──── 018.

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Sara se encontraba a solo unos metros de su hermana mayor. Temblando y mirándola con terror, pues Aemond se encontraba sosteniéndola firmemente mientras mantenía una daga en su cuello.

—Ha pasado un tiempo desde la última vez en que nos vimos, Lady Ofelia —dijo Aemond con una sonrisa arrogante—. Sigue igual de hermosa.

—Aemond... —susurró Ofelia sin despegar su mirada del joven príncipe—. ¿Por qué estás haciendo todo esto?

—Solo quiero recuperar lo que me pertenece.

—Ya hemos hablado de esto —dijo Ofelia—. Yo amo a Jacaerys, por lo que nunca podría estar con usted.

Aemond soltó una risa burlona ante las palabras de la joven Stark.

—¿Cree que me importa su amor por ese bastardo? —replicó con desprecio, apretando la daga contra el cuello de Sara—. Mi querida Ofelia. Eres una persona dulce y amable que haría lo que sea por proteger la vida de sus seres queridos. Y es por ello por lo que te daré a elegir.

—¿Darme a elegir?

—Así es —sonrió con malicia, disfrutando el control que tenía sobre la situación—. Si vienes conmigo, dejaré a esta mujer y no me acercaré a la familia Stark. Sin embargo, si te niegas, cortaré su cuello y haré que Vhagar destruya por completo este lugar.

Ofelia se mantuvo en silencio. Sintiendo un nudo en la garganta mientras miraba como su hermana intentaba contener su miedo. La hija mayor de Rickon sabía que Aemond era capaz de cumplir su amenaza, y es por ello por lo que no podía permitir que algo le sucediera a su familia.

—No tocarás a mi familia.

—Lo prometo —dijo Aemond, sonriendo con orgullo.

—Eso incluye a Jacaerys y su familia.

Esta vez, Aemond se mantuvo en silencio, pues no esperaba que Ofelia le pidiera eso. No obstante, un pensamiento se le vino a la mente y aquello lo había hecho sonreír.

Ofelia había pedido que él no hiciera nada, pero no ha dicho nada sobre Aegon o los demás miembros del "equipo verde". Así que, antes de que ella se diera cuenta, dijo:

—Está bien. No haré nada, así que ahora ven conmigo.

La esposa de Jacaerys comenzó a caminar hacia donde se encontraba Aemond, entonces, cuando quedó frente a él; Aemond empujó a Sara y sostuvo fuertemente a Ofelia mientras colocaba su daga en su cuello, pues quería prevenir que la hija menor de Rickon intentara algo.

—Ofelia...

—Está bien, Sara —sonrió con dulzura hacia su hermana—. Por favor, dile a Jacaerys que siempre será la persona a la cual amaré.

Aemond frunció el ceño, molesto por las palabras de amor que Ofelia le entregaba a aquel príncipe bastardo, por lo que no tardó en arrastrar el cuerpo de la joven Stark para alejarla de allí y llevarla consigo hacia King's Landing.

Mientras tanto, en el cielo, Jacaerys y Luke se encontraban buscando alguna señal de Vhagar y Aemond, pero al no ver ninguna señal de ambos, se han quedado un poco confundidos e iban a descender para asustar a los de Bastión Tormentas y así hacer que se rindieran. No obstante, en ese minuto, oyeron el rugido de Vhagar, y aquello ocasionó que los jóvenes príncipes se tensaran.

Ambos estaban preparándose mentalmente para pelear contra su tío, pero al ver como Vhagar comenzaba a alejarse, se quedaron todavía más confundidos.

—¿Se está retirando? —preguntó Luke.

—¿Por qué? —se preguntó Luke, y en ese segundo se le vino a la mente el rostro de Ofelia—. No... No es posible...

—¡Espera, hermano!

—¡No me sigas! —grito Jacaerys, quien noto las intenciones de su hermano—. ¡Quédate aquí y protege a los demás!

Luke detuvo los movimientos de Arrax y miró como su hermano se alejaba. Un sentimiento de angustia comenzó a plantarse en su pecho, pero aun así hizo caso a las palabras de Jacaerys.

El hijo mayor de Rhaenyra avanzaba velozmente por los cielos para alcanzar a Aemond y así asegurarse de que él no tuviera a Ofelia, pues sabía perfectamente de las intenciones del príncipe Targaryen.

Avanzaron por unos minutos, y entonces los vio. El corazón de Jacaerys se llenó de furia al ver a su esposa en peligro.

—¡Deja a Ofelia, Aemond! —gritó Jacaerys, con una mezcla de enojo y preocupación—. ¡No voy a permitir que le hagas daño!

—¡Oh, el valiente bastardo ha venido a desafiarme! —gritó con arrogancia—. ¡¿Estás seguro de lo que haces?! ¡Ofelia está en mis brazos, y si no quieres que sufra las consecuencias, deberías de retirarte!

Jacaerys apretó las riendas de Vermax para que este se fuere deteniendo. No obstante, el pequeño dragón no se detuvo, y se acercó a Vhagar para lanzarle un rugido.

Aemond soltó una risa amarga al ver como Jacaerys intentaba controlar a su dragón. Fue entonces que una idea se le cruzó por la cabeza y no tardó en hacer que Vhagar diera un giro para acercarse a Vermax.

—¡No! ¡Prometiste que no harías nada! —exclamó Ofelia cuando notó las intenciones de Aemond—. ¡No le hagas daño!

El joven Targaryen la ignoró y continuó con su propósito. Él quería darle un susto a Jacaerys. Para que así viera la gran diferencia de poder que había entre ambos y que, debido a ello, nunca podría recuperar a Ofelia.

Aemond pudo ver como Vermax retrocedía, por lo que sonrió con orgullo e iba a alejar a su dragón de allí. Sin embargo, Vhagar no tenía intenciones de retroceder, y continúo intentando cazar al pequeño dragón y su jinete.

Alto, Vhagar —dijo en alto Valyrio, pero el gran dragón no se detuvo—. ¡Basta!

—¡No! ¡Basta! —gritó Ofelia, cuando vio que Vhagar le lanzaba fuego a Vermax—. ¡Por favor, no lo hagas!

Vhagar avanzó velozmente por los cielos, y entonces, logró acercarse por completo a Vermax.

—¡No! ¡No! ¡Vhagar! —exclamó el príncipe Targaryen al notar las intenciones de su dragón—. ¡Alto! ¡Alto!

—¡Jacaerys!

Alzando su cuello y abriendo su hocico, Vhagar lanzó una llamarada que hizo que Jacaerys perdiera el control de su dragón y comenzara a descender peligrosamente. Entonces, segundos más tarde, Vermax se desplomó en la nieve junto a su jinete, ocasionando que Aemond y Ofelia se quedaran sin aliento.

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