──── 010.

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Ofelia se encontraba parada en el centro de sus aposentos a la espera de que las damas que la acompañaban terminaran de arreglarla para la cena que se realizaría esa noche para celebrar la unión entre las casas Targaryen, Stark y Velaryon.

—Está todo listo, Lady Ofelia —mencionó una de las mujeres mientras se apartaba para que Ofelia pudiera verse en el espejo que se encontraba frente a ella.

—¿Qué le parece? —preguntó otra de las mujeres que la acompañaban—. La reina lo escogió personalmente para usted.

—Es... lindo... —dijo Ofelia, intentando sonar segura mientras veía fijamente aquel vestido verde que Alicent le había preparado—. ¿Ya puedo retirarme?

—Claro que sí —asintió una de sus damas mientras se apartaba—. Disfrute de su cena.

Ofelia abandonó sus aposentos, caminó por unos minutos por el largo pasillo y finalmente, llegó al gran comedor del castillo.

—Lady Ofelia. Siéntese por aquí —mencionó Alicent, quien le señalaba la silla vacía que se encontraba junto a Aemond—. El vestido que he escogido para usted le queda de maravilla —dijo con orgullo—. Sin duda alguna el verde la favorece.

—Gracias, mi reina —dijo educadamente al momento en que se sentaba junto a Aemond, quien no tardó en dedicarle una pequeña sonrisa.

En aquel momento, Viserys Targaryen se presentó en el comedor, por lo que todos se pusieron brevemente de pie y esperaron a que su rey se posicionara en el centro de la mesa para volver a sentarse.

—Me alegra verlos esta noche... juntos... —dijo Viserys con la respiración agitada.

—¿Oramos antes de iniciar? —preguntó Alicent, quien recibió un asentamiento de cabeza por parte de su esposo—. Que la madre sonría a esta reunión con amor. Que el herrero repare vínculos que se han roto por demasiado tiempo... —comenzó a pronunciar, incitando que los presentes juntaran sus manos y, a excepción de Lucerys, cerraran sus ojos.

Cuando la oración finalizó, todos volvieron a abrir sus ojos y por unos breves segundos, Ofelia y Jacaerys se miraron fijamente con dulzura.

—Esta es una ocasión para celebrar —habló Viserys, captando la atención de todos—. Mi nieto Luke se casará con su prima, Rhaena. Para fortalecer aún más la unión entre nuestras casas. Además, mi hijo Aemond se casará con Lady Ofelia Stark, uniendo de esa forma la casa Stark y la casa Targaryen —mencionó, y Jacaerys realizó una mueca al oír aquella unión—. Un brindis por los jóvenes príncipes y sus prometidas. ¡A su salud!

Todos alzaron sus copas y bebieron de su contenido, entonces, el príncipe Aegon se acercó a su sobrino Jacaerys y dijo:

—Es una pena que mi hermano te haya quitado la oportunidad de acostarte con una mujer.

Jacaerys ignoró sus palabras y continuó escuchando lo que su abuelo mencionaba. Sin embargo, Aegon continuaba menciónenle cosas sobre Aemond y Ofelia, por lo que su paciencia comenzaba a agotarse.

—El vestido le queda espectacular, pero seguramente mi hermano se lo arrebatará —susurró Aegon, y Jace no aguantó más, entonces se levantó de su asiento mientras daba un fuerte golpe a la mesa que captó por completo la atención de los demás.

—Jace —susurró suavemente Baela, quien se encontraba a su lado y había logrado escuchar todas las barbaridades que Aegon había mencionado—. Tranquilízate —volvió a susurrar suavemente.

Jacaerys se quedó brevemente en silencio, pero luego sostuvo su copa y la alzó mientras le daba un suave golpe a su tío para luego fijar su mirada en Aemond.

—Por el príncipe Aegon y el príncipe Aemond. No nos hemos visto en años, pero tengo buenos recuerdos de nuestra niñez —comenzó a hablar mientras miraba a sus tíos—. Y como hombres, espero que aún seamos amigos y aliados. Por ustedes y la buena salud de sus familias, queridos tíos.

Todos alzaron nuevamente sus copas y bebieron de su contenido cuando Jace finalizó sus palabras, entonces, cuando estaba a punto de sentarse, escuchó un suave susurro que decía: El blanco podría teñirse de rojo.

Aquellas palabras provinieron de su tía Helaena, la cual se encontraba moviendo su copa de vino de un lado a otro mientras ignoraba las miradas que Aegon le lanzaba.

—Me gustaría brindar por Rhaena y Ofelia, que pronto se casarán —mencionó repentinamente Helaena, quien dejó de jugar con su copa y se levantó de su asiento para mirar a ambas jóvenes—. No es tan malo. En general, te va a ignorar, excepto cuando esté ebrio.

Daemon soltó una carcajada al oír aquellas palabras, pero recibió un suave codazo de su esposa Rhaenyra para que así se mantuviera callado y no incomodara a la joven Helaena.

—Disfrutemos de la música —dijo Viserys.

La música comenzó a sonar en el comedor, por lo que todos empezaron a disfrutar de la cena entre charlas y risas. En aquel momento, Jacaerys se levantó y miró brevemente a Ofelia, quien no tardó en sonreírle y mirarlo con cariño al comprender lo que deseaba su príncipe, sin embargo, antes de que ella también se levantara, fue detenida por una de las manos de Aemond que se posicionaba sobre la de ella.

—Quédese a mi lado, mi lady —le susurró Aemond—. No haga lo que tiene pensado hacer o las personas podrían malinterpretarlo.

Ofelia se quedó quieta en su lugar y Jacaerys sintió una decepción, entonces, Aegon soltó una pequeña risa que provocó que su sobrino se molestara, por lo que rápidamente él se acercó a Helaena y le solicitó educadamente bailar juntos.

Jacaerys y Helaena comenzaron a bailar mientras ignoraban por completo las miradas que Aegon y Ofelia le lanzaban. Aegon miraba a su sobrino y esposa con desagrado, mientras que Ofelia los veía con tristeza porque deseaba ser ella quien estuviera bailando y riendo con Jace, lo cual se habría cumplido si su tío Bennard no hubiera interferido en los principales planes que su Padre había realizado antes de morir.

La cena y los bailes prosiguieron aun cuando el Rey Viserys abandonó el comedor. Ofelia suspiró y agachó la mirada brevemente, pero volvió a alzarla cuando sintió un pedazo de comida caer sobre ella, entonces, se encontró con la divertida mirada de Lucerys. Luke había notado la inquietud y tristeza de la joven mujer, por lo que había pensado en animarla con una de sus típicas bromas que tenían cuando eran unos niños, sin embargo, aquello provocó la molestia de Aemond, quien no tardó en levantarse de su asiento mientras daba un fuerte golpe en la mesa que ocasionó que los presentes se sobresaltaran.

—Un último tributo. Por la salud de mis sobrinos. Jace, Luke y Joffrey —dijo Aemond al momento en que alzaba su copa—. Todos ellos atractivos y fuertes... como su padre —menciona con un toque de burla en sus palabras, provocando que su madre le llamara la atención, sin embargo, eso no lo detendría y continuó hablando: —Vaciemos nuestras copas por los tres jóvenes fuertes.

—Te reto a que lo digas otra vez —exigió Jace.

—¿Por qué? Fue un cumplido —dijo al momento en que se acercaba a él con gran desaprobación—. ¿No te consideras fuerte?

Jacaerys le dio un fuerte puñetazo a Aemond y aquello provocó que Aegon se levantara y saliera en defensa de su hermano menor, entonces Luke también se levantó y se lanzó contra su tío para así defender a su hermano mayor. Las personas que se encontraban presentes ante aquel altercado intentaron detenerlos, pero los jóvenes príncipes no se detendrían, así que la guardia real no tardó en interferir y los separó rápidamente antes de que la situación se volviera peligrosa, ya que la última vez que hubo una pelea de ese tipo terminó casi en tragedia.

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