13 (Epílogo)
Camila:
—Listo, chicos. El tiempo acabó ¿Pudieron terminar algo de lo que tenían en mente? — Le pregunté a todos los estudiantes que estaban en salón de artes. Todos asintieron y sentí un alivio dentro de mí. Es bueno llegar temprano a casa.
Es importante para Lauren y para mí que todos se sientan cómodos en el lugar, queríamos que se sintieran en casa y que vieran la oportunidad como algo valioso y de calidad.
Lauren hace un par de años decidió crear una fundación dedicada a todos los artistas de temprana edad, entre los cinco a los trece años que tenían el talento pero no el dinero suficiente para poder costear clases particulares de artes.
A primera vista no me impresionó, el corazón de Lauren es uno de los más puros que he conocido en mi vida. Es una de las razones del por qué la amo. Es caritativa, amable, carismática, amorosa y está su parte empoderada que no deja que nadie destroce su espíritu, talento y forma de amar.
Lo que si me impresionó fue su determinación a hacerlo en ese momento. Nuestras vidas eran un caos. Lauren en ese momento se estaba preparando a un viaje a Pensilvania por una llamada que le hicieron informándole de tres adolescentes en proceso de parto que estaban en la calle y no tenían recursos para dar a luz.
Que si, es otra de las fundaciones que Lauren creó.
Yo estaba en la publicación de la parte dos de mi libro de poesía moderna, cosa que no fue fácil con la editorial y todas las personas esperando una parte de romance luego de que decidí que mi primer libro fuese dedicado a mis años amando a Lauren en secreto y luego destrozándome por no tenerla.
A pesar de tantas cosas, decidí apoyarla y comenzar a llamar a nuestros contactos para darle vida a su idea.
Porque sabía su propósito. Sabía su amor por un mundo ya muerto mientras que el mío estaba vivo, ya que es ella.
Revisé cada escultura que hicieron los niños. Son increíblemente talentosos.
Unos decidieron hacer a sus personajes favoritos mientras otros algo que les recuerda a las personas que aman.
¿Ven lo importante que es el arte?
—Hicieron un trabajo hermoso, como siempre. Estoy orgullosa y estoy segura que Lauren va a llorar cuando vea esto. — Mencioné para todo el salón. Los padres de los niños que llegaron se rieron, sabiendo que no decía más que la verdad. — Nos vemos el próximos viernes.
Me despedí de todos, sin antes avisarles a los trabajadores que al cerrar todo el edificio me envíen un mensaje para verificar que todas las alarmas y cámaras estuvieran encendidas.
Corrí por todo el estacionamiento hasta encontrar mi scooter. Lauren la odiaba, yo la amaba. Mi novia dice que es un riesgo. Cada vez que puede llevarme en su auto, lo hace pero no me importa mucho ya que eso siempre termina en un auto alejado de la ciudad y nosotras teniendo relaciones.
¿Quién soy para enojarme?
—¡Lauren! — Grite su nombre para verificar que no estaba en el apartamento. Sonreí al escuchar silencio.
Corrí a nuestra habitación, específicamente a nuestro armario dónde saqué la pequeña caja que Lauren no puede tocar por nada del mundo y yo no puedo tocar su pequeña caja ''oculta'' en nuestro baño.
La gran historia se resume en que yo no puedo agarrar su marihuana y ella no puede tomar mis tampones extra sensibles.
Abrí la caja y sonreí al ver el papel arrugado a lo ultimo de ella. Saqué los dos paquetes de tampones y los coloqué en el suelo. Sonreí al terminar de leer la lista con la mayoría de las cosas cumplidas.
Solo faltaban dos y una de ellas la cumplo hoy.
Ordené todo en su lugar, dejando la hoja de papel conmigo en el bolsillo y corrí a la cocina. Comencé a lavar mis manos y a cocinar. Todos los días se me hacia divertido verme en esta faceta. Mi madre cada vez que visitaba se burlaba de mis momentos adolescentes cuando me daba miedo hacer palomitas en el microondas y jurar que nunca cocinaría en mi vida.
Mi miedo por el humo y las cosas calientes era real.
Lauren no estaba conmigo porque hoy era un festival en la escuela de Nella y ella se presentaría en uno de los shows. Hubiera amado estar ahí pero alguien debía supervisar la fundación y Ally tampoco estaría.
El sonido de las llaves en el cerrojo y la puerta abriéndose me sacó de la tristeza momentánea por no poder estar ahí para Nella.
—¡¿Camz?! — Escuché a mi novia llamarme.
—En la cocina, amor. — Me apresuré a apagar todo en la cocina y caminé hasta la entrada. Al ver al amor de mi vida sentí todo mi cuerpo en una nube, sin peso alguno, sin nervio alguno.
Lauren estaba como una loca hablando mientras se quitaba su bolso, dejaba las llaves en la mesa de entrada y quitaba sus zapatos.
No sabía que decía, solo estaba detallandola.
—Entonces ella hizo un salto que la verdad no sé como un cuerpo de una semi adolescente puede hacerlo. La admiro, Camz, en serio. — Se quitó la camisa. — Ella solo saltó, tuvo un aterrizaje perfecto y nos sonrió. — Se quitó el pantalón. — ¿Te molesta que deje la ropa tirada en el piso mientras llego a la habitación? — Me miró preocupada y yo negué. Era muy raro cuando hacia eso, eran momentos específicos. Por ejemplo: Ahora está nerviosa por la cena, pensando que llegó tarde.
La conozco.
—No me entrecierres los ojos así, cariño. No quise llegar tarde. — Hizo un puchero y me besó los labios rápidamente mientras caminaba a la habitación.
—Si tuvieras un scooter, no estarías diciendo esto. — Paré mi caminata hasta ella apenas mencioné el vehículo en particular. No había puchero, ahora solo un rostro serio.
—Sabes que la respuesta es un no.
—Pero-
—No, Camila.
—Ya, está bien. Voy a la cocina por vino.
—Buena chica.
—¡Hey! — Repliqué al sentir una nalgada en mi trasero y de lejos escuché su risa.
Ordené la comida y el vino junto a dos copas de vidrio en nuestra mesa. Serví la bebida mientras la escuchaba hablar en nuestra habitación mientras se cambiaba.
—Estoy muy orgullosa de ella, es una niña muy fuerte y la admiro, de niña yo quería estudiar ballet pero tuve miedo de lo que las personas dirían y si me lastimaba.
La entendía, cuando pasamos de niños a adolescentes nuestra seguridad baja notablemente. Es como si la vergüenza y el miedo se desbloquean a cierta edad, cosa que es horrible y que Lauren y yo pasamos por eso múltiples veces.
Lauren salió con un short de playa, una camisa hogareña beige y un moño para nada desarreglado.
—Huele delicioso. Mamá me ofreció comida unas cuatro veces al llegar a su casa y otras cuatro después del acto de Nella. Nunca entendió que tenia una cita no cita contigo. — Reímos. Clara era muy insistente con Lauren respecto a su salud. Ella sabe el trabajo que carga Lauren y si no soy yo llamándola para recordarle que tiene que comer, es Clara.
—Hice solo una pasta a la carbonara porque pensé que estarías aquí apenas comenzara a sazonar las cosas pero te tardaste y solo la estuve calentando por un momento hasta que llegaras. — Lauren hizo una mueca al oírme mientras se sentaba. Tomé la botella de vino y lo comencé a servir en ambas copas.
—Te juro que no quise llegar tarde.
—Lo sé, cariño. No lo dije para hacerte sentir mal.
—Es que había mucho tráfico, en serio.
—Lo-
—No comiences por ahí. Sabes que he tenido relaciones toxicas que no me han dejado surgir y-
La miré raro al igual que ella a mí. Todo en la mesa fue silencio neutro hasta que comenzamos a reír fuerte.
—¡Tienes que hacerlo más convincente!
—¡Lo sé, lo sé!
—Soy la única relación que has tenido, idiota.
Al decirlo ella comenzó a reír más fuerte al igual que yo. Era inevitable tener este tipo de momentos cuando estás con tu persona.
—En fin, — Dijo ya calmada. — Te amo mucho. — Se levantó de su asiento para darme un beso corto, tomó su copa con su asentimiento de agradecimiento y bebió un poco mientras se sentaba.
—También te amo, amor. — Le guiñé un ojo. — Hablando de amor...
Saqué la hoja que tenia en mi bolsillo y la coloqué en el medio de la mesa. Lauren frunció el ceño al ver el papel.
—¿Es lo que yo creo que es? — Preguntó.
—Aún necesitábamos tachar algunas cosas, decidí guardarla para ver nuestro progreso. Hace unos meses mientras limpiaba el desastre que dejaste, vi la lista y me di cuenta que nos faltan dos cosas que tachar allí. No sé si estamos listas para un bebé pero te aseguro que estoy lista para ser tu esposa. Lauren Michelle, ¿Quieres ser mi esposa? — Saqué el anillo que cargaba en mi otro bolsillo.
Mi novia lloraba mucho. El llanto duro un tiempo, ¿Hice algo mal?
—¿Có-cómo es que ese anillo no estaba en tu cajita?
—¿Qué? — Pregunté sorprendida. — ¡¿Usaste mi cajita?!
—No fueron por los tampones, lo juro. O sea, sí ¡Pero no! Últimamente he estado pendiente de la lista y de las cosas que nos faltaban por hacer y me llenaba de orgullo cada vez que leía lo que ya hicimos y...
—¿Y?
—La última vez necesité un tampón, lo juro.
—¡Pero Lauren! — Me quejé.
—Calla, sé que usaste mi marihuana y no te dije nada. — Sentí mi cara comenzando a ponerse roja en ese momento.
—Necesitaba bajar el estrés.
—Y yo necesitaba no mancharme.
—¡Ya, bien! — Grité, buscando una tregua. Ella rió.
—Por eso me quiero casar contigo, idiota.
***
Esto es para lo están y para los que no. Se merecían un epílogo.
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