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No era la primera vez que la pequeña Lady Ofelia Stark caminaba por el castillo de King's Landing, por lo que cualquiera diría que ya estaba familiarizada con todo el lugar. Sin embargo, Ofelia siempre terminaba por perderse.

—¿Se ha vuelto a perder, Lady Ofelia? —preguntó Aemond Targaryen, quien había estado siguiendo a la pequeña Ofelia desde que la vio caminar desorientada al salir de su habitación.

—Príncipe Aemond —pronunció dulcemente la pequeña Stark, ocasionando que el corazón del príncipe diera un pequeño vuelco—. Sería tan amable de indicarme el camino hacia la biblioteca, por favor.

—Por supuesto.

Aemond se acercó a ella, y Ofelia le dedicó una dulce sonrisa para luego seguirlo por los largos pasillos del castillo. Entonces, segundos más tarde, llegaron a su destino. Ambos ingresaron a la biblioteca y la sangre de Aemond hirvió levemente cuando vio a Jacaerys Velaryon sosteniendo un libro y acariciando al lobo de Lady Stark.

—Por fin ha llegado, Lady Ofelia —dijo Jacaerys cuando la vio, e ignoró completamente la presencia de su tío—. ¿Acaso se ha perdido?

—Todavía no logro acostumbrarme al castillo, mi príncipe —dijo, y miró brevemente a Aemond—. Muchas gracias por traerme, Príncipe Aemond.

Aemond simplemente agachó la cabeza y se alejó de allí porque no quería ver a esos dos compartiendo felizmente.

Para nadie era secreto que el príncipe Aemond había quedado flechado por Ofelia Stark en el primer momento que la vio llegar a King's Landing junto a su padre, el Lord Rickon Stark. El chico quería casarse con Ofelia cuando ella obtuviera la mayoría de edad, sin embargo, el padre de la chica tenía otros planes, y ese era casarla con el hijo mayor de Rhaenyra Targaryen.

Así que, desde entonces, la rivalidad de Aemond y Jacaerys fue en aumento.

—Estuve leyendo el libro que me presentó —dijo Jacaerys, mientras se acercaba a su prometida—. Esta parte es la que más me gusta —Señaló una de las páginas del libro y leyó—: "Y el príncipe se casó con aquella persona a la cual amaba sin importarle lo que los demás hablaran".

—También es mi parte favorita —dijo Ofelia con una pequeña sonrisa.

Jacaerys y Ofelia se miraron con ternura, e iban a continuar leyendo aquel libro. No obstante, en aquel momento, el pequeño príncipe Lucerys Velaryon irrumpió en la habitación.

—Madre ya ha dado a luz —informó Lucerys mientras miraba a su hermano mayor—. Tenemos un nuevo hermano.

—Eso es genial —dijo Jacaerys con alegría para luego mirar a su prometida—. ¿Quiere venir a verlo, mi Lady?

—Me encantaría.

Los tres niños y el pequeño lobo, de tan solo tres meses, salieron de la biblioteca y se dirigieron a la habitación de Rhaenyra, quien los recibió amablemente y les presentó al pequeño Joffrey Velaryon.

Jacaerys y Ofelia se acercaron a ver al bebé, y Ofelia al verlo se preguntó si sus futuros hijos serían igual de hermosos que los de la princesa.

—¿Puedo cargar a Joffrey? —preguntó Lucerys, mientras miraba felizmente a su pequeño hermano, que estaba en ese momento siendo cargado en los brazos de Sir Harwin Strong.

—Ustedes dos deberían de estar yendo a la fosa de dragones —indicó su padre, Laenor Velaryon—. Hoy les toca entrenar, ¿no?

—Es cierto. Lo había olvidado —dijo Jace al momento en que miraba a la pequeña Stark—. ¿Puede venir Ofelia con nosotros? Me gustaría que viera mi progreso con Vermax.

Jacaerys miró a su madre con ojos suplicantes, lo cual hizo que Rhaenyra soltara una pequeña risa.

—Está bien —dijo y Jace soltó un suave "¡sí!" al oírla—. Pero el Lobo deberá quedarse aquí. No me gustaría oír que Vermax se lo tragó.

El rostro de Ofelia palideció al imaginarse al dragón comerse a su fiel compañero.

—Lo lamento, Fehrir. Pero deberás de quedarte aquí —se disculpó Lady Stark mientras acariciaba suavemente la cabeza de su Lobo.

Los tres niños se despidieron brevemente de Rhaenyra para así dirigirse a la fosa de dragones, donde ya se encontraban esperando Aegon II y Aemond Targaryen.

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