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Hyungwon seguía a todas partes, con la mirada, a aquel chico punk que se mantenía caminando de un lado a otro mientras vestía un delantal azul el cual no hacía juego con su polera negra, gorra de igual color, jeans azules ajustados, botas negras y montón de tatuajes en los brazos que lo tenían al borde de un colapso mental. Si su madre por algún azar del destino llegara a enterarse de que había contratado a alguien así para atender la librería, haría toda clase de rezos a aquel chico con tal de sacarle los demonios.

Suspiró preocupado.

había sido su culpa él haberlo contratado sin chistar, porque si al menos se hubiese dado a la tarea de ver quien era, entonces seguro no estaría metido en ese problema tan grande e incómodo; pero pensó también en que, si se hubiese negado a aceptar al chico desadaptado, seguro y no habría sido de ninguna ayuda a su amigo Hyunwoo.

Era un dilema, un horrible dilema que comenzaba con un cabello rubio de puntas azules como el mar y terminaba en su alta preocupación y cariño hacía su amigo de años.

¿Qué estaba pensando Hyunwoo cuando se lo recomendó? Peor aún ¿Realmente esperaba que se hiciera cargo de ese chiquillo que a leguas lucia como alguien problemático y rebelde?

No sabía qué tanto era lo que podía hacer, realmente.

Volvió a mirar al chico notando que esta vez estaba recibiendo a un grupo de mujeres adultas que entraron sorprendiendose al instante en que lo vieron  ¿¡y cómo no!? ¡Es que era Hoseok, era un delincuente quien las atendía!

Respiró hondo para no gritar histérico y se dispuso a caminar hacia las clientas para así explicarles la situación, más sin embargo el chico comenzó a hablar de una manera tan cortés y educada, que las mujeres de inmediato cambiaron su semblante, brindándole al rubio una sonrisa y un asentimiento en aprobación que lo dejó asombrado. Su inglés era muy bueno en realidad, así que lo observó con atención intercambiar algunas palabras y luego conducirlas a la segunda planta; las señoras saludaron emocionadas en cuanto cruzaron por su lado, y en cuanto al chico chico, bueno, pues este le guiñó el ojo.

¡Casi, casi, casi pone el grito en el cielo!

¡Era un grosero, punk, sádico, inmoral, atrevido y rastrero. No había duda alguna de ello!

— Santo Dios...

                        °°°

La hora del almuerzo al fin llegó. Hyungwon estaba dispuesto a cerrar la librería para pasar al restaurante gourmet que quedaba justo al frente, cuando depronto escuchó el teléfono; preocupado de que fuera algo importante se devolvió rápidamente a medio camino y levantó la bocina con urgencia.

—Librería Love to Love ¿en qué puedo servirle?

—¿Wonnie? Dios ¿estás bien? ¿Conociste a Hoseok?

Hyungwon al escuchar la voz al otro lado de la línea se le despertaron las mariposas en el estómago y se puso derecho, sintió que su voz se quebraría en algún punto de la conversación, pero trató de mantener la calma en todo momento.

—Woo, debo confesar que esto-que esto no era... —pausó y vio al chico salir desde atrás. Él iba con los ojos cerrados, los labios fruncidos y con un color rojo en ellos que hacía un maravilloso contraste con su piel blanca, tenía el cabello rubio aún más enmarañado de lo normal y un bostezo de su parte lo hizo entender de qué iba tal imagen tan extravagante. ¿acaso realmente se había quedado dormido? ¿¡En el trabajo!? —bueno, debo decir que no me esperaba a alguien así, Hyunwoo. Yo-yo no sé cómo puedo ayudarte con alguien como Hoseok, la verdad...

—lo sé y lo siento mucho por no haberlo dicho antes, Hyungwon. Hoseok es ¿cómo decirlo? —de repente se escuchó el debate del moreno al otro lado del teléfono; para Hyungwon incluso eso era demasiado atractivo y masculino de su parte, ya que su voz sonaba firme y sensual.—te puedo asegurar que Hoseok es una buena persona, en serio; sólo-sólo por favor cuídalo, te lo pido. Es el hermanastro preciado de Kihyun, pero lamentablemente ya no sabíamos cómo tratar con él. Tal vez contigo sea un poco más ¿diferente? — se escuchó un suspiro profundo — eres estricto, él te escuchará, lo sé.

Luego de escuchar aquello que no parecía muy convincente, Hyungwon volvió de su profundo ensueño debido a la voz de Hyunwoo, lo dejó seguir hablando y miró en dirección a donde había salido caminando el chico de cabello rubio; frunció el ceño al ver que no estaba  en el pasillo principal, por lo que miró en la pantalla la cámara uno  que daba a la sección de literatura infantil, dándose cuenta que ahí no estaba, en la dos que era el pasillo de las novelas hispanas tampoco, así mismo siguió hasta llegar a la última cámara, la de la caja, y le sorprendió un montón ver que Hoseok estaba justo detrás suyo.

¿¡Desde hace cuánto estaba él ahí parado!?

—¡Madre Mía! —chirrió en cuanto se giró y comprobó que efectivamente ahí estaba el chico de pie, mirándolo como si lo hubiese atrapado en algún delito o algo peor.

—¿Wonnie? ¿Hyungwon, sucede algo?

El repentino silencio después del grito hizo que la bocina replicara la voz de Hyunwoo insistentemente, Hoseok, quien se cruzaba de brazos mostrando lo ejercitados que estaban, miró a Hyungwon, lo detalló a profundidad y después a la bocina que sostenía en sus manos.

Sonrió como nunca antes.

—entonces ¿se conocen bastante bien? —preguntó de la nada el rubio y Hyungwon realmente no supo a lo que se refería, no hasta que escuchó la voz de Hyunwoo llamarlo de nuevo.

En un movimiento intimidante el rubio se acercó al castaño, sus tatuajes parecían sobresalir de sus brazos que estaban bien trabajados  y algo en su existencia que era intensa y dominante le revolvió el estómago; quizá también era debido a lo nervios de sentirse plenamente doblegado por alguien que desconocía totalmente —dame eso— Hoseok le había quitado el teléfono para comprobar de quién se trataba y en el proceso le clavó la mirada directamente a los ojos haciendo que el más alto se sonrojara completamente—¿no crees que ponerme en una situación como ésta es demasiado estúpido?—le habló el rubio con absoluta frialdad al moreno que escuchaba atento al otro lado de la linea

—¡Ey! ¿¡Cómo puedes hablarle así a Hyunwoo!?

Para Hyungwon era inaceptable que aquel chiquillo que parecía todo un delincuente de "El Club de la Pelea" tratará así a su mejor amigo, a la persona más increíble que podía contener todo Amsterdam y tal vez el mundo entero; Iba a pedir de vuelta el teléfono para disculparse, pero Hoseok volvió  a verlo directamente a los ojos con los suyos que eran oscuros y como momentos antes se sintió incapaz de acercarse más de lo que ya estaba, agachó la mirada totalmente intimidado y no dijo nada más.

—me quedaré aquí, Hyunwoo, así que no tienes por qué volver a este tipo una niñera; igual, no creo que deba serlo... — y colgó al instante. miró al hombre delgado y castaño con dureza porque no entendía las razones que lo habían llevado aceptar cuidarlo como si fuera un niño pequeño del que te hacen cargo cuando ya no sabes qué más intentar por tu propia cuenta, eso lo ofendió, pero lo hizo mucho más el saber que por más que había intentado no había logrado captar su atención de ninguna manera; era ¿frustrante? No podía definirlo a la primera.

cuando intentó acercarse y probar de nuevo, esta vez yendo un poco más lejos, lo vio temblar producto de su osadía y no tuvo más opción que rendirse y dejarlo solo.

suspiró agotado por todo y salió.

—iré a almorzar. Quizá nos veamos en la tarde. —dijo Hoseok antes de llegar a salida, levantó una mano y la sacudió como despedida.

—¡e-e-espera! ¿Qué le diré a Hyunwoo?

—dile que eres muy precioso como para ser tratado como a un idiota y que por favor se consiga una vida propia...

—pe-pero...

con aquellas palabras Hoseok giró el letrero de "Abierto" a "Cerrado" y salió dejando la librería con una espléndida sonrisa dibujada en el rostro; Hyungwon, por su parte, estaba tan consternado como nervioso, pestañeaba una y otra vez producto del asombro que lo gobernaba. Luego de quedarse en completa soledad y de reaccionar saliendo del shock, se llevó la mano al corazón sintiendo que el mismo quería salirse de su lugar, todo debido a que ese chico le causaba tanto miedo, que no pudo evitar pensar que en cualquier momento podría echarse a correr por como lo veía a los ojos.

— esto es demasiado para ti, Hyungwon...

Tuvo la necesidad de recordarselo a sí mismo, aunque apenas y hubiesen pasados minutos desde que lo había comprobado, debía recordarselo para así desistir lo más pronto posible de algo que seguro no tendría un buen panorama. Y así, con la imagen en la cabeza de los ojos oscuros del menor miranlo fijamente, salió de la librería asegurándose de que quedaba bien cerrado, pasó la calle para así entrar en su restaurante favorito y pidió lo mismo de todos los días... 

Fue ahí cuando por fin obtuvo algo de calma.

                           °°°

Dos horas y media habían pasado desde el tiempo del almuerzo, Hyungwon se encontraba en el recibidor atendiendo como más podía a las personas que entraban sin parar al lugar y de vez en cuando levantaba la vista para ver hacia afuera en caso tal de que a Hoseok le diera por aparecer en algún momento; fue así, hasta que en su vigésimotercera vez vio al rubio a través de la puerta de cristal besándose con una chica de una manera indiscriminada.

¡Que horror más tremendo!

Un calor y un sonrojo lo gobernó todo, la señora que estaba en frente suyo lo miró totalmente sorprendida por su expresión que había cambiado tan abruptamente y luego miró en la dirección a la que veía el castaño; la salida. Sólo unos cuantos segundos bastaron para escucharla tragar grueso y luego decir.

—oh, por cristo, esas fantasías eróticas de las novelas juveniles cada vez se van haciendo más reales..—fue lo único que comentó. Hyungwon despegó su vista de inmediato del menor y la volvió a la señora que estaba igual o más sonrojada que él, aclaró la garganta y recibió el pago por los libros que llevaría.

Al parecer la cita clandestina terminó luego de varios minutos más, porque después de tres clientes Hoseok había entrado como si nada hubiese sucedido, cruzó la librería bajo la mirada atenta de todas las señoras, jovencitas y hombres que habían en ese instante, desapareciendo por el pasillo al fondo.

Sin disimular nada, todos miraron a Hyungwon en el instante en que el menor se perdió entre las paredes del lugar, y por obvias razones se sintió nervioso; estaba siendo juzgado seguro.

¿Acaso estaban pensando algo malo?
Era terrible, a el no le gustaban las estaciones de policías, ya que estás estaban llenas de moho y suciedades que no quería ni imaginar ver o tocar.

¡sufría de rinitis, por Dios!

—tranquilo, hijo. —le habló con cariño una anciana — esa edad es la más difícil de todas. Cuando mi nieto tenía diecinueve años edad salía con cuanta mujer de pierna bonita veía, tanto así, que un día llegó con un bebe en brazos diciendo que la madre del mismo le había abandonado con él, dizque porque debía aprender a ser responsable — la mujer mayor río con gracia y algo de ironía — Hoy la bebé ya tiene unos firmes quince años y parece haber sacado todos los genes de sus padres. — suspiró al terminar la historia que parecía tenía una conclusión sin sentido, más para nada parecía decepcionada la anciana.

El alto y delgado hombre giró a ver hacia adentro; en realidad no sabía cuantos años podía tener Hoseok, pero si Hyunwoo había pedido que lo cuidara entonces debía ser que era aún un chiquillo; resopló frustrado, no entendía por qué debía pasar por semejante barbaridad, aún cuando a él le causaba todo tipo de dolor de cabeza tratar con personas de ese tipo; problemáticas.

Mientras registraba los libros y revistas  que los clientes llevarían, pensó en el pobre de Kihyun teniendo que aguantar a alguien como Hoseok, no se podía ni imaginar qué tanto le había tocado pasar para que se hubiese rendido en la crianza de su hermanastro menor; es que sólo había que ver los contrastes para saber que aquel chiquillo era el dolor de cabeza de toda la familia en todo su esplendor.

A comparación de Hoseok, Kihyun mantenía un sedoso y maravilloso cabello que había teñido de rojo, su piel blanca estaba exenta de todo tipo de agujas o tintas malditas que pudiesen dañarla, y, sobre todo, mantenía un lenguaje y léxico impecable; ese chico parecía todo, menos alguien decente o respetable.

Luego de un rato vio salir a Hoseok listo para trabajar de nuevo, tenía su delantal azul y una gorra que guardaba con recelo sus puntas azuladas  escurridizas, y sus tatujaes volvían a relucir por la camiseta negra que marcaba sus músculos

¡relucían demasiado!

si se ponía a ver con detenimiento, creía que eso y las argollas en sus orejas, eran lo que más lo perturbaban de todo el asunto. Atendió a la última clienta antes de estar despejado por un momento y lo llamó dispuesto a hacer algo esta vez.

—ey, tú, chico. Has llegado dos horas y media tarde al trabajo— el castaño le señaló el reloj arriba de él con intenso énfasis;  Hoseok que no se inmutó demasiado, apenas y se giró para verlo, sólo para luego levantar la vista al aparato que señalaba el largo y delgado dedo del hombre castaño.

—veo, veo. Bueno, tú nunca me dijiste a qué hora debía regresar ¿o sí?

—oh, creo que-creo que no lo hice... — se detuvo a pensar en que el menor tenía razón, más sin embargo recordó por qué lo había llamado y la situación en la que encontraba respecto a ello— ¡Aunque por supuesto que eso no significa que...

—he regresado, precioso — lo calló al levantar la voz — deberías estar feliz por ello, considerando claro que me has hecho una emboscada de lo más salvaje para atraparme, y de paso me ignoras. No me das ni la hora.

Los labios de Hyungwon formaron una línea recta bastante fina en su rostro, su ojos tiritaban por lo desconcertado que se encontraba depronto; en serio no podía creer que ese muchacho fuese tan grosero y desconsiderado con la ayuda que le estaba ofreciendo, ahora resultaba que era su culpa ¿por qué?

¡Era inaudito!

—te recuerdo que estás aquí por petición de mi amigo Hyunwoo —le reprochó con voz débil, pero aún pretendiendo ser autoritario — deberías obedecer a lo que te mandan. tú...

—¡Ey! eres demasiado lindo, bebé, pero muy ruidoso; no sé si eso sea bueno cuando estemos en la cama, cariño...

La tienda quedó en absoluto silencio luego del fuerte — y bastante audible — comentario del rubio, a Hyungwon las mejillas se le encendieron en una tonalidad de rojo que seguro nunca antes nadie había visto jamás en un hombre, y no sólo las mejillas, sino todo el rostro; Hyungwon se llevó las manos al pecho de manera escandalosa por todo lo que sus palabras habían significado y su expresión se distorsionó por completo hasta dejarlo con la boca abierta y los ojos casi saliendose de sus cuencas.

¿¡Qué acababa de decir ese niño!?

Miró a los clientes que rondaban por ahí curiosos y notó que claramente estos lo veían extrañados y altamente sorprendidos por lo que habían escuchado; seguro lo habían malinterpretado. Ellos sin duda alguna  habían creído en sus palabras.

Tembló, quizá por la irá, el miedo o la vergüenza, pero tembló y eso hizo que su hilo de voz se hiciera más delgado aún—por favor, no...

—precioso, debo trabajar ¿me dejas? ¿o quieres que te lleve atrás de una vez?

Por poco tuvo un desmayo. Las palabras salían de los labios de un muy serio sujeto que no daba cabida a nada más que lo que quería que todos entendieran, fue tan tenso, que los que estaban mirando se pusieron en marcha a tomar sus cosas y salir casi huyendo de ahí. Ahora no sólo estaba asustado o neurótico, Hyungwon se encontraba en un estado de completo shock a causa del menor.

Todo el resto de tarde escuchó la voz de aquel chiquillo ir y venir explicando sobre las sinopsis de los libros o respondiendo sobre los volúmenes de las revistas, pero por más que trataba de procesar la acción no entendía cómo alguien como él podía saber tanto sobre eso; se suponía que era alguien que tenía más pinta de un vago sin oficio que de cualquier otra cosa, no tenía sentido que a pesar de su salvajismo tuviera tanta sutileza a la hora de ofrecer un libro.

El castaño sólo escuchaba y escuchaba, encontrando en ello un extraño gusto del cual no estaba siendo consciente; sin embargo, no había momento oportuno en que quisiera levantar la mirada, ya que se sentía bajo amenaza total cada vez que lo veía a los ojos. Se pasó la lengua por los  labios humedeciendolos y tragó grueso porque estaba más nervioso de lo normal,  sudó un poco y se removió en su silla mientras registraba el ISBN de los nuevos libros que habían llegado desde Barcelona, miró la portada: "Sex & A traction" Arrugó la frente en un ceño que denotaba todo el desconcierto. 

— que título más sugestivo —comentó queriendo aislarse de sus pensamientos — leyó el código, lo registró, y en un momento de debilidad levantó la vista y se encontró viendo directamente aquellos ojos que hacían que su voluntad se doblegara terriblemente; despegó la mirada con rapidez altamente alterado, su pecho se agitó todo,  el corazón le trinó y  un hipido se le escapó.

—Virgen María —musitó cuando casi cayó al suelo de la impresión.

—¿le sucede algo? —le preguntó una joven que llegaba al recibidor para comprar algunos libros de historia; esta lo miró con curiosidad, pero Hyungwon simplemente negó con la cabeza y trató de continuar como si no le hubiese sucedido nada.

                           °°°

La hora del cierre llegó; Hyungwon se encontraba haciendo las cuentas de lo vendido en el día, y cuando el castaño comenzaba a hacerlo, se fundía en ello hasta que terminaba.  Lejano escuchó algunos pasos ir y venir, el sonido de muebles moviéndose y la escoba rozando el suelo le hizo levantar  la vista, notando así que el chico punk barría cerca al mostrador hasta que entró a la sección de libros infantiles; cuando lo vio perderse en el pasillo salió de su programa contable en un impulso y entró al instante en el de las cámaras,  lo observó pasar la escoba entre los estantes y lo determinó; esta vez con más tranquilidad.

Hoseok era fornido, bajo, pero formidable, poseía una personalidad intrigante que lo ponía al límite, su rostro era fino y dulce, pero también podía volverse salvaje y sensual en menos de lo que podía pensar; tal vez en eso se parecía mucho a Kihyun,  sin embargo y definitivamente, para nada Hoseok guardaba ese toque elegante que caracterizaba a su hermanastro mayor. Lo vió dar la vuelta para salir de la sección, así que cerró el programa y volvió a centrarse en sus cuentas; antes de que el rubio saliera por completo, acomodó bien su cabello aplastandolo hacia los lados, para así no dejar ni una hebra fuera de su lugar,  y cuando terminó, estiró bien su corbatín y acomodó sus lentes.

—creo que he terminado, Hyungwon. —Hoseok había llegado al recibidor y el castaño lo miró de reojo, por alguna razón se sentía demasiado intimidado por la presencia del otro; tenerlo tan cerca era demasiado agobiante.

—oh, bien...— respondió hundiendo su vista en el computador frente a él, sin mirar ni una sola vez hacia el muchacho que estaba de pie esperando por alguna otra orden. — ¿y cuantos años tiene, joven Hoseok?

—¿Yo? —el rubio se señaló a sí mismo asombrado de que el otro hombre le hubiese preguntado algo tal, miró al castaño que no le daba frente y sonrío al fin gustoso; rodeando el mostrador entró, caminó sigilosamente y cubrió sus ojos por detrás del más alto; bueno, en realidad cubrió sus grandes lentes.

—¿¡qué haces!?— Hyungwon se dio vuelta en su silla de escritorio sacandose de encima al rubio y quitó sus lentes con absoluto enojo; su rostro estaba rojo, sólo que estaba vez era debido a la molestia que sentía—¡no sabes cómo cuesta limpiar estos lentes todos los días! —chirrió cuando vio al otro sonriente, como si no le interesara nada más que hacerlo infeliz.

—ahora que te veo así de cerca,  he podido confirmar de que eres realmente precioso. Tú y yo hacemos buena pareja, cariño ¿no quieres salir conmigo?

—¿¡pero qué dices!? Tu y yo no hacemos ni un buen dueto, ¡ni lo sueñes! —el castaño al instante desvío su vista de la persistente mirada del otro, por alguna razón le molestaba que lo viera directamente al rostro, así que se giró de nuevo hacia la pantalla y trató de cubrirse un poco para que no lo viera tan de cerca; sin embargo de nuevo fue girado,  esta vez por Hoseok.

—¿por qué ocultas tanto tu rostro? ¿A caso te acompleja algo? No creo que seas consciente de lo bello que eres, Hyungwon.

—eso no es cierto.  Muévete, por favor no me mires. — Hyungwon levantó ambos brazos para cubrir su rostro ya que no soportaba ser visto de aquella manera tan intensa y meticulosa como sentía lo veía Hoseok, tembló y casi lloriqueo en lugar sintiéndose atrapado y vulnerable.

Jamás había pasado por algo igual, jamás.

—¿seré rechazado entonces? —en una acción sutil y delicada el rubio retiró los brazos del castaño, lo detalló de nuevo con una sonrisa perniciosa  y se acercó lo suficiente para determinar qué tanto podía lograr con su atrevimiento; cuando lo sintió temblar y respirar de manera irregular, al igual que horas antes,  además de ver aparecer aquel sonrojo que desde temprano había llamado su atención,  no dudo ni un minuto más en atrapar sus labios carnosos en un profundo beso que le agradó mucho más de lo que se imaginaba.

Se notaba que el castaño no era experto, se veía como un hombre con poca experiencia en temas de besar, recibir un halago o siquiera en saber cuándo alguien está interesado en ti o no y aún así a Hoseok no le importó mucho aquello, al contrario, le gustaba y le se le hacía suficiente lo que Hyungwon ofrecía. Jugó con su lengua inexperta, mordió su labio inferior que era grueso y le escuchó lanzar un leve quijido en respuesta, se separó y lo vio a los  profundos oscuros ojos...

vaya descubrimiento había hecho; ahora había encontrado una razón para no aburrirse en Ámsterdam.

sólo una...

—deberías considerar aceptarme, tesoro. Me gustas mucho...

* * *

Su rostro se había convertido en un tomate desde la noche anterior. Hyungwon se levantó muy tarde ese día, eran las 6:31 de la mañana, y la alarma sonaba y sonaba, pero nada que la apagaba. Las imágenes del día anterior lo asaltaban a cada segundo, su cuerpo se sentía caliente y sus labios aún tenían ese sentimiento efímero de ser rozados por los del menor; inconscientemente se llevó dos dedos a ellos y los acarició pensando en que nunca se había sentido tan sucio y atrevido, cerró los ojos y se acurrucó en la cama abrazandose así mismo tan fuerte como pudo, debido a que su cuerpo reaccionaba de una manera deplorable a aquella falta de respeto.

no podía permitirse sentirse así...

Un ronroneo se escuchó provenir desde umbral de la habitación,  se levantó y vio a Lulú golpear suavemente el suelo con su acolchada cola naranja, luego la vio bostezar y caminar lentamente hasta saltar a la cama;  la recibió y sonrío en el proceso, Hyungwon era consciente de que la felina debía estar muy preocupada por no encontrarlo en la cocina para darle el desayuno, como era costumbre.

—lo siento, Lulú,  te traje un nuevo producto italiano que es a base de sardina...

La gata se frotó en su mano y maulló; al parecer tenía hambre, así que se levantó con felina en mano y comenzó a salir hacia la cocina en pijama...

—Y Lulú, ¡no te imaginas lo que hizo ese delincuente!—Hyungwon llevó su mano a la frente lleno de asombro, mientras le hablaba sin parar a la gata que dormía ignorante de lo que sucedía—¡ese tipo me bes.. —se sonrojó de nuevo muchísimo, ya ni siquiera podía contar las tantas veces que lo había hecho recordando aquel beso tan repentino — no creo poder trabajar con alguien como él, creo que hablaré con Hyunwoo el domingo. Deberá buscarle a Hoseok un nuevo trabajo lejos de mi librería.... 

el camino al trabajo fue tormentoso, horrible por no exagerar, sólo quería dar vuelta en U para así regresar a casa y encerrarse por siempre si era necesario; no había forma de que pudiera volver a ver a ese sujeto a los ojos ni a los nada, en serio no quería verlo jamás. Se dio fuerzas para no rendirse y se recordó a sí mismo que era el dueño de la librería, por lo cual debía ser el primero en llegar; fue así como arrivo en medio de ráfagas de miedo, pero también con una gran emoción y ansiedad que le hacía latir el corazón ilusionado, tanto, que cuando bajó del auto corrió por toda la callé hasta alcanzar la librería.

Parecía un huracán.

miró a todos lados en el momento en que pisó la acera pensando en que quizá se lo encontraría ahí de pie tan intimidate y sensual como el día anterior, más no halló a nadie; se extraño muchisimo, el dia anterior parecía haber estado desde temprano y confío en que sería así siempre. De pronto escuchó el ruido de una motocicleta y giró hacia la angosta calle, vio como se estacionaba alguien enfrente y se dedicó a esperar a ver lleno de curiosidad quien podía ser; la persona que manejaba se quito el casco y pudo saber que se trataba de una rubia bastante alta que no le dio buena espina, miró a la segunda persona que se bajaba y cuando le vio retirarse el casco, y de el salir una cabellera rubia con puntas azules coral, se le vino todo abajo; era Hoseok.

El menor vestía la misma ropa del día anterior y se despedía de la mujer con un beso que no dejaba nada, pero nada a la imaginación, tragó en grueso ante tal imagen y se dispuso a abrir la librería antes de que el rubio se diera cuenta de que se encontraba ahí de pie, como un idiota.

—ey, Hyungwonnie, tesoro ¿cómo amaneciste? 

el nombrado escuchó la voz del otro acercarse, trataba de abrir la puerta con prontitud pero por alguna razón la bendita no abría de nada; comenzó a forzarla, metia llave tras llave, más sin embargo ninguna daba ningún tipo de resultado positivo, estaba comenzando a desesperarse demasiado con toda la situación y él cada vez estaba más cerca.

—¿ey, Hyungwon, sucede algo?

lo escuchaba preguntarle cosas que no entendía y menos quería entender, no se atrevia a abrir ni un milimetro la boca para respenderle nada, pues sólo estaba centrado en entrar a la librería y borrar todo de su mente; comenzó a ver borroso y la bendita puerta seguía sin abrirse, ahora la forzaba con más insistencia, no obstante, no había forma de que abriera jamás estando en ese estado.

que estúpido estaba siendo, estaba siendo el tonto más grande la historia.

—¡para ya. te vas a hacer daño, tonto! —al ver desde atras la reacción extraña del  más alto, Hoseok corrió hasta alcanzarlo y alejarlo de la puerta; hacia rato que había dejado caer las llaves al suelo y no entendía como pretendía abrirla a golpes.—¿¡ a ti qué te suce... 

sólo habían dos cosas que ablandaban el corazón de Hoseok: 1. pizza y coca-cola un viernes en la noche mientras veía la saga de regreso al futuro y 2 —una nueva— Hyungwon con lagrimas en los ojos, completmente sonrojado e hipando.

no pudo evitar caer rendido ante esa imagen...

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