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ambos chicos prácticamente volaban por toda la libreria, estaban organizando todo y dejándolo listo para poder abrir el lunes sin nungun problema; al ser día sábado, la tienda era cerrada mucho más temrpano de lo acostumbrado.

A las dos de la tarde Hoseok ya había acomodado la nueva mercancía en los estantes, dado vuelta al letrero a 'cerrado' y dejado todo completamente limpio; Hyungwon también recibió los libros esa mañana y los registró en tiempo récord, dado que a las tres de la tarde ya estaban saliendo casi corriendo de ahí.

El sol de la tarde estaba especialmente cálido, los rayos de sol daban en sus cabezas y sonreían mientras corrían tomados de la mano por la angosta calle hasta alcanzar el coche; ese día Hyungwon le había cedido el puesto de conductor al rubio, el cual lo trató siempre como el anfitrión del evento que estaba próximo a ocurrir. Hoseok abrió la puerta del auto y con su voz simuló bombos y platillos al verlo subir tan elegantemente.

— Los príncipes azules deben ser tratados como tales, mi precioso hermoso — le dijo una vez subió, y en medio de risitas nasales el castaño se sentó ocupando el puesto del acompañante. Cuando Hoseok vio que se puso cómodo lo besó y miró a los ojos; aún le parecía como haber vuelto a días aquellos en los que sólo interesaba el disfrutar del momento agradable que estaba viviendo y nada más.

Hyungwon todo lo volvía especial.

Se separó con una sonrisa abierta al pensar en el bello sentimiento que le provocaba probar sus labios, se sentía tan bien, que era febrero y por alguna razón parecía ser abril por tantos brillos y sentimientos cálidos. El menor Rodeó el auto y jugó con las llaves  lanzandolas al aíre, abrió la puerta y subió; miró a su Hyungwon sonriente y lleno de un brillo en sus ojos en el cual se perdió por varios segundos inimaginables, sentía su pecho ser inundado de muchos sentimientos que no podía explicar y menos entender a la primera.

Motivado por el tornado en su pecho se acercó a Hyungwon de nuevo sonriendo cerca a su rostro, era extraña la forma en que seguía amando el efecto que causaba en él, aún con el pasar del tiempo; su sonrojo y ese temblar le hacían tener en cuenta que era así debido a su presencia y eso le fortalecía porque sentía como que podría ser el único en su vida.

— sólo déjame ponerte el cinturón, no queremos que nuestro tesoro se lastime — con un leve asentimiento de cabeza tomó el cinturón y lo abrochó, luego se acercó más jugando siempre con la cordura del castaño, haciéndolo sonrojar hasta el punto de obtener de él un rostro tierno y apreciable. Lo besó con profundidad y pasión, su lengua intrusa invadió su boca y sus dientes torturaban esos gruesos labios que le fascinaban; le gustaba mucho, demasiado, como para pretender no ser consciente de ello...

— eres mi tesoro ¿lo sabías?

Su mirada intensa se enfocó en los labios de Hyungwon que estaba rojos por el abuso y su corazón se sintió incómodo, porque justo en ese momento las palabras habían sido insuficientes para describir cuán preciado era el castaño para el; no había una palabra indicada en esos momentos para hacerlo. Supo ocultar muy bien su incertidumbre y el sentimiento de inseguridad tras una sonrisa perniciosa.

No era hora de pensar en su futuro incierto con su tesoro.

— vamos, precioso, pongamos en marcha. Primer destino ¡Super Market!

* * *

"Oh ¿no es ella dulce?
Mírala caminando calle abajo
Sí, te lo pregunto muy confidencialmente
¿No es ella adorable?
Oh ¿de verdad que es bonita?

Mírala una o dos veces
Sí, te lo pregunto muy discretamente
¿Acaso no es linda?
Tan sólo echa un ojo hacia su dirección

¡Oh, dios mío!

¿No es la perfección?
Oh, te lo repito
¿No crees que es maravillosa?
Sí, te lo pregunto en confidencialidad
¿No es adorable?..."

La radio iba a todo volumen, 'Ain't She Sweet', de The Beatles, era la canción que escuchaba Hyungwon parafrasear a su acompañante. El castaño recibía el leve viento frío en su rostro y se distrajo de ver el paisaje cuando sintió el agarre en su mano, ensimismado en el sentimiento de absoluta paz, pasó a ver a su acompañante dentro, miró su mano entrelazada con la de él y sonrió satisfecho cuando vio la argolla que decoraba su dedo; una sonrisa por parte del otro le confirmó el sentimiento.

Hoseok besó la mano del mayor mientras seguía con los ojos en la carretera; cruzó por calles, avenidas y aún el sentimiento de adrenalina no se iba, sentía inútilmente que su mente sólo le jugaba malas pasadas al imaginar el tiempo que estaría junto a Hyungwon.

¡Un fin de semana!

Podría hacer muchas cosas en un sólo día, y resultaba que lo tenía para si sólo un día y medio. Soñó despierto y en su adentros se cuestionó sobre lo que era correcto o no.

Si se ponía a pensar, eso nunca había interesado con nadie más —es decir, hacer lo correcto — todas las personas con las que se había encontrado a lo largo de su juventud habían sido del tipo superficial que no tienen en cuenta sino el llenarse de placer, ignorando por completo lo demás; Personas egoístas con la vida misma. Justo en ese momento se sentía haciéndole justicia a esa parte efímera y profunda de un verdadero sentimiento, considerando cada detalle, cada posibilidad, planeando un evento y una razón; Hyungwon merecía lo mejor y no sólo algo pasajero que le mostrara el lado cruel de las personas que sólo viven para satisfacer a sus demonios.

Cariño, dedicación y amor.

Eso era lo necesitaba su tesoro; no había mejor merecedor de aquello que él. Tuvo miedo de nuevo, porque tocar un sólo cabello suyo podía ser también una condena total, ya que con cada acercamiento que hacía, mayor era su deseo de que aquéllo jamás terminase; de alguna forma anhelaba que continuara toda una vida así. pero

¿era alguien como él capaz de no lastimar en un futuro a su tesoro?

No lo sabía, incluso temía dañar a Hyungwon en ese momento más que en cualquier otro; Sin embargo, si fuera sincero con él mismo y estuviera a corde con sus pensamientos, se habría entonces encontrado rechazando la propuesta del castaño, pero no, se había alentado a continuar sin ver a su pasado que lo marcaba y lo seguía con insistencia.

No habían muchas opciones al final, Hoseok sólo esperaba que de aquello al menos Hyungwon sacara algo bueno, como por ejemplo, aprender lo que significaba sentirse amado y entender que valía mucho más que cualquiera a su alrededor; no importaba si perdía lo último que quedaba de él cuando todo acabara, por que al terminar ya no sería el mismo Hoseok de siempre, sino que pasaría a ser alguien quien se había dado en total sacrificio al amor....

Una vez en el super market, tanto Hoseok como Hyungwon entraron de la mano. El rubio contaba en el camino del estacionamiento al super, respecto a su corta carrera en la Universidad de Seúl y Hyungwon lo escuchaba atentamente sin perder ningún detalle, siempre prestando especial atención a cada palabra, analizando cada expresión, cada manía, todo.

Al finalizar el mayor no entendía para nada qué le habría hecho abandonar una carrera tan brillante, era demasiado difícil de comprender, pero claro, lo era aún más el hecho de que alguien como Hoseok hubiese estado haciendo tal carrera como administración; no era nada que fuera con él realmente, era todo lo opuesto a lo que podía componer su personalidad, además, sabía que el menor odiaba los trajes elegantes y esa era ya razón suficiente para admitir que tal vez si estaba equivocado al haber tratado de entrar en aquel campo.

Entraron y mientras pasaban por estantes, Hyungwon llevaba su lista en mano mientras veía lo que necesitaba.
— a Lulú debería gustarle esto — lo tomó y lo leyó. Era un nuevo producto importado desde Arabia que se basaba en carne de cabra ¿era eso bueno? Lucia así.

— déjame ver — Hoseok pidió verlo y el castaño se lo pasó de inmediato. El super market al que solía ir Hyungwon era más bien un tipo de bodega en el que la mayor parte de los productos era importados desde el exterior; habían todo tipo de enlatados y unas que otras hortalizas. Práctico y económico, por así decirlo. — bueno, si no es una gata exigente, entonces no habrá ningún problema — dijo finalmente al no haber podido entender la descripción en la lata, puesto que todo estaba en un idioma incomprensible para el.

— ¿quieres que lleve algo más, conejito?

— sí, amor ¿podrías ir por algo de soda?

— claro, aunque no se cómo pueden ser las clasificaciones ¿hay algo en especial que deba tener en cuenta?

Hoseok sonrió al escuchar eso, su chico era tan tierno y lleno de inocencia, que caía rendido con cada acción; estaba totalmente perdido por él.

— Cola. Creo que está por ahí — le señaló unas neveras al fondo, le vio irse por los pasillos y se quedó como un tonto contamplandole el trasero..

debía guardar la calma.

Tal vez era el hecho de que se había mantenido absolutamente fiel a su tesoro y no había tenido sexo con nadie durante todo ese tiempo, y debido a eso ahora estaba perdiendo el control por pocos; o simplemente Hyungwon era el hombre más sensual que jamás se había encontrado, no lo sabía, sólo entendía que había algo que lo encendía completamente y lo volvía loco. Se mordió el labio inferior y su expresión en el rostro no dejó nada a la imaginación, por que prácticamente se lo comía con la vista.

Se encontró entonces viendo sexy a Hyungwon en pantalones de lino y zapatos de charol, con suéter y un montón de ropa que lo único que haría era demorar la osadía de explorar en tiempo récord todo su cuerpo; así tal cual era la fuerza con la que lo deseaba. Tomó aire, y cuando vio al castaño concentrado en ver las especificaciones de las botellas, miró a la cajera y habló.

— deme una caja de esos — señaló unos condones que descansaban en el mostrador; levantó de nuevo la vista y encontró que la chica lo miraba algo sorprendida. Sonrió con cinismo, frotó su nuca y volteo a ver hacia dónde estaba Hyungwon, ahora comparando colores, porque al parecer no sabia siquiera cual era la soda de cola o uva. — que sean dos cajas. Pago con tarjeta...

— wow. Mierda, viejo. Esto, esto es enfermo ¿sabías?

— oh, sólo cállate y empacalos.

De regreso en el camino, Hyungwon le habló sobre el vecindario en el que vivía. Su vecina, la señora Bakker, era una viuda de guerra quien había obtenido una pensión por parte de su esposo, un héroe de la patria quien era reconocido por haber hecho muchos actos valerosos para la nación; Ella era la dueña de la famosa y envidiada Lulú, la gata que visitaba todas las mañanas a Hyungwon. También había un conserje que vivía en frente y quien solía arreglar en días de invierno su calentador de agua; la verdad fue que intuyó que no era más que un ladronzuelo quien fingía, para así sacar provecho del dinero de Hyungwon.

Llegaron al fin después de una larga charla, estacionó el auto en la cochera y vio bajar al castaño emocionado; lo siguió quitándose el cinturón mientras contemplaba el franco derecho de la casa, dándose cuenta de inmediato que era muy agradable a simple vista, ya que la estructura de madera que estaba pintada de blanco, poseía un diseño que hacia un buen juego con el ambiente rural de la zona. Salió y caminó hasta la cajuela donde se encontraba Hyungwon y ayudó a bajar las compras.

juntos caminaron hasta la puerta y Hoseok se quedó atrás del castaño con dos bolsas de papel repletas, esperando a que el otro abriese para poder entrar; la emoción era comparable a la primera vez que te dicen que irás a Disneyland, sólo que multiplicada por infinito.

De verdad no pudo contener una sonrisa de oreja a oreja.

La puerta chirrió un poco y el castaño le abrió paso para que siguiera, trago grueso y lo miró. Pensó en contra de su voluntad sobre que el castaño aún tenía tiempo de arrepentirse y mandarlo a la mierda antes de que pusiera en marcha su macabro plan de hacerlo suyo, en serio se sentía el peor de los villanos al desear estar dentro de  Hyungwon de la manera en que lo deseaba. No hubo vuelta atrás, el castaño insistió en que entrara, y, como un inocente invita a su asesino a su morada, Hoseok dio un paso adentro estrellando sus botas negras y detallando el lugar a su paso.

— la cocina está por aquí — escuchó la puerta cerrarse, giró y fijó su vista en Hyungwon quien cruzaba el pequeño vestíbulo, pasando por su lado hasta llegar al fondo; el más alto se detuvo frente al umbral de la cocina y viéndolo desde allá lo llamó con la mano.

— ven, ven — le dijo mientras lo miraba a través de sus grandes lentes, era increíble el sentimiento de anhelo contra el cual estaba luchando Hoseok en esos momentos. Animado por la dulzura con la que había sido llamado, caminó con una gran y sincera sonrisa dibujada en el rostro, era así, porque el castaño había sido el único que lo hacía sentir tan lleno y tan libre; desde que lo conoció le robo una sonrisa genuina porque  lo emocionaba demasiado cada gesto en él.

— puedes dejarlo aquí — el castaño señaló la encimera a su lado y siguió hasta llegar a la gaveta — oh, acabo de recordar algo — Hyungwon se giró y miró al menor mientras este dejaba las bolsas sobre la encimera como se lo habían indicado. El mayor sintió su cuerpo tensarse levemente, pero aún así obtuvo la fuerza necesaria y preguntó lo quería — Tengo jugo de uva ¿quieres un poco?

— ¿tan rápido quieres embriagar me, tesoro? No te creía un chico tan travieso — la pregunta estuvo llena de diversión y eso provocó que al castaño se le encogiera el corbatín de puntos blancos, de la vergüenza que le causaba ser atrapado en sus inútiles intentos desesperados. — no te preocupes amor, no sé, bien podemos preparar algo para cenar y beber juntos después.

Una firme mano en su cintura un beso de parte del menor le dio la seguridad que necesaria, el castaño asintió aceptando la propuesta y sonrió porque se sentía como en un sueño del cual no quería despertar. Hoseok comenzó a organizar todo en las gavetas, siempre preguntando a Hyungwon cómo y dónde debía hacerlo; pasó varias veces por la cocina y siempre una cosa llamó su atención, era una vieja radio que descansaba en la encimera al lado de un pequeño cactus, suponía que Hyungwon prefería eso a algún tipo de estéreo moderno o algo así. Siguió acomodando cosas e ignorando el pequeño detalle sobre la radio, total, le daba un toque bastante mágico al lugar; no podría explicarlo exactamente.

De vez en cuando sus ansias de tenerlo a su lado eran tantas, que se acercaba a Hyungwon y lo molestaba en medio de cualquier labor que estuviese haciendo; no importaba, lo que quería era estar ahí y sentirlo lo que más pudiese. Jugaba con su cabello, le tomaba las manos y le mordía los dedos jugueteando, tocaba su trasero o simplemente lo llamaba desde dónde fuera que estuviera, sólo para ver al castaño correr hacia él y llegar jadeante preguntando un

«—¿te pasa algo, conejito?»

Diablos, quería ser notado por Hyungwon tanto, estar a su lado el mayor tiempo posible y que lo necesitara tanto como el lo necesitaba a su lado, que le parecía insano; y lo era, pero simplemente no podía manejar muy bien la idea de que Hyungwon pudiera valerse por sí mismo en casi todo. Parecía que la vida del castaño se había basado en un cien por ciento de independencia y ahora ya no era necesario que dependiera de alguien más, pues él había aprendido a ser fuerte por su cuenta.

Hyungwon no lo necesitaba en su vida.

Y ahí era donde su inseguridad nacía. A veces se sentía tan atemorizado, tan miedoso, que se imaginaba a sí mismo como un niño al que le han contado una historia de terror y luego le han dejado solo en medio de un estacionamiento desierto a media noche. Su chico al final sí era cruel con el, porque a pesar de no tener ninguna experiencia en relaciones, le dejaba muy claro que con una mínima acción o palabra de su parte podría destruir o construir su mundo.

Así de fácil.

La noche llegó y ambos hombres habían optado por hacer una cena simple que consistiera en: ensalada y carne para Hoseok, y, pizza y soda para Hyungwon. Estaban tratando, en medio de todo, de superar sus fobias, así que trataron de hacer un ejercicio psicológico el cual consistía en invertir los papeles durante la cena; había sido propuesto por el mismo Hoseok.

Al final cambiaron de platos y cada uno comió lo que le gustaba. No todo en las relaciones era perfecto pero si podían aceptarse mutuamente y continuar adelante, entonces seguro algo interesante podrían sacar con todo ello.

— ¿cuál es tu color favorito? — Hyungwon tenía una libreta en mano y un bolígrafo, y veía a través de sus enormes lentes a Hoseok pensar en la respuesta a su pregunta; se acercó más sintiendo la creciente necesidad de que lo mirara a los ojos. El deseo era tanto, que lo abrumó.

— negro ¿tal vez? — Hoseok nunca había pensado en una respuesta para ello, simplemente había dicho el color que predominaba en sus ropas.

— oh — el mayor apuntó de manera diligente en su libreta, sus ojos brillaron como nunca y sonreía mientras movía su mano sobre el papel. — También pondré rojo. Pienso que queda bien en ti también — Hoseok recordó aquel hoddie rojo que había usado semanas antes y sonrió porque quizá entonces el rojo se volvería oficialmente su color  favorito desde ese momento en adelante.

— Dime, Hyungwon ¿soy el único hombre en tu vida? — así como se sintió feliz por las nobles y dulces palabras del mayor, también sintió la necesidad de corroborarlo, de reafirmar aquello que tanto fervor le causaba; quería aceptar de una vez por todas que lo que unía a Hyungwon con el, por más diferentes que fueran, era mucho más especial y único que lo que cualquiera pudiera tener.

— sí, por supuesto — dijo sin vacilar Hyungwon, con la sinceridad que sólo una persona como él podía contener. Sonrió complacido porque sabía perfectamente que no había forma de no sentirse así, menos después de ser consciente de que era único en la vida de alguien más; y no sólo alguien más, sino que era nada más ni nada menos que Hyungwon, su tesoro. — ¿y Hyunwoo? ¿qué piensas ahora de él? ¿Te gusta todavía? — Hoseok lo analizó a profundidad y notó en su rostro un leve sonrojo. No podía creerlo — Tsk, te gusta todavía... — se molestó y se tiró por completo contra la silla, quizá molesto o simplemente indignado porque le resultaba ridículo de repente.

— no, ca-claro que no, es sólo que me da mucha vergüenza hablar de ello.

— ¿uh? yo soy una pared, tú sólo habla — Hoseok tomó su vaso con soda dándole un sorbo, después apoyó el mentón en su mano y miró al castaño — y bien...

— Ammm, bueno, conocí a Hyunwoo cuando iba en segundo semestre de mi licenciatura y creo que me enamoré a primera vista de él. — «absurdo»— pensó una vez lo escuchó; aún así siguió prestando la atención necesaria. — él era tan popular e inteligente, también muy atractivo; cursaba una carrera espléndida y hablaba con muchas personas. Creo que eso llamo mucho mi atención. Una vez iba camino a la biblioteca y el se chocó conmigo haciendo que mis libros salieran a volar, quedaron por todo el suelo ¡lo juro! dios fue tan vergonzoso — Hyungwon hizo un gesto gracioso llevando su mano a su frente y Hoseok rió un poco debido a sus expresiones tan naturales — fue terrible, pero Hyunwoo me ayudó y me acompañó hasta la biblioteca. Al día siguiente no tenía esperanzas de volver a verlo u hablarle, no creía que fuese posible, pero cuando iba a mi clase de literatura contemporánea me encontré con el de nuevo y me saludo primero...Es un excelente amigo; aunque hora supongo que sólo es un lindo recuerdo en cual atesoro demasiado. No me siento igual, no como cuando pienso... En ti...

— oh, ya veo...

Para Hoseok era claro que Hyunwoo era en extremo amable y tan suertudo, que de la nada se había hecho de un estupendo y maravilloso amigo como Hyungwon; más sin embargo creía también que era un gran idiota al no haber visto más allá de ello. a
Al final lo consideraba un perdedor de esos que pasan desapercibido el gran tesoro que brilla frente a sus narices y nunca hizo nada más que verlo brillar sin siquiera tocarlo una vez.

Gracias al Olimpo que el se había dado cuenta de ello y ahora se encontraba disfrutando de él.

— ¿has tenido a alguien importante en tu vida, conejito?

Hoseok volvió de sus pensamientos muy confundido y abrumado. Considerando que la persona por la que preguntaba no se podía llamar alguien importante, pues simplemente era como un cáncer que se lo estaba comiendo desde adentro, sentía que considerar si contarle sobre ello o no, era algo que no estaba a discusión.

Simplemente no podría hablar de él jamás. Nunca.

Era su peor batalla perdida.

— tesoro, creeme, no es una historia llamativa; es una simple historia  donde dos chicos se conocen, uno de ellos se enamora y sale perdiendo al final... — se encogió de hombros y deseó poder tener un cigarrillo entre sus dedos, la sensación le hizo tamborear los dedos sobre la mesa de madera — no lo sé, el amor no es el vencedor en la vida real, Hyungwon, No existe algo como eso; sólo existe la realidad. ¿Sabes? La traición es real, la decepción es real, el dolor es real... El amor-el amor es sólo una tonta fantasía, nada más.

Hyungwon se quedó pensando en lo dicho por Hoseok, no entendía quien podía haber sido esa persona y ni siquiera podía saber quién de las dos había sido lastimada realmente, igualmente no estaba de acuerdo; el creía fervientemente en que el amor podía contra toda marea y que vencía al final, porque de eso se trataba ¿o sino cuál era la misión del hombre al final? Una vida sin amor, ahora que lo conocía, se le hacía una vida muy solitaria y perturbadora. Enseguida recordó algo que había leído hace tiempo.

Los amorosos...

Hoseok lucía como uno, uno al que la vida y el amor le habían jugado muchas malas pasadas, uno el cual jugaba a conocer el amor pero que no lo albergaba realmente, siempre luciendo solo y esperando por nada. Su corazón dolió, porque aún con lo que tenían no lograba borrar ese mal sentimiento de su corazón, se sentía poco ante el dolor que pudiera estar sintiendo su amante, tanto, que sintió como un nuevo nudo se formaba en su garganta...

con un impulso desde su pecho se acercó al pelinegro y lo abrazó, palmeó su espalda con una suavidad única y lo sintió tensarse todo; su desconcierto sobre la acción fue palpable hasta el punto de no saber que hacer para demostrarle que lo que realmente buscaba era calmar su dolor y su sufrimiento constante. No entendía muchas cosas porque era nuevo en el juego del amor, pero quería ser de ayuda en algo, porque realmente amaba a Hoseok. Así que

¿Qué necesitaba un amoroso para sanar su corazón?

Ojalá y pudiese saberlo...

La velada pasó con más tranquilidad de la que imaginaba. Hoseok había estado realmente sorprendido por la osadía de su chico, ya que si no hubiese sido tan fuerte, seguro y habría llorado como un niño indefenso entre sus brazos; en lugar de eso bromeó y rió para hacer del momento de Hyungwon uno agradable, uno en el que sólo él fuese importante.

Improvisó una alfombra roja con las bolsas del supermercado, sonrió cuando llegó al fin a la sala y Hyungwon tocó la mullida alfombra; había conocido parte de la casa dándose cuenta que al castaño le fascinaban mucho las cosas mullidas, lo cual lo atribuía a que tal vez le gustaban las mascotas, pero parecía ser que no se atrevía a tener una propia. la sala albergaba una biblioteca, sillones, una ventana que daba a la calle, un televisor, además de un cuadro decorativo de una vieja choza oscura que lo hizo sentir nostálgico; además de eso, había también una mesa de centro y algunos muebles en las esquinas que complementaban muy bien. Le pareció algo simple, pero de alguna forma iba en juego con la personalidad de Hyungwon.

Sonrió mientras negaba con la cabeza viendo lo que tenía enfrente; su Hyungwon era una persona muy linda, demasiado. Por su propia cuenta había decidido crear un fuerte con almohadas y sábanas, dizque para la celebración de la pijamada que iban a tener. Era extraño, pero ¿qué podía hacer? No pudo evitar caer rendido ante los encantos de su amante.

Luego de un arduo trabajo por parte de los dos, Hoseok dejó que Hyungwon entrara en el fuerte y una vez dentro le dio un beso corto, quiso salir, pero dio otro beso corto y otro más, hasta que tentado atrapó sus labios y profundizó el beso probando sin límites esos suaves y gruesos labios que lo tenían perdido; le encantaba probar el sabor dulce de Hyungwon. Se mantuvo fuerte por unos cuantos minutos y salió rumbo a la cocina, abrió el refrigerador y encontró la botella de jugo de uva, estaba curioso sobre si realmente lo era o sólo era broma del castaño; lo probó y efectivamente corroboró que era jugo de uva, ahora sólo no podía entender cómo alguien podía embriagarse con algo como ello. De igual manera lo creyó, tomó la botella y llevó dos copas en sus manos.

— bebé, he traído el plato fuerte.

Hyungwon se quedó mirándolo y ladeó la cabeza genuinamente — no te entiendo...

— por supuesto que yo, tesoro, yo soy tu plato fuerte.

Cuando no logró que su chiste fuese entendido en su totalidad, rió algo fuerte y abrió la botella, sirvió la primera copa y se la dio a Hyungwon quien veía muy animado todo el ambiente. Viéndolo beber tan feliz, pensó en que el fuerte, más que tonto e infantil, era agradable

¿hace cuánto no hacía algo como eso?

creía recordar que tenía más o menos seis años cuando, junto con Heechul y su padre, jugaban de esa manera. De la nada se vio sintiéndose nostálgico y lleno de un montón de recuerdos que le hicieron extrañar a su padres, su familia y su casa.

Se sirvió a sí mismo en la otra copa y tomó de un tiro el jugo; tenía un excelente sabor — bueno, era jugo natural de uva después de todo— pero justo en ese instante necesitaba algo un poco más fuerte. Borrando sus deseos de ir a buscar algún licor, Hoseok pensó en dejar un poco de lado la soda y comenzar a beber más jugos naturales, se sirvió otra copa de jugo de uva y miró a Hyungwon seguir bebiendo animado mientras veía una lámpara de camping que había obtenido en la tienda esa misma tarde; admiró su perfil, su nariz un tanto redonda era demasiado bonita como para ser real, sus labios gruesos y rojos, parte de sus cejas que era evidente con el juego de sombras, todo, todo era precioso ante sus ojos...

y aún no encontraba la palabra adecuada para el sentimiento en su pecho...

De repente habló tomando más jugo de su copa.

— Tesoro ¿no tienes miedo de que alguien como yo esté aquí, en tu casa, tomando tu jugo de uva y tratando de seducirte?

La pregunta hizo que el castaño arrugara la frente en desacuerdo. el no se sentía así, para nada, sabía y entendía muy bien que Hoseok era alguien realmente bueno, él no podía ser una mala persona aún cuando su imagen fuera todo lo contrario; ahora lo amaba tal y como era, con tatuajes, argollas en sus orejas, cabello rubio desordenado, y  sobre todo, charlatán, Amaba todo y por eso confiaba plenamente en él.

— no tengo por qué tener miedo — Hyungwon lo miró y dejó su copa a un lado, gateo hasta estar en frente de Hoseok y lo miró a los ojos, aún cuando su rostro presentaba un leve sonrojo producto del jugo de uva; se sentía tan ebrio que no medía lo que hacía — me gusta esto, así, nosotros dos solos. — lo besó. era la primera vez que el mayor lo comenzaba; era un beso torpe, pero el cual no sintió vergüenza ni arrepentimientos de dar.
Una corriente eléctrica recorrió e invadió todo el cuerpo de Hoseok, su tesoro albergaba muchas cosas desconcertantes que lo dejaban al total descubierto, por lo que  sorpresivamente se vio atrapado a sí mismo entre el deseo y el deber; su chico parecía estar ebrio — sorprendente, pero entendíble — así que se calmó y rompió el beso; Simplemente no podía hacerlo. debía mantener la cordura, ya que entre los dos era el más sensato.

— bebé, estás muy ebrio. Vamos a la cama ya.

«¿quién es este Shin Hoseok?»

preguntarían sus amigos y allegados, pues el jamás pasaba de una oportunidad; pero era diferente esta vez, mucho a decir verdad. Aunque había ido con unas claras intenciones al principio, justo en esos momentos pensó que no era lo correcto, se decía que si quería estar con el castaño entonces lo haría bien, como se lo merecía, y no tratando de aprovecharse o tomando ventaja de nada.

Tomó al castaño del brazo y comenzó a llevarlo hacia afuera del fuerte, más sin embargo, este se soltó y comenzó una pataleta que lo dejó con la boca abierta; abrió los ojos sorprendido porque era la primera vez que veía algo igual en él.

— ¡siempre haces eso. Si-siempre me desprecias! Yo-yo sé que no tengo un cuerpo perfecto y que no soy atractivo como las personas con las que hayas estado, Hoseok, pe-pero ¿no podrías al menos considerarme? Al menos por hoy...

Con los ojos totalmente abiertos y el corazón agitado por aquellas palabras, Hoseok entendió que en medio de su afán de cuidar al castaño, también lo estaba lastimando. Había malinterpretado su miedo por una negativa, pero al verlo ahí, así, entendió que incluso hasta eso puede ser tomado de manera errónea; la emoción y el deseo de querer sentirse amado suele siempre ser ignorada por quién menos esperas lo haga.

que tonto era...

— tesoro, no, no, nunca pienses eso, yo...Hyungwon, te quiero muchísimo ¿sabes? jamás podría pasar de tí tan fácilmente; es sólo que tu eres tan puro que yo... ¡no te merezco! ¡No te merece nadie. De verdad nadie es digno de tal belleza! Cariño, creeme.

— só-sólo eres un hablador.. — hipó y dejó salir sus lágrimas como unos torrentes de agua salada, trataba de limpiarlas, pero el pelinegro mantenía su rostro acunado con sus manos.

— bueno, también. Pero no miento cuando digo que no te merezco, eres tan perfecto... y yo sólo soy un cretino...

— me gustas mucho como eres. Hoseok, yo sólo quiero...— lo vio nervioso y muy temeroso, intuía lo quería decir, así que no lo interrumpió; quería saber hasta dónde podía permitirse el mayor llegar. — yo... ¡Yo quiero hacer el coito contigo! — Lo vio cubrirse el rostro de inmediato con ambas manos y quiso reírse, pero había quedado perplejo

¿Qué diablos significaba eso?

— ¿co-coito?

— el acto de introducir el pene en la vagina, en este caso...

— ok, ok, ok no tienes que sobre esforzarte, tesoro — por primera vez en muchísimos años las mejillas se le pusieron rojas al escuchar las respuesta inesperada por parte de Hyungwon; lo había tomado por sorpresa, al punto de recordar que no se había sentido tan tonto desde aquel día en secundaria cuando salió con la presidenta del salón. Ella lo había llevado a su casa y esta prácticamente había abusado de él; fue entonces cuando descubrió que no le gustaban tanto las mujeres como esperaban los demás fuera lo normal.

Respiró de nuevo. A ese paso moriría de un ataque al corazón por tanto encantó y sorpresas que lo dejaban en una sola pieza; sonrió y se acercó al castaño luchando fuertemente por separar sus manos de su rostro, y una vez estuvo tan cerca que hasta podía sentir su respiración chocar contra su propio rostro, lo miró insistentemente a los ojos y habló con toda la seriedad que merecía el asunto.

— ¿de verdad eso quieres? ¿No importa si soy el peor cretino de todos? — lo vio asentir, primero despacio como si estuviera considerando algo y luego rápido; eso fue suficiente para lanzarse a besarlo, más fiero que todas la veces anteriores.

«nota mental: comenzar a estudiar el diccionario» — se lo dijo en sus adentros mientras tomaba la delgada cintura del castaño con sus fuertes manos, hundió sus dedos sobre la ropa que llevaba en tanto jugaba con su lengua; mientras lo tendía en el suelo con su cuerpo lo sintió rígido, por lo que comenzó a dejar un camino de besos hasta llegar a su cuello sin poder evitar aspirar su aroma y se sintió victorioso cuando el mayor giró su rostro dándole mayor acceso para que hiciese lo que quisiera. Sonrió, jugó con su piel pasando su nariz por ella y se abrió paso hasta colarse en medio de sus piernas.

— ¿e-estás seguro? — volvió a insistir mirándolo al rostro incrédulo y repentinamente inseguro de lo que sucedía.

El castaño asintió de nuevo porque apenas y podía decir palabras; rodeó con sus delgados brazos el cuello del menor y volvió a besarlo, su cuerpo estaba absolutamente sumergido en las sensaciones que le provocaban los besos del rubio. Era extraordinario, porque en menos de lo que había pensado se encontraba tendido en la alfombra con Hoseok sobre él provocándole un millón de sensaciones inesperadas, temblaba con cada contacto, y cuando vio volar su corbatín y gafas supo que se había vuelto el chico más atrevido del mundo.

El menor se las arregló para colar su mano por debajo de la ropa del castaño y esperaba no fuera algo demasiado malo, porque le encantaba verlo ahí tumbado y listo para él; Viendo fijamente sus expresiones pasó sus dedos por la piel sensible de su torso y la suavidad de su piel le provocó que la piel se le pusiera de gallina, con sus dedos jugó con sus pezones, lo vio jadear un poco, pero no era suficiente; era al fin y al cabo un chico duro. Sonrió por el reto y lo besó de nuevo quitando primero su suéter y luego su camisa.

lo que vio lo dejó muy anonadado

Odiaba a veces cuando querían tomarlo del pelo. Hyungwon en realidad tenía un cuerpo increíble, era demasiado atractivo a simple vista y sólo había que tener una neurona en funcionamiento para confirmar eso. Extasiado llevó a su boca uno de sus pezones y lo mordisqueo, torturándolo hasta que obtuvo un gemido por parte de Hyungwon; eso fue el detonante final que lo encendió hasta el punto de perder la razón.

Su lengua jugó con las partes sensibles de su pecho y sus manos recorrieron de nuevo su cuerpo, enterrando sus dedos en la piel y buscando despojar en el toque la adrenalina y los nervios que estaban por devorarlo vivo. De nuevo Hoseok atrapó sus labios, se subió en él y puso una pierna a cada lado del delgado cuerpo del mayor, tomó sus brazos subiendolos por encima de la cabeza, y rompiendo el beso se despojó de la camisa tan rápido como pudo dejando al descubierto su torso tatuado. el castaño lo veía con intensidad tal, que se sintió algo temeroso de que tal vez fuera porque no le gustaba lo que veía, lo tenía en cuenta, que a él no le gustaban los tatuajes y que muy probablemente sería rechazado por ello; abrió su boca para decirle al mayor que no se fijará en ello, pero de pronto Hyungwon comenzó a recorrer suavemente sus brazos con la yema de sus largos dedos, lo miró a los ojos chocandose con los suyos llenos de deseo, lo vió sonreír con el rostro sonrojado y cobró fuerza; era como si él mismo Hyungwon fuese su motor de arranque.

Los besos se hacían insuficientes, Hoseok continuó explorando el cuerpo del mayor siempre guardando completo cuidado, como si de un culto de tratase. Mientras la piel de su trabajado pecho se pegaba al del mayor, besó y mordió su labio inferior, y cuando lo tuvo completamente rendido frente a él, besó su cuello de nuevo desabrochando el cinturón de sus pantalones de lino 

— esto realmente está pasando, oh por Dios... — se detuvo cuando, al sacar el cinturón y quitar el botón del pantalón, su mente procesó todo en menos de un instante, haciéndolo comprender enseguida que estaba yendo mucho más lejos que nunca. Sus manos le temblaron terriblemente y miró hacia el rostro de Hyungwon con una preocupación real — ¿qué sí te lastimo? Yo-yo...

— Hoseok, Hoseok co-confío en ti...

El rubio sintió por primera vez la gran diferencia de edades; mientras que el perdía fácilmente la razón y se dejaba llevar ante cualquier estímulo, Hyungwon parecía mantener todo bajo un tiempo y control únicos de él, se sintió poseído por su esencia y sus palabras, recobrando de inmediato la calma y la seguridad que lo habían abandonado cuando menos se lo esperó. — Eres realmente hermoso — acarició su costado sintiendo su piel cálida, viendo como cerraba sus ojos y trataba de contenerse al máximo. Lo sintió temblar en el momento en que quitó sus pantalones dejando a la vista sus largas piernas, casi sin pensarlo pasó su mano acariciando la que estaba parcialmente flexionada y poniéndose de nuevo sobre él simuló dar varias estocadas que lo hacieron jadear bajo su cuerpo.

Respirar con normalidad cada vez se hacía más difícil para Hyungwon, jadeó una vez más cuando los labios de Hoseok volvieron a recorrer su pecho, bajando por su vientre y deteniéndose en su ombligo; sintió como su caliente lengua se hundió en su ombligo, era algo tan abrumador y nuevo, que lo único que pudo hacer fue quedarse casi quieto y apenas respirar, sentía las caricias del otro por sus costados y a veces en sus muslos, como apretaban sus fuertes manos su piel, mientras la lengua maestra seguía llenándolo de un placer indescriptible.

El rubio siguió descendiendo entre besos hasta llegar a la pretina de sus bóxer, jugó con sus dientes con la misma y levantó su vista para mirarlo con diversión. En su rostro se podía notar unas vetas de gran excitación.

— será alucinante, lo prometo.

«¿qué es lo que será alucinante?» —se preguntó en sus adentros porque no entendía a lo que se refería Hoseok; Asintió la cabeza creyendo en el menor y se retrajo cuando vio que era dejado completamente desnudo. Asustado cubrió su desnudez con las manos y se puso completamente rojo de la vergüenza al notar que el rubio lo veía sin ningún escrúpulo.

— lo-lo haré sólo si tu quieres. Podemos parar y hacer como que nada pasó, y No-no quiere decir que no lo desee ¿si? te deseo ¿ok? Me gustas y creo que me estoy volviendo loco, ya sabes, tu cuerpo es maravilloso, tus piernas son malditamente sexy y-y... ¿Por qué diablos estoy tan nervioso, mierda. — lo último lo dijo Hoseok en un susurro para sí mismo, se notaba contrariado y temió arruinarlo todo con su acción.

— lo-lo siento. Es mi primera vez, así que no-no sé qué debería hacer...

— ni lo digas. Siento la presión de ser tu primer y único hombre. Ni siquiera soy consciente de sí estoy haciendo bien o mal, diablos, es tan... — dejo salir el aire de un golpe, soltó una risa nerviosa, levantó  y se aferró con cuidado a la pierna del mayor acariciandola con su mejilla, mientras permanecía con los ojos cerrados; Repitió la acción un par de veces más dando suaves besos, hasta que abrió los ojos dejando salir un suspiro un poco más tranquilizador — nunca te haría daño, cariño...

Lo sabía, era consciente de ello más que nadie, así que asintió de nuevo y sonrió porque no hallaba el valor para decir nada. La rigidez dejó un tanto más su cuerpo, cuando los besos que repartía Hoseok en la parte interna de su muslo, le fueron regresando ese calor y esos revoloteos en el estómago. Los labios del otro se detuvieron muy cerca de su miembro, tan cerca, que pudo sentir primero el aliento que golpeaba sobre el mismo y luego como lo envolvía con su boca; Hyungwon dejó salir un gemido sonoro y no se reconoció a sí mismo, su cuerpo se volvió debil ante las manos y los labios de Hoseok que lo invadían de nuevo de una forma que jamás esperó experimentar. Gimió de nuevo por el movimiento de la boca maestra del rubio, sus ojos se nublaron por el placer por sentir como su lengua recorría la extensión de su pene; estiró sus brazos y hundió sus dedos en un su cabello rubio que brillaba por la tenue luz de la lámpara, arqueó su espalda y cerró los ojos con fuerza debido al gemido del otro que hizo vibrar su cuerpo, su boca se posó en la punta de su miembro lamiendo su ranura y volviendo a cubrirlo todo provocando que el calor de su cuerpo fuera demasiado a comparación de lo que podía sentirse en un día de verano.

— bebé, espérame aquí. no te muevas — dijo apresurado el menor. Hyungwon protestó por sentirse abandonado y vió a Hoseok salir del fuerte notando que su espalda guardaba un tatuaje de un samurai que meditaba con una espada en su boca; era bastante visible a decir verdad. Sonrió, vio hacia el techo de sábanas pensando en que aquéllo era y se sentía como un sueño porque jamás se imaginó andar de suelto con alguien como Hoseok, y no porque creyera que estaba mal, no, no sentía así, al contrario, Hoseok había sido muy dulce hasta el momento y sentía que cuidaba lo suficiente de el; eso lo convenció de que era el indicado.

Lo amaba mucho, tanto que incluso sintió una gran incertidumbre por corroborar si existía tal sentimiento tan arrollador y cálido.

Lo escuchó regresar y miró en dirección a la entrada del fuerte, encontrándose con que Hoseok volvía completamente desnudo. Sus grandes ojos sin lentes se expandieron al ver que el cuerpo del menor era como el de una escultura griega, los músculos todos se marcaban desde sus piernas hasta sus hombros anchos, sus pectorales y se detuvo en su gran pene erecto; su propio cuerpo reaccionó a esa vista e incluso pudo notar esa característica sonrisa de cuando él pleneaba algo. Extendió sus largos y delgados brazos para recibirlo de nuevo complaciente, estaba listo para todo de igual manera; Lo besó profundamente y pasó su mano por su espalda justo por donde había visto al samurai que se veía aterradoramente amenazante, se sació del sabor de sus labios, y jadeandeante se separó y mordió los suyos que se encontraban rojos, mientras que Hoseok repartía besos por la línea de su barbilla. Era como de otro mundo la tensión que generaba el sentir su piel desnuda contra la suya, como lo envolvía de repente, sumado al murmullo por parte del menor en su ido que lo tranquilizó.

Con devoción, Hoseok mordió el lóbulo de su oreja y sonrió cuando suspiros salieron de los labios de Hyungwon — Vamos a evitar que bebés vengan a este mundo — tomó un condón y comenzó a abrirlo mientras veía al rostro al mayor. ¿qué expresión haría después de escuchar eso? anhelaba saberlo.

— es... ¿es eso posible?

Hyungwon era quien mejor sabía que era imposible, sin embargo lo escuchó decir eso en un tono de voz que lo llenó de ternura, y apenas y evitó soltar una carcajada debido a su inocente faceta. Se ríó y lo besó con suavidad, con toda la merecía el castaño mientras terminaba su labor; ya no podía esperar el momento de proclamarse el dueño absoluto de tesoro.

Puso el condon y una vez su mano estuvo libre, llevó dos de sus dedos a la boca del castaño, introduciendolos y esperando a que el mayor Jugara con ellos; el movimiento de su lengua era torpe, pero el morbo de verlo jadeando y sentir como la caliente boca envolvía sus dedos apagó toda la risa del momento, gruñó y pegó su cuerpo frotando su sexo con el del mayor, cosa que lo hizo soltar gemido ronco y claro.

— oh, por dios — La impaciencia y el poco autocontrol que le quedaba lo traicionaron, sacó los dedos de su húmeda boca, abrió la piernas del más alto y los pasó por su entrada robándole un respingo; mordió su barbilla, luego la beso, subió hasta alcanzar sus labios pasando su lengua sobre ellos, para después besarlo, distrayendolo mientras introducía uno de sus dedos en su estrecha entrada.  Una queja por parte de Hyungwon se desvaneció dentro de su boca, él rompió el beso y mantenía con los ojos cerrados con fuerza, en tanto Hoseok besaba su cuello robándole el aliento por completo, pasó su lengua por el contorno de su hombro, lo mordió y lo besó moviendo su dedo dentro de él robándole unos deliciosos gemidos que le hicieron vibrar el pecho de la emoción.

Con un nuevo aire, entrelazó su mano libre con la de Hyungwon y la apretó con fuerza introduciendo así un segundo dedo penetrandolo y con el cual escuchó un gemido de dolor; se separó esta vez y lo vio, notó como mantenía los ojos cerrados y el como su pecho subía y bajaba tratando de asimilar el dolor placentero.

— eres muy especial, Hyungwon, te doy una última oportunidad de arrepentirte — detuvo el movimiento circular de sus dedos y lo miró con intensidad esperando por su respuesta; Haría lo que él quisiera, ya que nunca lo obligaría a nada.

Para Hyungwon ya no había vuelta atrás. Abrió los ojos chocando con la mirada intensa del rubio, se le dificultaba respirar debido a la oleada de placer que sentía debido a los dedos que lo llenaban, así que sonrió y asintió con la cabeza — e-estoy seguro...— sus palabras fueron un susurro ante la voz masculina y potente de Hoseok, sintió de nuevo los dedos moverse dentro de su entrada, gimió y se aferró a sus musculosos brazos enterrando sus uñas y sintiendo como casi se desvanecía por el placer.

Gimió entre besos y movió sus caderas para sentir más profundo los dedos del otro, y se sintió de nuevo abandonado cuando menos se lo espero. No pasó mucho tiempo hasta que se sorprendió al sentir que el rubio elevaba sus caderas parcialmente, se aferró fuerte sus hombros y lo miró preguntándose si realmente ya era el momento.

— Do-dolerá un poco, pero prometo ser un chico bueno..

Asintió de nuevo nervioso; era su primera vez y se encontraba tan aturdido, tan necesitado también, que no pudo ayudarse a sí mismo a controlar el millón de emociones que recorrían su pecho. Como efecto inmediato, cerró y apretó muy fuerte los ojos sintiendo como Hoseok lo penetraba, su pene duro se fue adentrando cada vez más abriéndose pasó y llenándolo por completo, haciendolo sentir un extremo dolor; pero uno que claramente estaba dispuesto a soportar. Escuchó un nuevo gruñido ronco por parte del menor y soltó una bocanada de aire cuando se sintió completamente invadido, sus pulmones estaban saturados y de nuevo se negó a abrir los ojos; estaba pensando y no pensando, su respiración era errática y no creía estar en ese lugar, era como haber volado a otra parte.

— mierda, mierda, mierda.... — escuchó a Hoseok con la voz jadeandeante, sintió como apretaba sus muslos con tal fuerza, que sus dedos prácticamente se fundan en su piel; se preocupó y se preguntó si acaso algo iba mal

¿Ya habría terminado?

No se sentía satisfecho sin embargo...

— lo siento bebé, no puedo contenerme más, lo siento en serio — La primera estocada llegó y gritó fuerte, sus caderas definitivamente no estaban hechas para eso pero le gustaba; deseaba más. Una segunda y tercera estocada fueron llegando una tras otra con un vaivén que le dejó sin airen sintió al menor saltarle las piernas y ponerle los brazos a cada lado de la cabeza mientras seguía dando estocada tras estocada.

— abre los ojos — le demandó, pero no quería ¿y si estaba soñando? ¿Si resultaba ser su imaginación queriendo ser cruel con él? — po-por favor, Hyungwon...

Escuchó un gemido de su parte, el ritmo de su cadera aumentó, apretandose y llegando hasta el fondo robándole también varios gemido y gritos; al final no pudo evitarlo, su voz ronca y sus movimientos que iban desde lentos, rápidos y fuertes lo tenían en un éxtasis que nunca antes había logrado experimentar, así abrió los ojos y se encontró con sus profundos ojos  mirándolo directamente; aquello lo hizo mucho más débil y accesible de lo que ya estaba.

Se sentía como si su cuerpo ya no le perteneciera más.

— Te a-amo, Hoseok — dijo con la voz entrecortada y en un surruro claro, sus ojos se nublaban por el placer.

Hoseok lo vio entregarse por completo y le pareció una gran mentira; se sintió aludido por esa imagen única que sólo podía contener el mayor. Lo besó y continuó penetrandolo, siempre procurando ser lo más noble posible, pero su amante no lo ayudaba mucho, su cuerpo, su piel y sus gemidos lo encendían; su rostro, cuello, su pecho que subía y bajaba en busca de aire, todo, todo lo estaba volviendo loco. En el momento en que el castaño accedió a abrir los ojos encontró la tranquilidad que necesitaba y también fue entonces cuando al fin encontró la palabra adecuada para aquél sentimiento que albergaba en su pecho, pero que no había podido denominar aún;  se vio a sí mismo siendo el indefenso Hoseok de hace muchos años, uno que ya no recordaba para nada... Un Hoseok tonto, pero feliz.

— te amo, Hyungwon, te amo tanto...

* * *

— Buenos días, Lulú ¿cómo te trata la mañana, mi niña?

La gata se quedó mirando en dirección al castaño quien se encontraba en pantalón de pijama y con el torso desnudo,  este caminó hacia ella y la recibió en sus brazos permitiendo que lo olfateara; suponía que sólo trataba de reconocerle. Una vez lo hizo, lamió su rostro y maullo.

— sabes, hoy te tengo algo nuevo. Dice que es a base de carne de cabra... Interesante. — Otros maullidos más por parte de la gata le indicaron que tenía hambre y esperaba ansiosa, así que llegó a la gaveta y tomó la lata, la abrió y sirvió el plato de la felina.

— Hyungwon ¿precioso? — una voz adormilada resonó por la casa, provenía de la sala y de inmediato se sonrojo; de repente quería salir corriendo por la vergüenza tan Inmensa que sentía. Había sido tan atrevido la noche anterior, que no podía darle la cara a Hoseok de ninguna manera...

— oh, cierto. Lulú, tenemos visita...

La gata ignorante de todo siguió comiendo, poniendo su todo en ello. La notó ansiosa por seguir comiendo, por lo que supuso que había servido demasiado tarde su desayuno; se levantó y al instante vio como el rubio cruzaba el umbral de la cocina

— ¿qué haces? Me desperté y no te encontré. volvamos, quiero dormir un poco más...

— e-e-estaba dando de comer a Lulú — lo soltó tan rápido que parecía un trabalenguas, se cubrió el pecho y se sonrojó todo cuando vio que Hoseok se acercaba a el apenas cubriendo su parte baja con una sabana, tenía los ojos a medio abrir y sus labios se veían rojos y provocativos.

— con que esta es la gata aprovechada. Ha, es linda — se acercó para acariciarla, pero la gata se erizó toda y amenazó con atacarlo; Hoseok se alejó espantado y la señaló sin creer lo que había hecho el animal.

— ¡es una criminal! ¿Cómo puede comportarse así? — Hyungwon no pudo evitar reírse al ver la reacción de Hoseok ante el comportamiento de Lulú, cubría su boca para que su particular risa no resonara muy fuerte en toda la habitación, pero le era imposible. — ¿te estás riendo? ¿EN serio, Hyungwon? apuesto que eres tú quien la tiene malcriada — Hoseok se acercó al castaño con una sonrisa y mordió su labio cuando detalló el  cuerpo del mayor a la luz del día sin toda esa ropa, su cabello enmarañado y esos gruesos labios rosados que eran tan suaves al tacto; todos los recuerdos lo asaltaron y quiso volver a probar lo que se sentía.

— no seas malo y regresa ya al fuerte conmigo, tesoro ¿o quieres ir a la habitación? ¿El baño, tal vez? ¿Quieres hacerlo aquí, entonces?

— ¿¡delante de Lulú!? ¡No, Dios! ¿¡Qué pensará de nosotros¡?

Hoseok se había acercado al castaño lo suficiente para tomarlo por la cintura con una de sus manos, y con la otra apenas y sostenía la sabana que lo cubría de la completa desnudez; miró a la gata entrometida y entrecerró los ojos..

— si te soy sincero, no creo que le importe, cariño.

— no lo creo, va-vamos a tomar el desayuno. — la respuesta parcial por parte del rubio fue una risita viciosa que le indicaba que no se iba a rendir tan facilmente, aún tenía todo el día y la noche del domingo; seguro y  terminaría obteniendo lo que quería.

El desayuno fue por cortesía de Hoseok. Hyungwon estaba fascinado viéndolo desde atrás y lo seguía con la vista a donde fuese, mientras admiraba su samurai tatuado en la espalda que lucía menos atemorizante a la luz de la mañana. Bebió de su jugo de naranja y sonrío cuando el otro le dio frente sonriendole también; extraordinariamente había tenido que tomar dos par de píldoras para el dolor de su cadera y el dolor de cabeza que le provocaba la resaca, haber tomado tanto jugo de uva le había hecho ser mucho más suelto, tanto, que no podía ni siquiera creer que había sido realmente él. Había sido un sinvergüenza.

Luego de pensar en ell, olfateó el aroma que inundaba la cocina y cerró los ojos al disfrutar de lo dulce y suave que era. 

panqueques en un día de invierno, próximo a la primavera.

le agradaba lo que le había preparado su amante, así que tomó leche tibia y cerró los ojos de nuevo disfrutando del cálido líquido atravesando su garganta, al frente tenía una rosa en un pequeñito jarrón y un Hoseok atento a lo que hacía.

que feliz era.

— está delicioso, me encanta.

— ¡yes! — celebró el rubio y rodeó la mesa para besar a Hyungwon; también estaba tan feliz...

Los dos estaban en una especie de nube rosa en la que nada, nada malo pasaba despues de que ambos estuviesen en ella; sonreían el uno al otro y sus miradas lo decían todo. Existia algo, había algo entre los dos que sucedía y que seguro aún cuando lo sintieran les sería dificil de explicar qué y por qué.

Igual no importaba, porque lo sentía único e incomparable.

Avanzado el desayuno, Hyungwon miró a todos lados de la cocina, parpadeó varias veces y Hoseok le miró curioso por la acción; pensó en que quiza no le había gustado algo

— ¿sucede algo, cariño? — se aventuró a apreguntar mientras detallaba sus lindas expresiones, parecía confundido por algo.

— debería comprar una radio. — soltó de repente Hyungwon, lo cual despertó de inmediato el desconcierto por parte del menor.

— ¿ah? ¿una radio?

— ¿no crees que es muy silencioso a veces? — preguntó sintiendo algo de inquietud.

— sí, puede ser — Hoseok asintió mirándolo atento y luego sonrió un poco al notar que su chico era en extremo un caso. Señalando hacia la encimera prosiguió — ¿pero entonces esa radio ahí no sirve, Hyungwon?

El mayor lo miró sin entender a lo que se refería y dirigió su vista al punto en la encimera a la que señalaba el menor, ajustó sus gafas y vio la vieja radio ahí puesta; la misma parecia llevar mucho tiempo ahí, porque tenía motas de polvo.

— ¡cierto! ¡mamá trajo mi vieja radio para mis cumpleaños! tenía que arreglarla, pero lo he olvidado por completo.

— ¿tu olvidaste algo? — Hoseok no lo podía creer. Para el, Hyungwon era un ser perfecto al cual no se le escapaba nada, sin embargo ahí estaba él diciéndole que se había olvidado de arreglar su radio. Fue nuevo en realidad.

— ¿por qué? Acaso ¿está mal?

— para nada, tesoro, pero me sorprendió. por otro lado ¿quierés que la repare para ti? puedo ser tu MacGyver si quieres.


"Oh, oh has sido Buena conmigo
Me hiciste feliz
Cuando estaba triste
Y eternamente estare
Enamorado de ti
Y todo lo que tengo que hacer
Es darte las gracias chica, gracias nena

Podría decirle a todo el mundo
Una cosa o dos de nuestro amor
Lo se niñita
Solo un tonto dudaría del amor
Y todo lo que tengo que hacer
Es darte las gracias, gracias chica

Gracias por amarme chica
El modo en que lo haces
Ese es el tipo de amor
Que es demasiado bueno para ser verdadero"

Hoseok había hecho un trabajo extraordinario con la radio, aún cuando sólo había ido de vuelta al mercado y comprado unas pilas para que encendiera, había sido un trabajo extraordinario ante los ojos del castaño; luego de lograr que encendiera la limpió y sintonizó un viejo canal donde todas las mañanas hacían un tributo especial al The Beatles, por más mínimo que fuera, para Hyungwon aquello era más valeroso que cualquier otra cosa; era como salir con el príncipe cazador de dragones, sólo que más bajo y mucho más sombrío que brillante.

todo él día se la habian pasado acostados en la alfombra frente a la televisión, luchando por qué era mejor, si la saga de regreso al futuro la cual aclamaba tanto el menor o su maratón de surucatas en de Nat Geo; aunque Hoseok insistía en que eran ratas de madrigueras.

que tonto podía ser a veces.

por horas se entregó, Hyungwon adoraba los momentos en que Hoseok comenzaba a seducirlo para hacerlo suyo una y otra vez, y se sorprendía de cón que facilidad se dejaba convencer; suponía que ya lo amaba demasiado como para dejarlo algun día y no lo quería así...

para Hoseok no era diferente, había pasado muchísimo tiempo desde que se había sentido en aquel estado de aturdimiento, sus ojos brillaban con una intensidad tal, que a veces creía ver luces al rededor de Hyungwon; era como si el mayor fuera alguien divino que le había sido enviado para salvarlo de su estado deplorable.

era suyo.

Con sus fuertes brazos se aferraba a la cintura del castaño, como presintiendo que en cualquier momento el lindo sueño que estaba viviendo, se terminaria dejándolo de nuevo en medio de un sitio oscuro donde las cosas ni el tiempo pasaba, y así mismo las heridas volverian. Como algo increíble, Hoseok amaba a Hyungwon más de lo que podía contener, y aún así, dudaba de sí mismo y de ser suficiente para él quien era un tesoro.

Sólo buscaba ser lo que el mayor necesitaba, para así poder estar a su lado por siempre.

* * *

"Yo le entrego todo mi amor
Es todo lo que hago
Y si tu vieras mi amor
La amarías también
Yo la amo

Ella me da todo
Y tiernamente
El beso que mi amada da
Ella me lo da a mi
Y yo la amo

Un amor como el nuestro
Nunca podrá morir
Mientras tanto yo
Te tenga cerca de mí

Luminosas son las estrellas que brillan
Oscuro es el cielo
Sé que este amor mío
Nunca morirá
Y yo la amo "

la musica despertó al castaño, era un nuevo día y aún se sentía demasiado cansado como para levantarse de cama; abrió los ojos agotado y miró a su lado, la alarma sonaba insistentemente indicándole que iba cinco minutos atrasado. Era terrible, pero aún así no quiso levantarse, se acurrucó en la cama y escuchó el agua correr en la ducha, aspiró profundamente el aroma que ahora impregnaba su cama y sonrió.

Hoseok se había levantado muy temprano.

miró la argolla en su mano y sonrió de nuevo sintiéndose seguro, la tocaba mientras tenia los ojos cerrados y sonreía porque todo estaba siendo tan perfecto, que lo último que quería era terminara.

— tesoro, tienes que levantarte. Recuerda que debemos ir a la librería...

— no quiero levantarme...— lo dijo con voz gagosa, sus gruesos labios hicieron un perchero y se sorprendió cuando aquellas palabras salieron de su boca; jamás había pensado en no ir a su propia librería sólo porque sí, si incluso enfermo abría fielmente. Se giró para ver a Hoseok que le miraba sonriente e intuyó que incluso a él debía parecerle gracioso su tonto comportamiento.

— ¿quieres que vengamos juntos despues del trabajo? compraré más jugo de uva, cariño...

una sonrisa se le dibujó en el rostro apenas escuchó aquello; ahora sentía que el día sería mucho más bonito porque contaría las horas para volver a casa junto a él....

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I'm here, again!

Bueno, espero sinceramente que les haya agradado, no soy especialmente buena en lemon, pero trato de hacer lo posible. Igual, si tienen algún comentario o sugerencia, mi bandeja de mensajes está abierta o simplemente pueden comentarlo y yo por supuesto las atenderé.

Muchas gracias ❤️

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