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"Soy un perdedor, soy un perdedor
No soy lo que parezco
De todos los amores que he ganado o perdido
Hay uno con el que nunca debería haberme cruzado 

Era una chica entre un millón, amigo
Debería haber sabido que a la larga ella saldría ganando
Soy un perdedor
Y he perdido a alguien que apreciaba 
Soy un perdedor
No soy lo que parezco
Aunque me ría y actúe como un payaso
Bajo la máscara tengo el ceño fruncido
Mis lágrimas caen como lluvia del cielo

¿Es por ella o por mí que lloro?

Soy un perdedor
Y he perdido a alguien que apreciaba
Soy un perdedor
No soy lo que parezco 

¿Qué he hecho yo para merecerme esta suerte?
Comprendo que me fui demasiado tarde
Y es verdad que el orgullo anuncia la caída
Te lo digo para que no lo pierdas todo 

Soy un perdedor
Y he perdido a alguien que apreciaba
Soy un perdedor
No soy lo que parezco"  

* * *

—ey, levantate, levantate Hoseok. Esa maldita cosa está sonando desde temprano, ¡contesta ya!—una chica rubia movía con su pie al chico de cabello rubio que se encontraba tirado en medio de un mar de basura, la cual  iba desde latas de cervezas, cajas de pizza, botellas de licor y demás.

—¿ah? ¿qué pasa? — preguntó completamente desorientado, apenas y abriendo los ojos porque la luz del día lo cegaba— ¿dónde estoy?

—te jodieron y luego te dejarón aquí tirado —dijó supremamente convencida la chica, lo miró sin risa y Hoseok llevó lentamente sus manos a su trasero.

—oh, diablos... — como estruendo la risa de la mujer retumbó en la habitación provocando que el rubio se cubriera la cabeza con ambas manos y evitar así el terrible dolor de cabeza que le estaba causando la acción.

—¿cómo puedes reaccionar simplemente así, Hoseok? eres la peor persona que he conocido, en serio. Anda, levántate a desayunar y contesta ese endemoniado teléfono que me está volviendo loca.

apenas y abriendo un ojo, Hoseok se levantó de la cama de basura, se sacudió la ropa para eliminar los restos de comida, miró a todos lados y se aseguró de que estaba en el apartamento de Cloe.

Cloe era una amiga que había hecho durante un muy corto trabajo de medio tiempo que había tenido en un bar de la cuidad y el cual había perdido por estar envuelto en medio de una pelea "Sin sentido"; el tipo le reclamaba el haber besado a su chica — lo cual fue cierto — pero que hizo simplemente porque sí. Y porque ella se lo había pedido, claro está.

se estiró un poco para sacar la pereza, la camiseta negra se subió haciendo lucir su abdomen marcado y que parecía invitaba a la imaginación a soñar; algo desorientado caminó en dirección a la mesita de madera que decoraba la sala y tomó su teléfono mientras ponía la típica cara de aburrido, como cada vez que recibía las llamadas de su hermanastro, el loco controlador.

—ajá —fue su única respuesta una vez tomó la llamada

—¿Hoseok? ¿¡dónde carajos estás!? ¡estuve en vela toda la noche porque no aparecías por ningun lado y tampoco respondías el teléfono, incluso me contuve de llamar a Hyungwon porque temía que perdieras tu trabajo!— hubo un largo silencio y de nuevo la voz del mayor volvió a sonar, esta vez con un tono de gran preocupación — Oh por dios, ¿qué le hiciste?

el pelinegro estaba aturdido y sin oder decir una palabra, pareció que recordaba algo, llevó su mano a la frente y se golpeó varias veces ignorando el hecho de que le dolía lo suficiente como para no hacerlo;  pero se lo merecía. Colgó sin prestar atención a lo que le preguntaba su hermano y miró el reloj en la pared, 9:00 AM, Hyungwon ya debía estar en la librearía. 

—¡lo siento, Cloe, tomaré el desayuno la próxima vez. Necesito llegar a mi nuevo trabajo en menos de ya!

—¿ah? — la mujer se apartó de la estufa y lo miró con extrañes — pero si esto no tardará nada, no has comido algo decente desde ayer. Al menos toma un baño.

—no entiendes, mi jefe es un hombre demoledoramente sexy que no dudará en echarme si ve que llego tarde. — lo dijo mientras ponía sus zapatos y saltaba en un pie — ese hombre me encanta y no quiero tener que irme pronto de ahí; es decir, comencé con él apenas ayer, Cloe.

—oh, bueno, si ese es el problema, entonces dile a Johanna que te lleve en su motocicleta. Está en la habitación viendo el partido.

—Dios ¡te digo sobre mi chico y me envías con la tentación!

—sólo no se desvien del camino —lo dijo de manera sonora y divertida, rió con alegria la mujer y se acercó al menor revolviendo sus cabellos rubios —¿seguro que estarás bien con ese trabajo? No quiero ser negativa sobre tu nueva relación, pero te conozco bien Hoseok, ya vas tarde y de seguro terminarás arruinandolo. Si quieres puedo hablarle a stecy sobre tí, su restaurante queda a una cuadra de la univerdad y podrás quizá aplicar a una carrera. No sé, son opciones.

el rubio frunció el ceño con algo de fastidio y cansancio —no lo haré. — soltó apartándose — sé lo que quieres decirme sin siquiera haberlo dicho directamente. Sabes que no me quedaré en esta estúpida cuidad por más tiempo del necesario.

—sólo digo que tu hermano tal vez pueda tener razón, en Corea ya no tienes nada bueno a parte de tus padres y ellos no quieren ni verte. Deberías al menos poder dejar atrás todo respecto a Seúl y comenzar algo bueno aquí, en Amsterdam. Por favor, Hoseok.

El menor  hizo como que lo pensó seriamente  y asintió levemente con la cabeza mirando un punto fijo en el suelo esmaltado de la pequeña cocina, luego miró a su amiga y sonrió—sigo yendo tarde al trabajo —

para escapar del reprendimiento de la rubia sonrió como nunca y se acercó a ella para despedirse con un beso en su mejilla, la abrazó y la dejó prometiendo que pensaría acerca de su propuesta; ansioso atravesó la pequeña sala y llegó a una especie de pasillo angosto, tocó la puerta de la última habitación fuertemente, hasta que de ahí salió una rubia alta de ojos verdes. Johanna era la hermana mayor de Cloe, era una deportista que había sido expulsada del equipo de futbol profesional de la cuidad por mal comportamiento, aún así, le quedaba todo el tractivo.

—grandota, necesito que salves mi trasero — al ver a la chica de pie frente el, Hoseok mordió sus labios y trató de mantener la cordura, no sin antes darle un besó que le robó el aliento a la mujer.

—esperame bajo, estaré lista en menos de lo que esperas, bebé...

Hoseok bajó por las escaleras de emergencias volando, cada vez más emocionado y lleno de lujuria; fue así, hasta que se acordó de algo muy  importante

¡el iba a la librería!

agitado se detuvo y echó su cabello hacia tras sintiéndose inquieto; no podía jugar a hacerse el tonto esta vez. Por alguna razón le gustaba mucho su nuevo trabajo y no quería perderlo, al menos no tan fácilmente como los anteriores. terminó de bajar los pisos que le quedaban con absoluta tranquilidad pensando en que perderse a sí mismo en ese momento significaba perder la oportunidad de acercarse a Hyungwon y eso era algo que no se permitiría, no todavía, ni por más linda que estuviese la rubia. Mientras seguía bajando inhalo aire y luego lo exhaló, Cloe de verdad estaba siendo mala al enviarlo junto a su hermana en un viaje tortuoso, uno en el que en cualquier momento le diria a Johanna que entraran al primer motel que vieran; rezaba para no ver ninguno.

cuando recién había sido echado y enviado por sus padres junto a su hermanastro desde Corea a Amsterdam, se había enojado al punto de odiarlos a todos; claro, desde antes ya era un chico difícil de tratar, pero sin duda alguna y después de todas las circunstancias que acontecieron cinco meses atrás, perdió la absoluta confianza en sí mismo, en su familia, y por ende, se convirtió en la vergüenza total de toda ella.

desde que iba a la preparatoria siempre había llevado sobre sus hombros la fachada de ser un chico problemático, un fanático de The Beatles que decía lo que pensaba con mucha facilidad, lo cual le acarreaba volverse el enemigo público de muchos de los chicos de todas las escuelas a las que se inscribía; al final se había convertido en alguien con quien nadie quería meterse y menos cruzarse, pero en sus adentros, en realidad era un chico que le gustaba crear amistades fuertes y disfrutar de salidas como todos los chicos de su edad.

durante la universidad muchas cosas le acontecieron, entre esas Changkyun, ¡se había enamorado profundamente de él! un chico de cabello negro, de belleza incalculable, delgado y con una sonrisa que lo dejaba sin aliento. para Hoseok su primer amor fue un amor ciego, un amor de larga duración que no lo abandonaba incluso hasta ahora.

mientras estuvo en relación, se vio envuelto en infinitos problemas sólo por la forma de ser de su pareja, quien solía dejarlo cada vez que sentía la necesidad de ir a otros brazos y volvía cuando ya nadie más le satisfacia;  aún cuando era demasiado doloroso, Hoseok siempre terminaba aceptándolo de vuelta porque estaba absolutamente perdido en el amor.

la mayor traición la sintió cuando Changkyun, la persona que amaba de manera desenfrenada, lo dejó con la excusa de que se había enamorado de alguien más; no lo creyó al principio, total siempre se había ido y vuelto semanas después, pero esa vez no fue así. Al poco tiempo de haber terminado, a sus oídos llegaron los planes de compromiso y boda del peliazabache, como si nada había sido abandonado por la persona a quien decía más amaba y ese hecho no fue exactamente fácil de aceptar. Dolido por todo lo que le sucedía tan repentinamente, se fundió en el alcohol, amanecía en bares y lugares de mala calaña, se metía en tantos problemas, que muchas de las veces terminaba por ser llevado a la estación de policía; y ni decir de estos que ya estaban cansos de llevarlo y liberarlo al dia sigueinte.

su familia tampoco estaba feliz con el asunto. Todo estalló cuando dejó la carrera de administración que llevaba en la univerdad de Seúl, ya su padre no lo toleraba de ninguna manera y fue peor cuando, ebrió, falto de conciencia y toda razón, llegó a la casa donde vivía Changkyun con su prometido y destruyo su carro con un bate de baseball; al final de todo terminó viviendo con su hermanastro de manera temporal, quien constantemente le recordaba lo arruinada que se encontraba su vida.

Todo el tiempo lo repetía.

Ahora, de ninguna manera quería volver a la universidad, simplemente porque odiaba todo intento de esfuerzo por parte de su familia para obligarlo a algo que no quería hacer ya y que despreciaba tanto como despreciaba comer verduras; Al ver que no cambiaría de opinión, Kihyun lo había obligado a trabajar por su cuenta dizque "para aprender de donde viene el dinero." era absurdo, tenia 22 años, falcimente podía hacer de su vida lo que quisiera, más sin embargo no le dejaban solo siquiera un minuto, todo el tiempo estaban llamándolo, comprobando dónde y con quién se encontraba como si no pudiese cuidarse por si sólo.

era tan estúpido. 

todo respecto a su problema encerraba un sentido demasiado consentido e infantil,  sin embargo no podía evitar darle algo de razón a Cloe de que tal vez era la oportunidad de comenzar desde cero y no volver a Corea, para así hacer lo que siempre había querido, lo cual era música; una carrera que jamás ni su padre, madre o hermano aceptarían bajo ninguna circunstancia. A pesar de esa posibilidad, las ganas de regresar a casa tambien eran grandes y a eso se debía el mantener la imagen de niñito problemático, no importaba si fuera por un tiempo más; estaba dispuesto a hacerlo con tal de poder regresar a casa, tratar de arreglar todo respecto a su hogar e incluso, tal vez, pedirle una explicación a Changkyun...

Eso pensaba, hasta que conoció a Hyungwon.

Se encontraba indeciso de repente porque le gustaba mucho el trabajo que había obtenido tan repentinamente, no podía evitar sentir que si de alguna forma demostraba que podía hacerse responsable de un simple empleo como ese, entonces tal vez Kihyun comenzaría a creer un poco en el y dejarlo libre de hacer lo que quisiera al fin; pero no, ya estaba arruinándolo de nuevo. se reprendió mentalmente por ello y luego un pensamiento gracioso lo abordó.

¿Cómo podía alguien ser tan temeroso y lindo?

Cuando Hyunwoo le habló sobre la persona que le ayudaría con un nuevo trabajo de tiempo completo y que el mismo era dueño de una librería,  se imaginó un sin numero de viejos calvos con una gran panza, carnosos y pareciendo demasiado intelectuales y arrogantes; no obstante resultaba ser todo lo contrario. Le sorprendió mucho el día anterior haber tenido que ver a alguien absolutamente contrario a lo que esperaba encontrar.

El castaño no era especialmente su tipo, no con toda esa indumentaria, ese cabello lleno de fijador y un horrible corbatín que le daba un toque antiguo y ridículo, pero sin duda lo que había debajo de todo ello le llamaba muchísimo la atención.

Alto, delgado y con un perfil altamente definido, una nariz que se ajustaba perfectamente a su rostro que brillaba, labios gruesos, grandes ojos y una voz profunda y aperezada que le hacía vibrar el pecho de la emoción; su atención definitivamente estaba puesta en él y en su trasero que se le apetecía como el manjar más dulce, además, había pasado mucho tiempo desde que se divertía tanto intimidando a alguien y resultaba que cada vez que se acercaba al mayor le provocaba ese efecto de ser intimidado. Su  chico lucia tan desamparado, que quería tomarlo, besarlo y hacerlo suyo así de simple;  era un tonto pasatiempo entretenido que quería saber hasta dónde podía llegar a ser.

Al llegar al estacionamiento se fumó un cigarrillo mientras pensaba en él, en Hyungwon, y en lo mucho que le emocionaba poder verlo luego de aquel pequeño beso que se había atrevido a robarle; seguro se había enamorado ¿no? Lo había conquistado a lo mejor, aunque lo cierto es que obtendría un buen regaño por ir tan tarde.
Después de varios minutos salió Johanna del ascensor,  Hoseok tuvo que controlarse muy bien ante el sentimiento de deseo que le despertaba la hermana de su amiga, por lo cual  suspiró intranquilo ya que tenía en cuenta que debía llegar cuanto antes a la librería, ya después se las arreglaría para apartar una cita privada con ella.

Ya en la motocicleta el frío lo perturbo un poco, tenía su chaqueta de cuero puesta y aún así no lograba deshacerse de el. Las calles estaban bastante congestionadas, más la destreza de la mujer al manejar tan grande, que logró tomar varios atajos hasta salir por la pequeña calle en la que estaba ubicada la tienda; orgulloso de que su chica hubiese sido lista la despidió con un gran beso en honor a aquello no había sucedido la noche anterior y que se estaba prolongando, sacudió la mano con una sonrisa coqueta y dio la vuelta para enfrentar a su jefe, encontrandose con este parecía haber llegado recientemente.

Oh, Hyungwon.

Sus ojos cobraron un brillo por la emoción, con ese sentimiento llenandole el pecho lo vió desde atrás dándose cuenta que el estilo no cambiaba para nada,  era una réplica casi exacta del día anterior sólo que esta vez el sombrero que lo hacía lucir como presentador de circo no estaba. Lo saludó una vez con voz animado, pero no obtuvo resultado alguno.

—Tsk —chasqueó la lengua cansado de pensar lo que vendría; al parecer Hyungwon si estaba enojado por su llegada tarde, pero entonces le replicaría que el también lo estaba. No podía ser tan malo después de todo.

Intentó de nuevo y esta vez notó algo extraño en las acciones del mayor; había visto caer las llaves, sin embargo el castaño seguía insistiendo absurdamente en abrir la puerta y por supuesto que se asustó por verlo así, ya que pensó en que quizá había perdido la cabeza o se había asustado como el día anterior.

Grave error.

cuando lo tomó de los hombros y lo giró, se creó en su corazón una gran huella de la cuál ya nunca se desharía.

                        * * *

Ahora ahí,  en el mostrador, con un Hyungwon sumergido en la pantalla del computador mientras trataba de explicar todo lo que había sucedido, pensaba en qué tanto mal había hecho para ser tratado como el peor delincuente; había explicado todo, desde que se había levantado en medio del basurero de lo que había sido una "fiesta de pijamas" hasta el beso de "agradecimiento" a Johanna, obvio exceptuando las partes en las que  había deseado de manera impúdica el cuerpo de su motorista.

—precioso,  escúchame,  te estoy diciendo absolutamente la verdad. No tengo nada, pero nada que ver con esa mujer ¡Lo juro!

Llevaba una hora en lo mismo. sinceramente Hoseok no entendía por qué lo hacía cuando en realidad nunca antes había dado una explicación a nadie, ni siquiera a Changkyun; al parecer con Hyungwon había tenido el más grande momento de debilidad desde que había optado por vengarse ebrio de la camioneta de su ex. Cansado de lo bajo que estaba yendo por él, al punto de rogarle, frunció el ceño molesto pues el castaño no era para nada su tipo, no valía la pena y menos existía un verdadero por qué quería estar con él, simplemente lo había besado el día anterior y aquello no había significado absolutamente nada; ni siquiera sabía por qué había llegado al punto de autoproclamarlo su novio, cuando era evidente que no era así, Hyungwon no era nadie.

—maldita sea ¡a la mierda sí no me crees!— pasó a sentirse la víctima — ¡sólo sé que no todo es como queremos que sea! ¿Ok? ¡no tengo por qué rogarte!

Cerró los ojos absolutamente molesto y se dio la vuelta para irse de la librería por completo, pero había algo en el trato a Hyungwon que lo puso de los nervios; lo hizo sentir arrepentido. Cuando se dio la vuelta de nuevo, se acercó lo más pronto posible apenado por sus palabras hirientes, encontrándose de frente con esos  gruesos labios temblorosos y esos grandes ojos vacilantes y vidriosos,  llenos de lágrimas

—¡mentira, mentira, mentira, amor. Soy de lo peor, la más grande basura que hay. Sólo-sólo no me hagas esto, no llores....por favor, sólo no llores.

El castaño sorbio la nariz y se secó las lágrimas con la furia de su gran y delgada mano—no sé por qué se excusa,  no hay necesidad de explicarme nada. Yo lo entiendo todo muy bien. — comentó con orgullo y cerró los ojos indignado, se sentía absolutamente usado y humillado por aquel delincuente que no era más que un charlatán y un promiscuo; la verdad era que para Hyungwon no era necesario que alguien como Hoseok le recordara que jamás iba a ser tomado en serio por otra persona. Se arregló el corbatín y volvió la vista a la pantalla sin decir nada más, parecía como si tuviera una estaca en el corazón y se estuviese desangrando por ahí. Tenía tantas ganas volver a su casa y llorar por horas mientras comía pan con mantequilla de maní y jalea, pero simplemente no podía.

— ¡tesoro, golpearme. Me lo merezco! — Hoseok había corrido hasta quedar en frente del castaño, estaba arrodillado y con las manos arriba como todo un criminal. Hyungwon,  quien se sintió totalmente impresionado por la loca hazaña del menor,  aterrado le pidió que se levantara de inmediato antes de que alguien llegara, de verdad no sabía qué podrían pensar los clientes que fueran a llegar en cualquier momento y lo vieran ahí de rodilla pidiendo perdón. En eso sonó la campana.

¡Terrible!

—¡levántate,  levántate, por favor!

—no precioso, no lo haré. Me quedaré aquí hasta que me perdones.

—¡no tengo por qué hacer eso! ¡Tú y yo  no somos nada! — Hoseok abrió la boca estupefacto.

—buenas...oh,  Hyungwon ¿sucede algo?

Perfecto, de todas las personas que podían entrar a la librería, tenía que se su profesora de literatura contemporánea la que debía llegar en ese momento tan bochornoso. Ella era una señora algo estirada pero muy amable la cual le gustaba ir a ver la nueva mercancía que llegaba cada mes.

—profesora, lo siento. Esto...

—por favor, señora, usted parece alguien consciente—interrumpió Hoseok, aún con los fuertes brazos tatuados al aire—yo de verdad quiero salir con esta belleza, pero he cometido un grave error al besar a una chica; le estoy diciendo que soy un hombre arrepentido dispuesto a pagar sus pecados con los golpes, pero no quiere creerme ¿podría usted convencerlo de que haría cualquier cosa por él?

—¡Hoseok!

El menor no lo escuchó y continuó—de verdad he sido malo con mi tesoro al hablarle fuerte y he besado a alguien más a parte de él ¿debería o no golpearme?

La mujer lo pensó muy seriamente. Miró al chico aún con sus brazos al aire y a su rostro con una expresión que le demostraba lo decidido que se encontraba en ese instante, luego miró a Hyungwon recordando que siempre había sido un muchacho muy lindo y amable, pero que era muy cerrado a las amistades de ese tipo.

¿Qué estaba sucediendo ahora?

«las vueltas que da la vida»—pensó

—bueno —recordó algo de repente y acomodó su cabello castaño atrás de la oreja, para después llevar sus manos a su cintura. —si mi ex esposo hubiese corrido a mí así después de haberme engañado con esa jovencita francesa, seguro le habría roto la cabeza sólo en venganza; así que Hyungwon, no lo dudes. Te hará sentir mejor.

Hoseok pasó saliva con dificultad por las palabras tan serias de la mujer castaña y observó a Hyungwon quien parecía considerarlo muy detenidamente; de inmediato se levantó, caminó rápido hacia él, lo tomó de la barbilla y le dio un beso corto— no la escuches tesoro,  esto lo terminaremos tu y yo más tarde.

Al castaño eso lo estaba matando,  se sintió morir de la vergüenza una vez el rubio se separó y lo vio directo a los ojos. Su voz había sonado tan  prometedora, que de inmediato miró a su profesora que los veía atenta y con una sonrisa divertida en el rostro.

—lo-lo-lo siento,  yo realmente-no sé cómo explicar esto, la verdad. —se pasó las manos por el cabello partido en dos de manera compulsiva,  temblaba y el rojo en su rostro había sido reemplazado por un color blanco papel.

¡Que vergüenza!..

—no te preocupes, Hyungwon— escuchó la risa de la señora, pero en ningún momento se atrevió a levantar la vista, no podía. —es bueno que estés disfrutando de tu juventud,  ya era hora. Pero... —la mujer lo miró y después a Hoseok. Conocía ese tipo de chicos, no le era difícil distinguir.— no des tantas riendas sueltas al amor,  sólo disfruta lo que te dan ¿ok?  — El castaño la miró sonreír amablemente, pero no pudo descifrar más de ahí.

luego de eso la condujo a la bodega y comenzó a enseñarle los nuevos libros que podrían interesarle, pensaba que en cualquier momento su profesora preguntaría o pediría alguna explicación, pero no fue así. Al final la despidió amablemente y volvió a su puesto en el mostrador, Hoseok se mantenía atento a los clientes que iban llegando, los conducía a las secciones correctas, les recomendaba libros y sonreía excesivamente;  rió un poco al pensar que tal vez su comportamiento y repentina eficiencia se debía a que quería impresionarlo o algo parecido, y si era así,  estaba comenzando a sentirlo demasiado fastidioso, pero lindo al fin y al cabo.

En varias ocasiones Hyungwon se vio obligado a bajar la mirada, al sentir que estaba siguiendo todos los  movimientos del rubio, de manera insistente; un suspiro salió de sus labios que aún ardían por aquellos besos, pero también seguía sintiéndose mal por lo que había pasado antes de entrar a la librería. No era como si hubiese ignorado lo que era el rubio,  con sólo la escenita del día anterior al frente de la puerta debía bastar para saber qué quería Hoseok con todo esa insistencia y meloseria; pero, lo que no entendía era

¿por qué el? 

sí algo sabía perfectamente es que no era alguien atractivo, tampoco tenía nada en su personalidad que llamara mucho la atención, además de sus lentes y su gran uniceja, no había nada más que fuera llamativo en él. Se sentía inseguro,  incapaz de aceptar de alguna manera aquellas palabras que sonaban como una enorme burla.

"Precioso,  tesoro,  belleza,  amor..."

todas esas eran palabras que sólo había usado en su imaginación para sí mismo, y que en la voz masculina de Hoseok, sonaban como una mentira que lo lastimaba; era así, quizá porque nunca había tenido a alguien que lo viera de una forma diferente a la amistad y por ende tampoco alguien que lo pretendiera tan insistentemente.

Era como soñar con que un rey saliera con un mendigo.

Era cierto,  le había gustado Hyunwoo por mucho tiempo,  desde que lo conoció en la universidad para ser exactos, pero tenía muy en cuenta que no era un chico con el que pudiera pretender estar a su lado de  manera romántica; sólo había que ver los niveles para darse cuenta. Así que de nuevo se preguntaba

¿por qué? ¿Por qué Hoseok insistía tanto?

Se le comprimia el corazón de sólo pensar que de alguna forma Hoseok lo había visto como una presa fácil de usar,  alguien con quién pudiese tratar fácilmente mientras jugaba en otras partes;  pensar en eso lo lastimaba, pero seguro era lo más factible. Era un hecho.

                           * * *

Domingo, la cena preparada por Kihyun para celebrar el éxito de la librería de Hyungwon daría marcha dentro de algunas horas. Hoseok escuchó el ambiente fuera de su habitación muy agitado y bullicioso, así que decidió cubrirse de nuevo con las sábanas ignorando por completo lo que sea que estuviera su hermano haciendo de repente; por nada del mundo se iba a levantar temprano ese día. Para el menor debía ser alguno de los amigos de Hyunwoo, esos con quienes les gustaba tener cenas estiradas y en donde se debían usar trajes  por obligación.

Pensaba que la vida no debía ser tan aburrida ¡Ni loco lo haría! 

Volvió a acomodarse entre las cobijas cobrando el sueño poco a poco, hasta quedar casi profundo.

—¡Shin Hoseok!

—¿¡QUE!? ¡Maldita sea, Kihyun, sal de mi habitación!

Kihyun abrió de golpe la puerta y vio a su hermano levantarse enojado de la cama, consternado cerró los ojos llenándose de paciencia y luz divina para así no lanzarlo al primer piso del edificio, directo desde la ventana de su habitación.

—te he dicho que te pongas ropa para dormir — dijo dando zancadas hacía el closet, lo abrió y sacó lo primero que encontró — no es nada agradable tener que verte como Dios te trajo al mundo, maldición ¿qué si vienen las esposas de los compañeros de trabajo de Hyunwoo? —el pelirrojo le lanzó la camiseta negra en la cara al menor y se cruzo de brazos — ponte eso rápido, busca unos pantalones y sal a ayudar. Debe estar todo listo para la cena de esta noche.

—¡cállate, Kihyun. No saldré hoy de esta estúpida habitación! — gruñó y se revolvió los cabellos rubios desesperado — He estado trabajando toda la semana siguiendo tu estúpido castigo de mierda y lo último que quiero es conseguir un estrés crónico por tu dichosa cena. ¡Vete ahora mismo!

—no exageres, no llevas ni cuatro días completos ¿acaso Hyungwon ha logrado cogerte las riendas? El si que es estricto. Con Hyungwon aprenderás a ser responsable, seguro.

—no me vengas con estupideces, Kihyun. Cuando hablas de él así no se de quién exactamente me hablas,  no parece que lo conozcas bien.

—bueno,  pues es-es cuadrado...

—no lo creo.

—es raro.

—¡de los dos tu eres el más raro, Yoo Kihyun! Estás enfermo por la limpieza.

—¿te gusta?

—¿qué? ¡Claro que no!

—como lo pensé, sería imposible. No es tu estilo. — el mayor se sentó en la cama dejando caer su peso — Lo que sucede es que no he tenido quejas de ti en estos últimos cuatro días y créeme que para mí es imposible no preocuparme; Hyungwon es muy rígido con los jóvenes problemáticos, no los tolera, en especial odia los tatuajes y todo tipo de persona que parezca un desadaptado, Hoseok, tú eres uno potencial...

—pues no lo creo, él es toda una belleza y estoy seguro que yo podría gustarle algún día; sí me lo propusiese bien sé que lo lograría. Aunque ya me rechazó una vez.

—¡lo sabía! —Kihyun se levantó señalando a su hermano menor y volvió a sentarse en la cama—¡no lo hagas!

—¿tanta dieta te está dañando el cerebro, hyung? ¿Que no haga qué?

—no juegues con Hyungwon; es el amigo de Hyunwoo. Él jamás me lo perdonaría si permito que tu, cabeza hueca, dañes a su mejor amigo.

—eso es estúpido. Hyunwoo no es su dueño ¿sabías? Hyungwon tiene un cerebro y una boca para decidir si será así o no.

—¡no es tu estilo! Hyungwon es...—pensó jugando con sus labios en el proceso y se levantó una vez halló la respuesta—no creo que él sea alguien con quien tu puedas salir, ya sabes,  es demasiado simple y aburrido ¡tu tienes otros gustos,  así que deja de molestarlo y simplemente dedícate a trabajar!

—¿por qué piensas de esa manera de él? Ok, Lo acepto,  su estilo no es el más moderno ni atractivo de ver ¿sí? pero sin duda alguna él si que es un tesoro,  así que deberías abrir más tus ojos y cuidar a tu esposo, los encantos de Hyungwon no tienen límites. Podrías divorciarte en menos de lo que piensas.

—¡Hoseok!

—deja de ser tan sisañoso y di directamente que estás celoso del amigo de tu esposo, no pretendas degradarlo sólo porque sí...

Hoseok vio salir a su hermano hecho una bola de fuego, no le era nada difícil ver a través de sus negras intenciones; sabía que cuidaba a su esposo como si fuese un guardián Victorino. Chasqueó la lengua molesto volviendo a cubrirse por completo con las cobijas, escuchar el nombre de Hyungwon le hacía  hervir la sangre por pocos; desde la vez del incidente de Johanna, Hyungwon había optado por rechazarlo por completo y no creerle.

¡No le había dado NI una oportunidad!

No se sentía exclusivo ni nada parecido ¿pero acaso no era suficiente para él? ¿Le faltaba más sex appeal o tal vez cambiar de estilo de Cabello? bajo las sabanas miró sus tatujaes, recordó las palabras que acababa de decir su hermano y se sintió incomodo consigo mismo; si a Hyungwon le desagradaban los tatuajes, entonces eso significaba que ya tenia unos muchos puntos perdidos.

Se levantó de golpe y sentadose en en la cama agitó las sábanas que lo cubrían; no era justo. Se había expuesto totalmente, rogó, se ofrecido a ser golpeado, se arrodilló y ni siquiera así había obtenido una respuesta positiva por parte castaño.

—que perdida de tiempo ha sido todo esto—suspiró recordando todo lo que había invertido, el tiempo y la dedicación que nunca antes había dado a nadie y se sintió un tanto estúpido, pero más dolido; aquello en serio había sido demasiado, considerando que no buscaba una relación para nada seria con Hyungwon.

—¡Hoseok, levanta tu maldito trasero de la cama y ven aquí ya!

—¡cállate!

Hoseok gritó hacia afuera donde estaba su histérico hermano y volvió a tenderse en la cama; podían tener todas las cenas que quisieran e invitar al mismísimo presidente de Estados Unidos si querían, el igual no iba a mover un pie fuera de esa habitación ni porque le pagaran por ello.

                 °°°

A las siete de la noche ya estaba todo listo,  Kihyun encendía las velas que decoraban la mesa y daba los últimos retoques. Después de más de treinta intentos por sacar a Hoseok de la habitación durante el día, decidió rendirse y dejar que durmiera cuanto quisiera; ya era suficiente con que hubiese asistido por cuatro dias seguidos a un trabajo de tiempo completo, además de eso, todo estaba tan tranquilo.

para Kihyun fue un gran aviso, porque al parecer ese trabajo si parecía estarlo cumpliendo a cabalidad; no había tenido ninguna queja los ultimos días de ningún tipo de bar, restaurante o cualquier sitio donde el menor pudiera meterse en problemas con aquel temperamento de matón que solía tener cuando salia con esos vagos a los que llamaba amigos.

El timbre sonó y revisó todo de nuevo muy meticulosamente,  escuchó a Hyunwoo decir que abriría la puerta y se apresuró a salir hasta la sala; al fin había llegado el anfitrión.

La sonrisa alegre y cordial del pelirrojo se hizo una línea fina en un rostro lleno de obviedad. Cabello partido a la mitad,  camisa de cuadros, sueter de mangas cortas, corbatín, una horrible uniceja, gafas,  mocasines y pantalones de lino.

—oh,  Kihyun ¿cómo estás, cómo han pasado tus días?

El pelirrojo sonrió con un poco de esfuerzo ante tal imagen; a pesar de que el castaño solía ser en extremo amable y agradable, no lo era su apariencia. Evitó salir corriendo a su habitación junto a él para cambiarlo de pies a cabeza y respondió.

—¡Hyungwon! —se acercó y lo abrazo— es un gusto que hayas venido —se separó, vió a través de sus grandes lentes sus ojos café oscuro y su uniceja, y luego sonrió— mis dias han estado bien como ves. Espero que no haya sido demasiado difícil viajar durante este invierno,  tengo entendido que está nevando muy fuerte por estos días. Siéntate, por favor— con amabilidad le señaló el sillón largo de cuero negro que decoraba el moderno apartamento,  dejando así a Hyunwoo en último plano.

—Tsk —se escuchó por toda la casa. ese gesto descomedido llamó absolutamente la atención de Kihyun y Hyunwoo, pero el primero fue quien quedó totalmente impresionado.

—¿sucede algo Won? ¿Dije algo que no te gustara? —la preocupación de Kihyun era genuina—

—no —tomó asiento el castaño  y acomodó su corbatín rosa—es solo que no practiqué una respuesta para la última pregunta.

Kihyun volvió su mirada a su esposo y este sonreía intensamente mientras asentía, indicándole que debía seguirle la corriente sin ningún problema; lucia como si estuviese acostumbrado a ello. Miró de nuevo al castaño que veía al rededor y habló

—claro, si quieres puedes pensar en algo mientras voy a la cocina y te traigo algo caliente para beber—le dijo finalmente ganándose una gran sonrisa por parte del castaño.

Una vez el pelirrojo cruzó el umbral de la cocina Hyunwoo sé acercó y tomó asiento junto a su amigo, este último se sonrojó levemente al ver al hombre de sus sueños ocupar el mismo espacio que el; estaba  tan cerca como en los días de universidad.

—es bueno que hayas venido Wonnie y lamento mucho lo de Hoseok. No lo sé, no debí ocultarte acerca de su personalidad—confesó y se notó realmente apenado—espero que no te haya dado algún problema estos días, aceptaré cualquier cosa que decidas si es así.

Al escuchar ese nombre las fibras del cuerpo se le tensaron, apenas y había logrado escapar de las garras del menor y eso porque era fin de semana. el chico todo el tiempo parecía querer seducirlo, comérselo con la mirada o algo peor, no trabajaba con tranquilad con él cerca y tampoco podía concentrarse;  no podía ni hablar de esos ojos que lo tenían al borde de un derrame cerebral.  no quería ni verle.

—bueno,  respecto a eso, Woo...

—Hyungwon...

Escuchó la endemoniada y juguetona voz provenir de alguna parte de la casa,  así que levantó la vista casi instintivamente pasándola  por todos lados y encontrarse después con un Hoseok que salía desde alguna esquina. se quedó sin aire. 

Lo único que adornaba su corto cuerpo eran unos pantalones deportivos negros largos,  tenía su torso bastante tonificado al descubierto, y lo que más o menos trataba de ocultar parte de la piel de los brazos y algo del pectoral derecho eran esos espantosos tatuajes que tenía; le vio caminar hacia él, sus músculos estaban totalmente formados haciendo de su cuerpo uno caliente y de sus movimientos unos realmente sensuales, por tal imagen tan pecaminosa desvió la mirada y rezo para que,  en alguna situación paralela,  el menor se arrepintiera de saludarlo con esa sonrisa que lo invitaba a hacer quién sabe qué.

—si hubiese sabido que eras tú el que vendría, entonces te habría puesto la alfombra roja, precioso— a Hyungwon se le encendieron las mejillas por el tono de voz tan desvergonzado del menor, parecía como si se conocieran todo sobre el otro y estuvieran ya acostumbrados a ello. Hoseok, en una osadía desvergonzada se había sentado en medio de Hyunwoo y el, por lo que  se apartó huyendole a su amenazadora cercanía, sin embargo, a medida que se apartaba del rubio, este volvía y se acercaba el doble —te extrañé, tesoro.

Hoseok estaba entre impresionado, enojado y encantado.
Impresionado porque después de haber dormido casi todo el día, al fin había sentido la necesidad de salir a comer algo, pero se encontró de frente con toda una belleza; enojado, porque de haber sido Kihyun más especifico sobre quién era el invitado, entonces habría buscado algo para cubrir sus tatuajes antes de presentarse ante la belleza, y encantado, precisamente porque Hyungwon desprendía un encanto tal, con tanto brillo, que simplemente se había vuelto un zombie ciego que sólo pudo correr hacia él apenas lo vio.

El menor lo miró a los ojos y lo notó de nuevo vacilante, tembloroso y sobre todo, sonrojado;  adoraba esa imagen de niñito con el que debía tener expreso cuidado, eso lo atraía de alguna forma quizá porque era muy diferente a los tipos con los que acostumbraba a salir, muy diferente a él. Tal vez eso hacía que no quisiera rendirse aunque hubiese sido rechazado antes.

Cuando supo que no obtendría una respuesta por parte del mayor, prosiguió.

—me refiero a que extrañé demasiado la librería, y todo dentro de ella... ¿Cómo has estado, cariño?— Hyungwon se alejó aún más mirando hacia el florero que decoraba una de las esquinas de la casa, pero de nuevo Hoseok se acercaba mientras le clavaba la mirada insistentemente;  si hubiese estado de pie ya hace mucho habría caído al suelo derrotado.

—Hy-Hy-Hy-Hyunwoo,  ayúdame por favor. —logró medio balbucear por ayuda,  había llegado al tope del sillón y prácticamente tenía a Hoseok encima suyo. Aunque quisiera, no podía evitar ver el tatuaje en su pecho de la gran boca abierta de una especie de dragón que quería comerse su pezón

¿Que podría significar eso?  Oh Dios, ¡Era el horror de igual manera!

—anda,  Hoseok, no te pongas intimidante con mi amigo. Te recuerdo que es tu jefe, así que ve a cambiarte antes de que Kihyun sirva la cena. — Hoseok frunció el ceño, y recordó algo importante

¡Los tatuajes! A Hyungwon no le gustaban para nada.  Se cubrió con las manos los brazos y se levantó del sillón ignorando por completo a Hyunwoo.

—bebé, no tardaré, sólo serán cinco minutos y vuelvo por ti— Hoseok se comportaba extraño de repetente, se fue en reversa y con eso se perdió por una de las esquinas de la casa que parecía albergar un pasillo. Al verlo irse Hyungwon volvió a respirar de nuevo.

Aquello había sido demasiado como para soportar.

—Hyunwoo, no puedo con esto....

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Holaaaa.

Espero que la historia sea de su agrado y que la disfruten. Si ven algún error no duden en hacermelo saber, ya sea por comentarios o mensajes.

Igual, los amo y gracias!

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