SEGUNDA FASE

Link de la traducción original: https://www.fanfiction.net/s/12665598/2/Operaci%C3%B3n-Lincoln

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‒ Entonces, ¿ves algo que te guste? ‒ preguntó Luna a su hermano, señalando la pared de historietas y figuras, esperando que algo le llamara la atención.

Por un momento, el joven buscaba en una tienda bastante grande del centro comercial, manteniendo su vista en los pasillos llenos de mercancía al azar que un fanboy sólo podía soñar con su adquisición, pero el chico de mechones blancos simplemente comenzaba a sentirse más desanimado con cada paso que daba, lo cual hizo que sacudiera la cabeza en respuesta a la pregunta de su hermana mayor:

‒ No... ‒ dijo, antes de caminar hacia adelante para continuar su búsqueda.

"¡Vamos Lincoln! ¡Tiene que haber algo!", pensó Luna de manera preocupada, mientras ella y su hermana Luan lo seguían.

"¿Qué podría yo conseguir?", pensó Lincoln, mientras miraba a su alrededor, "Quiero decir, tengo todos los cómics que podría desear...", continuó su búsqueda durante unos largos minutos, antes de que sus ojos se asentaran en una pequeña vitrina:

‒ Guau.

Inmediatamente, se acercó a la vitrina y miró lo que tenía en su interior. Dentro había una pequeña maqueta de una cabina de policía antigua, junto con una figura de plástico de un hombre de piel clara con un traje y corbata de pie frente a la puerta abierta. También estaba lo que parecía ser una consola demasiado complicada, y al lado de esa cosa había un pequeño dispositivo tipo destornillador.

‒ ¡Increíble! ‒ exclamó Lincoln ‒ ¡Esto se ve increíble!

De inmediato, miró hacia abajo, tratando de encontrar el precio... sólo para darse cuenta de lo que había escrito:

TARTIS Auténtico de Doctor Moo

+ Destornillador Sónico funcional

$1,000.00

Para cuando terminó de leer el precio de todo ese paquete exclusivo de esa serie de televisión que descubrió por accidente un día, el chico sólo se limitó a hacer una mueca de desilusión.

"Ya sabía que era demasiado bueno para mí"

Por un momento, Luna agradeció al Cielo que su hermano al fin se decidiera por algo de la tienda; pero cuando se acercó y vio lo tan decepcionado que se mostraba, sabía que tenía que darle su apoyo total, por lo que puso una mano en su hombro y, tratando de sonar lo más compasiva posible, dijo:

‒ Oye, no te preocupes, hermano, estoy segura de que hay algo más que podemos conseguirte.

Sin embargo, mientras que el pequeño fanboy asentía suavemente con su mirada baja, se aseguró de guiñarle un ojo a Luan, diciéndole tranquilamente que pasara las noticias a Lori, Lynn y Lucy, antes de que el trío se fuera a explorar otras partes de la tienda.

Tras eso, Lucy y Lynn inmediatamente hicieron su movimiento, saltando y corriendo para comprar el artículo.

‒ Está bien, voy a buscar a la persona encargada, te cuidas de las demás, ¿entendiste? ‒ Lynn ordenó, antes de atornillar un pasillo aleatorio.

Lucy asintió, antes de que Lynn desapareciera entre un conjunto de sombras cercanas. Mientras la niña deportista se tardaba, Lucy, más que lidiar con personas que se querían adueñar del paquete de coleccionista en la vitrina, tuvo que enfrentarse a miradas curiosas de esas personas aficionadas. Aún así, sólo bastó un simple movimiento o discurso oscuro para ahuyentarlos de manera despavorida, ya que se mantuvo casi estática en su lugar.

Rápidamente, la niña mayor se acercaba tirando de la manga larga de un hombre alto y escuálido, con un cabello castaño ligeramente castaño y con un atuendo de oficina:

‒ ¡Por favor, señor, nos gustaría comprar este paquete!

Por un momento, el hombre observó a las dos niñas, y se extraño por el hecho de que una niña oscura y una pequeña deportista se encontraban interesadas por dicho paquete exclusivo para coleccionistas. Por otro lado, él no era alguien para juzgar a la gente por su color de piel. Simplemente se encogió de hombros y dijo:

‒ De acuerdo.

En cuestión de segundos, el dúo se apresuró a salir de la tienda de cómics, con el paquete de colección en sus manos.

‒ Muy bien, Lori. ‒ declaró Lynn ‒ ¡El paquete ha sido recogido!

Lori se recostó en su asiento y suspiró aliviada al decir:

‒ Bueno, vuelvan a casa.

Ella tomó otra respiración, antes de cambiar la línea a sus otras hermanas:

‒ ¡Muy bien! ¡Atención, todo el mundo! ¿Cómo van? ¿Cómo están haciendo las cosas?

Pero en vez de una respuesta inmediata, un momento de silencio pasó por encima de ella. Por lo cual, ella sostuvo el interruptor de comunicación para verificar los cambios de ritmo de los acontecimientos

‒ ¿Chicas?

‒ ¡Lori! ‒ la hermana mayor sobresaltó ante el grito agudo de Lisa y Lana ‒ ¡Ayuda!

Inmediatamente después de esa respuesta, los ojos de la joven se abrieron de par en par:

‒ ¡¿Qué pasa por allá?!

‒ ¿Recuerdas a Basu? ¡Él ha vuelto y está más enojado que nunca! ‒ declaró Lisa ‒ ¡Ayuda!

Inmediatamente, Lori agarró su radio:

‒ Bien, ya estoy en...

Sin embargo, antes de terminar su frase, fue interrumpida por un grito que emitió Leni, cuando la alarma de incendios de la cocina se disparó.

‒ ¡¿Ahora qué?!

Lori se volvió hacia su monitor, permitiendo que la escena finalmente apareciera. Leni había estado haciendo todo lo posible, pero debido a su inexperiencia en hornear pasteles, había quemado accidentalmente su primer intento.

‒ Diablos ‒ susurró enojada.

Aún así, Lori tomó otra respiración profunda, antes de decirse a sí misma:

‒ Ok, tengo que ir a traer el rayo congelador de...

‒ ¡Popó!

Tras esa llamada de atención, volvió su vista hacia su hermanita Lily, quien ahora se encontraba junto a ella en su silla elevada. La pequeña sacudía los brazos, antes de señalar a otro monitor.

Lori siguió la dirección de su hermana pequeña por un momento, permitiendo que sus ojos cayeran sobre la tercera escena.

‒ ¿Pero qué? ‒ ella exclamó de forma atónita, con sólo ver la escena que tenía en sus pantallas.

Lola, quien llevaba las decoraciones de fiesta entre sus manos, estaba caminando por el centro comercial. Sin embargo, las cámaras cercanas mostraban que ella estaba caminando peligrosamente cerca de Lincoln y se estaba arriesgando a ser descubierta por él.

‒ Sabes... ‒ dijo Lori ‒ Literalmente debería haberlo visto venir.

Tomándose otro respiro profundo, ella se frotó la barbilla:

‒ Ok, ¿cómo voy a...?

‒ ¡Popó! ‒ continuó Lily.

De nuevo, la hermana mayor se volvió hacia la beba con confusión, quien comenzó a ponerse de pie en su silla y alzó las manos mientras abría y cerraba sus dedos en dirección hacia la consola de control, lo cual indicaba sólo una cosa:

‒ ¿Quieres que te ponga en la consola?

A lo cual, la niña asintió con la cabeza:

‒ ¡Popó!

Así, continúo con un montón de palabras de bebé al azar.

‒ ¿Y quieres que ayude a Lana, Lisa y Leni, mientras ayudas a Lola? ‒ continuó Lori, haciendo una inclinación con la cabeza.

Por un momento, la hermana mayor dudó, soltando un aire contenido y apartando ligeramente la mirada hacia las pantallas. Sabía que había cometido varias tonterías en su vida, pero poner a una beba al mando de una consola de controles mientras ella arreglaba las nuevas situaciones que habían surgido ya era algo descabellado.

Sin embargo, volviendo a ver a su hermanita, algo le decía que era lo correcto. En especial, cuando su hermanita se puso en postura de soldado dando un saludo...

‒ No tengo elección, ¿verdad? ‒ exclamó.

Luego, tras otro respiro hondo, se puso de pie. ‒ Muy bien, entonces... ‒ ella recogió a su hermanita, junto con su silla de bebés, y la metió en su lugar.

Así, inmediatamente Lily se puso a trabajar, cambiando el canal hacia Lola y hablando:

‒ ¡Popó! ‒ exclamó, junto con su jerigonza de bebé, mientras Lori salía del búnker para ayudar a Lisa y Lana.

Lola se esforzaba por llevar todo el peso de toda la decoración de fiestas que había adquirido. Sí, comprarlo todo le costó cada centavo precioso en ganancias de concurso, pero si esto era para su único hermano, bueno... ella no querría decirlo en voz alta, pero hizo una excepción por complacer y ver feliz a su hermano.

Pero ahora, iba a sufrir más, cuando tenía que replicar cuando le llamaron por medio del walkie-talkie. Tomó tiempo, pero al fin logró acomodar las bolsas con toda la montaña de cosas a uno de sus brazos y alcanzó el dispositivo de comunicación para responder:

‒ ¿Lily...? ¿Qué... está pasando?

En un principio, se sorprendió al escucharla en lugar de Lori, pero decidió ignorar ese aspecto y concentrarse en las frenéticas llamadas de su hermanita.

‒ ¡¿Qué quieres decir con que Lincoln está a punto de verme?!

La joven inmediatamente comenzó a mirar a su alrededor, permitiendo que su mirada cayera sobre su único hermano que salía de la tienda de cómics.

‒ Gracias, chicas... ‒ dijo el chico con una ligera decepción.

Sí, estaba agradecido, después de todo él aprendió a estar en una familia tan grande como la suya. Sin embargo, no podía evitar sentir la forma en que lo hacía después de visitar la tienda de cómics.

Luego de salir de allí, metió el cómic en uno de sus bolsillos:

‒ Entonces, ¿a dónde vamos ahora?

‒ Bueno, ¿qué tal si...? ‒ comenzó Luna, sólo para que Lincoln la interrumpiera.

‒ Oigan, esperen, ¿esa es Lola?

Inmediatamente, los ojos de Lola se abrieron de par en par:

‒ ¡Ay, eso es lo que querías decir!

Inmediatamente, la joven se metió en una tienda cercana, con la esperanza de que el joven no la viera, pero lo hizo.

‒ ¡Oye, espera!

De ahí, Lincoln le dio la persecución, con la esperanza de alcanzar a su hermana menor. En respuesta a lo que estaba ocurriendo, la pequeña Lily cambió de canal y comenzó a gritar órdenes a otras personas que aún no abandonaban el centro comercial, comenzando a recibir una replicación que rosaba entre la confusión y la desesperación:

‒ ¿Qué? ¿Quieres que volvamos, Lily?

‒ ¡Popó! ‒ respondió la beba, seguido por más galimatías infantiles, tratando de dar a entender lo que quería que hicieran éstas personas.

Acto seguido, Lynn y Lucy se volvieron de inmediato las miradas y asintieron con concordancia, antes de volver corriendo al centro comercial.

Mientras tanto, Lola hizo todo lo posible para mantenerse por delante de su hermano, a pesar de que sus manos llenas y sus piernas cortas ya se estaban cansando.

"¡Vamos Lola, se supone que es una fiesta sorpresa! ¡Esto tiene que ser una sorpresa!", ella pensaba frenéticamente, mientras giraba las largas esquinas en la tienda de ropa en la que se había escabullido, esperando que el odio de Lincoln por las compras de ropa lo mantuviera alejado.

Para su consternación, no lo hizo.

‒ ¡Rayos! ¡¿Adónde puedo correr?! ‒ Lola le susurró a nadie en particular, antes de que ella atornillara otro pasillo... sólo para encontrar una pared de estantes llenos de zapatos. Temerosamente, escaneó su entorno, esperando alguna manera de escapar, pero no pudo encontrar ninguna.

‒ ¡Lola! ¡Por favor, ya no corras! ¡Sé que estás aquí! ‒ gritó Lincoln, antes de atravesar los pasillos en busca de su hermana.

"¡Diablos! ¡Estoy atrapada!", pensó Lola, retrocediendo mientras lo hacía.

"¡Esto está mal! ¡La sorpresa está arruinada!"

Inmediatamente, el respiradero se abrió, y Lucy descendió con Lynn sosteniendo sus piernas:

‒ ¡Ven conmigo si quieres vivir! ‒ ella ordenó, con su característica monotonía.

Lola no perdió tiempo para pensarlo. Agarró a su hermana gótica de sus manos y, con eso, Lynn levantó al dúo, asegurándose de traer todos los suministros de la fiesta con ellas mientras lo hacía. Y justo a tiempo también, ya que en el momento en que ella estaba fuera de su vista, Lincoln pasó por la esquina que Lola había estado atrapada, y al ver a nadie allí simplemente suspiró en la derrota:

‒ ¡Rayos, no está aquí!

Entonces, se volvió rápidamente y corrió, sin duda para continuar la persecución.

Mientras tanto, Lily se recostó y se secó el sudor que estaba fluyendo de su frente.

Muchas veces, cuando uno quiere realizar algo que ha planeado de una manera más o menos meticulosa, el hecho es que, queramos o no, la vida nos mantendrá inmiscuidos en algo inesperado. Lori, sin embargo, jamás se imaginó que tendría que lidiar con una amaneza mostruosa, literalmente hablando...

‒ ¡Cómete esto, Basu! ‒ gritó Lori mientras se agachaba y rodaba bajo la bestia de basura que amenazaba a sus hermanas, y disparándole con un arma cuya creadora era particularmente bien conocida ‒ JA... ¡Excelente cañón congelador, Lisa! ¡Funciona bastante bien!

‒ ¡Gracias! ‒ gritó Lisa cuando el brazo que Basu la había retenido se congeló y se interrumpió, liberándola de sus garras.

‒ ¡Sí! ¡Ahora ayuda aquí, por favor! ‒ agregó Lana, antes de que Lori se levantara de un salto y apuntó otra volea.

‒ ¡Oye, Basu!

El monstruo de basura lanzó sus tentáculos de basura a ella en respuesta, mientras rugía de rabia.

‒ ¡Será mejor que te enfríes! ‒ exclamó Lori, antes de poner al rayo congelador a la máxima potencia y disparar, y envolver a la bestia en una nube de hielo, congelándolo hasta la sumisión, y liberando a Lana de su agarre.

Rápidamente, el trío se sacudió el polvo resultante, con Lori mandando:

‒ Muy bien. Será mejor que arreglen este problema y los demás daños, sólo tenemos unas horas antes de que regresen.

‒ Gracias, Lori. ‒ declaró Lana, antes de que la mayor corriera hacia la cocina para ayudar a su hermana menor con el pastel. Y la escena que encontró no era prometedora.

Sin embargo, en lugar de lo que uno esperaba, la cocina está relativamente bien, excepto por el pastel desastroso que Leni había hecho.

Para cuando Leni se dio que Lori se encontraba en el umbral de la puerta con una ligera mirada en shock, sabía que tenía que darle una explicación al respecto... ¡Vaya cosa difícil para ella!

Sin embargo, antes de que exclamara palabra alguna, Lori le hizo un gesto con la mano para que se detuviera, tomó una respiración profunda y aseguró el cañón congelador a sus espaldas:

‒ No te preocupes, Leni.

‒ ¿En... en serio? ‒ preguntó la muchacha más joven.

‒ Sí, debería haber estado aquí para ayudarte. ‒ Lori entonces se acercó y tomó el plato de su hermana y lo desechó, antes de agarrar nuevos ingredientes.

‒ ¿Qué tal si hacemos este pastel juntas?

‒ ¿De verdad?, ¿vas a cocinar conmigo? ‒ Leni chilló de alegría.

Lori le sonrió.

‒ Por supuesto, aunque no soy demasiado creativa con mis platos. Sin embargo, hay que intentarlo, ¿no?

Y con eso, el dúo se puso a trabajar haciendo el pastel de cumpleaños de Lincoln.

El día se convirtió lentamente en un atardecer placentero a la vista. Apenas se podría decir que Lincoln pudo disfrutar de la salida con sus hermanas. Sí, hubo un momento en el que le dejaron decidir a los lugares que él quería ir y le permitieron acercarse a lo que quería ver; sin embargo, a pesar de que incluso le invitaron a salir y a sugerir qué comer debido a la relegación accidental de su cumpleaños, en sí el recorrido por el centro comercial fue igual de aburrido, al final resultó que sus hermanas terminaron por arrastrarlo a las tiendas que ellas querían visitar.

Obviamente, el chico ya sabía desde el principio que la visita al centro comercial no iba a ser fácil, pues cada vez que acompañaba a sus hermanas siempre terminaba en condiciones extenuantes debido a que lo utilizaban como modelo para ropa nueva o, a menudo, lo ponían a cargar una parte de la mercancía que obtuvieron.

Aún así, al muchacho le resultó algo extraño el que sólo tuvieran que caminar por horas y sólo salieran del lugar con un nuevo número de Ace Savvy como un regalo para Lincoln, y algunos materiales para sus escuelas respectivas. El paseo resultó ser más tranquilo de lo que esperaba, lo único que varió en esa caminata eran unas ligeras conversaciones con sus hermanas mayores, o incluso uno que otro chiste malo de Luan que se añadía a la mezcla.

Sin embargo, a pesar de que la mayor parte del tiempo se sentía un tanto agradecido de que al menos Luna y Luan fueron las que se sintieron

‒ Oye... Lamentamos que tu cumpleaños fuera tan tranquilo, hermano... ‒ dijo Luna, mientras el trío se acercaba a la puerta principal.

‒ Está bien ‒ respondió Lincoln, sosteniendo el cómic mientras lo hacía. ‒ ¡Al menos tengo este cómic tan cool!

‒ ¡Sí! ¡Realmente eres un cómico, Lincoln! ‒ declaró Luan entre risas, mientras abría la puerta.

Y cuando la puerta se abrió, el chico se extrañó al ver a todas sus hermanas aparecer a la vista, antes de que Luan y Luna corrieran delante de él.

‒ Pe... ¿Pero qué?

Los ojos de Lincoln se abrieron de improvisto ante la escena que tenía: la sala estaba completamente decorada con listones y globos de distintos colores. Antes de que lograra decir algo, las chicas gritaron al unísono:

‒ ¡Sorpresa! ¡Feliz cumpleaños, Lincoln!

‒ ¿De verdad pensaste que habríamos olvidado tu cumpleaños? ‒ Lori se rió entre dientes, antes de Lynn y Lucy corrieron hacia adelante con una caja de regalo en sus manos.

‒ Quieren decir que... ‒ Lincoln tomó la caja en la mano, con la incredulidad llenando su cuerpo.

‒ Así es... lo recordamos. ‒ exclamó una Luna vivaracha, cruzando los brazos ‒ Sólo estábamos haciendo nuestro mejor esfuerzo para mantenerlo como una sorpresa.

Lincoln no sabía cómo reaccionar ante tan vivaz situación. Pero, al menos ya sabía que contestar, por lo que le dirigió una sonrisa a sus hermanas y dijo:

‒ Gracias...

Entonces, Lana, quien se encontraba sentada en las escaleras, corrió para unirse al grupo:

‒ ¡Bueno, pero no nos dejes en suspenso, Lincoln! ¡Abre tu regalo!

Sin abandonar su sonrisa y con una respiración profunda, Lincoln arrancó el papel de envoltura, revelando... ¡el mismo paquete de coleccionista que había visto en la tienda de cómics!

En ese momento, su cara mostraba unos ojos bien abiertos y una boca algo abierta que hacía una leve y profunda respiración, mientras su corazón latía con mucha intensidad:

‒ ¡¿Esto... es... en serio?! ‒ exclamó de manera sorprendida, mientras volvía a levantar la vista hacia sus hermanas.

‒ Todos contribuimos. ‒ sonrió Lynn. ‒ Era lo menos que podíamos hacer.

Lori se acercó y se puso en cuclillas en frente de él.

‒ El mejor regalo... ‒ comenzó, mientras le sonreía. Luego, apretándole una de sus mejillas, le dijo: ‒...para el mejor hermano que podrían tener diez hermanas.

Luego, tras levantarse de nuevo, le abrió paso a su hermana Leni, la cual avanzó con un pastel, que si bien era de un tamaño promedio estaba ampliamente decorado:

‒ ¡Además, también te hicimos un pastel!

Si se podría utilizar una palabra para describir la sensación por haber sido sorprendido de la forma más agradable posible, el muchacho simplemente se quedó indeciso ante esa iniciativa.

Por un breve momento, paseó con una oscilante mirada de confusión entre sus hermanas y los detalles de su fiesta, preguntándose el cómo lo lograron.

De repente, sintió un leve agarre en su pierna derecha. Era su hermanita Lily, quien con su característica mirada alegre exclamó su nombre, junto con un conjunto de galimatías que trataban de emular una especie de felicitación, antes de romperse en un pequeño ataque de risa.

Por un lado, el chico aún se sentía algo desconcertado, pues el simple hecho de toparse de forma sorpresiva con un esa clase de regalo de cumpleaños era algo inclusive extraordinario para el panorama que él sentía en la casa Loud, lo cual lo dejaba pasmado en las más posibles posibilidades en las que él podía comprender en cómo lograron hacer que un día tranquilo y aburrido culminara en una fiesta sorpresa simple y agradable.

Sin embargo, eso quita el hecho de que también sentía un júbilo casi arrasador en su cuerpo, no sólo porque sus propias hermanas le habían obtenido el regalo de la tienda que tanto había deseado, sino que también le habían preparado algo mejor que eso: una fiesta dedicada a él, una a la cual le habían dedicado mucha dedicación, para así darle una muy buena impresión de una buena vez.

Simplemente, no lo resistió más. Lincoln amplió su sonrisa aún más que antes, dirigiéndose a sus hermanas con una voz algo cortante:

‒ Gra... gracias chicas, ¡las amo a todas!

Si las lágrimas de alegría contenidas no hubieran sido suficientes, los hermanos Louds se dejaron atrapar en un abrazo grupal. Incluso Leni, quien apartó el pastel en la mesa central de la sala, quería unirse a la reunión cálida.

De más estar decir que el panorama del resto de la fiesta fue simplemente alegre, pero lleno de actividades divertidas, siendo el sople de las velas algo que concluyó con una solo canto melódico familiar, deseándole al único hermano varón un cumpleaños feliz y sencillo:

‒ Feliz cumpleaños, Lincoln. ¡Feliz cumpleaños a ti!

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