──── 005.
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La relación entre la Reina Alicent y la princesa Rhaenyra se deterioró todavía más cuando la Reina intentó buscar por sus propias manos la justicia por el ojo perdido de su hijo. No obstante, aquella relación no era la única que se había complicado, sino que, la amistad entre Aemond y Ofelia también sufrió cambios debido a que ella se había puesto del lado de Jacaerys y Lucerys, por lo que Aemond se sintió un poco traicionado.
A la mañana siguiente, el Rey Viserys recibió un mensaje proveniente de Winterfell, donde se mencionaba que la salud de Lord Rickon Stark se había deteriorado extrañamente, por lo que solicitaban que Lady Ofelia Stark regresara para que él pudiera pasar tiempo con su adorada hija porque no sabían si él podría sobrevivir. Aquella noticia sin duda alguna afectó a la pequeña Ofelia, pero ella intentaba mantenerse firme ante las miradas de los demás. Sin embargo, no pudo evitar romper en llanto cuando Rhaenyra la abrazó fuertemente para reconfortarla.
Jacaerys escuchó la nueva noticia y sintió una opresión en su pecho al tan solo pensar en lo entristecida que se encontraría su prometida, así que decidió ir a verla para entregarle su apoyo, pero en el camino hasta los aposentos de Ofelia, fue interceptado por un Aemond que demostraba disgusto ante la presencia del príncipe Velaryon. Jace intentó evitarlo moviéndose del lado contrario, pero su tío imitó sus pasos y nuevamente evitó que avanzara.
—Muévete —exigió Jace, pero su tío no tenía la intención de moverse—. Muévete o no sé lo que podría hacerte.
—¿Acaso piensas quitarme el otro ojo? —preguntó con un toque de gracia, pero a la vez con rabia.
El asunto de su ojo perdido no estaba del todo terminado, por lo que tarde o temprano encontraría una manera de cobrar aquella deuda que tenían los hermanos Velaryon.
—Solo muévete.
—Irás a ver a Ofelia, ¿no?
—Eso no te incumbe.
—Te diré una cosa, sobrino —dijo mientras lo miraba fijamente—. Aprovecharía el momento de estar junto a Lady Stark, ya que después no podrás verla más.
—¿A qué te refieres?
Aquella pregunta provocó que Jacaerys lo mirara confundido, por lo cual Aemond soltó una risa de satisfacción y dijo:
—Si el Rey muere, vuestro compromiso se rompe y si eso sucede, yo me casaré con ella y me aseguraré de que ustedes dos nunca vuelvan a verse.
—Mi madre es la futura Reina y yo soy su heredero, así que nuestro compromiso no se romperá.
—Yo no estaría tan confiado si fuera tú.
Aemond volvió a soltar una risa de satisfacción para luego comenzar a alejarse de su sobrino que se encontraba confundido. Jace se quedó brevemente inmóvil, pero luego suspiró y continuó su camino hasta los aposentos de su prometida, donde al llegar encontró la gran puerta semi – abierta. Él ingresó, pero se detuvo en mitad de la habitación al escuchar dos voces femeninas hablando; rápidamente reconoció la voz de su madre y la de Ofelia.
—Entiendo perfectamente lo que sientes. No es fácil ver a un padre enfermo —le dijo Rhaenyra mientras acariciaba suavemente el largo cabello de Ofelia—. Te llevaré hasta Winterfell con Syrax.
—¿Me dejará montar con usted? —preguntó Ofelia con sorpresa.
—Sí. ¿Te parece bien?
—Sería todo un honor el poder montar con usted, Princesa.
—Volar, te despejará la mente —dijo al momento en que limpiaba las lágrimas de Ofelia cuando ha visto a su hijo parado en mitad de la habitación.
—Lo lamento —se disculpó Jacaerys, mientras miraba brevemente a su madre para luego posar su vista en su prometida—. No era mi intención interrumpirlas. Yo solamente quería hablar con Lady Ofelia, pero puedo volver más tarde.
—No te preocupes, Jace. Pasará un tiempo hasta que vuelvan a verse, así que será mejor que hablen ahora —dijo Nyra al momento en que miraba a Ofelia—. Cuando estés lista nos iremos.
—Gracias, princesa Rhaenyra —agradeció dulcemente.
Rhaenyra se alejó de la pequeña niña y comenzó a abandonar sus aposentos para que así su hijo mayor pudiera hablar tranquilamente con su prometida, ya que no sabían con exactitud cuanto tiempo pasaría hasta que volvieran a verse y hablar como lo habían estado haciendo desde que se volvieron prometidos.
Jacaerys avanzó hacia donde Ofelia se encontraba, se sentó a su lado y la miró fijamente, donde al verla limpiar sus lágrimas, sintió una opresión en su pecho porque nunca la había visto de tal forma. Él se le quedó viendo por varios segundos, intentando encontrar algunas palabras que le sirvieran de consuelo, sin embargo, no se le ocurría nada y eso sin duda alguna comenzaba a afectarle porque empezó a pensar en que tal vez Aemond si sabría qué decir en situaciones como esta.
¿Qué clase de hombre seré si no puede consolar a mi futura mujer? Pensó con decepción sin dejar de mirarla.
—Lo lamento mucho, Lady Ofelia —dijo al momento en que apartaba su mirada de ella para así fijarla en la alfombra que se encontraba bajo sus pies—. No sé qué decir en momentos como este.
Ofelia no mencionó nada y eso provocó que la inquietud de Jacaerys aumentara. No obstante, Lady Stark colocó suavemente su mano sobre la de su prometido y le mencionó dulcemente que no era necesario decir nada, ya que con su compañía le era suficiente.
En aquel momento, Jace recordó algunas de las palabras que una vez le dijo Sir Harwin Strong cuando le enseñaba a cómo tratar a las personas; él dijo: "Hay veces en que las personas no necesitan de palabras, sino que necesitan de un simple abrazo".
—¿Está bien para mí abrazarla? —preguntó repentinamente, lo cual provocó que Ofelia soltara una pequeña risa porque le recordó a la vez en que él le preguntó por primera vez si podía tomarle de la mano.
—Puede hacerlo —dijo con aprobación.
Jacaerys la miró brevemente, luego apartó su mano de ella y así, finalmente, abrazarla de una forma dulce, pero a la vez delicada por temor a causarle algún daño o de poder incomodarla.
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