──── 008.

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Los años pasaban rápidamente y las sucesiones a las gobernaciones de sus respectivas casas comenzaban a hacerse presentes en las vidas de Jacaerys y Ofelia.

En Winterfell Bennard Stark tomó el liderazgo, ya que su sobrino Cregan era demasiado joven para gobernar cuando su padre falleció. En Marcaderiva, la serpiente marina contrajo una enfermedad y debido a que sus dos hijos legítimos habían fallecido, Rhaenyra le propuso a su suegro que nombrara a Lucerys como sucesor, puesto que Jacaerys no podría cumplir con ese deber debido a que él sería el heredero del trono de hierro.

Lord Bennard Stark sabía perfectamente que su sobrino no se quedaría conforme con la decisión tomada por él y algunos de sus consejeros, por lo que antes de que él exigiera su derecho a la sucesión que le correspondía, decidió viajar hasta King's Landing cuando su sobrino se fue a uno de sus viajes que comenzó a realizar desde que su padre falleció. Bennard aprovecharía aquella oportunidad para hablar con el Rey y así solicitarle que le entregara legalmente la gobernación en Winterfell. Por otra parte, ser Vaemond Velaryon no estaba conforme con que Lucerys gobernara Marcaderiva, así que también viajó hasta Desembarco del Rey para reclamar justicia y reivindicar sus aspiraciones ante los reyes, y como era de esperarse, Rhaenyra también viajó hasta allí para así defender a su hijo.

Cuando Jacaerys llegó a King's Landing comenzó a recordar todos los momentos que pasó allí; recordando especialmente los felices momentos que pasó junto a su adorada Ofelia Stark.

—¿De nuevo pensando en ella? —le preguntó Luke, quien notó que su hermano soltó un suspiro angustiante cuando miró uno de los libros favoritos que a Ofelia le encantaba leer—. Tranquilo, hermano. Pronto te casarás con ella y ya no volverán a separarse.

—Eso espero —dijo Jace al momento en que regresaba el libro a la estantería y comenzaba a dirigirse al patio de entrenamiento.

Lucerys comenzó a seguir a su hermano mayor mientras intentaba ignorar las miradas y los murmullos que las demás personas realizaban cuando lo veían.

—¿Podríamos ir a otra parte? —le preguntó Luke, provocando que su hermano lo mirara confuso—. Todos están mirándome.

—Solo ignóralos.

—Ojalá fuera tan fácil —musitó con inquietud—. Nadie estaría mirándome y cuestionándome como heredero si me pareciera a sir Laenor Velaryon y no a sir Harwin Strong.

Jace estaba por mencionarle unas palabras, pero en aquel momento alguien más habló y él al oír una voz femenina se ha girado para verla.

—No permita que las miradas y las palabras de esas personas lo afecten, príncipe Luke. Usted sin duda alguna será un gran gobernante.

El corazón de Jacaerys latió rápidamente cuando ha visto a Ofelia Stark bajar por las escaleras y acercarse a ellos con una encantadora sonrisa.

—La – Lady Ofelia —tartamudeó Jace, y su hermano menor soltó una risa al verlo tan nervioso—. ¿Qué hace por aquí?

—Ha pasado un tiempo, príncipe Jace —dijo dulcemente al momento en que realizaba una pequeña reverencia ante sus dos príncipes—. Mi tío Bennard Stark quiere hablar con el rey, así que he venido con él para así saber sus intenciones e informárselas a mi hermano cuando regrese.

—Entiendo. Nosotros estamos aquí por el asunto de la sucesión de Luke.

—He escuchado algunos comentarios al respecto —dijo, y la mirada de Luke se fijó en el suelo—. Como dije anteriormente: No permita que esto le afecte —repitió—. Mantenga la cabeza en alto, príncipe y verá como todos se arrepentirán de lo que ahora dicen.

—¿Y si no lo hacen? ¿O si tienen razón en lo que dicen?

—No pienses así, Luke —le dijo su hermano al momento en que revolvía su cabello—. Confía en ti.

—Está bien. Lo haré.

—Entonces, ¿Cómo han estado? —preguntó Ofelia.

—Hemos estado muy bien. Aunque, Jace no dejaba de quejarse de que quería verla —dijo Luke—. Incluso una vez quiso montar a Vermax e irse a Winterfell.

Ofelia soltó una pequeña risa y Jace le dio un codazo a su hermano para que se mantuviera callado. Entonces, en aquel momento, escucharon el sonido de unas espadas golpearse, por lo que rápidamente han dirigido sus miradas hacia donde aquel sonido provenía y se encontraron sorpresivamente con Aemond Targaryen practicando junto a Sir Criston.

Los tres jóvenes observaron a Aemond detalladamente, quien no tardó en ganar su enfrentamiento contra sir Criston y mirar hacia donde ellos se encontraban observando.

—¿Han venido a entrenar, sobrinos? —preguntó con un tono de burla antes de fijar su mirada en la silueta de Ofelia—. Ha pasado un tiempo, Lady Ofelia. Veo que los años la han favorecido mucho y se ha vuelto una hermosa mujer.

—Agradezco el cumplido, príncipe Aemond —dijo amablemente—. Usted también se ha vuelto una persona muy bella.

—Deberíamos de unirnos para mantener aquella belleza y no dejar que sea manchada, ¿no cree?

La paciencia de Jacaerys comenzaba a quebrarse, pero antes de que hiciera o dijera algo, fue interrumpido por el llamado de uno de los guardias que solicitaba la presencia de los cuatro jóvenes ante el trono porque iban a iniciar con las peticiones de los Stark y los Velaryon.

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