos en los que solía quedarse por minutos tratando de recordar quien había sido antes de conocer a Hoseok, pero al final se rendía en la búsqueda pues no podía crear una imagen clara y concisa de ello. Muchas cosas en su vida habían cambiado desde que lo había conocido, era consciente de eso, porque incluso ahora tenía una vida sexual activa que no negaba para nada era maravillosa.
Disfrutaba de estar junto a él.
el pequeño problema estaba en el hecho de que aún no entendía, a ciencia cierta, cuáles eran los planes de Hoseok a futuro ¿realmente quería o no que fueran algo? ¿ya lo eran? No lo había dicho directamente, así que ¿realmente podía el tomarse la atribución y proclamarse ser el hombre de Shin Hoseok o por el contrario era absurdo pensar eso e ilusionarse? no lo sabía y no lo entendía tampoco, al igual que no había entendido el por qué hace días le había reclamado sobre no haberle dicho su fecha de cumpleaños.
Era extraño.
él no se lo preguntó en ningún momento y no quería molestarlo diciéndole cosas menores como esas; para Hyungwon era demasiado pesado tener que pedirle a Hoseok ponerse un sombrerito de cumpleaños, para así acompañarlo a estar frente a un pastel de cumpleaños hasta las 11:59 de la noche, que era cuando cumplía oficialmente años. Esas cosas eran demasiado aburridas para alguien como él y lo último que quería hacerle a Hoseok era eso; cansarlo.
al final el menor le había reprendido diciéndole que aquellos detalles eran importantes en una relación, por lo que intentó asimilarlo como más pudo y acepto ser más abierto a él, sin embargo, aún seguía sin entender cómo podía llegar a serlo — más abierto — sin ser quizá una molestia para el mismo Hoseok, de verdad no quería depender mucho de él y hacer que se sintiera agobiado o responsable por alguien más; no era justo. Al final, Para Hyungwon ya era más que suficiente con que el rubio se hubiese fijado en alguien como el y le diera todo el cariño que le daba a diario.
No necesitaba nada más.
El sonar de su teléfono lo trajo a la realidad de nuevo y miró la pantalla dándose cuenta que era su amigo Jooheon; suspiró algo frustrado y luego una ansiedad le revolvió el estómago al recordar la ultima vez que lo había visto, tuvo que decirle, con la vergüenza en el rostro, que se abstuviera de ir a la librería porque a su empleado no le caía nada bien. Obviamente no comentó nada respecto a qué relación podía estar sosteniendo con Hoseok, no, cuando ni el mismo sabía, pero como mejor pudo lo excusó por su comportamiento tan hostil.
Jooheon había sido su compañero de universidad y de carrera, poco habían hablado ya que no eran demasiado cercanos tampoco; al menos no como lo era con Hyunwoo. Durante la carrera habían cursado varias materias juntos y cruzado palabras para hacer algunos trabajos correspondientes, pero nada más; luego de graduarse Jooheon viajó de nuevo a Corea y comenzó su trabajo como profesor de planta en la universidad de Seúl, era feliz por su exito, ya que todos al fin y al cabo buscaban eso al finalizar sus largos años de estudios, así que debido a ello lo admiraba también; pero nunca había visto a su amigo como nada más que eso, un amigo.
aquel día en que Hoseok se molestó tanto, luego de hubiese aceptado salir con Jooheon, este último le había propuesto en medio de la conversación, sostener una relación; por supuesto estaba impactado, anonandado y fuera de lugar, ya que nunca había escuchado tales palabras de nadie y de la nada provenían de uno de sus compañeros de universidad; se quedó casi en shock. A pesar de todo y asombro por la propuesta, se negó de manera casi inmediata pues a él no le interesaba sostener una relación más que con Hoseok, deseó incluso que aquellas palabras hubiesen salido de la boca de un rubio sonriente y no de su compañero a quien no le tenía más que aprecio.
el teléfono repicó de nuevo, levantó su mirada en busca del menor y se puso muy nervioso cuando este lo miró con ceño fruncido y curioso por varios segundos; de no haber sido porque una chica le había llamado para pedir información, pudo incluso haberlo visto acercarse de la nada y confesar que estaba rompiendo su promesa de no volver a hablar con su amigo Jooheon.
Hoseok lo odiaba casi a muerte.
para complicar más las cosas, los problemas no habían terminado con sólo su rechazo a Jooheon, ya que él parecía no rendirse con nada y hasta había tomado la costumbre de llamarlo de vez en vez; como amigo pensó que no estaría mal, porque igual no eran nada más que eso, sin embargo, un día Hoseok, furioso, le reclamó por ello.
¿cómo lo supo?
jamás podría saber cómo en los cielos el menor descubrió que su contraseña era "jugodeuva", jamás. Se impresionó mucho por ver a Hoseok una vez más enojado al punto de perder el control, y tuvieron otra gran discusión en la que tampoco tuvo oportunidad de explicar que Jooheon sólo era su amigo y nada más.
después de eso se abstuvo hasta de responderle las llamadas a Jooheon, debido a que no quería molestar a Hoseok de ninguna forma y menos faltar a su promesa, no lo merecia; el rubio era un chico demasiado bueno como para pretender herirlo de alguna forma. Aún con ello, su amigo seguía insistente ¿qué le diría? A el no le gustaba mentir y consideraba que ya había hecho suficiente evadiendolo. no sabía qué más hacer.
cuando vio que el menor se había entretenido mostrándole algunas de las opciones de libros de misterio a la chica, tomó el teléfono y entró a la pequeña cocina; miró el aparato y este volvió a repicar, así que no tuvo más opción que contestar.
— Jooheon, Lo siento, pero estoy ocupado trabajando — al menos eso no era eso una mentira.
— Hyungwon, pensé que no respondería. Este era mi último intento.
— el castaño frunció el ceño; de no haber respondido se habría ahorrado el tener que hablar con él. Miró hacia la puerta y no vio a Hoseok entrar, por lo que bajó la voz y continuó hablando por teléfono.
— Lo siento, pero ahora no puedo hablar.
— espera, espera, por favor Hyungwon ¿no crees que es algo injusto? al menos deberías poder dejarme hablar contigo por teléfono. No creo que sea algo bueno que tu empleado te impida eso ¿acaso te tiene encerrado como un cavernicola? Te lo digo, eso no estaría bien, Hyungwon. Él no es un buen chico.
el castaño escuchó aquellas palabras y no supo a qué atribuírselo; A pesar de ser su amigo, a veces solía decir cosas de Hoseok que eran demasiado molestas. «él es del tipo de hombre que juega con los demás, lo sé.» «no creo que le importes.» «los jugadores siempre se ocultan detrás de buenas acciones, Hyungwon.» No importaba, Jooheon siempre se la pasaba diciéndole cosas que no quería escuchar de boca de nadie más. Si eso sucedía o no, era algo que, según el, podría preguntárselo directamente a Hoseok en el momento que fuese necesario; además confiaba mucho en él, no había forma de pensar lo contrario.
— Lo siento, pero Hoseok es mi problema, Jooheon — El castaño se vio defendiéndolo al instante. El corbatín se le arrugaba y estiraba de lo molesto que se encontraba — sé que él es un buen chico y lo amo mucho — colgó de inmediato, arrugó la frente y trató de recuperar la respiración ya que su pecho subía y bajaba como si hubiese hecho el esfuerzo más grande y nunca antes visto. Cuando fue consciente de lo que había dicho, cubrió su boca y soltó el teléfono como si le quemara,
¡Que vergüenza!
Ahora posiblemente su nombre aparecería en las noticias como el tipo que andaba de suelto con un joven de tatuajes extravagantes.
— me preguntaba cuándo ibas a ponerlo en su lugar. Debo confesar que estaba planeando ir a buscar a ese tipo y detenerlo a mi manera, tesoro. Estaba volviéndome loco el ver como seguía tras de ti, él y su maldita insistencia — La voz contundente de Hoseok lo hizo girar de nuevo, estaba rojo de la vergüenza, absolutamente rojo; trató de decir algo, pero sólo salieron incoherencias. ¿Habría tal vez escuchado todo? Él no tenía ni idea qué efecto tendrían esas palabras en el pelinegro. — Yo también te amo, cariño — lo vio acercarse con una sonrisa en el rostro, desde aquella momento en que habían tenido sexo por primera vez en la sala de su casa, Hoseok se había encargado de decirle esas palabras a diario, pero a veces le eran difíciles de asimilar; él solía ser demasiado charlatán y podría decir cualquier cosa con tal de convencerlo ¿o no? — deberías decírmelo también más seguido si lo sientes, me haces ser tan inseguro... Tengo miedo de perderte.
Se sorprendió.
Hoseok era todo menos inseguro, siempre lo había visto como alguien con una personalidad fuerte y lleno de un millón encantos que hacían que las miradas de muchos y muchas siempre estuvieran en él; su sonrisa, su carisma, todo era perfecto, sin mencionar que poseía un cuerpo que parecía esculpido por el mismo Miguel Ángel. Entonces ¿Por qué alguien como él, tan perfecto, podría estar inseguro de la noche a la mañana?
Simplemente no tenía sentido...
se vio rodeado por los fuertes brazos del rubio, el calido de su piel empezó a acobijarlo y como acostumbraba a hacer hundió la cabeza en su pecho; Hyungwon correspondió al inesperado abrazo, realmente no podía definir aquello de ninguna manera, ya que no era nada parecido a las historias de amor que solía leer; esas historias con las típicas frases cliché, que solían ser insuficientes para expresar lo que sentía cada vez que lo tenía cerca.
— todo estará bien..
sus palabras salieron como un murmullo suave, acariciardor y lleno de cariño, hacia la persona que consideraba mucho más que importante. Hoseok aceptaba las dulces palabras del castaño, mientras llenaba sus fosas nasales aspirando su tierno aroma; aunque sabía que no había forma de que Hyungwon lo dejara atrás, aún así, no podía dejar de pensar en su pasado y la forma en que había perdido a ese alguien a quien había amado por primera vez, el momento se repetía en su cabeza hasta el punto en que sentía que en cualquier momento podría volver a sucederle. Simplemente no podía evitar sentirse amenazado con volver a ser infeliz si no se aseguraba de mantener a Hyungwon a su lado.
el amor, cuando es vulnerable, se comportaba asi...
* * *
eran las 7:30 de la mañana, una más semana había pasado sin prisa y Lulú no había aparecido por los últimos dos días para desayunar; el castaño la esperó en la cocina por varios minutos y después la buscó por toda la casa, pensando en que quizá su amiga le estaba retando a buscarla. Sin obtener respuesta alguna fue a la gaveta, tomó y abrió la lata, la sirvió como si estuviese ahí, y antes de salir hacia el trabajo, dejó abierta la pequeña ventana de la cocina para que entrará en caso de que anduviera por ahí de traviesa; tomó sus cosas y fue rumbo a la casa de su vecina para preguntar por si acaso.
un toque, dos toques y tres, la señora nunca apareció; incómodo con la situación fue a su auto y se puso en marcha, pensando en que la señora Bakker era alguien que se mantenía día y noche en su casa todos los dias del año, en navidad sus hijos viajaban desde diferentes lugares de Ámsterdam para reunirse con ella y se le veía realmente feliz, ya que siempre decía que los extrañaba muchisimo; era una señora muy dulce que siempre estaba ayudandole en todo lo que necesitaba, le gustaba mucho su compañía, pues compartían siempre una taza de te los domingos y algunas otras veces iban al mercado juntos a comprar telas para cortinas, pues a la señora le gustaba mucho coser.
No entendía el hecho de que llevaran tanto tiempo ausentes; tanto ella como su gata.
manejó entre las calles siempre pensando en lo que hubiese podido secederles o dónde podrían estar, los ultimos días había estado tan sumergido en la librería y en Hoseok, que se sintió mal al pensar que de alguna forma su vecina sentía que estaba evitándola o pasando de ella. — creo que debería llamarla cuando regrese a casa...— se hablo a si mismo mentras miraba las calles que permanecían sumergidas en el diario vivir; autos, motos, personas caminando apuradas por las aceras y el cielo apenas iluminado con grandes toques de azules y grises.
estacionó el auto y miró todo el interior, despejó su mente un momento para pensar en que había llevado el desayuno a Hoseok esa mañana y debía entregárselo con una buena cara; sonrió cuando encontró algo de tranquilidad en la imagen del rubio y bajó, caminó animado por la calle algo apurado y sonrió aún más cuando se vio cerca a la esquina, unas mariposas gigantescas se le movieron dentro del estómago, y casi salta de puntitas cuando al llegar y mirar de reojo, reconoció la imagen musculosa y sexy del rubio.
— Hol... — lo vio agitar la mano molesto, el menor mantenía su teléfono al oído, cosa por lo cual intuyó que discutía con alguien. Caminó hacia él para saber lo que sucedía, ya que
de pronto Kihyun de nuevo se había enojado con él y ahora estaba regañándolo; no sabía. Si lo merecía le daría la razón a su amigo, pero si fuera algo que se podía solucionar, entonces mediaría por el. Se acercó lo suficiente como para que Hoseok notara su presencia y se asombró cuando esté, al verlo, colgó de inmediato haciendo que su expresión no fuera nada buena de ver.
— Hyungwon, llegaste. — el saludó apurado, como asustado y su expresion descolocada lo extraño lo suficiente.
— ¿sucede algo, conejito?
— nada, son sólo Kihyun y sus locas ideas de que vuelva a la administración. Es una idiotez, no lo tomes en cuenta — agitó una de sus manos restándole importancia al asunto, pero aún continuaba con una expresión llena de molestia.
— ow,. Ammm, si no hay problema puedo hablar con él por ti y convencerlo de que quieres ir a la facultad de de artes. Te ayudará mucho.
— no, no tienes que preocuparte por eso, ya se le pasará. Te lo aseguro. — respondió con rapidez mientras guardaba su telefono; el rubio sonrió de manera deslumbrante borrando con ello todo mal semblante y se acercó al castaño para tomarlo de la mano y así llevarlo dentro de la tienda tan rápido como sus piernas le permitían ir.
la mañana no había sido particularmente buena; Hyungwon aún estaba preocupado por su vecina, la señora Bakker, y Hoseok simplemente parecía otro. Mientras atendía a los clientes que iban llegando uno tras otros, se fijó y lo analizó atentamente para ver si entendía lo que pudiese estarle sucediendo, no obstante era imposible de advinar tal cosa a simple vista.
Llegada la hora del almuerzo, ambos salieron rumbo al restaurante donde podían comer a su gusto, más, luego de salir de la librería prácticamente caminó tras un Hoseok que iba adelante con las manos dentro de su chaqueta de cuero, pretendiendo pensar en algo; o eso creía. Al verlo por detrás, tuvo la sanción de sentirlo lejano e inalcanzable y recordando su tatuaje en el lado izquierdo de su espalda, quiso pasar sus labios por encima de la piel tatuada.
Hipo por la impresión de sus deseos y cubrió su boca rápidamente.
— ¿sucede algo, tesoro? — Hoseok se había dado vuelta posando su profunda mirada en su rostro, fue tan impresionante, que Hyungwon no sabía si podría decirle que estaba pensando en algo tan perverso como besarle la espalda.
— oh, no, e-estoy bien, lo siento.
el mayor le vio estirar la mano y sonreír, y su respuesta inmediata fue una sonrisa genuina mientras corría a tomar la mano que el otro le tendía; así fue como juntos, terminaron por llegar tomados de la mano al restaurante de estilo ingles que quedaba a algunas calles de la librería. Dentro del establecimiento el ambiente era muy acogedor y la comida era deliciosa, podían pedir lo que quisieran sin necesidad de obligar al otro lo que no le gustara; eso era algo positivo.
Mientras Hyungwon comía su ensalada con carne fielmente, levantó la vista para ver a Hoseok quien se encontraba de frente comiendo también; pero lo hacía en silencio. Le había sucedido algo, no era difícil entenderlo. Sólo había que ver su comportamiento para saber que era así.
— mi tesoro ¿te parece si salimos hoy? Quiero llevarte a un sitio. — comentó Hoseok de repente haciéndolo sobresaltar. Miró al menor y sonrió.
— ¿Pizza Hut?
Hoseok separó su mirada del Hot Dog que tenía en la mano y dirigió su mirada llena de sorpresa a Hyungwon; su tesoro no tenía idea alguna de los establecimientos de comida rápida que habían en la cuidad, en ninguna cuidad, así que ¿cómo sabía de Pizza Hut? Sonrió sinceramente, la primera sonrisa genuina desde que había llegado a la librería esa mañana y se aventuró a preguntarle cómo era que sabía sobre ello. — ¿has estado investigando de nuevo, cariño? — lo dijo en un tono seductor. No importaba cuanto pasara el tiempo, Hyungwon siempre iba a ser su tesoro a quien podía hacer sonrojar con sólo verle a los ojos.
— oh, yo... He estado viendo lugares para comer pizza. A tí te gusta, así que pensaba que podríamos ir ahí el fin de semana.
— ¡me parece excelente! Por supuesto que iré contigo mi tesoro. Pero al sitio al que quiero llevarte hoy es un poco más íntimo.
— ¡Hoseok! — Hyungwon trató de reír pacito, pero su risa no era del todo ignorada; se encontraba con el rostro sonrojado y moviendo las manos en negación y con fervor, las palabras del otro — Dios, no, conejito, sabes que no tolero los moteles.
La risa Hyungwon de inmediato fue acoplada con la de Hoseok, ambos estaban dando un espectáculo de risa por la respuesta del castaño. Después de que el menor le hubiese explicado a detalle que irían a una reunión en casa de sus amigos, Hyungwon aceptó. Pero, eso no enmendaba el hecho de que el menor seguían estando extraño.
¿Qué más podía hacer? No podía obligarlo a hablar y menos precionarlo.
Para el castaño era claro que si no le había dicho nada era porque precisamente buscaba algo de privacidad y no quería que se involucrara; aún así su preocupación era demasiada. El quería servir de pilar a Hoseok, deseaba poder animarlo de cerca para que se decidiera a ir a la escuela de artes o a cualquier escuela, también quería escuchar sus problemas tanto como él quisiera decirlos, no obstante, la mayor parte del tiempo Hoseok pasaba de ello y no le decía mucho, bromeaba y se ocultaba tras una máscara de extrema amabilidad que era incluso más molesta que su personalidad charlatana.
Eso tal vez era lo que menos le gustaba de él.
Ese día cerró la librería un poco más temprano de lo normal, manejaba siguiendo la dirección en el GPS del auto, ayudándose también con las indicaciones que Hoseok le había dado para llegar; igual seguía estando muy nervioso. El menor había salido horas antes diciendo que debía reunirse con sus amigos para preparar todo y eso lo hizo dudar un poco de si podía aparecer por sí sólo en la casa de algún extraño.
Entre calles pensó en cómo debía presentarse, miró su argolla y los nervios lo atacaron pues él no sabía qué debía decir exactamente, no sabía cómo o qué responder si le llegaran a preguntar por la relación que sostenía con Hoseok, simplemente porque no sabía qué eran; luego de varios minutos de practicar gestos y expresiones que fueran educadas, llegó a un bloque de edificios bastante agradable, desabrocho el cinturón, buscó su teléfono y quiso llamarlo, sin embargo pensó en que si ya estaba ahí no habría necesidad de llamar a Hoseok para molestarlo.
Debía ser fuerte.
Más nervioso que nunca se bajó del auto y acomodó su corbatín lila y sus gafas, miró hacia el gran edificio lleno de apartamentos que había diagonal a donde estaba y suspiró, caminó varios pasos cruzando la calle siempre mirando el suelo y cuando iba a medio camino levantó de manera breve la mirada; ahí vio saliendo a Hoseok del edificio.
¡claro que se alegró muchísimo!
para él todo era más fácil cuando tenía a su amante a su lado; sin embargo toda alegría y sonrisa murió cuando lo vio absolutamente enojado.
— ¡Hoseok, tienes que escucharme!
El castaño miró en dirección a un chico que salía después del menor, tenía una voz oscura bastante profunda y lucía muy diferente; era elegante, llevaba un traje negro y vestía un abrigo gris; muy contrario a lo que podía llegar a ser Hoseok.
— ¡no tengo que escuchar una mierda! ¡Te dije que no te atrevieras a venir!
Se sorprendió de ver al menor estar tan alterado, estaba asustado por lo que pudiese estar sucediendo, que trató de hacer salir su voz para llamarlo y lo que vio luego de eso le dejó estaqueado; el sujeto de cabello negro se había acercado para besar a Hoseok, de la nada lo había hecho; creyó que era demasiado considerando que había sido el desconocido quien descaradamente se había aferrado al menor, pero su lastima llegó cuando vio a Hoseok corresponder el beso...
Eso lo lastimó terriblemente.
No dijo nada, tampoco podía, su pecho se llenó de algo tan pesado que casi le impidió caminar; en su cabeza el sabía la clase de persona que era Hoseok y aún así lo había aceptado sin queja alguna, incluso cuando tenía previsto que algo como aquello podía suceder en cualquier momento. Pero, de repente y de manera innecesaria, todas las palabras de su amigo Jooheon acudieron a su memoria.
«las personas no pueden ser tan amables, Hyungwon. El debe estar buscando sólo divertirse contigo.»
Quizá tenía razón, para alguien como Hoseok no le era difícil relacionarse con personas mucho más divertidas, con estilo y atractivas; sólo había que ver aquel tipo para darse cuenta de ello. Sollozó, se vio sorprendido de llorar de nuevo porque ya había no sabía cuántas veces lo había hecho desde que lo había conocido. Prácticamente había perdido la cuenta.
en el auto de camino a casa su mente reprodujo una y otra vez el momento en el que Hoseok besaba a ese otro hombre y sintió desvanecerse en el dolor; trataba de darse aliento, más sin embargo las palabras "lo sabía, así debía ser" sonaban incluso más dolorosas en su cabeza. Las recomendaciones que le habían hecho ¿acaso las había pasado por alto deliberadamente? ¿Si le preguntaba a Hoseok por ello le respondería O simplemente le mentiría como suponía había hecho desde siempre? Entre un montón de pensamientos amargos llegó a su casa al fin. Se quedó pensando un buen rato dentro del auto, y en cuanto encontró las fuerzas bajó del mismo y caminó cabizbajo al interior de su casa; solamente quería cerrar los ojos y pedir porque todo fuese un sueño.
— ¡Hyungwon, Dios, gracias a Dios estás aquí!
El castaño despegó la vista del suelo y pasó a mirar a su vecina que corría desde su casa a él, en medio de un mar de lágrimas. se preocupó muchísimo, se imaginó que quizá habían entrado en su hogar y robado todo lo que tenía, ya que últimamente los reportes decían que había un ladronzuelo por la zona el cual estaba haciendo sus malas pasadas a las casas de los vecinos.
— Señora Bakker, ¿se encuentra bien?
— ¡Hyungwon, Dios! No, no, no, no — chilló desconsoladamente. No tenía sus rulos típicos, pero si un peinado bien hecho y su traje de dos piezas negro; el mismo que había usado para el funeral de su esposo.
Se preocupó muchísimo.
— ¿su-sucedió algo? — preguntó preso del asombro, pues la mujer apenas y lograba articular palabras. Lloraba, lloraba y lloraba.
Ella sólo lloraba...
— Lulú, nuestra Lulú, Hyungwon. — le escuchó decir al cabo de recuperar algo de aire, y, el rostro del castaño mostró todo el miedo y desconcierto que sintió en el momento en que escuchó el nombre de su más íntima amiga. Sus lágrimas salieron por goterones y se abrasó a la señora que continuaba chillando sin poder controlarse.
¿Qué tanto más tenía que aguantar?
Se dio cuenta que las historias de amor muchas veces no alcanzaban a describir con realismo qué tan intenso o doloroso puede llegar a ser experimentar el amor y lloró aún más fuerte al percibir que aquel sentimiento no lograba, ni lograría jamás retener lo más importante en su vida, ni siquiera por más fuerte que fuera el sentimiento de anhelo o deseo; el amor de ninguna forma llegaba a ser una poderosa fuerza potencializadora de la felicidad eterna. No, El amor dolía mucho, y más, cuando el mismo se calaba hasta en los huesos, destruyendote desde adentro y haciendo de ti cenizas.
No podía confiar...
Porque cuando pensabas que perderías a alguien, cuando la pérdidas, cuando todo era incierto y necesitabas esa luz que es tu única ayuda, era entonces cuando el amor se convertía en un sentimiento superfluo que, entre más intenso y profundo, más dolor provocaba.
lleno de dolor, Hyungwon en ese momento, de repente, se encontró odiando al amor.
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Hola linduras.
Bueno, la verdad es que he decidido hacer esta publicación debido a que significa mucho para mi. Mi gato John ha muerto ayer en la mañana, ha sido terrible la pérdida de mi niño, él era un niño muy noble y amoroso
y ahora ya no está con nosotros.
Sólo pido que dónde quiera que esté, esté descansando al fin. Ojalá hubiera gente menos mala en esta vida y protegieran más a los animales, que ningún mal les hacen.
Con dolor dedico este capitulo a mi niño precioso que lo era todo para mi.
Gracias por leer y espero puedan disfrutar del capitulo, al igual que yo disfruto escribiendo para ustedes.
Gracias.
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