10
Caminé de un lado al otro impaciente. Puedo decir fielmente que ya no tengo uñas que morder, estaba que me comía la carne alrededor.
Hace unas horas atrás llegó Luna, la novia de Ally. Era una hermosa pelirroja de ojos marrones que hacía muy feliz a mi hermana y se notaba a leguas pero eso no es lo importante.
Lo importante es que era la hora de enfrentar mis sentimientos hacía Camila. Es una tortura no estar a su lado, no escuchar su risa o ver como baila mientras come algo que le gusta. La extraño más de lo que puedo extrañar cualquier feria de ciencias.
Y eso es mucho.
—¿Por qué no simplemente le haces un vídeo cursi pidiéndole perdón? Eso funcionó con Luna cuándo accidentalmente se me olvidó comprar sus velas aromáticas sabiendo que se vuelve loca si no las tiene.
—Tú y yo sabemos perfectamente que no las compraste porque odias el humo en la casa, Allyson. No mientas.
Decir que mi hermana y su novia eran tiernas juntas era poco. No pasaron dos días de que Ally les contó a mis padres su situación con Troy y su actual vida amorosa cuándo ya ellos exigían conocer a su novia.
Ya una semana se había cumplido desde el acto de rebeldía de Camila y sus amigos con Blake. Una semana desde que las clases habían finalizado y solo faltaba la fecha de la ceremonia de graduación. Una semana desde que sentí que había perdido al amor de mi vida y también una semana desde que descubrí que efectivamente quiero un futuro con Camila.
~~~
—¿Qué es lo que sabes Dinah Jane? — Actué rápidamente agarrando el brazo de mi mejor amiga con fuerza y obligándola a sentarse a mi lado en la cama.
—¡Auch, auch, auch! ¡Suéltame que me duele! — Entrecerré los ojos buscando alguna mentira en sus expresiones pero no conseguí nada. La solté.
—¿Puedes contarme que pasa?
Los siguientes veinte minutos estuve atenta a cada palabra que salía de la boca de mi mejor amiga. Mi mente en todo el trayecto estaba en blanco, sin saber que decir o pensar. Pero mi corazón era lo opuesto, él estaba saltando de la felicidad con cada palabra mencionada como un cuento de hadas.
Camila me amaba.
Camila me amaba desde que tiene trece años.
Camila se cambió de secundaria por mí.
Camila hizo una lista para enamorarme.
Camila siempre estuvo para mí.
Pero Camila ya no me dirige la palabra.
Camila me ordenó que la dejara en paz.
Camila ya no me ama.
—Lauren ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras así? Mi intención no es que te pusieras triste, era lo opuesto. Necesito que estén juntas. Ustedes se aman y son tal para cual y para ser honestas, ya necesito un tiempo a solas con Normani sin dramas.
—Camila ya no me ama, Dinah. Estropeé todo. — Enseguida sentí todo su cuerpo acobijarme.
—Si lo estropeaste, tienes razón. — Me deshice del abrazo. La fulminé con la mirada. — Pero no del todo. Sé que ella todavía te ama y quiere estar contigo, solo que es una mujer muy orgullosa cuándo sus sentimientos fueron heridos.
—No hagas eso.
—¿Qué?
—Darme falsas ilusiones para que corra por ella. No cuándo volvió con su ex. — Fruncí el ceño.
—¿Quién?
—Ariana. Tú me lo contaste. — Dinah se comenzó a reir escandalosamente. Me crucé de brazos esperando que dejara su ataque de risa pero al no hacerlo, decidi callarla dándole un golpe. Uno que no pasó porque saltó de su lugar y me hizo una señal de advertencia con sus brazos apuntando en mi dirección. — Ni te atrevas ¡No cuándo soy la salvación Camren!
—¡YA CUENTA TODO! ¿QUIÉN ES ESA MALDITA MUJER?
—Soraya, debes calmarte. — Rió. Dejó de hacerlo al instante en que busqué de acercarme de nuevo para un golpe. — Ya, entiendo. No estás para bromas. — Bufó. — Toma asiento o no te explico. — Abrí mi boca para decir algo pero ella levantó una ceja y lo único que pude hacer es hacerle caso. Me senté de nuevo en la cama. — Ariana no es ex de Camila, de hecho, jamás se vieron como algo más ¿Es que acaso eres tonta? Mi prima está enamorada de ti desde que entró en la pubertad, prácticamente. No ha tenido ojos para más nadie, solo para ti.
—¿Y las mujeres con las que se iba después de clases?
—El único beso que se dio fue con la porrista y era porque estabas allí actuando muy feliz con Blake. Ya te lo dije, es orgullosa.
—Pero-
—Pero nada. Confio en ella y en todo lo que me contó. La mujer no te ha sido infiel jamás y eso que no son algo.
—La porrista-
—¡La porrista nada! Ya olvídate de eso.
—Jamas lo haré.
—Si debes ¿Y sabes por qué? Porque tienes que hacer de Camila Cabello tu mujer.
—¿Y cómo hago eso? — Incliné la cabeza confundida.
—Toma lápiz y papel, Gasparín.
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‘’Operación Camren’’ — Escrito por la bella, hermosa, madrina de los niños Jauregui Cabello y futura esposa de Normani, Dinah Jane Cabello Hansen. (Tachar esto cuándo Dinah se distraiga con su teléfono)
1. Lograr que Camila te dirija dos oraciones dónde no te mande a la mierda, aunque sea.
2. Demostrarle que te importa tanto sus gustos como sus sentimientos.
3. Ganarte a su familia.
4. Mostrar que no eres una imbécil (No soy una imbécil)
5. Hacer que Camila vea que sí estás enamorada de ella.
6. Ser novia de Camila.
7. Casarte con Camila.
Tener una hija y ponerle el nombre Dinah Jane en agradecimiento. (Eso no va a pasar ni en mil años aunque esté dopada)
—Esa es la lista que Dinah y yo construimos hace unos días. — Dije viendo resignada la lista sabiendo que no me había atrevido a tan siquiera llamarla por teléfono. — Y ya lo primer de por si es complicado. El día que me defendió le fui a agradecer y me dijo que no todo era por mí.
—Pero todo sí fue por ti. — Afirmó mi hermana. — Ya, deja de hacer puchero y de comerte las uñas y ven a sentarte con nosotras. Te vamos a ayudar, también mereces amor y sé que Camila quiere dártelo.
Hice un último puchero y me senté en medio de ellas en el sofá.
—Ally tiene razón. — Hasta yo me sonrojé con la mirada que le dio Luna a mi hermana. Demonios. — Puedes unir la segunda instrucción con la primera.
—¿Cómo? — Pregunté confundida.
—¿Por qué no le llevas cosas que a ella le gusten? Es probable que baje la guardia en el momento que vea los detalles que le tienes y luego con alguna platica pueden discutir sobre sus sentimientos.
~~~
Día 1
Camila:
—Buenas tardes, señor Cabello ¿Está Camila?
Salté del taburete de la cocina apenas escuché la voz de Lauren. Mi cuerpo se sentía tan tenso y mi corazón acelerado. Quería correr hasta dónde estaba ella y abrazarla pero otra parte de mi quería rechazar esos impulsos. Las clases terminaron y eso significaba que tanto ella como yo tomaríamos caminos diferentes y parte de eso era aceptar que fracasé. Me había tardado tanto en mover mis fichas y cuándo lo intenté ya era muy tarde.
—Si mija, pas-
—¡NO!
Corrí como loca por toda la casa esquivando a Sofi caminando por el pasillo con algunos platos. Ella me miró con enojo pero solo pude encogerme de hombros y seguir corriendo hasta la entrada principal encontrándome con mi padre sosteniendo la puerta entreabierta y por una esquina de sus hombros podía ver el principio de la frente de Lauren sobresalir.
—¿Dijiste algo antes, mija? — Mi padre me miró confundido apenas me posicioné a su lado y buscaba de respirar adecuadamente y mirando al techo.
—Que no es necesario que Lauren ent-tre, podemos hablar aquí.
—¿Ah sí? ¿Y sobre qué si ya las clases terminaron?
—Papá, por favor…
—Ugh, ya uno ni tiene control sobre su propia casa. Uno quiere vigilar que su hija no ande de besucona pero ni quiere que uno sepa de ella. ¿Qué hice yo pa-
—Papá, te entiendo perfectamente cuándo hablas en español. — Volteé mis ojos viendo la dramatización de mi padre.
—Entiendo español, señor Cabello.
Miré con sorpresa a Lauren notando que hablamos al mismo tiempo y en el mismo idioma.
—Ja, ni que me importara mucho.
—¿Qué deseas, Lauren? — Le pregunté luego de que internamente me tomé el valor para mirar al frente.
Conocía a Lauren más de lo que me conocía a mí misma. Sabía que estaba nerviosa y ocultaba algo, lo cuál se veía hermoso en ella. De hecho, todo de ella lo era pero todavía no entendía que hacía en mi hogar y con una cajita.
—Entiendo que estés enojada conmigo por todo lo que ha pasado pero necesito que me escuches, necesito que me veas, necesito que entiendas que yo también estoy sufriendo pero antes de, te recordaré lo valiosa y maravillosa que eres siempre y que he escuchado cada palaba que dijiste en nuestros momentos juntas.
Las palabras de Lauren me pegaron como cualquier disparo podría pegarle en el pecho a un vaquero luchando por su damisela en peligro. Era fuerte pero reconfortante. La mujer frente a mí extendió la cajita y con las manos temblorosas la tomé.
—Es un pequeño recordatorio. No te estoy comprando, lo prometo.
Al abrir la pequeña caja abrí mi boca por la sorpresa. Aquella caja contenía un conjunto de al menos diez lazos de diferentes colores y tamaños. Eran tan únicos y hermosos.
—Sé que llevas un tiempo sin usarlos. Lo que quiero que veas con esos lazos es que si te recuerdo. Recuerdo nuestro pasado en las reuniones familiares y recuerdo que siempre llevabas uno por más que vestías de pijama. Siempre los usabas.
La mención de Lauren me golpeó. Los recuerdos me llegaron como fotografías en mi cerebro. Fotografías para nada buenas y que no me hacían sentir a gusto. Fotografías dónde recordaba como Lauren se paseaba con Blake en los pasillos, haciéndome sentir invisible y con un gran dolor en el pecho. Fotografías dónde me sentaba en las reuniones familiares y la observaba y maravillaba con cada sonrisa ligera que daba pero que sonrisas que nunca me dio. Ojos que nunca me vieron, palabras que nunca se dijeron. Fotografías de una Camila tonta.
—Mira, Lauren. Aprecio el regalo, sé que a Sofía les gustará y los apreciará más que yo. Ya que no los uso más. Tus palabras, no las mías.
Quise matarme en ese mismo instante en el que los ojos verdes y brillantes de Lauren cambiaron a unos grises opacos.
Lo siento.
—N-No me voy a rendir, Camila. — Dijo con dificultad.
—¿Segura?
—Muy segura. Soy una Jauregui.
Iba a responderle pero no pude ya que me dio la espalda, subiéndose a un auto donde no pude ver quién lo conducía y no me miró más.
—¿En serio son para mí, Kaki? — Pegué un pequeño susto al escuchar la voz de Sofia. Me volteé para mirarla al lado de mis padres, quienes a pesar de tener los brazos cruzados en señal de enojo -probablemente por mis palabras a Lauren- tenían una expresión de compasión.
—Si le das esos lazos a Sofía sabes que no hay vuelta atrás. No permito que los regalos sean quitados. — La postura de mi madre fue dada a través de sus palabras.
—Yo-
~~~
Día 2
Al día siguiente me tocó cuidar a Sofía. Era casi una recién graduada en vacaciones y eso para ellos era una niñera a tiempo completo y sin paga. Genial. Estábamos por ver una serie cuándo el timbre de la entrada principal sonó.
—¡Iré contigo! — Gritó Sofía.
—¿Y si vienen a matarme? — Dije levantando una ceja. Amaba darle pequeños sustos.
—¡Muero contigo! — Rodé los ojos.
—Hola de nuevo. — Lauren saludó apenas abrí la puerta. — No quiero armar un escándalo como ayer, solo es mi acto de presencia. Esto… — Me tendió una caja larga color negro. La tomé. — Es para que sepas que tengo presente tu amor por el chocolate. Los necesitas en cada momento pero más cuándo estás triste. Camila, yo quiero ser tu chocolate. Quiero estar presente y que me necesites en cada momento. Más, claro, cuándo estés triste.
Dios, la amo tanto. Me acerqué para darle un abrazo cuándo sentí que me jalaban hacía atrás.
—Kaki ¿Me los regalarás? — Fruncí el ceño. Me había arruinado el momento.
—¡Jamás!
—¡Entonces termina esto que quiero ver la película!
—Pero-
—¡La película, Kaki! — Sofía determinó caminando a paso lento hasta la sala.
—Lo siento, ella no es así. — Me disculpé rápidamente. Lauren sonrió tan hermosamente que la quería besar ahí mismo.
—Lo entiendo y no importa, es mi momento de irme.
~~~
Día 3
—¡Camila mija, baja a comer!
—¡No quiero! ¡Son anchoas!
—¡Pero las anchoas son buenas para el cuerpo!
—¡Para el tuyo, no para el mío!
—¡KARLA CAMILA BAJA YA!
Resoplé. Salí de mi habitación y bajé las escaleras perezosamente. No quería comer aquello. Doblé hasta el pasillo para ir al comedor pero el timbre de la entrada sonó.
—Hola de nuevo, de nuevo. — Sonrió como una niña alegre. Contagiándome de eso.
—No te esperaba por aquí.
—Dije que lo haría hasta que me dejaras hablar ¿No? Pues aquí sigo.
—Tienes oportunidad de hablar ahora y no lo haces.
—No lo haré aquí y no es el momento.
—¿Cuándo lo es?
—Cuándo dejes de estar a la defensiva por cada cosa que digo.
—Ayer no lo estuve.
—Por tres segundo no.
—Claro que-
—Como sea. No quiero discutir. Solo te quiero contar sobre esta pizza genial. — Me tendió la caja de pizza. La miré a ella y a la caja dudosamente. — Vamos, sé que la amarás. — La tomé con recelo. — Es raro conocer a una persona con gustos extraños de comida, se me hacía asqueroso hasta que te conocí a ti y a tu apasionada manera de hablar de tus gustos.
—¿Qué es?
—Descúbrelo por ti misma. Debo irme, es día de tía y sobrina y si me tardo más hay una penitencia. Créeme, no quiero aquello.
Asentí sin mucho más. Cerré la puerta y me dirigí al comedor. Mi familia ya estaba sentada y lista para comer. Sabía que mi expresión de disgusto se notó al ver mi plato lleno de anchoas por la risa que estaba conteniendo mi hermana.
Me senté e hice a un lado ese asqueroso plato para luego abrir la caja de pizza.
—¡Pizza de M&M'S con piña, chocolate derretido y queso!
—¡Ewww! — Todos menos Camila se pronunciaron.
~~~
Día 4
—Mamá, por favor. — Supliqué con la poca fuerza que me quedaba.
—Si estás evitando acompañar a tu padre vamos a tener serios problemas. ¿Entendido? — Asentí asustada.
Una de las cosas no divertidas que nos pasa a las mujeres es el cambio repentino en la llegada de la menstruación. Podía llevarte regularmente por tres meses pero si le daba la gana se adelantaba sin importarle dónde estuvieras o con quién.
Ayer por la noche quedamos en que acompañaría a mi padre al supermercado mientras mamá inspeccionaba una obra de construcción y Sofi se quedaba en casa de Dinah con Seth y mis centenares de primos. Lo único que cambiaba en el plan era la inesperada llegada de mi menstruación. La gran Sinuhe Cabello pensaba que estaba fingiendo pero ¿Cómo fingiría esta agonía? Tengo muchos dotes pero el de actuar no se desarrolló bien.
—Mami, en serio me duele. — Hice puchero. Mi mamá asintió y sonrió reconfortantemente y salía de la habitación dejándome confundida. Luego de unos minutos entró con unas pastillas y un vaso de agua. — Eres la mejor.
—Lo sé. — Movió su cabello de lado a lado. Ugh, arrogante. — Ya sabes la regla, con menstruación no hay salidas. No quiero que te suceda ningún accidente. — Asentí.
No supe en que momento me quedé dormida hasta que Sofía me despertó ansiosa porque Lauren estaba en la puerta. La ansiedad y curiosidad me carcomía. ¿No podía darle unos besos y ya se acababa el asunto? Mi orgullo se esfumó desde el primer día, quedaba un poco de rencor pero ese ya pasó. Quería respetar su decisión de hablar conmigo, en serio. El problema es que mis sentimientos corrían a toda prisa.
Bajé despacio las escaleras mirando a mi hermana ansiosa en el principio de estas en pasillo. Sofía adora a Lauren, toda mi familia y yo lo hacemos.
—Hola C-Camz. — Ella me sonrió tímidamente. Le devolví el gesto.
—Hola Lo. — Le respondí. Su sonrisa se hizo más grande al momento de escucharme.
—¿Qué tie-tienes? Caminas como un zombie. — Su preocupación era notable. Mi cuerpo solo reaccionaba a querer besarla y quitarle esa angustia.
—No pasa nada, es la menstruación. Ya sabes. — Susurré. Ella abrió la boca en sorpresa y entendimiento.
—Espero que esto te alegre. Tengo entradas para ver a Ed Sheeran en concierto hoy.
Oh mierda.
~~~
Lauren:
—Nada sirve mamá. — Lloré desconsoladamente.
Durante cuatro días fui a casa de Camila buscando hablar con ella. Mi madre junto a Dinah, Ally y Luna me recomendaron llevarle cosas a Camila relacionadas a las cosas importantes que yo recordara de ella sin importar que fueran detalles que pueden asustar a cualquiera pensando que soy una acosadora. Al hacer eso todas estuvimos convencidas de que Camila iría al concierto de Ed conmigo, luego la invitaría por algo de comida y ahí le confesaría mis sentimientos pero eso no pasó. Fui con la Cabello equivocada.
Sofia es una increíble compañera para salir y más en un concierto. Cantó todas las canciones, su alegría y energía fueron incomparables. El problema es que no era Camila.
—Tienes que tener paciencia, cariño. Fueron cuatro días de cortejo comparados a un año completo de Camila buscando algo más que tu amistad y sin hablar que tiene años más enamorada de ti.
—Mamá tiene razón, Lauren. Somos mujeres y nuestro orgullo es grandísimo. Deberías entenderla. — Me explicó Ally.
Estaba acostada en el mueble, mi cabeza estaba en las piernas de mi mamá. Tenía los ojos cerrados ya que las lágrimas irritaron mis ojos. Los abrí para visualizar a mi hermana.
—Ally, duele. — Susurré.
—Lo sé, pequeña pero hay que armarnos de valor ¿Si? Tienes que tener a tu chica.
—¿Por qué no intentamos con la carta? — Preguntó Luna. Fruncí el ceño.
—¿Carta? — Pregunté viendo a mi hermana, Luna y Dinah frente a mí.
—Puedes hacer una carta diciéndole todo lo que sientes desde lo de Blake, su separación, tus sentimientos y el cómo te duele que no puedas dar un paso con ella.
—¡Luna eres una genia! — Grité. Salté de las piernas de mi mamá y abracé a mi cuñada fuertemente.
—Mi mujer es lo mejor. — Escuché a Ally decir.
—Un momento. — Dejé el abrazo con Luna y miré a Dinah. — La de la idea fui yo. No es justo.
—¡Cállate Dinah!
***
Prefiero dejarlo hasta aquí porque hay muchos saltos de narración. Lo demás lo uniré con el capítulo 11.
Btw, ¡VOLVÍ!
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